¡Hola! Gracias a los que están leyendo esta historia, si tienen alguna sugerencia o comentario que darme dejen un review, ¡lo leeré y te contestare!
Aclaración: Los personajes le pertenecen a J.k. Rowling.
¿Y tu eres?
POV:GINNY
Estaba en el infierno.
Curiosamente de mi vida entera, eso era lo único que recordaba.
Luego de que por fin mis padres me anunciara que regresaríamos a casa-al parecer había estado casi una semana en el hospital-un hombre con dos niños ingresaron a la habitación. Lo primero que me llamo la atención de el hombre fueron sus ojos, dos esmeraldas relucientes que apenas me vieron se acentuaron más. El niño mayor que iba con el traía el pelo del mismo color azabache que el hombre y el bebe, pero tanto el niño como el bebe tenían los ojos cafés.
—Hola.— saludó.—Tal vez no los reconozcas… pero asumí que te apetecería verlos.— dijo.
—¡Ginny!— grito entonces el niño, corrió hasta donde estaba y se abrazó a mi, casi subiéndose en la camilla. Mire al hombre con confusión.
—Eh, perdón… pero ¿tu eres?— pregunté.
El pareció desconcertado.
—¿No te acuerdas? Nos vimos esta mañana cuando… Oh.—de pronto pareció darse cuenta de algo. Se aclaró la garganta.—Bueno soy Harry, Harry Potter.— se presento.
¿Harry? Me suena ese nombre. Un foquito se encendió en mi cerebro ¿Harry? ¿El mismo Harry de las historias que me contaba mamá de pequeña? ¿El mismo Harry del Que mi hermano Ron hablaba? ¡Caramba! Tenía enfrente a mi crush de la infancia…
¡Harry Potter esta muerto!
Sentí una punzada de dolor en la cabeza tras ese pensamiento. Un segundo después, ya no lo recordaba. Pero me dejo un mal sabor en la boca.
—Y ellos son Teddy.— señaló al chico que trataba de abrazarme, no parecían averse percatado de nada.— Y James.— dijo y el bebe que traía en brazos se echó a reír como si le hubieran contado un buen chiste.
—Ah.— dije.— ¿Y ellos son?
El pareció tensarse.
—Bueno… son…
En ese momento la puerta se abrió y un hombre con bata blanca entró.
—Ah, Ginny, veo que tienes vistas.— dijo.
Lo mire extrañada ¿acaso nos conocíamos?
—Tengo una buena y una mala noticia para ti.— dijo.— La buena es que… ¡hoy te irás a casa!— exclamó y eso si me arranco un suspiro de alivio.— Y la mala es… que ya no podrás seguir comiendo la comida de aquí, lo siento.
Lo dijo como si fuera un chiste que debía aver entendido, sin embargo lo mire con extrañeza.
—¿Que?— pregunte.
—Nada.— dijo.— El punto es que ya mismo podrás irte, te irás con Harry.
—¿Quien?— pregunté.
—Eh yo.— dijo el hombre del rincón. Di un respingo.
—Ah.— había olvidado que estaba ahí.—¿Y tu quien eres?
—Harry Potter.— dijo.
—Ese nombre me suena.— murmuré.
—¿Ah si?— dijo y pareció divertido.—Vamos Teddy, esperaremos a Ginny afuera.
—Vale.— dijo el niño.
Una vez hubieron salido y sanador me dio ropa para cambiarme, e hizo un par de hechizos de protección de vete tú a saber que. Cuando salí, una enfermera me índico que estaban en la entrada esperándome y efectivamente ahí estaban. El hombre apoyado en la puerta de un carro, mientras los niños estaban adentro, lo mire confundía.
—¿Donde están mis padres?— pregunté.
—Nos esperan en casa.— dijo. Abrió la puerta del carro y me incitó a entrar.
—Pero ¿Por que no me han venido a buscar ellos?— pregunté, mientras entraba al carro.
—Porque lo hice yo.— respondió.— Ponte el cinturón.— me índico, una vez estuvo sentado en el asunto del conductor.
—Pero…— trate de insistir pero el pequeño, que debía tener unos siete u ocho años, me interrumpió.
—Ginny, ¿vas a enseñarme a volar cuando lleguemos?— pregunto.— Victoire dijo que le prometiste enseñarle, ¿también me enseñarás a mi?
—Ehhh… yo...— mire a Harry que asintió casi imperceptiblemente.—Si, claro.— dije, aunque no tenía idea de quien era Victoire.
El niño pareció contento con mi respuesta.
El camino a casa fue relativamente corto, yo hice un montón de preguntas pero parecía que Harry se las arreglaba para desviarlas todas.
¿Por que no está aquí mi familia? Porque están en casa.
¿Por que viniste a buscarme tu? Porque puedo.
¿Desde cuando nos conocemos? Mucho tiempo.
—¿Quieres hacer el favor de responder alguna pregunta?— gruñí.
—Mira ya llegamos.— ignoro totalmente mi pregunta.
Frustrará baje del carro y entre directamente en la casa, por supuesto lo último que esperaba era ver a tantas personas recibirme con sonrisas en sus rostros, debían ser mas o menos veinte personas, incluyendo a los niños, un enorme cartel de BIENVENIDA A CASA colgaba en el techo y en cuanto abrí la puerta todos aplaudieron y comenzaron a abrazarme en fila.
Reconocí a la mayoría, mis hermanos especialmente, pero definitivamente no tengo idea de quiénes son los demás, un montón de mujeres de aspecto conocido se acercaron a saludarme y desearme que me mejorara, y hasta lo pequeños que sea amontonaron a mi alrededor diciendo que nos iríamos a volar para que me sintiera mejor. Sea lo que sea que eso signifique.
Harry miraba la escena con una sonrisita, no fue hasta que mi madre empezó a insistir en que debía comer algo que el intervino.
—Comeremos en un momento, Molly.— dijo.— Pero creo que a Ginny le gustaría instalarse primero.
Mama parecía tener ganas de insistir, pero finalmente asintió.—Vale, los esperaremos en el jardín, no tarden.
Harry dejó a James con mi hermano Ron, y me acompañó hasta la habitación. Estaba casi toda vacía, únicamente con la cama y un ropero como decoración. Que triste.
—¿Que le pasó a mi habitación?— pregunté.
—Eh… decidiste remodelarla.— dijo, mientras abría las cortinas para que entre aire.— Pero sucedió el accidente y no pudiste continuar.
—¿Entonces que va a pasar ahora?— la verdad es que esa duda me estaba consumiendo por dentro.
Avance hasta el armario y abrí la puerta, tal como pensaba un espejo estaba del otro lado. Mire mi reflejo y solté un tremendo suspiro, mi piel estaba algo pálida y tenía ojeras debajo de los ojos, mis labios estaban algo resecos, pero eso no fue lo que me llamo la atención, fue sin duda, el hecho de que una mujer me devolvía la mirada a travez del espejo. Mi cabello pelirrojo seguía brillando y estaba cortado hasta la altura de los hombros, había pecas regadas por toda mi cara y mis ojos castaños relucían de curiosidad ante la repuesta de esa pregunta.
Harry se acercó por detrás y me miro por el reflejo del espejo. Aparto un mechón del pelo y lo puso tras mi oreja, su tacto mando escalofríos a mi cuerpo, pero me esforcé por mantener la compostura.— Ahora vamos abajo con la familia para que puedan presentarse, después… ya lo resolveremos ¿si?
Asentí medio hipnotizada con su mirada esmeralda. Salió del cuarto para que yo pudiera ponerme algo más cómodo, elegí un un short y una blusa de tirantes- por que hacía un calor tremendo-una vez hube terminado me lo encontré en el pasillo esperándome. Me recorrió con la mirada en cuanto me vio. Luego sonrió.
—Bonita ropa.— dijo.
—Gracias.— no se porque, pero me encontré sonriéndole mientras me dirigía a las escaleras.
Al bajar al jardín donde los demás ya estaban esperándonos, vimos que nos habían guardado dos lugares en la mesa, uno al lado del otro.
—¡Victoire!— exclamaba una mujer muy bonita con larga melena rubia.—¡Te eh dicho que no puedes volar todavía! ¡Aún no sabes volar!
—Pero mamá…— refunfuñaba la niña.
—Es hora de comer, Vicky.— le regaño mi hermano Bill.
—Vale.— murmuro la niña, cabizbaja.
—Ginny cariño.— sonrió mi madre en cuanto me vio.—Vamos a presentarte a la familia.
Harry y yo nos sentamos en nuestros respectivos lugares, entonces todo el mundo empezó a servirse comida, las mujeres regañaban a los niños por tanto desorden y los demás simplemente las miraban divertidos.
—Bueno cariño.— mi madre me sonrió luego de servirse su plato.—¿Reconoces a alguien de aquí?
Mire a todos alrededor que me miraban con una mezcla de esperanza y preocupación, si, reconocía a algunas caras aunque estaban muy cambiadas.
—Bueno… reconozco a mis hermanos.— murmuré y cinco pelirrojos sonrieron.
—Por supuesto. Somos inolvidables.— asintió Bill, como si eso lo explicara todo. Note que mi hermano tenía unas extrañas cicatrices en la cara, pero antes de que pudiera preguntar una mujer hablo:
—¿Que hay de nosotras?— preguntó una mujer castaña con el pelo esponjado.
Mire a las mujeres en la mesa, una rubia, una morena, y dos castañas, la verdad es que no, no reconocía a ninguna. Así que negué con la cabeza.
—Está bien.— dijo la castaña y me regaló una sonrisa.— Soy Hermione Granger-Weasley, soy tu amiga y estoy casada con tu hermano, Ron.
Mis cejas se arquearon, casi tocando la raíz de mi pelo.
—¿Esposa de Ron?— pregunté.
—Si.—asintió.
—No te muestres tan sorprendida.— bromeó Ron.
— Y ella.— dijo Hermione señalando a la rubia.—Es Fleur Weasley, es la esposa de Bill.
—Anotado.— murmuré, aunque lo dudaba.
—Ella.— dijo señalando a la morena.—Es Angelina Weasley la esposa de George.
Di un respingo en mi asiento.
¡Fred! ¡Despierta!
—¿Y Fred?— pregunté. ¿George casado? ¿Y sin Fred?
El tenso silencio que siguió a mi pregunta me indicó, que sea cual sea la respuesta, no me gustaría.
—El… el…— a mama le fallo la voz y no pudo continuar.
—Está de viaje.— dijo entonces George, con la expresión ma sería que jamás le había visto.—Quería venir pero… no pudo.
Todo el mundo lo miro, me dio la impresión de que me estaba pasando algo por alto. ¿Que pasaba?
—Ah.— me limite a decir, luego indagaría más en ese tema.
—Y ell-ella…— murmuro Hermione con voz temblorosa.— Es Audrey Weasley es la esposa de Percy.
Siempre pensé que Percy terminaría casado con el ministro.
—Y por supuesto, ya conoces a Harry.— dijo señalando al hombre a mi lado.
El me dedico una sonrisa encantadora que hacía brillar las esmeraldas de sus ojos.
—Vale, creo que lo tengo.— murmuré.
—Bien.— dijo mamá.— Y después están los pequeños, eres un poco popular entre ellos ¿sabes? Quieren que les enseñes a jugar Quidditch.
—¿Yo?— me sorprendí.—¿Por que yo?
—Eres la mejor en el Quidditch.— dijo Harry.—¿Por que no abrías de ser tu?
No le respondí, siempre había amado el Quidditch, de pequeña solía escaparme a escondidas para aprender a volar cuando nadie me veía, pero ¿ser la mejor? Mis hermanos llevaban más tiempo jugando, ellos también eran muy buenos.
—La verdad es que no recuerdo la ultima vez que jugué al Quidditch.— dije.
—Entonces juguemos ahora.— sonrió Harry.
—¡Si!— exclamó la pequeña rubia.—¿Podemos jugar? Por favor, por favor, por favor…
—Victoire van a jugar los mayores y tú todavía no sabes jugar.— le dijo Fleur.— Será para la próxima.
La niña hizo un gesto de decepción.
—Si van a jugar, primero terminen de comer.— dijo mamá en tono severo.—Y tengan cuidado, Ginny necesita descansar.
Ay no, ahora van a tratarme como muñeca de porcelana.
—Estoy bien.— aclare.
—Lo sabemos.— me apaciguó Harry, el tono que uso me indicó que de alguna manera sabia lo que pensaba.—Pero pásate varios días en San mungo, necesitas descansar.
—¿Que hay del juego?— insistí.
—Jugaremos.— me tranquilizó Ron.—Pero no te sorprendas si no dura mucho, tenemos buenos jugadores.
—¿Recuerdas los nombres de los jugadores, Ginny?— preguntó Harry.
—Están los cazadores, buscadores, golpeadores… y…— me trabé.
—Guardianes.— dijo Ron.
—Claro.
—Bueno.— dijo la mujer morena, levantándose del asiento.— Vamos a jugar.
*
Una vez terminamos de comer, guardamos la mesa del jardín e invocamos asientos para los espectadores-lease niños-que se sentaron alrededor del que bautizamos "campo de juego" todos tomaron sus escobas y Harry me pasó una a mi. Una saeta de fuego, había dicho el, una escoba de campeonato. Silbe, esto debía costar una fortuna ¿cómo diablos la había pagado?
Ese pensamiento me llevo a otros igual de importantes ¿en que trabajaba? Al parecer tenía veinticinco años, ya había acabado Hogwarts, se suponía que debía tener algún trabajo ¿no? Debía preguntárselo a alguien… la cantidad de días que eh faltado… El sonido del silbato soplado por Percy me saco de mis pensamiento.
—Yo seré el árbitro.— anunció.— Los capitanes serán Harry y Charlie ¿quien escoge primero?
—Yo.— dijo Charlie.— Quiero Bill, como guardia.
Mis hermanos chocaron los cinco.
—Quiero a Ron como guardián.— dijo Harry
Ron avanzó hasta el lado de Harry y le dio unas palma ditas en los hombros.
—Quiero a Angelina como cazadora.— dijo Charlie.
La mujer morena se aproximó y se situó a su lado.
—Quiero a Audrey como cazadora.— dijo Harry.
Solo quedábamos George y yo. George que sonreía picarón, y yo que no paraba de bufar y fulminar con la mirada a Harry cada vez que me mandaba sonrisas burlonas, ¿para que me animaba con que era buena en el Quidditch pero me dejaba a mi suerte? Da igual, jugare con mi hermano y le patearemos el trasero.
A menos que halla olvidado como subirme en la escoba, eso sería trágico.
—Bien.— sonrió Charlie.— Ven aquí George.
George, Bill, Charlie y la mujer morena formaron un abrazo grupal. Los mire perpleja ¡me habían abandonado! ¡Y se hacían llamar mi familia! Bufé, panda de traidores.
—Bueno, ya que.— suspiró Harry.—Ven Ginny, jugaras como cazadora.— y se encogió de hombros.
Lo mire ofendida ¿estaba insinuando que era la última opción? No, no lo insinuaba ¡el muy idiota lo estaba afirmando! Lo fulmine con la mirada, íbamos a ganar, pero me encargaría de dejarlos en el polvo. Eso como que me llamo Ginny Weasley.
—Muy bien.— Percy hizo sonar el silbato.— Jugaremos sin golpeadores, ósea sin Bludgers, ¡todos a sus puestos!
De un tirón todos subieron a sus escobas, yo me quedé atrás observando como lo hacían, dude un minuto, patea, impúlsate, y dirige, listo. Ojalá fuera tan fácil, suspire, di una patada en el suele y me impulse hacia arriba. De inmediato la escoba se elevó en el cielo a toda velocidad y quede suspendida junto a los demás. Era increíble, sentir el viento en mi pelo y la sensación de libertad por todo mi cuerpo, no tenía miedo de caerme, estaba segura, lo sabía, no sabía cómo pero lo sabía.
—Me encanta.— murmuré con una sonrisa.
—Entonces usa ese sentimiento y juega lo mejor que puedas.— me dijo Harry desde su escoba a mi lado.
Recordé que me había dejado como última opción y lo fulminé con la mirada.—Creme ganaremos, te lo aseguro.— me puse en posición y el en la suya.
—¡Que comience el juego!— grito Percy.
Lanzó la Quaffle al aire, siendo atrapada por la morena que se dirigió a dos arboles cruzados donde Ron hacía de guardián, pero fue interceptada por la castaña que se la quitó de un tirón y se dirigió al otro lado donde Bill hacía de portero, George salió de la nada embistiéndola de la escoba a quitándole la Quaffle, no lo permití, arremetí contra el dando una vuelta en aire y quitándole la pelota desde arriba, avance a toda velocidad hasta la portería de Bill, pero la morena del otro equipo se interpuso en mi camino.
—¡Aya va!— grité lanzándole la pelota a la castaña. Ella la atrapó en el aire pero fue bloqueada por George, esquive a la morena y me preparé para recibir la pelota devuelta, una vez la agarre, apunte, tenía que ser rápida, apunte e hice ademán de lanzar, funcionó, Bill se lanzó en sus escoba a toda velocidad hacia ese lado y aproveché el segundo para lanzar la Quaffle a travez de los árboles.
—¡No puedo creer que hallas caído en ese truco, Bill!— grito Charlie desde el aire.
—¡Hace mucho tiempo que no juego!— se excuso Bill.
Seguimos jugando, mientras Harry y Charlie seguían dando vueltas por el aire en busca de la Snitch, nosotros seguíamos anotando tantos, íbamos 80 a 50 a favor de Charlie. La morena-¿Angelina?-y George jugaban muy bien juntos, la castaña y yo no teníamos ese tipo de coordinación, aunque notaba que la chica estaba danto todo de sí. Yo por mi parte me había dejado llevar por el juego, quería ganar, por supuesto, pero mientras más jugaba más me daba cuenta de que estar en la escoba me hacía sentir libre, feliz, tranquila, como si volar fuera el propósito de mi vida, respiraba hondo y sentía mis pulmones llenarse de aire fresco. Mientras estaba en el aire olvidé mis preocupaciones, tal vez aproposito, o tal vez enserio las olvide, y solo me deje llevar. Eso hasta que los gritos del jugo me devolvieron a la realidad ¡Seguíamos jugando!
Entonces los vi, Charlie y Harry se dirigían a toda velocidad al mismo punto del jardín, debieron a ver visto la Snitch, de manera simultánea todos los jugadores nos quedábamos momentáneamente parados viendo la carrera que llevaban esos dos. Entonces…la escoba de Harry aceleró el doble y agarró la Snitch.
—¡Siiiii!— grito a todo pulmón. Volé hasta estar a su lado.
—¡Te dije que ganaríamos!— exclame.
—¡Y yo te dije que eras la mejor!— sonrió y me giño un ojo, por un momento no entendí de lo que hablaba, así que lo mire extrañada.
Pero de todos modos nos reunimos a su alrededor y celebramos el triunfo. El otro equipo nos felicitó por ganar y los espectadores aullaron en aplausos, sobretodo la pequeña rubia, era evidente que esa pequeña era una fan número uno del Quidditch.
*
Luego de que guardáramos todas las pelotas y escobas mamá nos convenció de quedarnos en la sala, con los niños revoloteando por ahí y todo el mundo enfrascado en sus conversaciones, Harry y Ron se enfrascaron en una conversación sobre su trabajo, Charlie, Bill y George hablaban del partido y las chicas estaban reunidas en un sofá hablando. No sabía ni dónde meterme, estaba empezando a considerar irme a dormir cuando una de las castañas se acercó a mi, ¿era Audrey? ¿O era Hermione? Me daba la impresión de que mientras más tiempo pasaba más mi memoria fallaba.
—¡Ginny! ven vamos, tenemos que hablar sobre mi cumpleaños.— dijo.
—¿Tu cumpleaños?— pregunté.
—Si, es dentro de unas semanas, pero yo me la paso muy ocupada, así que estamos hablando de cómo celebrarlo.— aclaró.
—¿Que tienes pensado?— pregunté sentándome a su lado.
—Había pensado una pequeña reunión en familia…— dijo.
—Lo cual es muy aburrido.— dijo la morena ¿Angelina?
—…pero también eh pensado en ir a un antro muggle.— concluyó.
—¿Un que?— esa era la palabra más rara que había oído hasta ahora.
—Un antro.— explicó.—Es donde los muggles celebran sus fiestas, como un bar o una discoteca.
—¿Y que se hace ahí?
—Bailas, bebés, te diviertes, en algunos cantas.— dijo la otra castaña ¿sería Hermione? ¿O sería Audrey?
—Está bien… eh…— me voltee hacia ella, presa del pánico.
—Hermione.— aclaró.
—Claro.— murmuré avergonzada.
—Hermione debemos irnos.— Ron se avía acercado a nosotras, se arrodillo a mi lado y me sonrió— Vendremos a visitarte seguido, enana, no tendrás que extrañarnos.
—¡No soy enana!— bufé.
—¡Por Merlin! Que tarde se a hecho.— Hermione me dio un abrazo y se acercó a Ron.—Nos veremos pronto, te lo prometo. Y escucha… si alguna vez necesitas hablar de algo… te escucho.— me sonrió y vi la honestidad de sus palabras en sus ojos, Hermione me parecía una persona muy sabia y que sabía escuchar, tenía la impresión de que seríamos buenas amigas. Ron y Hermione se despidieron de todos y así como lo hicieron ellos, poco a poco se fueron todos, a Teddy una mujer mayor lo recogió y se lo llevó tras despedirse de Harry. Me hizo preguntarme que relación tendrían esos dos.
—Vamos te acompaño arriba.— dijo Harry, subiendo las escaleras detrás mío.
—No necesito un guardián.— bufé.
—Lo se, pero como voy al mismo lugar aprovecho y te acompaño.
—¿Espera al mismo lugar?— me sorprendí.
Harry sonrió.—Si necesitas algo solo toca la puerta.— toco suave mente la puerta de la habitación de Ron, o la que supongo era la habitación de Ron.— Aunque no muy fuerte, James tiene el sueño ligero.
—¿Vives aquí?— pregunté.
—Digamos que lo haré por un tiempo.— respondió. Me miro, abrió la boca para decir algo pero la volvió a cerrar, suspiro y volvió a abrir la boca pero de nuevo pareció no encontrar que decir, finalmente suspiró.—Buenas noches, Ginny.
—Buenas noches, Harry.— susurre, por un momento sentí la necesidad de decirle algo más… pero las palabras simplemente no salieron de mi boca. Así que me limite a despedirme. El pareció algo decepcionado.
Entre en el cuarto, me puse la pijama y me tumbe en la cama. No fue hasta que mi cabeza dio con la almohada que me di cuenta de lo agotada que estaba, Y aún así no lograba encontrar una posición cómoda. Aplaste la almohada, la doble y hasta trate sin ella, nada. Finalmente la abrace contra mi pecho acurrucando mi cabeza en el duro colchón, seguía sintiéndome algo incomoda pero era lo que había. No se en que momento de la noche paso pero caía profundamente en los brazos de Morfeo.
Aclaración: La del cumpleaños es Hermione y la que le explico a Ginny sobre la discoteca es Audrey. No se sabe si Audrey era una muggles o una bruja, pero yo aquí la puse como bruja.
Se que los capítulos que Ginny narre serán un poco confusos por su pérdida de memoria pero se entenderá más la historia desde las perspectivas de Harry, dado que habrá momentos en el que Ginny se olvidará hasta de lo que está haciendo y son cosas que se pueden apreciar más desde la perspectiva de otros que de ella misma.
Se que la parte del partido de Quidditch fue pésima pero bueno, es lo qué hay. Y quería introducir esta parte desde el principio por que va a ser fundamental en el proceso de curación.
El tema de Fred… bueno, simplemente no quería añadirlo en este capítulo por que se iba sentir muy forzado, y quiero que cuando Ginny se entere tenga una reacción propiamente dicha de alguien que pierde un ser querido.
Eso es todo, Gracias por leer.
