¡HOLA OTRA VEZ! Gracias por leerme, y si tiene alguna pregunta o duda pueden dejarme un review ¡lo leeré y te contestaré!

Aclaración: Los personajes le pertenecen a JK.Rowling.


I want live my life.

POV:GINNY

Confusión.

Así se podía resumir a mi cabeza.

Ya me costaba mucho dormir, por que mi mente era un torbellino de recuerdos invisibles que iban de aquí para allá, pero debo admitir que era más fácil cuando al segundo siguiente desaparecían. Desde que el doctor Morris se había metido a mi cabeza, las imágenes volaban de aquí para allá en mis sueños, pero yo no lograba encontrarles ningún sentido.

Fred y George me enviarían un inodoro.

La imagen cambiaba.

Me perseguían personas con máscaras.

La imagen cambiaba.

Volaba sobre mi escoba en el campo de Quidditch.

La imagen volvía a cambiar.

Despertaba en un lugar oscuro ¿como había llegado ahí?

Neblina. Oscuridad. Confusión. No entendía nada. ¿Que significaba todo? Un montón de imágenes más pasaron por mi cabeza. Todas borrosas y yo era incapaz de verlas bien, mucho menos entenderlas. Cuando por fin abrí los ojos, ya era de día.

Estaba acostada sola en mi cama, aunque no recordaba exactamente como había llegado ahí. Luego, los recuerdos de la noche anterior florecieron lentamente en mi mente. No recordaba gran parte de la conversación en la cena, tal vez por que no me importaba mucho en realidad, pero recordaba la noticia, esa que hizo que mi corazón se estrujara e inevitablemente acabe soltando otra lágrima.

No me gustaba, es más, odiaba llorar. No por que lo considerará una debilidad, si no, por que con el paso del tiempo había aprendido que no se resolvía nada con el llanto y las lágrimas, uno no resolvía su problemas llorando, y yo era de las que prefería enfrentarlo que escapar. Pero en esta situación donde sabía que sin importar que, no habría manera de resolverlo, que no habría manera de traerlo devuelta, no pude evitar que las lágrimas brotaran.

Fue una horrible manera de despertar sin duda.

Un rato después cuando baje a desayunar me encontré a mamá en la cocina alimentando al pequeño James. Ella ya parecía recuperada luego de la conversación de anoche, y cuando me vio una pequeña sonrisa se formó en su labios.

—Buenos días, querida. El desayuno está servido pero solo somos nosotros por que Harry y Arthur ya se fueron a trabajar.— dijo ella, mientras le daba una cucharada del pequeño plato a James.

La mención de su nombre me hizo suspirar internamente. Mi mente viajó a la noche anterior, cuando me abrazaba y susurraba palabras en mi oído para tranquilizarme. Recordar sus dedos acariciando mi espalda me provocaba cosquillas. Pero esos recuerdos trajeron más dudas a mi cerebro.

—¿Mama?— dije, mientras me sentaba y agarraba unas tostadas de la mesa. Mi mente viajó hacia atrás un segundo.

Una mesa llena de personas en el cuartel.

Fruncí el entrecejo ¿cuartel?

—¿Si?— me miro con curiosidad, devolviéndome a la realidad.

—¿Por que Harry vive aquí?— pregunté.—¿Por que no vive en su propia casa?

Ella dejó de alimentar a James unos segundos para centrarse en mi, parecía estar buscando una respuesta a mi pregunta. Finalmente suspiro.

—El tiene su casa, pero es demasiado terco como para irse de aquí.— contestó al fin con una pequeña sonrisa bailando en su labios.

—¿Por que?— pregunté.

—El no podría vivir en un lugar en el que tú no estés.

Sentí mi cara arder y presté total atención a mis tostadas para que mamá no se diera cuenta de la pequeña sonrisa que inevitablemente se había formado en mis labios.

James había empezado a protestar cada vez que le daba una cucharada, supongo que indicaba que no quería más, el niño empezó a balbucear y a meterse el babero en la boca, moviendo los brazos y los pies a todas partes.

—¡James!— exclamó mamá.— Ay, este niño. ¿Me lo vigilas un momento? Vuelvo en seguida.

Y sin esperar que responda salió dejándome con el bebé-huracán. Me quede mirando medio incomoda como el niño seguía pataleando y empezaba a hacer ruiditos llorosos. Quise tranquilizarlo pero no sabía por que me resultaba algo inquietante, era una sensación extraña que me abordaba cada vez que estaba cerca del niño. Pero era hijo de Harry y el había estado apoyándome mucho en este asunto de la memoria. Supuse que le debía un favor. Aunque eso me trajo más dudas acerca de Harry.

—¡Ey!— exclamé cuando empezó a patalear para salirse de la sillita de comida.—¡No hagas eso! ¡Te caerás!

Y sorprendentemente me hizo caso y se detuvo. El niño me miro fijamente con esos grandes ojos color chocolate, no pude apartar la mirada, y durante unos segundo pareció como si solo fuéramos el y yo, como si no hubiera nada ni nadie alrededor. Estábamos conectados, era como… no tuve tiempo de averiguarlo porque en ese momento mamá volvió a entrar cargando un pequeño juguete en las manos.

—¡Oh! Lograste tranquilizarlo.— me miro con una sonrisa cómplice antes de entregarle el juguete a James.—Ten para que te tranquilices.

Era un pequeño ciervo con la cabeza levantada alzando la cornamenta. El niño lo agarró de inmediato echándose a reír con júbilo, algo me decía que era su juguete favorito.

—Por cierto— añadió mamá unos momentos después, cuando ya había terminado de desayunar.—Hay una carta para ti en la ventana, creo que es de Hermione.

Trate de hacer memoria hasta que me di cuenta que Hermione debía ser la castaña de anoche. Me levante y me dirigí hacia la ventana para agarrar la carta, una lechuza de color chocolate estaba descansando al borde de la ventana, agarre la carta que tenia entre las patas, era la única que había y estaba firmada por una letra delicada y fina.

Querida Ginny.

Lamento mucho lo de anoche, sin duda esa no era la manera en la que debías enterarte. Pero si aún lo deseas, te ofrezco distraerte un rato, podríamos ir al callejón Diagon y pasar a visitar a George, tal vez hablar con el te anime un poco, si aceptas te veré en la madriguera a las dos. De todos modos, entenderé si no quieres. Por favor, envíame la respuesta con esta misma lechuza.

Con cariño, Hermione.

Suspire, mi mente estaba tan revuelta que de solo pensar que hacer hacían que me entraran dolores de cabeza, pero no podía quedarme aquí encerrada por siempre. Necesitaba saber cosas y empezar a armar mi propia vida desde cero porque es decir ¿que hacía con veintitantos años aún viviendo en la casa de mis padres? ¿Que hay de mis amigos? ¿Acaso no tenía? ¿Y el trabajo? Ni loca seria una mantenida, no, ni hablar. Le pedí a mamá un pedazo de pergamino y le escribí a Hermione confirmando la reunión.

Aún estaba a tiempo de empezar de cero.

Ya era momento de rehacer mi vida.

*

Cuando Hermione dijo que quería comprarse su propio regalo-un montón de vestidos sexys-para su cumpleaños, no pensé que hablara tan… literal.

Estábamos en una tienda muggle de la ciudad, ella había agarrado al menos veinte vestidos diferentes y se los probaba uno por uno mientras me hacía darle mi opinión.

Algunas eran francamente horribles y no le pegaban en nada con su tono de piel y su cabello enmarañado, pero había otros que se ajustaban perfectamente en ella y se perdían en su piel. En total llevábamos ocho de veinte.

—¿Que tal este?— preguntó ella, levantando un vestido rojo intenso de encaje con tiros que se ajustaba a las caderas.

—Es precioso.— dije sinceramente y es que era un vestido realmente hermoso.—Pero deberías probártelo, por si acaso.

Ella sonrió y se dio la vuelta para entrar al vestidor pero se detuvo en la puerta.—¿Que hay de ti? ¡No te has probado ni un solo vestido!

—¿Yo?— medio reí.—¿Y como se supone que pagaré si quiero uno?

No era por sonar muy pobre, pero yo no tenía dinero, y los vestidos eran ciertamente muy caros, el que Hermione tenía en la mano costaba casi cincuenta libras y eso que no había visto el precio de los otros ocho vestido. Sabia que el dinero mágico valía más que la moneda muggle pero aún así…

—Pues…— Hermione pareció repentinamente nerviosa.—Yo lo pagare.

—¿Que? Ni hablar.— negué con la cabeza.—No seré una incapacitada y menos una mantenida, Hermione.

—¡No estás incapacitada!— exclamó.—Y no eres mantenida, Ginny.

—Da igual, no dejare que me compres un vestido tan caro.

Hermione frunció el ceño y yo casi pude ver los engranajes de su cabeza moviéndose a todo velocidad.

—Vale.— se encogió de hombros y entró al probador. La verdad es que me sorprendió un poco que no insistiera, pero me entretuve viendo vestidos mientras la esperaba. Observe un montón se vestidos diferentes, algunos de gala muy elegantes con corsé, otros más de pasar el rato de estampado de flores, eran ciertamente preciosos. Había uno que desde hace rato me había llamado la atención pero no había venido a comprar nada, sólo a acompañar a Hermione así que de todos modos no me había acercado a mirarlo bien, pero…una miradita no le hace daño a nadie, ¿verdad?

El vestido estaba en una vitrina, señal de que claramente era carísimo, era de poliéster de un tono blanco perla que se ajustaba a la cintura, en los lados inferiores del vestido tenía unos pequeños hilos para ajustar el largo del vestido y la parte trasera estaba descubierta dejando ver la espalda del maniquí, solo cubierta por los pequeños tiros entrelazados. Era hermoso. Mientras lo contemplaba escuche como Hermione le pedía ayuda a una trabajadora para ajustarse el vestido, quise ir a ayudarla, pero al ver como la trabajadora entraba me quede contemplando los diferentes tipos de vestidos. Había algunos muy elegantes, otros más casuales pero todos igual de caros. Merlin ¿a que tienda fuimos a parar?

—Muy bien, ya estoy.— dijo Hermione saliendo del vestidor con una sonrisa, ya traía puesta su ropa normal.—Sólo toca pagar los vestidos, la tienda nos los enviará directo a casa.

—Hermione ¿no crees que esta tienda es algo cara? Además ¿para que quieres tantos vestidos de un tirón? Puedes ir comprándolos uno por unos

Hermione hizo un mohín.—Ya lo se. Pero eh estado ahorrando para venir aquí durante casi un año y bueno…me pagan bien ¿sabes?— dijo, cuando íbamos saliendo de la tienda luego de pagar los vestidos, no quise ni ver el precio, seguro que me desmayaba.

—¿Por que aquí?— pregunté con curiosidad.

—Bueno… hace un año en la fiesta del ministerio…

—¿En la que?— pregunté.

—La fiesta del ministerio. Una fiesta que hace el ministerio cada tres de mayo en honor al final de la guerra mágica… bueno, ya sabes.

Asentí, no me apetecía hablar de él ahora. Prefería conversarlo con George primero.

—En fin, el año pasado tu y yo compramos unos vestidos apropiados para la ocasión pero cuando ya nos íbamos pasamos junto a esa tienda y sin duda fue amor a primera vista… nosotras…

Pero yo había dejado de escucharla. De repente me había quedado estática con un montón de imágenes pasando por mi mente.

—¿Crees que este combine con el traje de Ron?— preguntaba Hermione.—Tal vez sea un tono diferente de azul…

La Ginny del recuerdo abrió la boca para contestar pero…

—¡Mira!— exclamaba una Ginny un año más joven, traía una bolsa en la mano y estaba viendo los vestidos al pasar por delante de la tienda.

—¡No lo puedo creer!— decía una Hermione también un año más joven y con una bolsa de la misma tienda en la mano, tenia la boca abierta.—¡Ahora que ya gastamos el dinero!

—¡De eso nada! ¡Yo de aquí no me voy sin uno de esos vestidos!— pero en cuanto Ginny vio el precio de un lindo vestido colocado en la entrada de la tienda su cara se desencajó.

—Mejor vámonos Ginny.— decía Hermione.—Volveremos después.

Ambas habían prometido volver un día y comprar todos los que vestidos que quisieran, habían puesto una fecha límite de un año para ahorrar.

—No creo que a Ron y Harry les haga mucha gracias si se enteran del precio.— comentó Hermione, despreocupadamente.

La Ginny del recuerdo sonreía burlona.—Pero ese es el punto ¿no? Volverlos locos.

Hermione sonreía.—Si, pero no matarlos de un infarto.

Un poco más animadas, las chicas se fueron.

—¿Ginny? ¡Ginny!

Volví a la realidad donde una Hermione me zarandeaba por los hombros con cara de preocupación.

—¿Que…?— murmuré medio confundía.

—¡Ginny! ¡Por Merlin! No me asustes así.— Hermione suspiro y quito sus brazos de mis hombros.—Te has quedado como estática y con la mirada perdida. ¡Eh estado apuntó de pedir ayuda!

—Lo siento.— dije aún repasando las imágenes de mi cabeza.—Eh tendió una especie de… visión.

—¿Sobre que?— preguntó Hermione.

—Sobre tu y yo, en la tienda. Queríamos unos vestidos pero eran demasiado caros y ya habíamos comprado en otra tienda, así que prometimos volver después. Tu mencionaste que a Harry y Ron no les gustaría nada ver el precio.

—¡Ginny! ¡Eso es genial!— Hermione se abalanzó sobre mi envolviéndome en un abrazo, sonriendo ligeramente se lo devolví.—¡Eso debe significar que la terapia funciona! ¡Deja que le cuente a Harry! ¡Estará loco de la emoción!

—¿Por que a Harry? ¿No es mejor comentarle a mis padres?— mi sonrisa había cambiando por un ceño fruncido.

—¿Eh? Ah si… a todos.— se excusó.—Pero será mejor que nos vallamos, George debe estar esperándonos.—su cambio de tema no me pasó desapercibido.

—¿Hermione?— pregunté cuando no dirigimos a un callejón oscuro para desaparecer.

—¿Si?— dijo mientras me agarraba el brazo.

—Dijiste que estuvimos ahorrando para esto un año ¿en que trabajaba yo? Digo de alguna parte debía de sacar dinero ¿no?

Ella me miro en pánico unos segundo, luego sentí un tirón en mi estómago y lo siguiente que supe era que estábamos en el caldero chorreante. No me esperaba lo que pasó después.

Apenas nos vieron un montón de personas-magos, supuse-se levantaron y empezaron a estrecharnos las manos presentándose como si fuéramos celebridades.

—¡No lo puedo creer!— decía un hombre con túnica morada, estrechándome la mano.—¡Es un gusto conocerla señorita Weasley!

—¡Es ella! ¡Es ella!— exclamaba un joven mago.—¡Es Hermione Granger! ¡Es aún mas bonita que en su cromo!

—¿Nos firman un autógrafo?— exclamó una niña que se acercaba junto a su grupo de amigos.—¡Por favor! ¡Por favor!

Mire a Hermione con total perplejidad, no era tanto por la reacción de las personas al vernos, si no, más bien el hecho de que me parecía muy común.

—¡Denles espacio, por amor a Merlin!— exclamaba un hombre acercándose a nosotros, tratando de evitar que la multitud de gente se nos echara encima.

—Gracias, Neville.— le dijo Hermione por encima del griterío de gente.

Solo entonces lo reconocí. Las imágenes de mi cerebro lo relacionaron con el tímido chico de mis años escolares, aunque de chico ya no tenía nada. Neville estaba más alto y musculoso, su cabello rubio parecía encajar a la perfección con su ya no tan cara redonda, traía puesto una túnica de viaje formal. De todos los cambios que había hecho las personas de mi alrededor, el de Neville sin duda fue que que más me sorprendió.

—Hola Ginny, Hermione.— nos saludó con una sonrisa cuando llegó junto a nosotras.

—Neville.— Hermione pareció aliviada de verlo.— tenemos algo de prisa, voy a llevar a Ginny a Sortilegios Weasley, lamento que no podamos quedarnos.

—No te preocupes, yo igual voy de salida. Tengo asuntos que resolver en Hogwarts.— sonrió.— Pero me alegra verlas. ¿Cómo estás Ginny?

—Ah… bien, Neville. Wow luces… genial.— le sonreí.

—Tu también te ves bien, es bueno saber que lo llevas con calma.— respondió.— Vamos, las acompaño a la entrada antes de que decidan seguirlas.

Neville nos guió hasta la entrada al callejón apartando amablemente a las personas que insistían en que firmáramos autógrafos.

—¿Trabajas aquí?— pregunté, tras ver cómo a nuestro club de fans no le quedó otra que observarnos marchar.

—No exactamente. Mi esposa es dueña del lugar.— explicó.— Yo trabajó en Hogwarts, pero estoy aquí cuando no hay clases.

—¿Trabas en Hogwarts? Genial.— le sonreí.

—Gracias. Ahora señoritas, aquí me despido.— toco con su barita un ladrillo de la pared y está se abrió hasta mostrarnos el callejón.—Que tengan lindo día.

Sonrió tras desaparecer de nuevo hacia el caldero chorreante.

—Vamos Ginny.— Hermione hizo un movimiento con la varita y dos capuchas nos cubrieron.—Esto nos ayudará a llegar sin más interrupciones. Vamos.

—¿Hermione que fue eso?— pregunté una vez emprendimos camino a la tienda.—¿Por que nos trataban como si fuéramos celebridades? Creí que el famoso de la familia era Harry.

—Ah… es algo complicado.— murmuro.—Para poder derrotar a Voldemort había que hacer… ciertas cosas, te lo diría pero sería una conversación demasiado larga. En fin, Ron, Harry y yo lo hicimos y desde entonces la gente reacciona así al vernos. Puede parecer alargador, pero hay personas que no respetan para nada el espacio personal y llega a ser muy incómodo.

—¿Pero y yo? ¿Por que me pedían autógrafos a mi?

—Eh…— Hermione parecía no saber cómo contestar.—Por que eres una estrella de Quidditch súper famosa, Ginny ¿Por que más va a ser?

¿Estaba siendo sarcástica?

Antes de que pudiera siquiera preguntar, reconocí a Sortilegios Weasley sin siquiera acordarme de la tienda ¿como no hacerlo? Gritaba WEASLEY por todas partes. Vi niños saliendo y entrando de un edificio de dos pisos gritando a sus padres suplicando que les compraran algo. En el techo explotaban fuegos artificiales a cada tanto y la imagen de los gemelos estaba esculpida encima de la entrada junto con un cartel que rezaba:

EN HONOR A FRED WEASLEY, CAÍDO EN GUERRA, ALEGRÁNDONOS LA VIDA DESDE TIEMPOS INMEMORABLES.

—Wow…— fue lo único que me salió.

—Vamos.— entre a la tienda seguida de Hermione, mientras yo contemplaba a las personas ir de acá para allá y admiraba el interior de la tienda, Hermione me guió a la parte trasera y entró por una puerta que decía (no pasar) a ella le valió tres cuartos y pasó.

Por dentro era una pequeña pero cómoda oficina, con cajas amontonadas por los rincones, un sofá pegado a la pared y un escritorio con mi hermano George detrás, apenas nos vio sonrió.

—¡Ginny, Hermanita! Que bueno verte.— saludo con una sonrisa.

Yo no pude devolvérsela, por que solo mirarlo era un recordatorio doloroso, así que solo lo abracé, hundiendo mi cara en su pecho, un segundo después sentí como el me devolvía el abrazo. No se cuanto tiempo nos quedamos así, ni siquiera me di cuenta cuando Hermione salió de la habitación, solo se que un rato después ambos estábamos sentados en el sofá aún abrazados.

—Puedo saber…— me detuve porqué no quería causarle más dolor del que ya debía tener. Pero mi necesidad de información no paraba, sin embargo, el pareció entender.

—Fue durante la batalla de Hogwarts… no se exactamente cómo, pero se que murió riendo y que así es como debemos recordarlo.

Aunque la cara de George se mantuvo impasible había emoción en su voz, una mezcla de tristeza, enojo y decisión.

—Está tienda ¿la fundaron juntos? ¿Verdad?

Asintió con la cabeza.— Al principio fue un éxito total, pero luego de su muerte… fue un fracaso, no importaba cuanto lo intentaba simplemente no lograba poner un pie aquí adentro, así que la cerré por un año al menos.

—¿Y luego?— pregunté.

Se encogió de hombros.—Ustedes me ayudaron a entender que este es el legado de Fred y que el querría que la tienda siguiera adelante. Así que continúe, fue agotador al principio pero siempre me brindaron su apoyo y ahora, aquí estamos.

—Fred estaría orgulloso de ti George, has sabido seguir con tu vida y continuar con su legado.

Sonreí con los labios cerrados y lo abracé más fuerte. Nos quedamos así un rato hasta que Hermione toco suavemente la puerta y me aviso que ya debíamos irnos, al parecer nos esperaban en casa. No quise volver a enfrentarme al mar de gente en en el caldero chorreante, así que le propuse a Hermione que nos desapareciéramos directamente en la tienda, George dijo que podíamos desaparecernos desde el almacén y Hermione acepto.

Que día tan agotador.

*

Cuando llegamos a la Madriguera nos encontramos con que Harry y Ron ya habían llegado del cuartel, lucían algo cansados y preocupados, pero aún así estaban sentados en la mesa conversando con mis padres. James estaba sentado en el regazo de su padre, tratando de quitarle las gafas, cada vez que lo intentaba, Harry se apartaba y le hacía una mueca graciosa pretendiendo enojo, el niño se echaba a reír y lo intentaba de nuevo. La imagen me dio ternura y no pude evitar que una pequeña sonrisa escapara de mis labios.

Eso antes de que Harry levantara la cabeza a la puerta y nos viera. Sonrió de oreja a oreja y acto seguido James lo imitó, ambos tenían la misma sonrisa brillante que te hacía sonreír junto a ellos, era una sonrisa bonita, pensé.

—¿Como les fue?— preguntó Ron, abrazando a su esposa una vez que nos sentamos en la mesa. Yo me sente junto a Harry y Hermione junto a Ron, James seguía en el regazo de Harry y mis padres estaban sentados en la cabecera de la mesa.

—Bien.— respondió Hermione.—Visitamos Sortilegios Weasley y compre vestidos para una buena temporada, pero Ginny no quiso comprar ninguno.

Bufé cuando todo el mundo me volteó a ver.

—Esos vestidos eran carísimos y yo no tengo dinero.

—Pero…— Harry volteo a ver a Hermione confundido, ella asintió con la cabeza y el pareció satisfecho. ¿Que había sido ese intercambio de palabras mentales?

—¿Pero que?— lo invite a continuar.

—Nada. ¿Como se a portado James?— le preguntó a mi madre cambiando de tema. Fruncí el ceño, desconfiada.

—¡Oh! Tan revoltoso como siempre, ah salido a su padre.— respondió mi madre sonriendo.

Cuando Ron se echó a reír y Harry sonrió supuse que era un cumplido.

Seguimos comiendo, sacando uno que otro tema de conversación, hasta que Ron y Hermione anunciaron que debían irse y mamá y papá empezaron a recoger la mesa.

—Ey ¿estas bien? Pareces algo tenso.— le pregunté a Harry, cuando íbamos subiendo las escaleras cada uno en dirección hacia su habitación. James se habían quedado dormido después de un rato e iba apoyando la cabeza en el hombro de Harry ¿quien diría que ese pequeño terremoto podía ser tan lindo dormido?

—¿Que? Oh, si.— respondió saliendo de sus pensamientos.—Son solo… cosas de trabajo.

—¿En que trabajas?— pregunté interesada.

—Oh… Bueno, soy Auror, creí que lo sabias.

A decir verdad no me sorprendía, Harry tenía toda la pinta de calculador e investigador aunque también me parecía alguien dispuesto ayudar a quien sea.

—La verdad si tienes la pinta de Auror.— murmuré.

—Gracias.— sonrió.

—¿Harry?— dije cuando ya habíamos llegado al rellano de arriba y estaba apunto de entrar en mi habitación.

—¿Si?

—¿En que trabajó? O trabajaba, antes del accidente.— pregunté y noté como su rostro se llenaba de sorpresa.—Se lo eh preguntado a Hermione pero no me ah respondido.

—¿Que? digo ¿por que quieres saber?— preguntó.

—Bueno de algo se supone que debo ganarme la vida.— explique, moviendo los brazos para darme a entender.—Mi meta en la vida no es ser una mantenida.

—¿No? ¿Y cuál es?— preguntó burlón.

—Habló enserio, Potter.

—Ginny aún si te lo digiera, no puedes trabajar sin recordar como hacerlo.

—Aprenderé.— me enfurruñe.—Por favor, necesito rehacer mi vida desde cero, Harry, pero ¿como voy a hacerlo si vivo en casa de mis padres y solo salgo cuando alguno de ustedes quiera llevarme a pasear?

—No te llevamos a pasear, Gin, pero tú no recuerdas el mundo, ni siquiera recuerdas la mayoría de tu estadía en Hogwarts ¿como piensas trabajar en el mundo mágico si no recuerdas como hacer magia?

Su respuesta me enfureció, apreté los labios mientras analizaba mis opciones.

—¿Que se supone que debo hacer entonces? ¿Esperar a que mi memoria decida volver encerrada aquí? ¿Jugar a pasármelo bien con todos ustedes mientras me pagan todo? Aver dime ¿quien está pagando la terapia? ¿Mis padres?

El hecho de que no respondiera me dio la respuesta. Abrí los ojos como platos.

—¡Lo estas asiendo tu!— exclamé alarmada.—¿Por que? ¿Quien te crees que eres que debes hacerte cargo de mi?

—¡Yo solo…!— Harry se interrumpió a sí mismo cuando James se removió en sus brazos, entonces me di cuenta que habíamos estado levantando la voz poco a poco. Suspiro.— Hablaremos de esto en un momento.

Se dio la vuelta y se dirigió a la antigua habitación de Ron. Exasperada, entre a mi cuarto y me senté en la cama a esperarlo para seguir con esta discusión. No podía creer que el se estuviera haciendo cargo de mi ¿por que? ¿Acaso yo nunca había trabajado en la vida y no tenía dinero? Hermione había dicho que llevaba un año ahorrando para los dichosos vestidos ¿por que no pagaban la terapia con ese dinero? ¿por que tenía que hacerlo un desconocido? En medio de mis pensamiento, Harry entro y cerró la puerta tras de si.

—¿Que es lo qué pasa, Gin?— preguntó con rostro serio dentándose a mi lado en la cama, supuse que había dejado a James acostado por que no estaba con el.—Y dime la verdad, te conozco, se que esto no puede ser solo por lo que trabajabas.

—No. Esto es por mi vida en general, eh perdido la memoria y no recuerdo la mitad de mi vida, pero aún soy joven, y estoy a tiempo de rehacer todo, Harry, y pienso empezar por mi trabajo, así que, esta bien, no me lo digas, igual se lo preguntaré después a alguien más, o buscare un trabajo en el mundo muggle.— dije, y me sorprendí de la madurez de mis palabras. Pero era cierto, no quería quedarme encerrada en esta habitación para siempre, quería vivir mi vida. Trabajar, hacer mis propios amigos, independizarme y vivir en mi propia casa, ir de compras con Hermione teniendo mi propio dinero con el que pagar, y poder salir de casa sin necesidad de que alguien me acompañe.

Harry abrió ligeramente los ojos sorprendido, se levantó, abrió la boca para decir algo pero volvió a cerrarla, camino de un lado a otro en el cuarto, luego se detuvo y volvió a abrir la boca, pero volvió a cerrarla y finalmente suspiró. Parecía un pez fuera del agua.

—Escucha Gin, se que quieres trabajar, y salir tú sola, y no estar encerrada todo el día aquí, lo se, te conozco, y se que siempre has sido independiente y que no te gusta que te manden, así que vas a tener que perdonarme por lo que te dire.

Fruncí el ceño lentamente mientras le dirigía una mirada cautelosa, parecía nerviosa, como si esperara que un maleficio lo impactará.

—¿Decirme que?— pregunté casi en un susurro.

—Se que sonará ridículo pero no puedes trabajar, no sin mi permiso por lo menos.

—¿Como?— lo mire perpleja y con un matiz de burla.

—En tu estado… sin memoria, quiero decir.— explicó.— la ley no considera que seas cien por ciento capaz de cuidarte a ti misma así que le dan tu tutela a alguien más.

—¿Como si fuera una adolescente y no pudiera ser capaz de hacer nada?— bufé.

—Pues…si.— se encogió de hombros.

—Bien, hablare con mis padres, les diré que me siento perfectamente capaz de aprender a trabajar, y conseguiré un nuevo empleo en el mundo mágico.

Harry bufo exasperado.

—No trabajarás en el mundo mágico, es demasiado peligroso ¿que tal si te enteras de algo muy grave y te causa un shock?

Bufé.—El dichoso Shock ¿de que tan malo me puedo enterar que me fría el cerebro Harry?

—No bromees con eso.— Suspiró y se pasó la mano por la cara.—Ginny no conoces nada de magia, no puedes trabajar en el mundo mágico.

—Trabajaré en el mundo muggle ¿alguna otra queja señor Potter?

—¡No conoces el mundo muggle!— exclamó como si fuera evidente.

—¡Ya basta Harry! ¡No conozco el mundo muggle y tampoco el mágico! ¡Pero si no salgo y busco trabajo nunca lo hare!

—¡Entonces no lo hagas! ¡Quédate aquí hasta que recuperes tus recuerdos y después discutimos todo este asunto del trabajo!

—¿"Discutimos"? ¡No! ¡Es una conversación que tendré con mis padres y por mucho que quieras no tienes derecho a meterte!

—¡Claro que lo tengo! ¡Por que soy legalmente responsable de ti!

Di un paso atrás sorprendida.—¿Que? Pero… mis padres…

—Tus padres confían en mi, así que me dieron tu "custodia".

Estaba furiosa, no, más que eso, la rabia que sentía no tenía comparación ¿en que estaban pensando mis padre cuando pusieron a Harry a cargo de mi? ¿Es que yo no tenía voto en esta situación?

—Esto no es justo, Harry, soy una adulta, y quiero rehacer mi vida, ni tu ni nadie tiene derecho a impedírmelo, no me importa lo que la estúpida ley del mundo mágico o muggle diga. Así que con o sin tu permiso conseguiré un trabajo y empezaré a rehacer mi vida ¿entiendes? No podrás detenerme.

—¿Ah si? ¿Y como lo harás?— me miro con suspicacia.

—Empezando por echarte de mi habitación ¡fuera!— lo agarre del brazo y empecé a empujarlo hacia la salida, el protesto, pero no me detuve y seguí echándolo. Cuando ya estaba de pie en el pasillo, agarre la puerta para cerrarla después de decirle.—La peor decisión que cometiste fue ponerte en mi contra en vez de ponerte en mi lugar, Potter.

Y le cerré la puerta en la cara.


¡Hola! Bueno, Gracia otra vez por leer y dejarme review.

Se que esta historia trata principalmente de Harry y Ginny pero Ginny a perdido la memoria y hay muchos lasos que quiero volver a reunir. Como Ginny y Hermione, a mi en lo personal me encanta su amistad en los libros y quiero que poco a poco Ginny vuela a considerar a Hermione su confidente como para contarle sus problemas amorosos con Harry y que Hermione le comenté sobre las peleas interminables con Ron.

Otro lazo que quiero reunir es Ginny y James, el lazo de madre e hijo no tiene comparación y sin duda será el más difícil de realizar pero haré lo mejor que pueda.

En fin eso es todo, ¡que tenga bonita tarde!