¡Hola! ¡Gracias otra vez por leerme, si tienen alguna duda o comentario déjenme un review y con gusto lo respondo!

Aclaración: Los personajes de esta historia le pertenecen a JK.Rowling.


Las faces del duelo. (Parte 1)

POV: Tercera persona.

Negación.

No.

Simplemente no. Ella podría intentar convencerle, sobornarle, aplicarle la ley del hielo, e incluso ignorarle por completo, pero nada haría que el cambiara de opinión.

¿Que es lo que esperaba? ¿Que la dejara tener un trabajo, rentar un departamento y que se valla a vivir sola? ¡No! por amor a Merlin, apenas y si recordaba su nombre ¿y esperaba salir sola al mundo mágico o muggle sin saber defenderse?

No es que Harry quisiera sonar como esposo controlador, pero en ese momento Ginny no estaba lista para volver a trabajar, lo mejor para ella era seguir con el tratamiento hasta que su memoria estuviera más recuperada. Estaba seguro de que la Ginny de hace dos semanas hubiera estado más o menos desacuerdo con su decisión, la Ginny de este momento le había dejado muy en claro que no estaba ni un poquito contenta con el.

Y es que había pasado todo el domingo molesta con Harry por ser "responsable por ella" pero ¿que se supone que debía decirle? "Ginny soy tu esposo, y como ahora eres una Potter me hago cargo de ti" pensó Harry, que horror, en cierto modo el podía llegar a entender por que estaba molesta. La mañana del domingo había hablado con sus padres para que el "ser sin corazón que quiere robarle sus derechos" le permitiera volver a trabajar, pero Molly y Arthur estaban de acuerdo con Harry de que aún no era el momento. Así que Ginny le había aplicado la ley del hielo a todos, incluso cuando toda la familia se había reunido para la comida de los domingos ella convivió con todos menos con Harry y por supuesto no perdió el tiempo de interrogar a todos.

Harry se sentía como un globo desinflado, odiaba pelar con Ginny pero al menos antes podían arreglar las cosas como marido y mujer, esa opción no se veía muy disponible últimamente.

¿Por que yo precisamente tenía que venir a enamorarme de la mujer más terca del planeta? Se preguntaba Harry con la cabeza hecha un lío, era lunes y en la tarde tenían cita con el sanador lee mentes. Todo esto pasaba por su cabeza mientras revisaba un informe sobre una futura misión que realizarían en un par de semanas.

Al menos ya no tenía todo el papeleo acumulado, la nueva secretaria, Monique Volant, una mujer joven un par de años menor que Harry, era muy eficaz respecto a su trabajo, lo que era un respiro de alivio para Harry, que ahora podia concentrarse más en las misiones. Mientras Harry pensaba en todo eso tocaron a la puerta de su oficina, Volant ya le había avisado que tenía una visita y su voz se escuchaba bastante sorprendida. Pero de igual manera Harry no pudo evitar sorprenderse cuando ella entro con aire casual.

Hace un tiempo que no la veía, más específicamente desde que las Arpias habían clasificado para jugar en los mundiales hace unos meses y habían hecho la fiesta de celebración, desde entonces se habían tomado un respiro para descansar antes de empezar los entrenamientos ínstennos para los mundiales.

—¿Que hace una súper estrella del Quidditch sentada en la oficina de este simple mortal?— Harry preguntó con aire sarcástico.

—No te acostumbres a tenerme cerca, Potter, no eres mi tipo y sinceramente no entiendo como puedes ser el de Ginny.— comentó Gwenog Jones, con ese aire altanero y arrogante que la caracterizaba. Su cabello negro estaba amarrado en una coleta alta y llevaba un traje de Quidditch ceñido a su piel morena. Se sentó en la parte de enfrente del su escritorio.

No es que a Harry le cayera mal, pero aveces la chica se olvidaba de que seguía siendo humana y se dejaba llevar por su lado diva, hasta el punto de llegar a ser un poco molesta.

—Los milagros existen.— comentó con burla.— ¿Que haces aquí?

Gwenog suspiró como si la falta de conocimiento de Harry la exasperara.—¿Como está ella?

Harry suspiro sintiendo como el remolino de emociones volvía a acoplarse en su mente.—Esta bien, iniciamos un tratamiento mágico para recuperar su memoria, pero ella no está muy contenta.

—¿Que le hiciste, Potter?— preguntó con tono de sospecha.

Harry, acostumbrado a ese tipo de comentarios por parte de la bruja, se limitó a rodar los ojos.—Nada, solo que ella quiere… ¿cuál palabra uso? ah si… "rehacer su vida"

Gwenog frunció el ceño.—¿Y eso que tiene de malo?

—Ella quiere iniciar… trabajando.

Por supuesto, Gwenog reaccionó de la manera que Harry esperaba. Sonrió de oreja a oreja y alzó los brazos.—¡Perfecto! Dile que tiene su lugar en el equipo asegurado

—Ella ni siquiera recuerda que formaba parte del equipo.

—¡Pues díselo!

—¿Viniste hasta aquí para pedirme que le dijera a Ginny que se restaurara en el equipo?— le preguntó Harry, incrédulo.

—¡Oh, por favor!— exclamó.—Sabes que ella ama jugar, si se lo pides acedera sin pensarlo dos veces.

—No es… tan sencillo.— dijo Harry.— Los recuerdos mas vividos de Ginny son los que podrían causarle problemas cerebrales y el hecho de que fue una súper estrella del Quidditch es definitivamente un recuerdo vivido. Si le digo así como así que es una jugadora profesional de Quidditch, podría entrar en Shock.

Gwenog lo miro con el ceño fruncido unos segundo y Harry casi pudo ver los engranajes de su cabeza maquinando a toda prisa, puede que la chica sea algo intensa y a menudo se deje llevar por su fama, pero Harry sabia que Ginny siempre había sido una de sus jugadoras favoritas y una de sus protegidas. Luego de un momento ella metió la mano en el bolsillo y sacó dos pequeñas tiras de papel: boletos, noto Harry.

—En unos días jugaremos un partido amistoso contra un equipo local, nuestra suplente-quien suplantó a Ginny cuando estuvo embarazada de James- se retirara, así que si aún lo quiere, Ginny tiene su lugar en el equipo. Llévala al juego, que se divierta con el partido, después invéntate algo de unas pruebas para jugadores o no se que, pero haz que quiera regresar.— por la forma en que que Gwenog le soltó todo, Harry dedujo que ya había estado planeado esa conversación.— Yo misma me encargaré de que la prensa no los moleste, tengo contactos.

Harry miro dubitativo los boletos, no estaba completamente seguro de que Ginny pueda afrontar volver a ser jugadora de Quidditch, pero salir a divertirse un rato viendo un juego de Quidditch no le haría mal ¿verdad?

Harry recordó la imagen de Ginny en los campeonatos, la recordó volando en su escoba como si allí perteneciera y también pensó en el partido de Quidditch en la madriguera y en la expresión de satisfacción en su mirada.

"Solo salgo cuando alguno de ustedes quiera llevarme a pasear"

Harry suspiro y agarro los boletos, el mejor que nadie entendía lo horrible que era estar encerrado.— Lo pensaré.

Gwenog pareció satisfecha con su repuesta. Se levantó tras hacerle un gesto con la cabeza y se dirigió a la salida. Se volteó con la mano en el pomo de la puerta y agregó.—Una cosa más, después del partido una de nuestras cazadoras festejará su cumpleaños, en el pop de siempre. Ginny está invitada si quiere ir.— y sin siquiera despedirse, salió de la oficina con la cabeza en alto, cerrando la puerta tras de sí.

Ira.

Ginny estaba furiosa con el, con ellos, con todos, con la situación y con su vida en general. Ah, pero con quien más furiosa estaba era con las malditas sesiones de terapia.

Primero, la encerraban todo el día en la madriguera, solo pudiendo salir cuando alguien venía a sacarla a pasear. Por lo general era Harry, para llevarla con el maldito doctor.

Segundo, se quedaba todo el día sola sin compañía, porque sus hermanos se habían mudado, su padre se iba al ministerio y su madre llevaba a James al parque, o al doctor, o a la casa de Harry a buscar cosas o aquí o allá.

Tercero, no la dejaban estudiar, o conseguir empleo, o convivir con personas, todo con la excusa de que "podría producir un Shock" ella lo entendía, entendía que era peligroso saber demasiado y forzar a su mente, pero… ¿Y si nunca recuperaba la memoria? ¿Y si se quedaba así para siempre? ¿Cuando empezaría a vivir de nuevo?

Y cuarto, para completar, tenía que asistir a las malditas citas de legeremancia con el doctor todo raro. Las odiaba, no solo por que quedaba hecha polvo después de cada una, o por los intensos dolores de cabeza que le producían después de cada una, si no, más bien las odiaba porque mientras más hacían, menos resultados tenían y peor se sentía.

Era cierto que había tenido uno que otro flasback de su vida, pero las pesadillas en sus sueños se había hecho más intensas y ya no le quedaba espacio en la cabeza para pensar en recuerdos. Durante la noche soñaba con muchas cosas, imágenes que en la mañana casi no podía recordar y aún menos con los intensos dolores de cabeza.

Te pondrás bien, no paraban de repetirle, empeorarás antes de mejorar, pero tendrás buenos resultados.

Buenos resultados una mierda.

La mente de Ginny era como el ojo del huracán, tormentoso. Ya casi no soportaba estar con personas luego de las sesiones, porque sentía que iba a empezar a gritarles en cualquier momento, así que prefería quedarse sola en su habitación luego de las sesiones.

Puede que su mente no haya mejorado mucho, pero sus sentimientos estaban a flor de piel. Sentía que explotaría de un momento a otro. La ira, la frustración, el nerviosismo, la desesperación, todo, iban a hacerla explotar.

Negociación.

Harry llego a la madriguera a mediodía para recoger a Ginny, pero como de costumbre Ginny no apareció en la sala y también como de costumbre, Harry tuvo que subir a buscarla. Puede que parezca algo infantil, pero a Harry no le molestaba subir a buscarla, al contrario, le parecía entretenido ver como tendría que ingeniárselas esta vez para encontrarla y convencerla. Era la única parte del día en la que volvía a sentirse como un chico sin preocupaciones que se divertía pasando el rato con su novia.

Subió al rellano del cuarto de Ginny y tocó la puerta, pero no hubo respuesta.—¡Ginny! ¡Abre tenemos que irnos!

Ella no salió, sonriendo Harry intento entrar a la habitación, ahí fue donde se dio cuenta que la puerta estaba cerrada con llave. Saco su varita y apuntando a la manija con la varita, murmuro un alohomora. La puerta se abrió de inmediato.

—Pelirroja, se que no te gusta, pero las secciones funcionarán…

Harry entro en la antigua habitación de Ginny para encontrarla totalmente vacía. Reviso en todos lados, debajo de la cama, el armario, las esquinas, incluso miro a travez de las ventanas preguntándose si Ginny abría sido capaz de convocar una escoba y haberse marchado.

Bueno, de que sería capaz, lo sería, pensó.

—¿Ginny? ¿Donde estas?— salió de la habitación y la busco alrededor de la madriguera. No había nadie más, Molly ya le había avisado de antemano que saldría a llevar a James a dar una vuelta, así que la Madriguera estaba desierta. Harry busco a Ginny por los jardines, pero tampoco la encontró allí.

Ay no…

Busco en todos los alrededores de la madriguera, y volvió a dar un chequeo en la casa, pero no la vio por ninguna parte. Cuando ya estaba desesperado y apunto de llamar a alguien para pedir ayuda, a Harry se le ocurrió una idea loca. ¿No sería…? No, ella no lo haría… Bufo, ¡por supuesto que lo haría! ¡Es Ginny de quien hablaba! Con la esperanza de que funcionara, levantó la varita y apuntó a todo a su alrededor, pronunciando un hechizo que conocía muy bien.

Segundos después miró aliviado como la figura de Ginny aparecía unos pasos junto a él, con los ojos entrecerrados como si no entendiera lo que estaba haciendo. El sonrió sintiendo toda su preocupación desaparecer, camino hasta quedar frente a ella y, le arrancó la capa de un tirón.

—¡Ah!— Ginny trastabilló por la sorpresa, pegando su cuerpo a la pared y abriendo enormemente los ojos.—¿Que…? ¿Como…?

—Buen intentó, pecas.— Harry le sonrió pícaramente mientras se acercaba a ella, que seguía reponiéndose del susto aún pegada a la pared.—Pero me has dado un susto de muerte.— miro la fina seda entre sus manos y preguntó.—¿Has estado husmeando en mi habitación?— hizo la pregunta con tono serio, aunque por dentro estaba que se partía de risa.

La cara de Ginny tomo el mismo tono que su pelo, y Harry se permitió disfrutar de esa pequeña victoria, no todos los días Ginny le daba el lujo de ver sus lindos cachetes sonrojados, haciendo contraste con su pecas.

—Es que no había nadie en casa, y, bueno… soy curiosa ¿vale?

—Más bien cotilla.— sonriendo Harry se dirigió a la antigua habitación de Ron para guardar su capa, con Ginny pisándole los talones.

—¿Pero como has sabido…? ¿Como me has visto? Lo eh probado con mamá y ella no…

—Es mi capa, Gin, se cómo encontrarla.— Harry guardo la capa en el armario y se reunió con Ginny en el pasillo.—Ahora tu y yo, tenemos una cita con el sanador.

El rostro de Ginny palideció y se contrajo como si de pronto le doliera todo el cuerpo.—No.— negó con la cabeza repetidas veces.

Harry suspiro, odiaba verla así, tan desanimada, tan apagada… tan no-Ginny. Tal vez por eso le gustaba que se escondiera y el tuviera que buscarla, porque de cierto modo, le recordaba a la Ginny rebelde que ama.

—Ginny se que te molestan demasiado las sesiones, pero has estado recordando cosas desde que iniciaron, por más inútiles que sean. Por favor, sigamos intentado, solo un par de semanas más.

Ginny con cara de estar sufriendo siguió negando con la cabeza.—No, Harry, no puedo, todavía me duele la cabeza desde la sesión del martes, los dolores son más intensos cada vez, y los recuerdos más escasos.

Harry apretó los labios, Ginny estaba en negación, había leído vete-a-saber-donde un artículo de algo relacionado con la negación en las personas que asistían a terapia, pero técnicamente Ginny iba a terapia para recuperar su memoria no por alguna enfermedad mental. Harry no estaba seguro hasta que puntos se diferenciaban.

—Hagamos un trato, ¿si?— le ofreció Harry.— Si dentro de tres semanas los dolores no desaparecen, yo mismo cancelaré las sesiones.

Ginny se mordió el labio inferior con duda, esto hizo que Harry bajara la mirada y la posara en sus labios, normalmente rosados, ahora un poco más morados, pero que seguían pareciendo muy dulces a la vista de Harry.

—Tres semanas es mucho tiempo…— murmuro Ginny.

Harry levantó la cabeza y volvió a mirarla centrándose de nuevo en la conversación. Se acercó más a ella y puso su mano suavemente en su mejilla, dejándose llevar por el momento.

—Si no te recuperas antes, las cancelaré, te lo prometo.— afirmó.

—¿Y si no recupero la memoria para entonces?— preguntó Ginny.

Harry dudo un segundo, la razón inicial de que haya propuesto el trato es que sabia-o al menos esperaba- que dentro de tres semanas Ginny ya hubiera avanzado lo suficiente como para que ella misma quisiera ir a las sesiones.

—Si no funcionan las sesiones… te iré revelando información poco a poco ¿si?

—Vale.— dijo Ginny, ya sin ánimos para discutir.—Pero cuando dejemos de ir a las secciones…

—Si es que dejamos de ir…

—…tu me ayudarás a volver a aprender magia y conseguir un empleo.

Harry la miro con el ceño fruncido.—¿Que te enseñe magia?

—No… solo que me ayudes un poco, porque como tú estás tan asustado de lo que me pueda pasar, es justo que al menos me enseñes a defenderme.— Ginny se cruzó de brazos y lo miro con una ceja alzada.

Harry sonrió.—Bien, pero si los tratamientos funcionan, tendrás que seguir yendo y cuando estés completamente recuperada, hablamos sobre magia ¿valen?

Ginny respiro profundamente.—Vale.

Depresión.

Ya era viernes y como siempre, Harry la había pasado a recoger para la dichosa cita, la rutina era habitual, Ginny se negaba a ir, Harry la convencía de una u otra manera, se montaban en el carro, conducían en silencio y Harry trataba de poner algún tema de conversación, pero no llegaban a ningún lado, luego pasaban en silencio el resto del camino y no volvían a hablar hasta que volvieran a la madriguera.

Era desesperante, Ginny estaba consiente de ello, pero ¿que se suponía que debía hacer? No importaba cuando temas de conversación pusieran, ella no sabía como continuarlos y le dolía demasiado la cabeza para pensar cómo, ¿como se porta James? No lo eh visto, Mama lo llevo al parque. ¿Que has hecho en el día? Nada en particular, no había nadie en casa. ¿Has recordado algo? Se me olvida incluso antes de levantarme. Y terminaba por pedirle que se callara por que se le estaba friendo el cerebro.

Y así era con cada uno de los temas que Harry intentaba sacar. Al final, Ginny harta miró con el ceño fruncido la radio del auto. Tal vez una música suave la relajaría un poco.

—¿No se puede poner ninguna canción en esta cosa?— le pregunto, luego de mirarla unos minutos como si esta se fuera a prender sola.

Harry la miro de reojo mientras iba conduciendo.—Puedes prenderla en ese botón.— señaló uno de los miles botones que había.—Y lo cambia en ese otro.— señaló otro botón.

Ginny hizo lo que le indicó, y empezó a pasar canción tras canción tratando de encontrar una que le gustara.

—¡Oh, por favor! ¿Qué pasa con las brujas de Macbeth?

—Las brujas de Macbeth son del mundo mágico, Ginny, no salen en la radio muggle.— Harry la miro divertido.

—Odio el mundo muggle.— comentó frustrada mientras seguía cambiando los canales en la radio.—¡No digas nada!— advirtió cuando Harry estaba apunto de abrir la boca. Seguro que para burlarse, pensó Ginny. Harry cerró la boca aguantándose la risa.—Está me gusta.

La canción era una balada romántica suave. Ginny bajo el vidrio del carro y apoyó la cabeza contra el respaldo del asiento, cerró los ojos y disfrutó de la letra mientras descansaba.

Mientras tanto, Harry escuchaba la letra de la canción y lo único que podía pensar era en: que maldita ironía.

I found a girl, beautiful and sweet

Oh, I never know you were the someone waiting for me

'Cause we were just kids when we fell in love

Not Knowing what it was

I will no give you up this time

Ginny abrió los ojos empezando a notar su cabeza dando vueltas, de pronto, el aire que entraba por la ventana le parecía más bien asfixiante y sentía su pecho como un vaso de agua apuntó de derramarse. Tal vez poner música no había sido una buena idea después de todo.

But, darling, just kiss me slow

Your heart is all I own

And in your eyes, you're holding mine

Respira…

Baby, I'm dancing in the dark with you between my arms

Respira…

Harry la miro de reojo con el ceño fruncido.—¿Ginny…?

Barefoot on the grass, listening to our favorite song

When you said you looked a mess, I whispered underneath my breath

But you heard it, darling, you look perfect tonight

—¿Gin que sucede? ¿Que pasa?

Harry la miraba con preocupación, estaba más pálida de lo que estaba en estos días y Harry pudo notar que gotitas de sudor le recorrían la frente, pero Ginny mantuvo los ojos cerrados. Luego de un momento los abrió lentamente y a Harry noto que estaban llenos de lágrimas.

—Harry…— Ginny hizo una mueca de dolor, tenía la cara de un tono verde.—Para el coche…

Harry freno el coche en la sera y se volteó para quedar frente a frente con Ginny, la preocupación era evidente en su rostro. Ginny abrió la puerta del coche, se inclinó y vomitó en la sera de la calle. Los peatones se apartaron y miraron la escena con asco. Harry le sostuvo el cabello y esperó a que Ginny terminara, para luego con un simple movimiento de varita limpiar la será y volver a acomodar a Ginny en el carro.

—Ginny, cariño, dime que sucede…—Harry la volteo en el asiento para que el cuerpo de Ginny quedará frente a frente al suyo.—¿Es por la sesión…?

—Es por todo.— dijo ella, con voz temblorosa.—Los dolores de cabeza… el malestar… eh hecho de que no puedo recordar la mitad de mi vida… yo-yo.— sollozó.—Solo quiero que todo vuelva a la normalidad, no me importa como fuera, si bueno o malo, pero ya no quiero seguir así.

Ginny respiro hondo tratando de senerarce, pero solo le salió un suspiro temblorosos. ¿Que le pasaba? No le gustaba llorar, pero no podía controlarlo. Las lágrimas seguían saliendo ¿y por que? ¿Por la estúpida canción? ¿Por estar yendo a la maldita sesión? ¿O era por el constante dolor y frustración que no la dejaba en paz?

—Ginny.— Harry la llamo con voz firme pero suave. Levantó su cabeza y el secó sus lágrimas con delicadeza, para luego depositar un tierno beso en su frente.—Todo va al estar bien, lo prometo.—Harry la estrecho contra su pecho y Ginny se permitió respirar el aroma que desprendía, tratando de tranquilizarse.—Te juro que haré lo que sea para que todo vuelva a la normalidad.

Poco a poco los párpados de Ginny le fueron pesando y cerró los ojos lentamente, últimamente había descubierto que mientras menos pensaba, el dolor de cabeza disminuía poco a poco.

—Harry…

—¿Si?

—Quiero irme a casa.— susurro amortiguada mente.—Por favor…

—Está bien… vamos a casa, Gin.


Bueno, este capítulo en un poco diferente, ya verán por que *inserta risa malvada*

No crean que termina aquí, no, sigue en la parte dos, bye bye.

Pd: La canción es "Perfect" de Ed Sheeran. Quise poner en especial esa parte porque si la escuchan con atención, se dan cuenta de el parecido que tiene con Harry y Ginny tanto en el sexto libro, como un poco de ahora.