Tiff estaba en un lugar que no esperaba volver a ver nunca: la Halberd. La enorme aeronave que el Meta Knight de su dimensión había construido en secreto había explotado durante el ataque a la base de Nightmare. Sin embargo, en aquel extraño Dreamland, la nave de Meta Knight estaba intacta. O eso había pensado hasta que Kirby había dicho que aquella era la segunda vez que Meta Knight y su tripulación reconstruían la nave después de que hubiese sido prácticamente destruida.

Al parecer, el Meta Knight de esa dimensión no sólo tenía a Blade y Sword como compañeros, si no que le seguía un grupo llamado los Meta–Knights, compuesto por varios guerreros. "Decía yo de Dedede, pero vaya ego se trae este Meta Knight también, poniéndole su nombre al grupo," pensó Tiff al descubrir aquel hecho.

Había sido el propio Meta Knight quien la había llevado a ese lugar después de que este y Dedede hubiesen interrumpido la partida del juego de la oca que los cuatro niños habían estado jugando. El caballero les había revelado que su tripulación había capturado a un maleante que se parecía demasiado a Dedede y actuaba de una forma similar al que ella había descrito, por lo que requería de su asistencia para confirmar la identidad del impostor. Kirby había decidido ir con ellos, ya que quería conocer a ese Dedede del que hablaba Tiff.

–No creo que sea tan malo, poyo. Seguro que en el fondo es buena persona– había dicho el pequeño, y Tiff no había tenido corazón para llevarle la contraria.

El Dedede de ese Dreamland, Bandana Dee y Gooey, en cambio, habían decidido quedarse atrás, más que nada porque Meta Knight temía por la integridad de la Halberd: era bastante probable que una lucha estallase entre los dos Dedede y no quería daños colaterales.

Durante el trayecto, Tiff había descubierto dos cosas más acerca de esa dimensión. La primera era que las estrellas remolques no estaban limitadas a una por Guerrero Estelar y Kirby tenía cierta afinidad para encontrarlas y usarlas como medio de transporte. La otra era que Meta Knight tenía alas. Eran dos alas de murciélago, lo cual le daba un aspecto bastante fiero y amenazador al caballero mientras volaba. Aquello le llevó a preguntarse si el Meta Knight que ella conocía también tendría alas, pero había decido mantenerlas ocultas por algún motivo. "Eso no tiene sentido. ¿Por qué esconder algo que le sería ventajoso? ¿Acaso teme que le confundan con un monstruo? No, eso es una tontería..." habían cavilado la niña mientras Kirby conducía la estrella remolque en la que ambos montaban hacia el navío de Meta Knight. Tendría que preguntarle sobre ese asunto cuando volviera a casa.

Finalmente, habían llegado a la Halberd, la cual estaba "atracada" en un acantilado cercano a una playa. Kirby le susurró a Tiff al oído que la base secreta de Meta Knight estaba por ahí cerca, pero que no le dijera al caballero que él se lo había dicho, lo cual le había sacado una risilla.

Nada más aterrizar en la cubierta, los Meta–Knights salieron a recibir a su jefe... y algunos se alarmaron bastante al ver a Kirby detrás de él.

–Tranquilos, esta vez viene conmigo– informó Meta Knight, aliviando a la tripulación.

A parte de los guerreros, en la tripulación había un Waddle Dee con un sombrero de marinero y un pájaro vestido de capitán que Tiff tampoco había visto nunca en su dimensión. El pájaro tenía una bolsa de hielo en la cabeza y parecía sufriendo alguna clase de dolor.

–Menos mal que ya está aquí. El Capitán Vul ha acabado con una jaqueca terrible de escuchar los gritos de ese energúmeno...– dijo el Waddle Dee, bastante enojado.

–¡Esto no quedará así!¡Os voy a mandar a todos al calabozo! ¡Y vuestra comida es asquerosa!– se oyó gritar desde el interior a una voz con un acento muy característico que Tiff conocía de sobra.

–No hace falta ni que le vea: es él– confirmó la niña, exasperada. ¿Por qué de todas las personas de su dimensión había tenido que ser precisamente Dedede el que acabase allí con ella?

–¿Y esta grumetilla?– preguntó el capitán Vul.

–Su nombre es Tiff, y al parecer viene del mismo Dreamland que nuestro querido invitado– explicó Meta Knight, con sarcasmo en las últimas palabras.– Tiff, sé que no te apetece verle, pero agradecería que la confirmación también fuese visual, para estar totalmente seguros– le pidió a la niña, a quien no le quedó más remedio que ceder.

–Entonces, ¿ese Dedede no es un impostor y es un Dedede de otro mundo? – preguntó Sailor. Meta Knight y Kirby asintieron.

–¡Toma ya! ¡Al final gané yo la apuesta! Esas chuches, Sailor– dijo uno de los Meta–Knights, una especie de esqueleto que portaba un hacha del tamaño de su cuerpo. Sailor puso los ojos en blanco y le pasó una bolsa llena de gominolas a su compañero. Kirby se acerco al guerrero y le pidió una con ojitos llenos de súplica. El guerrero accedió, pero Tiff no sabía si era por bondad o porque no quería contrariar a Kirby.

–Mundos alternativos otra vez, lo que me faltaba ya– gruñó Vul.– Si me disculpa, señor, me voy a retirar a mi camarote hasta que se me pase este dolor- le dijo a Meta Knight, quien asintió para concederle permiso.- No estoy para estos trotes...– masculló el ave mientras se marchaba.

–En fin, no perdamos más el tiempo. Llevadnos ante él– pidió Meta Knight a su tripulación.

Curiosamente, fueron las versiones alternativas de Sword y Blade quienes les llevaron ante el camarote donde supuestamente estaba retenido el autoproclamado rey. Después de una breve advertencia por parte de los dos guerreros, Meta Knight abrió la puerta.

Allí estaba ese pingüino azul que Tiff tanto detestaba, aunque su cara se tiñó de rojo nada más verla ella, Kirby y Meta Knight.

–¡Lo sabía! ¡Nada más ver a Sword y Blade con estos tipos tan raros supe que vosotros estabais detrás de todo este embrollo, traidores!¡¿Dónde habéis escondido mi castillo?! ¡¿Y qué habéis hecho con Escargoon?!– les gritó Dedede, totalmente enfurecido.

Si quedaba alguna duda de su identidad, aquello la había destruido.

–Dedede, cálmate y déjame explicar...–comenzó a decir Tiff.

–¡No pienso calmarme, mocosa entrometida!¡Tú, la molesta bola rosada y este caballero del tres al cuarto vais a ir directitos a chirona por conspirar a mis espaldas para quitarme del medio!

–¿Cómo que caballero de tres al cuarto?– preguntó Meta Knight, con furia contenida en su voz.

–¡Sí! ¡No sirves de nada! ¡Sólo te pasas todo el día haciendo el vago! ¡Como caballero, eres una birria! No sé ni para que te sigo pagando.

–Ay no, se va a liar, poyo– dijo Kirby. Para Meta Knight, que odiaba la pereza, ser llamado "vago" era un insulto terrible. La bolita se acercó a su amigo, y le dijo en un tono conciliador:– Meta, cálmate y no hagas nada brusco. No merece la pena

–Espera, ¿ese idiota de Kirby acaba de hablar? Pero...

Lo el pingüino iba a decir a continuación quedó cortado al encontrarse con la espada de Meta Knight directamente en su cara.

–¿Tienes alguna idea de quién soy yo? Soy el espadachín más poderoso de esta galaxia, el azote de las tinieblas, uno de los guerreros que detuvieron a Void Termina entre otros horrores junto a Kirby, y uno de los defensores de este planeta. No voy a tolerar insulto o falta de respeto alguna viniendo de un ser tan patético y despreciable como tú.

Dedede tragó saliva, con una expresión atemorizada en su rostro. Incluso Tiff estaba un poco sobrecogida. Meta Knight no había perdido la calma en ningún momento, pero la ira con la que había soltado esas palabras era algo que nunca habría esperado del caballero.

Meta Knight, por su parte, suspiró y bajó el arma, para alivio del que se encontraba al otro lado de su filo.

–El Meta Knight que tú conoces quizás aguante tus insultos por profesionalidad, pero yo no. ¿Te ha quedado claro?– le dijo a Dedede, con desprecio.

–¿El Meta Knight que yo conozco?– repitió este, totalmente confundido.

–Es lo que intentaba explicarte: no estamos en nuestro Dreamland– respondió Tiff.– De algún modo hemos acabado en otra dimensión. Estos Kirby y Meta Knight son diferentes a los que conocemos.

–Sí, hombre. Menuda patraña. ¿Te has creído que soy tonto?

–Sí– fue la tajante respuesta de la niña.

Aquello provocó que el otro Dedede se pusiese a gritar de nuevo, a lo que esta vez Tiff, quien había perdido la poca paciencia que tenía con respecto al monarca respondió de la misma manera.

–Me cae bien, Tiff. No se corta un pelo– le susurró Meta Knight a Kirby, después de dejar escapar una pequeña carcajada.

Kirby por su parte, estaba cansado de tanta discusión innecesaria, y se acercó a mediar:

–Perdona, Dedede de otra dimensión...

–¿Y tú qué quieres?– le preguntó este de mala manera

–Quiero ayudaros a ti y a Tiff a volver a casa– siguió Kirby, ignorando los malos modales del rey.– ¿Podrías responder a un par de preguntas, poyo?

–No tengo nada que hablar contigo. Todos los Kirbies sois unas bolas inútiles que sólo sabéis incordiar– se negó este en redondo, dejando a Kirby con una expresión apenada. Al ver aquello, Meta Knight dirigió una mirada asesina a Dedede, dando a entender que tampoco iba a tolerar ninguna falta de respeto hacia Kirby.–¿Qué quieres saber?– preguntó este a regañadientes al sentirse amenazado por el caballero.

–Bueno lo típico. Qué estabas haciendo antes de que llegaras aquí sería una buena forma de empezar.

–Lo último que recuerdo es que estaba planeando algo con Escargoon cuando Meta Knight, ese maldito Kirby, la criaja esta con el insoportable de su hermano y una persona a la que no conozco de nada entraron corriendo a la sala del trono– expuso Dedede tras pensarlo unos instantes.– Y ya. A partir de ahí mi mente está en blanco.

–¡Eh, nada de mentir! ¡Yo no recuerdo nada de eso!– exclamó Tiff.

–¡Lo que he dicho es verdad! ¡¿Qué gano mintiendo en esta situación?!– gritó de vuelta Dedede. Y esta vez, Tiff no supo que contestarle de vuelta.– Tú siempre andas acusándome de cualquier cosa que te resulte inoportuna.

–¡Por qué la mayoría de veces tú eres el que estás detrás de esas cosas!– replicó ella.

–¡No discutáis, poyo!– les riño Kirby.– Sé que no os lleváis bien, pero ambos estáis en la misma situación, así que colaborad por una vez en vuestra vida.

–¡No necesito que un Kirby me diga lo que tengo que hacer!– gritó Dedede.– Estoy cansado de esto. Voy a echarme una siesta y cuando me despierte ya me pensaré si sigo respondiendo a vuestras preguntas. Y Meta Knight: dile a tus seguidores que me traigan una almohada mejor ¡Esta es una porquería!

Dicho esto, Dedede se echó en la cama como si la situación no fuese con él y comenzó a roncar a los pocos segundos. Meta Knight, Tiff y Kirby decidieron abandonar la habitación derrotados, pues estaba claro que de momento no iban a obtener más información del monarca.

–¿Veis lo qué tengo que soportar?– le preguntó la niña a sus acompañantes una vez abandonaron el camarote.

–Te compadezco a ti y a todos los que tengáis que compartir techo con él– dijo Meta Knight.– No sé como mi yo de esa dimensión le aguanta. Debe tener la paciencia de un santo.

–Es incluso más intratable que nuestro Dedede hasta hace unos años– lamentó la bolita.–Menos mal que el nuestro accedió a quedarse en su castillo, o las cosas no habrían acabado bien para tu Dedede.

–Lo que me tiene intrigada es lo que ha dicho sobre lo último recuerda. ¿Por qué yo no sé nada de eso?– cuestionó Tiff.

–Esto es una conjetura, pero lo más probable es que lo que sea que os haya traído aquí, haya afectado a vuestra memoria de algún modo– supuso Meta Knight.

– Puede ser, pero esa persona que él no conocía quedijo que estaba con nosotros, ¿quién podría ser? ¿Algún superviviente de la GSA quizás?– siguió ella.

–Bueno, quizás con el tiempo recuerdes todo lo que pasó– le dijo Kirby.– Me pregunto si y tú y tu Dedede seréis los únicos que estáis en esta situación. ¿Crees que alguien más pudo haber llegado desde tu dimensión?

"Tienes que encontrarles". Aquellas palabras resonaron en la mente de Tiff cuando comenzó a pensar en lo que Kirby le acababa de preguntar. ¿Dónde las había oído? Al intentar recordarlo, le empezó a doler la cabeza.

–¿Estás bien, Tiff?– le preguntó Kirby. Él y Meta Knight la miraban con preocupación.

–Sí, debe ser una secuela de la fiebre– replicó ella quitándole importancia.– Y con respecto a tu pregunta, creo que Dedede y yo no hemos sido los únicos que hemos acabado aquí.

–Ya veo. Creo que en ese caso es pertinente que nos reunamos con Magolor. Si alguien tiene la capacidad de detectar alguna anomalía dimensional que os ha podido traer aquí, es él– decidió Meta Knight.

–A todo esto, ¿qué vamos a hacer con este Dedede? ¿Lo vas a dejar encerrado hasta que todo esto acabe, poyo?– quiso saber Kirby.

–Por mi lo podéis dejar encerrado para siempre– comentó Tiff.

–Para desgracia de mi tripulación, creo que lo más sensato sería dejarlo aquí, de momento– suspiró Meta Knight abatido.– No quiero dejarlo suelto causando problemas y dañando la imagen por la que nuestro Dedede ha trabajado tanto, pero arrojarlo a un calabozo cuando no ha cometido ningún crimen no me parece justo– fue su razonamiento.

Mas el destino tenía otros planes. Justo en ese instante, se oyó una explosión viniendo del camarote que acaban de dejar atrás. Alarmados por el súbito ruido, los tres entraron en el camarote que habían dejado atrás.

Sólo para encontrar a Dedede siendo rescatado por un caracol morado montado en un robot a través de un agujero en la pared.

–¡Escargoon!– exclamó Tiff al reconocerle.

–¡En efecto, niñata!– exclamó este.–¡Esos guerreros idiotas que habeís contratado ni se dieron cuenta de que les seguí mientras se llevaban al rey o de qué me colé en su nave! ¡Además, les he robado este cacharro!–presumió. A continuación, se giró hacia el rey, que parecía tan sorprendido como el resto, y le gritó:–¡vámonos de aquí, su majestad!

–¡Esperad,vosotros dos!– les llamó Tiff mientras Dedede subía al robot.–¡Tenemos que encontrar la manera de volver a casa!

–Sí. Tenemos. ¡Pero primero vamos a conquistar este Dreamland para enseñarles a todos quién manda!– replicó este con una expresión de superioridad en su cara. Escargoon se giró hacia él confundido como diciendo "¿qué quieres decir con este Dreamland?".–¡Nos vemos otro día, perdedores!

Y dicho esto, el robot se alejó volando del Halberd a gran velocidad mientras Dedede reía como un villano de dibujos animados.

–Voy tras ellos. ¡Vosotros volved al castillo y avisad a nuestro Dedede!– ordenó Meta Knight a los dos niños.– Nos reuniremos más tarde.

–Ten cuidado, poyo– le pidió Kirby a este antes de que se marchara volando en persecución de los dos villanos de otra dimensión.

– – –

Mientras tanto, en otro lugar de Dreamland una araña estaba disfrutando de un día tranquilo.

Aunque Taranza normalmente residía en Floralia, a veces se le hacia muy complicado vivir allí arriba, pues tenía que lidiar con el estrés de intentar arreglar un reino roto y la angustia causada por la melancolía de los recuerdos de alguien que jamás volvería. Por suerte, el rey Dedede en su bondad, le había dado un pequeño terreno donde había construido una casa y un pequeño y adorable jardín, donde podría relajarse y desconectar un tiempo antes de volver a su reino.

Aquel día, Taranza había estado practicando su magia en el jardín. Magolor le había convencido de que fuera su pareja en el torneo que se iba a celebrar en la Tierra Olvidada después de que Marx hubiese sido baneado de la competición ( y de la ciudad Waddle Dee en general) debido a una broma de mal gusto. Teniendo en cuenta que entre los participantes se encontraban el terrible dúo formado por Dedede y Meta Knight y la imbatible pareja de Kirby y Bandana Dee, no tenía muchas expectativas de ganar, pero siendo un evento benéfico había decidido apuntarse. Cualquier cosa que sirviera para mejorar la reputación de Floralia era bienvenida

Fue durante uno de sus descansos cuando se dio cuenta de que una de las flores de su jardín se estaba marchitando. Taranza la contempló con pena: aquel había sido el tipo de flor favorito de Sectonia antes de que aquel espejo la hubiese trastornado.

Le dolía mucho ver el estado de aquella flor. Le recordaba como poco a poco la luz había ido abandonando la mirada de su querida reina, reemplazada por un abismo de oscuridad y desprecio hacia todo lo que esta no hubiese considerado bello. Y él no había hecho nada para impedirlo.

Pero aquella flor no tenía porque correr el mismo destino que su reina. Él era un mago, y su magia sólo había ido mejorando después de aquellos eventos que le habían llevado a conocer a Kirby y los demás. Había pasado toda la mañana practicando hechizos ofensivos, ¿no era hora de practicar un poco de magia de apoyo?

Con decisión, dispuesto a no dejar que la flor se marchitase, Taranza comenzó a conjugar el hechizo rejuvenecedor que había estando practicando. Su intención era desarrollarlo para convertirlo en una magia capaz de curar heridas, pero por ahora para lo único que servía era para restaurar las plantas de su jardín.

Un aura verde comenzó a rodear todo el jardín, pero Taranza puso su concentración en la flor. Poco a poco, el color fue regresando a sus pétalos y la flor pronto se alzó de nuevo radiante. El aura desapareció y Taranza sonrío orgulloso aunque un poco apenado. Si hubiera logrado dominar esa magia antes, ¿habría podido salvarla?

Sus melancólicos pensamientos fueron interrumpidos por un confundido "poyo" viniendo del otro lado de los setos del jardín. Sólo conocía a una criatura que hiciera semejante ruido.

–¿Kirby? ¿Eres tú?– preguntó la araña mientras se asomaba por encima de los setos del jardín, flotando gracias a su magia.

En efecto, ahí estaba el joven héroe, mirando a sus alrededores como si estuviera perdido. ¿Era él o parecía más pequeño que de costumbre?

–¿Va todo bien? ¿Estás buscando algo?– le preguntó.

Kirby por fin se percató de su presencia, pero las únicas palabras que salieron de la boca de la bolita fueron más "poyos".

Alarmado, Taranza saltó para reunirse con él. ¿Por qué estaba actuando de una forma tan rara? Taranza volvió a preguntarle que le pasaba, pero de nuevo Kirby se limitó a decir poyo, aunque está vez acabó con algo diferente:

–¿Tiff, Tuff, Meta Nini, poyo?

No sabía que era un tiff o un tuff, pero Meta Nini sonaba a como un niño muy pequeño pronunciaría "Meta Knight". Con esa forma de actuar junto al tamaño reducido, casi parecía que Kirby era un bebé. ¿No acaba de hacer él un hechizo rejuvenecedor? Si le había alcanzado a Kirby y se había producido alguna clase de reacción extraña...

"He convertido a Kirby en un bebé" dedujo la araña, y nada más darse cuenta de esto una expresión de horror apareció en su cara.

–¡He convertido a Kirby en un bebé!– gritó atemorizado.–Oh no, Meta Knight y Dedede van a matarme– dijo temblando mientras contemplaba al pequeño.

–¡Meta Nini! ¡Dede!– exclamó este alegremente entre varios poyos.

–Sí, Meta Nini y Dede van a hacerme rodajitas y servirme a los Waddle Dees como se enteren– replicó Taranza temblorosamente mientras levantaba a la bolita rosada en el aire con sus manos y lo examinaba. Pesaba menos que de costumbre, aunque no es que Kirby pesase mucho para empezar. Tampoco tenía ninguna herida visible, lo cual era un alivio.

Taranza suspiró profundamente para serenarse. Probablemente, si Kirby pudiese hablar ahora mismo le estaría diciendo que ni Dedede ni Meta Knight iban a matarle y que, aunque se enfadarían un poco, buscarían la forma de ayudarle. Igualmente, no tenía idea de cómo devolver a Kirby a su estado normal por lo que necesitaba ayuda.

–Vale, empezaremos por ir a buscar a Magolor y ya veremos que pasa a partir de ahí– decidió Taranza mientras volvía a poner a Kirby en el suelo.

–¿Golo?¿Poyo?– preguntó Kirby muy confundido, como si no reconociera el nombre.

–¿No sabes quién es Magolor?– le preguntó. Kirby negó con la cabeza.– Maldición, parece que el hechizo también ha afectado a su memoria– gruñó la araña. ¿Por qué nunca le salía nada bien? Ya podía oír los comentarios sarcásticos de Magolor y las burlas de Marx con respecto a lo que había hecho.– En fin, toca aguantar el chaparrón. Yo solito me he metido en este lío. Ven conmigo, Kirby.

Dicho esto, Taranza cogió a Kirby de la mano. Era un camino de un par de horas desde su casta hasta la Lor, donde residían Magolor y Marx, por lo que antes de irse se abasteció de agua y comida suficiente para el trayecto.

Aunque en principio Kirby parecía animado por caminar a su lado, pronto su expresión cambió, como si no quisiera estar allí. Kirby no parecía reconocer tampoco el lugar en el que estaba y no tardó en comenzar a quejarse.

–¡Meta Nini!¡Tiff!¡Tuff!– gritaba sin parar mientras señalaba a otro camino.

–Iremos a ver a Meta Knight después de ver a Magolor– le prometió una vez más Taranza, un poco irritado. El pequeño llevaba un rato así y él estaba empezando a perder un poco la paciencia. Si la situación se prolongaba, probablemente Kirby acabaría peleando contra él debido a una pataleta ( y moralmente no podía pegarle a un bebé por mucho que este fuese Kirby), por lo que decidió tomar una decisión drástica.–Lo siento Kirby, pero esto es por tu bien.

–¿Poyo?

Sin decir nada más, Taranza utilizó el mismo hechizo que había empleado cuando secuestró a Dedede, atrapando al bebé dentro de una red y dejándolo plácidamente dormido. Aquello le ahorraría mucho tiempo y un posible dolor de cabeza. Sólo deseaba que nadie le viese así: parecía que estaba secuestrándolo y lo que menos necesitaba era un malentendido.

Pero, ¿desde cuándo se cumplían los deseos de Taranza?

No llevaba ni cinco minutos cargando con Kirby, cuando de pronto algo le atacó. Fue tan rápido y fugaz que no lo vio venir. Cuando se quiso dar cuenta, estaba tirado en el suelo y podía sentir la punta de algo frío y metálico en tu espalda.

–¡Libera ahora mismo a ese Guerrero Estelar, malhechor!– dijo una voz que parecía ser de mujer, aunque sonaba un tanto ahogada, como si algo le tapase la boca.

–¿Qué diablos es un guerrero estelar?– preguntó este.

–Esa voz... no puede ser– oyó decir a su atacante en un tono de total incredulidad.–¡Date la vuelta!

Antes de que pudiese hacerlo de manera voluntaria, su atacante le giró bruscamente. Era una figura totalmente encapuchada, de cuya cabeza salían dos cuernos anaranjados. En sus dos de sus cuatro manos flotantes llevaba un estoque. Además, ¿era eso en su capa el logo de la familia real de Floralia?

La mujer por su parte dejó escapar un gemido ahogado antes de preguntar temblorosamente:

–Ta...¿Taranza? ¿Eres tú?

Aquello le dejó bastante estupefacto. ¿Quién era esa persona? ¿De qué le conocía? Su respuesta llegó antes de tener tiempo a pararse a pensarlo.

Cuando la mujer se retiró la capucha, Taranza pudo sentir lágrimas brotar de sus ojos a reconocer su rostro. Aquella era una cara que nunca esperaba volver, que le atormentaba en sueños y extrañaba durante el día. Una cara que se había esfumado por su culpa incluso antes de que la persona a la que había pertenecido se marchase para siempre.

–¿Sectonia?– preguntó de vuelta, con dolor y esperanza reflejados a partes iguales en su voz.

Las siguientes palabras, llenas de angustia, salieron a la vez de los labios de ambos:

–Pero tú se supone que estás muerta.

–Pero tú se supone que estás muerto.


Yo, mirando a Taranza: "¿cuánto dolor emocional puedo causarle a esta araña?"

Se que desde hace poco anda circulando la teoría de que el nombre de Sectonia antes de ser corrompida era Joronia, sin embargo, cómo aún no hay nada que lo confirme voy a usar su nombre original en este fic.

Pequeño bonus:

Taranza (Juego): puedo tolerar el secuestro, pero pegarle a un bebé es pasarse.
Sectonia (Anime): ¿puedes tolerar el secuestro?