Resumen:La partida de Reborn tuvo consecuencias para los Guardianes.
Todos esperan con ansias la Batalla del Poste, o casi todos.
Tsuna tiene una mala noche de sueño.
Aunque esta historia tiene un sesgo de continuación, ¿cuál sería la gracia si no añadiéramos nuestras propias ideas, usando y apoyándonos en cosas olvidadas o poco exploradas del Canon?
Prepáranase, porque a partir de aquí todo empieza a complicarse.
Además, ¡Esta es la última publicación del mes!
La semana que viene vamos a descansar, así que volveremos con el cap 413 solo el día 12/04.
¡Esperamos que disfruten de la lectura!
Target 412 - Cielo lejano
- ¡Vale! Tsuna, ¡Dime todo lo que sabes sobre esta pelea de la madera!
-...El nombre es "Batalla del poste." - Corrigió el confuso moreno. - ¿Qué pasó, Enma? Pareces estar más emocionado que antes.
Todos los estudiantes comenzaron a retirarse para el almuerzo y aún no había señales del regreso de Yamamoto y Gokudera, incluso era extraño pasar tanto tiempo dentro de la escuela sin la presencia de los dos dando vueltas a su alrededor como satélites. A pesar de que en la última semana los dos parecían estar muy alejados, por algo había comenzado a pensar que solo lo estaban siguiendo por la presencia de Reborn, y precisamente por eso, en cuanto el Ex-Arcobaleno se fue, la pareja había perdido interés en su amistad.
Se reprendió mentalmente por pensar tan poco de sus amigos, pero una parte de él, la parte más insegura, no podía evitarlo.
Pero otra área de su conciencia, generalmente la más segura y activa en el modo Hyper, se preguntó si no había sido él quien inconscientemente los había alejado tan pronto como su tutor lo dejó, como si sintiera que ya no los merecía.
Pronto, sin embargo, sacó ambas líneas de pensamientos de su cabeza, en ese momento necesitaba concentrarse en Enma, sus problemas e incertidumbres podrían esperar.
- Ah, es solo que me sentí un poco más confiado después de que votaste por mí. - Mintió descaradamente, el nerviosismo en su voz fue fácilmente notado por su amigo. - Sin mencionar que todos confían en mí, no quiero decepcionar a nadie, ¿viste cómo Adel parecía decidida a ponerme como líder? No quiero arruinar esto y que me regañen más tarde. - Terminó riendo sin gracia.
- Bien… - Confirmó sin ninguna convicción. - De todos modos, Chrome me dijo una cosa; ¡Tu gravedad es la clave del éxito, Enma! Porque todo este juego es... Una especie de cosa de equilibrio. - Los extraños ojos contrarios brillaron de comprensión.
- ¿Pero no sería eso una trampa?
- Bueno, sí… - Confirmó torpemente. - Pero no es que este juego siguiera las reglas de todos modos, el año pasado fue un desastre, ¡incluso participaron estudiantes que no formaban parte de ninguno de los equipos! - Exclamó de nuevo, recordando la aterradora entrada de Hibari.
- Parece... complicado. - Comentó el pelirrojo, su falsa seguridad desapareciendo en un instante.
- Pero honestamente, Chrome me dijo algo más importante hoy. - Añadió al ver la creciente inseguridad de su amigo, recordando las palabras de su Guardiana. - "Nadie debería poder obligarte a hacer algo que no quieres."
- Oh… - Fue todo lo que dijo el hombre mayor en su sorpresa, no es que supiera mucho sobre la ilusionista, pero pensaba que ella era una persona más retraída que eso. - P-pero… Necesito hacer esto, Tsuna, es importante porque… - Se detuvo, sonrojándose, claramente sin querer hablar de eso. - Luego veré cómo funcionan las reglas, aunque no sé dónde voy a conseguir un poste para practicar...
- Ven a dormir a mi casa hoy después de las clases y te explicaré todo sobre el juego. - Sugirió con una sonrisa esperando que pudiera ayudar a la moral de su mejor amigo. - Puedes dormir allí si quieres también. Mi padre tenía unos materiales viejos que pueden servir de poste.
- ¡Eso sería genial! - Y pareció haber funcionado, al ver cómo su expresión pesimista pronto se abrió. - Les haré saber a mí família que dormiré afuera, pero ahora le prometí a Koyo que ayudaría a poner las pancartas y carteles alrededor de la escuela, así que te veré más tarde, Tsuna.
- Hasta más tarde.
Y con eso, se encontró completamente solo en el aula, que ningún alumno había estado allí para comer, nuevamente demostraba lo ansiosos que estaban todos con el evento.
-...Este silencio, en el sentido negativo de la cosa, es un poco nostálgico. - Se comentó a sí mismo acercándose a la ventana y viendo como estudiantes de todos los años corrían de ahí para acá preparando todo. - Creo que me acostumbré demasiado a los gritos y el caos, debo estar volviéndome loco.
- No está loco, Jefe.
- ¡AAAAAH! - Casi se cae por la ventana cuando la joven bruma simplemente se materializó nuevamente a su espalda. - ¡C-chrome! ¡N-no hagas eso!
- ¡Perdón! - Susurró miserablemente. - El Jefe siempre sabe cuando el Sr. Mukuro está cerca, así que pensé que no sería un problema acercarme así...
- Mukuro es un caso especial, creo. - Intentó decir con una mano en el pecho, tratando de calmar su corazón acelerado. - No sé cómo siento su presencia, y aunque tu llama sea del mismo tipo, no puedo hacer lo mismo contigo, eso parece...
La joven inclinó la cabeza con curiosidad, pero no agregó más comentarios al respecto.
- Pero de todos modos, ¿Qué haces aquí? Pensé que las chicas ayudarían a preparar la comida para el evento. - Y viendo como la otra infló un poco las mejillas ante el comentario, luego añadió apresuradamente. - ¡N-no es que no te quiera aquí! Yo solo... No quiero causarte ningún problema...
- El Jefe nunca es un problema. - Siguió la joven con su adorable sonrisa tímida. - Y no puedo dejar que vuelva a pasar el descanso solo…- Terminó con una determinación aún más encantadora. - Entonces… ¿Está bien si vamos juntos a la azotea?
- ¡P-por supuesto! ¡Sin problema! - Aceptó sintiendo que se le coloreaba la cara, amiga o no, todavía era extraño pensar que estaría solo con una chica, pero al mismo tiempo, era genial tener compañía nuevamente.
Durante la última semana, su madre no se había acordado de preparar su almuerzo, y él se había levantado hasta tarde tantas veces que no había tiempo para improvisar algo por su cuenta.
Gokudera y Yamamoto habían ofrecido sus propias comidas el primer día, pero después, algo pareció alejarlos y con eso ellos simplemente empezaron a saltar esta comida como lo hacían en el pasado.
Mientras se ponía de pie y conducía a Chrome hasta el techo, consideró por primera vez que sus amigos solo habían estado alejados los últimos días debido a la proximidad del Festival de Deportes, que había ignorado por completo.
Tenía mucho sentido ahora que se detenía a pensar.
Solo era un tonto que se preocupaba demasiado.
-.-.-.-.-.-.-.- .-
- ¡Mierda! ¡Esta mierda nunca termina! - Murmuró Gokudera por milésima vez ayudando a Yamamoto a extender un enorme cartel de bienvenida frente a la escuela. - ¡Mientras estamos aquí, el Décimo está solo! - Su ira solo aumentó cuando notó que el otro no parecía escucharlo, perdido en sus propios pensamientos. - ¡¿Qué pasa idiota del béisbol, por qué esa cara de mierda?!
El mencionado dio un leve sobresalto, como si acabara de notar la presencia opuesta.
- Yo estaba pensando.
- Bueno, eso es obvio. - Se burló la Tormenta poniendo los ojos en blanco, pero su expresión se volvió un poco menos agresiva cuando la expresión seria contraria no se desvaneció. - ¿Me vas a decir qué es o tengo que hacerte explotar?
Esto finalmente devolvió la sonrisa al otro, incluso si era mucho más pequeña de lo habitual.
- Tienes una forma graciosa de demostrar que te preocupas.
- ¡Calla la boca!
- Estaba pensando en el comportamiento de Tsuna. - Empezó la Lluvia, y si antes ya tenía la atención del japonés-italiano, ahora esta era absoluta. - Ya sabes, desde que el Niño se fue, parecía muy perdido, apenas respondía cuando intentábamos hablar, estaba ahí, justo a nuestro lado, pero… Cómo explicarlo. - Saltó al menos mitad de los escalones de la escalera de madera en la que se encontraba, apoyándose en la entrada, cayendo al suelo con envidiosa gracia, Gokudera hizo lo mismo, con mucha menos delicadeza. - ¿Tsuna parecía estar desapareciendo…? - Él dudó. - No lo sé, fue totalmente diferente a la calma que sentí de él antes de la batalla contra Vindice*. Toda la semana estuvimos en la misma aula y apenas podía sentir que él estaba allí, que su llama estaba allí. Fue como un chasquido, tan pronto como el Niño se fue, Tsuna se fue.
- ¡¿Como te atreves a decir eso?! - Se sintió ofendido. - ¡La presencia del Décimo es más que notable!
- Estoy de acuerdo. - Eso hizo que el otro se sorprendiera. - Por eso es extraño, simplemente se sintió… Equivocado, no me digas que no lo notaste, sé que también te alejaste cuando sentiste que le estábamos molestando. - Acusó, sin obtener más que un "tsc" de disgusto en respuesta. - Incluso llegué a sentirme irritado con el Pequeño por eso. Simplemente no es justo que su presencia haga tanta diferencia, y es aún peor si no podemos acercarnos a Tsuna sin él.
- Estás diciendo tonterías. - Murmuró el otro, pero con un tono poco convincente.
- Dices eso pero te inscribiste como voluntario en la organización de la escuela, porque como yo, no podías quedarte ahí parado solo viendo todo esto.
- ¡Cállate! ¡Solo quiero que la escuela esté impecable para cuando el Décimo sea el líder y gane la Batalla del Poste!
- ¿Abdicará Sasagawa de nuevo? - Se preguntó a sí mismo Yamamoto, más animado con la idea, Gokudera notó el cambio al referirse a el mayor, pero prefirió no comentar. - Escuché de Kaoru que fue elegido como líder nuevamente por ser un tercer año.
- ¡Espero que lo haga, el Cabeza de Césped! ¡Si no, le obligaré a que le des el liderazgo al verdadero jefe!
Yamamoto solo se rió entre dientes en respuesta, pero claramente estaba de acuerdo.
- Simplemente no quiero volver al pasado… - Murmuró para sí el deportista, el sonido que indicaba el inicio de la pausa impidió que el otro lo oyera. - ¡Ah, será mejor que nos demos prisa si queremos almorzar con Tsuna!
Sin embargo, antes de que pudieran dar dos pasos, un grupo de estudiantes de su clase llamó la atención de la pareja.
- ¡Capitán Yamamoto! ¡Gokudera! - Exclamó un joven de rostro delgado y con gorra de béisbol, Taniguchi*, indicándoles que se acercasen, estaba por delante de un grupo de otros cinco.
- ¿Sucedió algo? - Interrogó el mayor, amable como siempre.
- ¡No te ayudaremos en nada más, si eso es lo que quieres! - Intervino el más joven, provocando que más de un alumno diera un paso atrás, temerosos de la actitud agresiva, por más que estuviesen acostumbrados.
- ¡N-no es eso! - Insistió Taniguchi con ambas manos levantadas en señal de rendición. - ¡Queríamos invitarles a almorzar con nosotros!
- Nos dimos cuenta de que finalmente dejaron de andar con Inutil-Tsuna. - Agregó Abe Osamu*, con su cabello puntiagudo y nariz aplanada. - ¡Ha tardado más de lo que pensábamos, pero es bueno verles finalmente libre de ese retraso!
- ¡Es verdad! - Se unió Teppei Oda* de aspecto esquelético, con entradas en su cabello oscuro, asintiendo frenéticamente. - ¡Queríamos invitarles antes, pero estaban tan ocupados con la organización que ni siquiera tuvimos la oportunidad!
- ¡Malditos! - Comenzó Gokudera, ya metiendo las manos en los bolsillos en busca de su dinamita, deteniéndose cuando Yamamoto estiró su brazo frente a él. - Lo que tú-
- Taniguchi, Osamu y Oda. - La Lluvia nombró a cada uno de ellos lentamente, un escalofrío recorriendo sus espinas al escuchar el tono inusual y la expresión mortalmente seria en el rostro de ese estudiante que había sido tan amigable con todos desde su primer día en la escuela. - Tsuna es nuestro mejor amigo, y a ninguno de nosotros nos gusta escuchar insultos sobre él, así que retracta lo que dijeron.
El espadachín no había desenvainado una espada, pero aun así parecía que sus palabras habían golpeado al grupo del mismo modo que sus espadas, por la forma en que todos se habían congelado en su lugar. Era eso, o el intenso aura asesina que desprendía del chico.
- ¿C-capitán? - Cuestionó Taniguchi asustado, a pesar de que su capitán siempre tuvo una postura diferente cuando jugaba, una mucho más seria y concentrada, la que presentó en ese momento era aún más aterradora.
- No me repetiré. - Declaró en tono claro de amenaza, haciendo que el poco color que aún quedaba en los rostros de sus compañeros se desvaneciera.
- ¿Qué está sucediendo aquí? - Preguntó una voz distante.
Las expresiones de alivio de los cinco estudiantes fueron claras como la luz del día cuando la voz de Kusakabe se elevó a través del silencio depredador que la Lluvia había colocado en el área.
- Saben muy bien que el presidente Hibari no tolera las multitudes. - Dijo aún lejano, en tono serio, acercándose con pasos firmes.
- ¡Lo siento vicepresidente! - Taniguchi fue el primero en recuperarse, aprovechando la llegada para huir cuanto antes con sus amigos, sin dejar de lanzar miradas asustadas al líder de su club.
- ¿Qué fue eso? - Gokudera fue quien rompió el silencio, mirando con extrañeza al mayor.
- ¿Qué? - Quería saberlo, volviendo a su habitual actitud despreocupada. - No me gusta que ofendan a Tsuna tanto como tú.
- ¡Sí! Pero nunca reaccionaste… Así. - Colocó con énfasis señalando la postura todavía rígida del otro. Demasiado absorto en lo que sucedió para molestarse en discutir sobre quién se ofende más cuando le hablan mal de su jefe. - Realmente parecía que los iba a matar si no se retractaban de lo que dijeron.
- Ah… - Se limitó a decir Yamamoto, dejando caer su sonrisa. - ...Creo que todavía estoy estresado con esta historia sobre el Pequeño y Tsuna, no lo sé. - Se encogió de hombros.
- ¡Eres una Lluvia! ¡Deberías ser el más tranquilo entre nosotros! - Eso hizo que el mayor ladeara la cabeza, confundido, irónicamente pareciéndose a Chrome por el gesto.
- ¿Consideras a Squalo una persona tranquila?
- ¡Maldita sea! ¡No! ¡Definitivamente no!
Y la respuesta tan espontánea hizo que el espadachín se echara a reír, esta vez con sinceridad.
- ¡Entonces!
Y su risa no había disminuido incluso cuando Kusakabe por fin se acercó.
- Yamamoto, Gokudera. - Nombró a la pareja serio.
- ¡Oye! Hola señor veterano. - Dijo de nuevo el simpático beisbolista, llevándose ambas manos a la nuca. - Lo siento, no queríamos causar problemas.
El mayor no respondió de inmediato, se limitó a mirarlos a ambos durante un largo rato y luego respondió:
- Sawada está en el techo con la chica llamada Chrome Dokuro de su aula. - Dijo simplemente. - Dasen prisa, la pausa está a punto de terminar.
- ¡Oh! ¡Gracias! - Le agradeció y luego comenzó a correr para dentro del edificio, siendo seguido por un Gokudera maldiciendole.
Kusakabe se quedó donde estaba, mirando las espaldas del par con el ceño fruncido.
Por un momento, cuando sintió ese aura peligrosa en los terrenos de la escuela, pensó que era Hibari, lo cual era extraño, ya que debería estar en el techo ahora, porque era el lugar más tranquilo de la escuela en estos tiempos de festivales, además de ser el lugar perfecto para vigilar cómodamente el movimiento de todos.
Por eso vino a investigar, y se sorprendió al encontrarse con los amigos de Sawada, solos.
-...Espero que Sawada regrese al centro de su manada, todos han estado muy agitados. - Se comentó a sí mismo, volviendo a su inspección, pensando que incluso su jefe había estado de muy mal humor en los últimos días, desde que el castaño se alejó de todos.
-.-.-.-.-.-.-
Tsuna estaba mirando incómodo a la gentil chica cuando finalmente llegaron al techo, sin saber exactamente qué hacer. Con vergüenza, se dio cuenta de que a pesar de que se conocían desde hacía un razonable tiempo, esta era la primera vez que estaba a solas con la ilusionista.
Su mente adolescente en ese momento pareció pensar que era bueno recordarle que el mismo día que se conocieron, la joven le había saludado con un beso en la mejilla, haciéndolo sonrojar terriblemente.
- Jefe, ¿Se siente bien? Puedo acompañarte a la enfermería si quieres. - Comentó tímidamente avergonzada.
- ¡N-no! Estoy bien… - "Y Shamal no me atendería de todos modos…" - Pensó para sí mismo, después de todo, el mujeriego finalmente había regresado a la escuela después de una larga ausencia.
- Entonces, ¿Nos sentamos? - Ofreció luciendo casi tan avergonzada como él. Casi.
- P-por supuesto. - Y estaba en medio de la acción cuando algo llamó su atención, gritando y cayendo de espaldas al suelo cuando una figura saltó desde lo alto del tanque de agua, deteniéndose graciosamente entre la pareja. - ¡Hiiie! ¡H-hibari!
El mencionado le dio una mirada seca al más pequeño, quien se estremeció y se llevó ambas manos a la boca, temiendo decir algo malo y ser mordido hasta la muerte por eso.
- Herbívora, pequeño animal. - Reconoció, manteniendo su expresión fruncida. - No se permite aglomeraciones.
- ¡L-lo siento Hibari! - Tsuna se apresuró a decir, logrando incorporarse. Algo le dijo que el hombre mayor estaba de muy mal humor y que lo último que necesitaba ahora era presionarlo.
- Pero… - Comenzó Chrome, reuniendo todo su coraje para enfrentar al hombre mayor que dirigió su atención a la tímida joven que rara vez se había atrevido a hablar con él. - ¿Se puede considerar a dos personas como una aglomeración? Porque no creo que el Sr. Nube* cuente como parte de un grupo, ¿Verdad?
Inmediatamente el rostro del Cielo palideció, estaba muy orgulloso de la nueva resolución de su amiga de enfrentar al mundo a pesar de su timidez y su discapacidad, pero no pudo evitar temer por la vida de ambos cuando eso la llevó a cuestionar a Hibari, de todas las personas.
Estaba a punto de intentar decir algo para aliviar la situación, o en el peor de los casos, asumir la culpa para que la chica no saliera lastimada, cuando una acción que no había imaginado lo detuvo.
Hibari sonrió, pareciendo mirar a la joven desde una nueva perspectiva.
- Es una respuesta descarada, herbívora.
- C-chrome, ese es mi nombre. - Intentó, su expresión adorablemente fruncida. - Y no herbívora.
- Y yo no me llamo "Señor Nube". - Para sorpresa de Tsuna, respondió el mayor, sin quitar la sonrisa de sus labios.
Tenía la impresión de que estaba viendo suceder algo importante, pero no podía decir qué.
Fuera lo que fuera, el coraje de Chrome parecía estar al límite, y no podía culparla, ya que Hibari insistía en mirarla con esos ojos de águila que tenía, si hubiera estado en el lugar de la Niebla, habría corrido ya.
Sintiendo que necesitaba ayudar a la amiga que había sido de tanta ayuda para él hoy, incluso ayudándolo a no ser el líder del juego del Poste y dándole una oportunidad a Enma quien, aunque claramente nervioso, parecía dispuesto a enfrentarlo, solo podía culpar a sí mismo cuando las palabras saltaron de su boca antes de que pudiera detenerlas.
- H-hibari, ¿Le g-gustaría almorzar con nosotros?
¿Qué?
¿Qué locura acababa de decir?
Hibari, quien era la persona que más odiaba las multitudes, ¿simplemente lo había invitado a reunirse y almorzar EN GRUPO?
Era oficial, se había vuelto loco, Reborn lo había logrado, podía escuchar la vocecita del Ex-Arcobaleno riéndose de su desgracia en el fondo de su mente. De tantas formas que había para morir...
Debido a la invitación, la Nube de hecho había pasado de prestar atención a la Niebla a enfocarse en el Cielo con una ceja ligeramente levantada, claramente tampoco esperaba tal gesto.
Mientras tanto, Chrome parecía simplemente maravillada con el coraje de su jefe, vibrando en una corriente de apoyo silencioso que enorgullecería a Gokudera.
- Q-quiero decir, S-si realmente no cree que somos un grupo muy grande y si usted tiene hambre… - Sawada intentó en vano salvar su propio cuello.
- Esa cara tuya. - Comenzó el presidente, mirando al más joven con la misma atención que le había dedicado a Chrome momentos antes. - Es mucho mejor, la otra que traías el resto de la semana me estaba irritando.
-...¿Eh?
Esta no era la contestación que imaginaba. Sin embargo, su sorpresa ante una respuesta tan extraña tuvo que esperar cuando se dio cuenta de que esto era más o menos lo mismo que Hibari le había dicho durante la batalla contra Shimon, cuando aún se encontraba devastado y tratando de lidiar con la falsa posibilidad de que Iemitsu fuera el asesino cruel que destruyó a la familia de Enma*.
- Ah… - Comenzó a conectar los puntos, sintiéndose un poco avergonzado de sí mismo. Debía haber parecido tan patético esta semana por la ausencia de Reborn, como estaba aquella vez. - Lo siento, creo que estaba demasiado atrapado dentro de mi propio mundo para ver las cosas a mi alrededor, es decir, es ridículo, ni siquiera me di cuenta de que la escuela se estaba preparando para un festival... - Confesó rascándose la nuca torpemente.
- Todos hemos estado preocupados por usted, Jefe. - Puso Chrome de una forma mucho más directa que su compañero. - Cada uno a su manera. Estuvo muy alejado esta semana desde la partida del Sr. Reborn, pero ninguno de nosotros sabía qué hacer para que se sintiera mejor.
Hibari no confirmó ni negó nada, solo lanzó una mirada enojada a Chrome por incluirlo en un grupo incluso a través del pronombre "nosotros", quien solo sonrió inocentemente. El Cielo, a su vez, no pudo evitar sentir calor en su corazón, junto con sus mejillas, cuando las palabras de la joven golpearon su pecho y ardieron allí.
- Gracias. - Fue todo lo coherente que logró decir, haciendo un esfuerzo por no ahogar la voz, estaba seguro de que no escaparía al ataque del presidente si dejaba todo eso demasiado emotivo. - Y lo siento, me aseguraré de mejorar mi rostro a partir de ahora, Hibari. Siento preocuparte, Chrome.
- Mmm.
- Me alegro de que esté mejor ahora, Jefe. - Respondió la ilusionista con sinceridad. - Parece más leve desde la fiesta.
- ¿Más leve? - Repitió confundido. - ¿Perdí peso?
- No señor, me refiero a su llama.
- ¿Mi llama? Todavía no entiendo bien cómo funciona eso de sentir las llamas, creo que aún me estoy acostumbrando… ¿La mía se sintió diferente? - La joven solo asintió. - Creo que como Natsu ella responde a mis emociones. Sinceramente, no sentí ningún cambio.
En ese momento, Hibari miró a la única puerta que conducía al techo, luego se alejó de la pareja en una clara señal de que se iba.
- Otra ocasión.
- ¿Qué? - Por eso se sorprendió cuando de repente él empezó a hablar de nuevo.
- Aceptaré la invitación a almorzar, en otra ocasión. - Reforzó sin dar la vuelta, luego saltó al techo por encima de la puerta, y desapareció más allá del tanque de agua, probablemente saliendo del techo.
- ¡Felicitaciones, Jefe! - Animó Chrome finalmente sentándose. - ¡El Sr. Mukuro siempre dijo que quien lograra domesticar a la alondra salvaje se merecía un premio! - Inclinó la cabeza en su característica pose de duda. - ¿Aceptar almorzar se puede considerar domesticar?
- ¡Hiiiie! ¡Chrome! ¡No dejes que Hibari te escuche decir eso! ¡NUNCA!
Y aunque la mera posibilidad de que el mayor escuchara esto lo asustaba, no pudo evitar sentirse inmensamente feliz.
Hace casi dos años, nunca imaginó que su vida podría ser así, donde incluso el estudiante más peligroso y aterrador se preocupaba por él, al menos hasta cierto punto.
Probablemente nunca agradecería lo suficiente a Reborn por la familia que consiguió a través de él.
Nunca le dejaría saber eso.
Probablemente.
Resultó que Hibari se había alejado posiblemente al sentir el acercamiento de un Yamamoto animado, un Gokudera destrozado y un Ryohei extremadamente ruidoso.
- ¡DÉCIMO! ¡POR FAVOR! - Prácticamente suplicó mientras se arrojaba a los pies del Cielo.- ¡Dime que está mintiendo el Césped! ¡Y que mañana serás el líder!
- ¡NUNCA MENTIRÍA SOBRE ALGO TAN EXTREMO!
- Vaya, Tsuna, estábamos muy emocionados de participar en el juego todos juntos este año de nuevo. - Consideró la lluvia más tranquila que los otros dos.
- Lo siento Gokudera. - Se ofreció para ayudar al otro a levantarse. - Será mejor que no participe este año, perdimos en la última edición por mi culpa.
- ¡Perdimos por el maldito Hibari que entró cuando no lo llamaron! ¡El Décimo no tuvo la culpa de nada!
- Técnicamente Gokudera, solo perdimos porque tú y Sasagawa empezaron a pelear, ¿no te acuerdas? - Ryohei se volvió hacia el más joven, parpadeando sorprendido por un segundo antes de sonreír más brillante que nunca.
- TIENE RAZÓN, GOKUDERA, ¡NECESITAMOS EXTREMADAMENTE UNA REVANCHA!
- ¡CÁLLATE, CABEZA DE CÉSPED, DEJARÁS SORDOS A TODOS!
Realmente esperaba que Hibari ya se hubiera ido del techo, porque si no estarían muy muertos.
Después de todo eso, casi no les quedaba tiempo para comer juntos, pero todos se rieron y se divirtieron mucho en el tiempo que tuvieron.
Como debería ser.
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Como prometió, Enma se había unido a Yamamoto y Gokudera para acompañarlo a casa.
Cuando llegaron a la esquina de la calle, los dos amigos se despidieron del Cielo y la Tierra, no antes de que el Jefe Shimon recibiera amenazas de un Gokudera enojado, ordenándole que no estropeara todo, donde solo asintió.
Al llegar a la Residencia Sawada, los dos fueron recibidos por el Ex-Arcobaleno que estaba tomando su café en lo alto de un poste, con una sonrisa que indicaba que un entrenamiento espartano estaba a punto de realizarse, y quizás lo peor fue el hecho de que el Sol estaba mirando directamente a Enma con esa expresión que prometía mucho dolor.
Tsuna se preguntó por un momento cómo sabía Reborn que no sería el líder ese año, y lo peor, donde había encontrado un poste tan perfecto para el entrenamiento de Enma, pero en el fondo ya se imaginaba que esto pasaría, después de todo, era de Reborn que estaba hablando.
Cuando el moreno estaba a punto de entrar a la casa, el Hitman lo detuvo, quien afirmó que incluso si no fuera el líder este año, seguiría participando y apoyando a su mejor amigo, como debería hacerlo un verdadero jefe de la mafia.
El Vongola solo suspiró resignado, por lo general lucharía contra eso, pero se sentía demasiado cansado ese día para discutir con su tutor, además quizás sería mejor que Enma entendiera todo usando la práctica, así que simplemente aceptó, poniendo tanto su mochila y la de su compañero dentro de la casa.
Reborn sonrió satisfecho, finalmente su alumno pareció comenzar a aceptar, aunque fuera mínimamente, su futuro en la mafia, aunque solo fuera por un amigo.
Y así comenzó el entrenamiento.
Enma usó su gravedad de manera discreta para ascender hasta lo alto del poste, simulando un gran salto. Reborn le ordenó a Tsuna que fuera su oponente, y que su misión era derribarlo de ahí.
El Cielo se negó de inmediato, nunca iría en contra de su mejor amigo, nuevamente, a su vez, la Tierra argumentó que todo estaría bien y que él podría dar todo de sí, caso quisiera.
Sin embargo, en primer lugar, Reborn les dijo a ambos que entregaran sus respectivos anillos, ya que en la competencia no se permitirían accesorios y utilería, además de ayudar en el entrenamiento para mejorar el control de Llamas de la Tierra sin el mismo anillo.
Los dos estuvieron de acuerdo, de mala gana, pero estuvieron de acuerdo.
Desde la pelea contra Vindice, las habilidades gravitacionales de Enma tuvieron una mejora considerable, no lo suficiente como para no enviar a Tsuna volando varias veces cuando no pudo controlar la densidad de sus poderes, especialmente cuando usó sus ojos en lugar de sus manos para enfocarlos*. Todavía era una tarde divertida.
"Al menos para alguien", pensó Tsuna.
A la hora de dormir, ambos estaban exhaustos, pero muy satisfechos con el progreso que habían hecho, incluso era posible ver pequeñas llamas de determinación en los ojos de Enma, era como si nada pudiera salir mal.
Al menos, eso es lo que imaginó Tsuna, mientras se dormía lentamente y cerraba los ojos.
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El frecuente sonido del hierro se podía escuchar resonando en una pequeña habitación de madera, un niño de piel oscura, cabello negro alborotado y ojos tan azul que casi se reflejaban como blancos, miraba fascinado como un hombre negro corpulento golpeaba un martillo debajo de un yunque en una pieza de metal que gradualmente tomaba la forma de una espada.
- Presta atención, muchacho. - Dijo el hombre entre martillazos con su tono áspero, pero pensativo. - El secreto no está en la fuerza, sino en la forma de cada golpe de martillo, y en los sentimientos del herrero al forjarla, al fin y al cabo una verdadera espada es aquella que lleva no solo el alma del espadachín que la empuña, sino también de quien la creó en primer lugar. Si quieres ser un herrero tan hábil como yo, o como tú abuelo, ten en cuenta que nuestro trabajo es mucho más que una profesión, es una vocación en la que tenemos que dedicarnos con toda nuestra determinación!
Los ojos del niño brillaron mientras asentía con vehemencia con la cabeza.
- Esto es una tontería. - Dijo una mujer de cabello largo y negro, que llevaba una gran canasta de ropa en sus manos. - Nada de esto va a poner comida en nuestra mesa, y lo sabes bien, debería enseñarle a este chico a hacer cosas más rentables que solo esta letanía emocional.
El niño pareció decepcionado por los comentarios de lo que parecía ser su madre. El hombre, su padre, sin embargo, solo se rió entre dientes ante el comentario mientras se llevaba la mano izquierda a la enmarañada barba.
- ¡Un arma hecha con cuidado siempre generará una buena venta! - Exclamó con confianza, su risa logrando resonar aún más intensamente que su martillo, haciendo que las vigas de la cabaña crujieran levemente con el sonido.
Su mujer no parecía en lo más mínimo convencida, poniendo los ojos en blanco mientras acomodaba el cesto de ropa sucia en sus manos.
- Schmit, no perderé mí tiempo con esa cabeza vacía tuya, pero pide más groschen la próxima vez, apenas puedo comprar cosas en la ciudad con lo que has estado cobrando por estas "armas hechas con el alma". A menos que quieras comer rábanos durante el resto del año.
El hombre se estremeció levemente ante la amenaza, pero no respondió mientras la mujer se dirigía a otra habitación de la sencilla casa.
- Tu madre tiene razón, pero el alma de un herrero arde como el fuego, ¡Es simplemente imposible evitar que hombres como nosotros lo demos todo por nuestras creaciones!
Siguió una nueva risa estridente, esta vez sin embargo, interrumpida por una patada repentina que derribó la puerta de la cabina.
El joven estaba a punto de abrir la boca para interrogar al grupo de recién llegados, pero antes de que pudiera hacer nada, su padre le cerró la boca de golpe y le susurró al oído en un tono de alerta.
- Vete con tu madre ahora mismo. - La orden se dio en un tono que no aceptaba réplicas, y aunque lo intentó, las manos callosas de la mujer de antes pronto tomaron sus hombros y comenzaron a empujarlo hacia atrás.
- Son los malditos secuaces del príncipe Christian, sabía que venderles armas sería una mala idea. - Susurró la madre en tono de arrepentimiento. - Vamos Schmittsohn, será mejor que te escondas.
- ¡Pero madre…! - Intentaba discutir, bajo la conversación de los invitados, un grupo de nueve hombres de apariencia bruta, pero de vestimentas imperiosas, que hacían los trajes que su madre hace poco cargaba en sus manos no más que harapos. El más alto de ellos, y el que vestía el atuendo más atractivo, miraba un hacha grande, evaluándola contra el sol.
- No está mal, viejo. - Murmuró mirando la hoja. - A ojo de buen cubero parece un gran trabajo, pero ¿realmente corta?
- ¡Pero claro que sí! - Exclamó Schmitt indignado. - Este es uno de mis mejores trabajos, con un solo giro de muñeca, ¡Incluso puedes cortar un enorme árbol!
- Mmmmm. - Murmuró. - Es ver para creer.
El sonido de madera destrozada hizo eco, seguido por el grito del padre, al ver su mesa de trabajo literalmente dividida en dos.
- ¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?! - Exigió saber, arrodillándose junto al mueble roto. - ¡Ese era mi escritorio!
- Pruebas. - Explicó simplemente el líder del grupo, llevando su hacha a la espalda. - El equilibrio es realmente bueno, pero la madera es demasiado blanda para una prueba real.
Todo pasó muy rápido.
Un grito frenético llenó la cabaña antes de que la mujer pudiera siquiera cubrir adecuadamente los ojos del niño, permitiéndole ver cómo un hacha cortaba el aire y, con eso, el torso de su padre. Tuvo poco tiempo para procesar lo que estaba sucediendo mientras su madre lo sacaba a rastras desesperadamente.
Las palabras y los sonidos parecían entrar salvajemente en su cabeza.
El sonido de algo pesado cayendo secamente al suelo.
-...Un arma siempre es mejor, cuando no hay otras similares con las que competir.
Los pasos desesperados que se arrastraban por el suelo, y el crujido de la puerta trasera de la casa.
-...Es mejor comprobar si no hay nadie más aquí, ¿Tenía algún tipo de ayudante?
-...Escuché que tenía un hijo.
El hundimiento de pies de dos personas por la tierra húmeda.
Su corazón parecía retumbar en sus oídos cuando uno de los hombres los vio y señaló en su dirección.
La señora atravesó un inmenso campo abierto con muchas ovejas, hasta que se arrodilló desesperada junto a un gran perro blanco, de aspecto esbelto y orejas bajas, que saltó en respuesta a la desesperación de los dos.
-...¡Allí están!
- ¡Iro, Iro, atrápalos! ¡No dejes que nos sigan!
El perro pareció entender el mensaje mejor que un humano lo haría, corriendo hacia el grupo y atacándolos sin piedad, dando así a la madre y al niño tiempo para escapar.
-...¡ES UN TALBOT!
La última imagen que vio el niño antes de entrar en un denso bosque fue la de Iro mordiendo el brazo del hombre con el hacha, y luego el animal fue arrojado y corrió antes de ser alcanzado, perdiéndose en el horizonte junto a los primeros copos de nieve.
Aún en estado catatónico, habiendo presenciado la muerte tan de cerca, de su propio padre, el niño se dejó arrastrar, mientras no dejaba de lamentar dentro de su cabeza.
"Si esto es una pesadilla, solo quiero despertar".
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No podía dormir, ¿Cómo podría? La última vez que estuvo aquí, durmiendo en esta misma habitación, su familia tenía planes de matar al descendiente de Vongola, el futuro Décimo, ahora Neo Primo, detalle que su amigo le había mencionado ese mismo día.
Que dormía ruidosamente, muerto para el mundo, justo en la cama a su lado.
A pesar de que ahora eran mejores amigos, todavía era un poco inquietante que el otro pudiera descansar en paz junto a quien alguna vez había intentado asesinarlo.
Sin embargo, pronto refutó esta idea, si Tsuna tenía problemas para tratar con personas que intentaron matarlo en el pasado, prácticamente reduciría mucho su círculo de conocidos.
En cualquier caso, probablemente no era justo decir que su amigo estaba teniendo un sueño tranquilo. Durante al menos unos minutos parecía estar dando vueltas en un sueño turbulento.
Natsu no estaba en mejor forma, el pequeño león que dormía a su lado pateaba el aire con sus patas traseras y resoplaba suavemente, sus llamas incluso estaban comenzando a aumentar de tamaño, y el calor que emitía estaba comenzando a cambiar de cómodo a algo realmente abrumador.
Se sentó, considerando si realmente debería despertar a su amigo que claramente estaba teniendo una pesadilla.
Dudó un momento, preguntándose si era buena idea despertar a alguien en esta situación, él mismo tenía su cuota de pesadillas, y Adel siempre lo despertaba en esa ocasión. Personalmente, siempre se sintió agradecido por eso.
Miró a Reborn en busca de orientación, el hecho de que el bebé durmiera con los ojos abiertos era algo que aún le molestaba profundamente, pero la burbuja que salía de su nariz indicaba que la inquietud de su alumno no le había despertado.
¿Quizás era algo común?
Sinceramente esperaba que ese no fuera el caso, pero no es que la vida del moreno carezca de razones para tener noches turbulentas como esta.
Decidió entonces despertarlo, estaba en medio de su acción cuando los ojos de su amigo se abrieron de golpe, de color naranja brillante, y una llama estalló de inmediato en su frente.
Un grito de sorpresa escapó de la garganta de Enma, cuando sin parecer realmente verlo, Tsuna simplemente saltó sobre su cabeza y su futón, demasiado hábil para alguien que estaba durmiendo hace poco, saliendo prontamente por la puerta.
Natsu fue el primero en despertar y seguir a su maestro, y Enma no lo pensó dos veces antes de seguirlos, su corazón latía tan fuerte en su pecho y su preocupación estaba tan latente en sus pasos que no tropezó ni una vez en el pasillo que conducía al baño, pero ni siquiera notó el suave peso que se había sumado a su hombro.
- ¡TSUNA! - Abriendo la puerta sin tocar, se encontró con la figura de su mejor amigo arrodillado frente al inodoro, su vida saliendo por su boca, incluso desde la entrada se podía ver como el sudor frío le corría por la frente, mientras su llama se apagaba lentamente.
Enma normalmente habría caído al suelo con torpeza a esa altura, pero se mantuvo de pie mismo cuando sintió como un peso abandonaba su cuerpo y el tutor saltaba de su hombro al suelo, al lado de su alumno.
- Tsuna, ¿Qué pasó? - Preguntó el Sol cuando el joven parecía haber terminado, para luego empezar de nuevo con sonidos aún más repugnantes.
Al darse cuenta de que el cabello de su alumno ahora estaba más despeinado que nunca, y al punto de ensuciarse, el asesino extendió la mano para sostenerlo, solo para notar que sus manos eran muy pequeñas para realmente hacer alguna diferencia, pero antes de que pudiera pensar demasiado en ello, palmas mucho más grandes que las suyas, se envolvieron con preocupación alrededor del rostro del Vongola.
Enma en algún momento también se había arrodillado para ayudar.
Bianchi apareció en la puerta, resultado de los ruidos, sorprendida por la escena, que si bien no era exactamente inusual para ella, dadas sus propias habilidades culinarias, era ciertamente notable por el horario, sin mencionar que no recordaba haber hecho ningún Poison Cooking ese día en específico.
- ¿Qué sucedió? - Ella quiso saber.
- No sé. Eso es lo que también queremos saber. - Admitió saltando a su hombro, dejando que Enma se encargara del resto. - Aún no pudo hablar, solo estaba teniendo una pesadilla, hasta que se despertó y corrió hasta aquí. En Hype Mode.
-...¿Qué? - Se puso sorpresa.
Esto definitivamente era inusual.
Tsuna tardó al menos otros cinco minutos en detenerse y respirar normalmente, luciendo claramente mejor, aunque terriblemente pálido.
-...¿Tsuna? - Quiso saber Enma con miedo, sentimiento que no mejoró ni un poco cuando vió como el moreno había se sobresaltado, como si hasta ese momento no se hubiera dado cuenta de que tenía compañía.
-...¿Enma? - Nombró sorprendido. - ¿Qué haces aquí?
-...Hoy me quedé a dormir en tu casa, después del entrenamiento para la pelea del poste, ¿Te olvidaste...?
- Ah, pues. Sí. - Dijo más incierto que de costumbre, acariciando distraídamente a Natsu quien se había acercado y comenzado a gemir en su regazo.
- Tsuna. - La voz de Reborn parecía traer el menor de vuelta a la realidad, y una pequeña expresión de alivio que cruzó su rostro no pudo evitar hacer que la Tierra se preguntara si la pesadilla podría haber sido sobre la reciente partida del asesino. - ¿Qué sucedió?
- Yo... No estoy seguro... - Lo expresó con sinceridad. - Creo... ¿Tuve una pesadilla? En realidad no recuerdo de qué se trataba, pero… - Un escalofrío recorrió su espalda, reflejándose en el león en su regazo, mientras su mejor amigo lo ayudaba a apoyarse contra la pared del fondo.
-...Está bien si no quieres hablar sobre la pesadilla Tsuna, ¡Ese tipo de cosa es muy personal! Lo sé, tengo varias pesadillas. - Se apresuró en decir el pelirrojo antes de que al profesor se le ocurriera presionar sobre el asunto.
- Gracias, pero realmente no recuerdo...
- ¿Puedes levantarte solo?
- Sí, eso creo... - Pero cuando lo intentó, simplemente cayó ruidosamente al suelo -...¿Eh?
- ¡No te esfuerces!
- Activaste el Hyper Mode, Tsuna, incluso mientras dormías. - Comenzó Reborn. - Es la primera vez que eso sucede.
- Ah… - Dejó escapar un largo bostezo, parpadeando lentamente. - ¿Quizás solo quería llegar más rápido?
- ¿Ya puede entrar en este modo sin el Gumi? - Quiso saber Bianchi interesada.
- Solo unas pocas veces, cuando sus emociones están demasiado cerca de la superficie. En la Ceremonia de Sucesión fue la primera vez.
Enma inmediatamente se sonrojó de vergüenza al darse cuenta de lo que eso significaba.
- Yo S-siento mucho por eso y- Pero se detuvo, viendo que el rostro de su amigo estaba inclinado hacia adelante. - ¿Tsuna?
Solo para darse cuenta de que el Vongola acababa de quedarse dormido de nuevo.
- Todavía es un niño. - Murmuró Reborn, con una sonrisa a igual que Bianchi, aunque sus cejas aún estaban fruncidas. - Muy bien Enma, como parte de tu entrenamiento, usarás tu gravedad para llevar a Inutil-Tsuna de regreso a su habitación.
- ¡¿QUÉ?! - Y el grito no haber despertado al otro era un gran indicio, o de lo cansado que estaba, o de lo cuán acostumbrado estaba al caos de esa casa.
De una manera muy incómoda pero extremadamente cuidadosa, el pelirrojo logró llevar a su amigo de regreso a su habitación compartida, dejando atrás a la pareja mayor.
- Eso fue realmente extraño. - Reiteró Bianchi. - ¿Quizás no se ha recuperado completamente de la Batalla de los Representantes? Realmente me sorprendió cómo él fue el único que prácticamente salió ileso de esa monstruosidad.
- Yo no sé. - Admitió de nuevo como pocas veces hacía el Hitman, una expresión seria en su rostro infantil. - Pero hablaré con Shamal al respecto a primera hora de la mañana.
Mientras, con dificultad, Enma volvía a poner a su amigo en la cama, y fue en este instante tuvo la impresión de ver un brillo proveniente de su anillo Vongola, sin embargo, pronto descartó la idea, regresando a su propia cama y volviendo a dormir incluso antes que el Ex-Arcobaleno regresara.
Después de todo, debía ser solo su imaginación.
Notes:
* Durante el capítulo 391, página 9, Yamamoto dice que fue la primera vez que vio una expresión de "todo está bajo control" en Tsuna, incluso estando a punto de enfrentar su batalla más difícil (en teoría). Inmediatamente después dice que "la presencia de Tsuna lo calmó."
* Taniguchi es el compañero de béisbol de Yamamoto que apareció por primera vez en el Arco Shimon en el Capítulo 284, página 3, ahí él dice que Mizuno Kaoru pertenece a su aula. (Y eso es todo lo que sabemos de él...)
* Abe Osamu apareció por primera vez en el capítulo 33, episodio 67, fue uno de los estudiantes que desafió a Reborn, y terminó siendo golpeado con un tiza en la frente, desmayándose en el proceso, al igual que su madre, que parece ser tan molesta como él.
* Teppei Oda fue mencionado en el Databook "Katekyō Hitman Reborn! Vongola 77" como uno de los estudiantes de la clase de Tsuna… Sí, eso es todo.
* Chrome e Hibari no tuvieron una conversación en ningún momento del manga que sea realmente relevante o significativa, la única interacción que estos dos tuvieron fue en el futuro, cuando Hibari en ese entonces apoyó a Chrome cuando sufría por la pérdida de sus órganos internos. Por lo tanto, no tenemos forma de saber en el Canon cómo Chrome se referiría a Hibari en una conversación directa.
* Cuando Tsuna luchó por primera vez contra Enma en la Isla Shimon, y se enteró de que su padre, Iemitsu, era supuestamente responsable de la muerte de la familia de su amigo, estaba extremadamente chocado por la revelación, donde ni siquiera Reborn pudo hacer nada al respecto. Sin embargo, con la llegada de Hibari en helicóptero pilotado por Kusakabe (enfatizamos esto sin razón aparente), Hibari le dice las siguientes palabras a Tsuna en el Capítulo 320, página 10: "Tu mirada de ahora, es estúpida. Observa mi pelea." Y con esto dicho, el brillo en los ojos de Tsuna regresó y después de la batalla alcanzó una nueva resolución.
* Enma usa la gravedad principalmente con sus manos, sin embargo, hay dos momentos en el manga en los que la usa con sus ojos, y estas situaciones ocurren de diferentes maneras. Cuando Enma despertó su Llama de la Tierra y atacó a los Guardianes de Tsuna, en el capítulo 298, página 15, usa sus poderes directamente con sus ojos para presionar Tsuna contra el techo, ya en el primer día de la Batalla de los Representantes, durante el ataque de Varia contra él, en un momento dado, más específicamente en el capítulo 361, página 14, Varia incapacita las manos de Enma, alegando que de esa manera no podría usar sus poderes, pero él dice que puede, y usa sus ojos nuevamente para eso, sin embargo, termina enviando a Skull a volar. Entonces, asumimos que la primera vez que Enma tuvo éxito en usar sus poderes así, fue por se tratar de una situación tan seria que involucraba a toda su familia. Ya contra Varia, estaba luchando solo, e incluso si su vida dependía de ello, no lo logró, pues no tenía la misma determinación de cuando se enfrentó a los Vongola, por eso Enma necesita enfocar su entrenamiento justamente en ese punto si quiere mejorar.
