Por JonaX, Kimonohi_Tsuki
Summary:
Se acerca la Navidad y todos se están preparando para ella cuando Reborn anuncia la primera Navidad al estilo Vongola de la familia. Eso significa: Regalos para todos, Tsuna necesita un trabajo y Byakuran un techo, ¿Tal vez no en ese orden?
Notes:
Sí, no lo viste mal, aquí hay un nuevo capítulo, ¡Un mes antes de lo programado!
¡Feliz Navidad!
Este capítulo solo salió gracias a MUCHO ESFUERZO y a los locos autores que trabajan en plena Navidad, eso es porque la fecha encajó y no queríamos desperdiciar la oportunidad.
Sin embargo, si cree que faltan partes enteras en este capítulo, ¡Tienes razón! Después de todo, ¡Por eso es la parte 1! Este capítulo se centra en la acción de algunos personajes y resume otros, precisamente los que estarán en la segunda parte.
¡Fue nuestra manera de terminar este gran capítulo en una semana y entregarlo en Navidad! (O en el caso después de Navidad...) ¡Además, por supuesto, crea un suspenso sobre el comienzo de nuestra nueva saga!
Espero que os guste y de nuevo ¡Feliz Navidad!
PD. Las notas solo se entregarán en los próximos días, porque... Sí.
Feliz Año Nuevo
ERRATA: Calculamos mal la edad de Tsuna y Lambo, Tsuna tiene 14 años (por lo que el futuro Tsuna tiene 24), y Lambo tiene seis años y en el futuro dieciséis. Lo siento amigos, ¡Viajar en el tiempo es taaaaaan confuso!
Target 416 - Navidad al estilo Vongola Parte I
La habitación era completamente blanca, teniendo solo una mesa y dos sillas en su centro, estas parecían haber pasado por mejores días, después de todo, su madera era oscura y gastada, lo suficiente como para no ser posible saber con precisión de qué árbol venían. En la superficie había varias marcas de quemaduras, algunos cortes profundos y manchas oscuras que se parecían demasiado a la sangre para que cualquier civil se sintiera cómodo.
Pero Byakuran no era un civil.
Es por eso que ni siquiera se inmuto cuando Coyote lo llevó a esa habitación y señalo con su mano mecánica que entrara, no se podía decir lo mismo de Kikyo, quien se veía verdaderamente escandalizado cuando, sin necesidad de palabras, procesó rápidamente lo que aquel lugar significaba.
- Solo su jefe. - Dijo el mayor con su voz ronca cuando el Guardián de la Nube hizo ademán de seguir Cielo. - Puede esperar con los demás en el salón de invitados.
- Yo nunca-
- Puedes irte, Kikyo. - Dijo el peliblanco con calma, tirándose contra una silla en una pose despreocupada. - Estaré bien.
El otro no parecía feliz con esa orden, sin embargo, tenía suficiente memoria sobre el Gesso como para saber que era imposible intentar razonar con él o hacerlo cambiar de opinión, y mucho menos operar en el sentido común.
- Sí, jefe. - Así que solo estuvo de acuerdo, no sin antes darle al Vongola una mirada verdaderamente mortal, extendiendo la mano y agarrando su corbata para luego tirar la y así nivelar sus alturas. - Si algo le sucede a nuestro Jefe, este castillo arderá.
- Necesitas al menos diez años para poder incluso amenazarme, chico.
- Es curioso que menciones que, por lo que recuerdo, en la mayoría de los universos usamos tu brazo como soporte de la puerta. - La expresión del Guardián de la Novena Generación se volvió aguda, pero aparentemente no fue suficiente para que el mayor perdiera la calma, mucho menos su postura.
- Está bien Kikyo, él ya entendió el mensaje. - Garantizó Byakuran cruzando las piernas y apoyándose en la mesa. - No dejes que Bluebell rompa nada, de la forma en que a esta gente le gusta la vieja basura, vamos a ir a la quiebra y aún no he terminado de pagar mi deuda con Varia.*
- Como desee, Jefe. - Y con una respetuosa reverencia, por fin empezó a alejarse, guiado por Croquant Bouche. Una sonrisa astuta en su rostro mientras metía las raíces que había puesto en la corbata del Guardián de vuelta a su manga.
- Por favor, perdona mi brazo derecho. - Comentó el más joven en tono casual. - Puede ser bastante sobreprotector.
No hubo respuesta cuando Coyote cerró la puerta de golpe con un fuerte crujido y se sentó frente al más joven.
- ¿Sabes por qué estás aquí?
- Vaya, vaya, entonces vayamos directo al grano, ¿No es así? Eso está bien para mi. ¿Por qué yo debería saberlo? Ya no veo las posibilidades a través de mis versiones de otros universos, sin mencionar que esta es la primera vez que me pasa esto. - Terminó en un tono sugerente con una sonrisa burlona.
- Estás aquí porque ha pasado más de un mes, y por mucho que hicimos todo lo posible, no pudimos encontrar ni una pista sobre las Cervello. - Siguió la Tormenta, ignorando por completo la provocación.
- Eso es bastante peculiar, pensé que eran los brazos y piernas del Noveno Vongola.*
- Ellas son una amenaza. De alguna manera obtuvieron posesión de los Anillos Vongola, liberando así a Xanxus, y si eso no fuera suficiente, lo manipularon para llevar a cabo un segundo golpe de estado.
- ¿Manipularlo? - Repetido en tono irónico. - Xan-Xan me parece cualquier cosa menos alguien que se dejaría manipular, aunque probablemente Ottavio* no estaría de acuerdo con eso.
- ¿Cómo sabes ese nombre? - Los ojos del mafioso se entrecerraron aún más.
- Como diría tu asesino a sueldo que entrena al futuro jefe. Quien sabe. En cualquier caso, lamento informarle señor Coyote, pero tampoco sé el paradero de las Cervello.
- Trabajaron para ti en el futuro. - Acusó. - Debes confiar mucho en ellas dejarlas a cargo de vigilar a Irie Shoichi.
- Qué puedo decir. - Se encogió de hombros. - Ellas no estaban muy interesadas en los derechos laborales, había muchas de ellas y yo necesitaba mano de obra. Hicieron lo que yo quería y, a cambio, yo no les haría ninguna pregunta, yo digo que era la relación perfecta. ¿Puedo irme ahora? - Dijo sacando las piernas de la mesa y haciendo un movimiento para levantarse.
- Como pensamos, no colaborarías tan fácilmente. - Metió la mano dentro de su traje, lo que de inmediato hizo que todos los instintos de Byakuran se agudizaran en alerta, que no disminuyó cuando lo que salió no resultó ser un arma, sino más bien lo que parecía un robot con patas de araña. - Tendremos que probar el "método antiguo" entonces.
A pesar de que no era un Vongola, un mal presentimiento recorrió su espina dorsal cuando vio dicho objeto.
- Debes saber qué es esto, por supuesto. - Comentó Coyote casualmente dejando que el otro analizara el robot de arriba a abajo. - Es más uno de los inventos que solo deberían existir dentro de unos años, pero debido a los recuerdos que recibimos del futuro, pudimos acceder a ellos aquí y ahora.
- Un extractor de llamas. - Respondió Byakuran simplemente. - Uno de los mejores inventos desde el Gola Mosca.
- Si yo fuera a comparar ustedes Cielos con otra cosa que no fuera ese grande horizonte de la bóveda celeste que nos envolve a todos, sin duda lo haría con. - Y entonces se llevo su mano mecánica hasta su corbata y de ahí saco la rama de Kikyo - Una planta.
Byakuran volvió a estrechar los ojos, pero su sonrisa burlona no le dejó.
- Vaya, como eso llegó ahí? Escuche que a su Jefe le gusta la jardinería, pero creo que usted esta llevando eso demasiado en serio. - Volvió a tumbarse tranquilo en la silla, pero sin dejar de ver el pequeño robot. - Además, plantas, nosotros? No nos está confundiendo con las Llamas de la Tierra? Tengo certeza que ellos deben tener algo loco como Llama de los helechos o cosa así. Personalmente, sí fuera a cambiar de nombre, yo quisiera ser la Llama del Malvavisco!
Coyote no le respondió, en lugar de eso, tecleo algunas cosas a la espalda del robot, haciéndolo empezar a moverse, para luego, encender su llama de la desintegración en un anillo, y usarla para consumir, aunque sea un poco, la planta en sus manos, lo que hizo el robot volver su atención a él.
- Una planta para crecer fuerte extiende sus raíces por el suelo en busca de nutrientes para sobrevivir. - Con sus dichos, la araña se subió a su mano y se enredó, de una manera que parecía muy dolorosa, con sus patas envueltas alrededor del dedo que llevaba el anillo, lo que ni siquiera hizo que el Guardián se inmutara con la acción. - Algunas raíces son capaces de penetrar profundamente en el suelo, ya que pueden entrar con mayor facilidad, otras terminan siendo demasiado cortas, porque no son lo suficientemente fuertes para profundizarse, o porque el suelo no es ideal para ellas, hay muchas variables. Sin embargo, hay plantas que crecen incluso en los desiertos o en el hormigón de las ciudades.
- ¿Quién iba a pensar que un viejo Guardián Vongola fuera ser un poeta? - Ironizó el peliblanco, ya no tan humorístico como antes - Su Jefe conoce esa cualidad suya?
- El Cielo que todo lo envuelve, sus llamas son como raíces, siempre buscando al buen terreno para crearse, crecer, proteger y cuidar. - Entonces de pronto apagó su llama haciendo que el robot le perdiera el interés, desenredando de su dedo, dejando para atras una marca roja y un hilo de sangre - Todos nosotros esparcimos llamas que ya no nos son útiles como piel muerta, así es como se detecta una llama mismo cuando la persona no la está usando, pero los Cielos la dejan ir naturalmente de sus cuerpos, diferente a los demás "elementos". Ustedes están siempre esparciéndose por ahí, invisibles, como pequeñas raíces, como un faro en una noche escura, inconscientemente buscando el mejor suelo, las mejores llamas para crecer junto a ellas. Lo que quiere decir. - El robot se volvió a Byakuran que trago saliva. - Que son incapaces de ocultarse a perfección de invenciones como esa, ni siquiera necesitan encencer sus llamas para atraerlas, además, de ser su objetivo favorito.
El extractor comenzó a avanzar en dirección al peliblanco, que preparó sus manos para atacar, pero se detuvo.
- Sabia decisión, si invocara llamas visibles, quizás ni yo lograra separarlo de ti, aún es un prototipo después de todo. - Dicho eso, Coyote lo sostuvo, pero sin apagarlo, Byakuran se quedó mirando como la cosa hacia fuerza para soltarse del agarre y alcanzarlo, y mismo sin acercarse más, sentía como muy despacio sus llamas abandonaban su cuerpo. - Oh sí, él no necesita estar en contacto con el elemento para sorber las llamas, aunque, claro está, así el proceso es más lento.
Byakuran respiró fondo, ignorando el malestar, y mirando serio por primera vez el mayor.
- Claro que nosostros somos los mejores combustibles, por algo Xan-Xan usó su Jefe para dar fuerza al Gola Mosca. - Aunque no dejó de lado las provocaciones. - Además, tiene certeza que debía estar haciéndome eso? No es para nada prudente atacar a un amigo de su futuro jefe.
- ¿Realmente crees que Tsunayoshi te considera uno de los suyos? - Intervino la Tormenta con asco poco disfrazado. - Después de todo que hiciste?
- Dímelo usted. - Su sonrisa se volvió más larga aunque en su frente empezaba a sudar. - Él confío en que le guardara la espalda en medio de todo la competencia Arcobaleno, además, fue yo que le defendí cuando tu segundo el mando, que por casualidad es el padre de él, lo atacó. Y solo hay una cosa que realmente enoja nuestro pequeño castaño, que le hagan daño a su gente. Yo lo sé por experiencia propia! Él hizo, literalmente, polvo de mí otro yo que mató a Uni.
Diferente a lo que esperaba, hizo eso Coyote sonreír.
- Estoy listo para recibir el castigo que Tsunayoshi crea apropiado una vez que él sea el Jefe. - Dijo con simpleza.
- Vaya, un hombre realista o quizás solo un viejo demasiado conformado con la oscuridad de la Mafia.
-...Sin embargo, él no es el Jefe ahora, yo sirvo al Noveno Vongola, y tan solo a él. Y Noveno no confía en ti. - Y fue la vez del más viejo sonreír con burla. - Además, si Tsunayoshi fue capaz de perdonar alguien como tu, creo que tengo buenas esperanzas para el futuro.
- Creo que subestima la bondad de Tsunayoshi, la confunde con idiotez, o quizás piensa que puede manipularlo. - La respiración del peliblanco fallaba un poco. - Pero, ¿Puedo decirte algo? Los únicos futuros dónde él no se volvió más grande de lo que cualquiera de nosotros pudiera controlarlo, es en aquellos que ya estaba muerto cuando Reborn apareció en su puerta.
Luego se paró, como recobrando aire, mientras era la vez de Coyote tragar saliva, pensando acerca de esa ultima información.
- Era muy linda esa comparación suyo de los Cielos con las plantas, pero creo que la devoción que tiene a su Jefe le ha cegado, o es demasiado inocente o ignorante sobre como las llamas funcionan. - Siguió en tono más despacio el Gesso. - Nosotros Cielos somos mucho más egoístas de lo que piensa. No solo buscamos otros "elementos" sino que nos alimentamos de ellos, hacemos de sus llamas nuestras sin pedir permiso. Tal vez, mismo sin saberlo, o debido a su Hyper Intuición, Tsunayoshi lo supo, y desarrollo una técnica para mejorar esa absorción.
Se paró, recobrando nuevamente las fuerzas tomadas, que le hacían incluso difícil respirar. Coyote no hizo nada para ayudar, se quedando mirando, aún sosteniendo el robot.
- Pero se insiste en las comparaciones poéticas, piensa en nosotros como árboles egoístas y consentidas. Absorbemos el dióxido de carbono que mejor nos plazca, y producimos oxígeno tan solo para los que nos importa. Y después, cuándo el proceso se invierte en la noche, expulsamos al carbono de la gente que nos da igual. Ósea, nos alimentamos de las llamas de los demás a nuestro alrededor, y solo la devolvemos pura para ser usada otra vez a quién los interesa. Creo que ustedes llaman eso de "purificar llama", pero también la pueden llamar de "armonización". Una vez que devolvemos las llamas que consumimos, si la devolvemos, lo volvemos algo más equilibrado de cómo estaba antes, cuándo la tomamos.
Se detuvo una vez más, mirando de mala cara el robot que le consumía la energía, no podía dejar de pensar que así debería sentirse los arcobalenos frente al Non-Trinisette.*
- Ustedes no tienen idea de la locura que hicieron al dejar un Cielo como Tsunayoshi con un Sol como Reborn, y si fuera poco, su primera vez peleando con llamas fue contra Rokudo Mukuro. La primera llama que realmente probó, fue de una Niebla totalmente desequilibrada y caótica, ¿Piensa que aceptará menos después de eso? - Se rió entre dientes. - ¿Ya escuchó la frase? "Somos lo que comemos"¿Por qué cree que yo fue a decenas de dimensiones para reunir mis Coronas Fúnebres? ¿O por qué cree que la Varia es hecha con lo peor y mejor de la Mafia? Porque los desequilibrados son los más sabrosos, y después de empezar con Rokudo, nuestro Castaño tiene de los paladares más preocupantes. Mismo que él no sepa, no es solo su bondad que lo hace estar entre los peores, y créame cuando digo que estaré ahí para ver Vongola afondar a manos de lo que ha creado.
Coyote golpeó con fuerza ambas manos sobre la mesa, dejando por fin libre al robot, que habría avanzado hacia Byakuran, si la puerta no se hubiera abierto bruscamente en ese momento, revelando la alta y enfadada figura de Gamma, quien luego se hizo a un lado para dejar espacio a su Jefe.
- ¡Este interrogatorio está cancelado! - Exclamó la líder del Giglio Nero, vistiendo su ropa habitual, luciendo irritada lo que la hacía parecer mayor de lo que realmente era.
La nueva adición hizo que el robot perdiera inmediatamente el interés en Byakuran, pero Coyote fue ágil para apagarlo antes de que causara un gran desastre diplomático. El peliblanco dejó escapar un largo suspiro de alivio.
- Te tardaste Uni.
- ¡¿Cómo te atreves a decir eso a la Princesa?!
- Noveno puede ser insistente cuando quiere. - Fue la respuesta de la joven entrando en la habitación con pasos firmes. - Sr. Coyote, supongo. Tengo el permiso de su Jefe para llevar a Byakuran conmigo.
La Tormenta frunció el ceño, pero un asentimiento de Visconti le hizo suspirar y asentir a par.
- Por supuesto, señorita Uni. - Confirmó con sencillez, y antes de que le dieran el visto bueno para salir, Byakuran ya se había levantado y se dirigía hacia la puerta, no sin detenerse y lanzar una última mirada burlona al Guardián.
- Fue un gran disgusto, espero que no nos volvamos a ver, a no ser que sea para su funeral, y que tenga un día terrible.
Y se fue sin ver la reacción que provocó, empujando a Uni por los hombros por el enorme y suntuoso pasillo, para exasperación del Guardián del Rayo.
-.-
Cuando estaban lo suficientemente lejos, esta vez sin ser seguidos por ningún miembro de la Novena Generación, y Gamma ya había quitado las garras de Byakuran de su Princesa, Gesso volvió a hablar, todavía cansado.
- Empiezo a recordar por qué quería destruir a Vongola. - Refunfuñó, haciendo crujir su cuello. - Realmente necesito un malvavisco.
- ¿Estás bien, Byakuran? - Preguntó su compañera preocupada.
- Estaré bien, no te preocupes. - Dijo con una sonrisa amistosa, diferente a las que había dirigido a Coyote. - ¿Pero cómo lograste convencerlos a me dejar salir del castillo?
-…Bueno… - Esto hizo que la joven se sonrojara de nuevo, mirando un cuadro de Vongola Terzo. - En realidad, solo logré que se detuviera el interrogatorio, pero todavía tenemos que permanecer en el castillo.
- ¡Y para lograrlo ya fue necesario un gran esfuerzo de la Princesa! - Defendió Gamma irritado.
Byakuran estaba a punto de replicar, pero la joven siguió con un tono adorablemente inseguro.
- Pero pensé que conocerías todas las formas de salir de aquí, después de todo, has invadido este lugar en todas las dimensiones. - Completó ante el completo horror de su brazo derecho.
- Princesa, no puedes…
- Me gusta tu línea de razonamiento. - Elogió Byakuran despeinando ligeramente el pelo de la niña más pequeña, que sonrió ante el cumplido. - Creo que tengo la salida perfecta para nosotros.
Sin pedir permiso, recibiendo tan solo como respuesta una exclamación de sorpresa, el Gesso tomó al joven Ex-Arcobaleno en brazos, y luego corrió hacia la ventana, desplegando sus alas blancas en el mismo momento en que pisó el marco.
- ¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?! - Gritó Gamma, activando su caja y sus botas para seguirlos.
- Ah, Tsunayoshi usó la ventana cuando vino a pedirnos ayuda en la Batalla Final contra Jaeger y Bermuda, ¡Se veía tan genial haciéndolo! Así que quise probarlo.
- ¡¿CON LA PRINCESA EN SUS BRAZOS?! - Gritó empezando a volar sobre los jardines. El rubio no pudo evitar notar como varias armas les apuntaban, viniendo desde personas, e incluso de la estructura de defensa de la casa.
- ¡Pero claro! Estando con Uni, no me van a disparar.
- ¡MALDITO BASTARDO!
- Volar… ¡Es tan emocionante! - Por su parte, la joven observaba la vista con asombro.
- ¡Agárrate Uni, será un aterrizaje duro!
- ¡PRINCESAAAAAAAAA!
- ¡Yaaaaaaaaay!
Y tomando un vuelo rasante, esquivando algunos disparos que apuntaban sobre todo a Gamma, lo cual electrocutaba las Boxes Weapon de Gallo del Sereno que intentaban interceptarlos, llegaron al jardín.
- ¡Señor Byakuran!
- ¿Qué estás haciendo? - Ganauche y Brabanter que custodiaban a Kikyo y Torikabuto, al ver que el dúo se acercaba en franca huida, tomaron sus propias armas.
- Já, como si yo lo permitiera. - Ironizó Kikyo, y al final de sus palabras, varias plantas surgieron del suelo atrapando a los dos guardianes.
- ¡¿P-pero qué es esto?! ¡¿Una ilusión?! - Puso el Rayo Vongola sorprendido.
- No, son plantas reales. - Respondió el Guardián de la Lluvia.
- Por supuesto que son plantas reales. - Se ofendió Kikyo, agarrando la pierna de Torikabuto mientras éste empezaba a flotar. - ¡Soy una Nube, no una Niebla!
- ¿Ya tenían una trampa preparada? - Quería saber Uni impresionada, viendo como Rayo y Lluvia eran tragados por varias ramas en un claro ataque sorpresa.
- ¡¿Cómo podías saber que todo saldría mal?! - Preguntó Gamma con suspicacia, utilizando su taco de billar para apartar dos balas que estaban demasiado cerca de su Princesa para su gusto.
- Hunf, este viejo cree que somos principiantes. - Ironizó Kikyo, abriendo su propia caja y haciendo que sus dinosaurios devorasen otras boxes de armas que se acercaban en el horizonte. - Cuando esa Tormenta Senil destruyó la planta que le puse, estaba seguro de que nuestra salida no sería tranquila.
- ¿Lo has preparado todo? - Preguntó divertido Byakuran, haciendo un giro en el aire con la excusa de evitar una box de un Tigre Tempesta, que ni siquiera estaba lo suficiente cerca antes de que Gamma lo lanzara lejos, sólo para ver a Uni vibrar con la pirueta.
- Sí señor. Ya he avisado a Zakuro para que prepare a los niños y podamos salir de Italia por tiempo indefinido. Nos esperarán en el lugar habitual.
- ¡¿Por tiempo indefinido?! - Gamma estuvo a punto de ser alcanzado por los disparos del Rayo y la Lluvia por su sorpresa y ligera esperanza.
-…También me he tomado la libertad de advertir a los guardianes de la señorita Uni. Nigella me ha asegurado que tendrá sus maletas listas antes de que regresemos.
- ¡NO PUEDES DECIDIR ESTO SIN MI CONSENTIMIENTO Y EL DE LA PRINCESA, Y LA RESPUESTA ES NO! - Gritó el rubio, pateando tan fuerte una Box Weapon de Capra di Nuvola para devolvérsela a su dueño que probablemente le causó un traumatismo craneal.
- ¡Pero Gamma! - Uni intervino. - ¡No podemos abandonar a Byakuran ahora! - La expresión de abatimiento de la joven hizo que el corazón del Rayo vacilara.
- Hunf, un verdadero brazo derecho debe estar siempre dispuesto a cumplir los deseos de su Jefe, aunque no esté de acuerdo con ellos. - Se burló destruyendo una Box Weapon de una Serpe di Pioggia con un movimiento de su pelo, el rubio le lanzó una mirada de odio. - Además, Nigella parecía muy entusiasmado con el viaje.
- ¡Ese maldito traidor! - Exclamó, para luego volverse airado hacia Byakuran. - Y qué pretendes hacer ahora que la mafia más grande y poderosa del mundo está detrás de tu cabeza, ¡E incluso has involucrado a la Princesa en esto!
- Torikabuto, cúbrenos con tu mejor ilusión, ya nos vamos. - Ordenó en lugar de responder, iniciando otro descenso pronunciado. - Todos los Jefes Vongola han construido pasajes ocultos en este Fuerte de Hierro, mi favorito es el del Quinto. Él era conocido por ser un ocultista, tal vez, antes de Tsuna, fue el que más se acercó a descubrir el Trinisette, por lo que la tecnología nunca encontró el pasaje que utilizaremos. Pero como un objeto maldito reconoce a otro, para Tori encontrarlo es tan fácil como comer malvavisco. - Y Gamma no pudo más que abrir la boca de asombro viendo como la Niebla sacaba de su ropa lo que parecía ser una diadema, que parecía tener vida propia y apuntar en una dirección concreta. - Ahora, sobre dónde ir, ¿No es obvio? Contra la familia mafiosa más poderosa, debemos buscar la protección del Cielo mafioso más poderoso.
Y con una sonrisa, se adelantó hacia un supuesto campo de rosas, desapareciendo de la vista, pronto seguido por los demás.
-.-.-.-.-
10 de diciembre, amanecer.
-...¿Exceso de llamas? - Dijo Reborn, sentado en el techo de los Sawada, mirando las estrellas mientras tenía a Leon en su oído y escuchaba la voz cansada de Shamal al otro lado.
- Sí, la temperatura corporal alta, la fiebre. También explicaría la aparente falta de síntomas notorios, después de todo, él ya estaría acostumbrado a las llamas mismas para sentirse incómodo con el calor que producen, pero no es porque no sentimos dolor que no pasa nada.
Reborn no respondió a eso, pensando en la vertiginosa cantidad de llamas que su estudiante le había arrojado en una demostración de fuerza y desafío, cuando insistió en que lucharía contra Jaegar y Bermuda incluso si no lo apoyaba.*
-...Por supuesto... - Continuó diciendo el médico, ignorante de los pensamientos de su amigo - También podría ser la resistencia al dolor que ha ido adquiriendo gracias a su entrenamiento espartano. No me impresionaría si a estas alturas ni siquiera pudiera notar que tiene un dolor de cabeza. Recuerdo que durante la Batalla de los Anillos, Cavallone pasó días luchando contra ese presidente salvaje, e incluso después, parecía razonablemente entero. Solo sabes crear monstruos.
Reborn sonrió.
- Gracias. Dino puede ser inútil, pero su resistencia es realmente algo para destacar dentro de la mafia.* - Añadió.
Shamal resopló. Y posiblemente alguien al otro lado del mundo podría haber estornudado después de esa mención.
-...En que dejé que Hayato se metiera. - Murmuró, dejando escapar una larga bocanada, señal de que estaba fumando. - Cuando me llamaste y me dijiste "Tengo un gran puesto para Gokudera. Dame el número del chaval", supe que debería haberte colgado.
- Pero no lo hiciste, y ahora aquí estamos. - Anotó. - Pero quiero entender, ¿Cómo puede esto suceder y por qué ahora? - Cuestionó volviendo al tema anterior.
- Todavía necesito más tiempo e investigar mejor. - Siguió al médico. - Pero piensa en el chico Vongola como… - Reflexionó. - Un cachorro de gato.
- Un cachorro, ¿Esa es la mejor comparación que podrías pensar para él que algún día heredará la mayor familia de la mafia…? - Repitió Reborn con humor, saltando del techo al alféizar de la ventana y viendo a su alumno dormir, realmente dormir, sin pesadillas ni canciones antiguas a ser cantadas. Estaba completamente encogido y parecía absolutamente indefenso.
Su alumno necesitaba más entrenamiento, todavía era demasiado inocente.
- ¿Tienes una mejor comparación? - Llegó la pregunta irónica desde el otro extremo del teléfono.
Enma, a su vez, acostado en su futón, pareció despertar poco a poco cuando sintió que lo observaban, pero el asesino regresó a la azotea antes de que eso sucediera.
- No. - El otro lado se rió. - Continúa.
- Entonces un cachorro de león, aunque sea el rey de la sabana* un día, todavía es un cachorro en muchos sentidos. Como decía, un cachorro en desarrollo necesita gastar energía, es parte del crecimiento, si no juegas con un cachorro doméstico, destruirá todas tus cosas tratando de gastarla.
- Es como si Tsuna tuviese un exceso de energía acumulada. - Resumió la sencilla explicación.
- Literalmente jugaste con él, Reborn, desde que llegó a su vida hace casi dos años, divirtiéndose a su costa, ¿Cuántos días de paz él ha tenido desde entonces? ¿Días en los que tú o alguien más no trató de matarlo? Y luego te fuiste a Italia y todo se detuvo. Estaba acostumbrado a luchar por su vida, por la vida de sus amigos y ¡Por Shinchuu*! Por el equilibrio del mundo, para simplemente se ver devuelto a su inútil vida de estudiante.
-...¿Quieres decir que la situación en la que se encuentra Tsuna ahora es por mi culpa? - La voz del asesino sonó neutral, su postura no cambió, sin embargo, León soltó su lengua y comenzó a acariciar la frente de su dueño, sabiendo por experiencia que sentía mucho más de lo que mostraba. - ¿Por qué le dejé volver a ser civil durante una semana?
-...Verás, no estoy diciendo que debas volver a hacer de su vida un infierno mañana. - Habló en un tono más comedido, serio, al darse cuenta de que estaba llegando a un terreno peligroso. - Así como un deportista después de recuperarse de una lesión debe entrenar lentamente hasta que poco a poco vuelva a su ritmo normal, Tsunayoshi necesita algo de tiempo para adaptarse a su loca vida de antes. Sus llamas siempre han estado listas para luchar desde ese incidente con los supervivientes de Estraneo, pero las ha manifestado de una forma u otra desde el día en que le disparaste por primera vez. Se estaban produciendo a un ritmo constante dentro de su cuerpo, y cuando dejaron de usarse tan repentinamente, se acumularon inútiles y comenzaron a dañar su sistema internamente. - Se detuvo como si meditara las siguientes palabras. - Cuando regresaste, ya lo pusiste a entrenar para esto del poste, ¿Verdad? La acción repentina debió ponerlo en una situación estresante y su cuerpo respondió mal, produciendo más llamas y empeorando el problema. Y el resultado es lo que vimos.
- Dino nunca tuvo este problema. - Puntuo, mirando hacia las estrellas mientras fruncía el ceño. - Incluso cuando lo dejaba durante semanas solo para arreglar mis propios asuntos.
- Puede que sean Cielos, pero son muy diferentes. - Siguió su compañero un poco más relajado. - Además, por más loco que esto pueda sonar viniendo de un pequeño bribón arrogante como tú, creo que estás subestimando tu importancia en su vida. Como dije, un cachorro, si ignoras a un cachorro por mucho tiempo, incluso puede enfermarse, las personas no son muy diferentes, especialmente los malditos adolescentes. Este niño vivió abandonado solo con su madre hasta que tú llegaste y le diste el mundo, un mundo caótico, loco, asesino y peligroso, pero un mundo. Dino podría seguir sin ti, pero ese chico no puede, todavía no.
- Maldición o no, no estaré aquí para siempre, Shamal. - Su tono fue brusco. - Además, el Tsuna de la época que visitamos eventualmente se llevó bien sin mí.
- Por supuesto, si consideras secuestrar a un grupo de adolescentes para salvar el mundo en lugar de él como "Se llevó bien sin mí." - Ironizó. - Mira, no estoy diciendo que dejarlo depender de ti así sea saludable, de la misma manera que el servilismo de Hayato hacia su alumno me enferma, pero por ahora les funciona. No puedes simplemente sacar algo así de la nada y esperar que esté todo bien.
- No necesito tus sermones Shamal y mucho menos que me enseñes cómo tratar con mis alumnos. - Su tono volvió a ser neutral, pero la advertencia seguía ahí.
- Sí, tú eres el tutor aquí, pero yo soy el médico, así que si no quieres que termine explotando, literal y figurativamente, es mejor ser, una vez en tu vida, consciente de que esta vida tuya es muy importante para algunas personas que todavía están vivas. Ya es hora de que dejes atrás el pasado. Cómo yo vine aquí para olvidar el mío.
Silencio.
Reborn no respondió mientras su sombrero fedora cubría su expresión, pero Leon pareció lamerlo más fuerte.
- Quizás eso explique la forma en que se despertó en Hyper Mode, pero en cuanto a la canción que tarareó. - Shamal habló de nuevo. - Por la forma en que reaccionaste mientras él tarareaba, no era solo música aleatoria.
-...Era una canción que Luce me dijo que conocía desde que nació. - Siguió de nuevo al Hitman con su voz inexpresiva, ignorando el comentario del otro "por supuesto que tiene que ver con Luce". - Creo que es algo relacionado con el Trinisette.
- Bueno, no entiendo estas piedras mágicas que equilibran el universo. Está mucho más allá de mi conocimiento. Creo que para eso tendrías que ver a este tipo Byakuran o ese Kamahiru o algo así. - Eso definitivamente hizo que la expresión del asesino se volviera amarga. - Necesito más tiempo para evaluar otras opciones, lo que podemos hacer por ahora es separar de él cualquier cosa que estimule artificialmente sus llamas, como su Gumi o Shinu Ki no Dan. Anímalo a que empiece a dejar que sus llamas se acendan de forma natural. Dijiste que ha hecho esto antes, puede llevar un tiempo, pero es bueno comenzar a obligarlo a que se acostumbre a entrar en el modo Hyper sin ayuda externa.
- Hasta que funcione, se convertiría en un blanco fácil. - Reflexionó el tutor, llevándose la mano a la barbilla. - Pero sería un buen entrenamiento para los guardianes…
- Además, sería bueno encontrar una forma de que consuma sus llamas a diario, nada a tu nivel habitual de entrenamiento, Reborn, al menos no por ahora, algo más sencillo y funcional. Sin embargo, lo suficientemente desafiante para que él consumiera tantas llamas como fuera posible. Estoy seguro de que puedes pensar en algo. - Terminó con humor.
Una sonrisa volvió a los labios del bebé.
- Seguro.
- Ahora, en cuanto a lo que le hicieron en el futuro, me refiero al estado al que ha regresado, y la razón por la que sus síntomas parecen haber desaparecido inesperadamente...
Esto hizo que Hitman frunciera el ceño otra vez, luego sacó un trozo de servilleta de su bolsillo, que decía la mitad inferior horizontal de la palabra "Kaffe" impresa en vino, y debajo, un mensaje escrito en italiano con letras índigo semejantes a las que habían escrito "Kufufufu" en la cara de Tsuna.
Tienimi vicino | Tieniti vicino.
- Esa nota que encontré en su ropa mientras lo examinaba. - Seguió Shamal en una nueva bocanada. - "Mantenme cerca, mantente cerca" sin duda está dirigido a ti, después de todo no tenía forma de saber que yo sería el primero en evaluarlo y no tú, y esta segunda persona sería la versión del pasado del que lo "sanó" en el futuro.
- ¿Y tienes idea de quién sería esa persona? - Cuestionó, más para provocar al otro que para descubrir esta información.
- No tuve mucho contacto con ese chico, por razones obvias, no quiero revivir ese momento de mi vida. En cualquier caso, no es difícil saberlo, viendo lo insegura que estaba ayer esa hermosa dama y cómo la encubriste. Yo haría lo mismo si fuera ella, conociendo sus antecedentes, y peor aún, sus habilidades, la revelación de que Rokudo Mukuro actuó, de alguna manera, para influir en el organismo de Tsunayoshi, haría que los chicos sospecharan por completo, especialmente Hayato y ese Hibari. - Resopló con impaciencia. - Todos son adolescentes inmaduros que aún no han aprendido a confiar el uno en el otro, pero de todos modos, no está de más seguir los consejos, como dije antes. Mantente cerca de él, y en cuanto al niño de la Niebla, quién sabe, tal vez un niño Estraneo sea realmente la mejor opción para saber cómo manejar las llamas cuando las cosas van mal.
Reborn solo escuchó, incapaz de evitar preguntarse cómo la interacción de Mukuro con los demás podría haber evolucionado tanto en diez años, para poder usar de alguna manera sus poderes en el Neo Primo con tanta precisión.
Irónicamente, Shamal parecía haber leído sus pensamientos con su siguiente dicho.
- Sea lo que sea lo que tenga el mocoso Vongola, su Guardián de la Niebla del futuro parece saber cómo lidiar muy bien con los síntomas. No sé cómo lo hizo, ya sea usando sus llamas de una manera que no sé, o usando esos extractores de llama de los que he oído hablar, pero se las arregló para consumir todo el exceso de llamas dañinas del chico, no por menos él tenía tanto sueño.
- Tú, el genial doctor Shamal, te limitarás a un "No sé cómo le 'sano.'" - Bromeó Reborn con una sonrisa sádica. - Estoy seguro de que descubriría si finalmente comenzaras a usar tus llamas correctamente, después de todo, qué mejor que una Niebla para entender una Niebla.*
Esto definitivamente hizo que Shamal se enojara.
- El día que use mis malditas llamas, dejo de fumar. - Rugió con impaciencia. - No he entrenado todo lo que he entrenado para usar atajos como estas ilusiones, encontraré mi propia manera de averiguar qué ha hecho ese mierda del futuro. En cualquier caso, lo que hizo nos dio tiempo. Entonces, deja que tu chaval se remoje durante unos días para ver si tenemos otras reacciones, y luego comienzas a jugar con él nuevamente alrededor del 13 de diciembre.
- Perfecto. - Finalmente se levantó de la azotea, viendo que el Sol comenzaba a dar señales de salir. - ¿Algo más, Doctor Shamal?
- Sí, Tutor Reborn. - Y luego suspiró, claramente frustrado y molesto. - ¡Y sepa que esto definitivamente pagará el resto de mi deuda contigo!
- Hunf, ya veremos.
- Me darás, semanalmente, una amuestra de sangre del chico Vongola, haz lo que quieras, dale un puñetazo, disparale, tómalo con jeringa, no me importa, solo tráemelo, además, tomale la temperatura todas las noches, asegúrese de que coma bien, haga ejercicio con regularidad como una persona razonablemente normal y no vuelva a experimentar tensiones extremas como los viajes en el tiempo.
- ¿Básicamente me estás diciendo que haga de enfermera? - Ironizó con disgusto, e incluso desde la distancia pudo sentir una sonrisa de suficiencia en los labios del doctor.
- Estoy seguro de que podrías, si finalmente comenzaste a usar tus llamas como debieras, después de todo, ¿Qué mejor que un Sol para cuidar a alguien? - Parafraseó el otro descaradamente.
Y entonces el doctor colgó, sabiendo ya que más tarde habría un regreso de su amigo, pero disfrutando del sabor de la victoria verbal, apagó su celular y abrió el vino que había estado guardando.
Si fuera a morir hoy, al menos estaría borracho.
-.-.-.-.-.-.-.-.-
Sawada Tsunayoshi se despertó con un enorme bostezo, estiró los dedos de los pies y los chasqueó, luego abrió lentamente los ojos.
Era domingo, día 11, lo que significaba que después de esta locura de festivales deportivos, donde realmente no había visto nada, finalmente podía relajarse.
- Hmmmm~ - Se estiró más mientras alcanzaba su despertador. Viendo como eran las siete de la mañana. Parpadeó para sí mismo con sorpresa, ni siquiera recordando cuándo fue la última vez que se despertó naturalmente tan temprano, lo que significaba que Reborn no podía patearlo, electrocutarlo o algo así. Se sentó en la cama emocionado. Definitivamente este iba a ser un gran día.
Y cuando trató de levantarse de la cama, tropezó con su propio pie y cayó de cara al suelo del dormitorio.
- JAJAJAJA Inútil-Tsuna, ¿Por qué estás besando el suelo? - Escuchó la voz de Lambo burlándose de él desde la puerta.
- Buenos días también, Lambo. - Soltó un suspiro levantándose.
- ¡Lambo mal! ¿Tsuna bien? - I-Pin apareció junto al más pequeño, luciendo preocupada.
- Estoy bien I-Pin, no te preocupes. - Dijo sonriendo.
- Desayuno en la cocina. - Informó la joven con una gran sonrisa, incluso más grande de lo normal. - Todos esperando.
- ¿Todos...? - Repitió desconcertado, después de todo, apenas Reborn o Bianchi lo esperaban para desayunar. Dejó eso a un lado y siguió a la pareja hasta las escaleras.
- ¡JAJAJA! ¡Lambo llegará primero!
- ¡No! ¡Cuidado Lambo! ¡No corras por las escaleras! ¿Puedes cae- Pero no pudo terminar la frase al bajar los últimos escalones a trompicones, logrando atrapar al niño a mitad del camino y rodar con él en sus brazos escaleras abajo.
-...¿Estás bien? - Quería saber de nuevo I-Pin, saltando con gracia sobre la barandilla.
-...Sí, ya estoy acostumbrado. - Tsuna suspiró después de haber caído con la Vaca firmemente sostenida en sus brazos. - ¿Estás bien, Lambo?
La respuesta, sin embargo, vino de la cocina.
- Hunf, pensé que el deber del Guardián del Rayo era proteger a la familia con su cuerpo, y no ser protegido por ella.
Tsuna parpadeó ante el comentario, reconociendo la voz y luego se volviendo hacia la mesa de la cocina.
- ¡HIIIIIIIE! ¡¿LOS ARCOBALENOS?! - Gritó al darse cuenta de que, de hecho, en la mesa de la cocina, además del mismísimo Reborn, estaban Colonnello, Lal Mirch, Skull, Verde y Fon, además de su madre y Bianchi.
- Ex-Arcobalenos. - Lal corrigió con severidad, haciendo un perfecto lanzamiento de su cuenco vacío, golpeando la frente del castaño y tirándolo al suelo.
- ¡Oye! ¡Gran tiro! - Animó Colonnello.
- Mi nota es 7.5. - Comentó Reborn convirtiendo a Leon en un marcador.
- ¡¿Qué?! Fue un lanzamiento limpio, ¡Al menos se merecía un 8! - El soldado estaba exasperado, golpeando con ambas manos la mesa.
- ¡Cállate, no necesito que me defiendas! - Exclamó molesta, pero claramente sonrojada Lal, pateando a su prometido en el pecho, quien incluso defendiéndose cerrando los brazos en X, terminó siendo tirado, golpeando nuevamente a Tsuna que comenzaba a levantarse nuevamente.
- Nota 10. - Anunció Reborn con Leon cambiando su puntuación, aplaudiendo junto con Bianchi y Skull.
- ¡Eso es increíble señorita Lal! - Y se calló al recibir una mirada penetrante de ella.
- Fue una patada con amor. - Confirmó Bianchi.
Lal se echó el pelo hacia atrás ante los cumplidos.
- Qué vulgar sois vós. - Murmuró Verde.
Fon solo suspiró, sacudiendo la cabeza.
- ¿No es maravilloso, Tsu? ¡Que haya tanta gente animada para el desayuno! - Exclamó Nana maravillada, en respuesta el moreno solo murmuró algo que sonaba mucho como "¡¿Por qué esta mi vida ?!"
-.-
-...¿Qué están haciendo todos aquí? - Preguntó, una vez que logró levantarse e ir a la mesa a comer con los demás, hizo mención de sentarse del lado izquierdo de Lal Mirch, ya que Skull estaba en su lugar habitual, pero esta lo detuvo.
- Deberías sentarte en la punta de la mesa, Sawada.* - Sin Iemitsu aquí, eres el Jefe.
- ¡¿Qué?! ¡No soy el Jefe de nadie! - Trató de defenderse. - Además, Skull- Ni siquiera pudo terminar su frase y fue el turno de Colonnello de patear al otro Arcobaleno.
- ¡¿Pero qué hiiiiiice?! - Quiso saberlo volando por la ventana de la cocina, pasando rápidamente cerca de Nana.
- ¿Oya? Parece que hoy hace viento. - Y sin más cuestionamientos, cerró la ventana y siguió cocinando alegremente.
- ¡Colonnello! ¡¿Porque hizo eso?! - El moreno se exasperó, acercándose al fregadero para ver si el amigo de Enma se encontraba bien, quien simplemente se levantó y limpió su ropa, habiendo hecho un pequeño agujero en el árbol del jardín.
- Para liberar espacio. - Le informó al militar simplemente, para entonces ver el marcador de Reborn, que esta vez mostraba la nota 1.23. - ¡¿Qué criterio usas en estas notas?!
- Mi criterio. - Respondió el Hitman sonriendo desafiante. - ¡¿Algún problema?!
Ambos intercambiaron miradas, casi como si pequeñas chispas eléctricas se apoderaran de la mesa.
- ¡Heyyyyyyy! ¡No luchen, destruirán la casa! - Intentó decir Tsuna, arrepintiéndose terriblemente cuando ambos le dirigieron miradas amenazadoras.
- No se interponga. - Dijeron al unísono.
- ¡Hiiie! - Exclamó asustado, tratando de desaparecer de donde estaba cerca de la estufa, no era el único, sutilmente Verde estaba tratando de esconderse debajo de la mesa.
- ¡Vaya, Reborn, Colonnello, nada de peleas en la mesa! - Regañó la matriarca, mientras se volvía y veía la escena.
- Sí Mama. - Respondieron juntos de nuevo, para enfrentarse en silencio.
"Incluso mi madre es más Jefe que yo". - Pensó el moreno con pesimismo, todavía aliviado de que esto al menos hubiera terminado, mientras tomaba un hachi del armario y miraba distraídamente una olla en el fuego. - "No sé por qué siguen insistiendo en que yo sea el Jefe".
- ¡Oh! ¡Tsu! ¡Cuidado, estás quemando tu hachi! - La advertencia de su madre lo hizo saltar, solo para notar que, de hecho, la punta de sus palillos estaba en llamas.
"Extraño, no me acerqué tanto al fuego". - Pensó para sí mismo.
No tuvo mucho tiempo para pensar en eso cuando Nana golpeó ágilmente la parte intacta del hachi, tirándolo al suelo para que ninguno de los dos terminara quemándose.
- Oh, lo siento madre. - Lo puso, viendo como la mujer buscaba un paño para tocar los palillos ahora chamuscados y los tiraba.
- Vaya, francamente, déjame ver tus manos, no te quemaste, ¿Verdad? - Dijo en tono de reproche, volviéndose hacia él.
- No, madre, estoy bien. - Aún obedeció, levantando manos que parecían absolutamente normales.
Nana suspiró aliviada, agarró otro par de hachi, se detuvo a la espalda de su hijo y procedió a empujarlo por el hombro hasta la mesa, lejos de la estufa.
- Vaya, vaya, a veces puedes ser tan distraído e inútil.* - Comentó ella, sacudiendo la cabeza mientras lo guiaba, haciendo que el joven se sonrojara violentamente, había pasado un tiempo desde que escuchó esto de su propia madre y eso era mucho peor cuando había invitados en casa, principalmente porque era la primera visita de Fon, Lal y Verde. - Es por eso que no dejo que se acerque a la estufa, ¿Imaginan a Inútil-Tsuna revolviendo con fuego?
El último comentario, sin embargo, hizo que el más joven parpadeara, Fon sonriera levemente, Verde levantara las cejas y Reborn esconder su rostro con su sombrero fedora, aunque también tenía una sonrisa en su cara. Eran las únicas expresiones que podía ver, ya que Bianchi, Colonnello y Lal le daban la espalda en la mesa.
- Sería un caos, Mama. - Comentó Reborn sin perder su sonrisa.
- ¡Exactamente! ¡Terminaría quemando toda la casa! - Resopló. - Ahora siéntate aquí, te traeré la comida, ¡Estás muy delgado!... ¿Oya? ¿Dónde está Skull?
Y con eso, volvió al fregadero, trajo una pequeña ración de arroz y salchicha para su hijo y luego volvió a lavar los cubiertos.
Incluso cuando Lambo e I-Pin regresaron a la mesa porque ambos habían subido a buscar a Fuuta, el moreno continuaba comiendo con la cabeza gacha, todavía avergonzado por la escena.
- ¡OH! ¡LAMBO QUIERE! - Gritó la Vaca Estúpida tratando de conseguir el plato de Tsuna. - ¡Huevos! ¡Dame huevos!
- ¡Aaah! ¡Lambo largáte! ¡Hoy no tomé huevos!
- ¡Tsuna, mentiroso! ¡Yo quiero! Me-Guuupyaaaaa! - Exclamó al ser golpeado por un tenedor en la frente.
- Eres demasiado ruidoso. - Murmuró Reborn, dándole a su alumno la oportunidad de comerse el resto de su comida rápido.
- ¡MALDITO REBORN! - Iba a empezar a sacar cosas del pelo para atacar, pero como si tuviera su propia Hyper Intuición para estas cosas, Nana volvió a intervenir.
Casi le agradeció a su tutor, ya que su impaciencia con Lambo le había permitido comer todo su desayuno, pero prefirió abstenerse y disfrutar de su pequeña suerte.
Ahora con todos en la mesa, I-Pin y Fuuta, este último pareciendo bastante tímido debido a las caras nuevas, se sentaron al lado de Fon y un Lambo desesperado al lado de Bianchi, Lal Mirch comenzó a hablar.
- ¿Reborn no te dijo el motivo de nuestra llegada a Namimori?
Eso hizo que el moreno parpadeara, recordando que el Sol había comentado que los demás no habían venido debido al festival deportivo, pero no llegó a decir el verdadero por qué.
-...No, no lo dijo.
Lal le lanzó una mirada asesina a su compañero, quien se limitó a sonreír inocentemente.
- Debo haberlo olvidado.
- Oh sí. - Se burló rodando los ojos. - Ya tienes catorce años, no debería tardar mucho en hacerte cargo… - Lanzó una mirada de soslayo a Nana y siguió en tono bajo. - El papel de Jefe de Vongola.
- Pero yo no quiero-
- ¡No me interrumpas mientras hablo!
- ¡HIIIIE! ¡Lo siento!
- Muy bien, ya es hora de que te familiarice con algunas tradiciones familiares.
Esto hizo que un escalofrío recorriera todo el cuerpo del niño, temblando levemente, lo que no pasó desapercibido para los Arcobalenos.
"Maldita sea, es el mismo sentimiento que tuve cuando Reborn dijo que habíamos formado una alianza con el equipo de Colonnello". - Pensó para sí mismo recordando la Batalla de los Representantes.
-...¿Qué tipo de tradiciones? - Quería saber, tratando de ignorar el sentimiento.
- Navidad. - Informó Reborn mirando a su alumno con curiosidad. - Una Navidad al estilo Vongola.
El escalofrío se hizo aún peor, lo que solo hizo sonreír al Hitman con satisfacción.
- Como no hicimos una fiesta por el fin de la maldición, y las fiestas de fin de año son un momento para nuevos comienzos, todos los ex Arcobalenos fueron invitados. - En ese momento Verde murmuró algo como "No tuve elección, me amenazaron de muerte", pero fue ignorado. -...Incluyendo Varia.
- ¡¿HIIIIE, LA VARIA?!
-...Pero Squalo se negó, diciendo que tienen sus propias tradiciones basura que cumplir en Navidad.
-...No me imaginaba que incluso Varia celebrara esta época del año... - Comentó sorprendido, pero pensándolo bien, incluso tenía sentido, aunque daban tanto miedo, seguían siendo una especie de familia y-
- Escuché que desenterran los cuerpos de sus víctimas durante todo el año y los amontonan en la sala para hacer un árbol de Navidad. - Comentó Colonnello con curiosidad.
- ¡HIIIIE!
"¡No, Varia son solo asesinos locos!"
- En cuanto a Uni, me dijo que su familia todavía tenía asuntos pendientes en Italia, pero que haría todo lo posible por venir. Kikyo me dijo lo mismo, así que estas son las personas que tenemos, además de sus guardianes, por supuesto.
- Pero… - Comenzó Tsuna, sin estar seguro de querer escuchar la respuesta. - ¿Cómo exactamente celebra Vongola la Navidad?
Y se estremeció en proporción a la sonrisa sádica de su tutor.
- Antes de eso, tengo una misión para ti.
- ¿Misión?
- Una de las principales tradiciones navideñas es el intercambio de regalos. - Explicó tomando una taza de café ofrecida por Bianchi. - A diferencia de Japón, donde la Navidad es prácticamente un segundo día de San Valentín, en Italia damos regalos a aquellos que son importantes para nosotros, nuestra familia, amigos y todos aquellos por quienes tenemos algún sentimiento de gratitud. Y ahí es donde entras tú.
- ¿Yo...? - Preguntó con incertidumbre cuando Nana, habiendo finalmente localizado a Skull en el jardín, salió con la porción de comida de la pequeña Nube.
- Sí. - Reborn esperó a que se fuera antes de continuar. - Como futuro Jefe de Vongola, depende de ti cuidar a todos tus subordinados, además, un verdadero Jefe sabe cómo pagar a todos aquellos que lo ayudaron.
- Pero no soy-!
- Dicen que el Séptimo fue asesinado precisamente por no dar un regalo a una familia hasta entonces aliada. - Comentó Colonnello casualmente.
- HIIE, ¡¿QUÉ?!
- Vongola siempre ha sabido recompensar a sus aliados, es una forma de mantenernos fuertes y unidos. - Siguió Lal Mirch en serio. - Es una tradición muy importante en la familia. La arena hiere la concha, pero genera una perla. Aquellos que se quedan con la familia en tiempos difíciles deben ser recompensados.
- En resumen, los que no reciben regalos sabrán que no son lo suficientemente importantes para ti, y peor aún, sabrán que ni siquiera sientes gratitud por ellos. - Sonrió sádicamente. - Ha habido guerras en la mafia por mucho menos.
- ¡P-pero...! Hay muchas personas que son importantes para mí y por las que estoy agradecido después de todo lo que hemos pasado, ¡Especialmente este año! - Exclamó exasperado. - ¡Son demasiados regalos! ¡No tengo todo ese dinero!
- Bueno… - Reborn comenzó con la expresión que tenía cuando las cosas iban exactamente donde quería. - Si finalmente aceptara su puesto como Neo Primo en entrenamiento, estoy seguro de que Nono estaría muy feliz de comenzar a financiarte directamente.
- ¡¿Eso significaría dinero de la Mafia?! - El tragó. - ¡No, no, no, no puedo aceptarlo!
- Sabes que el dinero que mantiene esa casa viene directamente de la Mafia, ¿Verdad? - Preguntó Colonnello. - Tu padre es literalmente el número dos de los Vongola.
- Yo se de eso. - Se lo puso con disgusto. - ¡Y eso es muy extraño! No puedo hacer nada al respecto, pero personalmente no puedo aceptar dinero como ese.
- Menos mal que Mammon no está aquí, estaría horrorizado. - Comentó Fon con una sutil sonrisa, casi como si aprobara el dicho del moreno. Tsuna no podía decirlo, ya que apenas se conocían.
- No por menos, esta lógica es ridícula, dinero es dinero, venga de donde venga. - Murmuró Verde también sirviéndose un café.
- En ese caso, si quieres dinero limpio, consigue un trabajo. - Siguió Reborn, quien a pesar de la negativa también estaba sonriendo. - Tendrás 12 días, desde el 13 de diciembre hasta Navidad, para comprar todos los regalos. Entonces, dado que hoy es el día 11, todavía tienes dos días para averiguar cómo conseguir el dinero. Catorce días en total.
- ¡¿Solo catorce días?! ¡Pero es poco tiempo! - Dijo exasperado. - ¡¿Cómo voy a conseguir un trabajo y dinero tan rápido?!
- ¿Y quién dijo que este es mi problema? - Habló con una sonrisa sádica ante la desesperación de su alumno. - Hágalo a menos que quiera que su familia sepa que no son importantes. Porque ya les he informado a todos sobre la tradición Vongola.
- Pobre Hayato… - Comenzó Bianchi dramáticamente llevándose un paño rojo a los ojos. - Nunca se recuperará si su preciado Décimo no le da absolutamente nada.
"Maldita sea, tiene razón." - Pensó presa del pánico imaginando a su amigo de rodillas gritando "¡No soy lo suficientemente bueno para el Décimo!" O incluso la cara de decepción de Yamamoto. "Todo bien Tsuna, tratemos más duro para merecerlo el próximo año" Y Kyoko...
¡Por todas las llamas! ¡Kyoko! ¡¿Qué pensaría ella de él después de aprender sobre esta tradición y no ganar absolutamente nada?! ¡¿Si Ryohei no gana nada?! ¿DE DÓNDE CONSEGUIRÍA DINERO PARA COMPRAR TANTOS REGALOS?
Los Ex-Arcobalenos solo observaron con gracia como el moreno se llevaba las manos a la cabeza con desesperación, perdido en sus pensamientos, justo a tiempo para que Nana regresara con Skull en sus brazos.
- ¿Oya? ¿Por qué bailas, Tsu? - Quiso saber, curiosa.
- Tsuna acaba de darse cuenta de los problemas de la vida adulta, Mama. - Explicó Reborn simplemente tomando un sorbo de café.
-.-.-.-
Era el anochecer de ese mismo día y Sawada Tsunayoshi todavía estaba en su habitación, esto no sería inusual para un joven de catorce años en un domingo de diciembre, si no estuviera sentado en su escritorio durante horas tomando notas y más notas, mientras sueltaba un sinfín de murmullos.
Demasiado concentrado para ver un par de ojos azules mirándolo a través de la puerta del dormitorio.
- ¡Oya! ¡Parece que realmente se tomó en serio lo que dijiste! - Susurró el máximo que pudo el Ex-Arcobaleno de la Lluvia con expresión impresionada. - ¡Lleva horas así! ¿Qué está haciendo exactamente? - Cuestionó mientras cerraba lentamente la puerta del dormitorio.
- Intentando no olvidar a nadie. - Informó Reborn casualmente. - Y desesperandose a medida que recuerda a más personas.
- Realmente siente que le debe a mucha gente. - Siguió Lal, cruzando los brazos. - Pero sigo pensando que fuiste excesivamente extremo con tu enfoque de esta tradición. - Entonces sus ojos se agudizaron con sospecha. - ¿Qué estás planeando, Reborn?
- Quien sabe. - Respondió como de costumbre con su sonrisa traviesa. - Solo quería que él también trabajara así con sus tareas.
-.-
- Inútil-Tsuna, es hora de dormir. - Anunció el tutor poniéndose el pijama, para lanzar una mirada de disgusto al plato a medio comer de su alumno, al menos en el almuerzo había bajado a comer con todos, aunque totalmente perdido en sus propios pensamientos y contas imaginarias.
Quizás el moreno se estaba tomando esto demasiado en serio.
- Apenas comiste tu cena. - Tuvo que decir directamente.
De forma completamente mecánica, todavía sin apartar los ojos de sus notas, Tsuna tomó el cuenco e incluso frío comenzó a comer distraídamente.
Ligeramente irritado por la poca atención que recibió del otro, decidió saltar sobre su escritorio para ver a dónde iba todo eso.
- ¡AAAAAH! - Lo que terminó asustando al más joven, quien cayó con la silla hacia atrás, golpeándose la cabeza contra la mesa de café. - ¡Maldita sea, Reborn! ¡No me asustes así! - Por suerte su cena estaba sobre la mesa.
- Es una gran lista la que tienes aquí. - Comentó ignorando la afirmación contraria. - Necesitarás mucho dinero.
Tsuna gimió de disgusto levantándose, el tutor no podía dejar de notar que ni siquiera se había quejado del dolor de la caída.
-...Sí, lo sé, dije que le debía a mucha gente. - Suspiró con cansancio levantando su cuenco y mirando el arroz que contenía. - Si hoy estoy aquí es por todas estas personas, siempre me pregunté si algún día podría agradecerles, y aunque todavía no sé cómo sacaré dinero para todo esto, quiero mostrárselos al menos que me importan.
- De prioridad a quienes estarán aquí en Navidad. - Comenzó el Sol, tomando un lápiz de Tsuna y comenzando a tachar nombres. - Piensa después en los demás.
- ¡Aah, disminuyó mucho! - Exclamó aliviado dejando caer un poco de arroz, al recibir una mirada enojada del tutor por la descortesía, apresurándose a recoger los granos. - ¡Espera! ¿Dino no viene?
- No. - Respondió directamente. - Fue un inútil en la Batalla de los Representantes, así que no lo invité.*
"¡Pobre Dino!" - Pensó el moreno con pesar, aunque en el fondo aliviado, sin la familia Cavallone su lista disminuiría mucho.
- Asi está bueno. - Acabó el Hitman.
- ¡Gracias Reborn! - Exclamó con un suspiro. - Ahora solo necesito contar.
- Hay 40. - Respondió puntualmente el tutor.
- ¡¿Eh?! ¡¿Cómo has contado tan rápido?!
- No creas que el profesor Borin es solo un disfraz vacío, Inútil-Tsuna. - Anunció con arrogancia. - Ahora, termina de comer y vámonos a dormir.
- ¿P-pero estás seguro? ¿No es mejor contar más lento? ¡Quiero asegurarme de no olvidar a nadie!
- ¿Estás dudando de mis matemáticas? - Interrogó en un tono peligroso, convirtiendo rápidamente a Leon en un arma.
- ¡Oye! ¡No, no! Yo solo... Es solo que siento que me estoy olvidando de alguien.
- Si crees que te olvidaste de alguien, entonces no debería ser importante, ahora me voy a dormir. - Y sin más preámbulos, saltó a su hamaca, sin dejar de vigilar al más pequeño, quien terminó su cena, llevó el cuenco a la cocina, probablemente fue al baño, y solo entonces regresó al dormitorio, luciendo resuelto sobre algo, para sentarse a la mesa y hacer sus propias matemáticas.
Cuando estuvo satisfecho, apenas tuvo tiempo de caminar hasta su cama, para prácticamente desmayarse encima de ella en segundos.
Entonces, con un bufido de impaciencia, Reborn se levantó para seguir las instrucciones de Shamal, no sin antes mirar el cuaderno y las notas de su estudiante, viendo que sus cálculos estaban equivocados. Había 9 números más que nombres escritos.
- Es realmente un inútil testarudo. - Murmuró, poniendo los ojos en blanco, dispuesto a dejar que el más pequeño sufriera por sus propios errores, se lo merecía por haber dudado de sus cuentas.
Así que convirtió a Leon en un termómetro y procedió con lo que tenía que hacer.
-.-.-
12 de diciembre.
- ¡Maldición! - Exclamó Sawada Tsunayoshi, despertando de un salto. - ¡Perdí un día entero con estas estúpidas cuentas! ¡Ahora solo tengo un día para saber cómo conseguir el dinero! - Terminó en exasperación.
Solo logró calmarse cuando vio que aún era temprano, las seis y media de la mañana, y que de todos modos no tendría clase debido a la destrucción que causó su yo del futuro.
- Ahora que lo pienso, es extraño que ninguno de los chicos, ni siquiera Kyoko y Haru, vinieron aquí ayer. - Habló para sí mismo levantándose de la cama, haciendo un esfuerzo por no caer como el día anterior.
- Deja de hablarte y ven a desayunar.
Solo para ser sorprendido por la voz de Reborn y tropezar con su pequeña mesa, cayendo de nuevo boca abajo en el suelo.
- Ellos también tienen el desafío de encontrar regalos. - Continuó, ignorando la patética caída. - Sin mencionar que Yamamoto está ocupado con un torneo regional de béisbol. Se suponía que se llevaría a cabo este año en Namimori, pero cuando el terrorífico, monstruoso y caótico tú del futuro destruyó la cancha de la escuela...
- ¡Aaaah, no le llames así!
-...Se llevará a cabo en la escuela Midori, gracias a un pequeño empujón de Haru. Y como esta escuela está más lejos, no veremos a Yamamoto durante unos días.
- Oh, sí, el torneo de béisbol. - Comentó, recordando que el sábado, después de toda esa confusión con la bazuca, el deportista sí había mencionado un torneo. - Aún son los preliminares, pero conociendo a Yamamoto, ya lo está dando todo...
- Y tú deberías hacer lo mismo, después de todo, solo tienes un día más para conseguir un trabajo honesto, de lo contrario tendrás que enfrentarte a tu puesto como Vongola Neo Primo, o tendrás que admitir a esa gran lista en la mesa que no les importa.
- ¡Hiiiie! ¡Maldita sea, no me lo recuerdes! - Estaba exasperado saliendo de la habitación a toda prisa solo para tropezar de nuevo en las escaleras y terminar rodando hasta el final de la misma.
-.-
- ¿A dónde se fueron todos? - Tsuna quiso saber una vez que llegó a la mesa y solo encontró a los niños, Bianchi y Fon, ya que Reborn había bajado con él, incluso usando su cuerpo caído como un trampolín al pie de las escaleras.
Su madre cocinaba mientras tarareaba como de costumbre.
- Fueron a arreglar sus propios asuntos. - Respondió el Hitman dirigiéndose a su casa. - Todavía hay tiempo para Navidad, y no tenemos tanto espacio en la casa, se fueron anoche.
- Skull se quedó con ese grupo llamado "Shimon", Verde también fue a reunirse con sus compañeros de la Batalla de los Representantes. - Explicó Fon de manera más completa después de un buen día. - Creo que Lal y Colonnello tienen un lugar en la ciudad.
- ¿Eeeh? ¡Pero la última vez que estuvo aquí, se quedó en la casa de Kyoko! - Exclamó el moreno con leves celos.
- Eso fue antes de que se comprometiera, ahora el idiota tiene que comportarse si realmente quiere casarse algún día. - Terminó Reborn sirviéndose un café.
- Ya veo...
Incluso era desconcertante tener un desayuno donde nadie intentaba robar su comida, ya era el tercer día, pero aun así se sentía mal.
Lambo todavía estaba tratando de atrapar de I-Pin que simplemente lo esquivó sin prestar más atención para mostrar clase a su mestre. Si el niño no tuvo éxito con la aprendiz, mucho menos con su mestre.
Fon no tenía su nombre por nada, sus movimientos eran fluidos y suaves, más de una vez se vió dejando de comer para verlo moverse, y sin embargo, ni Bianchi ni Reborn habían tratado de robarle comida.
Ciertamente una mañana extraña.
- ¡Reborn me dijo que estás buscando trabajo, Tsu! - Exclamó Nana emocionada trayendo con ella algunos huevos más y tocino. - ¡Esto es tan bueno, mamá está tan orgullosa de verte actuar en la vida!
- Hmmm… Gracias madre.
- ¿Tienes idea de cómo lo vas a conseguir? - Quería saber Bianchi que se llevaba dos huevos, uno para ella y otro para su amor.
- Yo… Pensé en ir a preguntar por las tiendas. - Respondió avergonzado tomando un tocino con su madre, nuevamente sorprendido de que nadie intentara tomarlo. - Luego en restaurantes y tiendas de conveniencia.
- Me parece un buen plan. - Comentó Fon, haciendo sonreír al adolescente.
Un timbre llamó la atención de Mama.
- ¡Aah! Deben ser las cosas que ordené para nuestra Navidad~ Las buscaré, ¿Podrías ayudarme Bianchi?
- Por supuesto, Mama.
Tan pronto como la pareja se fue, Reborn se volvió hacia Tsuna.
- Tsuna, deja el Gumi aquí en casa cuando salga a caminar por la ciudad.
- ¡¿EEEEH?! - Exclamó, casi ahogándose con su té. - Pero… ¿Y si alguien intenta atacarme?
El tutor no pudo evitar sonreír, ya había notado que desde su viaje al caótico futuro, su alumno finalmente había desarrollado el tardío hábito de caminar con sus Gumi y guantes.
- ¿Porqué eso ahora? - Quiso saber, desconcertado.
- Ya es hora de que aprendas a entrar al Hyper Mode sin ellas, después de todo, lo has hecho antes.
- Sí, pero no sé cómo- Estaba exasperado. - ¡Si pasa algo, seré un inútil! No entiendo-
- Deja de quejarte. - Terminó serio haciendo el más pequeño estremecer. - ¿Recuerdas cuando fuiste capturado por Spanner y él te quitó tus Gumi y tus guantes? Depender tanto de algo es lo que realmente te hará inútil. - Tsuna solo bajó la cabeza, recordando con un estremecimiento que si no fuera por su curiosidad, Spanner del futuro podría haberlo matado en ese momento. - Ya has entrado en Hyper Mode sin las Gumi antes, y también luchaste contra Bermuda sin tus guantes al final. Puedes llevarte los guantes si quieres, pero ya no te permito que confíes en Gumi o Dans.
- Vale. - Fue la única respuesta que recibió, aunque su expresión seguía siendo de miedo.
Al darse cuenta de esto, Fon fue el siguiente en hablar.
- Si estás tan preocupado, hoy puedo acompañarte a la ciudad. - Ofreció la Tormenta con simpatía. - Entonces, si sucede algo y no puede ingresar al modo Hyper por su cuenta, lo ayudaré.
Inmediatamente los ojos del castaño se llenaron de gratitud.
- ¡¿En serio?! ¿No hay problema? No quiero alejarte del I-Pin.
- Por favor solo llámame Fon, y solo será un día, todavía tenemos varios por venir, ¿Verdad I-Pin?
- ¡Si señor! Tsuna a salvo con el mestre. - Asintió la niña con una sonrisa.
Inmediatamente, casi como un perrito pidiendo un bocado de comida, el Cielo se volvió hacia el Sol.
"Definitivamente un cachorro". - Pensó Reborn - "Yo había pensado en enviar a uno de los Guardianes para que lo acompañara, pero este arreglo tampoco está mal".
- Está bien, no me importa.
- ¡Oh! ¡Bien! ¡Gracias, Fon!
Y la Tormenta se limitó a sonreír.
-.-.-.-
El día transcurrió lentamente para el Hitman, entre los mensajes intercambiados con Shamal, que aún no había logrado un diagnóstico más certero, y sus propios planes para volver a capacitar a su alumno.
"Ejercicios razonables". - Pensó mientras garabateaba en un papel y bebía su café. - "Puedo colocar a Ryohei aquí".
Su plan era cambiar su enfoque, después de todo, en cualquier caso, la fuerza de su alumno era suficiente para comenzar a instruirlo en otros frentes.
"Tal vez tenga que posponer el dispositivo de choque para las lecciones de italiano, qué fastidio".
Continuó con sus garabatos y planes hasta que se acercó la noche, su alumno no había regresado para almorzar, sin embargo, sabía lo suficiente sobre el sistemático Fon para saber que no permitiría que lo más pequeño se salte esta comida, por lo que eso no era un problema. Tampoco había sentido que se manifestaran llamas en la ciudad, todo simplemente apuntaba a un lunes tranquilo.
- ¡Ah que bueno! Tsu regresó para cenar. - Comentó Nana mientras el sonido de la puerta al abrirse indicaba una llegada.
- ¡Estoy de vuelta! - Exclamó la voz del moreno, quien sonaba realmente feliz.
Ni siquiera tuvo que moverse para averiguar por qué y ya había entrado, radiante, siendo felicitado con una sonrisa igual de su madre, que solo resaltaba lo mucho que se parecían.
- ¡Mi bebé está creciendo! - Dijo la madre emocionada, tirando de las regordetas mejillas del mencionado.
- ¡Oh Madre! ¡Para!
- ¿Entonces lo lograste? - Quiso saber Bianchi acercándose por las escaleras cuando escuchó todo el alboroto.
- Sí, me encontré con el padre de Yamamoto en el camino, acababa de regresar a la ciudad. - Explicó Tsuna. - Como Yamamoto está ocupado con su entrenamiento de béisbol, necesitaba ayuda con las entregas de sushi y accedió a pagarme por ello.
- Repartidor de comida, me parece bastante honesto. - Comentó el Hitman tomando el último sorbo de su bebida. - Solo espero que no termines tirando todo el sushi en el camino debido a tu torpeza y acabes endeudado en lugar de conseguir algo de dinero.
Un escalofrío recorrió el cuerpo del niño.
- También espero que no… - Lo expresó con pesar. - Fue lo único que obtuve, y aunque el padre de Yamamoto es alguien agradable, ya le dimos problemas tratando de ayudarlo en el pasado.
- No te preocupes, Tsuna. - Comentó Fon en su tono tranquilo, aún de pie en el hombro del Vongola, solo bajando cuando escuchó las voces de los niños, entre ellos su pupila, acercándose. - Estoy seguro de que todo saldrá bien.
La sonrisa que se había perdido ante el comentario de su tutor volvió, si era posible, incluso más radiante que antes.
- ¡Gracias por la confianza, Fon! Y por acompañarme hoy.
- Fue un placer. - Respondió con una suave reverencia que el Cielo respondió torpemente.
No se le escapó al tutor que ahora estos dos, que no eran más que ilustres desconocidos ese mismo día, ahora se llamaban por su nombre, y de hecho parecían muy cercanos.
Estuvo casi tentado de preguntar qué había sucedido con este avance rápido, con la excepción de Enma, Tsuna siempre tardaba mucho en abrirse a las personas que lo rodeaban.
- ¡Esto merece una celebración! - La exclamación de Nana lo sacó de su estado de ensimismamiento. - ¡Hoy tendremos hamburguesas para mi niño que se está volviendo un hombrecito!
Tsuna continuó diciendo que no era para tanto, mientras Lambo gritaba que se lo comería todo, a su vez, volvió su atención a sus notas.
Mañana los estudios del Neo Vongola Primo iniciarían una nueva fase.
-.-.-.-
13 de diciembre, mañana.
- ¡TSUUUUUUNAAAAAAAAAAAAAA! - El grito de Ryohei hizo que el moreno saltara de su cama, a tiempo de ver como el antes mencionado invadía su habitación luego de arrancarle las bisagras de la puerta. - ¡Ah, lo siento mucho por eso!
- ¡Hermano! - Exclamó viendo de la escena al reloj que señalaba que eran las 4 de la mañana. - ¡¿Qué haces aquí tan temprano?!
- ¡El bebé me dijo que necesitas entrenamiento EXTREMO para ser el mejor repartidor de la Mafia!
- ¡No soy un repartidor de la Mafia! - Estaba exasperado, levantando antes de que se lo llevaran a rastras.
-...¡Así que de ahora en adelante vamos a CORRER EXTREMADAMENTE todas las mañanas!
- ¡¿CORRER?!
- Correr extremadamente. - Corrigió cruzando los brazos.
-...¡¿Todas las mañanas?! - Terminó en un hilo de voz.
- Sí, eso es lo que dije. - El asintió. - ¿El sueño te vuelve sordo, TSUUUUUNAAAA?
- ¡¿Por qué tienes que gritar mi nombre así?! - Exclamó con un estremecimiento.
- Porque es guay. - Puso simple.
El Vongola lo miró como si tuviera dos cabezas, solo para suspirar derrotado al final.
- ¡VAMOS, NO PUEDES CORRER CON EL ESTÓMAGO VACÍO! - Y debido a que para "el estándar de Ryohei" tomó demasiado tiempo, el mayor lo agarró por la cintura para arrojarlo sobre su hombro y corrió piso abajo.
- ¡AAH, HERMANO CALMÁTE! ¡¿Cómo voy a correr contigo?! ¡No puedo seguir tu ritmo!
Pero las quejas del menor fueron silenciadas cuando llegaron al primer piso y fueron recibidos por Bianchi y Reborn. La primera vestida como un pino, el segundo como un pájaro encima.
-...¡¿Qué?!
- ¡El primer día de Navidad, mi amor me regaló una perdiz encima de un peral! - I-Pin, Lambo y Fuuta cantaron juntos, vestidos de coros a los pies de la Escorpión.
-...¡¿QUÉ?! ¡¿Y se suponía que esto era un peral?!
- Me gustó, es extremo. - Aprobó Ryohei asintiendo, finalmente poniendo al más pequeño en el suelo.
- Es una canción navideña, ¿No es genial? - Kyoko se acercó sonriendo, vestida con una chaqueta de correr y pantalón amarillo con detalles índigo.
- ¡¿K-Kyoko también ?! - Dijo sonrojandose.
- A partir de hoy, tienes doce días para conseguir el dinero de todos los regalos, así que cada día cantaremos una estrofa de la canción. - Le informó el Perdiz-Reborn.
-...¡¿La música es solo para presionarme?! - Exaltó, llevándose las manos a la cabeza.
- Pero es claro.
-...¡¿Por qué ?! - Gimió él, comenzando a arrepentirse de haber aceptado todo esto en primer lugar. - ¿Y por qué involucrar a Kyoko y su hermano en esto?
- Tú mismo dijiste, mientras no puedas entrar en el Hyper Mode por ti mismo, eres un objetivo fácil. Y para eso está la familia. - Dijo volando, Tsuna ni siquiera se preguntó cómo, al hombro del otro Sol. - Le dije a Ryohei que necesitabas entrenamiento para correr.
-...No, definitivamente no necesito...
- Entonces Kyoko escuchó y se ofreció a entrenar contigo. - Dijo señalando a la joven con ropa de gimnasia.
- ¡Mantengámonos fuertes juntos, Tsuna! - Exclamó emocionada, sus ojos brillando.
"Aaaah, es tan linda cuando está determinada~~" - Pensó el moreno mientras se sonrojaba.
-...Entonces, Ryohei monitoreará el entrenamiento de ustedes dos.
"Bueno, entonces tal vez no sea tan malo..."
-...Si lo crees, Ryohei, puedes arrastrar a inutil-Tsuna cuando se canse.
- ¡Vale!
- ¡Deja de leer mi mente! - Exclamó exasperado. - ¡Y no estés de acuerdo con eso, hermano!
- Bueno, como van a necesitar energía y Mama aún no se ha despertado, les cocinaré hoy. - Comentó Bianchi, ya dirigiéndose a la cocina, incluso sin quitarse el disfraz.
- ¡NO! - Gritaron casi todos en la casa.
- Las mañanas empiezan muy animadas aquí. - No pudo evitar decir Fon desde lo alto de las escaleras.
-.-.-.-
Como era de esperarse, ninguno de los dos adolescentes pudo seguir el paso del boxeador que simplemente desapareció en el horizonte dejando una nube de humo detrás, solo sus gritos indicaban su distante ubicación.
Sawada Tsunayoshi, a su vez, tragaba saliva por milésima vez, pues debido a la extrema velocidad de su Guardián, terminó completamente solo con su hermana, Sasagawa Kyoko, caminando por las calles desiertas de Namimori, aún bajo el velo de la noche.
- ¿Y entonces? - Comenzó la joven, casi haciendo que el más joven tropezara y cayera de tan nervioso.
- ¿Y e-entonces qué? - Quiso saber un poco inseguro. Usando toda su concentración mientras corría para no caer y humillarse, nuevamente, frente a la joven que le gustaba.
- Reborn dijo que no podías entrar al… ¿Cómo lo llamaba? Ah, Hyper Mode, por eso mi hermano tenía que estar pendiente de ti en caso de que pasara algo.
"¡No puedo creer que haya dicho eso frente a Kyoko!" - Pensó exasperado.
- ¿Qué es este Hyper Mode? - insistió la doncella sin dejar de correr, aunque sinceramente ambos más caminaban que corrían.
- Jaaaa… - No supo exactamente qué decir, poniéndose una mano en la nuca, en ese momento cometió el error de mirar a la pelirroja, quien le dio una decidida y al mismo tiempo acogedora mirada, la misma mirada que lo había desarmado cuando le reveló toda la verdad sobre su ida al futuro. Suspiró, no tenía sentido ocultarlo, mucho menos cuando ella lo había presenciado en este estado al menos tres veces. -...¿Te acuerdas del Choice, esa extraña competencia en la que participamos en el futuro? - Cuestionó, era menos peor evocar este recuerdo del que cuando la joven llegó repentinamente al futuro y él tuvo su hombro perforado tratando de defenderla. - Estaba en modo Hyper en ese momento.
- ¿Por eso pudiste volar? - Lo expresó con comprensión, a lo que el más joven asintió. - Te ves diferente en este "modo".
- Eeeeeh... - Lo puso un poco nervioso -...Es un poco complicado, cuando estoy así, alcanzo el máximo de mis habilidades, eliminando mis limitaciones, lo que me permite hacer muchas cosas, como volar y luchar.
Kyoko no respondió, solo asintió, ya era difícil para los dos hablar y correr al mismo tiempo, así que disminuyeron la velocidad cada vez más para no perder el aliento. Poco a poco, ya ni siquiera la voz de Ryohei era audible.
- ¿Y por qué ya no puedes entrar en este modo? ¿Estás enfermo por casualidad? - Preguntó preocupada.
- ¡No, no! ¡Yo estoy bien! - Se apresuró a decir agitando frenéticamente los brazos. - Es solo que yo... Utilizo un objeto especial para alcanzar este modo, y Reborn me dijo que tenía que dejar de usarlo y hacerlo por mi cuenta. - Preferiría ser vago sobre lo que solía usar para llegar al modo Hyper que decir que estaba usando algún tipo de droga.
- Ya veo... Como una Chica Mágica. - Confirmó Kyoko seriamente.
- ¡¿C-chica mágica ?! - Incredulidad reflejada por la comparación.
- ¿Pero por qué no puedes transformarte sin este objeto mágico?
- ¡¿O-objeto mágico ?! - Quizás, después de todo, hubiera sido mejor hablar de las pastillas. Sin embargo, dejó eso de lado, considerando la pregunta en sí. - En realidad no lo sé, las veces que lo logré solo, estaba muy enojado, tal vez simplemente funcione así, porque cuando lo intento normalmente, no lo sé... Siento que algo me está frenando, como una pared muy alta que no puedo traspasar. - Suspiró, ni siquiera a Reborn había confesado eso, porque el asesino probablemente solo empeoraría su entrenamiento si lo supiera. - No sé qué hacer, entiendo que no es bueno depender de algo así para poder pelear, pero por mucho que lo intento, no puedo superar esta barrera.
- Eso es extraño...
- A-Ah, bueno, sí, me imagino que toda esta historia es un poco extraña. - Respondió sin gracia, sonrojándose. - Solo cambiemos-
- No, eso no es lo que quise decir. - Sacudió la cabeza, deteniéndose de caminar y mirando seriamente al más joven. - Solo que eso no tiene sentido para ti. Me refiero a estar enojado.
El más joven parpadeó con clara confusión, y al ver su expresión confusa, la joven se explicó mejor.
- No te conviene, Tsuna, un poder que necesita la ira para activarse, porque eres una persona amable y gentil. - Si es posible, esto hizo que el castaño se sonrojara más. - Quizás sea más que eso, algo que te estás perdiendo.
- ¿Cómo que...?
-...Quizás...- Se mordió el labio inferior pensativamente. - ¿Quizás solo funciona con emociones fuertes? Si eso desbloquea tus habilidades, no sería muy diferente de la adrenalina en el cuerpo de un deportista. Las ganas de ganar, competir, lograr la victoria o incluso sufrir la derrota, todo genera adrenalina, porque son emociones fuertes. La ira también es una emoción fuerte, pero no es la única.
- Fuertes emociones… - Reflexionó para sí mismo. - ¡Creo que tiene sentido!
- ¿Por qué no lo probamos ahora? - Propuso interesada.
- ¡¿A-ahora?! - Exclamó desconcertado, para nada cómodo con el pensamiento de estar en Modo Hyper frente a la chica que le gustaba, si en Modo Shinu ki ya se sentía lo suficientemente libre como para invitarla a salir, prefería no saber qué sería capaz de hacer en esto modo que prácticamente acaba con sus inhibiciones, aunque de una forma más natural. - No creo que sea una buena idea...
- ¿Por qué? - Quiso saber con evidente decepción. - ¡Puedo ayudarte, solo cierra los ojos y trata de pensar en algo que te traiga emociones fuertes!
- C-cierto… - Y aunque pensaba que era una mala idea, se encontró incapaz de negarle nada a la joven, cerrando los ojos y tratando de hacer lo que ella le pedía.
Sin embargo, ¡No sabía qué pensar! ¡Algo que traiga emociones fuertes era una solicitud muy específica! Varias cosas pasaron por su mente, por lo que no prestó atención a los pasos que se acercaban.
- Intenta aclarar tu mente, ¡Eso es lo que las películas y los animes siempre te dicen para hacer! - Ahogó una risa al darse cuenta de lo emocionada que parecía estar la chica con esto, pero obedeció. - Y… ¡Oh! Lo sé, trata de llegar a esa pared alta que mencionaste.
Y a pesar de que la pared era solo un ejemplo, lo hizo, forzando sus llamas tan fuerte como pudo, solo para sentir la frustración irradiando de ellas porque no podían salir, como un pájaro perdido dentro de una casa, golpeando desesperadamente en el vidrio de la ventana cerrada con la esperanza de volver al cielo.
Su respiración comenzó a calmarse, su corazón a latir más suavemente, y aun así, no podía cruzar esa pared, como si sus pies lo inmovilizaran contra el suelo.
- ¡Ahora, aférrate a una emoción fuerte y salta!
Entonces, no pudo evitar reírte con una idea tan simple, hablando así parecía tan fácil...
-Eso es- Él abrió los ojos, y las palabras inmediatamente dejaron de salir de su boca cuando se dio cuenta de que el rostro de Kyoko estaba a escasos centímetros del suyo.
Explosión.
Llamas explotaron en su frente cuando la proximidad fue procesada por su corazón.
- Una emoción fuerte… - Repitió en su tono suave, sintiendo las llamas recorriendo cada centímetro de su cuerpo, era casi como si su organismo echará de menos la sensación, por lo que no pudo evitar sonreír gracias a la doncella que a esta distancia podía ver cada peca pintada en su rostro. - Tenías razón Kyoko, funcionó.
-...Sí, entonces... ¿Este es el Hyper Mode? Es tan cálido... - Preguntó tímidamente, porque la intensidad con la que el más joven la miraba era en realidad diferente a la de antes, era como si pudiera ver a través de su alma, o incluso tocarla.
No tenía idea de cuán en lo correcto estaba.
- Bien, me alegro de haber podido ayudar al menos esta vez. - Logró decir, una vez pasado el susto.
- ¿Al menos esta vez? - Repitió con incredulidad, reduciendo aún más la distancia entre ellos, mientras llevaba ambas manos al rostro cada vez más acalorado de la muchacha. - Kyoko, eres la chica más inteligente y especial que conozco, si no fuera por ti, no habría mejorado mi técnica principal. Y ahora de nuevo, me hiciste ver más allá de lo que podía solo con tus amables palabras.*
El corazón de la joven dio un vuelco, sin saber qué hacer o sentir cuando el otro se acercaba cada vez más.
- Kyoko, yo-
- ¡EXTREEEEEEMOOOOOOOOOOOOO!
El grito hizo que ambos saltaran, separándose como si hubieran sido electrocutados, la llama de Tsuna se apagó inmediatamente como si hubiera sido golpeado por un balde de agua fría.
Habían tardado tanto en su carrera que Ryohei había completado el circuito a través de la ciudad, regresando tras ellos.
- ¡OYE! ¡¿Qué les pasó a ustedes dos ?! - Preguntó el guardián con expresión seria al ver como ambos estaban rojos. - Creo que el esfuerzo fue demasiado, ¡Parecen dos tomates!
Ninguno de los dos tuvo el valor de decir nada ni de mirarse.
-...Todo bien. - Ryohei lo siguió aún más preocupado, pero asumiendo que ambos estaban se presionando demasiado. - ¡Nadie empieza de forma extrema, el camino hacia eso viene de pequeños y grandes pasos! Tomemos un paseo más y regresemos a la casa de Tsuna, ¿De acuerdo?
- V-vale.
- E-está bien hermano.
Y felizmente o desafortunadamente, Ryohei los acompañó en la carrera esta vez.
-.-.-.-.-.-.-
- ¿Sucedió algo? - Fue la muy sugerente pregunta que recibió de un sonriente Reborn, sentado en los escalones que conducían al segundo piso de la casa, Bianchi a su lado con una sonrisa par.
El moreno que entró, claramente sudado y rojo, aunque el rubor parecía ser más intenso de lo debido, abrió la boca para responder, luego la volvió a cerrar, llevándose la mano a la nuca sin gracia.
Viendo que no podía obtener una respuesta útil del perdido Vongola, cambió su pregunta.
- Hoy sentí tus llamas. - Comentó en tono casual. - ¿Conseguiste activar el Hyper Mode?
- Sí… - Dijo finalmente. -...Kyoko me ayudó.
La sonrisa de la pareja se ensanchó.
- Ya veo.
-...Tú. - Comenzó Tsuna, finalmente logrando enfrentar al dúo, con una expresión que era una mezcla de desconfianza y vergüenza. - ¿Planeó esto, Reborn?
- No planeo todo lo que pasa en tu vida, Inútil-Tsuna. - Respondió simplemente. - Como dije, estaba hablando con Ryohei y Kyoko nos escuchó.
El más joven no parecía realmente convencido, lo que, si era posible, solo hizo que la expresión del tutor fuera aún más complacida.
-... Muy bien, entonces me daré un baño, porque en un rato tengo que ir a Takesushi. - Decidió dejar el tema así, ambos abriendo el camino para que pasara.
- Buen trabajo, Tsuna. - Lo escuchó cuando estaba a la mitad de las escaleras. Se volvió para mirar al Hitman de nuevo, pero él ya se había ido a la cocina con Bianchi.
Sonrió, continuando su camino.
-.-.-.-
13 de diciembre, tarde.
Suspiró frustrado al ver como su cuarta entrega de sushi estaba siendo arruinada lentamente por el Sol mientras estaba de pie junto al parque infantil de Namimori.
"Por supuesto que eso iba a suceder, ¿Por qué pensé que podría funcionar?" - Pensaba con frustración, sentando en el suelo, tratando de averiguar qué se había roto en su bicicleta.
No faltaron razones, sin embargo, sus últimos tres intentos habían terminado en rotundos fracasos.
El primero había caído al río cuando la rueda delantera de la bicicleta chocó con una piedra que no había visto.
El segundo, cayó boca abajo con su cara dentro frente al cliente después de simplemente tropezar en el aire.
Y el tercero... Prefería no recordar el tercero.
Fue un milagro en sí mismo que Tsuyoshi le hubiera dado una cuarta oportunidad, el hombre realmente tenía un corazón de oro y, sin embargo, estaba a punto de defraudar esa confianza debido a que su bicicleta había decidido unilateralmente que era suficiente trabajo para un día.
Tan absorto estaba en sus pensamientos negativos que ni siquiera se dio cuenta de cómo dos personas se le acercaban con curiosidad, más aún cuando una parte de la correa de la bicicleta parecía haberse derretido sin ningún motivo específico.
- ¿Tsuna?
Levantó su rostro frustrado para enfrentarse nada menos que a Irie Shoichi y Spanner, el segundo mirándolo con cierto aburrimiento, como de costumbre.
- Oh, eres mismo tú. - El pelirrojo sonrió cuando la figura encorvada se levantó levemente para enfrentarlos. - Lo siento es que es raro verte solo.
De hecho, ni Reborn, Fon o incluso Ryohei lo habían acompañado esta vez, según el Ex-Arcobaleno del Sol, ya que había encontrado una manera de activar el Hyper Mode sin ayuda, ya no necesitaba que lo vigilaran, y aunque todavía no estaba seguro de poder replicar la activación solo, simplemente aceptó, después de todo, no quería dar más trabajo a sus amigos que estaban en su propia odisea por regalos, debido a sus incapacidades.
Sin embargo, más de una vez se preguntó qué tan solo estaba, habiendo tropezado con al menos siete miembros del Comité Disciplinario, y el propio Kusakabe lo había ayudado en su tercera y desastrosa entrega.
- Es solo que estoy trabajando hoy, o al menos intentándolo. - Suspiró, claramente frustrado, poniéndose de pie. - Eso es hasta que mi bicicleta se averió.
- ¿Por qué necesitas trabajar? Pensé que eras rico. - Puso sin parpadear Spanner llevándose una piruleta a la boca.
- ¡No soy rico! ¡Vongola es! - Exclamó sonrojándose.
- Y eres un Vongola.
- S-sí, quiero decir, solo de sangre, pero no quiero su dinero. ¡No quiero tener nada que ver con la Mafia! - Se defendió con tímida vehemencia, por más contradictorio que fuera.
Lo que solo hizo que Irie se riera ligeramente.
- No te preocupes, Tsuna, te ayudaré. - Ofreció, agachándose para ver el objeto. Para entonces parpadear confundido.
"Extraño, siento una sensación de Déjà vu". - Pensó, pero luego descartó la idea cuando vio cuál era exactamente el problema.
- Ah Tsuna, la correa de la bicicleta se soltó y… ¡¿EEEH?! ¡¿Cómo se derritió?!
- No tengo ni idea, las cosas más raras parecen pasarme… - Suspiró el moreno.
- Es verdad. - Spanner confirmó.
- Bueno, afortunadamente tengo una en casa que podría servir. - Dijo levantándose. - Mi casa no está lejos de aquí, así que puedo recogerla y cambiarla por ti.
- ¿DE VERDAD? - Exclamó animado. - ¿No te molestaría eso?
- Solo regresábamos a casa de la escuela. - Explicó Irie, y solo entonces Tsuna se dio cuenta de que ambos vestían el mismo uniforme. - Spanner consiguió un intercambio gracias a sus notas y... Bueno.
- Una ayuda de Byakuran. - Terminó el mecánico. - Me dijo que era un agradecimiento por la Batalla de los Representantes.
- ¡¿Eeeh?! ¿Byakuran logró transferirte a Japón? - Puso sorpresa el Vongola, tragando saliva, incapaz de dejar de recordar que en el futuro que visitaron, Spanner era un Millefiore al servicio del mismísimo Byakuran, aunque hubiera cambiado de bando más tarde.
Que las cosas de ese futuro se repitieran era bastante aterrador.
Inmediatamente le recordó a su yo futuro que había destruido parte de la escuela, lo que le hizo temblar un poco.
Acto que fue malinterpretado por Shoichi, o casi.
- Sé que en el futuro las cosas que él hizo fueron terribles, ¡Pero nuestro Byakuran y el Byakuran de esa época no son la misma persona! - Se apresuró a decir.
Esto hizo que Tsuna parpadeara.
- Ah, sí, lo puedo ver, yo ni siquiera habría llegado tan lejos en la Batalla de los Representantes si él no me hubiera ayudado. - Explicó rascando la nuca con torpeza. - Mentiría si dijera que ya no le tengo miedo, pero al menos sé que es digno de confianza.
"¡No es que el miedo signifique mucho, tengo miedo de Gokudera hasta el día de hoy!"* - Pensó Tsuna avergonzado.
Eso claramente hizo que el pelirrojo se sintiera aliviado, pero su preocupación por su amigo albino había empañado su concentración, provocando que hasta el momento no hubiera podido quitar las correas de la bicicleta, lo que hizo llegar al límite Spanner.
- Déjame quitar las correas mientras obtienes las nuevas, Shoichi, si el Vongola se queda aquí más tiempo, este sushi se echará a perder y eso sería una blasfemia. - Dijo acercándose y agachándose al lado del otro. - Trabajé mucho tiempo en el taller mecánico de mi abuelo, después de todo.* Esto es muy fácil para mí.
- Ah, sí, lo siento, me distraje. - Se levantó de un salto, completamente sonrojado. - ¡Iré en un segundo y vuelvo enseguida!
Esto terminó por dejar a la pareja sola, y no pasó mucho tiempo para que Spanner terminara el trabajo en completo silencio absorto, como solía estar cuando trabajaba. En ese momento se sentó en el suelo para enfrentar perezosamente al Vongola, que estaba tratando de encontrar un lugar con menos Sol para que se quedara el sushi, ahora que Spanner se lo había recordado.
- Y entonces. - Siguió el mecánico. - Escuché que tienes un nuevo X-Burner
-.-
Cuando regresó con la nueva correa unos minutos más tarde, Irie parpadeó sorprendido al ver cómo Tsuna y Spanner parecían estar involucrados en una animada conversación.
Incluso a él a veces le costaba llamar la atención del monótono mecánico, pero ahí estaba, escuchando lo que decía Tsunayoshi y gesticulando con un brillo emocionado en sus ojos, mientras que el mismísimo Tsuna parecía explicar algo con la emoción de un niño.
Estos dos tenían una extraña manera de entenderse.
O tal vez era solo Tsuna, quien parecía atraer a las personas más extrañas.
-...Entonces, porque si pudiera hacerlo con mis pies también, tendría muchas más posibilidades de ataques. - Decía el castaño.
- Sí, y combinando eso con el humo... - Completaba el rubio.
- ¡Si, exactamente!
- Ejeem. - Llamó la atención, algo avergonzado por perturbar la interacción. - La correa.
- ¡Oh! Irie! ¡Gracias! - Agradeció el Vongola con un audible suspiro de alivio.
Mientras Spanner se adelantaba para ponerse la nueva pieza, le tocó al pelirrojo intercambiar unas palabras con su amigo temporal.
-...¿Entonces estás entregando sushi? - Quiso saber.
- Sí, pero soy demasiado lento y torpe para eso. - Confesó resignado. - Reborn tenía razón, estoy creando más una deuda con el padre de Yamamoto que obteniendo algo de dinero.
- ¡No pienses así, Tsuna! - Trató de animarlo. - Salvaste el mundo, ¿Recuerdas? Más de una vez, solo necesita familiarizarse con este tema de la entrega.
De esa manera, el científico sonaba más como Enma hablando, ¿Tal vez era por el cabello? No pudo evitar sonreír ante el tonto pensamiento.
- Gracias, Irie.
- Ah, y hablando de salvar el mundo, casi lo olvido. - Dijo mientras buscaba algo en su bolso, tomando un cuaderno y abriéndolo a una página llena de dibujos y cuentas complicadas que hacían temblar al moreno. - Spanner y yo estábamos hablando de sus lentes y pensamos, ¿Por qué no instalar un módulo de vuelo? Sé que haces esto bastante bien por tu cuenta, ¡Pero con eso definitivamente serías más rápido y más eficiente!
- Terminé.
Pero Tsuna no respondió, su expresión se abriendo en comprensión.
- ¡ES ESO! ¡Eres un genio, Irie!
-...¿Eeeh?
- ¿Y que hay de nuevo? - Bromeó Spanner, haciendo sonrojar al pelirrojo.
- ¡Gracias a ustedes dos! - Agradeció emocionado el moreno, ya subiéndose a su bicicleta. - ¡Me salvaron! Ahora sé qué hacer, ¡¿Por qué no lo pensé antes?! - Él sonrió radiante, haciendo que Irie, si era posible, sintiera aún más vergüenza. - Muchas gracias, además, el día 24 vamos a tener una gran fiesta de Navidad en mi casa.
- Pensé que los japoneses no celebraban la Navidad así. - Dijo Spanner.
- La verdad no. - Dijo torpemente. - Es cosa de Reborn, pero quería que ustedes fueran de todos modos. Mi madre estará ahí, así que todos deben comportarse eeeh... Razonablemente, para que puedas traer a tu familia también. - Dijo hablando directamente al pelirrojo, ya que Spanner le había dicho que estaba solo en Japón.
- ¡¿M-mí familia?!
- Por mi todo bien.
- ¡Bien! ¡Esperaré verlos ahí!
- ¡Espera! - Trató de encontrar una excusa para no ir, pero el moreno ya estaba demasiado lejos antes de que pudiera abrir la boca.
- Es rápido cuando se trata de huir. - Spanner notó.
- ¡Maldita sea, tengo un mal presentimiento! - Exclamó el de las gafas, llevándose las manos al estómago.
- ¿Que eres tú? ¿Un Vongola? - Habló el rubio para luego agarrar otra piruleta y llevar a la boca, volviendo a caminar, dejando atrás a su dramático amigo.
-.-.-.-.-.-.-
13 de diciembre, noche.
Tsuna llegó feliz a casa esa noche, con un sobre de dinero en la mano.
- ¿Salió todo bien? - Quería saber el Hitman cuando su alumno entró a la cocina.
- ¡Ah, mi pequeño trabajador! - Exclamó feliz Nana, corriendo hacia el más pequeño y envolviéndolo en un fuerte abrazo. - ¡El primer día de trabajo de mi hijo, como me gustaría que su padre estuviera aquí para verlo!
- ¡M-madre! - Exclamó sonrojándose y luego se volvió orgulloso hacia su maestro. - ¡S-sí, lo logré! Hice todas las entregas para el Sr. Yamamoto, más algunas para el Sr. Tadanourite de la tienda de Udon. - Y para demostrar su punto, le dio al italiano un sobre, que abrió para ver algo alrededor de 3.864 yenes, ósea unos 27 euros. - ¡Nunca antes había tenido tanto dinero!
- Es una cantidad expresiva por un día. - Bianchi añadió cuando su amante le entregó el sobre para que ella lo viera.
- Sí, de hecho, también gané algunas propinas. - Admitió con un sonrojo, más aún cuando su madre también vio su sobre, dándole varios besos en la mejilla.
- ¡Mi chico es casi un hombre de negocios!
- ¡No exageres madre! - Exclamó al ver como Fon y los niños comenzaban a bajar por el alboroto. - Aún necesitaré mucho más si quiero comprar regalos para todos.
Mismo así esa noche había sido de celebración, Nana, aprovechando la ocasión, ya había probado algunas recetas navideñas italianas que estaba pesquisando.
Y mientras todos comían y reían, Reborn se acercó a su alumno.
- Le permitiré continuar con tu "Estrategia de entrega rápida". - Con esas palabras el más pequeño se estremeció al verse descubierto. - Pero para no despertar sospechas, propongo un cambio de look.
Y la expresión traviesa de su tutor no hizo nada para mejorar el presentimiento que recorría su espalda.
E incluso así siendo, los días parecían correr más rápido que nunca, hasta que antes de que nadie se diera cuenta, el 24 de diciembre estaba a la vista.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
24 de diciembre, mañana.
Decir que Nana estaba emocionada sería quedarse corto, Tsuna nunca había visto tanta comida en su casa, ni siquiera durante la visita de Iemitsu. La joven japonesa tarareaba feliz mientras preparaba su plato número dieciocho de esa mañana, ni siquiera tenía idea de cómo tantas cosas cabían en el refrigerador.
A su vez, Tsuna estaba en el jardín, colocando el último regalo, uno morado, debajo del gran pino que habían colocado en el jardín y que los niños aún estaban decorando.
- Felicitaciones Tsuna, lo hiciste. - Dijo Reborn sobre los hombros de Bianchi.
-...Todavía no puedo creer que logré... - Respondió en voz baja, secándose el sudor de la frente. - Pero si no fuera por el Sr. Tsuyoshi, Kyoko y Fon, ¡Ciertamente no lo habría logrado!
"¿Fon?" - Pensó la pareja junta, volviéndose hacia el chino que solo sonrió.
- Fue un placer ayudar, aunque en realidad no he hecho nada. - Comentó mientras decoraba el árbol con los niños, para gran alegría de su aprendiz. - Solo necesitas empezar a confiar más en ti mismo.
El más joven solo asintió tímidamente, volviéndose hacia su tutor que tenía una ceja levantada.
- La idea de Reborn incluso me hizo conseguir más dinero del que pensé que sería posible. - Todavía era tímido.
"Aunque fue la cosa más vergonzosa que he hecho..." - Luego parpadeó y se corrigió. - "No, pensándolo bien, caminar por ahí en ropa interior aún es peor."
Y dicho esto, volvió a entrar a su casa.
- Me alegro de que lo piense así, porque esta noche usará ese mismo disfraz. - Siguió su tutor con una sonrisa sádica.
-...¡¿Espera qué?! ¡¿En frente de todos?! - Su expresión se puso tan roja como los tomates que estaba pelando su madre. - P-pero...
Sin embargo, no hubo mucho tiempo para quejas cuando alguien llamó a la puerta.
-¡Tsuuuuu! - Exclamó su madre. - ¡Ábreme la puerta, por favor!
- ¡Está bien, madre! - Respondió aún avergonzado, corriendo hacia la puerta para evitar la conversación con su maestro.
Sin embargo, nada lo preparó para lo que encontraría allí.
- ¡¿QUÉ?!
- Feliz Navidad Tsunayoshiiii~~ ¿O es demasiado pronto todavía? ¿Qué día es hoy de todos modos? Lo siento, no he dormido bien por varias noches, creo que he perdido la noción del tiempo.
Frente a él no había nadie más, nadie menos que Byakuran, dejando escapar un largo bostezo, círculos oscuros debajo de sus ojos, pero no era la primera vez que el albino simplemente aparecía en su puerta sin avisar, por lo que su presencia allí no era lo que realmente asustó al castaño, sino estar al lado de una sonriente, aunque también cansada, Uni, todas las verdaderas Coronas Fúnebres, además de Gamma, Tazaru, Nosaru y un hombre alto con piercings que no conocía.
- Hoy es 24. - Puso de mal humor Gamma antes de que Kikyo pudiera siquiera abrir la boca, lo que solo le valió una mirada enojada de la Nube.
- ¡Ah bueno! ¡Así que llegamos a tiempo! - Garantizó el albino con una sonrisa.
- ¡¿A tiempo?! ¿Qué están haciendo todos aquí? - El niño se sorprendió.
- ¡Tsuna! ¡Tío Reborn! ¡Es genial verles de nuevo! - Exclamó Uni quien lucía bastante cansada, pero sonría dulcemente como siempre. - ¡Lo siento, llegamos a último momento!
- Así es, me dijeron que habría una fiesta aquí esta noche, así que por qué estás tan sorprendido, Tsuzinhoo~ - Bromeó el Gesso, haciendo que un escalofrío recorriera la columna vertebral del menor.
- S-Sí, pero no pensé que todos ustedes… - Comenzó a decir torpemente.
- ¿Quieres decir que no somos bienvenidos? - Preguntó el mayor con una sonrisa peligrosa que solo hizo que el moreno se desesperara más.
- ¡No es eso! No, no, pueden venir, es solo que, Reborn no me dijo que vendrían todos… - Trató de justificarse, agitando sus manos frenéticamente.
- Yo tampoco lo sabía. - Y el corazón del niño casi se le sale de la boca cuando el Hitman habló desde su hombro, sin saber cuándo había llegado allí. - Ustedes se ven como una basura. - Terminó viendo como no era solo la pareja celeste la que parecía exhausta, aunque eran los que más destacaban. - Escuché lo que hicieron en Italia.
- Bieeen, eso no importa ahora, ¿Verdad? - Puso Byakuran dando un paso adelante y tomando al moreno por los hombros, obligando al tutor a saltar de su lugar, aterrizando en el hombro de Nigella, quien solo parpadeó sorprendido por la acción. - Ya estamos todos aquí, y pensamos quedarnos un rato, y ¿Qué mejor forma de celebrar la Nochebuena que pasar tiempo con el Trio Celeste? - Y con eso tiró con su otra mano también a Uni, quien solo se rió del gesto, a pesar de la exasperación de Gamma que estaba siendo sostenido por Tazaru.
- ¿T-trio Celeste? - Repitió Tsuna desconcertado.
- Sí, lo sé, es un nombre horrible, todavía estoy pensando en esa parte. - Puso el amante de los malvaviscos con un bufido. - De todos modos, me quedaré con Tsunayoshi y Uni hoy si no les importa, ¡Pero les prometo que los devolveré a los dos a tiempo para la fiesta!
- ¡DE NINGUNA MANERA LO PERMITIRÉ! - Gamma, a pesar de los esfuerzos de Tazaru, ya estaba sacando su caja arma.
- Qué extraño, no recuerdo haber pedido tu autorización~. - Jugó abriendo sus alas, mientras invocaba a su Dragón Blanco, que envolvía la cintura de Tsuna quien se limitaba a gritar con la acción. - Será solo un día para el Tri-Cielo… No, ese tampoco me gusta, en fin, solo nosotros tres, portadores del graaaande y místico Trinisette, sin guardianes ni tutores. - Terminó, lanzando una mirada burlona a Reborn quien lo estaba mirando con una expresión levemente fruncida. - ¿Aún recuerdas lo que es tener un día libre, Ex-Arcobaleno Reborn? - Lo expresó mientras empezaba a ganar altitud. - Por lo que veo, pareces tan estresado como cuando nos conocimos en el futuro.
"¿Estresado?" - Pensó Tsuna, olvidándose por un momento del pánico de ser levantado en el aire por un Dragón para enfrentar a su tutor y solo ver su expresión neutral de siempre.
-...Piense en ello como un merecido día libre. - Finalizó el Albino.
- ¡Esto es secuestro! - Gamma gritó a todo pulmón, Nigella se unió a Tazaru para detenerlo.
- ¡Oya! ¡Claro que no! - Se apresuró a decir provocativamente. - ¡Es un Secuestro de Navidad! ¡Eso hace toda la diferencia!
- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAH!
Y sin más preámbulos, el albino se lanzó a los cielos, con dos de ellos con él.
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Como prometió, Byakuran regresó antes de la fiesta, tanto Uni como Tsuna vistiendo los regalos de Navidad ligeramente anticipados del amante de los malvaviscos.
Lo que provocó cierta conmoción, especialmente por parte de cierta pelirroja.
Pero esa es una historia para otro momento.
Sin embargo, para desesperación del castaño , cuando todos los invitados ya estaban presentes, Reborn lo obligó a usar "Aquello". Y para consternación de Gokudera y la tristeza de los demás guardianes que accedieron a venir, esto quitó al Vongola de la vista durante el comienzo de la celebración, permitiendo así que su madre tuviera todo el protagonismo como anfitriona de la fiesta.
-.-.-.-.-.-.-
24 de diciembre.
Eran las nueve de la noche, todos los que habían sido invitados previamente estaban sentados para el "cenone di Natale", y como la Navidad de este año sería mucho más grande que cualquier fiesta que hubieran tenido, los hombres de Dino, que habían sido invitados diferentemente de su jefe, extendieron un enorme toldo sobre el jardín, permitiendo así la inclusión de todas las mesas, idea de Romario.
Debajo de este toldo había un gigantesco árbol de Navidad, decorado con los elementos más diversos que uno pueda imaginar, algunos de los que más llamaban la atención eran precisamente los que representaban a los animales de la Décima Generación, adornos de cachorros de león, gatos, perros, golondrinas, toros, búhos, y para sorpresa de todos, un enorme canguro en la parte delantera del árbol, justo al lado de un pequeño erizo que obviamente estaba aislado del resto de las decoraciones.
Pero como se trataba de una Navidad al estilo Vongola, además se destacaba las innumerables conchas falsas que estaban por todo el árbol, incluida una grande en la cima del árbol, Tsuna se preguntó si este tipo de decoración era común en Vongola, o si era solo una invención de Reborn, honestamente, preferiría no saberlo.
Las mesas estaban llenas de todo tipo de gente, gente que Nana estaba muy emocionada de conocer, nunca en su vida imaginó que su hijo podría hacer tantos amigos en tan poco tiempo, y como la madre servicial que era, se ofreció a ir de mesa en mesa repartiendo comida a los invitados, incluso con la insistencia de Reborn en convertir a Skull en el camarero.
- ¡Sean bienvenidos! ¿Aceptarían comer algo? - Ofreció Nana sosteniendo dos bandejas enormes con varios alimentos, pero sin perder el equilibrio en ningún momento. - ¿Oya? ¿No eres el presidente de Chuugaku, Hibari?* ¿Por qué estás lejos de todos? - Preguntó, notando que la mesa era demasiado grande para una sola persona, más aún viendo como Kusakabe estaba parado como un verdadero guardia de seguridad a una distancia permitida de su Jefe.
- Lo siento señora, pero no me mezclo con estos animales. - Dijo simplemente la Nube mirando a todos los invitados alrededor.
- ¿Animales? ¿Eres alérgico a los animales? Pero encontré las decoraciones tan lindas. - Hibari estaba impresionado con lo despistada que podía ser la madre del Pequeño Animal, eso explicaba muchas cosas.
- Al presidente no le gusta mezclarse en grupos. - Al ver la expresión triste de la mujer y la enorme bandeja en sus manos, agregó. - Pero no se preocupe Sra. Sawada, aceptaremos estas vieiras gratinadas, se ven deliciosas. - La castaña, a pesar de no haber entendido a qué se refería el chico con eso de mezclarse, extendió el plato que él mencionó, el cual Kusakabe tomó de inmediato, inclinándose levemente en agradecimiento.
Y con eso, se alejó, yendo a otra mesa, permitiendo que Hibari le diera a su brazo derecho una mirada asesina, por haber tenido el descaro de responder en su lugar.
Kusakabe suspiró, después de tomar un sorbo de su sake previamente traído, sabía que esta iba a ser una noche larga.
- Hola, bienvenidos eeeh… ¡Feliz Navidad a todos! Mi nombre es Sawada Nana, soy la madre del pequeño Tsu, ¡Es un placer conocerles!
- Es un placer conocerla Sra. Sawada, mi nombre es Irie Shoichi, traje a mis padres, Irie Masatsugu e Irie Tomoko, y también a mi hermana mayor, Irie Akiko. - Y con eso, todos se inclinaron levemente. - Y este es mi mejor amigo, Spanner, es un estudiante transferido de Italia.
- ¿Oya? ¿Italia? Mi marido es mitad italiano, ¿Estarían relacionados? - Preguntó Nana inocentemente, sacando sus propias conclusiones.
"Yo espero que no." - No pudo evitar pensar el mecánico, aún así asintiendo con la cabeza porque era más fácil.
- ¡Que maravilla! Siempre quise conocer Italia, incluso hice algunas comidas italianas, ¿Aceptan? - Y con eso, bajó ambas bandejas, de las que la familia sacó una variedad de alimentos, rollitos de salmón, espaguetis con atún y lubina asada con verduras. - ¡Espero que lo disfruten!
Y así, se fue hacia la mesa siguiente.
- Oye hermanito, todavía no nos has explicado cómo lograste que los Sawada nos invitaran a pasar la Navidad, sobre todo con tanta gente alrededor y toda esta comida extranjera. - Preguntó Akiko, alzando una ceja ante su familiar.
- Ah, e-eso, sí, bueno, d-desde que vine aquí por primera vez, estuve hablando con T-Tsuna y nos hicimos amigos, hasta que un día Spanner y yo arreglamos su bicicleta, y por eso nos invitó a pasar la Navidad con su familia. - Y efectivamente, parte de lo dicho no era mentira, pero eso no detuvo un pequeño dolor en su estómago.
- ¡¿No es increíble, Sho?! Te dije que la familia Sawada estaba llena de famosos*, mira a tu alrededor, todos deben ser estrellas de cine, ¿Nos darían un autógrafo? - La felicidad se escuchaba en la voz de Tomoko, ella siempre quiso conocer la famosa "Mansión Sawada" que en su cabeza tenía el doble del tamaño.
Masatsugu se limitó a observar su entorno en silencio, no estaba acostumbrado a salir a beber, así que celebrar esta época del año con tantos extraños todavía era raro.
- Si son estrellas o celebridades, no lo sé. - Dijo la hermana de Shoichi. - Pero tienen caras muy diferentes, sobre todo ese guapo vestido todo de blanco, ¿Será que tiene novia? - Al mencionar directamente a Byakuran, principalmente de esa forma en que lo estaba haciendo, hizo Shoichi tener un fuerte dolor de estómago, recordando que cuando se sentaron, Byakuran directa y abiertamente nombró su mesa como: "La mesa Fantástica de la Familia del Futuro".
Sintia que esta iba a ser una noche larga, para la infelicidad de su estómago.
- ¡Feliz navidad! Esta mesa está llena, ¿No? - Nana había se acercado a un grupo muy diferente al que estaba acostumbrada. - ¿Quieren comer algo? La comida de las bandejas se está acabando, pero creo que aquí hay suficiente para todos, si quieren, puedo entrar a la casa y conseguir un poco más.
- No hay necesidad de molestarse, pero ¿No tendría postres? Me encantan los dulces, especialmente los malvaviscos. - Puso Byakuran, sin sacar las piernas de la mesa en ningún momento, acción que siempre irritaba a Gamma, quien estaba sentada en el otro extremo, maldiciendo con todas sus fuerzas a Hibari por haber acaparado la última mesa, obligándolo a tener que compartir la misma que "eses chicos".
- ¿Malvaviscos? No creo que lo tengamos, ¿Es un postre típico de Italia?
- ¡'Diota! ¿No sabes qué son los malvaviscos? Anda y cumpla de inmediato la solicitud del Jefe Bya- Sin embargo, no pudo terminar su oración, ya que Kikyo le golpeó la nuca. - Oye 'diota, porque me pegas-
- Silencio Zakuro, somos invitados, pórtate bien o te sentarás en la mesa de los niños con Bluebell y Daisy. - Con eso el mencionado se quedó callado, tomando una de las botellas de sake que había en la mesa al lado de una botella de vino, y bebiéndola sin importarle.
- ¿Oya? ¿Y por qué llevas una máscara? De esa forma no podrás comer. - La pregunta se le hizo directamente a Torikabuto, quien no estaba muy seguro de qué o cómo responder. De hecho, ni siquiera hablaba muy bien.
- No se preocupe Sra. Sawada, es parte de su religión. - Dijo Byakuran. - En Navidad, tiene que usar esta máscara para protegerse de los espíritus malignos, ¿Verdad Torikabuto? - La Niebla solo asintió. - Ahora, si no te importa, aceptaremos todas estas deliciosas comidas, gracias de antemano, ¿Verdad Uni? - Siguió mirando directamente a su amiga celestial.
- Sí, muchas gracias, Tsuna me dijo que cocinas muy bien, y se ven muy bien. - Nana, al tener su comida elogiada directamente, sobre todo por gente nueva, la hizo sonrojar levemente, colocando sobre la mesa todos los platos restantes, que eran dos platos de espaguetis con almejas, tres platos de pulpo y tomates, un plato con varios fritos de bacalao y dos platos con crepes de salmón. Nadie sabía cómo se las arregló para llevar tantas cosas.
- Muy bien, sacaré más de la cocina. - Y con sus palabras, la cocinera entró a la casa.
Y antes de que pudieran siquiera tocar la comida, todos en la mesa presenciaron una escena, patética por decir lo mínimo, en la que Torikabuto intentaba inútilmente comer un crepe de salmón, golpeando su máscara y haciendo que la comida cayera en su plato.
- No sabía que necesitaba comer. - Dijo el pelirrojo, poniéndose una mano en la barbilla pensativo, y con la otra comiendo un bacalao frito. - ¿Deberíamos quitarle la máscara?
- Mejor no, no sabemos qué espíritus malignos liberaremos al hacer esto. - Simplemente dijo el peliverde, bebiendo una copa de vino y tomando un trozo de pulpo, pero con los cubiertos, al fin y al cabo, no era un animal, solo tenía una caja de uno.
- Todavía me molesta tener que comer junto a estos tipos… - Se quejó bajo el Rayo, lo que no pasó desapercibido para Uni que simplemente infló sus mejillas como una niña de verdad.
- Relájate Jefe, disfruta y tómate una copa. - Dijo Tazaru, lo cual era su respuesta a cualquier cosa.
- Sí, trajimos unos vinos importados muy caros, este es de mi padre, me lo regaló cuando me uní a Giglio Nero porque estaba muy orgulloso, claro que él aún piensa que es una floricultura hasta hoy, pero ignoremoslo y celebremos. - Nigella informó abriendo la botella y la compartiendo con sus acompañantes, llamando un brindis, que siguieron todos de su familia, incluso Uni que brindó con su vaso de jugo de naranja.
Mientras Nana buscaba más comida, un Shamal completamente borracho deambulaba por el jardín, buscando a alguien a quien molestar, ya que le había prometido que como regalo de Navidad no coquetería con ninguna mujer.
Dicho y hecho, había encontrado su objetivo.
- Oi, oi, oi, pero mira quién diría, si no es Grande Verde, el genio más grande del mundo, dicho como el tercer Da Vinci o quien sea, reducido a sentarse a la mesa de los niños, qué lindo. - Se burló el médico, viendo como el citado fruncía el ceño con rabia.
- Mira, insignificante doctor, para que sepa, solo estoy sentado aquí porque tenía que hacerlo, si no, obviamente estaría sentado con los Arco-Digo, Ex-Arcobalenos, y para su información-
- ¡Whoooooooo! Fresa de mierda* es aburrido, sigue diciendo cosas muy complicadas. - Fue Fran quien intervino, cruzando los brazos como un niño.
Los que estaban en la pequeña mesa, especialmente Fran, que había sido invitado de antemano por Chrome, no parecían felices de permanecer sentados mientras podían estar corriendo por la casa divirtiéndose.
- Bien, chicos, pueden salir corriendo y estropear la habitación del niño Vongola, dejan que los adultos hablen aquí. - Al escuchar las palabras del borracho, Verde no parecía muy seguro de que a él le gustaría hablar.
- Pero Mama nos pidió que nos comportáramos bien… - Dijo Fuuta, mirando a sus pies.
- Sí… Mama se molestaría con nosotros. - Fue el turno de I-Pin de comentar. - Y no quiero decepcionar al mestre.
- ¡El Grande Lambo no obedece a nadie! ¡El Grande Lambo hace lo que quiere!… Y el grande Lambo quiere quedarse sentado… - Puso el último con menos emoción.
- No quiero desobedecer al Jefe Byakuran, él me pidió que me quedara aquí, ¡Y no me iré! - Bluebell sonaba confiada en sus palabras.
- Ella está en lo correcto. - Daisy solo asintió, abrazando a su conejito rosa con fuerza.
- Ojalá estuviera sentado con el Gran Hermano Gamma y el Gran Hermano Tazaru, ¡No soy un niño! - Nosaru, a la edad de ocho años, resopló irritado.
- Vale, ya entendí mocosos, ya que de buen modo no funcionó, deja que el tío Shamal les cuente una historia, ya debes tener la edad para saberlo. - Una expresión de asombro se vislumbraba en Verde, ya sabiendo lo que iba a decir el doctor, nunca pensó que jugaría tan bajo. - Un día, cuando tenía catorce años, con las hormonas en alta, decidí visitar una casa de-
Y Shamal no pudo terminar la historia, viendo como todos los niños corrían desesperados hacia la casa, tapándose los oídos.
- Sí, siempre funciona. - Dijo con orgullo, bebiendo el resto de la botella de sake de un trago.
- Eres despreciable, ¿Lo sabías? - Puso Verde con desprecio. - ¿Qué quiere de mí, doctor pervertido?
- ¡Niños, no corran adentro! - Exclamó Nana, viendo como los que huían de Shamal corrían como si su vida dependiera de ello. - Dios mío, los niños tienen más energía a cada día.
Nana, que continuó sirviendo a los invitados, esta vez se dirigió a rostros familiares.
- ¡Hola a todos! ¡Feliz navidad! Eres Simo, ¿No? - Preguntó ella emocionada.
- Eh… Shimon, y que tenga también una feliz Navidad Sra. Sawada, agradézcale a su hijo por invitarnos. - Dijo Adelheid siendo acompañada por todos los miembros de su familia.
- Hola Señora Madre de Tsuna, Feliz Navidad, ¿Quieres ayuda con algo? - La pregunta cortés vino de un sonriente Enma. Estaba muy feliz de celebrar su primera Navidad, más aún con su familia. - Estas dos bandejas parecen bastante pesadas...
- No hay problema Enma, y puedes llamarme "Mama", ¿De acuerdo? Has dormido en casa tantas veces que ya siento que es parte de la familia, ¡Es como el segundo hijo que nunca tuve!
Al escuchar las palabras de la madre de su mejor amigo, el rostro de Enma enrojeció tanto que hizo que su cabello pareciera desteñido, más aún cuando escuchó las risas de algunos miembros de su familia.
- Aaahh, n-no, quiero decir, ¿Sí? Quiero decir, no puedo, Adel ella-
- No te preocupes Enma, este es un tratamiento común en nuestro medio, adelante. - Colocó sin inmutarse la Guardiana Glaciar.
- Eh… V-vale, gracias M-Mama. - Y a pesar de la extrema vergüenza, la Tierra lo hizo.
- ¡Gracias cariño! ¿Pero querrán comer algo? Traje mucha comida. - Dijo mostrando las bandejas.
- Queremos sí Mama, muchas gracias. - Sin embargo, para sorpresa de todos, Shitt P, quien por alguna razón estaba vestida de Mamá Claus imaginando que esta sería una fiesta de disfraces, habló como si no fuera nada.
Y para los Shimon, dos farfalles, uno con crema de tomate y otro con crema de salmón, un plato con focaccia de cebolla y queso, unas croquetas de papa y queso, y una lubina grande rellena de espinacas, gambas y almendras.
- Estos alimentos se ven maravillosos, al final casi tan hermosos como su belleza, Sra. Sawada. - Adel pensó en reprender la manera totalmente grosera de su compañero de gafas, pero como se trataba de una época festiva, y su regalo para su familia era no golpear a nadie, decidió dejarlo pasar.
Nana, al ver cómo todos en la familia comían con gusto, sonrió y siguió su camino.
- Esto es… Delicioso. - Dijo Kaoru seriamente, comiéndose una croqueta.
- Sí, nunca imaginé que la Navidad pudiera tener tanta comida deliciosa. - Asintió Rauji, llevándose una segunda focaccia a la boca.
- Si Adel cocinara la mitad de lo que cocina esta mujer, estaríamos viviendo bien. - Puso Julie, comiéndose uno de los farfalle.
Adelheid respiró hondo y le dio un violento mordisco a la lubina, descargando toda su ira sobre el pobre y delicioso animal.
A su vez, Enma y Shitt-P se reían mientras comían unas croquetas y focaccia. Era un día demasiado feliz para tener algún tipo de preocupación. Aunque, de vez en cuando, la Tierra no dejaba de lanzar miradas curiosas en dirección a Byakuran.
Cuando Nana llegó a la penúltima mesa, se sorprendió al ver cómo los guardias de seguridad de Dino parecían estar pasando un buen rato incluso sin su jefe, bebiendo sin parar y diciendo varias palabras en un italiano totalmente incomprensible.
"Ya deben estar bastante acostumbrados a las fiestas así" - Pensó.
Así que simplemente colocó toda la comida que estaba en una de las bandejas sobre la mesa, hizo una reverencia y regresó a la cocina para traer más comida para Tsu y la mesa de sus amigos. Consiguiendo varios "Grazie" en el camino a la casa viniendo de Romario, Ivan, Brutus y varios otros completamente borrachos.
-.-
Cuando Nana volvió y se encaminaba por fín hacia la última mesa, llevando imposiblemente tres bandejas, una en cada mano y otra sobre su cabeza, para total asombro de todos los invitados, con un conjunto de todos las comidas servidas en las otras mesas, el segundo anfitrión, e irónicamente el principal, hizo acto de presencia, con su tutor al hombro.
El primero en verlo, sin embargo, antes de que la alerta llegara a todos los demás, fue inesperadamente Hibari Kyoya, quien había sido forzado a entrar a la casa en busca de algo para beber ya que Nana parecía demasiado ocupada y Kusakabe demasiado borracho para ser mínimamente útil, además de ya estar debidamente mordido en el suelo debido a su audacia.
- A-ah… Hibari. - Dijo Sawada Tsunayoshi, completamente sonrojado, lo que combinaba perfectamente con su disfraz de reno, que se parecía más a un pijama de Kigurumi, con pies, manos y hasta un par de astas, además de una nariz naranja, toda la ropa era echa de felpa muy mona. - ¡E-eso fue idea de Reborn! - Se sintió presionado a justificarse.
- Buenas noches Hibari. - Saludó al Ex-Arcobaleno con una sonrisa traviesa, bajo su disfraz completo de Papá Noel, con barba postiza, gorra y bolsa de regalo verde con ojos amarillos. - Feliz navidad.
El Guardián simplemente parpadeó, manteniendo su habitual expresión neutral mientras su supuesto Jefe se ponía cada vez más rojo, tanteando con explicaciones murmuradas que no tenían ningún sentido.
- ¡Así es, él me obligó! D-Dijo que era la tradición Vongola, ¡Pero lo dudo mucho! - Seguía diciendo, tapándose el rostro con las manos cuando un grito de "¡DÉCIMO, POR FIN LLEGASTE!" hizo el favor de alertar a todos los demás, provocando más que una risa y gritos de "ooown" de las chicas, Uni y Chrome incluidas.
Sin embargo, un sonido de clic fue lo que le hizo abrir los ojos, solo para ver con incredulidad que Hibari Kyoya, el temible presidente demonio de Namimori, simplemente le había tomado una foto en esta ridícula situación.
- ¿Qué? - Intentó procesar.
- El reno es un animal un poco grande para ti, además de ser un herbívoro. - Anunció el Guardián, observando la foto que había tomado, luego sonriendo de manera extraña, lo que hizo que un escalofrío de pavor recorriera la columna vertebral del menor. - Pero aprecié el intento de ser un animal más grande.
- ¡H-Hibari! ¡Por favor! ¡Esto es muy humillante! - Estaba tratando en vano de persuadir a la Nube que ya tenía su celular en el bolsillo. - Por favor no-
Sin embargo, nunca pudo terminar su inestable pedido, cuando un grito demasiado dulce se elevó sobre las voces de todos los invitados, haciendo que Hibari le lanzara al recién llegado una mirada peligrosa por más de una razón.
- Cariiiiiiño~ Lleeeeegué~.
- ¡Cariño! - Nana devolvió la exclamación mientras colocaba las bandejas, con la ayuda de Tsuyoshi, en la última mesa, la exclamación hizo que Aoba se ahogara, para diversión de Shimon y desesperación de Enma.
- ¡¿PADRE?! - Gritó Tsuna a su vez, viendo como el líder de CEDEF llegaba sonriendo, escoltado por Oregano, Turmeric y el mismísimo Basil, lanzando una mirada subrepticiamente evaluadora a todos los invitados, deteniéndose más tiempo en Byakuran quien sostuvo su mirada provocativamente.
Definitivamente sería una noche muuuuy larga.
