Por: JonaX, Kimonohi_Tsuki


Summary:

Dicen que el lugar más seguro en una tormenta es su centro, sin embargo, estar en el centro de una puede conducir al caos absoluto. Yamamoto recibe una visita que da un giro peligroso, Gokudera finalmente es informado de la fiesta de la peor manera posible, y Fon está muy interesado, para su propia seguridad, en cierto Cielo.


Target 418 - En el ojo de la tormenta


Yamamoto Takeshi parpadeó sorprendido al ver quién estaba al otro lado de la puerta del restaurante.

Miura Haru lo miraba con tristeza, mientras sostenía un paquete con fuerza en sus manos, parecía que estaba igualmente dudosa de lo que estaba haciendo allí, sintiéndose aún más avergonzada al notar que el moreno estaba descaradamente sin camisa en medio del invierno, pero de alguna manera las innumerables veces que Tsuna había aparecido corriendo solo en ropa interior quitaba mucho del impacto que tendría esta escena.

Después de todo, al menos Yamamoto llevaba puesto pantalones.

Por su parte, el deportista se limitó a mirarla, como si fuera lo último que esperaba ver esa larga noche.

- Tú… Hmm… - Empezó insegura. - ¿Me vas a invitar a entrar?

Parpadeó, mentalmente llamándose idiota por quedarse literalmente quieto, en lugar de ser caballeroso e invitarla a pasar, su viejo estaría molesto si él estuviera allí y fuera testigo de tal descortesía.

Pero honestamente, todavía se sentía mareado por la conversación que tuvo con Reborn.

- ¡Lo siento! Por favor entre. - Anunció dando un paso al lado y dejándola pasar.

- Siento llegar tan tarde. - Dijo con torpeza, algo que no concordaba en absoluto con su actitud generalmente vivaz y enérgica. - Es que vi que las luces seguían encendidas, así que solo… En realidad solo quería agradecerte, pero no sabía cómo, ya que no hablamos mucho, ¡Pero Reborn me ayudó!

- Ah, no te preocupes por eso. - Dijo indicándole una mesa para que ella se sentara. - Huh… ¿Quieres un poco de té? - Sólo entonces se dio cuenta de lo que ella había dicho. - Espera, ¿Agradecerme por qué?

- Gracias, pero no tienes que preocuparte por el té, no quiero quitarte mucho tiempo. - Lo dijo con una sonrisa tímida. - Y agradecerte por salvarme, durante ese peligroso salvajismo que ustedes llaman deporte. - Terminó con un puchero.

- ¡Claro que no me molestas! Y mi padre siempre me enseñó que una dama debe ser tratada con cortesía, ¡Así que te mereces el famoso té de cortesía de TakeSushi! - Y su sonrisa esta vez no fue forzada, mientras corría hacia el mostrador del restaurante y tomaba lo necesario para cumplir sus palabras. Honestamente, él también necesitaba un poco de té después de dos delicadas conversaciones seguidas. - Puede que no seamos los mejores amigos de la historia, pero me ayudaste con esos disfraces de vegetales para calmar a Kaoru, ¿Recuerdas*? Todos somos compañeros, así que no hay necesidad de agradecerme por salvarte. Después de todo, eso es lo que hacen los amigos, ¿No?

- ¡Precisamente! ¡Este es el punto! - Puso ambas manos suavemente sobre la mesa, más como su habitual actitud enérgica, lo que hizo que él se detuviera con la tetera eléctrica en la mano para mirarla con las cejas levantadas. - Los amigos se ayudan, ¿Verdad? ¡Ustedes tres trabajaron en equipo mientras ese maníaco de fantasía destruía a Namimori! - Yamamoto no pudo evitar preguntarse si esa queja llegaría a Tsunayoshi a través del espacio-tiempo. Probablemente no, y de todos modos era mejor no decirle a la joven quién era el disfrazado en realidad. -...Mientras yo... Yo no pude hacer nada. - Bajó la cabeza, apretando los puños sobre la mesa. - A pesar de que fui allí para salvar a Lambo, solo pude aferrarme a él y esperar que no nos golpearan antes de que ustedes me protegieran... Ni siquiera pude calmarlo antes de que aparecieras y hablaras con Lambo...

"Así que por eso se veía tan alterada y perdida después de la batalla del poste." - Pensó, mientras esperaba que el agua hirviera y consideraba sus próximas palabras.

- Es la primera vez que te ves atrapada tan directamente en el fuego cruzado, ¿No? - Puntualizó mientras buscaba las hierbas para el té especial de su padre del armario debajo del mostrador. - Quiero decir, incluso cuando estábamos en el futuro, siempre tenías al menos dos de nosotros alrededor, ¿Esta vez sentiste que estabas sola?

Ella no respondió, no es que necesitara una respuesta, dada la expresión seria en su rostro.

- Me sentí tan inútil... F-fue como volver a ese tiempo horrible.

Yamamoto parpadeó una, dos veces, procesando el tono quebrantado de la joven y sus propias palabras.

"¡Ay, no, no, no!" - Pensó exasperado al notar que ella había comenzado a llorar.

Yamamoto, corriendo gracias a sus reflejos muy bien entrenados por el béisbol, deslizó junto a la joven como si estuviera tratando de salvarse en la base en medio del partido, y luego se detuvo de rodillas a su lado tratando de calmarla.

- ¡P-perdón si dije algo insensible! - Se apresuró a decir inseguro. - ¡No era mi intención, en serio! Entonces por favor no llores, realmente no sé cómo lidiar con la gente llorando…

- Es-es solo que… Pensé que después de que volviéramos a nuestro tiempo, yo no volvería a sentirme así, pero eso es imposible, ¿No? - Dijo secándose las lágrimas con el dorso de la mano. - Porque sigo siendo la misma inútil de aquella vez, incapaz de ayudar a ninguno de ustedes, alguien que sólo puede mirar desde lejos.

Yamamoto apretó los puños en el suelo.

- Por favor. - Dijo más duro de lo que le gustaría, pero lo suficientemente firme como para finalmente llamar la atención de la joven, quien volteó su rostro lloroso hacia él, sorprendiéndose de lo serio que se veía. - Por favor. - Repitió casi en tono suplicante. - Nunca más te llames inútil. Realmente estoy empezando a odiar esa palabra.

Suspiró, alborotándose el cabello y sentándose en el suelo casi en posición de loto, consciente de que la joven lo miraba con una ceja levantada por su extraño arrebato.

- Lo siento… - Lo mejor en ese momento era ser honesto. - Tuve un día estresante, pero no mereces pagar por ello. Todo el mundo siempre me dice que tengo que mantener la calma, ese es mi rol en el grupo, pero cuando se trata de los muchachos, y especialmente de Tsuna, no puedo mirar pasivamente todo como siempre lo hice.

Luego levantó la cabeza listo para mirar aquellos ojos marrones, incluso si el rojo en ellos todavía lo hacía sentir incómodo y expuesto.

-...Puede parecer arrogante de mi parte decir esto, pero entiendo cómo te sientes, solo me senté y observé durante mucho, mucho tiempo... Sabes, conocí a Tsuna cuando teníamos seis años, y estudiábamos en el mismo Shougaku*, desde que lo vi por primera vez supe que había algo en él, algo más. Sin embargo, desde que tengo memoria, todos siempre lo han llamado Inútil-Tsuna, era como si hubiera algo que ahuyentara a todos los que se acercaban a él, como un aura negativa...

- Esto es estúpido. - Se atrevió a decir Haru frunciendo el ceño, secándose las lágrimas con la parte de atrás de la manga. - ¡Tsuna no tiene un aura negativa, es todo lo contrario! ¡Incluso puedo sentir una sensación cálida proveniente de los lugares en los que ha estado! Haru piensa que Tsuna es simplemente increíble, no es inútil en absoluto.

- Sí, es totalmente increíble, ¿No? - Sonrió de nuevo con sinceridad. - ¿Te acuerdas del Choice? Simplemente vuush entre los edificios reforzados, luego Booom y ¡Pah! ¡Destruyó muchos de ellos solo para disipar una ilusión!

- ¡Sí! Esa vez, Haru dijo "¡Hahiii! ¡Eso no es humanamente posible!" - Exclamó llevándose las manos a la cara, simulando una expresión de sorpresa. - ¡Y él solo voló por los cielos haciéndolo parecer fácil, y el corazón de Haru solo Boom Boom de emoción! - Continuó levantando los brazos hacia adelante como si imitara a Superman volando. - ¡Pasa por cada situación peligrosa como si nada!

- ¡Si, si! - Se rió sinceramente de las actuaciones de ella y de su ánimo, era simplemente maravilloso escuchar eso de su mejor amigo después de la ducha fría que eran las opiniones de sus compañeros sobre él. - ¡Tsuna es simplemente la persona más increíble que conozco! Ah, junto a mi viejo, por supuesto.

Luego su sonrisa se desvaneció lentamente, lo que hizo que la morena parpadeara confundida, más aún cuando él se levantó y camino hacia el mostrador como si quisiera evitar miradas.

- Es por eso que también eres una persona increíble, tú y la Sasagawa. - Esto hizo que la más pequeña ladeara la cabeza sin entender el cambio de tema, el joven permaneció en silencio por un momento, regresando a la tetera y retomando su tarea de preparar el té, pero luego volvió a hablar en un tono que parecía distante. - El primer día de la Chuugaku, ella lo saludó con una sonrisa, cuando todos, ya sabiendo su fama anterior, lo evitaban como la peste. ¡Y tú, tan pronto como lo conociste, simplemente te acercaste y lo retaste a una pelea!

- ¡Pero fue porque pensé que era una mala influencia para el pequeño Reborn! - Exclamó a la defensiva.

- Lo que lo hace aún más divertido y absurdo. - Lo dijo en un susurro para no irritarla, después de todo, no tenía idea de que estaba, en ese momento, protegiendo al mejor asesino del mundo de un simple adolescente. - Ustedes dos hicieron en un día lo que no he hecho en años. Pasé casi una década cerca de él, viendo todo lo que pasaba, y nunca hice absolutamente nada para cambiar lo que veía.

- ¿Por qué? - Su tono sincero y sin prejuicios lo tomó más desprevenido de lo que si ella solo le hubiera gritado, como estaba seguro de que Gokudera haría si estuviera en su lugar.

- Yo era un niño cobarde, eso es todo. Una de las únicas cosas que recuerdo de mi madre es que ella me decía que siempre debía sonreír, hacer muchos amigos y nunca meterme en problemas. - Se detuvo junto a la mesa, dejando ambas piezas de porcelana sobre la superficie de madera. - Creo que… Me aferré demasiado a esas palabras, desde que ella se fue, me sentí muy solo, y tenía miedo de que mi padre también se fuera algún día, así que traté de seguir lo que ella dijo como una especie de tonta regla de oro. Pensé que si me acercaba a Sawada Tsunayoshi, mi madre se enojaría conmigo, pensé que si me acercara a él nunca tendría amigos y que él definitivamente era un imán para los problemas. - Se rió, esta vez sin humor alguno, tomando asiento nuevamente frente a la morena. - Bueno, al menos en ese último no me equivoqué.

Hizo una pausa por un momento, mirando la superficie de su bebida.

- Así que creo que entiendo cómo te sientes, pasé años en silencio solo observando, y ahora que por fin estoy cerca, ya no puedo quedarme callado cuando veo que le pasa algo. En cierto modo, también entiendo la frustración de Gokudera. Quería que todos vieran lo increíble que es, lo que sin duda sucedería si él se convirtiera en el jefe legítimo de la familia más grande de la Mafia. - Entonces rascó la nuca con torpeza. - ¡Lo siento! Terminé hablando demasiado, creo que ambos necesitábamos desahogarnos.

Ella negó con la cabeza, sonriendo, y Yamamoto no pudo evitar preguntarse si su sonrisa siempre fue así tan comprensiva, honestamente, nunca prestó atención para estar seguro.

- Estoy feliz de poder ayudar de alguna manera, por pequeña que sea. - Ella siguió viendo también su bebida. - Es lo mínimo después de que me salvaste y también me escuchaste, a pesar de que me presenté en tu casa en medio de la noche para pronto empezar a llorar como una tonta.

- ¡Oye! Tonta es definitivamente una subdivisión de inútil. - Pusó el beisbolista con una falsa expresión de irritación. - Y si eres una tonta o una inútil, entonces yo también lo soy. ¡Mil veces más!

- ¡De ninguna manera, eso no es justo! ¡Al menos tú puedes luchar! - Contrarrestó ella cayendo en esa provocación infantil.

Él negó con la cabeza.

- Pelear no es suficiente, en las ultimas batallas que tuvimos, una yo solo pude ayudar Tsuna indirectamente, y en la otra solo fui un espectador, Gokudera y yo tratamos de seguirle el ritmo, pero parece que cuanto más intentamos acercarnos, más lejos él se queda. - Consideró pensando en cómo el moreno todavía no parecía dispuesto a llamarlos por su nombre, a diferencia de las chicas. - Tsuna puede ser inalcanzable como el mismo cielo. ¡Por otro lado, tú y Sasagawa lo ayudaron a desarrollar su mejor técnica! - Haru parpadeó sorprendida por esta información. - ¡Sí, en serio, lo escuché decir eso! ¡Así que soy mil veces inútil más uno comparado contigo!

- ¡¿Qué?! - Resopló. - ¡Esto no es justo!

- En mi opinión, sí. - El insistió. - Yo, Yamamoto Takeshi, digo que son de gran ayuda y que estamos muy atrasados frente a ustedes. ¿Recuerda la huelga que hicieron en el futuro? ¡Las consecuencias fueron desastrosas! ¡Todos odiaron la comida que preparé!*

- ¡Pero ustedes se lo mereceran!

- Jaja, lo admito, ¡Y ustedes nos atraparon esa vez!

Esto hizo que la joven sonriera, sintiendo que se había quitado un gran peso de encima con esta simple conversación.

- Todo bien entonces. - Impuso forjando un tono serio. - Haru decreta que ninguno de nosotros es inútil. ¡Ninguna, y mucho menos Tsuna!

Yamamoto asintió.

- ¡Estoy bien con esos términos, Capitán!

Y entonces ambos comenzaron a reír, y luego se fueron a beber sus tés en una conversación mucho más cómoda, que rápidamente terminó en Béisbol y cómo el monstruo en fantasía, sin saberlo, había arruinado el Koushou de invierno de Namimori.

Tema que hizo recordar a la joven el paquete que tenía en el regazo.

- Es verdad, Haru casi lo olvida. - Dijo tomando un último sorbo de su bebida para poner algo sobre la mesa. - Esto es para ti.

- ¿Para mi? - Repitió confundido tirando dicho objeto hacia él. - ¿Por qué?

- ¡Ya lo dije, por salvarme, dos veces! Una incluso sosteniéndonos a mí y a Lambo en sus brazos… - Murmuró el último en un tono bajo y avergonzado, palabras que no tomó atención, por enfocado que estaba en abrir el paquete.

- ¡Yo no lo puedo creer! - Exclamó impactado al ver un bate de béisbol de una marca que nunca pensó que tendría dinero para comprar, y por si fuera poco, aún había una pelota, un par de guantes y hasta una gorra. - ¡Simplemente no puedo aceptarlo! ¡Es mucha cosa! ¡Un conjunto completo como ese!

- ¡No es nada! Considéralo un regalo de Navidad anticipado, Reborn me dijo que tendremos una fiesta el día 24, así que este es tu regalo.

- ¡Pero debe haber costado una fortuna, Haru!

Ella negó con la cabeza.

- Mi padre me da una mesada, y Haru siempre recibe una bonificación cuando va bien en sus exámenes, ¡Y Haru quedó en primer lugar en su escuela! - Puso con orgullo, lo que hizo que el otro aplaudiera asombrado. - Además, el dueño de la tienda de deportes es un antiguo alumno de mi padre, ¡Siempre da descuentos cuando vamos allí! Así que compro mis cintas de gimnasia artística allí.

- ¡Vaya, realmente conoces a mucha gente importante, la chica de esa clínica privada a que llevo I-Pin, la tía del señor Kawahira e incluso el señor Katsudou! - Puso impresionado. - Sin duda serías una gran esposa de la Mafia.

Sus ojos brillaron radiantemente.

- ¡¿Tú crees?!

- ¡Sin duda! - Admitió, encontrando divertido su espíritu. - Una vez el Chico me dijo que para ser un buen mafioso hay que conocer a mucha gente importante. Así que para mí lo estás haciendo muy bien.

- ¡Eso! ¡Haru está muy feliz! - Su cuerpo estaba prácticamente en llamas. - ¡Haru será la esposa perfecta para Neo Vongola Primo!*

Aprovechando el ánimo de la joven y todo el sigilo que había aprendido de Reborn, el deportista la dejó sola divagando sobre su futuro con su jefe, y rápidamente entró al pasillo que conducía a la casa contigua al restaurante. Cuando ella extrañó su compañía, él ya había regresado con un paquete en la mano.

- Esto es para ti, es mi regalo de Navidad.

- ¿Hahi? P-pero...

- ¡Sin peros! Un regalo, por un regalo, nada más justo, ¿No?

Ella dudó por un momento, pero aceptó el paquete cuando él lo colocó sobre la mesa. Y cuando lo abrió, sus ojos no podían creer lo que veían.

- ¡Un disfraz de Kappa! - Se puso en éxtasis mirando la ropa de paja. - Espera, ¿No es el que usaste en el desafío de coraje?

- ¡Exactamente! - Confirmó con una sonrisa. - Mi mamá me lo compró cuando era niño, pero como puede ver, era demasiado grande cuando era pequeño y pequeño ahora que soy grande.* - Se rió torpemente.

- De ninguna manera, no puedo aceptar un precioso recuerdo de tu madre así.

De nuevo negó con la cabeza.

- Sé que te encantan los disfraces, así que sé que estarás en buenas manos. - Confirmó con firmeza. - Además, perdiste ese genial disfraz de Namahage, por lo que es justo recibir un disfraz a cambio.

- ¡Gracias! - Dijo con sinceridad llevando la ropa a su pecho. - ¡La cuidaré con mucho, mucho cariño!

- Yo sé que sí. - Confirmó con una sonrisa, pero volvió a dudar al ver la expresión pensativa que se formó en el rostro de ella. - ¿Sucedió algo?

- Hablé con Reborn antes de venir aquí. - Le confió, aunque la Lluvia ya lo sabía. - A pesar de que es tan pequeño, puede ser bastante sabio, así que le dije lo que sentía.

- ¿Y qué dijo? - Preguntó con genuina curiosidad.

- Que ayudamos siempre, a nuestra manera, que aunque ya no estemos en el futuro, seguimos siendo su apoyo. - Recitó mientras apretaba con más fuerza el disfraz en sus manos. - Pero Haru quiere más, y estoy segura que Kyoko está de acuerdo, el apoyo es lo que nos sostiene cuando lo necesitamos, pero queremos ser libres para estar todo el tiempo con ustedes. Ese día de la prueba de coraje fue muy divertido, ¿No? Porque todos estábamos participando, todos juntos. Ahora nuestro grupo es aún más grande, ustedes incluso dejan que Chrome luche a su lado, ¡Y no dudo que incluso Kaoru y los otros Shimon también! Entonces, ¿Por qué ambas tenemos que quedarnos atrás?

- B-bueno... - Comenzó Yamamoto, poniendo indeciso su mano en la nuca. - Chrome tiene una habilidad muy singular, pero aun así, creo que Tsuna preferiría que se mantuviera alejada de cualquier conflicto si pudiera. ¡Lo conoces, es bastante sobreprotector con todos nosotros! ¡Una vez incluso peleó con Gokudera por ser demasiado pesado y aceptó algo que no quería en absoluto solo porque yo estaba herido! - Intentó justificarse, pero Haru estaba concentrada en otra cosa que había dicho.

- Una habilidad singular de Chrome? ¿Qué habilidad sería esa?

- Puuues...

- Eso significa que si Tsuna la deja participar aunque no quiera porque ella tiene esa habilidad. - Los ojos marrones contrarios se abrieron con resolución. - Entonces solo tenemos que aprender esta habilidad también y ¿Podemos estar con ustedes todo el tiempo?

- N-no he dicho eso! ¡No es algo que realmente se pueda aprender! - Se apresuró a decir levantando las manos en señal de rendición. - Es una especie de habilidad que nace con nosotros y es diferente para cada uno...

- ¿Pero eso no significa que podemos tener eso también? - La esperanza en sus ojos era casi dolorosa. - ¿Qué impide que Kyoko y yo hemos nacido con una también?

- ¿Es posible...? - Era todo lo que el beisbolista podía pensar tratando de encontrar una salida a esa situación. - ¡Pero eso no es importante! ¡Es en serio! No lo necesitas, como dije, ¡Ya eres increíble! - Cambió el asunto mientras recogía las tazas para llevarlas al mostrador.

Eso hizo que un nuevo puchero apareciera en el rostro de la morena.

- No me vas a explicar qué es, ¿Verdad? - Lo dijo acusadoramente mientras el otro intentaba huir detrás del dicho mostrador.

- ¡No, no! Es solo que...

- ¡Entonces Haru tendrá que hacer lo que le enseñó Bianchi y jugar sucio!

A pesar de que no era un Vongola, un mal presentimiento recorrió la columna vertebral de la lluvia.

- Cuando estaba con Reborn, vimos lo que te dijo el equipo de béisbol... - Eso hizo que el mayor se congelara, a centímetros de devolver la porcelana al fregadero, levantando la cara para encarar la sombría expresión opuesta. - ¡Estuve a punto de intervenir por lo mal que hablaban de Tsuna! Pero Reborn me detuvo y dijo que te dejara manejarlo, pero no estaba satisfecho con cómo resultaron las cosas. - Yamamoto sintió que se le revolvía el estómago, aunque eso ya lo sabía. - Me preocupaba que Reborn le dijera a Tsuna que el equipo de Yamamoto pensaba que era una carga. - Si continuaba apretando las tazas con esa fuerza, terminarían rompiéndose en su mano. - Pero aseguró que no haría eso porque lo último que necesita el gran corazón de Tsuna es pensar que es una carga para sus amigos.

Eso hizo que un alivio verdaderamente palpable lo alcanzara, incluso si ya imaginaba que esa sería la postura del Niño.

- Pero si Yamamoto va a seguir ocultándole cosas a Haru, ¡Entonces Haru se lo dirá!

- ¡¿Qué?! - Exclamó, una expresión de completo asombro llegando a su rostro, lo suficiente como para vacilar y dejar que una de las tazas cayera al suelo y se rompiera en tres pedazos.

- ¡Realmente no quiero hacer sufrir a Tsuna! - Haru se apresuró a justificarse al ver la reacción exagerada de lo contrario. - ¡Pero Haru tampoco quiere sufrir más! Haru ya no quiere sentirse como una carga. ¡Tal vez, si Tsuna entiende lo que siente Haru, todo este misterio finalmente pueda terminar y podamos ser un grupo unido que haga todo juntos nuevamente, como en el pasado!

- ¡Haru, por favor! - Casi suplicó poniendo la taza sobreviviente en el fregadero antes de que causara otro accidente. - ¡Si él supiera lo que dijo el equipo, sé que estaría devastado! ¡Yo… Yo no quiero que se aleje de mí por esto!

- ¡Tampoco quiero separarme de ustedes porque me siento como un peso! - Espetó, sus ojos nuevamente amenazando con lloviznar, apretando su nuevo disfraz con tanta fuerza que la paja comenzaba a crujir. - No es justo, ¿Verdad? Que cualquiera de nosotros sienta eso. - Ella respiró hondo, tratando de calmarse. - Realmente no quiero eso, pero Bianchi siempre nos decía que en el amor y la guerra todo vale, así que, por el amor que siento por Tsuna, y por querer estar en la guerra con ustedes, ¡Puedo hacer cualquier cosa dos veces! Esta es la condición de Haru, ayúdame a ser más útil para ustedes, de lo contrario le contaré todo a Tsuna.

Yamamoto solo caminó alrededor del mostrador, alborotándose el cabello con la mano de una manera tan exasperada que lo secaría de a poco.

- ¡Tienes que entender Haru, no puedo ayudarte con eso, Tsuna nunca...!

- Y a cambio… - Lo siguió sin pestañear. - Dijiste que no tienen un lugar para celebrar el Koushou de invierno, ¿Verdad? Así que Haru compensará tu ayuda convenciendo al director de su escuela para que haga el Koushou allí, y además, como la futura esposa de Neo Vongola Primo, ¡Ayudaré a que mi futuro esposo les llame por su nombre! Sé que estaban bastante molestos por esto en la última fiesta, ¿Verdad? Entonces… ¡Eso hace las cosas más justas! ¿Qué dices, Yamamoto Takeshi? - Dijo levantando la mano que no sujetaba el disfraz con decisión enfrentándose a la Lluvia que realmente no sabía cómo reaccionar. - ¿Tenemos un trato?

Escondidos en la noche, ya regresando a la Residencia Sawada, pero aún escuchando todo a través de una intervención debajo del mostrador, implantada mientras un Sol preparaba café, un par de asesinos sonrieron triunfantes ante el giro de los acontecimientos.

- Haru realmente tiene todo para ser una grande mafiosa. - Terminó Reborn sobre el hombro de Bianchi. - Tiene un futuro brillante por delante. Incluso si Inutil-Tsuna elige a Kyoko, todavía la quiero en la familia, si insiste en eso del matrimonio, todavía puede ser la esposa de uno de los guardianes.

- Me encantaría tenerla como cuñada. - Consideró la Escorpio, llevándose una mano a la cara. - Pero Hayato aún es demasiado joven para pensar en una mujer, de todos modos, creo que mi pequeña aprendiz es demasiado para el pobre~

- En el amor y la guerra todo vale, típico de tí Bianchi, la está instruyendo de las peores maneras, bien que note que pasaban mucho tiempo juntas. - En respuesta, la joven solo inclinó su rostro, sonriendo seductoramente.

- Bueno, Reborn querido, nosotras, como dos futuras esposas de importantes figuras de la mafia, es simplemente natural que nos ayudemos, ¿No crees?

Frente a esto, el Mejor Asesino del Mundo bajó su sombrero sin responder, pero aún se podía ver una pequeña sonrisa.

-.-.-.-.-

12 de diciembre, lunes, doce días antes de la Fiesta de Navidad y llegada del CEDEF.

Una alarma ruidosa e irritante fue lo que le hizo abrir los ojos, lentamente al principio, y el sueño aún lo envolvía mientras murmullos y maldiciones salían de sus labios en cuanto intentaba en vano alcanzar el odioso dispositivo, quizás lo único en su vida que quería explotar, pero no lo hacía.

Después de todo, un buen mafioso y una excelente mano derecha siempre se levantaban temprano.*

Reborn mismo le había dicho eso.

Aún estaba sentado en su cama, cuando sus pies tocaron el suelo frío, lo que hizo que un escalofrío recorriera su cuerpo y una nueva queja saliera de sus labios al notar que nuevamente sus calcetines se habían salido durante la noche y su alfombra, que había comprado sólo para este tipo de situación, estaba toda acurrucada en el suelo. Malhumorado, buscó sus malditos calcetines entre las sábanas y se los volvió a poner, solo para levantarse y apagar el despertador al otro lado de la pequeña habitación, que descansaba sobre un piano.

Eran solo las cinco de la mañana.

- Claro que fuiste tú, Uri. - Comentó desenrollando parte de la alfombra para toparse con la figura dormida del pequeño gato tormenta. Decidió taparlo de nuevo y empujar el enredo lo más levemente posible para poder abrir el armario al lado de la cama.

Tomó un cambio de ropa de civil común, porque las clases fueron canceladas gracias a las acciones de su gran jefe, sin importarle que unas dinamitas que se deslizaron de su Storage Box, dos cayendo de costado y una debajo de la cama.

Notó por el rabillo del ojo que Uri decidió salir de su cama improvisada y saltar a la cama de su dueño, acurrucándose en su almohada y volviendo a dormir sin preocuparse por nada.

- Gato holgado. - Refunfuñó, alisando la alfombra con el pie y dedicándose a ponerse la chaqueta.

Arte oficial de Amano

Una vez hecho esto, se sentó en la banca del piano, porque la cama era ahora territorio de Uri, y no quería que lo arañaran por violarla.

- A ver que tengo para hoy. - Se dijo a si mismo, tomando su celular al lado del despertador, sacándolo del cargador y abriendo su agenda. Leyó el dispositivo sosteniéndolo en una mano mientras comenzaba un pequeño calentamiento con el otro brazo.

Puede que no sea un deportista como el idiota del béisbol y el maníaco del boxeo, pero para lidiar con bombas tenía que ser rápido, o su muerte se escribiría con la próxima mecha, así que por el bien de su Jefe, y el suyo también, no podría oxidarse.

- Ya que hoy no hay clase... - Comentaba distraído Gokudera Hayato, volviendo a colocar el celular sobre el piano y luego levantándose, girando y extendiendo ambos brazos. - ¡Voy a la casa del Décimo a ver si necesita algo!

Había reservado el domingo, después de aquel desastre con el Lambo del Futuro y su bazuca el sábado, para fabricar nuevas bombas con la pólvora especial que acababa de adquirir de su nuevo proveedor.

Él prometió que ella era de una nueva clase que reaccionaba a las Llamas, y estaba ansioso por probar si eso era cierto o si tendría que enviarlo a nadar con los peces.

- ¡Vale! - Satisfecho con su plan, avanzó para salir de la habitación, no sin antes pasar una mano por la superficie lisa del instrumento musical. - Buen día, madre.

Y así, rebotando entre las miles de bombas que había hecho ayer y que se amontonaban en el pasillo, llegó a su cocina.

Abrió las alacenas en busca de algo y solo encontró arroz, café molido, azúcar y nitroglicerina. Había suficientes cubiertos y platos para una sola persona, algunos incluso eran desechables.

- Tsc. - Refunfuñó, tomando el café y luego el arroz. - Mejor que nada.

El café estaba listo y el arroz casi cocido cuando el timbre del apartamento sonó con una intensidad que no presagiaba nada bueno.

-...¡No puedo creerlo, a esta hora! - Y, sin embargo, fue a contestar, solo para descubrir que tenía razón.

- Hooooooooolaa~ - Dijo un Shamal completamente borracho, aguantando lo mejor que podía en el marco de la puerta.

- ¡SON CASI LAS SEIS DE LA MAÑANA, BORRACHO DE MIERDA! - Gritó, aún así dando espacio para que el otro entrara, o al menos se tambaleara adentro. - ¡¿Cómo puedes estar borracho tan temprano?!

- Pero claro que no, Haaaayaatoooo~ - Dijo tarareando, arrojándose en el gastado sofá que tenía la diminuta habitación que daba a la entrada. - ¡He estado borracho desde anoche!

- ¡Eres asqueroso! - Lo puso con disgusto, solo para luego darse cuenta que el mayor había dejado varias bolsas de cartón en su entrada. - ¿Que es eso? ¿Robaste eso en alguna parte?

- ¡Tengo hambre, prepárame la cena!

- ¡SON LAS SEIS DE LA MAÑANA! ¡Y NO SOY TU EMPLEADO! - Lo puso con odio.

- Si sigo borracho y con el estómago vacío, terminaré vomitando en este hermoso sofá~ - Tarareó, pasando su mano por la aterciopelada superficie roja como si fuera el cuerpo de una hermosa mujer.

- ¡Argh! ¡Eres completamente repugnante! - Exclamó aun logrando poner todas las bolsas en sus brazos y estaba a punto de cerrar la puerta cuando algo llamó su atención.

Inmediatamente arrojó todas las compras sobre el médico desorientado y se puso en posición de ataque.

- ¡Oye, oye, oye! ¡Hay cosas de metal en esta mierda! - Murmuró Shamal, quien, sin embargo, parecía completamente sobrio, y también miraba hacia la puerta, pero cansado en lugar de en una postura de ataque.

- ¡Cállate! - Gruñó girándose hacia su invitado no deseado.

Este error fue fatal.

POW

El mafioso cayó al suelo asustado, reconociendo el sonido de un disparo el cual no pudo reaccionar a tiempo por haber sido distraído por Shamal quien lo miraba simplemente aburrido. ¡Definitivamente la última expresión que esperaba cuando le habían disparado frente a un médico!

- Ciaossu, Gokudera.

- ¡¿Qué?! - Lo puso desconcertado, solo entonces notando que la persona en realidad había disparado un arma, pero en lugar de una bala, esta arrojaba solo una banderita verde que decía ¡BANG! - ¡¿S-señor Reborn?!

- Tu reacción fue rápida, pero te distrajiste frente a un posible enemigo, esto puede ser fatal. - Informó convirtiendo a su fiel compañero en un camaleón. E ignorando la nube de tristeza metafórica que su crítica arrojaba sobre el menor, se volvió hacia el otro presente. - Ciaossu, Shamal.

- Bebé de Mierda. - Saludó disgustado.

Solo entonces Gokudera entendió la expresión de antes, levantándose de repente y señalando acusadoramente al doctor.

- ¡TU SABÍAS!

- Claro que lo sabía, ese olor a café lo conozco en cualquier parte.

Si no fuera por la presencia del Sol, la Tormenta iniciaría un sinfín de ofensas, pero esta vez se limitó a un simple "Tsc" y luego se volvió servil al tutor.

- ¿Pasó algo al Décimo? - Quiso saberlo en serio, ignorando cómo Shamal puso los ojos en blanco y se tiró de espaldas en el sofá, golpeándose la cabeza con un frasco de vidrio en uno de los sacos y murmurando por lo bajo en italiano.

Reborn sonrió.

- No, Tsuna está bien, solo vine a avisarte que habrá una fiesta de Navidad al estilo Vongola en la residencia Sawada, el día 24. Y estás invitado.

- ¿Fiesta de Navidad italiana? - Repitió abriendo los ojos, comprendiendo lo que eso significaba.

- Exactamente. Imagino que hace años que no vas a una.

El más nuevo no respondió de inmediato, llevándose la mano a la parte posterior de la cabeza, con una mirada de disgusto en su rostro.

- Algo así…

- Todos los Guardianes deben traer regalos para su Jefe, si no son lo suficientemente buenos serán expulsados de la familia.

- ¡¿QUÉ?! - Gritó la Tormenta presa del pánico, recordando que había gastado todos sus ahorros en su pólvora especial. - ¡Pero no tengo suficiente dinero para darle algo digno al Décimo!

- Este es tu problema, tú trabajas, así que resuélvelo. - El Sol disparo por último, haciendo que el otro cayera al suelo incrédulo.

Mientras Tormenta entraba en pánico, Reborn siguió a Shamal en su hombro a la cocina y ambos se sirvieron el café que el otro se había preparado.

- Por supuesto. - Comenzó de nuevo Hitman bebiendo ya de la única taza de la casa y dejando el vaso de papel para Shamal, viendo el arrodillado el suelo con total incredulidad. - Ya he advertido a todos los demás.

- ¡¿Quieres decir que soy el último en saberlo?! - Se apresuró a sentarse.

- Sí. - Un sorbo más. - Y la razón es que es más divertido así. Ayer informé a los demás.

- ¡Aaah! ¡Maldición! Estoy retrasado entonces! ¡No puedo perder contra esos deportistas idiotas! - Exclamó, levantándose de un salto, buscando a tientas su celular y corriendo de regreso a su habitación. - ¡Necesito negociar horas extras con ese viejo!

- Eres un hijo de puta, ¿Lo sabías? - Comentó Shamal, bebiendo lentamente su café mientras el joven desaparecía en la otra habitación, un grito indicando que había despertado a Uri en su prisa y que ahora estaba pagando las consecuencias.

- Lo sé. - Fue la simple respuesta que recibió del menor.

- Hayato. - Exclamó mientras el otro pasaba corriendo junto a él, agarrando torpemente su cinturón con una mano mientras trataba de liberarse de Uri con la otra. - ¿Hayato?

- ¡AAAAH! URI! ¡SOLÍTAME!

- ¡MIAU!

- Tu café apesta, Hayato.

- ¡Jodáte! ¡Ni siquiera era para ti! - Exclamó recordando que tenía compañía tras escuchar la queja del doctor. - ¡A-ah, pero puede beber todo lo que quiera Sr. Reborn!

- Tienes pelo de gato por toda tu ropa. - Informó Shamal ahora que tenía su atención. - Y tu arroz se está quemando.

- ¡¿Qué?! MIERDA URI! ¡LO HICISTE OTRA VEZ! ¡Y MALDICIÓN! ¡LO OLVIDÉ POR SU CULPA, DOCTOR PERVERTIDO!

- ¡MEEEEEOWWWW!

- ¡AAAAAAAAAAAAAAAH!

- Tú también estás invitado, Shamal. - Siguió Reborn, ambos olimpicamente ignorando la batalla campal del hombre y su gato.

- ¿Necesito darle un regalo a el Vongola?

- No.

- Voy a estar allí.

- AAAAAAH, NO TENGO TIEMPO PARA ESO! - Y aun con Uri en la cara, puso sus zapatos en la puerta y la abrió. - ¡Cierra el apartamento cuando te vayas, maldito doctor! ¡Y retira el arroz del fuego! ¡No en ese orden! - Luego se detuvo e hizo una reverencia, provocando que la caja arma cayera al suelo con el gesto. - Adiós señor Reborn.

Y con eso cerró el paso detrás de él, antes de que su pseudo tigre pudiera seguirlo.

- Esto sin duda lo mantendrá ocupado durante los próximos días. - Comentó Shamal con un suspiro. - Poco ortodoxo, pero eficiente.

- Genial, eso es todo lo que necesito.

- Pero ahora que asustaste a mi cocinero, tendrás que ayudarme con estas compras aquí. - Refunfuñó acercándose al sofá y recogiendo las bolsas caídas, no sin antes tomar una en particular, sacar una lata de comida para gatos, abrirla con un bisturí que sacó de algún lugar de su manga, y dejarla cerca de la puerta para un enojado Uri que parecía decidido a destruir la madera.

El cual se detuvo, observó la ofrenda y maulló suavemente, ignorando su ira a favor de su hambre.

- Y ni siquiera pongas excusas por su tamaño. - Seguió la Niebla. - ¡Pequeño o no, todavía tienes brazos!

- Si cocinas para mí, te ayudaré. - Ofreció, convirtiendo a Leon en un carrito de compras. - Nada como la comida de alguien que se iba a casar con una gran cocinera.

- Aargh, no me lo recuerdes. - Murmuró sin negarlo.

El más alto no se sorprendió al abrir la puerta del refrigerador y encontrar solo tofu, natto y agua, así como sobras de comidas listas para comer, probablemente tomadas de la tienda de conveniencia* donde trabajaba, todas caducadas.

- No habría escasez de alimentos si no gastara todo su dinero en pólvora. - Observó mientras volvía a llenar la despensa con lo que había comprado después de apagar el fuego del arroz. León en forma de teleférico dándole los artículos uno por uno. - No gañó suficiente para esta mierda.

- Si es así. - Dijo Reborn luego de guardar la última compra, saltando sobre el fregadero de la cocina para servirse más café, poniendo más para su amigo también. - ¿Por qué no llamas al padre de él y le dices que envíe dinero a ustedes?

Eso hizo que una expresión verdaderamente disgustada manchara la cara del más grande.

- ¿Por qué no llamas a Iemitsu y le dices que venga a cuidar a su hijo enfermo en lugar de hacerlo tú mismo? - Ofrecido a cambio.

El asesino no respondió, sonriendo. Realmente estaban en el mismo barco.

En ese momento, Shamal levantó su taza de café desechable.

- Un brindis por la mafia, llena de padres de mierda.

Y ambos brindaron.

- Sí, su café realmente apesta.

-.-.-.-.-.-.-.-

Mientras Gokudera corría a su trabajo para exigir horas extras, Sawada Tsunayoshi caminaba por las calles de Namimori en busca de su propio trabajo.

- Entonces… Yo como que… Me pregunto si… - Estaba tratando de decir un Tsuna completamente desconcertado a una camarera que lo miraba con pena. - Trabajo… Yo…

- ¿Quieres saber si tenemos una oferta de trabajo? - Ofreció la joven con una media sonrisa.

- ¡Sí! - Sacudió la cabeza frenéticamente. - Eso mismo.

- Lo siento, aquí trabajamos con el público y pareces demasiado tímido para eso.

- Aah… Está bien. - Y así el décimo establecimiento cerró las puertas en la cara del adolescente quien dejó escapar un sonoro suspiro, para arrastrar sus pies de regreso a la acera. - Esto es mucho más difícil de lo que pensaba.

Fon, con los brazos ocultos por las mangas, que estaba sentado en un portabicicletas esperando, le dirigió una mirada comprensiva.

- Debe mostrar más confianza cuando solicite algo como un trabajo, debe mostrarle a su contratista por qué vale la pena contratarlo. - Guió en su tono suave, saltando hacia adelante sobre el hombro del castaño para seguir caminando.

- Ese es el problema, sinceramente no veo motivo para contratarme, y no soy bueno mintiendo. - Admitió con un suspiro, arrugando con fuerza un papel lleno de direcciones que había anotado para visitar. - No soy extrovertido, no soy bueno con las palabras, soy torpe y ni siquiera tengo experiencia y buena apariencia. - Suspiró de nuevo, tirando la bola de papel irreconocible en la primera basura que vio frente a una librería, sin dejar de caminar. - Por eso me llaman Inutil-Tsuna...

- ¿No crees que estás siendo muy cruel contigo mismo? - Cuestionó Fon, saltando del hombro del moreno y deteniéndose con gracia frente a él, viendo la expresión miserable que tenía mirando al suelo. - No eres un inútil, puede que no te conozca mucho Sawada Tsunayoshi, pero I-Pin siempre hablaba maravillas de ti, como el hermano mayor que nunca tuvo.

Eso hizo que el pequeño se sonrojara un poco.

-...¿En serio? - Quiso saber el mayor.

- ¿De verdad no crees que la hubiera dejado contigo si no se sintiera muy bien? - Sonrió suavemente, lo que hizo que Tsuna se estremeciera por dentro, debido al parecido del Ex-Arcobaleno con cierto presidente. - Le diste la oportunidad de ser una niña normal, algo que nunca sería conmigo. - Y para completo horror del moreno, tras estas palabras el artista marcial se inclinó profundamente. - Y si no fuera suficiente, fue tu insistencia y petulancia contra la terquedad de Reborn lo que finalmente nos ayudó a trabajar juntos para romper la maldición, nunca podré agradecerte lo suficiente por esas dos cosas. Una persona, "inútil" como dices, nunca podría cambiar la vida de tanta gente.

Tsuna abrió y cerró la boca, tan rojo como las llamas del Ex-Arcobaleno que aún lo observaba con una sonrisa de agradecimiento, lo que solo lo hacía sentir aún más desconcertado.

Al ver que parecía haber roto al estudiante de Reborn de alguna manera, lo cual era extremadamente divertido y dulce, decidió continuar, curioso de qué más reacciones podría obtener de ese moreno.

Con eso, recordó algo en particular que I-Pin le había revelado. A pesar de casi dos años de entrenamiento con Reborn, el Vongola aún no había aceptado su puesto como futuro Jefe.

Una parte de él estaba particularmente curiosa acerca de cómo un civil, y más uno con tan poca confianza en sí mismo, se las había arreglado para mantener la negación contra el asesino más fuerte del mundo durante tanto tiempo.

- Estoy seguro de que Vongola tendrá un excelente Jefe en el futuro. - Comentó, ya esperando ver la reacción contraria, no es que fuera mentira lo que decía, si el joven era al menos la mitad de lo que había presenciado en el poco tiempo que estuvieron juntos, sin duda Vongola tendría un futuro prometedor. - Aún más con un Jefe tan amable al frente.

Y allí estaba, la expresión incómoda y sonrojada del chico pronto fue reemplazada por un ceño fruncido de disgusto.

- ¿Y qué tiene que ver la mafia con la bondad? - Respondió el más pequeño, para sorpresa del chino, mirándolo fijamente a los ojos, puso notar que el marrón parecía ser tomado por un brillo anaranjado. - Es un lugar donde solo existe el crimen y la maldad, la muerte y el dolor, no quiero ser parte de nada de eso.

- ¿Por qué no seguimos caminando? - Sugirió Fon, optando esta vez por caminar en lugar de pedir un aventón. - Incluso los ejercicios más simples pueden hacer que nuestros cuerpos y mentes funcionen de manera más efectiva. Además, necesitamos comer algo, así que continuaremos con tu búsqueda por trabajo luego.

- Pero yo… - Vaciló, volviendo a su posición tímida. - No tengo dinero…

- Lo sé, por eso estamos en eso, ¿No? - Ofreció con una sonrisa empática comenzando a ser seguido por el más joven, saliendo a pasos cortos del centro comercial de Namimori. - No te preocupes, traje algo conmigo. Permíteme invitarte en agradecimiento por el alojamiento y la comida que me has ofrecido.

Y sin darle la menor oportunidad de negarse, Fon los condujo a un puesto de udon y estofado, donde se sentaron juntos mientras su dueño, el señor Tadanourite, un hombre bajo, calvo y de mediana edad que llevaba puesto dos fajas, una en la frente y la otra en la cintura, ambos de color rojo, comenzo a charlar alegremente con el chino apenas lo vio, como si se conocieran desde hace mucho tiempo.

-...¿Así que vas a pasar el Año Nuevo con tu familia este año? - Preguntó emocionado el señor mientras hacía el Kitsune Oden para el Ex-Arcobaleno.

- Algo como eso. - Explicó con sencillez. - Será un bonito cambio de aires para variar, y una buena manera de dar la bienvenida a este nuevo año lleno de nuevas posibilidades.

- ¡Aaah! ¡Eso suena genial! - Luego se volvió hacia el castaño, sentándose tímidamente junto al Ex-Arcobaleno de la Tormenta, aún desconcertado por el hecho de que un bebé le estaba comprando el almuerzo. - ¿Sawada también sería uno de tus familiares? - Al ver la expresión de sorpresa del moreno por saber su nombre y lo que le sugería, el hombre se echó a reír. - ¡Takeshi habla mucho de ti! Cada vez que vienes aquí con un amigo muy gruñón, él menciona que deberían traerte algún día. ¡Me alegro de que finalmente estés probando mi comida!

El más pequeño se sonrojó, dedicándose a comer en silencio su Toshikoshi Soba hecho antes, sin poder dejar de pensar en el hecho de que Yamamoto y Gokudera hacían cosas juntos, sin él, pero pronto lo dejó de lado, recordando que debido al entrenamiento de béisbol y la necesidad de hacer dinamitas cada vez que los desperdiciaba en cosas al azar, sus horarios y de sus amigos no siempre coincidían. Además, un calor subió en su pecho al darse cuenta de que aun así ambos siempre pensaban en él.

Y esa calidez no tenía nada que ver con el Amazake que Tadanourite le había ofrecido con un guiño de complicidad. Un favor que definitivamente no iba a rechazar en una tarde cada vez más fría.

- Digamos que es algo así como mi sobrino.

"¡¿Sobrino?!" - Repitió mentalmente, casi ahogándose con su sake caliente, pero recibiendo un asentimiento del más pequeño, que le indicaba que esa era solo la respuesta más fácil.

- ¿Es en serio? ¡Eso es genial, así que el día 27 pueden pasar aquí que les y haré un Kagami Mochi especial para todos ustedes!

Si los dos platos de fideos no fueran suficientes, Tsuna incluso había ganado una porción de Datemaki que comía mientras caminaban de nuevo, definitivamente más calentado que antes.

"Si hay algo bueno en el Año Nuevo, definitivamente son las comidas de la época". - Pensó feliz mientras comía, su estado de ánimo era mucho mejor que hace casi una hora.

De alguna manera, Fon estaba pensando algo así, ya que tan pronto como estuvieron fuera de la vista del comerciante, preguntó:

- ¿Qué es un Kagami Mochi?

- Es una especie de comida tradicional de año nuevo para la familia, que debe comerse o ensamblarse de una manera específica, algo así. - Comentó trivial. - No lo hemos hecho desde que tenía unos cuatro años, creo, así que realmente no recuerdo cómo se hace.

- Familia eh. - Repitió Fon pensativo. - ¿Por qué no nos sentamos allí un rato?

Tan distraído estaba con su novena comida favorita que ni siquiera se había dado cuenta de que habían llegado al pequeño patio de recreo de Namimori, el mismo lugar donde se habían enfrentado a Vindice con la ayuda de Mukuro, su pandilla y Chrome semanas atrás.

- Ah, todo bien. - Aceptó siguiendo al mayor a la balanza, sentándose cada uno en una silla.

- Antes de ir a comer, mencionaste que la mafia es un lugar donde solo existe el crimen y la maldad. - Empezó el chino mirando fijamente el cielo invernal lleno de pesadas nubes, por el rabillo del ojo notó como el menor se estremecía con el regreso de ese tema. - Y no te quito la razón, sin embargo, a diferencia de ti que pudiste tener una vida de civil antes de ser arrastrado a este mundo, hay muchos que nacieron en él y no tuvieron otra opción. Como la propia I-Pin, su compañero Gokudera e incluso Kyoya.

- Hibari? - El menor se sorprendió. - ¿Qué tiene que ver Hibari con la Mafia?

- Con la Mafia, antes de involucrarse contigo, nada. - Eso hizo que una expresión de arrepentimiento se apoderara de su rostro. - Pero la Mafia no es la única organización criminal en el mundo, de todos modos, no me corresponde a mí contar su historia, así que te sugiero que le preguntes directamente.

- Cierto… - Él solo asintió, sin creer realmente que algún día tendría el coraje de preguntarle algo tan íntimo al demonio de Namimori.

- ¿Entonces no crees que vale la pena ser un pilar de esperanza en la mafia para gente como ellos? - Siguió el chino. - ¿Alguien capaz de ofrecer una mano amiga, como hiciste con I-Pin, a tantas almas perdidas en el inframundo criminal? Con el poder y la influencia de Vongola podrías hacer mucho, y estoy seguro de que ni Noveno ni Reborn se opondrían a eso.

-...No me veo capaz de tanto... - Confesó, mirándose los pies. - No soy un héroe y mucho menos un Jefe, trato de decirle eso a Reborn, y a todos los demás todo el tiempo, pero no me escuchan. - Empezó a empujar su columpio ligeramente. - Mis "no" simplemente no importan.

Cerró los ojos, balanceándose más y más alto, sintiendo el viento tocando su rostro, de alguna manera similar a cómo cuando volaba usando su Modo Hiper.

-...Realmente desearía poder ayudar a otras personas, ¡Solo recordar lo que la Mafia le hizo a Mukuro y su gente hace que me hierva la sangre! Pero a pesar de lo que pueda pensar I-Pin, no hice nada por ella, ni siquiera por Lambo y Gokudera, todo fue obra de Reborn. Si él no hubiera estado conmigo, seguramente algún asesino que odia a Vongola me habría matado hace mucho tiempo. - Volvió a abrir los ojos, y a pesar de su fama de chico asustado, ni siquiera tembló al darse cuenta de que su columpio se movía casi 180 grados.

Fon no dijo nada, esperando a que el joven terminara su diatriba.

- Le debo todo a Reborn, desde las cosas buenas hasta las cosas malas. Él ya es parte de la familia para mí, y realmente me gustaría hacerlo sentirse orgulloso, pero… No, no quiero cargar con el pecado de los Vongola, aunque Primo lo fundó con un propósito noble, su historia la hizo cambiar a algo escrito con la sangre de la traición y la muerte. ¡¿Cómo alguien puede esperar que yo, que ni siquiera puedo obtener una puntuación superior a veinte en mis exámenes escolares, pueda limpiar el honor de una familia tan sangrienta?! ¿Convertir a esa maldita familia en algo bueno?

"En eso estoy de acuerdo con Mukuro, algo así debería ser destruido". - Solo pensó esa última línea, comenzando a disminuir la velocidad.

- No quiero dinero, poder o influencia, lo único que quiero es proteger a mis amigos y poder decidir qué hacer con mi propia vida… - Terminó sintiéndose mucho más ligero ahora que pudo sacar eso de si, no eran cosas que no haya dicho antes, pero era óptimo, al menos una vez, poder decir lo que realmente pensaba de su "papel como sucesor", sin ser golpeado por patadas o balas. Ni siquiera creía que le había confesado tanto a alguien que apenas conocía, pero sentía que Fon, aunque de modo diferente a Enma, era alguien a quien le podía confesar este tipo de cosas.

Sin embargo, luego de eso permaneció en silencio, sin enfrentarse al otro, solo preguntándose si él, como casi todos los demás, volvería a discutir sobre cómo debería ser el Jefe y cómo no tenía otra opción.

- Entiendo. - Pero nada realmente preparó Tsuna para lo que vendría después. - En ese caso, ¿Cuál es tu plan?

Estaba tan sorprendido por la respuesta que soltó las cadenas del columpio y salió volando lejos. Sin embargo, un grito ni siquiera tuvo tiempo de salir de sus labios y Fon ya había saltado con gracia, haciendo una voltereta hacia atrás y usando su Gyoza Ken para crear una bocanada de aire para que el castaño no se lastimara en la caída.

No es que realmente fuera a salir lastimado de algo tan simple.

- Por favor cuídate. Odiaría tener 7 guardianes enojados y una horda de hermanos mayores persiguiéndome por permitirle herirse estando bajo mi cuidado. - Comentó Fon, cayendo con gracia al lado del heredero. - ¿Estás bien? Aún siendo un guerrero admirable, nosotros humanos podemos salir lastimados por las cosas más simples, no todos tienen la resistencia de una Nube.

- ¡Eso fue increíble! - Exclamó, finalmente procesando las piruetas que el otro había hecho. - ¡Es incluso más elegante que I-Pin! Ah, pero creo que esto es obvio, ya que eres su mestre.

- Entonces, ¿Te interesan las artes marciales? - Cuestionó sonriendo de reojo al ver la expresión de decepción infantil del chico al ver que en la caída había aplastado el resto de su Datemaki que aún no se había comido. - Te vi mirándome hoy durante el desayuno mientras esquivaba los movimientos de Bovino, puedo enseñarte algo si quieres.

- Aah... Creo que las artes marciales son realmente geniales. - Confesó, sonrojándose de nuevo al ser descubierto. - ¡Pero nunca podría aprender algo tan complicado! - Sacudió la cabeza con vehemencia. - Además, Reborn es mi tutor, él me enseñó a pelear, no quiero herir sus sentimientos aceptando lecciones de pelea de otra persona sin su aprobación... - Seguió recordando como fue Reborn quien decidió que Bianchi e incluso Lal serían sus tutores, además de ser siempre quien definía quién entrenaría a quién, a excepción de Mukuro.

Fue el turno de Fon de sentirse absolutamente incrédulo, aunque trató de ocultarlo lo mejor que pudo.

- No quieres… - Habló lentamente tratando de procesar lo que estaba diciendo. - Herir los sentimientos... ¿De Reborn?

"Realmente tiene un corazón muy puro para este mundo de la Mafia". - No pudo dejar de pensar.

Una parte de él en realidad comenzó a desear que este gentil muchacho pudiera escapar del destino que lo esperaba.

-...¡Sé que es ridículo! ¡Pero si acepto, siento que lo estaría traicionando de alguna manera! A-además, no soy muy capaz, está bien, hago algunas acrobacias en Modo Hiper pero todo es instintivo, si tuviera que seguir un orden de pasos, DEFINITIVAMENTE lo arruinaría y-

- Todo bien. - Confirmó Fon, tratando de calmar al exasperado niño. - Entiendo, no te preocupes, tampoco me gustaría traspasar la autoridad de Reborn y mucho menos… Herir sus sentimientos. - Aunque no creyera que lo segundo fuera posible.

- Aun así, gracias por ofrecerlo. - Concluyó, evidentemente avergonzado, sentándose tirado en el suelo y frente a los columpios que aún se movían por inercia. - Ahora… ¿Qué quisiste decir con tener un plan?

- Bueno, eres el único heredero vivo de la familia más poderosa de la Mafia. - Fon lo siguió, sentándose en el suelo junto al menor. - Si está tan decidido a no heredar, necesitaría un plan para revertir esta situación.

Eso hizo que el castaño parpadeara, claramente en estado de shock, solo Enma hasta hoy realmente se había tomado en serio su deseo de no heredar, pero aquí estaba, hablando con un Ex-Arcobaleno, casi una autoridad de la Mafia, sobre la posibilidad de no ser el Décimo o el Neo Vongola Primo.

Era casi demasiado surrealista para creer.

- Yo... Bueno... - Reflexionó sobre si debía contarlo, pero entonces algo le dijo que podía continuar, reforzando que Fon era digno de confianza. - Una vez Enma y yo consideramos la posibilidad de que me escapara… - Admitió con un ligero deje de vergüenza.

- Huir… - Repitió Fon como si realmente considerara la posibilidad. - Mentiría si dijera que esto es imposible, al fin y al cabo, Checker- digo, Kawahira logró escapar de nosotros y de buena parte de la Mafia durante décadas, aunque no seas una Niebla como él, siempre hay otras formas.

Tsuna miró al chino como si le hubieran salido dos cabezas, pues realmente estaba considerando seriamente la posibilidad de escapar.

- Sin embargo, no es exactamente un futuro muy feliz, y no veo cómo podrías proteger a tus amigos de esa manera, sin mencionar que todos ustedes serían perseguidos por toda la élite Vongola, que incluye CEDEF, Varia e incluso Reborn. - Eso hizo que Tsuna bajara la cabeza, ocultando así su expresión. - Incluso el Jefe Cavallone, aunque sea de otra familia, como parte de la alianza central, eventualmente también tendría que tomar partido al respecto.

- Si Vongola no existiera en primer lugar, no tendría que ser forzado a nada… - Dijo Tsuna en un tono suave y calmado. - Y mis amigos no se verían obligados a entrar en el Mundo de la Mafia...

- Sí, eso es cierto, pero- Se detuvo por un momento, notando con una ceja levantada que el chico que lo acompañaba, a pesar de que no estaba en Modo Hiper, sus ojos empezaran a brillar de color naranja vivo, no que él pudiera verlo, por eso siguió hablando. -...Pero eso sería imposible, los Vongola son una familia extremadamente poderosa, y tú eres solo una persona, incluso si tus guardianes te siguieran, todavía necesitarías al menos un ejército propio como Millefiore necesitó en el futuro.

El menor no parecía indiferente a esta información, ni siquiera parecía el mismo niño inseguro que horas atrás no podía hablar bien con una camarera para pedirle trabajo.

Sin su consentimiento, sus llamas comenzaron a arder dentro de su cuerpo, casi con ansias, como si quisieran responder a la llama que comenzaba a arder alrededor del Cielo, aunque invisible a los ojos. La naturaleza degenerativa de la Tempestad parecía casi ansiosa por saber hasta dónde llegaría el poseedor de esa mirada determinada para hacerse cumplir sus palabras llevadas por el viento.

No pudo evitar reflexionar sobre eso. ¿Qué pasaría si dejara libre sus llamas para cumplir su deseo?

La curiosidad puede ser uno de los mayores impulsores de la humanidad.

El efecto fue inmediato, haciendo que la Tormenta se sintiera agradecida de estar sentada, porque no confiaría en sus piernas después de ese momento.

Sea lo que sea que haya sido ese momento.

- Sawada Tsunayoshi. - Nombró serio, logrando finalmente que esos ojos color ámbar lo miraran, haciendo que las llamas en su interior rugieran con más fuerza. No se había sentido así desde... - Realmente no consideras "destruir a la Vongola" como una opción para no heredar, ¿Verdad?

Y entonces todo el encanto que parecía envolver al menor se rompió, dando paso a su habitual expresión temerosa, aunque Fon todavía se sentía extrañamente cálido.

- Tienes razón, destruir a la Vongola sería imposible desde afuera. - Puso torpemente, rascándose la nuca y levantándose de nuevo. - Tendría que ser muy fuerte para eso.

"《Desde afuera》él dijo." - Pensó Fon.

-...Creo que será mejor que volvamos al centro...

"Tampoco niega que realmente considera destruir a la Vongola".

-...Se está haciendo tarde y todavía no he conseguido nada...

Sus llamas se agitaron con las posibilidades, ahora más que nunca quería saber hasta dónde llegaría este chico, no, este joven.

Así que en realidad no debería sorprenderse cuando las siguientes palabras prácticamente saltaron de su boca, junto con un brillo en sus ojos que no había tenido en años, la sensación de que algo en su maldita pequeña vida valía la pena.

- Sawada Tsunayoshi. - Volvió a nombrarlo, haciendo que se volviera hacia él con una expresión confundida. - Sea cual sea el camino que elijas, quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que necesites, es lo mínimo que puedo hacer después de esta nueva vida que me ayudaste a tener.

- A-ah yo no... - Comenzó torpemente, pero luego algo pareció ocurrírsele -...En realidad, hay algo que puedes hacer por mí.

Parpadeó sorprendido. Eso había sido rápido.

- ¿Y qué sería?

- Por favor llámame Tsuna. - Dijo simplemente, poniendo su mano en la nuca otra vez. - Sawada Tsunayoshi es muy grande y formal, ¡Me pone la piel de gallina!

Tuvo que reprimir una risa ante esa simple petición.

- Muy bien entonces, Tsuna, volvamos.

Y la cálida sonrisa que recibió fue suficiente para hacerle saber que había tomado la decisión correcta, incluso si tenía la impresión de que casi había jurado lealtad al adolescente.

No que el otro se había percatado de eso.

-.-.-.-

Cuando casi habían regresado al centro y la llama de Fon ya se había calmado, comenzaron a escuchar un movimiento en las calles, gente susurrando y reuniéndose alrededor de una tienda específica, pero antes de que pudieran descubrir por qué, una voz familiar llamó.

- ¡OYEEEEEE! ¡Amigo de Takeshi!

Dándose la vuelta, Tsuna se encontró con la figura de Yamamoto Tsuyoshi, el padre de uno de sus mejores amigos. El hombre parecía cansado, a pesar de su sonrisa, y cargaba una enorme maleta.

- ¡Señor Yamamoto! - Tsuna corrió hacia el mencionado, Fon saltó sobre su hombro para acompañarlo. - ¿Qué sucedió?

- Ah, no te preocupes por eso. - El mayor ahora se veía un poco irritado. - Parece que un vándalo le prendió fuego a un contenedor de basura, y como había muchos productos inflamables adentro terminó causando un poco de confusión, pero nadie resultó herido.

- ¿Ya saben qué causó esto? - Quiso saber Fon, haciendo que el sushiman mirara al bebé confundido, probablemente había pensado que era Reborn antes de verlo de cerca. - Oh, por favor, perdona mis modales. - Se inclinó más que de costumbre - Mi nombre es Fon, es un placer conocerle Yamamoto Tsuyoshi.

-...¿Me conoces? - Preguntó sorprendido, sin dejar de inclinarse también.

- Sin duda, de donde vengo su nombre le precede. - Fue todo lo que dijo, sonriendo levemente y ocultando sus manos entre sus mangas.

Para desconcierto de Tsuna, el padre de su amigo le dedicó una expresión muy seria al Ex-Arcobaleno, para luego deshacerla en una gran sonrisa como si nunca hubiera estado ahí.

- ¿Ah sí? ¡Es genial saber que la fama de mi restaurante está incluso traspasando las fronteras de nuestro país! ¡A Takeshi le encantará escuchar eso! - Lo dijo con orgullo, y luego volvió a la pregunta anterior. - Lamentablemente no se sabe aún, el basurero se desmanteló por completo, pero el Comité Disciplinar está investigando. - Su expresión volvió a mostrar enfado. - Yo no hubiera llegado tan tarde si ese Tsuneo Oikawa* no se hubiera empeñado en tratar de abrir mis maletas, si no hubiera recibido una llamada de ese presidente y se hubiera ido, les juro que le haría picadillo de sus manos!

Con eso, Fon saltó del hombro del joven.

- Voy a investigar. - Anunció en un tono tranquilo. - Tsuna, ¿Por qué no acompañas a tu conocido y le preguntas lo que le preguntaste a los demás hoy? Buena suerte.

Y dejando atrás a un confundido Yamamoto y a un avergonzado Sawada, Fon se perdió entre la multitud.

- Hmm… - Al ver que el mayor parecía llevar unas bolsas de plástico además de la maleta, el moreno dio un paso adelante. - Déjame ayudarle a llevar esto.

- Es muy amable de su parte. - Colocó el mayor compartiendo su carga mientras hablaba. - Conociendo a Takeshi, debe estar entrenando ahora, ¡Así que voy a necesitar toda la ayuda que pueda!

- Sobre eso… - Tsuna comenzó torpemente, mirándose los pies de nuevo mientras caminaban otra vez. - Como que necesito dinero, así que… Estoy buscando trabajo, ya que Yamamoto se enfoca en entrenar, ¿No necesitas ayuda en el restaurante?

Estaba lanzando fuegos artificiales en su interior pues, al menos esta vez, logró terminar su oración con coherencia, pero su felicidad fue reemplazada por confusión cuando un Tsuyoshi serio dejó caer su maleta para agarrarle por los hombros, una expresión de preocupación en su rostro mirándolo cara a cara.

- Sawada, si pasas por alguna dificultad, puedes decírmelo. - Eso hizo que el más pequeño parpadeara completamente desconcertado. - No tengo mucho, pero la ganancia del restaurante es suficiente para Takeshi y para mí, y te debo mucho por cuidar siempre a mi hijo, así que si algo te falta a ti, a tu madre y a los niños...

Solo entonces Tsuna se dio cuenta de qué se trataba toda esta escena.

- ¡A-ah! ¡No eso, no es! - Exclamó avergonzado, agitando los brazos frenéticamente. - ¡No falta nada en casa! Mi padre le envía dinero a mi madre todos los meses. - El mayor frunció el ceño ante estos dichos, pero no hizo ningún comentario. - Lo que pasa es que el día 24 habrá una fiesta de Navidad al estilo Vo-Italiano, y como es tradición allá, quiero dar regalos a todos mis amigos, y para eso necesito dinero.

Fue el turno de Tsuyoshi de parpadear, procesando la información, luego soltando al más pequeño y se riendo.

- Aaah entiendo, esa fiesta extranjera. - Comentó volviendo a recoger su maleta. - Estoy más aliviado entonces, pero si le vas a regalar a Takeshi, al Gruñón y a todos los que están detrás de ti todo el tiempo, necesitarás mucho dinero.

-...Sí... - Asintió el más pequeño consternado.

-...Hmm, no sé, de verdad voy a necesitar ayuda, por este viaje por... Problemas familiares, llevo mucho tiempo con el restaurante cerrado, y como Takeshi estará ocupado con esta locura de torneo de invierno, realmente necesitaría ayuda con las entregas, pero… La última vez que dejé que ustedes me ayudaran...

Un escalofrío recorrió el cuerpo del hombre mientras se llevaba la mano al estómago, Tsuna no estaba muy diferente al recordar también a Bianchi y su comida envenenada.*

- ¡Por favor! - Dijo inclinándose noventa grados. - ¡Te prometo que haré lo mejor que pueda esta vez! ¡Y seré solo yo, Bianchi no estará allí, ni Reborn, ni Lambo!

El hombre mayor lo miró fijamente por un largo tiempo, claramente evaluándolo, mientras que el hombre más pequeño continuaba haciendo su reverencia, prácticamente sudando frío esperando la respuesta.

Entonces un largo suspiro lo hizo mirar hacia arriba con esperanza.

- Está bien, no es como si pudiera negarme a tal pedido, más aún si es también para darle un regalo a mi hijo.

Esto hizo que Tsuna se pusiera de pie completamente feliz.

- ¡Gracias Sr. Yamamoto! ¡No se arrepentirá!

- Espero que no mi chico.

Cuando Fon llegó al restaurante temprano en la noche, se encontró con el Sr. Yamamoto y su nuevo empleado charlando en una de las mesas. Eso hizo que la Tormenta sonriera, aunque no pudo evitar sentirse un poco incómoda.

No había ningún rastro que indicara que el pequeño incendio podría haber sido un ataque fallido, una bomba que salió mal o cualquier otra arma de la mafia que conociera, solo parecía un incendio causado por un accidente o un vándalo desocupado.

Aún así, le informaría a Reborn de esto, que algo así sucediera tan cerca de ellos era demasiada coincidencia para ignorarlo.

Con una sonrisa, se acercó a la pareja, dándose cuenta de que a pesar de haber pasado solo una tarde juntos, ya sentía ese cálido deseo de cuidar a este niño, como sintió, hace mucho tiempo, el deseo de cuidar a cierto Cielo radiante que había tocado el corazón de todos, especialmente de cierto Sol.

Cuando los dos lo saludaron, él preguntó si pronto podrían regresar, ya que se acercaba la hora de la cena y era importante alimentar a un niño en crecimiento.

Por supuesto, el "sushiman" pensó que estaba hablando de sí mismo, pero no le importó, por lo que logró que lo dispensara para poder acompañar al feliz joven de regreso a casa.

Tal vez solo era él, pero incluso el cielo nocturno parecía más brillante ahora que las nubes lo habían dejado libre.


Respondiendo a comentários:

ALONSO chapter 5 . Dec 12, 2021

Yo no le llamaría villano a Iemitsu, todo que sabemos hasta ahora es que Hibari del futuro sabía algo de él. Pero qué cosa podría ser? Cuanto a lo demás, lo siento, pero ese no es exactamente nuestro enfoque.

-.-.-.-.-

Guest chapter 6 . Dec 20, 2021

Oh, muchas gracias! Nos esforzamos muchos para sermos lo más fieles posibles a la obra original, nos deja muy contentos que nos considere una wiki jaja

Puuues, no nos gusta mucho Wattpad en realidad, pero actualmente estamos publicando también en AO3 y en Spirit fanfic en portugués.

¡Gracias de nuevo y nos lemos!


Notes:

* Durante el capítulo 289, Reborn le pide a Haru que les ayude trayendo sus disfraces, específicamente disfraces de vegetales, ya que Haru poseía estas debido a sus actuaciones escolares, y la razón por la que Reborn pide esto es simple: "Eso de hacer que la gente se vea como vegetales ayuda con su imaginación y nerviosismo."

* Shougaku es la escuela a la que asisten los japoneses de 6 a 11/12 años, viene antes de Chuugaku.

* En Arco do Futuro, específicamente en el episodio 165, esta escena no existe en el manga, debido a la huelga que hicieron las chicas para que pudieran saber de la verdad sobre la mafia, etc., los chicos tuvieron que valerse por sí mismos (ya que antes ni siquiera lavaban un plato), así que Yamamoto, como un verdadero hijo de un sushiman, preparó la comida para todos, solo con un pequeño detalle, como no había peces, los sushis se hacían con lo que tenía, como por ejemplo: Pimientos, brócoli, queso y ciruelas, y aunque quedó precioso, los chicos no quisieron comerlo porque era "raro"... Cosa de País rico, porque de donde somos hay sushi de pepino y guayaba, etc y nadie se queja! Gente tonta.

* Por si no lo recuerdas, durante la confusión en la Batalla del Poste, en el capítulo 414, Yamamoto dice que la fiesta del capítulo 411 era para celebrar el regreso de Reborn y el nuevo título de Tsuna como Neo Vongola Primo, por lo que Gokudera fue el último en saber esta información, otra vez.

* Durante la prueba de coraje impuesta por Reborn en el capítulo 60 y episodio 66, vemos a los Guardianes y a las chicas tratando de asustar a Tsuna de alguna manera (y algo así como a Lambo también), y la que tiene más éxito es Bianchi, haciendo Tsuna correr asustado al verla, lo que le impidió ver el disfraz de Yamamoto, que se parecía mucho a un disfraz de Kappa, sin embargo, parece ser demasiado pequeño para él, más aún en el anime, donde parece estar casi desnudo! Oh la La…

* Una curiosidad para ustedes, según la Wiki de Levi, dentro de Varia, si no te despiertas a la hora indicada, mueres. Levi incluso tiene 116 despertadores. ¿Todo esto es amor a la vida o miedo a decepcionar al Jefe?

* Esto es algo que no todos saben, pero canónicamente Gokudera tiene un trabajo para mantenerse en Namimori, es en una tienda de conveniencia. Esto se reveló en algunas de las ilustraciones de Amano.

* Este personaje es Canon, es del Comité Disciplinar, y aparece solo en el manga en el capítulo 43, página 9, para decir que todos los árboles de Sakura estaban reservados y ordena al trío Tsuna, Yamamoto y Gokudera que se vayan, si no iban a aprender una lección, en la misma página es derrotado fácilmente por Gokudera, y poco después aparece Hibari, diciendo que todos los árboles estaban reservados para él, ya que odiaba las multitudes, después de eso, golpea a Tsuneo Oikawa diciendo que era un inútil en su trabajo. Y por curiosidad, su frase favorita es "Faja roja".

* En el capítulo 20 y episodio 27, Reborn lleva a Tsuna, Bianchi y Lambo a comer a TakeSushi, diciendo que Tsuna merecía una recompensa ya que se estaba esforzando mucho, pero cuando Tsuna menos lo esperaba, los tres hacen un "escape con estilo" y dejan atrás a Tsuna, para que pague solo la cuenta astronómica, y como no tenía dinero, Tsuyoshi pensó en llamar a la policía, pero como llegó Yamamoto y dijo que eran amigos, entonces en lugar de eso trabajó para él. La deuda, que incluso comenzó en 70,000 yenes y casi terminó en 300,000 (Hagan la conversión ustedes mismos.) Afortunadamente o no, Bianchi se ofrece al final del capítulo para cocinar para Tsuyoshi para pagar la deuda, lo que termina con todos envenenados. (Excepto ella y Reborn, por supuesto).