Nota de Autora
La primera clase con sus amigos. No, con los amigos de Potter ¿Qué tan grande sería la recompensa si diera un buen golpe?
Advertencia: Slash¿no sabes lo que es? Pues parejas gay con relaciones basadas en sexo desenfrenado sin comunicación -! Bueh….no tal cual….mejor quedémonos con el 'parejas gay' xDUu
Parings: Harry/Draco
Disclairmer: no hay fin de lucro y lo único que deseo es ser feliz, no robarle dinero a los respectivos dueños de lo que me sirvo para lograr mis objetivos
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-"Diálogos"-
-'Pensamientos'-
Otra clase de pensamientos y cosas varias
Narración
Recuerdos
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"Lealtades"
(by HarukoFLCL)
Capítulo 04: La otra cara de la moneda
Miércoles 13 de septiembre, 06:30 AM
Harry saltó de la cama en cuanto Draco le tiró una certera almohada justo a la cabeza con el exclusivo fin de acriminarse.
-"¡Es tu día!"- lloriqueó el rubio retorciéndose bajo las sabanas –"¡A ti te toca el turno primero¡Haz algo para que se calle!"-
Harry gruñó molesto encaminándose hacia la puerta del baño para abrirla de una buena vez.
Ahora entendía porqué los Slytherin andaban siempre de tan mal humor por las mañanas. Con un despertador como ese, él también estaba tomando la maña del mal carácter matutino.
Harry suspiró con alivio en cuanto logró abrir la condenada puerta.
-"¡Buenos días bellas durmientes!"- gritó estruendoso su reflejo en el espejo con una brillante sonrisa. Harry escuchó un gemido proveniente de la cama de Draco. El rubio se había cubierto la cabeza con otra almohada –"Ya era hora de que se levantaran….aunque no me molestaría que se tomaran su tiempo de vez en cuando. Draco no me ha dejado terminar una canción desde hace siete años ¿lo sabías?"-
Harry se limitó a soltar otro magistral gruñido antes de cerrar la puerta del baño con un portazo.
-"¡Que te den!"- le llegó la molesta voz de Malfoy desde el otro lado quejándose por el fuerte y seco sonido. Harry optó por ignorarlo al igual que a la incesante charla del mal nacido espejo.
No podía creer que aquellos condenados artefactos mágicos levantaran a sus respectivos y desdichados estudiantes de forma tan bruta por las mañanas. ¡Harry prefería mil veces que el mismísimo Voldemort viniese a levantarlo con un crucio a eso!
Observó su reflejo con odio intenso preguntándose qué represalias tomaría Severus si decidiera deshacerse del maldito espejo de una buena vez, aunque de seguro, la represalia no sería nada comparada a la enorme satisfacción que sentiría al hacerlo pedazos.
Sin lugar a dudas Salazar Slytherin era un genio….un verdadero genio maligno.
Sólo a él se le podía ocurrir semejante forma para mantener a sus alumnos sin atraso en las clases matutinas.
Las habitaciones de Slytherin estaban hechizadas para que cada día de clases, a las 06:30 am exactas, una especie de hechizo sonorus se apoderaran de las cuatro paredes del cuarto permitiendo así a los espejos de cada habitación explayarse musicalmente.
Desde el punto de vista de Harry y todos los demás desdichados habitantes de la casa: el infierno en vida; y eso que aún se desconocía cual de todos los espejos era el más desafinado.
Los rumores decían que el de Nott-Zabini y el de Malfoy-Nostrade competían por el primer lugar.
El asunto es que a las 6:30 comenzaba la serenata y no paraba hasta que alguno de los ocupantes de la habitación abriese la condenada puerta del maldito baño. Momento en el que felizmente el espejo se callaba de una buena vez, pero que ni se pasase por tu cerebro ir y acostarte nuevamente, porque en ese caso la amplificación no sería de 400wz como lo era normalmente, si no que de 3200wz.
Harry abrió el grifo del agua caliente y esperó hasta que se regulara mágicamente. Se desvistió con lentitud y se metió a la ducha justo en el instante en que el espejo comenzaba a contarle algo con respecto a un cantante de música muggle de los años 70' del cual quería servirse para las canciones de todo el mes siguiente.
Estúpido artefacto mágico. Harry lo odiaba.
El lunes pasado casi había quedado pegado al techo en cuanto comenzó la serenata. A Malfoy se le había olvidado mencionar el asunto la noche anterior y Harry lo había maldecido por eso.
-"Ni se te ocurra hacer semejante estupidez, Nostrade"- le amenazó Draco Malfoy con ojos entrecerrados y señalándolo con su dedo índice el lunes mientras desayunaban. A Harry se le había ocurrido sugerir que dejasen la puerta del baño abierta para evitar el canto matutino del espejo –"Eso es intentar pasarse de listo y Slytherin no tenía un pelo de tonto"-
Harry frunció el ceño y lo observó malamente. A él seguía pareciéndole una buena idea.
-"No te lo aconsejo, Demian"- dijo Zabini calmadamente degustando su flan de vainilla –"Ya lo hemos intentado. El tiro nos salió por la culata. ¿No, Draco?"-
-"Cállate"- ladró molesto el rubio. Zabini rió bajito.
-"Él ya lo intentó. En segundo año"- comentó Pansy sonriendo burlonamente –"Elliott no le permitió hacerlo en primero, así que lo intentó cuando él ya no estuvo ahí para impedirlo. En ocasiones como esas no despiertas por una serenata, si no que con el portazo de la puerta amplificado por cien mil. El sonido es tan fuerte que te rompe los tímpanos. Estuvo en la enfermería por dos días. Nos llevamos un susto de muerte"-
Y fue así como dejó de parecerle una buena idea el asunto de la puerta.
Suspiró de puro deleite mientras el agua caliente le recorría el cuerpo y comenzaba a despertarlo lentamente. Aún podía escuchar el incesante monólogo del espejo, pero al ser mitigado por el sonido del agua le llegaba como un pequeño murmullo.
Habían pasado cuatro días desde que había sido presentado ante el colegio como Demian Nostrade, alumno transferido desde Irusta; tres días desde que se había convertido en el cazador del equipo de Quidditch; y dos días desde que había iniciado su vida escolar como miembro de Slytherin.
En aquellos cuatro días había comenzado a conocer a los miembros de la casa. En los dos primeros días había descubierto que aquellos chicos eran como cualquier otro, que no tenían nada en especial aparte de las características propias de los habitantes de aquel lugar; en los dos días siguientes había descubierto cosas que casi no creía ciertas.
Hasta el momento, Demian Nostrade se había mantenido al margen de las numerosas riñas que su nuevo circulo había mantenido en aquellos días con el resto de las casas, especialmente con Gryffindor. Harry se había dado cuenta que Malfoy comenzaba las riñas sólo cuando se trataba de los sospechosos que tenían con respecto a los posibles bromistas de aquel año. Lo que el rubio no sabía (y Harry sí) es que habían dado en el clavo con todos ellos. De los únicos que Harry no tenía certeza de participación era de los supuestos nuevos que se habrían integrado aquel año.
Harry permitió que el agua tibia le diera de lleno en el rostro aguantando la respiración por unos segundos.
Cada día que pasaba se sentía un poco más parte de los Slytherin, no olvidaba que era un Gryffindor, pero una cosa no llevaba a la otra. Comenzaba a comprender a las serpientes y eso era lo que más le inquietaba.
El moreno sabía que los tiempos difíciles que se cernían sobre el mundo mágico estaban haciendo estragos sobre todos sus habitantes, pero nunca se dio cuenta del momento exacto en que todo había alcanzado un nivel tan alto.
Ahora la gente desconfiaba de todos y sólo se apoyaba realmente a aquellas personas que conocía a fondo, afirmándose entre ellos mismo para evitar irse al fondo.
Harry era conciente que cada día que pasaba, cada muerte, desaparición o ataque acontecido acrecentaban el terror y desesperación en los habitantes del mundo mágico.
Las cosas estaban mal, las manos de Lord Voldemort se hacían más grandes a cada momento y la incertidumbre de cuánto demorarían en cubrirlo todo estaba destruyendo lentamente los nervios del pueblo.
Harry suspiró cansinamente. Si, las cosas estaban mal ahora, pero él ya había vivido aquel año una vez y sabía perfectamente que para cuando finalizase, las cosas estarían terroríficamente peor. No sabía exactamente qué pasaría, pues Dumblendore los había hechizado para que olvidaran los hechos más importantes y así no pudiesen alterar el presente, pero sí sabía que las cosas para esa época estarían dando bote.
Faltaba poco para que los ataques mortífagos comenzaran a aumentar en niveles de osadía y Harry supuso que el trato hacia los miembros de la casa de la serpiente empeoraría con ellos.
Este último detalle era precisamente el que lo perturbaba, pero no había tardado mucho en comprenderlo, después de todo, Harry había sido uno de los buenos desde el primer momento en que pisó el mundo mágico con tan sólo once años y lamentablemente no podía culparlos por el comportamiento que tenían con los Slytherin.
El pánico general profesado a Voldemort venía desde la época estudiantil de sus padres. Los Abuelos y progenitores de la generación actual habían hecho nacer entre sus vástagos el mismo rechazo que ellos profesaban hacia el lado oscuro y ese rechazo había vuelto cuadriplicado con el retorno del Señor Oscuro acontecido durante su quinto año.
El miedo alimentando todo a su paso.
Los niños a los que antes contaban terribles historias ahora lo vivían en carne propia. Sus pesadillas de infancia haciéndose realidad frente a sus ojos. La muerte despiadada de sus seres queridos y conocidos trastornándolos poco a poco, lentamente, comiéndose sus almas infantiles y obligándolos madurar antes de tiempo, como a él mismo le había sucedido. Simplemente no eran capaces de hacer algo, ya fuese por sus conocimientos insuficientes o por el simple terror que les apretaba el pecho.
Harry abrió sus –ahora- ojos color celeste-ártico y estudió sus manos con detenimiento, aún bajo el chorro de agua caliente. Él comprendía todo perfectamente, entendía el cómo y el por qué, pero aún así lo continuaba encontrando injusto. Después de todo, ellos no tenían la culpa de ser quienes eran, de haber nacido en aquella posición carente de opciones.
Ninguno de ellos tenía la culpa de que sólo existieran dos colores: el blanco y el negro. Ninguno de ellos tenía la culpa de que sólo se les permitiera tener acceso al negro. Ninguno de ellos tenía la culpa que los grises fueran sólo un simple sueño, pero claro, eso no importaba en lo absoluto porque nadie se daba tiempo de verlo. Él mismo había necesitado vivirlo en carne propia para saber qué estaba sucediendo.
Porque sólo llevaba dos días compartiendo con las otras casa y ya sentía la desconfianza y hostilidad injustificada irradiar hacia su identidad falsa.
Aunque obviamente, el comportamiento de los buenos seguía siendo un hecho comprensible, basado sobre todo en una desconfianza voraz y en un miedo aterrador.
¿Cómo podía Harry intentar juzgarlos si quiera? Después de todo, él había hecho lo mismo todos estos años.
La pirámide era simple.
En la cima estaba Voldemort, una terrorífica y poderosa leyenda viviente. Lo seguían sus fieles y despiadados Mortífagos, sus súbditos, los verdugos; los que destruían a aquellos que los buenos, los del bando de la luz, amaban con toda su alma ¿Y en la base? Los hijos de aquellos que se encontraban en el segundo eslabón. Los que se encargarían de matarlos a ellos en un futuro, aquellos que ahora eran sus compañeros de curso, pero que sólo esperaban el momento indicado para subir de categoría, para estar un paso más cerca de su Señor.
Y ese era el secreto que se esparcía a gritos. No necesitaban nada más para señalarlos con el dedo, para dar por hecho que sus lealtades se encontraban con el demente que se hacía llamar Lord Voldemort.
Harry podía comprender eso, pues no era culpa de ellos. Lo que sí había logrado perturbarlo era el hecho de que los profesores también participaran del hecho.
Y fue así como por primera vez en siete años, Harry se dio cuenta de que sus mentores también eran humanos comunes, que tenían tanto miedo como los otros y que el rechazo que también profesaban hacia el lado oscuro estaba terminando por cegarlos.
Ninguno de ellos era tan descarado como Severus con respecto a los Gryffindor, pero Harry había podido notar la cierta hostilidad que apenas eran capaces de disimular y que casi daba por hecho, aumentaría en el transcurso del año.
No pudo evitar comparar el trato que recibían en Gryffindor con el que actualmente le daban en Slytherin. El contraste era impresionante.
Suspiró nuevamente y cerró el grifo para salirse de una buena vez con el fin de dejarle espacio a Malfoy para que también tomase su ducha matutina. Un resoplido exasperado salió de sus labios cuando la incesante charla del espejo volvió a invadir sus oídos.
Salió de la ducha, se secó un poco y se apresuró a abandonar el baño con la toalla amarrada a las caderas. Malfoy ya se había levantado cuando él cruzó el marco de la puerta y con aire somnoliento se encerró en el baño.
Con desgana comenzó a vestirse. Hasta el momento la misión marchaba a las mil maravillas. Poco a poco iba ganándose a sus nuevos compañeros de forma sutil y preferentemente teniéndolos a solas, pero ese día tocaba el paso definitivo.
A primeras horas tenían clases dobles de pociones con los Gryffindor de séptimo año, lugar en donde debía consagrarse.
Demian Nostrade debía dejar el aislamiento de las riñas justo aquel día, debutando contra Hermione Granger y Ronald Weasley, las otras dos partes del trío de oro, sus amigos de toda la vida.
Le dolía un poco tener que insultar a Ron y Hermione, pero de ellos dependía que el siguiente paso del plan tuviese existo…bueno, de ellos y de Malfoy. Daba lo mismo quién comenzara el pleito, lo importante era que él pudiese intervenir llegado a cierto punto.
Severus ya le había dicho que se retrasaría quince minutos para poder dejarles el espacio suficiente.
Harry observó el reloj mágico ubicado sobre el velador. Las 7:04 am, aún faltaba más de una hora para que comenzase el show.
.:L E A L T A D E S:.
Como siempre, los Slytherin fueron los primeros en llegar a sus respetivas aulas de clases con aproximadamente media hora de anticipación.
Desde el punto de vista de Harry, Salazar Slytherin había sido un mago sin compasión, pero no podía negar que era agradable desayunar tranquilo y sin tener que correr desesperado para llegar a clases justo a la hora como sucedía con los Gryffindor.
Siguió a Malfoy, Blaise y Nott hasta los primeros puestos de la fila a la derecha (lugar que acostumbraban a ocupar desde que Harry tenía memoria) y dejó sus cosas junto a las del rubio. Delante de ellos Blaise y Nott los imitaron, tras ellos, Crabbe y Goyle tomaron asiento. Como de costumbre, Parkinson se ubicó en otro sector del aula junto a Bulstrode, Greengrass y Alexandra White (otra de las chicas de séptimo de Slytherin)
Automáticamente después de dejar sus cosas, Blaise se encaminó a la mesa de Snape donde colocó su ilustre trasero con un movimiento elegante. Harry lo siguió sentándose junto a él (también sobre la mesa) y segundos después, Malfoy y Nott llegaron situándose de pie frente a ellos. Parkinson parecía entretenida en una charla con sus compañeras y Crabbe y Goyle habían sacado sus respectivos libros para releer la clase anterior, tal cual Severus les había indicado.
La tranquila y divertida conversación que Harry mantuvo con Malfoy y Blaise, siendo intervenida de vez en cuando por Nott, lo hizo olvidar por unos minutos los planes que tenía para con los Gryffindor.
Cada día que pasaba comenzaba a sentirse más a gusto con esos tres, también a descubrir que Parkinson no era tan desagradable o puta, como se rumoreaba. Incluso, Harry aceptaba que Blaise se le caía bien, que Nott era agradable, que Malfoy no le desagradaba en lo más mínimo, que Crabbe y Goyle no eran tan tontos y brutos como creía y que Parkinson era casi un encanto.
Los Gryffindor comenzaron a llegar cinco minutos antes de que diera la hora exacta para el comienzo de la clase.
Sólo cuando Harry vio a Seamus Finnigan y Dean Thomas ingresar al salón con rostro abatido y arrastrando los pies, dando miradas desconfiadas y hostiles a diestra y siniestra en todas direcciones, siendo recibidas con gestos desdeñosos y muecas de superioridad por parte de los Slytherin, sólo entonces, fue cuando Harry recordó su papel dentro de esa gran farsa.
Dirigió una indiferente y aburrida mirada en dirección a ambos en cuanto Blaise gruñó la noticia de la inminente plaga Gryffindor por caer sobre ellos.
Fingió no reparar en las intensas y desconfiadas miradas con que ambos lo recorrieron casi al segundo siguiente. Después de todo, había sido el objetivo descaradamente obvio de un sin fin de miradas desconfiadas, curiosas y hostiles durante los dos miserables días que llevaba de clases con su identidad falsa ¿Por qué ese día habría de ser diferente¿Por qué con Gryffindor habría de ser diferente?
Vio con algo de gracia la acostumbrada mueca de asco que Malfoy le dirigió a sus ex compañeros. Ahora, de aquel lado, le parecía entretenida. Era como ver a un niño pequeño haciendo un berrinche, pero Harry sabía que del otro lado, del lado de Seamus y Dean, las cosas no tenían los mismos colores.
Harry se vio obligado a suprimir las enormes ganas que le vinieron de la nada para evitar estirar su brazo derecho con el único fin de revolverle los cabellos rubios a Draco desordenándoselos en el proceso al ver como su mueca se intensificaba a medida que más leones iban haciendo su gloriosa aparición.
Neville fue el siguiente en llegar, seguido de cerca por Parvati, Laverde y el resto de sus ex compañeros de casa.
A las 8:30 justas, una molesta Hermiones Granger ingresó al salón regañando a un exasperado y gruñón Ronald Weasley. Al aparecer, Ron había vuelto a demorarla al poner como prioridad su desayuno a las clases de Severus.
Fueron los dos últimos Gryffindor en llegar.
Harry sonrió interiormente ante la escena. Esos dos eran sin duda lo más parecido que tenía a un par de hermanos y los había extrañado a mares durante el tiempo que había pasado en Irusta. Al menos ahora podía verlos desde lejos.
Fue entonces cuando Harry se puso serio y echó a andar su cerebro. Tenía 15 minutos y requería urgentemente de una pelea grande entre Draco y sus viejos amigos, si no todo los planes se retrasaría quién sabe cuanto tiempo.
En cuanto Hermione tomó asiento entrecerró los ojos castaños y comenzó un rápido escaneo por toda la sala. Harry supo enseguida a quién buscaba y todas sus sospechas quedaron confirmadas en cuanto la insistente mirada de ella se clavó justo sobre él, analizándolo, juzgándolo. Él optó nuevamente por fingir demencia al respecto aparentando no reparar en la mirada de ella.
Maldijo internamente ¿Cómo le haría para que estallara la pelea?
Fue entonces cuando ocurrió el milagro. Casi como si Draco Malfoy hubiese leído sus pensamientos decidiendo tenderle una mano, dejó libre esa maliciosa lengua de la que era dueño.
-"¿Qué tanto miras a mi nuevo compañero Sangre Sucia?"- cuestionó con una de esas cínicas sonrisas adornándole la bonita boca, dándose media vuelta para encararla a la distancia mientras retrocedía un poco para apoyar su espalda en el pecho de Harry, cruzándose de brazos.
El moreno ocultó con maestría la sorpresa que las acciones del rubio le habían causado, sirviéndose de una sonrisita de suficiencia. En un movimiento casi instantáneo, Harry rodeó con ambos brazos la estrecha cintura de Draco apoyando su mentón en el hombro de él, pegándolo más a su cuerpo.
Al ver que algo estaba comenzando, Crabbe y Goyle se dirigieron hacia ellos inmediatamente, ubicándose a ambos lados del escritorio de Severus.
-"¿Celoso de que lo mire a él y no a ti Malfoy?"- lanzó ella imitando su sonrisa, completamente a la defensiva. Draco hizo otra mueca de asco.
-"Difícilmente, sabelotodo"- le dijo con superioridad –"Antes me interesaría en Potter"-
Bien. A Harry eso le dolió un poco.
-"Haznos un favor y no jodas, hurón"- escupió Ron interviniendo por primera vez. Sus ojos fijos en Draco, mirándolo con odio intenso.
-"Esto es entre tu amiguita sangre sucia y yo, comadreja. No intervengas"- siseó el rubio regresándole la mirada –"¡Oh! Espera. Ya entendí. Te esta pagando para que seas su guardas espalda, después de todo, tu asquerosa pobreza te tiene desesperado"-
La reacción de Ron fue casi inmediata. Incorporándose de su asiento en un brusco movimiento, la silla salió disparada hacia atrás. Su rostro tan rojo como sus cabellos. Hermione también había saltado con el exclusivo fin de intentar detenerlo.
-"¡Retira eso, Hurón!"- rugió furioso el pelirrojo.
-"Oblígame, pobretón"- sonrió Draco tranquilamente –"¿O es que acaso no puedes hacer nada si el Idiota-de-Oro no esta aquí para protegerte del malvado Draco Malfoy?"-
Harry y todos los Slytherin rieron bajito ante las palabras del rubios, aunque al moreno no le hiciera mucha gracia en realidad. Ron seguía siendo su amigo y él seguía siendo Harry Potter, el "Idiota-de-Oro"
-"¡Deja a Harry fuera de esto!"- le espetaron ambas partes del trío dorado al mismo tiempo. Hermione olvidándose por completo de sus intentos por calmar a Ron. Aquella muestra de lealtad hizo que Harry sintiera un agradable cosquilleo en todo el cuerpo.
-"¡Él ni siquiera esta aquí para defenderse!"- colaboró un molesto Seamus mirando fijamente en su dirección. Tenía los nudillos blancos y apretaba los dientes con fuerza –"No eres más que una vil serpiente rastrera, Malfoy. Un patético proyecto de mortífago que no es capaz de hacer nada sin respaldarse en su papito, su asquerosa fortuna y la puta marca oscura que llevan en el brazo izquierdo"-
-"¡Nadie te pidió tu opinión, Finnigan!"- rugió Blaise tomándose la ofensa como propia, saltando de su cómoda posición situada sobre el escritorio. Draco también se había deshecho del abraso de Harry y ahora temblaba de ira a un paso de él. Nott seguía imperturbable en su posición.
-"Ni a ti la tuya, Zabini"- escupió Seamus.
-"Él tiene tanto derecho a intervenir como tú, estúpido Gryffindor"- gruñó Harry lo suficientemente alto para escucharse en todo el salón, aún sin moverse del escritorio.
-"¡Lo sabía!"- chilló Ron indignado, mirando a Harry iracundo y señalándolo acusadoramente –"¡Eres igual que todos ellos, Nostrade¡Otra asquerosa serpiente rastrera próxima a estar bajo el servicio de Aquel-Que-No-Debe-Ser-Nombrado¡Tus lealtades están con el lado oscuro!"-
-"¡Ese asunto no te concierne, pelirrojo!"- siseó Harry peligrosamente –"Es mi problema en quien deposite mis lealtades, no el tuyo"-
-"¡Lo aceptas!"- exclamó Dean sacando su varita y apuntando a Harry con ella –"¡Aceptas que pronto serás un maldito mortifago!"-
-"¡Él no acepta nada!"- rugió Draco también sacando su varita para apuntarlo a él. A estas alturas todos tenían sus varitas afuera amenazándose entre ellos –"¡Nadie te invitó a este baile, Thomas¡Cierra el puto pico!"-
-"¡No te atrevas a amenazarlo, Malfoy!"- gritó Seamus –"¡O te irá mal!"-
-"El novio al rescate"- se burló Nott interviniendo por primera vez. La risa de Pansy se dejó oír audiblemente. Harry ni siquiera se dio cuenta del momento exacto que la chica había recorrido el trayecto hasta situarse junto a ellos.
-"¡De qué demonios te ríes, Parkinson?"- demandó Ron.
-"¡Ella puede reírse de lo que le venga en gana!"- le devolvió Harry saltando a la defensiva –"¿Acaso no te enseñaron modales, pecoso¡Deberías tratar a las damas con más respeto!"-
-"El problema es que yo no veo ninguna dama"- respondió sarcástico lanzando una desdeñosa mirada a la chica.
Harry se molestó terriblemente ante aquel comentario. Ron no la conocía, no tenía derecho a juzgarla.
Nott debió estirar ambos brazos para detener a Draco y a Blaise que casi se le van encima, pero Harry pudo apreciar claramente que también estaba enojado.
-"Pues muy puta seré, Weasley"- Pansy se limitó a sonreírle coquetamente guiñeándole un ojo con descaro, antes de tomar asiento sobre el escritorio con indiferencia –"Pero créeme que contigo ni aunque tuvieras todo el oro del mundo ¡Oh! Es cierto, no tienes donde caerte muerto"-
Unas cuantas risas más se dejaron escuchar por todo el salón mientras el rostro de Ron comenzaba a alcanzar tonalidades granates.
-"Pero…¿Realmente no vez ninguna dama en este lugar?"- le cuestionó Harry a Ron con una sonrisa algo sádica antes de mirar directamente a Hermione. Si había alguien que sabía como dañar a Ronald Weasley, ese sin dudad alguna era Harry Potter –"He de suponer en ese caso, que el pago señalado anteriormente por Draco la señorita aquí presente te lo da en carne ¿no? Quizá quiera contratar más guarda espaldas y formar una orgía en sus habitaciones"-
Ron se puso algo morado y a Hermione se le fueron los colores de la cara. Todos los Gryffindor se quedaron sin habla.
-"Ahora que lo dices, Demian"- sonrió Draco recuperando el aplomo mientras los otros Slytherin se reían de buena gana –"No había pensado en eso. Como a Weasley no le alcanza ni para pagarle a una puta, usa su servicio se guarda espalda para pedirle el favor a cambio a la sangre sucia"- rió un poco antes de continuar –"Nunca pensé que estuvieras tan desesperado como para pedírselo a ella, Weasley. Quizá me apiade de ti si me lo pides de rodillas. Podría dejarte lamer mis zapatos a cambio de algo de dinero para que te consigas a alguien…"- observó a Hermione de arriba abajo –"…decente"- y no se detuvo ahí, aún faltaba la guinda del pastel –"Dime Granger¿Potter también era uno de tus guarda espaldas?"-
Y así terminaron por jalar la soga hasta romperla.
Ninguno de los Slytherin alcanzó a reaccionar cuando Ron levantó su varita en dirección a Draco gritando un sorpresivo "¡Saggitae!", ni siquiera el mismo Draco, quién tan sólo pudo pestañear confundido ante el sonido.
Todos habían bajado la guardia, todos menos Harry. Debido a eso, fue el único que atinó a hacer algo al respecto. Saltó hacia Draco sin si quiera detenerse a pensarlo, envolviéndolo con su brazo izquierdo, pegándolo a su pecho instintivamente y estirando su mano derecha con la varita firmemente sujeta en dirección a Ron gritando: "¡Protejo!"
Afortunadamente, Severus hizo acto de presencia justo en aquellos críticos momentos.
-"¡Qué demonios significa esto¡Todos ustedes¡Bajen sus varitas enseguida!"- ordenó el pocionista dispuesto a cortar cabezas –"¡No me oyeron¡Bájenlas ahora mismo¡Y todos ustedes a sus condenados asientos¡YA!"- continuó gritando hecho una furia –"¡HE DICHO QUE BAJE SU MALDITA VARITA WEASLEY!"-
Reticentemente todos obedecieron en silencio, gruñendo por lo bajo maldiciones ininteligibles.
Harry había dejado escapara todo el aire que tenía en los pulmones en cuanto Severus había aparecido impartiendo ordenes. ¡Gracias a Merlín que había aparecido justo a tiempo! Las cosas se habían salido de control de forma escandalosa.
Soltó a Draco lentamente para mirarlo a la cara. El rubio aún parecía algo sorprendido, pero Harry no pudo dejar de admirarlo por demorarse apenas un segundo en recomponer su perfecta mascara de frialdad. Al moreno incluso le había parecido ver un leve tono rosa pastel sobre sus pálidas mejillas cuando lo había soltado. Sonrió internamente ante la idea…quizá Demian Nostrade no le resultase del todo indiferente a Draco Malfoy.
Gruñendo por lo bajo, todos se fueron a sus respectivos puestos lo más rápido posible, sintiendo los fríos y atormentadores ojos negros de Severus Snape pegados en la espalda de cada uno de ellos.
Harry permitió que Malfoy pasase primero hacia el pupitre pegado a la pared, donde se dejó caer elegantemente para luego él hacer lo propio en el pupitre junto a él.
-"No puedo creer que cometan semejante estupidez. Me retraso 15 minutos, 15 ¡MISERABLES MINUTOS¿Y que hacen todos ustedes¡Pues deciden que es el mejor momento para matarse unos a otros!"- escupió Severus furioso de pie frente a toda la clase. Hermione se apresuró a levantar la mano –"Baje esa mano Granger"- ladró Severus provocando un saltito en la chica. Nunca lo habían visto tan enfadado –"Me interesa un reverendo pepino lo que tenga que decir para justificar su patético comportamiento y el de todos sus estúpidos compañeros. 30 puntos menos para cada casa"-
Pequeños gemidos provenientes de los Gryffindor se dejaron oír por todo el salón. Los Slytherin permanecían impasibles, en su mayoría, completamente acostumbrados a estos arranques con sus respectivos padres.
La oscura y furibunda mirada de Severus barrió con toda la habitación, deteniéndose justamente encima de Harry y Draco, gritándoles en silencio que ya los agarraría juntos o por separado, pero que tendrían mucho que explicar. Ambos adolescentes gimieron internamente ante la idea, pero Malfoy se limitó a girar los ojos y Harry a resoplar molesto.
-"Por otra parte"- continuó el hombre esta vez posando sus ojos en un desafiante Ronald Weasley –"100 puntos menos para Gryffindor por atacar a un compañero y 20 puntos más por hacerlo con un Saggitae. Hablaré personalmente con la profesora McGonagall para quejarme al respecto"-
Ron se limitó a enrojecer nuevamente hasta las orejas y a apretar la mandíbula y los puños. Estaba en problemas y lo sabía, pero eso no quitaba que lo considerara injusto.
Harry pudo apreciar que los Gryffindor se veían cada vez más abatidos. Por su parte, las sonrisitas de superioridad ya adornaban de forma sutil pero notoria los rostros de los Slytherin.
-"También 50 puntos para el Señor Nostrade por proteger a su compañero y 30 más por su reacción rápida"- le sonrió estaba vez el hombre a Harry. El chico se limitó a voltear en dirección a Ron con una descarada mueca de burla.
El moreno no pudo evitarlo, pero se sentía bien que Severus Snape estuvieses de tu lado para variar…aún sabiendo que el asunto podía ser medianamenteinjusto.
Harry sonrió levemente. El plan había sido un éxito.
.:L E A L T A D E S:.
Miércoles 13 de septiembre, 22:40 Hrs.
Demian Nostrade se permitió exteriorizar a Harry Potter durante unos pocos segundos mediante ese cansado suspiro que le abandonó la boca.
Estaba algo molesto con el mundo en general, así que optó por dar las buenas noches a todos sus compañeros en la sala común y bajar solo a la habitación, pues Malfoy había preferido quedarse arriba.
Moviendo un poco los hombros con el fin de destensarse caminó hasta su cama y se tendió en ella boca arriba, con ambos ojos perdidos en algún sector del techo y sin detenerse a pronunciar las palabras para que se iluminara el lugar. Sólo la luz de la luna que se filtraba por aquellos curiosos agujeros en el techo le servía para poder divisar los muebles.
El día había sido bastante pesado. Después de clases, Severus lo había capturado con Draco en medio de un pasillo y se los había llevado en dirección a su oficina donde les dio un discurso que ambos ya se sabían de memoria, luego había despachado al rubio y se había quedado comentando con él los efectos que la pelea de la mañana habían traído en el resto del colegio, pues a esas alturas ya todos sabían que los de Séptimo de Gryffindor y Slytherin había tenido una pelea más para agregar a su ya de por si extenso historial.
Las miradas que había recibido esa noche en el Gran comedor durante la cena eran casi puro veneno, pero no le habían dolido demasiado pues tenía la cabeza en otra cosa, o más bien dicho, en una persona en específico: Draco Malfoy.
¡Condenado rubio! Harry se había preocupado por él protegiéndolo durante la pelea que habían mantenido con los Gryffindor a pesar de que el insulto iba directamente dirigido a él ¿No se merecía al menos un 'Gracias Demian' o algo por el estilo¡Con una simple mirada de agradecimiento él hubiese quedado feliz! Pero no, Draco era muy Malfoy y muy orgulloso para una cosa así.
Harry se mordió el labio sin saber exactamente por qué estaba tan molesto y dolido con él…quizá era porque no había logrado llamar su atención como quería, pero si esa era la razón no deseaba, o más bien dicho, no debía creerla.
Volvió a suspirar algo deprimido y se volteó en la cama quedando frente a la pared. Le gustaba Draco. Tenía una personalidad carismática y un cuerpo de infarto. Liarse sentimentalmente con él no podía permitírselo, pues eso arruinaría todo el plan, pero sí podía liarse con él en una relación más carnal, además, podría ayudarlo a tener más control sobre su principal sospechoso ¿no?
Harry abrió muchos sus ojos cuando sintió un peso extra en su cama, pero no se movió ni un centímetro. Ese sólo podía ser Draco. El chico se había recostado mirando hacia la otra pared pegando su espalda a la de él. No sabía exactamente en qué momento había entrado a la habitación.
-"¿Estas dormido, Demian?"- preguntó bajito. Harry podía sentir el calor de él pegado a su espalda.
-"No…pero casi"- sonrió Harry levemente aparentando una voz ronca y somnolienta –"¿Sucede algo importante?"-
-"No, nada especial"- comentó el chico –"Un día pesado ¿no te parece?"-
-"Algo"- rió Harry despacio –"En Irusta era peor. Sobre todo cuando teníamos semanas de supervivencia mágica en el Amazonas"-
-"Eso debió haber sido bastante extremo"-
-"La verdad sí. Hay tantas criaturas mágicas de las cuales protegerse que uno a veces se olvida de su existencia"-
-"¿Extrañas Irusta?"-
-"No mucho. Más que nada extraño a mi abuelo"-
Y tras aquella pequeña charla cayeron en un cómodo silencio. Harry cerró los ojos. Era agradable tenerlo tan cerca, pero no podía negar que desearía poder voltearse sólo para abrasarlo y quedarse así muy quieto hasta el día siguiente, con él pegado a su cuerpo.
Harry había visto a Draco a fines de aquel mismo año y podía decir con certeza que el chico era como el vino. Para cuando finalizasen las clases, el rubio sería casi un veela.
El moreno dejó de vagar en cuanto sintió a su némesis incorporarse sólo lo suficiente para quedar sentado en el filo de la cama. Harry se volteó para poder mirarlo, quedando nuevamente con la espalda pegada al colchón.
Draco lo miraba a los ojos fijamente desde su nueva posición. Harry nunca lo había visto mirar así a nadie y se dio cuenta de que nuevamente era aquel Draco Malfoy que sólo se presentaba cuando estaban ambos solos en aquella habitación. Aquel que se había mostrado por primera vez hacía dos noches atrás.
El rubio sonrió levemente y Harry reprimió un escalofrío cuando la pálida mano de él se detuvo sobre su pecho, por encima de la ropa -"Sólo quería darte las gracias por lo de esta mañana"- susurró inclinándose hacia él –"Me salvaste de una fea, Demian"-
Y sin más, el rubio dio inicio a un suave beso ente ambos que Harry no tardó en responder, permitiéndose invadir la boca del rubio en forma lenta y sutil mientras se incorporaba con delicadeza sólo para recostarlo a él en su lugar, tomando el completo control de la situación.
Un extraño sentimiento de felicidad extendiéndose por todo su cuerpo. El plan había sido un completo éxito. Draco Malfoy había pescado el anzuelo y la ganancia estaba siendo mayor a la esperada.
Sonrió dentro del beso sin poder evitarlo. Nadie lo sabía, pero era Harry Potter quien estaba ganando.
Aunque claro, él no podía saber que en aquellos mismos instantes, Theodore Nott se encontraba solo en su habitación, tendido en su cama boca arriba, con los ojos castaños pegados al techo y su cerebro trabajando a toda velocidad.
Harry no podía saber que para Theodore Nott no todo calzaba en su lugar.
-"No confío en ti, Nostrade"- susurró a la nada –"Algo no anda bien contigo y voy a descubrir qué es"-
Continuará…
Iniciado: martes 01 de Agosto del 2006
Finalizado: lunes 14 de Agosto del 2006
Nota: Bien, el fic toma vuelo en este capítulo y no parará hasta el capítulo ocho donde recién encontraremos un corto y casi insignificante respiro ! sé que los hace felices saberlo xD!
También lamento la tardansa...iba a publicar ayer como de costumbre, pero no sé qué demonio se apoderó de y simplemente no pude hacerlo T.T...mil disculpas.
Nuevamente, un millón de gracias por los comentarios. Como de costumbre: respuesta a los reviews sin cuenta abajo y a los con cuenta donde corresponde
REVIEWS: Blackmoonlady (Seh...ojalá nustro rubio favorito sienta lo mismo por Harry…aunque si es así después sí que le va a doler xD! Gracias por el review! Espero que este chap tb te guste ) YO (O.O la verdad, es que contigo temo por mi integridad xDUu! Bueno, viéndole el lado positivo a tus amenazas, supongo que el fic al menos es de tu agrado :D! Gracias por el review. Nos estamos leyendo! ) Fefa Black (que bueno que te ha gustado! Y aquí tienes la aparición de ambos Gry…veamos como les va a todos en los siguientes chaps! Cuidate y gracias por el review ;D) Alimia (Que bueno que te ha gustado y si, tenemos a un Harry algo más maduro. En cuanto a leones y serpientes, sólo intento presentar a los personajes lo más humano posibles. Nada de malos más malos que la maldad y buenos que no rompen un huevo ¿me entiendes:D! bueh..gracias por el review! Espero que este chap tb te guste !) YO (T.T! ya entendí!aquí esta el nuevo chap T.T! sólo no me maltrates… xD! Cuídate¿vale?)
