¡Hola a todos! Aquí viene el segundo capitulo de esta nueva historia. Como siempre, los personajes no me pertenecen (tragedia). ¡Disfruten!

Capítulo dos

Edificio ESUN

Heero Yuy frunció el ceño mientras leía la información de los archivos que Une le había enviado por correo. Los reportes de antecedentes tenían mucho que desear según su criterio, sería mejor que él mismo se encargara de eso una vez llegara a casa.

Pensando en eso, le echó un vistazo a su reloj. Eran las cinco y media. Probablemente todavía faltaría al menos una hora antes de que Relena terminara su trabajo y lo llamara para que se fueran. Si era así, aprovecharía el tiempo y comenzaría la búsqueda inmediatamente.

Mientras escribía su contraseña para entrar a su servidor favorito, alguien tocó la puerta de su oficina. Abrió el programa de cámaras y observó la imagen correspondiente a la microscópica cámara que había instalado y suspiró.

- Adelante.

- Bueno, colega, ¿Qué tal? - preguntó Duo mientras entraba alegremente, acompañado de un no tan alegre Wufei - Queríamos saber cómo te encontrabas después de la bomba de noticia de la mañana.

- Querrás decir que tú querías saber - masculló Wufei - Te encanta andar cotilleando como una vieja chismosa, es indignante.

- Ay que amargado eres Wu-man - replicó Duo con cara de ofendido - Además, no soy solo yo. Quatre también está preocupado.

- Pero no lo ves aquí intentando distraer a Yuy de sus deberes ¿o sí?

Heero los miró discutir durante un momento y luego volvió su concentración en la búsqueda. No le apetecía mucho hablar de la reunión de la mañana con sus compañeros, sobretodo considerando que ni él mismo estaba seguro de lo que sentía al respecto.

- En fin, ¿qué piensas hacer? - preguntó Duo, como si hubiera leído sus pensamientos y decidido ignorarlos - Con lo de la señorita, me refiero.

- Por el momento, terminar de revisar los antecedentes que me envió Une - respondió Heero, sabiendo que no era eso lo que el trenzado quería escuchar. De reojo, vio que Duo hacía una mueca de fastidio.

- ¿Antecedentes de quién? ¿Acaso te van a mandar a alguna misión? - preguntó Wufei, sin poder evitar el tono de curiosidad en la voz. Todos sabían que desde que Heero era el guardaespaldas de Relena, Une no le asignaba misiones que lo alejaran de ella muchos días. Y mucho menos ahora.

- ¡Ajaaa! ¿Ves como a ti también te encanta chismorrear?

- No, no es de ninguna misión - respondió Heero antes de que Wufei le dijera algo particularmente insultante a Duo - Une me dio una lista de posibles candidatos para casarse con Relena y me pidió que revisara si había algo sucio en sus historias.

Un silencio incómodo cayó en la oficina. Incluso Wufei se quedó con la palabra en la boca. Sabían que Lady Une era conocida por su pragmatismo, pero entregarle a Heero la lista de pretendientes de Relena era llevar las cosas un poco lejos, incluso para ella.

- ¿Y tu estás… bien con eso? - pregunto Duo rascándose la nuca y mirando incómodamente a Wufei.

- ¿Debería no estarlo?

- Ay, sabes lo que quiero decir - exclamó el trenzado ya medio exasperado - ¿Realmente van a llevar a cabo esto? Después de la reacción de Relena, me impresiona que siquiera lo estén pensando…


FLASHBACK


Cuartel General Unidad de Preventivos

- ¿Disculpa?

- Lo que oyes - respondió Lady Une con calma - Al principio, no les prestamos mucha atención a las Cobras, pero han escalado en sus amenazas de tal forma que ya no podemos seguir ignorándolos.

Relena soltó un sonido mitad risa mitad resoplido.

- Así que, para mantener contentos a un montón de retrógrados ignorantes tengo que casarme con un desconocido, al que más encima debo entregarle los derechos al trono del reino de mi padre. Perdón, pero ¿se han olvidado en que siglo estamos?

Noin ocultó una sonrisa con la mano mientras Zechs suspiraba y apoyaba la cabeza en sus manos.

- No me vengas con suspiros, hermano. ¡Es que no he escuchado algo tan ridículo en mi vida! Llevo años ejerciendo mi cargo como ministra y créeme, nadie ha presentado ninguna queja por el estúpido hecho de que soy una mujer. ¡Y menos una mujer soltera!

- Esto no tiene que ver con tus responsabilidades como ministra, Relena - intentó tranquilizarla Lady Une - como te dije, para este grupo tu sola imagen pública representa al reino de Sanc, para ellos es como si fueras la reina.

- Y si lo fuera, ¿qué? Soy perfectamente capaz de cumplir ese papel yo sola, simplemente no deseo hacerlo. ¿Es que no les basta con eso?

- Nunca dije que fueran particularmente brillantes. Solo son peligrosos. Y quieren, no, exigen que tengas un hombre tomando decisiones a tu lado.

- Bueno, pues se van a llevar una decepción - contestó sarcásticamente la joven - Esta estupidez no tiene pies ni cabeza, ya no estamos en la Edad Media. ¿Cuándo se ha visto que una mujer sea menos respetada en su labor por estar soltera? Por todos los cielos, Une. Tú misma eres la jefa de la Unidad de Preventivos y nadie pone en duda tu capacidad para cumplir tu deber.

- ¿Puedes explicarle el plan completo, por favor? - pidió Zechs con tono de súplica - antes de que le salga fuego por las orejas.

Relena le dio tal manotazo en el hombro, que provocó que algunos de los asistentes tuvieran que carraspear para ocultar la risa. Sintiendo efectivamente la cabeza en llamas, la joven se volvió hacia Une, alzando una ceja en gesto de interrogación.

- Asumimos que no estarías de acuerdo con las demandas - continuó Une, ignorando el bufido de la joven - y sinceramente, tu hermano tampoco estaba muy contento con la idea. Sin embargo, sabemos muy poco aún sobre las Cobras Doradas, por lo que necesitamos tiempo para descubrir quienes son sus miembros y donde se esconden, para así poder desmantelar la operación.

- Creí que el sello era de esa familia Van Acker - preguntó Quatre - ¿no están ellos involucrados?

- Apenas descubrimos el origen del sello fuimos directamente con ellos - explicó Noin - los miembros principales de la familia niegan cualquier relación con las Cobras y se han mostrado muy dispuestos a dar información sobre el resto de los integrantes del árbol familiar, pero éste es enorme. Incluso, puede que este grupo esté conformado por gente que esté relacionada de forma lejana con los Van Acker, así que el proceso de eliminación no ha sido precisamente rápido.

- Exactamente - dijo Une - No tenemos idea todavía quienes forman parte de esta organización, pero con la ayuda de los Van Acker tenemos una pista que seguir. Sin embargo, mientras los encontramos, tiene que parecer que Relena está cumpliendo con sus exigencias y se encuentra en la búsqueda de su futuro marido. Mientras parezca que estás cumpliendo, nosotros iremos tras ellos.

- ¿Y cómo se darán cuenta de que efectivamente está buscando con quien casarse? - preguntó Sally - ¿Cómo sabrán que no está simplemente saliendo con alguien?

- Bueno, tendrá que dar un comunicado de prensa al respecto - respondió Une con tranquilidad.

- ¿Qué? - exclamó Relena. Se había tranquilizado un poco al entender que no planeaban que efectivamente se casara, pero anunciarlo al mundo era otro tema - ¿Y con qué argumento voy a hacer esa declaración? Además, sería muy extraño, nunca hablo de mi vida personal con los medios.

- Vas a anunciar que estás considerando aceptar tu derecho al trono de Sanc y que, por tradición, la reina debe estar casada para poder asumir su rol - contestó Zechs - Solamente por costumbre, tú serías la reina y tu marido el consorte real, no queremos que se divulgue esa idea de las Cobras de que cederás tus derechos a tu supuesto esposo.

- Pero si hace eso, bastarían unas horas para que lluevan los pretendientes interesados - comentó Duo, mirando de reojo a Heero. El joven no se dio por aludido y mantuvo la mirada fija en la nada.

- Exactamente - dijo Une con una sonrisa - Eso es exactamente lo que queremos. Pondremos a Relena en el ojo del huracán, como dice Duo, lloverán los pretendientes, la prensa lo cubrirá y las Cobras sabrán que nos las estamos tomando en serio.

- No puedo decir que me encante la idea - murmuró Zechs - pero es la única manera de ganar tiempo.

Relena se quedó en silencio. Aunque la idea de hacer pública su vida ante la prensa rosa le provocaba dolor de estómago, no se le ocurría ninguna otra solución. Y si el equipo completo de Inteligencia de los preventivos estaba ahí reunido, probablemente ya habían agotado otras opciones.

La idea de hacer esa declaración la mortificaba. Por un lado, pensar en la cantidad de hombres que intentarían llamar su atención la abrumaba (no es que se creyera una gran belleza, pero vamos, cuando hay un trono de por medio no es menor). Y por otro lado, le molestaba tener que decir ante los medios que no podía asumir su supuesto derecho a reina sin tener un marido al lado, aunque no fuera cierto.

- Entiendo lo que hay que hacer, pero tengo una pregunta. ¿Qué tan lejos tendré que llevar esta fachada? - Relena miró fijamente a su hermano, quien se removió incómodo en la silla, y luego a Une - Imaginemos que hago el comunicado de que busco marido y aparecen candidatos. Supongo que este grupo no permitirá que me dedique a conocer y salir con todos, postergando la decisión eternamente hasta que ustedes logren dar con ellos. ¿Qué, entonces?

Otro silencio perturbador llenó la sala. Solo entonces, Heero pareció salir de su trance y miró brevemente a Relena, antes de volver la vista a su jefa. Une cruzó miradas con Zechs, quien asintió con dificultad, y se volvió a la joven.

- Si llega el momento, tendrás que escoger a alguno de tus pretendientes y hacer como que estás planeando la boda del siglo. No, - la interrumpió Une, levantando una mano como si quisiera detener lo que fuera que iba a decir Relena, quien se había levantado de un salto de su silla - no dejaremos que te cases. Las bodas magníficas llevan tiempo. Los encontraremos antes.

- ¿Y si no? - preguntó Relena, furiosa.

- Cruzaremos esa línea cuando lleguemos ahí. - respondió Noin poniéndose de pie y colocando una mano en el hombro de la joven en un gesto tranquilizador - Pero debes confiar en nosotros.

Relena parecía que iba a estallar, pero años de práctica debatiendo contra viejos políticos lograron imponerse. Sin mirar a nadie, cogió sus cosas y se dirigió hacia la puerta.

- Me parece que ya se me ha dicho todo lo que debo saber. Ustedes pueden quedarse a ver los detalles, yo prefiero esperar afuera. Ya me harán saber cuando tenga que hablar con la prensa - aunque le habría encantado azotar la puerta al salir, la cerró suavemente. Una pataleta no iba a ayudar a su caso.

- Bueno - suspiró Noin - lo tomó tan bien como esperábamos. ¿Ahora qué?

Lady Une se volvió a la pantalla y cambió la imagen de las cartas a un organigrama.

- Como pueden ver, aquí están las tareas para cada uno. Como Milliardo está teóricamente muerto y sería raro que su gemelo idéntico se apareciera ante la familia Van Acker haciendo preguntas, Quatre tu serás el enlace directo con ellos. Ve si puedes usar las conexiones de tu familia para averiguar el paradero de tantos miembros de la familia como sea posible. Duo, tú lo ayudarás. Trowa, Wufei y Sally, sabemos que algunos familiares lejanos se han ido a vivir a las colonias, casualmente, en aquellas donde se han reportado incidentes, tales como saqueos, pequeños incendios y cosas de ese estilo. Quiero que vayan, averigüen si existe algún grupo rebelde y si pueden establecer alguna relación con las Cobras. Zechs y Noin se encargarán de manejar la situación de Relena con los medios y su… presentación en sociedad, podríamos decir. Heero, tu mantienes tu deber como guardaespaldas. Entiendo que con la exposición a la que someteremos a la ministra, todo el espacio tendrá los ojos puestos en ella. No es el momento para escatimar en su seguridad. Puedes aplicar todos los protocolos que estimes convenientes.

Heero y los demás asintieron, con lo que Une dio por finalizada la reunión, indicando que esperaba un reporte inicial a finales de la semana. Se pusieron de pie y se dirigieron a la puerta, conversando a susurros sobre lo que acababa de pasar. Heero se tomó un momento para cerrar y guardar su laptop, tiempo que Lady Une aprovechó para acercarse.

- Escucha Heero, tengo otra tarea para ti…


FIN DEL FLASHBACK


Heero parpadeó mientras su mente volvía al ahora. Si era sincero, le había sorprendido un poco la petición de Une, pero el trabajo era trabajo. Y tampoco era como si Relena efectivamente se fuera a casar con alguno de los niños ricos que figuraban en la lista. No si él podía evitarlo.

Detuvo bruscamente esa línea de pensamientos. Tenía que concentrarse.

- Bueno ¿y? - preguntó Duo, con tono de estar repitiendo algo. Heero lo miró.

- Y ¿qué?

- ¡Pues la chiquilla! - exclamó el trenzado - ¿No dijo nada más camino hacia aquí?

- Wufei tiene razón, Duo. Pareces una vieja chismosa - ignorando el gesto ofendido de su compañero, Heero continuo - Pero para tu paz mental, no, Relena no hizo ningún otro comentario luego de que dejáramos el cuartel general. Ahora díganme, ¿Por qué están aquí?

- Vengo a entregarte esto antes de que partamos a L2 - dijo Wufei mientras dejaba un reporte sobre el escritorio - Es lo que logré reunir sobre los incidentes que mencionó Une, nada muy llamativo la verdad. Probablemente solo sea un grupo de idiotas sin nada mejor que hacer, pero iremos a averiguar de todas formas.

Heero tomó el archivo y lo ojeó rápidamente.

- Seguramente tienes razón - se volvió para mirar a Duo - ¿Y tú?

Duo entrecruzo las manos detrás de la nuca mientras miraba el techo, intentando no parecer demasiado culpable.

- Pues yo solo quería, ya sabes… saber si había pasado algo más.

Heero y Wufei intercambiaron una mirada. Definitivamente, el trenzado era un cotilla de primera. Antes de que Heero pudiera responderle, sonó su intercomunicador.

- Comandante Yuy, buenas tardes. Llamo para informarle que la señorita Relena ya está lista para irse a casa.

Heero frunció el ceño con sorpresa. Aún no eran ni las seis. Relena jamás se había ido tan temprano de la oficina en todo el tiempo que llevaban trabajando juntos. Tragó, repentinamente incómodo. Debía de estar enfadada.

- Gracias Jessica, iré en un momento.

- Bueno… la verdad es que ella ya salió - respondió tímidamente la asistente - Dijo que lo esperaría en el auto.

Heero le agradeció nuevamente y luego de cortar masculló un juramento. Enfadada se quedaba corto. Rápidamente, guardó sus cosas y tras un gesto de despedida a sus compañeros, se dirigió a la puerta

- ¡Buena suerte! - alcanzó a oír que le gritaba Duo.

Cuando Heero llegó al estacionamiento, el chófer lo miró con algo parecido a la lástima antes de subirse al auto. Suspirando, abrió la puerta y se subió. Relena estaba sentada y cruzada de brazos, mirando por la ventana, dejándole clarísimo que no tenía ni la más mínima intención de dirigirle la palabra. Iba a ser un largo camino a casa.

Efectivamente, ninguno de los dos habló hasta que llegaron a la mansión Peacecraft. Relena no espero a que le abrieran la puerta y salió de forma precipitada, apenas saludando a Pagan al pasar. Sin mirar a nadie, se dirigió al salón y directamente al pequeño minibar que se encontraba en una esquina y que nadie, salvo su hermano cuando iba de visita, usaba jamás. Tomando una botella de whiskey, se sirvió un poco en un vaso y lo bebió de golpe, tosiendo ligeramente gracias al escozor que dejó en su garganta. Heero llegó justo en el momento en que se servía otro poco.

- ¿Qué se supone que estás haciendo? - preguntó ceñudo, intentando quitarle el vaso.

- Beber, según parece - respondió la joven, molesta, retirándose lejos de su alcance.

- Sabes que no solucionarás nada con esto.

- Y no intento hacerlo. Por si no te has enterado, no solo hay un nuevo grupo de maníacos intentando asesinarme, ahora más encima la única solución posible es casarme con alguien a quien probablemente conoceré cinco minutos antes de la maldita ceremonia. Creo que me merezco un trago. Así que tiene dos opciones, comandante Yuy. O bebes conmigo o te largas y me dejas tranquila - exclamó Relena dándole la espalda y sirviéndose otro dedo de whiskey.

Después de lo que pareció una eternidad, escuchó como caminaba hacia la salida y suspiró. Tomó un pequeño sorbo de su bebida y volvió a sentir como le quemaba al tragar. Ugh, no sabía si se acostumbraría a eso. Un ruido en la esquina la alertó y, sorprendida, vio como Heero se le acercaba con un vaso.

- Al menos llama para que nos traigan hielo.


Relena se hallaba sentada en el suelo, con la espalda apoyada contra un sillón. Se había quitado los zapatos y estaba concentrada en pasar los pies una y otra vez por la peluda alfombra. Aah, se sentía tan bien, pensaba mientras sostenía su tercer whiskey.

- ¿Sabes qué es lo que tienen en común todas estas organizaciones idiotas, comandante?

- Me imagino que me lo dirás ahora - respondió Heero, sentado en el sillón en el que ella se apoyaba.

- Todas y absolutamente todas están dirigidas por hombres solteros. Treize, el duque Dermail, Dekim, hasta mi hermano en su momento, antes de que Lucrezia lo hiciera entrar en razón.

- ¿Qué me dices de Dorothy?

- Naah - Relena desechó la pregunta con un movimiento de mano que casi volteó el contenido de su vaso - Dorothy nunca fue mala, al menos no en el fondo.

- Si tu lo dices…

La chica intentó girarse, pero perdió el equilibrio y terminó apoyada en las piernas de su guardaespaldas. Sin embargo, no pareció molestarse mientras seguía con su discurso sobre la importancia de la presencia femenina para prevenir ideas estúpidas.

Aunque no estaba ni cerca de estar ebrio, los dos vasos que Heero había bebido contribuyeron a que no considerara para nada extraño que su protegida se apoyara contra él. Pero cuando Relena lo tironeó para que se sentara en el suelo junto a ella, pensó que quizás estaba en una situación algo problemática.

- Comandante Yuy, voy a terminar con tortícolis si sigo mirándote hacia arriba. No seas pesado y siéntate aquí conmigo. Además, tienes que probar esta alfombra, está de muerte.

La imagen de los pies desnudos de Relena jugueteando con la alfombra tuvo un efecto extraño en Heero, quien trató de disimularlo bebiendo lo que quedaba en su vaso, antes de sentarse a su lado. Al menos tenía razón en algo. Esa alfombra sí que era suave.

- Dime algo Heero - preguntó con voz suave, llamando la atención del joven. Hacía mucho tiempo que no lo llamaba por su nombre - ¿Crees que descubrirán quién está detrás de todo esto antes de que la farsa del matrimonio llegue más lejos?

- No lo sé. Estamos recién trabajando en ello, pero nuestro equipo es el mejor y… - se interrumpió al sentir que ella apoyaba la cabeza contra su hombro.

- Y ¿qué?

Heero la observó. Apoyada contra su hombro, con un leve rubor en las mejillas a causa del alcohol, los labios entreabiertos, con los ojos brillantes mientras lo miraba de reojo…

- Heero… ¿te estás sonrojando?

- Por supuesto que no - respondió él entre dientes, mirando hacia otro lado y sintiendo que le ardía la cara.

- Pues yo creo que sí - se rio Relena, dejando el vaso en el suelo y tratando de girarle la cara - a veeer, mira hacia acá.

- Relena, no hagas eso.

- ¡Vamos, mira hacia acá!

En sus intentos de moverle la cara, Relena prácticamente le trepó encima, con lo que Heero perdió el equilibrio y cayó de espaldas. Y por supuesto, ella le cayó encima, riéndose aún. Con los rostros separados por apenas unos centímetros, se miraron a los ojos, él inmóvil y ella sonriendo.

- Eres demasiado serio, comandante Yuy - dijo Relena mientras llevaba su mano a la cara del joven y con los dedos le estiraba la boca en una pseudo sonrisa - Mucho mejor.

Heero carraspeo. Sentir el cuerpo de la chica sobre el suyo, sobretodo con los sentidos algo alborozados por el alcohol, ya estaba siendo suficiente. Tratando de no ser demasiado brusco, se la quitó de encima y se puso de pie.

- Será mejor que te vayas a dormir. Mañana será un largo día.

Sin tomarse a mal el repentino cambio, Relena se puso de pie y se tambaleó ligeramente. Soltó otra risita.

- Vaya, creo que se me ha subido algo de ese whiskey a la cabeza. ¿Te importaría acompañarme? No me gustaría tropezarme en las escaleras - se rio de solo pensarlo.

Heero suspiró y tomándola del brazo, la llevo hacia su dormitorio. La verdad es que no estaba tan mal, solo algo achispada. Las escaleras no supusieron ningún reto.

Una vez en la puerta de su dormitorio, Relena se volvió hacia él.

- Fue un placer compartir con usted, comandante. Espero que podamos repetirlo - se despidió con una pequeña reverencia mientras abría la puerta.

- Relena - la llamó antes de que entrara a su habitación - ¿Por qué me llamas comandante?

Ella se encogió de hombros antes de responder.

- Es tu cargo. Y supongo que sirve para mantener la distancia entre nosotros - luego sonrió - Bueno, y también porque suena tremendamente sexy. Buenas noches, comandante Yuy.

Y prácticamente, le cerró la puerta en la cara.


Aquí estamos! Espero que les esté gustando la historia tanto como a mi me gusta escribirla! Cualquier comentario, sugerencia o simplemente un saludo serán muy bienvenidos ^-^

¡Nos vemos en el próximo!