Aquí la cuarta entrega de esta historia que me tiene metida hasta a mi. Como siempre, los personajes no me pertenecen, solo los tomo prestados para hacer lo que quiera con ellos.
Capítulo cuatro
Eran las ocho de la mañana y Lady Une llevaba al menos una hora haciendo los últimos arreglos para la rueda de prensa que tendría lugar en unos minutos. No estaba de muy buen humor que digamos. Había hablado con Sally Po y los incidentes que habían tenido lugar en L2 eran más serios de lo que pensaban. Sus preventivos habían hablado con los colonos y a varios les sonaba el nombre Van Acker, pero al momento de mencionar a las Cobras Doradas, todos sus contactos parecían olvidar donde habían escuchado la información. Al parecer, las malditas Cobras habían estado trabajando en formarse una reputación.
Luego estaba Zechs. Estaba tan metido en su papel de hermano mayor que resultaba ser un verdadero dolor de cabeza. Le había tomado días convencerlo sobre la farsa del matrimonio, incluso Lucrezia tuvo que intervenir para que entendiera que era la mejor forma de enfrentar el problema. Solo cedió con la condición de formar parte de la escolta de Relena al momento de conocer a los candidatos. No tenía sentido la verdad, ya que Heero seguiría desempeñando su papel de guardaespaldas y, siendo sinceros, nadie protegería a la joven ministra mejor que él.
- Hablando del diablo- pensó la mujer al ver como la puerta del ascensor se abría y Relena salía, seguida de Heero. Une frunció levemente el ceño. La chica tenía el aspecto de no haber dormido en toda la noche y oscuras ojeras rodeaban sus ojos. Heero no tenía mucho mejor aspecto. Si bien no parecía cansado, estaba más… frío de lo normal.
- Relena, me alegro de verte - saludó cortésmente a la joven y asintiéndole a Heero en modo de saludo.
- Igual, Lady. He tratado de llegar lo antes posible - sonrió Relena.
- No te preocupes, tenemos tiempo de sobra y…
- ¿Qué te ha pasado?
Los tres se dieron vuelta al escuchar la voz de Zechs. Venía caminando junto a Noin y parecía molesto. Se acercó a Relena y le levantó la cara con suavidad.
- Creí que te habías ido temprano para poder descansar.
- No molestes hermano - respondió ella, tratando de no darle importancia - con tremenda noticia que tengo que dar, no puedes esperar que haya dormido a pierna suelta.
Zechs no pareció satisfecho con la respuesta y miró a Heero de forma acusadora, pero el joven piloto no se dio por aludido y le devolvió la mirada, alzando una ceja.
- Muy bien - dijo Noin, interrumpiendo la demostración de testosterona - será mejor que te preparemos. Ya se está empezando a juntar la gente en la asamblea.
Relena tragó saliva, nerviosa. Había hablado frente a las masas frecuentemente durante los últimos seis años, pero nunca de un asunto personal. Y menos cuando ese asunto era una mentira.
Se dejó guiar hacia una habitación mientras repasaba en su cabeza lo que ella y Une habían hablado el día anterior. Apenas se dio cuenta cuando Noin sacaba un pequeño kit de maquillaje y le ponía corrector bajo los ojos. Se sonrojó al pensar el aspecto que debía tener.
- No te preocupes querida - le dijo Lucrezia sonriendo - solo es un retoque.
- Lo siento. Anoche… tenía mucho que pensar.
- Y no es para menos. Sabemos que esto no es fácil para ti, pero trataremos de que sea lo más rápido posible.
Cuando terminó de aplicarle el maquillaje, Relena se vio en el espejo que le ofreció. Sí que parecía cansada, pero al menos las ojeras ya no estaban a la vista. Siguiendo la sugerencia de Lady Une, había optado por un atuendo menos serio de lo normal y en lugar de su habitual traje llevaba un vestido azul pálido tipo halter, levemente ajustado y unos tacos que, si bien no eran muy altos, ayudaban a estilizar su figura. El cabello al menos se lo había recogido como siempre que asistía a estos eventos. Sinceramente, se sentía demasiado elegante para una conferencia de prensa.
- ¿Estás lista? - preguntó Une.
- Sí, vamos y terminemos rápido con esto.
Armándose de valor, salió por la puerta que conectaba la habitación con el estrado de la asamblea, la cual ya estaba llena de periodistas, quienes comenzaron inmediatamente a fotografiar a la joven mientras se acercaba al podio. De reojo, vio que Une y Noin salía con ella y se quedaban a su espalda, de modo protector. Siguiendo ese pensamiento, dejó que sus ojos vagaran por la sala hasta que encontró a Heero, a escasos metros del estrado, mientras escaneaba la multitud en búsqueda de alguna posible amenaza.
Con las manos sudorosas, ajustó el micrófono a la altura de su cara. Disimuladamente, tomó aire e intentó calmarse.
- Muy bien. Que comience el espectáculo.
- Buenos días a todos. Estoy aquí ante ustedes debido a la publicación de cierto reportaje donde se declararon mis intenciones de ser reina de Sanc. Lamento mucho que la gente se haya enterado de esta forma, ya que tenía pensado anunciarlo dentro de los próximos días. Lo que se publicó es cierto, realmente planeo hacerme cargo del reino bajo los ideales pacifistas con los que mi padre, y mis ancestros antes que él, gobernaron por tantos años.
Relena hizo una pausa para tomar un poco de agua del vaso que tenía cerca, tratando de no encandilarse con los flashes de las cámaras.
- La verdad es que he esperado para asumir este rol, ya que confiaba que la búsqueda de mi hermano, el príncipe Milliardo Peacecraft, diera resultado. Sin embargo, después de seis años y habiendo alcanzado la mayoría de edad, creo que es hora de cumplir con mis obligaciones de sangre, si es que los habitantes de Sanc me lo permiten.
Los periodistas aprovecharon la pausa para arremeter en preguntas, empujándose para intentar llamar la atención de la ministra.
- Señorita Darlian, ¿Esto significa que dejará su puesto como ministra de relaciones exteriores?
- ¿Qué pasará con las relaciones entre la Tierra y las colonias? ¿Ha pensado en algún sucesor?
- ¿Sabe qué opina el reino de Sanc al respecto? ¿Qué hará si la rechazan?
- Por supuesto que en primer lugar consideraré lo que piensan los habitantes de Sanc antes de asumir el papel de reina - contestó Relena con calma. Parecía inmersa en su papel - En el caso de que me acepten, tendré que discutir con los otros miembros de la ESUN sobre la posibilidad de un reemplazo en el gabinete de relaciones exteriores, por lo menos durante los primeros años. Más adelante veremos como se dan las cosas.
- Lo estás haciendo de maravillas - pensó Une - ahora viene lo difícil.
Relena se removió y colocó un mechón de cabello detrás de su oreja. Para los que la conocían, era notorio que estaba incómoda.
- Como tengo pensado asumir el mando del reino de Sanc, debo atenerme a sus reglas y costumbres. Dentro de estas, se encuentra la ancestral tradición de que el gobernante, en caso de encontrarse soltero, debe contraer matrimonio previo a la ceremonia de coronación. Es por esto, por lo que además me gustaría anunciar mi deseo de casarme en el corto plazo. Muchas gracias por su atención.
Hubo unos segundos de silencio sepulcral antes de que la prensa enloqueciera. Millones de flashes, preguntas a gritos e intentos de llamar la atención de la joven ministra, que miró nerviosamente a Lady Une antes de disponerse a responder las preguntas.
- ¿Quiere decir que está planeando un matrimonio por conveniencia?
- ¿Hay algún elegido?
- ¿Tiene una relación secreta?
- ¿Qué hay del rumor sobre un romance con uno de los preventivos a su cargo?
Relena sintió que palidecía al escuchar la última pregunta, pero no logró identificar quien la había formulado. Por un instante, se le trabaron las palabras en la boca y no supo que responder. ¿De qué demonios hablaban? Jamás, en todos los años que llevaban trabajando juntos, había dejado que sus sentimientos por Heero se notaran en público. O al menos, no TAN público.
Nerviosa, se paso las manos por la falda del vestido en un intento de recobrar la calma.
- Un matrimonio por conveniencia suena demasiado frío - logró decir con una sonrisa - La verdad es que no tengo ningún elegido, como tampoco mantengo ninguna relación secreta. Espero que pronto pueda conocer a alguien con el que pueda compartir mi vida y mi hogar natal - soltó una risa - ¿Qué les puedo decir? Soy una soñadora.
Su declaración logró sacar risas entre los espectadores, además de uno que otro comentario del tipo "al final, es una chiquilla romántica". Sin embargo, la prensa parecía satisfecha y muy, muy emocionada por sacar esta nueva información a los medios.
- Les agradezco su presencia y su tiempo. Ahora es momento de que me retire, si tienen más preguntas, por favor enviarlas por correo a mi asistente. Muchas gracias.
Tratando de ignorar a las cámaras, Relena se dio la vuelta y abandonó el estrado, dirigiéndose hacia la sala en la que había estado antes. Lady Une y Noin la siguieron. Heero esperó a que los periodistas comenzaran a dispersarse antes de abandonar la asamblea detrás de su protegida.
Cansada, Relena se dejó caer en una silla. Su hermano, quien se había quedado tras bambalinas durante su discurso, le colocó una mano en el hombro.
- Lo hiciste muy bien. Casi y te creo.
- Totalmente - lo apoyó Noin
- Gracias - murmuró ella - Odio las preguntas personales.
Zechs frunció el ceño, le dirigió una rápida mirada a Heero y luego a Une. La pregunta sobre el romance con un preventivo no había pasado desapercibida, solo había que esperar que no se publicara nada al respecto.
- Bueno, ya está - dijo Relena - En unas horas, todo el mundo sabrá de esto. ¿Ahora qué?
Lady Une y Noin intercambiaron una mirada cómplice y le sonrieron. Relena sintió un escalofrío por la espalda.
- Ahora - respondió Une - nos sentamos a esperar.
Luego de un inquietante desayuno, en el que Une no paró de decirle a todos que se relajaran, Zechs y Noin se ofrecieron a acompañar a Relena de vuelta a su oficina. Una vez llegaron a la antesala donde se encontraba su asistente, se sorprendieron al verla casi al borde de la histeria.
- ¡Cielos, Jessica! ¿Qué ha pasado? - preguntó la ministra al ver a la chica a punto de llorar.
- ¡Ay señorita Relena, lo siento, es que ya no sabía que hacer con todo esto! - respondió Jessica, mostrándole una pila de post-its que usaba para anotar recados - No han parado de llamar solicitando reuniones con usted, y como no estaba, me parecía poco prudente aceptar, así que les dije a todos que contestaría luego de consultarlo, pero ¡Siguen llamando!
Y como para recalcar lo dicho, sonó nuevamente el teléfono. Jessica contestó con un gesto de desesperación.
- Oficina de la ministra Darlian, habla Jessica… Oh, buenos días, presidente Werner… sí, mire, tendré que consultarlo con ella y ver su agenda, si me permite un teléfono o correo de contacto…
Relena observó boquiabierta mientras tomaba algunos de los post-its. Había fácilmente cincuenta recados por leer.
- ¡Pero si no han pasado ni dos horas desde que hicimos el anuncio! - exclamó mirando a su hermano y a Noin - ¿Qué significa esto?
- Es tal y como lo dijo Lady Une - contestó Zechs, no particularmente contento - Cuando alguien con la importancia política que tienes tu hace el anuncio de buscar marido, es lógico que todos salten a ver si logran atraparte. Súmale un espacio en el trono de Sanc y habrá filas de pretendientes fuera de tu puerta.
Antes de que su hermana pudiera contestarle, Jessica colgó el teléfono, agregó otro post it al montón y miró a su jefa con agotamiento.
- ¿Desea revisar ahora los mensajes para responder?
- Eh… no te preocupes - le respondió Relena mientras tomaba los mensajes y caminaba hacia su oficina - me llevare estos mientras tanto - esperó a que su hermano y Noin entrarán a la habitación antes de cerrar la puerta - Dios… tendré que subirle el sueldo a esa pobre chica.
- Y que lo digas - dijo Noin escondiendo una sonrisa - Bueno, veamos quienes te han llamado.
Relena dejó el montón de post-its en su escritorio y comenzó a leer algunos. Había varios de gente que conocía, políticos la mayoría, unos cuantos miembros de la alta sociedad con los que alguna vez se había cruzado. Difícilmente podía creer que estuvieran interesados en casarse con ella, había sujetos con los que escasamente había hablado en su vida.
- Bueno, ¿Y ahora cual es la idea? ¿Salir con todos estos?
- Como si fuera a permitirlo - gruñó Zechs mientras sacaba su teléfono - Por algo estuvimos haciendo la revisión de antecedentes, no dejaré que cualquier tipo te lleve a cenar - marcó un numero rápidamente y le contestaron al primer timbre - Yuy, ven inmediatamente y trae los expedientes de los seleccionados.
- La idea es revisar quienes se han contactado contigo y ver si están dentro de los candidatos que escogimos - explicó Noin - Queremos que estés a salvo y, francamente, te llevaría toda la vida salir con todos estos hombres.
Relena sonrió débilmente ante el intento de broma de Noin.
- ¿Y que hago con los que han llamado, pero no están dentro de los seleccionados?
- Haremos una revisión rápida de los otros, pero si no están en nuestros archivos mejor será que ni te molestes con ellos - respondió Zechs encogiéndose de hombros.
- Vaya, cuanta frialdad.
- No te sientas mal, Relena. La mayoría probablemente tiene un interés político y económico, no romperás muchos corazones.
- Tú si que sabes hacer sentir bien a una chica - gruñó la joven, mientras Noin le daba un codazo a Zechs. Antes de que el conde relámpago pudiera decir algo en su defensa, Heero entró en la oficina, cargando un lote de carpetas. Afuera aún se escuchaba a Jessica hablando por teléfono.
- Muy bien - dijo Zechs mientras recibía la mitad de los archivos - comencemos.
2 horas después
- Honestamente, si veo un historial más, me contactaré con las Cobras Doradas y les presentaré mi renuncia - dijo Relena, cerrando de golpe una de las carpetas.
Habían avanzado como avión durante la primera hora, pero Jessica no paraba de entrar a la oficina trayendo nuevos recados de jóvenes (y no tan jóvenes) interesados en la propuesta de Relena. La chica casi se infartó al enterarse que el duque de Pembroke, de sesenta y siete años, también quería concertar una cita.
- Creo que es un buen momento para un descanso - sugirió Noin - De todas formas, ya casi es hora de almorzar. Y llamaron cinco hombres que teníamos en la lista, no es un mal comienzo.
- Si tú lo dices - respondió Relena - Miren, tengo una reunión en una hora, ¿sería posible dejarlo hasta aquí por hoy?
- No hay problema - contestó su hermano - Respóndele a los elegidos, o pídele a tu asistente que lo haga. Trata de concertar citas en lugares públicos, por primera vez los paparazzi están de nuestro lado. Mientras más cobertura, mejor. Mañana continuaremos.
Zechs y Noin se despidieron y salieron de su oficina, llevándose algunos de los archivos. Heero, quien había estado en silencio la mayor parte del tiempo, reunió las carpetas de los pretendientes que se habían contactado con Relena y se puso de pie también.
- Le diré a Jessica que llame a estos sujetos para arreglar las reuniones necesarias entre esta semana y la próxima - dijo suavemente, sin mirarla - Avísame cuando estés lista para ir a casa.
Relena lo observó mientras se dirigía a la puerta y no logró contenerse.
- Comandante Yuy, espera. Cuando salga con estas personas… - se sonrojó mientras trataba de organizar sus ideas - ¿Tendré que seguir con un guardaespaldas?
Heero se volvió para mirarla casi con extrañeza.
- Por supuesto que sí. Ya está acordado con Lady Une, te acompañaré durante tus citas, como medida de protección.
Relena soltó un gemido y se llevó los dedos a las sienes. Eso no pintaba nada bueno. Ya había tenido un par de citas donde Heero había estado presente e intentado mantenerse al margen. Claramente no era el mejor escenario para el romance.
- No te preocupes - dijo el joven piloto, desviando la vista y concentrándose en ordenar los papeles que tenía en las manos - No los molestaré. Apenas se darán cuenta que estoy ahí.
Sin esperar respuesta, salió de su oficina, cerrando la puerta con suavidad.
El resto del día transcurrió un poco más tranquilo, aunque Relena sintió que sus colegas la miraban de una forma extraña durante las reuniones de la tarde. Por suerte, ninguno hizo ningún comentario.
Jessica se había repuesto del bombardeo telefónico y había logrado arreglar tres citas para esta semana, la primera de ellas siendo el mismo día siguiente. Relena no quería pensar demasiado en eso, pues se le hacía un nudo en el estómago, sobretodo al imaginarse sentada en un café con un desconocido, con Heero a pocos pasos detrás suyo.
Bueno, tampoco era un desconocido total. Su primera cita era con David Lambert, el hijo de una reconocida familia de la aristocracia belga, con el que se había encontrado en varios eventos sociales. Era un tipo agradable, un poco soso. La verdad podría haberle ido mucho peor. Al menos David tenía una edad cercana a la suya.
Los otros dos la verdad no los conocía personalmente, pero sí de nombre y había trabajado con el padre de uno de ellos. Sería solamente un poco incómodo. Además tenía que fingir de forma convincente que realmente estaba interesada en ellos, y esa sería la parte más difícil.
Reflexionó un poco sobre eso mientras se cepillaba el cabello frente a su tocador. Las pocas citas que había tenido antes no habían estado mal, sabiendo que había aceptado más que nada por amabilidad y, en el fondo, para ver si podía sacar a cierto guardaespaldas de su cabeza. Solo una vez había salido dos veces con el mismo hombre, pero cuando éste intentó besarla al despedirse, instintivamente corrió la cara y recibió el beso en la mejilla. Heero no había hecho ningún comentario, aunque sí le había cerrado la puerta en la cara al susodicho con un poco más de fuerza de la necesaria.
Esta vez tendría que parecer más interesada en sus acompañantes, ya que en teoría estaba buscando casarse con alguno de ellos. O al menos lo bastante interesada para convencer a los paparazzi.
- Bueno - pensó mientras terminaba de ponerse crema en la cara y se dirigía a su cama - Que comience el espectáculo.
- La verdad apenas podía creerlo cuando mi padre me lo dijo - repitió David por enésima vez - Nunca te imaginé buscando un marido de esta forma. Parece de película.
Relena sonrió mientras tomaba un bocado de su pastel. David estaba genuinamente sorprendido por su anuncio y al parecer más aún por haber aceptado su invitación. Tenía que admitir que tenía cierto encanto, como si se sintiera muy afortunado de salir con ella. Habían quedado en una reconocida cafetería del centro de la ciudad, donde él la había recibido con un pequeño ramo de gladiolos amarillos. No eran sus flores de elección, pero el detalle la animó. Y el escenario iba cada vez mejor, ya que poco después de sentarse, al menos una decena de paparazzis aparecieron fuera del local, fotografiándolos a través de las ventanas.
- Bueno, no soy una chica demasiado sociable, así que pensé que necesitaría toda la ayuda posible - intentó sonreír de forma encantadora y al parecer lo consiguió, ya que David se sonrojó levemente y continuó complacido la conversación. Intentó concentrarse en lo que le decía, tratando de acallar el sentimiento de culpa - Cuéntame de ti, David. Nos hemos visto en otras ocasiones, pero creo que nunca hemos hablado realmente.
Media hora después, entendió porqué no había sido así. Por muy encantador que resultara David al principio, el pobre era increíblemente aburrido. No paró de hablar sobre las vacaciones que había tenido durante toda su vida, que básicamente se reducían a centros vacacionales en alguna playa paradisiaca. Cuando Relena le preguntó que opinaba sobre un tema actual de las colonias, David respondió que no sabía de qué hablaba, ya que rara vez visitaba el espacio.
- Pero tu padre es embajador de la colonia LX-395 - preguntó sorprendida - Creí que quizás viajabas con él.
- Uf, lo hice por algún tiempo cuando era pequeño, pero apenas me hice mayor dejé de acompañarlo. Lo encontraba sumamente aburrido, ¿sabes?
Relena intentó mantener la sonrisa, más que nada pensando en los fotógrafos que estaban fuera del lugar. Después de eso, fue difícil seguirle el ritmo a la conversación, aunque David no pareció notar su falta de entusiasmo. Fue un alivio cuando le hizo un gesto al camarero para que les llevara la cuenta.
Cuando salieron de la cafetería, el bombardeo de preguntas y fotografías fue instantáneo. Heero, que hasta el momento se había mantenido prácticamente invisible en una mesa de la esquina, haciendo como que leía un libro, inmediatamente se colocó entre Relena y los medios, conduciéndola rápidamente al auto. Sin embargo, había que terminar bien el teatro. Antes de subirse, Relena se volvió hacia David, quien la miraba sonriente.
- Fue una tarde encantadora, muchas gracias, sobre todo por las flores.
- ¿Te llamo pronto?
La chica titubeó. No quería darle su teléfono e inflarle las esperanzas al joven, pero había muchos periodistas atentos a su alrededor. Trató de dar una respuesta ambigua.
- Mi asistente tiene tu número, así que estaremos en contacto.
Cuando David comenzó a acercarse, su instinto fue entrar al auto rápidamente, pero tenía que hacer su papel. Aceptó el beso en la mejilla con una sonrisa, lo que volvió locos a los paparazzis.
Una vez en el auto, se despidió con la mano y, asegurándose que ya nadie los veía, suspiró.
- Bueno, al menos creo que los convencí.
Heero no contestó de inmediato y se dedicó a mirar por la ventana, como si escaneara buscando peligro.
- Jessica llamó. Tus próximas reuniones serán el viernes y sábado. Ya se acordaron los lugares.
- Muy bien. Esta no salió tan mal. ¿Qué tan difícil puede ser?
Ojalá no hubiera dicho eso.
- Así que Oliver, me dijeron que estas haciendo un diplomado en Ciencias Políticas. ¿Qué tal va eso?
- Muy aburrido la verdad - respondió el joven sacudiendo la mano como si el tema lo molestara - Lo hago porque se verá bien en mi currículum, pero la verdad no creo que puedan enseñarme nada que no sepa ya.
- Ya veo…
- Verás, mi familia siempre ha sido muy rigurosa con mi educación. Fui a los mejores internados y, obviamente, a las mejores universidades. Sobresalí prácticamente en todas las materias. No sé porqué, la verdad es que siempre se me ha dado fácil, ni siquiera era necesario que estudiara mucho.
- No me digas…
- Nunca fui de esos raritos estudiosos que se encierran todos los días con libros. En la universidad, sobre todo, salía prácticamente todos los días. Me conocían en varios clubes, por lo que entraba completamente gratis. Muchas veces me regalaban tragos de cortesía incluso.
- Que bien.
La cháchara siguió de la misma forma durante la siguiente hora, momento en que Relena consideró que ya llevaba el tiempo suficiente en esa cita infernal. Seguro que los periodistas fuera del restaurante ya tenían suficiente material.
Le dirigió una significativa mirada a Heero, quien inmediatamente captó el mensaje y se acercó a la mesa.
- Es hora de irse, ministra Darlian.
- ¿Y por que tan pronto? - preguntó Oliver mirando a Heero con desdén.
- La ministra tiene otros pendientes que resolver - respondió Heero, dirigiéndole una de sus clásicas miradas letales - Pediré al camarero que cargué los gastos a su cuenta, señor Williams.
Mientras se alejaba, Oliver sintió un escalofrío bajar por su espalda.
- Es increíble como el personal ya no es lo que solía ser - dijo tratando de recobrar la compostura - Si quieres, te daré los nombres de unos cuantos guardaespaldas de confianza. Y serán mucho mejor educados que ese espécimen que tienes.
- Seguro que lo serán - respondió Relena, calculando que solo le quedaban unos cinco minutos en compañía de ese idiota y no valdría la pena arruinar todo si lo golpeaba ahora.
- ¿Te dije lo afortunado que soy en este momento?
Relena intentó sonreír, aunque la verdad lo único que quería era quitar el brazo de Henry de su cintura. Definitivamente, eran demasiadas confianzas para alguien al que literalmente acabas de conocer.
Habían tenido un breve almuerzo, la verdad es que bastante aceptable, así que cuando Henry sugirió un paseo por el parque, no le pareció mala ideal. Ahora entendía la razón. El joven parecía encantado con la atención de los medios y respondía sus preguntas sin ninguna vergüenza.
Claro, el paseo por el parque prácticamente abrazados le iba a encantar a Une, y ese era el objetivo de todo.
- Muy pocos pueden disfrutar lo que yo tengo en este momento. Un hermoso día y acompañado de una hermosa mujer. Claro, sería mejor si tuviéramos un poco de privacidad y tu guardaespaldas se tomara un descanso.
Relena miró a Heero de reojo, quien caminaba a unos cinco metros detrás de ellos, con una indiferencia total en su cara, excepto cuando algún periodista se le acercaba demasiado.
- Lamentablemente, donde voy yo, el comandante Yuy me sigue - respondió la chica tratando de no sonar cortante - Además, tampoco tendríamos mucha privacidad, considerando el circo que nos sigue.
- Me imagino que una figura pública como tu ya debe estar más que acostumbrada a los periodistas. La verdad es que yo ni los siento.
- La verdad, para mi todavía es difícil compartir mi vida personal con el mundo - minimizó el sarcasmo lo más que pudo.
El sendero por el que caminaban los llevó hasta el lago del parque, que reflejaba los rayos del sol, mientras algunos patos se amontonaban en la orilla para recibir migajas de pan que les tiraban los niños.
- Si esto fuera una novela, sería el lugar perfecto para un beso - dijo Henry mientras colocaba un mechón de cabello detrás de la oreja de la chica y le dirigía una sonrisa insinuante.
- Amigo, ni siquiera lo pienses.
Relena apenas terminaba de creer lo que él había dicho cuando sintió su otra mano en la cintura. Para rematar, Henry lanzó una breve mirada a los paparazzis, para asegurarse de que estaban atentos.
- Qué payaso más grande - pensó mientras lo veía acercarse. No podía creer que en serio creía que podía besarla así sin más. Aunque le hubiera encantado darle un empujón, logró apoyar las manos en su pecho y separarlo con suavidad - como te dije, es difícil compartir mi vida personal con el mundo. No quiero vernos en la portada de alguna revista rosa mañana en la mañana.
- Supongo que esperaré a la segunda cita entonces - respondió Henry coquetamente (o eso creía él) mientras besaba su mano.
Mientras se daban la vuelta, Relena creyó ver que Heero retiraba la mano de donde guardaba su arma.
- En serio Lucrezia, si me toca algún idiota más, no puedo garantizar que no lo golpearé.
Relena se dejó caer en uno de los sillones de su estudio, mientras Noin trataba de disimular una sonrisa.
- Entiendo que no debe ser fácil, pero estás haciendo un trabajo genial. Mira.
Le tendió una revista de esas tipo farándula, donde se veía una fotografía de ella y Henry en el lago. Habían captado justo el momento en el que él la tenía abrazada y ella tenía las manos sobre su pecho. La viva imagen del amor.
- Al menos lograron una buena toma - gruñó la joven mientras tiraba la revista a un costado - Si ese pesado se hubiera acercado un milímetro más, habría terminado empapado en el fondo del lago.
Noin se echó a reír mientras Pagan entraba con un servicio de té. Era domingo y, afortunadamente, no había ninguna "cita" programada para ese día. Relena había decidido invitar a Noin de compras durante la mañana y ahora se relajaban un poco en casa.
- Menos mal que esto es una fachada. A la hora que quiera buscar realmente una pareja, me veré en serios problemas.
- Vamos, no pueden ser tan terribles - dijo Noin mientras echaba azúcar a su té.
- No, no lo son - admitió Relena. En ese momento, Heero se asomó por la puerta haciéndole una seña a Pagan. El mayordomo se le acercó y hablaron algo en voz baja - Pero realmente no puedo imaginarme con ninguno de ellos.
Noin notó la mirada de su amiga y se giró para ver que había llamado su atención. Al darse cuenta, miró a la chica con simpatía.
- Eso es porque tienes una idea preconcebida de lo que quieres en un hombre - bajó la voz antes de añadir - O mejor dicho, porque ya tienes a un hombre.
Relena se sonrojó y tomó una galleta para desviar la atención. Esperó a que Heero y Pagan salieran de la habitación para responder.
- Sabes que entre nosotros no hay nada.
- Lo sé.
- Él lo ha dejado claro varias veces.
- Lo sé.
- Y después de todo este tiempo, ya va siendo hora de que me olvide de todo esto - esperó la respuesta de Noin, pero no dijo nada - ¿No dirás "lo sé" acaso?
- No. Tampoco digo que debas seguir esperando a ver si pasa algo. Solamente creo que su historia no ha terminado - Noin captó la sorpresa en la cara de Relena. Seguramente no había esperado oír eso - De todas formas, lo más importante ahora es continuar con la misión. Una vez terminemos con esto, podrás decidir que hacer.
Relena quiso seguir preguntando su opinión al respecto, pero en ese momento entró su hermano, seguido de Heero y, para sorpresa de Relena, también de Duo y Quatre.
- ¡Hola princesa! Has sido todo un éxito en el mundo de las citas por lo que me han dicho - saludó Duo, sin hacer caso de la mirada que le dirigió Heero. Relena le sonrió nerviosa mientras saludaba a Quatre.
- No sé quién te lo dijo, pero debería revisar su información - respondió la chica mientras el trenzado soltaba una carcajada - No esperaba tanta compañía. Siéntense por favor, pediré que nos traigan más té.
- No te preocupes Relena - contestó Quatre con amabilidad - De camino hacia acá nos encontramos con Pagan y ya se lo encargamos.
Como si lo hubiera invocado, en ese momento entro Pagan junto con otra criada, trayendo bandejas con tazas, galletas y una nueva tetera con agua caliente. Asegurándose de que no necesitaban nada más, ambos se retiraron.
- Bueno, esto es inesperado - dijo Noin mientras se servía otra taza y miraba a Zechs - No sabía que teníamos agendada otra reunión.
- Es algo de último minuto - respondió Zechs mientras sacaba un archivo y lo dejaba sobre la mesa - Otro chico se puso en contacto para reunirse con Relena. No lo teníamos dentro de nuestros candidatos, pero pensé que no sería mala idea darle una oportunidad.
Relena y Noin se miraron atónitas. Zechs Marquise no era de los que dan oportunidades porque sí. Tenía que haber algo muy particular en ese nuevo joven. Duo pareció leerles el pensamiento.
- Verán, nuestra investigación sobre la familia Van Acker no había resultado como esperábamos. Los tipos están más limpios que un mobile suit recién construido. Pero se han mostrado muy colaboradores y nos han dado los nombres de varios miembros que, aunque no lleven el apellido, siguen incondicionalmente los valores de la familia.
- Obviamente no hemos hablado directamente con ellos para no generar sospechas - continuó Quatre - pero tenemos varias razones para creer que algunos miembros más radicales de la familia están establecidos en Francia, específicamente, en París. Hay una buena probabilidad de que las Cobras se encuentren ahí.
- Eso es un gran avance. Pero no entiendo qué tiene que ver con el nuevo candidato - preguntó Relena, alternando la mirada entre Quatre y su hermano.
- Échale un vistazo y averígualo - contestó Zechs mientras empujaba la carpeta en su dirección.
Relena tomó el archivó y lo abrió. Primero vio la fotografía del apuesto joven y se preguntó porqué le resultaba tan familiar. Luego se fijó en el nombre y jadeó.
- ¡Dios mío! ¡Pero si es Adrien!
- ¿Lo conoces? - preguntó Noin sorprendida
- Sí… pero han pasado siglos. Lo conocí cuando fui con mis padres durante unas vacaciones a Francia, debo haber tenido unos doce años. Nuestros padres eran amigos, vacacionamos juntos cerca de un mes.
- ¿Un amor de verano? - preguntó Duo maliciosamente, dándole una mirada de reojo a Heero, quien no pareció inmutarse. Quatre le dio un codazo, aunque tenía una leve sonrisa también.
Relena se removió incómoda en su asiento. El ambiente bromista cambió rápidamente a uno de sorpresa.
- ¿En serio? Yo lo decía en broma. Vaya, princesa, no paras de sorprenderme.
- No fue tan así - dijo rápidamente la chica, mirándose las manos algo nerviosa - Éramos unos niños, yo tenía doce y él creo que es dos años mayor que yo. Nos hicimos buenos amigos y pasamos mucho tiempo juntos. Nuestros padres solían hacernos bromas al respecto, pero nunca pasó nada. Aunque…
- ¿Aunque…? - la animó Noin. Quatre y Duo estaban sentados en la orilla de sus sillas, no queriendo perderse detalle.
- Fue una tontería. Como nos llevábamos muy bien y todos nos molestaban tanto, decidimos que, cuando creciéramos y si todavía nos gustábamos, nos casaríamos.
Relena sintió que le ardía el rostro. Había olvidado totalmente a Adrien y su infantil promesa de matrimonio. Y le sorprendía que luego de hacer su anuncio, él se hubiera puesto en contacto con ella. De pronto, miró a su hermano.
- ¿Cómo sabías que conocía a Adrien?
- Maureen me ha invitado a cenar, Lena - contestó Zechs con una media sonrisa - A esa mujer le encanta contar anécdotas de tu infancia. Cuando Jessica me avisó que Adrien Lacroix había llamado, no fue difícil unir los puntos. Además, la familia Lacroix es notoriamente reconocida, no iba a olvidar que mi hermanita prometió casarse con su heredero.
- No seas idiota.
- Antes de que comiencen - interrumpió Noin - Asumo por el apellido que este tal Adrien y su familia viven el Francia. ¿Sospechamos que tienen alguna relación con las Cobras?
- No, ya revisamos sus antecedentes y no hay nada remotamente criminal en ellos - contestó Quatre.
- Pero nos ha dado la excusa perfecta para poder avanzar en nuestra investigación - agregó Duo.
- ¿Cómo?
Heero carraspeó, atrayendo la atención absoluta de Relena. Parecía molesto, aunque la verdad sea dicha, últimamente siempre estaba molesto.
- Adrien Lacroix te ha invitado a que lo visites en París - dijo con voz monótona - Dice que entiende que es difícil para ti abandonar tus deberes como ministra, pero si estas dispuesta a tomarte unas vacaciones, han dispuesto recibirte en París, junto a la escolta que estimes necesaria.
Relena trató de asimilar la información. No había tomado vacaciones en los últimos tres años, así que eso no sería mayor problema. Pero ¿Irse a París? ¿A ver a Adrien, entre todas las personas? No lo había visto en casi diez años, pero ahora recordaba perfecto ese hermoso verano que pasaron juntos.
Tragó saliva con dificultad. Heero había mencionado la escolta. Obviamente, no podía no ser más difícil.
- ¿Está Lady Une al tanto de esto?
- Por supuesto - contesto Zechs - le parece una idea increíble, pero lógicamente dejará que tu elijas.
- Y con respecto a la escolta…
- Ya esta hablado - siguió Zechs - Heero te acompañará como tu guardaespaldas. Duo y Quatre se sumarán también como guardia en apariencia, pero su tarea será averiguar sobre las Cobras una vez estén en París - se volvió hacia Noin - Esperaba que estuvieras dispuesta a acompañar a Relena también.
- ¿En calidad de chaperona? - preguntó Noin sonriendo.
- Algo por el estilo.
- No me lo perdería por nada en el mundo - respondió la mujer, dirigiéndoles miradas de reojo tanto a Heero como a Relena.
- ¿Y bien? - preguntó Zechs a su hermana - ¿Qué dices?
Relena los miró uno por uno mientras miles de pensamientos pasaban por su cabeza. Cuando su mirada se cruzó con la de Heero, él se la devolvió y por un mínimo instante, parecía que estuvieran los dos solos en la sala. Pero el chico bajó la vista primero, y ese instante se perdió.
- Llamaré a Jessica. Y a Pagan - dijo suavemente la joven - Nos vamos a París.
Chan, chan, chaaaaan!
Siento mucho la demora, pero al menos lo compensé con un capítulo un poco más largo de lo normal.
¿Qué les pareció? ¿Será este tal Adrien digno de confianza? ¿Se convertirá en un rival para nuestro querido y malhumorado Heero? Se aceptan sugerencias, comentarios, reclamos o solo buenas vibras!
Nos vemos para el próximo!
