Crimen
Malos pensamientos…
La noche empezó a caer lentamente.
La luz de la Luna apenas entraba a la celda por los barrotes de la pequeña ventana.
No había ni un solo ruido y el castaño empezaba a cerrar los ojos enfrentando a la que amenazaba con ser una larga noche de insomnio.
Muy lentamente fue cayendo en un profundo sueño cuando de pronto, algo le golpeó la cabeza.
Abrió los ojos rápidamente y encontró tirado en el suelo una pequeña pelota hecha de papel. La abrió y encontró una nota escrita que decía:
"Suerte con Anna esta noche"
Yoh volteó a todos lados buscando al remitente de la nota. Ryu estaba roncando y Manta estaba dormido en posición fetal y con el dedo pulgar en la boca.
Volteó hacia la celda de Horo y Ren pero no pudo ver nada. Todo estaba sumamente oscuro de ese lado.
¿Cómo podía averiguar quién le había mandado la fugaz nota?
-Amo Yoh… -Susurró una voz de ultratumba a lado del castaño quien brincó del susto.
-Amidamaru, me asustaste.
-Amo Yoh, fue el joven Ren quien le mandó la nota. Yo lo vi todo.
-¿Ah sí? Pues es muy raro. No entiendo nada de lo que dice.
Yoh le enseñó el pedazo de papel a Amidamaru y éste soltó una carcajada lo suficientemente fuerte como para despertar a todo el continente Asiático. Por fortuna, nadie despertó.
-¿Qué es lo que no entiende?
-Bueno pues, por qué podría yo querer tener suerte esta noche. Y además, ¿Con Anna? ¿Para qué?
Amidamaru soltó una carcajada aún más fuerte. Ahora no sólo despertaría a Asia entera, sino a Europa entera.
-Amo Yoh, esto es muy fácil. El joven Ren piensa que usted va a hacer algo con la señorita Anna esta noche, por eso le desea suerte. – El samurai guardó silencio un minuto para que su amo captara la información. Desafortunadamente, nada pasó por la mente de Yoh. –¿Me entiende?
-Etto… ¿Ren piensa que Anna y yo haremos algo esta noche?
-Sí. –Contestó Amidamaru emocionado.
-Pues sí, vamos a hacer algo. - El samurai se ruborizó al oír esto y se preparó para marcharse. –Lástima que Anna esté dormida, todo sería más fácil si estuviera despierta.
Las palabras del Asakura dejaron muy impresionado al fantasma. Nunca se imaginó que su amo fuera capaz de hacer algo como eso. Con Anna dormida.
-Bueno, será mejor que me vaya. Basón está allá afuera solo.
-No, quédate por favor, voy a necesitar de tu ayuda.
-¿Qué? ¿De mi ayuda?
-Sí, necesito que te quedes a vigilar que nadie venga.
-Señor, todo lo que he dicho, lo he dicho de broma. ¡Yo no pensé que usted fuera a hacer algo como eso hoy y aquí! –Exclamó Amidamaru ya muy avergonzado por los malos consejos que le había dado a su amo.
-Está bien Amida, lo haré hasta mañana en la madrugada, cuando haya más luz. Ahora no puedo ver absolutamente nada.
-¡Pero amo Yoh! ¡Si lo hace mañana será más fácil que alguien despierte!
-No importa, algún día tendría que pasar. Ya he esperado bastante.
Amidamaru estaba al borde del desquicio. No podía creer lo que sus oídos estaban oyendo. Si estuviera vivo, habría muerto en ese momento.
De repente y para salvación del samurai, algo se oyó dentro de la celda. Era Anna, había despertado.
-¿Qué pasa? ¿Por qué tanto ruido? –Dijo la recién despertada.
-Nada Annita, nada. –Corrió Yoh hacia ella y le acarició el cabello tiernamente provocando que la rubia se quedara dormida de nuevo.
-Bueno Amidamaru, ya es hora de hacerlo. –Dijo Yoh cuando Anna ya estaba profundamente dormida.
-¡Amo Yoh, no lo haga! –Gritó el samurai, pero ya era demasiado tarde. Yoh ya se estaba desabrochando la camisa.
-No tengo otra opción. –Dijo el castaño con un poco de resignación en la voz. –Lo siento Amidamaru, y más que nada, lo siento Anna.
El Asakura se terminó de quitar la camisa y el cinturón. Pero nada más.
El fantasma se tapaba los ojos con las manos y no se podía percatar de lo que sucedía con su amo y con Anna.
No se oía nada (lo cual- según el samurai- era muy raro pues la mayoría de la gente hace ruido).
-Amida, ayúdame por favor. Ya no resisto. –Dijo de repente Yoh.
En un ataque de valentía, se quitó las manos de los ojos y se encontró con una imagen muy extraña pero muy chistosa: Yoh había enredado el cinturón el un barrote de la ventana y se había colgado de él.
-Ya no resisto por favor ayúdame. Me voy a caer de… -Yoh no terminó de decir la frase, pues se cayó y con su peso zafó uno de los barrotes de la ventana.
-Amo Yoh, ¿se encuentra bien?
-Sí, solo me golpeé la cabeza. ¿Por qué no me ayudaste?
-Etto… Se va a reír mucho cuando le cuente. Pensé que intentaba hacer otra cosa.
-¿Qué cosa? –Preguntó Yoh inocentemente.
-Nada, tal vez en unos años le explique. ¿Despertamos a la señorita Anna para que salga de una vez de esta celda?
-Mmm, no. Será mejor quedarnos hasta que el policía nos saque de aquí.
-¿Entonces para qué hizo todo eso? –Preguntó anonadado el samurai.
-Je, je. Sólo quería hacer algo divertido.- Dijo Yoh sonriendo.-¿Me ayudas a poner de nuevo el barrote? Pueden pensar que nos queríamos escapar.
-Está bien, amo Yoh. Lo ayudaré en lo que quiera.
Toda la noche transcurrió silenciosa. Sólo se oía de vez en cuando la risa de Amidamaru al recordar lo ocurrido.
Fin del capítulo 5
Hola! Cómo están? Espero que les haya gustado este capítulo y que me dejen reviews please! Voy a tratar de actualizar pronto.
Cuídense, Cya!
