Capítulo 8: "De niña a mujer"

El revólver negro brillaba a la luz de la penumbra y el joven tenía sus ojos puestos en el, como si estuviera hipnotizado. De pronto levantó la vista al escuchar ruidos de pasos y vio a su sirviente, Myoga, quien traía una bandeja y en ella una carta con el brillante membrete del ejército real. El muchacho la tomó rápidamente y la leyó con ansiedad. Su sirviente se quedó de pie, mirándolo preocupado, a su lado.

- Espero que no lo llamen aún a formar filas- Murmuró dándose la libertad que tenía, a pesar de ser un humilde criado. Inuyasha se recostó en el sofá exhalando un suspiro de desilusión.

- No... para tu fortuna... - Gruñó luego disgustado-... sólo es para avisarme que en cualquier momento lo harán... y que este preparado... - Agregó desilusionado. Sabía que tal vez ese día nunca llegaría. Desde que había vuelto de su viaje y luego de que Kikyo lo rechazara, había decidido enlistarse en el ejército con la esperanza de cumplir un sueño adolescente y tal vez... tal vez con la secreta esperanza de morir siquiera sirviendo a la patria. Había hecho su instrucción por meses, estaba preparado como soldado para el combate, pero sin duda no había sido llamado a enlistar las filas sólo por el rumor de "maldito" que corría en casi toda la región.

- No debería buscar su muerte de esa forma... - Agregó Myoga, preocupado por los pensamientos de muerte que al joven siempre lo embargaba.

- Me gusta el ejército... y si he de morir en combate... nada me haría más feliz... - Agregó con la voz lúgubre.

Su sirviente lo miró pasmado pero sólo pudo quedarse en silencio ¿qué más podía decir? todo el ánimo que le daba parecía llevárselo el viento. Luego su rostro se distencionó y lo miró atentamente, intentado esta vez volverlo a la "vida".

- Hoy me he llevado una grata sorpresa... - Murmuró e Inuyasha parecía no escucharlo, sus ojos dorados esta vez se habían detenido en el arma que estaba en sus manos.-... cuando fui de compras al pueblo escuché los rumores de que andaba por ahí una muchacha muy hermosa y que tenía a todos los jóvenes a sus pies... - Sonrió levemente-... yo me dije que tal vez exageraban... ya sabe... pero cuan fue mi sorpresa que al salir de la tienda me encontré cara a cara con un ángel...

Inuyasha pareció despertar de su mutismo y ladeó el rostro mirándolo en silencio, Myoga continuó.

- Era una muchacha preciosa, amo, de verdad sí que lo era... al principio se me hizo algo conocida... pero al observarla bien me di cuenta que no... no se parece en nada a su hermana... me refiero a la señorita Kagome...

El joven retuvo el aliento y luego volvió a esquivar la mirada hacia el arma, sintió que nuevamente el corazón comenzaba a latir con fuerza.

-... es muy amable, muy jovial, muy atenta... me saludó, a mí, sin siquiera conocerme... ¿ve? es un alma sincera, pura... realmente fue una sorpresa amo...

- Kagome es algo impetuosa.- Murmuró de pronto y Myoga sonrió secretamente, sabía que la conversación le había interesado.

- Yo creo que impetuosa no es la palabra... es... espontánea... eso... tan sincera en todo lo que hace y hasta en la forma de mirar...

Inuyasha se levantó fastidiado de su sofá.

- Cuidado... eres un viejo y ella una jovencita.

- Jaja, hablo como una persona que admira a otra, amo... - Murmuró el anciano-... yo no estoy para romances... ella es más bien... para alguien... como para usted... - Sugirió levantando una ceja. Inuyasha volteó y le dio una mirada de hielo.

- ¡No hables estupideces! ¡Kagome es una niña!

- Es toda una jovencita... además usted no le lleva mucho... déjeme ver... ella debe tener 17 años... lo cual significa que muy pronto saldrá del internado... y usted... 27, casi 28... no es gran diferencia...

- ¡Cállate!- Bramó enojado desatándose el nudo del lazo que llevaba amarrado al cuello de su camisa blanca.- ¡No hables como si fuera un potencial prospecto de novio para ella! ¡la conozco desde que era una mocosa y no me fijaría en ella como mujer! - Bramó poniéndose rojo que Myoga hasta tembló un segundo.

- Pero... ella ya no es una niña... todo lo contrario... en el pueblo todos hablan de ella... los jóvenes la seguían... estoy seguro que incluso es más popular que su hermana Kikyo... tal vez muy pronto se case... definitivamente no es una niña...

- De todas formas... - Interrumpió tranquilizándose un poco pero aún demasiado molesto.-... no hables como si fuera un potencial prospecto para ella... ¡yo no soy más prospecto a menos que sea para un monstruo!

Myoga lo observó con detenimiento y luego movió su cabeza. ¿Porqué darse por vencido de esa forma? y peor aún... ¿cómo hacerlo volver a creer en la esperanza y en el amor, en la comprensión y en la bondad y no dejarlo sumergirse en las tinieblas? su gran temor era encontrarlo un día de estos sin vida, como tanto el joven deseaba. Sin embargo el anciano descubrió con el tiempo que al menos el joven no era capaz de quitarse la vida por su propia mano, supuso que, a pesar de todo, Inuyasha aún tenía algo de esperanza... en un minúsculo lugar de su oscuro corazón, había un tenue rayo de esperanza.

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Era media tarde y aún así no pudo dejar de evitar ir al pueblo, no sin antes meditarlo mil veces y casi en contra de su propia voluntad. Pero ya estaba allí y ahora sólo debía ver... nada más... qué tanto alboroto era ese del que su sirviente hablaba.

Protegido de una capa oscura y también del sombrero de ala ancha, estaba escondido tras un árbol agudizando la vista de las personas que pasaban por la avenida principal. Nada había visto, salvo la gente que hacía mucho no veía. Pero tuvo la prudencia de mantenerse alejado y oculto de ellos, sabía que le temían, y quienes no le temían al menos lo mirarían como bicho raro.

El sol aún estaba alto cuando de pronto la vio. Entonces se impresionó. A la luz del día era realmente... realmente... tragó con fuerza y no supo por qué hasta las manos le comenzaron a sudar. El vestido que llevaba era tan diferente al uniforme escolar con que la había visto, y en la blusa bordada, como un camafeo que adornaba el cuello de su blanca garganta, la flor de perlas que parecía siempre acompañarla. ¿Cómo diablos la niña se había convertido en... eso! Se preguntó pasmado... volvió a tragar con fuerza, esta vez lo confirmaba, ya cuando la había visto desmayada en la laguna se había dado cuenta de lo mujer que era, más aún cuando la vio casi desnuda la segunda noche... sólo ahora confirmaba todos sus miedos... ¿miedos? no deseaba sentir "cosas" por ella... no podía...

- ¿Más hermosa y dulce que Kikyo? imposible...

Ella caminaba al lado de otra muchacha, que Inuyasha ya no vio, porque toda su atención la retenía ella. A la luz de los rayos del sol, su cabello negro brillaba con más fuerza que en la misma noche. Lo llevaba suelto, al viento, y sus pequeños y suaves bucles que se movían al compás de la brisa y que él tuvo el deseo enorme de tomar con sus mano y enredar sus dedos en ellos, sólo para comprobar si eran tan suaves cono recordaba. Se reprimió el pensamiento, pero no pudo dejar de apartar su vista de ella. Kagome sonrió abiertamente a la muchacha, ella era muy espontánea, sus movimientos relajados, sus gestos, la forma en que hablaba, entusiasta... no quitaba el aire de delicadeza que la rodeaba... ni siquiera la ropa, que aunque no era lujosa, le quitaba el aire de aristócrata y que pertenecía a la prestigiosa familia Higurashi.

Se acercaron a una tienda y miraron por sus ventanales, sus manos sujetaban una sombrilla blanca y ella jugueteaba con el mango, pero siempre atenta a la conversación de la otra joven. Inuyasha se quedó fijo en su rostro, parecía estudiar cada uno de sus gestos, las sonrisas eran abundantes, las muecas graciosas... entonces se preguntó ¿cómo ella podía ser tan alegre y vivir como vivía? se supone que estaba encerrada en un internado, sin visitas, con la muerte de sus padres clavada en la retina... ¿cómo!

El joven tuvo que esconderse nuevamente, un grupo de muchachos se acercaba y eso lo ponía en riesgo. Estaba seguro que si lo veían cerca armarían un alboroto. Pero ya estaban demasiado cerca, incluso escuchó la suave risa de Kagome que le provocó escalofríos.

- No pueden seguirme por todos lados ¿que no entienden?- Preguntó e Inuyasha arrugó el ceño. Malditos tontos ¿cómo se atrevían a acosarla de esa forma?

- Perdone nuestra poca educación, señorita Kagome... sólo queremos saber quien será el afortunado del primer baile esta noche.

Inuyasha arrugó más el ceño, aquella voz varonil y algo cínica la encontraba relativamente familiar. Se inclinó un poco para observar y agudizó sus ojos dorados en el irritable rostro de Kouga, quien era el que le hablaba tan abiertamente a Kagome. Entonces sus ojos se abrieron más.

- Bueno... tal vez me fije en la hermana menor cuando crezca... y quien sabe, tal vez sea más hermosa y más dulce que Kikyo...

- ¿Ya lo pensó?- Insistió. Vio a la muchacha ruborizarse y bajar la vista, luego la levantó y movió graciosamente la cabeza sonriendo ampliamente.

- No, la verdad no lo he pensando... pero de cualquier forma lo mejor será esperar... en el baile me decidiré- Confirmó. Luego se tomó del brazo de la otra muchacha y ambas caminaron alejándose de ellos pero acercándose peligrosamente a Inuyasha.

- ¿Qué harás?- Preguntó Sango sonriendo divertida ante la escena mientras Kagome afirmaba la espalda en un árbol y suspiraba algo agitada.

- Nunca pensé que fueran así... ¡cielos!... ¡esto me recuerda la adolescencia de Kikyo!

- Es porque eres hermosa... ¿qué no te has dado cuenta? te miras en el espejo pero nunca te observas, ¿verdad?

Kagome se encogió de hombros rápidamente.

- No hables boberías, lo hacen sólo porque debo ser el bicho raro, la chica nueva, eso... - Musitó levantando algo el rostro y luego creyó que veía visones. Abrió sus ojos castaños con sorpresa y estiró su mano, pero luego se retuvo. Sango arrugó el ceño contrariada y dirigió su vista hacia donde la muchacha la tenía. Era en un árbol cercano, a un par de metros más allá, mirando bien y con detenimiento... había una sombra. Alguien las estaba observando.

- Kagome...

La muchacha no pareció escucharla porque tan pronto la llamó, ella se echó a correr soltando la sombrilla y arremangándose el borde del vestido para que le permitiera correr. Ella la siguió, con precaución porque Kagome se dirigía hacia ¿la sombra?

- ¡Inuyasha!- Lo llamó Kagome justo cuando él había decidido escapar de allí. Los tres se detuvieron, el joven les daba la espalda y se negaba a voltear. Sango lo observó con curiosidad, ¿sería este el tan famoso Inuyasha del que Kagome estaba enamorada? Se produjo un silencio y ella pudo escuchar el forzoso respirar de su amiga. La miró de reojo y vio su semblante pálido y tenso.-... no te vayas... - Murmuró. El hombre volteó poco a poco y entonces ambos se observaron. Sango se sintió fuera de lugar.

- Yo... - Musitó Inuyasha con la vista fija en sus ojos castaños-... pasaba por aquí...

Kagome sonrió maravillada. El sol estaba tras suyo y verlo de día era algo totalmente diferente a verlo de noche. Se llevó ambas manos emocionada al rostro y el muchacho miró a su alrededor intentando ponerse alerta por si habían personas observándolos, para su fortuna nadie había reparado en ellos.

- Ella es mi amiga del internado... su nombre es Sango... - Dijo Kagome algo nerviosa. Inuyasha miró a la amiga que le dio una muy leve sonrisa, él notó la desconfianza en ella.-... es en su casa la fiesta de esta noche ¿recuerdas que te hablé? ¿irás?

- Kagome... - Rechazar de plano la invitación era su principal objetivo. La muchacha lo miró casi con súplica esta vez. Él tragó con fuerza... no, no podía ceder e ir, fingir como si no pasara nada... que viviera ella su noche de ensueño, que coqueteara con quien quisiera y lo dejara a él con su problema ¿para qué ir? Tensó la mandíbula y fingió seriedad, justo cuando iba a rechazar de plano un hombre se apareció tras las muchachas. Inuyasha retuvo el aliento, el otro también, que sonreía, quitó la sonrisa del rostro y arrugó el ceño. Una mano se posó sobre el hombro de Kagome.

- Vaya... pero... si es Inuyasha Taisho... - Murmuró como si estuviera viendo un fantasma-... tanto... tiempo...

- Como estas, Kouga... - Murmuró seriamente. No era el trato de dos viejos amigos que se encontraban, al contrario, Inuyasha se movió inquieto mirándolo con reticencia. Y el otro hizo lo mismo, sólo que fingió una sonrisa burlona.

- Aquí... muy bien... deseando que esta noche llegue pronto para bailar con esta bella dama... - En cuanto lo dijo tomó el muy sinvergüenza la mano de Kagome e inesperadamente se la llevó a la boca, posando un leve beso en ella. La muchacha entreabrió los labios, enrojeció y miró con súplica y a la vez incómoda a Inuyasha, que no supo por qué, apretó los puños conteniendo los deseos de darle un buen golpe en la quijada.

- No sea tan impaciente... - Murmuró Kagome quitando su mano de la de él con algo de fastidio esta vez y luego miró a Inuyasha-... entonces te estaré esperando... es en la mansión Taiji... espero que vayas.

Hizo una inclinación con la cabeza y luego tomó el brazo de su amiga alejándose rápidamente de ellos. Luego que se alejaron la sonrisa de Kouga desapareció y miró a Inuyasha levantando una ceja.

- No creí que la conocieras... nunca andas por estos lados...

- La conozco desde que era una chiquilla... - Murmuró Inuyasha inflando el pecho y mirándolo con altivez.

- Ahh, es cierto... - Musitó Kouga nuevamente esbozando una sonrisa burlona-... casi fuiste su cuñado... - Luego se posó a su lado y ambos miraron a la muchachas que ya estaba lejos- ¿No crees que es la mujer más encantadora y bella que hayas visto? te dije... te dije una vez que sería más hermosa y dulce que Kikyo... esta vez no perderé ¿sabes?

Inuyasha se alejó mirándolo de mala gana, él otro seguía sonriendo.

- Por cierto... ¿cómo es que apareces a plena luz del día?

- Daba un paseo.- Mintió pero mirándolo muy fijo. Kouga hizo una mueca.

- Claro... - Musitó con su sonrisa cínica-... con la reputación que tienes... por cierto... - Esta vez la sonrisa desapareció y lo observó con detenimiento-... aparte de las ojeras y tu desastrado cabello... no veo nada del monstruo que todos comentan jajajajaja

Inuyasha se contuvo y sólo tensionó más su quijada ¿porqué siempre las conversaciones de Kouga lo fastidiaban?

-... supongo que no irás a la fiesta, ¿verdad?. Claro... habrá mucha competencia por ganarse el corazón de la señorita Higurashi... y qué más... ¿sabías que su hermana, Kikyo, le dará la parte de la herencia que le corresponde sólo si ella se casa?

El joven de ojos dorados lo miró pasmado.

- Pero... la herencia es de Kagome... ¿porqué tiene que poner condiciones Kikyo?

- Escuché por ahí que es porque su hermana esta preocupada... quiere que ella se case para que no se quede sola y sólo cuando lo haga le dará el dinero... que por cierto, una vez que sus padres murieron dejaron sólo para ella... - Dijo Kouga y luego murmuró-... pero hay personas que dicen que esa condición de que la menor se case es sólo una forma para quedarse con el dinero de ella, dicen que la señorita Kagome es tan caprichosa e insolente que nunca se casará... - Sonrió y levantó una ceja-... aunque creo que puedo ganar... el dinero de las Higurashi no es para pasarlo por alto... ¿verdad?... y si no es el dinero... bien esta la reputación de su apellido.

Inuyasha lo miró frunciendo el ceño. Cómo hubiera deseado golpearlo pero entonces se contuvo. Respiró hondo y se dio media vuelta, pero antes volvió a mirarlo.

- ¿Sabes? - Murmuró con la voz muy ronca-... creo que sí nos veremos esta noche... qué estes bien...

Continuará...

N/A: jeje, no se preocupen, no dejaré de escribir el fic ¿porqué lo haría? con lo inspirada que estoy n.n jaja, veamos, si me demoro en actualizar puede ser por tres razones: 1) Mucho trabajo (pero aún así no me demoraría más de una semana en publicar, créanme, me las arreglo como sea); 2) Estar en enferma (pero no me gusta hacer reposo así que tampoco me demoraría demasiado en actualizar); 3) Me morí (ahí ni caso... sólo con eso dejaría de escribir n.n')

Bueno bueno, paciencia con las escenas que quieren todas ver 8-) todo a su tiempo... y paciencia también con lo de Inuyasha... ya sé que quieren saber qué le sucedió, pero aún es muy pronto de develar, sólo les aconsejo que se fijen en las cosas que he ido describiendo de él, para que se formen una idea... no puedo revelar qué le pasa sino el fic perdería parte de su enigma ¿no? paciencia paciencia.. .gracias por los reviews, el apoyo y gracias por leer...

Lady Sakura.-