Capítulo 13: "Confesión".

El viento sopló con levedad y los pétalos de algunas flores de los grandes árboles que poblaban el jardín comenzaron a caer. Kagome sentía que se iba a ahogar, el ambiente pareció de pronto tensionarse tanto, que cualquier cosa podría pasar. Inuyasha dio un paso más, acercándose a la pareja de esposos e hizo una inclinación con su cabeza ante su hermano mayor, el otro lo imitó.

- Ha pasado bastante tiempo- Murmuró Sesshoumaru esta vez estirando su mano para saludarlo. El joven soldado lo miró con cierto recelo y luego le estrechó la suya, el apretón no fue demasiado efusivo. Kikyo, quien estaba al lado de Sesshoumaru, en cuanto Inuyasha la miró, comenzó a temblar y se acercó más a su esposo.

- No te preocupes, Kikyo, no tenía intenciones de saludarte a ti también.

Ella frunció levemente la frente, airada y entonces casi enterró sus delgados dedos en el brazo de Sesshoumaru. Se produjo un silencio incómodo, Kagome que apenas respiraba deseaba abrazarlo, pero la mirada aterrada que le daba su hermana al muchacho la hacía detenerse, pero no fue necesario hacer nada, él se giró hasta ella y caminó hasta posarse enfrente, tomó su mano, que tembló con el sólo tacto y se la besó con suavidad. La muchacha se ruborizó por completo.

- Como estas, mi dulce Kagome.

Kikyo se sobresaltó al ver la muestra de confianza que tenían aquellos dos, le causaba casi repugnancia.

- ¡Kagome!- Le llamó la atención y la muchacha ni siquiera la escuchó, porque le sonrió a los ojos dorados intensos que parecían estudiarla con minuciosidad.

- ¿Cómo estas? ¿qué le pasó a tu pierna? ¿estas herido?- Preguntó con un hilo de voz mientras él seguía reteniendo su mano entre la suya. El joven hizo una leve mueca pero sonrió intentando tranquilizarla.

- ¿Esto?- Movió la pierna izquierda pero se contuvo del dolor que sintió. Sonrió más ampliamente a la muchacha que lo observaba preocupada-... una pequeña herida... sanará... más pronto de lo que crees...

- Inuyasha... - La voz grave de su hermano mayor lo irritó por completo, volteó y adoptó una actitud de pocos amigos, tal como había llegado y su rostro se tensionó.- ¿Qué es lo que sucede aquí? ¿qué es esa confianza tan abierta que tienes con la señorita Higurashi?

¿No lo sabía? qué extraño, qué manera de vivir en otro mundo, se preguntó con ironía Inuyasha, pues sabía muy bien que la parejita había interrumpido su viaje de París sólo al enterarse de los rumores de boda. Kikyo lo miró con rencor y luego dio las explicaciones a su esposo, que estaban de más, pues él ya lo sabía.

- Él quiere comprometerse con Kagome... - Murmuró con rabia y esta vez observando casi con desprecio al muchacho-... no lo permitiré... tú tampoco debes hacerlo...

Sesshoumaru abrió más sus ojos dorados posándolos con severidad en el muchacho.

- ¿Qué es eso? ¿comprometidos?

Inuyasha caminó hasta ellos sosteniendo aún a Kagome de la mano y los miró con seriedad, la muchacha dejó de respirar, sentía que las piernas le comenzaban a temblar ¿le iba a pedir su mano a pesar de todo?

- Señores, es cierto... Kagome y yo... deseamos casarnos... - Dijo él con su voz demasiado seria y ronca, mirando atentamente a la pareja, Kikyo abrió más los ojos casi horrorizada-... quiero pedir su mano en matrimonio... no le faltará nada, lo juro, tengo el dinero suficiente- Recalcó esta palabra mirando con cinismo a Kikyo que se la esquivó con rapidez-... como para que ella se de todos los caprichos que quiera...

- ¡No!- Protestó Kikyo mirando enojada a Kagome que estaba muy sorprendida de todo, sus mejillas le ardían y ni siquiera se daba cuenta de las reacciones de su hermana y su cuñado.- ¡No! sabes que no puede casarse- Protestó ella mirando a Sesshoumaru-... es peligroso... un monstruo... una bestia horrible...

- ¡Basta!- Protestó Inuyasha fastidiado.

- ¡Lo es! no dejaré que Kagome haga semejante locura... ¿verdad que sí Kagome?- Preguntó con voz conciliatoria hacia la muchacha que la miró con seriedad-... ¿verdad que te quedarás haciéndome compañía? no es necesario que te cases con él... aquí tampoco te faltará nada, vivirás feliz...

- Déjame ver Kikyo... - Interrumpió Sesshoumaru a la mujer que ya casi estaba histérica-... Kagome... - La llamó y la muchacha lo miró casi asustada-... tú... ¿estas conciente de lo que desean hacer? ¿quieres casarte con Inuyasha... a pesar de lo difícil que eso podría ser?- Preguntó. Inuyasha lo miró con rencor y apretó más su mano contra la mano de la muchacha.

- Ella sabe de mí... - Respondió con rabia y sintiéndose demasiado humillado.

- ¡No! ¡Kagome! ¡no lo permitiré!- Protestó Kikyo.

- Kagome... ¿qué dices tu? ¿quieres casarte con él?- Preguntó Sesshoumaru. La muchacha lo miró con detenimiento, Inuyasha observó a Kagome con angustia, le dolía el pecho, porque a pesar de todo, tenía sus dudas de que ella quisiera seguir adelante con la farza. Bastante se había enojado al saber que ahora la muchacha estaba con su hermana y no en el internado, pero estaba seguro que Kikyo se había encargado de contarle todo acerca de él... y de que Kagome dudaría...

- Sí... yo lo amo.- La escuchó responder con la voz suave pero firme. Abrió más sus ojos dorados, sin poder creer lo que había escuchado. Era primera vez que escuchaba decirle que lo amaba...

- Sí estas consciente de eso... entonces nada podemos hacer nosotros para impedirlo- Respondió Sesshoumaru para sorpresa de ambos. Kikyo lo miró impresionada.

- ¡No! ¿qué dices? ¡no! ¡soy su hermana! ¡yo decido si tienen mi bendición o no!

- Pero ahora soy yo el hombre de la familia, querida Kikyo- Respondió Sesshoumaru con frialdad.-... ella ya es adulta, sabrá afrontar las consecuencias...

Sus palabras le dolieron al joven Taisho pero no pudo más que callar. Él posó sus ojos dorados en Kikyo que se quedó muda conteniendo su rabia y luego miró a Kagome que sonreía débilmente. Inuyasha le devolvió la sonrisa y volvió a besar su mano, sintió que su pecho se enchía de felicidad y un sentimiento tan cálido que tuvo deseos de besarla y abrazarla tan fuerte y ahí mismo... pero no se podía... ya tendría tiempo para retribuirle a Kagome, lo que había hecho por él...

- Gracias- Murmuró mirándola atentamente, ella se estremeció de su mirada, tan seria y tan aguda, sentía que podía saber todo a través de sus ojos.

- Bueno... - Interrumpió Sesshoumaru elevando la voz ya que aquellos dos parecían haber olvidado que no estaban solos- ¿Y para cuando planean la boda?

Kikyo miró a Kagome con rabia inusitada, se mordió los labios al notar que ni siquiera la muchacha la miraba, finalmente salió del lugar maldiciendo en silencio. Inuyasha la siguió con la vista y luego miró a Kagome, entonces volvió a sonreír, dándole pequeñas palmaditas a la mano de la muchacha que aun retenían entre la suya.

- Lo antes posible... el ejército no espera demasiado- Sonrió. Entonces la leve sonrisa de la muchacha desapareció de su rostro y lo miró preocupada.

- ¿Tienes que volver?

- Si la tensión entre nuestro país y el vecino terminan... yo creo que no, tal vez ni siquiera tenga que volver... pero prefiero asegurarme ¿no te quieres casar tan pronto te sea posible también, mi dulce Kagome?

Ella quiso reír de sólo nervios, aquel nuevo apelativo de "dulce Kagome" tal vez era mejor que el de "pequeña", pero sonaba demasiado cercano ¿porqué tenía que decirlo delante de su hermano? tal vez quería fanfarronearse, puesto qué cuando Inuyasha volvió la vista hasta el hombre que parecía incómodo, le sonrió con cinismo.

- Entonces... supongo que ya lo tienen todo conversado.- Suspiró el hermano mayor no muy convencido de lo que iba a suceder.

- Sí. - Respondió Kagome débilmente. Sesshoumaru frunció con levedad el ceño y los observó con detenimiento. Entonces ya no había nada más de qué hablar.

Cuando se acercó a la habitación observó a su joven esposa sentada en la cama con el rostro enojado y sus manos se aferraban con una fuerza desmedida a la suave colcha de piel. Cuando ella se dio cuenta que él estaba de pie en el umbral, levantó la vista mirándolo con rabia y crudeza. Sesshoumaru se aflojó la cinta de su camisa y avanzó casi gruñendo.

- Si es decisión de ellos ¿porqué te entrometes?

- ¡Kagome no puede casarse con él, lo sabes bien!- Gritó enojada y se levantó de un salto siguiéndolo con la vista.

El hombre que se observaba en el espejo la miró a través de el con detenimiento y luego se volvió encarándola seriamente.

- ¿Porqué no? ¿Acaso aún sientes algo por él?- Preguntó casi sin emoción. Ella movió rápidamente la cabeza.

- De qué hablas, lo digo porque es un monstruo, quiero proteger a mi hermana.

- ¿Proteger?- Repitió él levantando una ceja- ¿Ella o el dinero que le corresponde si se casa?

Kikyo se mordió el labio. Cuanto detestaba a ese Inuyasha que la había mirado casi con burla. No, Kagome no podía casarse con él. Esta bien, tal vez el dinero de su herencia ya no sería de ella... pero entonces tampoco dejaría que Inuyasha se casara con su hermana, ese hombre no tenía derecho a formar una familia y a seguir la vida, sin más... era un monstruo ¿es que eso no le preocupaba a Sesshoumaru? recordar aquella noche de miedo cuando vio sus ojos rojos y los colmillos saliendo de sus labios la hizo nuevamente estremecer.

- No puedo permitir que Kagome se case con él... aunque sea tu hermano... esta maldito... todos lo saben... él debería morir... ¿porqué les diste tu bendición?- El hombre no respondió, su rostro estaba tenso y entonces ella hizo una mueca- Te sientes aún en deuda ¿no es cierto? por haberte casado conmigo... sé que Inuyasha te odió por eso... quieres sentirte mejor permitiéndole casarse con mi hermana... pero no lo permitiré- Caminó hasta la ventana y arrugó el ceño.- ¿él aún esta aquí?

- Se ha marchado... y tu hermana esta en su habitación... no los dejé solos, por si te preocupa- La miró con atención, pero parecía que en verdad Kikyo no sentía nada de amor por su hermano menor ¿alguna vez lo había estado? Ella se volteó y salió rápidamente de la habitación, cuando bajaba las escaleras se preguntaba como podía impedir aquella boda. ¿Acaso estaban todos locos? sabía que no sacaba nada con suplicarle a Kagome que no lo hiciera, la muy mentirosa le había hecho pensar que no se casaría con él pero en el jardín se había dado cuenta lo tontamente enamorada que estaba de Inuyasha ¿acaso no se daba cuenta que se estaba condenando? ¡su vida peligraba! ¿Qué dirían los demás cuando vieran que su propia hermana se había casado con semejante monstruo? ¿en donde quedaría su reputación? ¿Su apellido? ese Inuyasha se las pagaría...

Sus ojos se detuvieron con confusión sobre un joven que acaba de entrar. Tenía los ojos azules y el cabello algo largo tomado en una coleta, lo reconoció, cómo no, aquel había sido uno de sus tantos pretendientes años antes ¿qué diablos hacía en su casa?

- Señora Kikyo... - Murmuró él mirándola con atención mientras ella bajaba los últimos peldaños de la escalera y se posó enfrente de él. El muchacho hizo una leve inclinación con su cabeza y sonrió.-... no sé si me recuerda...

- Kouga... ¿no ese tu nombre? eres amigo de Inuyasha- No pudo evitar hacer un desprecio al nombrar a su antiguo prometido. El hombre lo notó y sonrió aún más.

- "Era" su amigo... - Recalcó frunciendo el ceño, de inmediato obtuvo plena atención de la mujer-... hasta que me volvió a quitar lo que quería... la mujer que cortejaba...

- ¿Estas interesado en Kagome?- Preguntó sin mucha emoción, él asintió.

- Sé que ella salió hace poco del internado y que se encuentra con usted... también sé que es la prometida de él pero... - Su rostro se contrajo y miró con atención a la mujer-... no puedo dejar que esta vez vuelva a ganar...

Ella levantó una ceja y se cruzó de brazos, vaya clase de amigo que tenía Inuyasha.

- Es muy desleal cortejar a una joven que ya esta comprometida... - Dijo ella repitiendo lo que por norma general todos conocían, cortejar a una dama que ya estaba comprometida no era de "caballeros". Kouga lo sabía muy bien, pero su deseo de tener a la joven Higurashi era más fuerte que obedecer las estrictas reglas de la sociedad.

- ¡Ja! no me importa... no quiero que ella se una a un monstruo como él- En ese momento a Kikyo se le iluminaron los ojos. ¡Oh! entonces no era la única que pensaba eso-... ese hombre debería morir... - Gruñó Kouga desviando la mirada. Entonces Kikyo sonrió.

- ¿Sabe? creo que pensamos lo mismo... - Dijo, y Kouga la miró con sorpresa-... lo ayudaré, porque no quiero que mi hermana se case con él...

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Con los ojos muy abiertos miraba el techo de su alcoba sin poder conciliar el sueño ¿cómo hacerlo? su corazón latía con demasiada fuerza, sus manos parecían sudar en exceso, le costaba respirar y aún no se sacaba de la mente las palabras de la muchacha.

- Sí... yo lo amo...

Se volteó una vez más respirando con fuerza. A decir verdad, jamás había escuchado una palabra ni siquiera de ternura, salida de los labios de Kikyo... ni un beso, ni una caricia, nada... y pensar que él había estado cegado tanto tiempo por ella... que incluso hasta había imaginado una vida juntos... Y Kagome era todo lo contrario. Tan abierta y espontánea. Tan sincera en sus sentimientos que lo pasmaban. Sonrió al recordar lo hermosa que la había encontrado, sentada sobre la silla recibiendo el sol de la tarde y cómo lo había mirado cuando él se había presentado allí. Evocó el perfume de su mano, cuando se la besó, sus mejillas tiñéndose de rosa, su sonrisa pura y sus palabras inocentes y a la vez definitorias.

- Mi dulce Kagome... - Murmuró dando casi un suspiro. Entonces arrugó el ceño. ¿Porqué no podía evitar sentirse así? Se suponía que iba a ayudarla con esto del matrimonio, pero en realidad sentía que era ella quien lo estaba ayudando ¿quién estaba salvando a quién? Tampoco deseaba entusiasmarse tanto, se reprochó dejarse llevar por toda clase de sentimientos hacia ella ¿porqué simplemente no podía "estimarla"? Sería así más fácil estar a su lado, sobre todo ahora, que iban a compartir un techo juntos. Para comenzar, no debió pensar en ella como mujer, ni debió haber dejado que sus impulsos se vieran cedidos al besarla... no debió haberse permitido amarla... al menos la muchacha estaba consciente de ello... que no podía corresponderle a sus sentimientos... aunque claramente sus impulsivas acciones demostraban otra cosa.

Fastidiado y definitivamente sin poder dormir, salió de la cama sólo para ponerse sus pantalones negros de montar y una camisa blanca junto con sus botas, miró el bastón e hizo una mueca, no lo usaría. Esta noche deseaba cabalgar, necesitaba aclarar bien su mente.

Come and hold my hand

ven y sostiene mi mano

quiero contactarme con la vida

no estoy seguro de entender

este rol que me han dado

me siento y hablo con Dios

y él sólo se ríe de mis planes

mi cabeza habla un idioma

que yo no entiendo...

"Colmillo" resultaba un amigo fiel que siendo de la forma que fuera, siempre lo aceptaba tras su lomo. Esta vez el blanco animal cabalgaba con lentitud cruzando el verde páramo mientras el viento suave de la noche traía a sus sentidos el aroma a bosque y río, que tanto le agradaba. Extrañó de alguna forma el desorden de sus cabellos largos, pero se encogió de hombros, sabía que muy pronto volverían a crecer ¿qué diría Kagome el día que lo viera así? ¿se aterraría igual que Kikyo? ¿lo dejaría? ¿desistiría de casarse? aunque aún no tenían fecha para la boda, lo más probable es que fuera más pronto de lo que imaginara y así la muchacha no se enteraría de su verdadera forma hasta después de casados. Sintió que la garganta le dolía... no quería que llegara ese día... o esa noche más bien... aún tenía dudas... no podía ser todo tan perfecto, Kagome no podía amarlo tanto como ella creía...

Solo quiero sentir amor

amor real que llene el hogar en el que vivo

porque tuve demasiada vida

corriendo a través de mis venas

lléndose a la basura...

No podía amarlo... su mente le recordó nuevamente a Kikyo... ¿porqué había tenido que sufrir tanto cuando lo dejó? tal vez porque fue doloroso, abrir los ojos de esa manera, darse cuenta que jamás lo quiso, que jamás lo amó... ¿sería Kagome igual a ella?

El caballo se detuvo en seco y él se dio cuenta que estaba en la cascada, ni siquiera había guiado al caballo para que llegara allí ¿o sí? escuchó el relinchar de otro caballo, a un costado, él arrugó el ceño y de pronto lo comprendió... Kagome estaba allí...

Bajó de un salto y su pierna se resintió pero no le importó porque caminó a paso acelerado hasta donde estaba ella. La muchacha estaba sentada en la hierba y en cuanto escuchó el relinchar de su caballo había abierto los ojos volviendo a la realidad y poniéndose de pie. Llevaba el cabello tomado en una coleta que la hacía lucir más chiquilla, la capa cubría parte de su cuerpo, pero él, al acercarse, notó que aún llevaba la ropa puesta con la que la había visto en la tarde.

- Kagome... - Susurró hasta estar enfrente de ella. La muchacha sonrió nerviosamente y se cubrió más con la capa.

- Sabía que vendrías... - Murmuró ella. Lo vio arrugar la frente.

- Pero no debiste venir... sabes que es peligroso... - Le reprochó mirando esta vez a su alrededor y tragando con fuerza- ¿qué hubiera pasado si te hubieses encontrado con algún lobo nuevamente? - El pensamiento lo hizo palidecer súbitamente. Hubiera querido decir algo más, un reproche porque sólo imaginar que podría estar en peligro lo aterró, pero ella se abalanzó a él y lo abrazó con fuerza enterrando su cabeza casi en su pecho. El mismo aroma que antes había evocado le llegaba claramente a su nariz, embriagándolo por completo.

- Oh... te extrañé... te extrañé mucho... - Musitó sintiendo que las mejillas le ardían pero no podía evitar decir lo que sentía. En verdad había sido una tortura estar separados, más sabiendo que pronto se casarían, más, recordando como ultima acción un inesperado beso.- Creí que no podríamos casarnos... que tal vez ya no vendrías por mí... pensé tantas cosas... - Su voz se quebró y él arrugó el ceño ¿en verdad había tenido esos pensamientos, casi igual a los de él? La apartó ligeramente mientras su mano se adueñaba de su cuello, obligándola a mirarlo directo a la cara. Los ojos castaños de ella lucían brillante y hermosos y se clavaron en los suyos, su corazón le latió muy fuerte, casi dolorosamente.

- Yo... también te extrañé... creí que te arrepentirías... que me dejarías después de lo que te contara Kikyo...

Kagome lo miró con fervor y se acercó más a él.

- ¡No! ya te dije que no importaba eso... seas lo que seas... confía en mí... aunque tu no quieras amarme... aunque digas que no puedas, no me importa... no puedo dejar de... - Se calló súbitamente y sus mejillas se tiñeron de rojo. Él sonrió abiertamente y acercó su rostro al de ella, el aliento del muchacho, fresco, le llegó a sus sentidos.

- ¿Amarme? ¿es verdad eso? ¿me amas de verdad? - Preguntó, y su voz era tan ronca y susurrante que le provocó a la chica escalofríos. Lo miró con detenimiento tragando nerviosamente y finalmente asintió.

- Te amo... mucho...

El joven hombre sonrió, esto parecía un sueño, pensaba, porque era demasiado para él... su mano subió un poco y sus dedos de pronto comenzaron a rozar los labios de ella, su otra mano se deslizó tras su espalda y la acercó más a su cuerpo, menudo y pequeño que sólo deseaba de pronto tener entre sus manos. Inclinó la cabeza y la besó. Un beso suave que rozaba sus labios una y otra vez contra los suyos, Kagome cerró los ojos y él también lo hizo. La escuchó suspirar y aferrar sus manos fuertemente a la camisa. Sintió el tacto cálido de ella sobre su piel y entonces él también tuvo escalofríos. Sus labios se abrieron y atraparon con fuerza los de la muchacha, la chica se estremeció entre sus brazos, pero él no podía detenerse, necesitaba más, más. Kagome creyó que perdía las fuerzas e incluso las piernas le temblaron, pero el hombre la tenía muy bien sujetada a su cuerpo, aún así ella tembló cuando percibió la lengua de él en su boca. Inuyasha la movió contra la suya, la muchacha pensó que esta vez sí perdería el sentido, pero no fue así, porque pronto se vio imitándolo, sentía que el corazón le iba a explotar ¿podría haber algo mejor que esto? Él parecía querer saborearla por completo, sus besos eran sonoros, embriagadores, delirantes. Cuando Kagome sintió que sus labios le hormigueaban, percibió que Inuyasha se apartaba de su boca. No sabía porqué, se sintió exaltada, su cabeza se inclinó más mientras respiraba fuertemente, la mano que estaba en su espalda esta vez bajó hasta su cintura, colándose bajo su capa. Nuevamente volvió a sentir besos pero en su cuello y la respiración caliente de él que chocaba contra su piel. Tuvo deseos de estar por siempre así, era como si hubiera abandonado este mundo, nada era mejor que estar en los fuertes brazos de Inuyasha.

- Tal vez... - Murmuró finalmente Inuyasha, agitado, cuando se inclinó y Kagome lo miró atentamente-... tal vez... no deberíamos pensar... que este matrimonio será una farsa... - Se inclinó nuevamente y posó sus labios sobre los de ella-... porque creo... que yo también te amo...

Continuará...

N/A: La canción se llama "Feel", es de Robbie Williams. Había escuchado y visto el video de esta canción muchas veces, sin embargo, cuando lo vi hace un par de meses atrás me imaginé a nuestra parejita cabalgando... y fue eso que me inspiró este fic, así que cada vez que escribo esta historia la escucho... jeje, ese era mi secreto, la verdad, a mi muchas cosas me inspiran y la música es una de las tantas n.n

Bueno... oh! si se echan una mirada por mi space, me gustaría que dejaran su comentario acerca de lo que pasó en el manga de Inuyasha, yo dejé mi comentario, espero saber qué opinan ustes y también qué esperan del futuro ahora que Kikyo ha muerto definitivamente (la tercera es la vencida) u.u'... es pura curiosidad, no crean que la odio, pero no sé porque, siempre que la incluyo en un fic no me sale mala, sino PÉRFIDA jajaja (de verdad no la odio, me cae mal, pero no la odio)

Bueno nos vemos y muchas gracias por los reviews, intenté enviarles a las personas que me lo pidieron la pág. del manga de Inu, claro que algunas no me dejaron ni un correo u.u pero en fin... gracias y espero queden satisfechas con este cap. que me salió largo, sí, me inspiré más de cuenta hoy n.n

Nos vemos!

Lady Sakura Lee.-