Capítulo 22: "Noche de Amor"

De pie aun en medio de la laguna, él la tenía firmemente entre sus brazos, las aguas de la cascada cercana era el único ruido que quebraba el silencio exquisito de aquel lugar. Sus besos se adueñaban inconteniblemente de su cuello, las manos ásperas recorrían la tela húmeda de su espalda, el hombre se apartó una vez más y su mente comenzó a calcular cuanto tardarían en llegar a la mansión. Entonces la miró a los ojos y ella, que se encontraba casi extasiada de amor, abrió los suyos y lo miró nerviosa. Inuyasha sonrió quietamente y acomodó el desordenado flequillo de su frente.

- ¿Qué sucede?- Preguntó la muchacha y sus ojos se tornaron oscuros de temor. Él sonrió más para devolverle la calma, pero ella seguía observándolo de igual manera.

- Muy pronto será luna nueva… ¿ves?- Susurró y apuntó con su dedo a la luna que estaba en el cielo, testigo mudo de su amor. Kagome la miró y luego volvió a posar sus ojos en él.

- Lo sé…

Él arrugó un poco el ceño perdiéndose en el color cálido de sus ojos castaños, oscuros y brillantes a la luz de las estrellas, sus manos aún seguían acariciando casi de forma inconsciente su espalda.

- ¿No querrás… saber primero como soy?… - Murmuró con seriedad y estudiando cada ínfimo gesto de su rostro, pero en cuanto él dijo eso la muchacha se sonrojó y lo miró un poco adolorida.

- ¿No… no quieres entonces?- Preguntó en un hilo de voz e Inuyasha notó como aflojaba su cuerpo del suyo, sonrió ampliamente sosteniéndola más desde la espalda apegándola tanto a él que Kagome casi se quedó sin aliento, de su boca salió un pequeño quejido, entonces el joven aflojó los brazos y bajó la vista a ella que lucía turbada.

- No, claro que SI quiero- Aclaró rápidamente y de inmediato se dibujó una sonrisa nerviosa en el rostro de la muchacha.-… lo que pasa es que…

- Entiendo… - Dijo ella mirándolo con intensidad-… Quieres… - Sus dedos juguetearon nerviosamente con los botones de su chaqueta-… que vea primero lo que eres… sabes que eso no me importa.

Él no respondió de inmediato, porque a pesar de todo, a pesar de todo, no podía creer, se negaba a creer, que existiera una persona capaz de hacer eso.

- ¿Estas segura? – Preguntó con la sonrisa desvaneciendo su rostro. Kagome levantó una mano y acarició lentamente su mejilla.

- Siempre te he amado, nada me importa.

Inuyasha volvió a sonreír ¿estaría soñando? Otra vez con aquella pregunta, pero es que era demasiado bueno, demasiado honesto, demasiado para alguien como él. Se acercó y la besó otra vez con vehemencia, ella enredó sus brazos alrededor de su cuello e Inuyasha la levantó casi de las aguas caminando con ella hasta la orilla. Cuando pisó la hierba se apartó y siguió con sus mejillas hasta su oído, sólo para susurrar.

- Hagámoslo aquí… no puedo más…

Aquello erizó su piel y tembló ante aquella propuesta salida de una voz ronca y apasionada, jamás escuchada, la joven se enderezó agitada y lo observó unos segundos.

- Sí… - Susurró aún con los brazos alrededor de su cuello, él sonrió de medio lado de una forma que la hizo estremecer más aún. La soltó con suavidad y mirándola siempre a los ojos, se quitó la chaqueta con rapidez y la tendió en el suelo. Luego se acercó a Kagome, la tomó de la cintura y la tendió ahí mismo, sobre la chaqueta. Comenzó nuevamente a besarla, con calma esta vez, su mano áspera y grande se adueñó de su mandíbula, levantándola un poco y para ahondarse más en su boca. Los labios que antes le eran casi inexpertos parecían devorarlo ansiosa, saboreándolo, respirando fuertemente, como si le faltase el aliento, sintió los latidos de su corazón golpeando con fuerza su pecho ¿o eran los suyos?. Abrió un poco los ojos, la vio entonces agitada y concentrada en sus besos, entonces él los desvió, ella arrugó el ceño y el muchacho quiso sonreír, pero en cuanto su mano que estaba en su mandíbula bajo por su garganta hasta el borde de la enagua para bajarla, la muchacha abrió los ojos y lo miró expectante. Estaba nerviosa, pensó Inuyasha, algo asustada, lo notaba en la forma de mirar. Se acercó besando el hombro, ella volvió a cerrar los ojos enredando sus dedos en la corta cabellera de él, de pronto su espalda se encorvó, deseaba más, más de sus labios sobre su piel, porque parecían quemarla y a la vez enloquecerla, eran sensaciones extrañas, nuevas y completamente placenteras para ella. De pronto la mano de Inuyasha bajó otra vez, sobre un seno, la joven gimió y ladeó la cabeza, parecía ya no poder más, él separó sus labios del hombro y se acercó a su oído.

- Tranquila… sólo… - Y Kagome volvió a cerrar los ojos al sentir la yema de sus dedos sobre sus pezones, luego él bajó para bajar más el vestido, dejando al descubierto sus pechos desnudos, tragando con fuerza y agitado, se preguntó si habría un cuerpo más perfecto que el de ella… pero… ¿importaba eso? Sonrió y rozó sus labios sobre uno de ellos, la muchacha gimió fuertemente y su espalda se encorvó un par de centímetros del suelo, él abrió sus labios y lo atrapó con deseo, hambre, ansias, sintió como el calor comenzaba a agobiarlo, a quemarlo, pero intentó seguir un poco más, ahora con su otro seno. Kagome se movió inquieta bajo él, flexionó una pierna y sólo en ese momento fue nuevamente consciente del bulto que se presionaba con fuerza contra un poco más abajo de su estómago. Inuyasha se acomodó para que este se presionara entre sus piernas, levantó el rostro y bajó su mano por la pierna que ella tenía flexionada, tomándola del tobillo, que acarició sin perder el contacto visual que tenían. A la luz de la poca luna que había, vio la palidez de su rostro adornado por las mejillas completamente rosa, el cabello húmedo y desordenado sobre su chaqueta, los labios hinchados y húmedos que parecían querer más de sus besos. Él le sonrió para devolverle la calma, Kagome lucía agitada y aún temerosa, lo podía notar en la oscuridad de sus ojos que estaban fijos en sus pupilas. De pronto su mano se deslizó pasando bajo la tela del húmedo vestido, subiendo lentamente hasta llegar a sus caderas, se detuvo ahí, ella creyó que su corazón dejaría de latir, le dolía el pecho por las fuertes palpitaciones, sentía que le faltaba el aliento, cerró los ojos y dejó que su cabeza descansara nuevamente en el suelo. Sus manos que estaban esta vez en la fornida espalda de él se crisparon al sentir como Inuyasha quitaba su ropa interior por completo. Luego él volvió a besarla en la boca, como si quisiera revivirla, pero subiendo el vestido por sus piernas, el torso y luego por su brazos, ella quedó desnuda bajo él. Sentir su piel expuesta de esa forma la hizo ruborizarse más, entrecerró los ojos, ni siquiera podía respirar, otra vez el joven volvió a besarla, sus besos parecían darle el aliento perdido, se tranquilizó un momento, porque sus manos otra vez se adueñaron de su espalda acariciándola constantemente. Inuyasha se incorporó y la observó por completo, sus ojos se detuvieron en el fuerte sube y baja de su pecho, luego sus ojos dorados se posaron en los suyos y volvió a sonreír-… Eres… - Susurró posando una mano en su cadera-… perfecta… perfecta…

Sus palabras la calmaron, le sonrió también con ternura e inocencia. Él comenzó a desabotonarse la camisa con rapidez y luego se quitó las botas y los pantalones. Cuando estuvo listo se volvió a posar sobre ella, percibió por completo la suavidad de la piel de la muchacha, ella había vuelto a ladear el rostro, había cerrado los ojos sintiendo que ya no podía más, las caricias que el hombre le daba comenzaron a sumergirla en un estado de éxtasis que bien le costaba volver a la realidad. Sus manos pequeñas y delgadas acariciaron por completo la espalda, sintió los besos de él en su cuello, su oreja, sus hombros y sus pechos, comenzando a bajar de forma desinhibida hasta su estómago. Su lengua en ese lugar le dio cosquillas, y una pequeña risa se escapó de sus labios, él se incorporó y también sonrió, aliviado en parte porque a pesar de todo notaba un poco la rigidez en el cuerpo de ella, también la forma en que temblaba, estaba muy nerviosa, aunque era comprensible, y paradójicamente él también lo estaba, no era el echo de que hacía años no tenía sexo con una mujer, porque era eso, sexo, sino el echo de hacer el amor con Kagome. Eran dos cosas muy distintas. La primera, algo de momento que no involucraba para nada los sentimientos, la segunda, o sea, lo que iban a hacer ahora, sentía y estaba convencido, que involucraba hasta sus almas. Ella sería suya y él sería de ella, así, completamente. Kagome pareció leer sus pensamientos, acercó su mano a su mejilla y la acarició.

- Te amaré siempre, siempre… - Murmuró la muchacha esta vez con seriedad. Él tragó con dificultad y la besó otra vez, aunque sentía que ya no podía más con los labios tan hinchados y casi adormecidos de tanto roce, no pudo evitar hacerlo otra vez, los labios de Kagome parecían llamarlo, tentarlo y él necesitaba beber de ellos. Se incorporó y comenzó a quitarse lo que le quedaba de ropa, ella no pudo evitar que sus ojos se posaran en su sexo, entreabrió los labios, luego lo miró temerosa y tragó dándose cuenta que temblaba horrores. No era frío, todo lo contrario.

- Debo informarte de algo…- Susurró, y poco a poco fue posándose sobre ella, la muchacha gimió y su cuerpo se tensó por completo. Cuando él estuvo por completo sobre Kagome la miró y vio que ella cerraba los ojos fuertemente mientras tenía ladeada la cabeza, ni siquiera esta vez lo acariciaba, sus brazos estaban fuertemente flexionados casi sobre su pecho, respiraba con demasiada fuerza y el palpitar de su corazón chocaba fuertemente sobre su pecho desnudo. Entonces fue él esta vez quien acarició su mejilla, luego pasó su mano por su frente, acariciando el suave cabello de su flequillo todavía húmedo, se acercó y susurró con el aliento caliente chocando en su rostro.-… shhhh… no te alteres… juro que nada malo sucederá… nunca te haría daño…

Ella ladeó el rostro y abrió los ojos mirándolo con temor y nerviosismo.

- Sí… lo sé… - Musitó.

- Entonces… - Murmuró él posando su mano en una pierna de ella e inclinándosela levemente-… relájate… sólo… - Acercó sus labios a los suyos murmurando con los ojos cerrados-… sólo relájate… y ámame… ámame… porque… te necesito…

- Yo… - Susurró Kagome sintiendo como él deslizaba su mano por entre sus piernas, tocando de pronto su sexo haciéndola encorvar de placer, fue como una descarga eléctrica que le nubló por segundos la razón y cuando volvió a la realidad quería más. Su cuerpo ardía en llamas, su estómago se encogía tanto y el corazón parecía que iba a estallar-… yo… sí… te necesito…

Él deslizó una mano tras su espalda, levantándola un poco, Kagome ocultó el rostro en su cuello, el aliento tan caliente de la muchacha le sorprendió chocando contra su piel, ella entreabrió los ojos, sus manos se aferraron a sus antebrazos, esperando, sabía que estaba cerca, lo sentía ahora más cerca que nunca, entre sus piernas, el primer toque la hizo gemir, ocultó más el rostro en su cuello, lo escuchó susurrar nuevamente en su oído, una vez más.

- Tranquila… tranquila…

Se adentró en ella con demasiada lentitud, esperando no lastimarla, ni siquiera deseaba escucharla gemir de dolor, no, dolor no, placer, pensó él, ella se mordió los labios y tenía los ojos cerrados con fuerza. Sentía como poco a poco sus cuerpos se conectaban, cómo estaban unidos en algo que jamás nunca había experimentado. Inuyasha, que había retenido la respiración, respiró sobre ella, agobiado y sin poder contenerse más, dejó caer el cuerpo y su sexo entró por completo. Kagome movió rápidamente la cabeza a un lado y un gemido se escapó de sus labios. El muchacho de inmediato se recuperó y le ladeó el rostro.

- No… - Murmuró ella entreabriendo los ojos y dándose cuenta lo preocupado que estaba-… estoy bien… estoy bien… ya pasó… ya pasó… - Fue todo lo que pudo decir con la falta de aire que tenía.

- Es así… no te asustes… relájate… - Susurró él besando su mejilla con cortos besos que parecían mimarla y devolverle la calma, luego, cuando notó que la muchacha relajaba su cuerpo, la besó. Kagome le correspondió al principio con levedad, le costaba trabajo concentrarse, sentía su cuerpo unido al de él, adentrándose poco a poco en ella, luego él movió sus caderas y ella gimió entre sus labios. Inuyasha posó ambas manos a su lado y luego comenzó a salir, sus ojos dorados y adormecidos de tanto amor la estudiaban con minuciosidad, cada gesto de su rostro, de la curvatura de sus labios, de su frente que se ceñía y luego relajaba. Kagome abrió los ojos sintiéndose casi abandonada, entonces lo abrazó nuevamente del cuello y él volvió a entrar, lo hizo más veces de las que podía, en cada embestida Kagome creía que se le iba la vida, y él también, pero quería que ella disfrutara el placer que era eso, que él podía dárselo, porque la amaba más que su vida. Era la única mujer que lo amaba a pesar de todo, su "una en una eternidad"… sonrió y se derramó en ella justo cuando de sus labios salió un ronco gemido. Cayó en el cuello de la muchacha, no sólo era él quien parecía haber quedado extasiado, ella también lo estaba, ninguno de los dos se movió por un momento. Luego, sus respiraciones retomaron la normalidad. Sentía la capa de sudor sobre su piel, esta se fue entibiando, también la de la muchacha, levantó la vista y vio que ella tenía los ojos entrecerrados, observando las estrellas.-… Kagome… - La llamó en escalofriante y aterciopelado susurró, ella desvió la vista hacia él y sonrió.

- Fue… - Murmuró la joven perdiéndose en sus ojos dorados-… hermoso… creí… que moriría de amor entre tus brazos…

Él sonrió y la besó suavemente una vez más.

- Sí… eso sentí yo también… primera vez… - Susurró recostando la cabeza en su cuello otra vez.-… primera vez…

Continuará…

N/A: Primera vez que siente eso ¿eh? porque recuerden que Inu antes de conocer a la "otra" era algo mujeriego n.n' jeje... bueno amigas, ahora espero sus comentarios, debo confesar una vez más que escribir lemons me cuesta horrores, a pesar de ya tener varias historias a cuestas u.u... pero en fin... Gracias por todos los reviews.

Nos vemos y cuidense.

Lady Sakura Lee.-