Tú tranquilizaste mi alma
sacaste la oscuridad de mi vista
dejaste tu desesperado hechizo en mi
di que lo sientes también, yo sé que lo haces
he conseguido demasiado para dar
esto no puede morir, yo anhelo vivir
viértete todo en mi y yo querré cada gota aquí de mis rodillas…
Lo primero que vio, al abrir sus somnolientos ojos castaños, fue el rostro de él, tan cercano al suyo, sereno, los párpados cerrados, sus labios semi abiertos, el cabello negro y corto desordenado. Kagome sonrió y se acercó más a él, recostando la cabeza en su pecho. Instintivamente Inuyasha, que tenía un brazo descuidado por sobre su cintura, la presionó con fuerza acercándola más a su pecho. Ella se sorprendió, creyendo que estaba despierto, lo observó con detenimiento pero no, él dormía… su respirar era suave y pausado… dormía… y profundamente.
Quiero amarte para siempre
y esto es todo lo que te pido
10.000 vidas juntos es eso demasiado para ti?
porque desde el momento en que vi tu rostro
y sentí el fuego de tu dulce abrazo juré, lo supe
que quiero amarte para siempre…
Levantó su mano y se acercó con sumo cuidado y lentitud, titubeó, no deseaba despertarlo, se veía tan tranquilo así… la punta de sus dedos tocaron su mejilla, algo áspera por la barba que comenzaba a crecer y que oscurecía un poco su rostro. Subió hasta el nacimiento de sus cabellos negros, por su sien, sonrió traviesamente, a él le gustaba su cabello largo, lo sabía, debió haberle pesado que se le cortaran en el ejército.
- ¿No te da miedo?- Preguntó él mirándola atentamente- Hay niños que creen que soy un vampiro... o un ser espeluznante...
La niña lo miró con sus enormes ojos castaños y luego de unos segundos sonrió y estiró una pequeña mano en su mejilla. Él se paralizó, no estaba muy acostumbrado a recibir afecto de nadie.
- No pareces un vampiro... más bien un príncipe...
- Un príncipe… - Murmuró al pensar lo que siempre había imaginado de él. Recordaba sus sentimientos de chiquilla, tal vez no eran los mismo que experimentó cuando era adulta, porque es cierto, Inuyasha siempre la había encandilado con su trato y su forma de ser. Pero él se había fijado en su hermana mayor y eso, para ella, había resultado claramente lógico. Kikyo era hermosa, "perfecta", decía su mamá, y todos ansiaban casarse con ella… que Inuyasha se enamorara de su hermana había sido lógico… nada más… - … nada más… - Susurró enterrando sus dedos en el cabello del hombre, tan suave que le daba cosquilla la mano. Lo vio fruncir el ceño y ella la apartó con rapidez. Lo miró expectante, pero el joven siguió dormido, entonces Kagome suspiró aliviada y casi por inconciencia, le dio un pequeño beso en el pecho. – De verdad… - Susurró mirándolo atentamente-… ¿me amas?
Sus ojos dorados se clavaron de pronto en ella y Kagome casi gritó se susto. Intentó apartarse casi por instinto, pero la mano posesiva que rodeaba su cintura de acentuó aún más y entonces sintió que las mejillas se encendían completamente. ¡Desde cuando estaba despierto? Luego del susto y la impresión que le había causado intentó moverse nuevamente y él pareció disfrutar de ello porque la acercó más fuerte a su pecho. Lo miró a la cara y lo vio esbozar una sonrisa, entonces, molesta y avergonzada, le golpeó el pecho con su mano.
- Jajaja
- ¡Me engañaste!- Dijo ella intentando apartarse pero le era casi imposible, ni siquiera era capaz de moverse un milímetro más lejos de él, frunció el ceño al verlo con una amplia sonrisa esta vez, lo golpeó con ambas manos sobre el pecho, enojada- Creí que dormías… ¡pero estabas todo el tiempo fingiendo!
- Tranquilízate… - Rió Inuyasha algo sorprendido por lo fuerte que ya golpeaba su pecho, entonces la soltó de la cintura y la sujetó con fuerza con ambas manos, ella ya no lo miraba a la cara, sólo deseaba salir de allí ante la vergüenza que sentía.- tranquila… lo siento… perdóname… pero… - Kagome había levantado el rostro y también había dejado de moverse-… no te enojes conmigo ¿sí?...
¿Cómo no enojarse ahora que la miraba de esa forma, como un cachorro desvalido? Sintió como su corazón golpeaba con fuerza, no, más aún, sintió que le costaba respirar, intentó controlarse, no era fácil, de pronto se sintió desnuda, lo estaba, y lo estaba a su lado, entonces tragó nerviosamente y volvió a recostar la cabeza en la almohada de su cama, de inmediato él posó casi medio cuerpo sobre ella, con ambas manos a su lado, Kagome se vio encerrada casi, Inuyasha le sonrió. Se sentía muy avergonzada aún y desvió su mirada insistente.
- Sí - Dijo él mirándola desde su altura, la chica lo observó, esta vez estaba muy serio, ella frunció el ceño.
- Sí… - Murmuró la muchacha extrañada- sí ¿qué?
Lo vio sonreír nuevamente.
- Que sí… de verdad te amo ¿porqué lo dudas?
Kagome retuvo el aliento, tragó con fuerza y luego volteó el rostro, sus ojos se posaron sobre la mesita de noche, ahí estaba su amuleto de perlas… abrió un poco más los ojos y luego se mordió el labio.
- Yo… no sé… porque recordé lo que pasó cuando te conocí… cuando era una niña… por eso… - Musitó quietamente. Cuando volteó el rostro hacia él, Inuyasha la miraba muy serio esta vez.
- Uno no sabe lo que es el amor hasta cuando lo tiene en frente suyo… yo no sabía qué era… mi pequeña Kagome… - Susurró-… hasta que tú llegaste otra vez a mi lado… - Sonrió luego divertido-… nunca creí que la chiquilla revoltosa sería la mujer de mi vida… hasta que volví a verte… desmayada en la laguna… - Kagome frunció un poco el ceño-… creí que era un ángel caído del cielo… para este demonio que soy yo… - Sonrió más.-… hasta que vi aquel regalo que te di en el día de tu cumpleaños… creí que moriría de la impresión… ¡no podías ser tú!
Kagome rió esta vez relajada.
- Sí, ya sé… esa tonta idea tuya pensando que aún era una niña…
- Siempre quise protegerte… - La interrumpió el hombre, muy serio-… tal vez sabía… de alguna forma… que estabas destinada para mi…
- Síiii… - Susurró la muchacha cuando vio que él se acercaba más a su boca, sus labios se rozaron y ella entrecerró los ojos- si… destinado… sólo para mi…
- Y… - Sus labios se alejaron un poco y la miró con atención, Kagome abrió nuevamente los suyos y lo observó con expectación.-… ¿qué hay de ti? La caprichosa Kagome que no quería casarse con nadie… - Rió luego divertido.
- No quería casarme con nadie… porque para casarse hay que amar a alguien… y yo sólo te amaba a ti…
- Ohh sí… - Susurró él complacido acercándose nuevamente a sus labios-… sí… esa respuesta me gusta…
- ¿Sí?- Musitó la joven, muy bajito, percibiendo la lengua de él en sus labios, aún sin besarla, la seducía nuevamente y eso la excitaba. Inuyasha se recostó esta vez encima suyo, su mano se apoderó de su garganta y la otra fue a parar más abajo, en su pierna, inclinándola para sentirse más cómodo en ella, la muchacha se agitó-… oye… - Lo miró intentando parecer seria pero sus ojos llenos de deseo la delataban-… ¿otra vez?- Preguntó, pero no pudo evitar alzar sus brazos y enrollarlos alrededor de su cuello. Los besos que ahora le daba en su garganta le daban cosquillas.
- Y… - Susurró él, demasiado agitado-… ¿porqué no?... – Besó y lamió la piel expuesta sintiendo el gusto dulce que lo embriagaba-… estamos casados… y tú… me excitas… eres… mía… sólo mía…
- Tuya… - Susurró Kagome encorvándose más al sentir el fuego que los consumía nuevamente.-… mío… sí…
- Sí… - Murmuró Inuyasha, sintiéndose demasiado complacido, sintiendo que su alma rebosaba de alegría.-… tuyo…
Mi mente le cuesta entender
lo que mi corazón me dice qué hacer
y daría todo lo que tengo sólo para estar contigo
y eso haría
siempre he sido enseñada para ganar
y nunca creí que fallaría
estar a la piedad de un hombre, yo nunca lo he estado
ahora sólo quiero estar donde tú estes
El sol estaba lo bastante alto como para darse cuenta que era pasado del mediodía. Kagome bostezó y él le apartó el cabello del hombro para seguir besándolo con delicadeza. Ella sonrió y de pronto se dejaron escuchar tres pequeños golpes a la puerta. Ambos se quedaron quietos mirándose a los ojos, como si hubieran sido sorprendidos, la voz tras la puerta muy pronto se dejó escuchar.
- Señorita… - Era Myoga, luego él pareció corregir-… señora… ¿esta usted bien?
Kagome miró a Inuyasha y quiso reír pero él se llevó un dedo a los labios en señal de silencio.
- Debe estar preocupado… - Susurró Kagome casi reprochándole, Inuyasha se encogió de hombros.
- ¿Señora? Ya esta lista la comida… - Insistió el anciano y ella notó que en verdad, por el tono de su voz, estaba preocupado. Se apartó de Inuyasha porque él deseaba que no hablara pero la joven fue más rápida.
- Sí- Respondió, antes que él la silenciara- sí… estoy bien Myoga…
Se produjo un silencio de parte del anciano y Kagome miró a Inuyasha divertida.
- Oh… que bien señora… me había asustado… es que el señor no esta y…
- El señor también esta bien- Alzó la voz Inuyasha y Kagome se ocultó el rostro con ambas manos a punto de estallar en carcajadas. Otra vez se produjo un leve silencio al otro lado de la puerta, Kagome miró luego de reojo a Inuyasha.
- Ah… que bien… - Dijo el anciano, aunque en su voz no se notaba la sorpresa, al contrario, parecía, en parte, aliviado-… si desea puedo traer la comida a su habitación… - Sugirió. Entonces Kagome quitó la sonrisa del rostro, tuvo la ligera sospecha, que algo no andaba del todo bien. Miró nuevamente a Inuyasha pero él parecía despreocupado, el joven se volvió a recostar cerrando los ojos con pereza.
- Ya lo veremos, gracias Myoga- Dijo el muchacho. Pasaron unos largos instantes antes que Kagome se diera cuenta que el anciano se había retirado. ¿Porqué esa insistencia? Había algo… e Inuyasha no lo había notado ¿había pasado algo? Se levantó de la cama comenzándose a vestir y el muchacho la observó casi con desilusión desde su puesto.
- ¿A donde vas? Creí que este sería nuestro día…
- No, sólo… tengo algo de hambre… voy a buscar comida, la traeré aquí y así comeremos juntos… - Lo miró sonriendo con tranquilidad y se acercó a él, Inuyasha parecía un niño pequeño, había hecho incluso una mueca. – Vuelvo enseguida… - Susurró inclinándose y besando sus labios, al principio él no le respondió y ella arrugó el ceño, en cuanto iba a separarse, el hombre sujetó sus manos y la retuvo con fuerza. Casi cae sobre su pecho, lo hubiera reprendido, pero el beso que le dio la dejó sin aliento, se dejó sin poder evitarlo, cuando finalmente la dejó la muchacha abrió los ojos, estaba agitada y sentía que el aire volvía a sus pulmones, él la observaba atento con sus ojos dorados, grandes y brillantes. Kagome, luego de unos segundos frunció el ceño.-... iré igual… no me retendrás a fuerza de besos…
Se soltó antes de que el joven hombre pudiera reaccionar, lo escuchó reír a su espalda y ella sintió escalofríos. No pudo menos que sonreír también de su juego de seducción y salió de la habitación más pronto de lo que debía.
Recorrió el pasillo con una ligera sonrisa en los labios, caminando lentamente. Qué noche, sentía algo de sueño, y bien podía estarlo si había dormido muy poco. Sonrió más y cerró los ojos complacida. Era suya… y él de ella… que noche más maravillosa habían pasado… Cuando bajó las escaleras recordó al anciano Myoga entonces su rostro se tensionó. Aligeró el paso y muy pronto estuvo en la cocina. Las criadas la miraron como si vieran un fantasma y ella vio su reflejo en un espejo que había en la pared. Su cabello negro y suelto estaba desordenado, el cuello de su blusa abierto, la falda era la del día anterior y estaba arrugada y ella misma tenía ligeras manchas negras bajo sus ojos. Vaya, se había delatado sola. Antes de poder decir algo, como una tonta excusa, se dio cuenta que afuera había un muchacho que ella conocía… y que hablaba con el anciano sirviente. Sorprendida e intrigada los observó unos segundos hablar y luego el muchacho se dio cuenta y la miró. De inmediato Kagome hizo un ligero saludo con la cabeza y él le respondió. Myoga la miró aliviado y de inmediato entró a la cocina, el joven se quedó afuera.
- Gracias al cielo ha entendido… - Murmuró y la tomó de un brazo hablando en susurros-… son malas noticias… muy malas… es mejor que él se lo diga…
Kagome abrió más sus ojos sintiendo como los latidos de su corazón se aceleraban, luego posó sus ojos en el joven de allá afuera, que la esperaba con impaciencia y entonces ella salió.
La brisa del mediodía refrescó su rostro aún acalorado y desordenó más sus largos cabellos negros. Miroku volvió a hacer una inclinación con la cabeza y Kagome, asustada, preguntó en un susurro.
- ¿Qué ha pasado?... ¿desea hablar con Inuyasha?
- No… es mejor hablar con usted… - Murmuró él en un inquietante tono, el muchacho desvió la vista hacia el interior de la cocina y luego posó sus ojos azul cielo en los de Kagome-… son malas noticias, he venido a prevenirlos…
- ¿Prevenirnos?- Repitió Kagome frunciendo el ceño y sintiendo que la boca se le secaba. – Dígame usted por favor, sin rodeos ¿qué sucede?
- Sé que dentro del día de hoy vendrá la policía a arrestar a Inuyasha… - Dijo al fin y Kagome lo miró impresionada, el joven continuó-… pero no es que lo vayan a apresar… es algo peor… lo quieren internar… en un sanatorio…
Kagome abrió los labios sin poder creer lo que estaba escuchando, sintió que las piernas comenzaban a temblar, se negó a creer lo que estaba escuchando y aún así tuvo que afirmarse en la pared de piedra de la mansión. El joven la tomó del brazo intentando ayudarla, ella lo rechazó.
- Pero… pero… ¿porqué?... ¿porqué?- Gimió y de pronto alzó el rostro mirándolo con incredulidad. El otro tragó con dificultad y se enderezó apenas observándola con atención.
- Fue su hermana… y también Kouga… creo que hay más gente involucrada señorita… - Dijo el joven como si le costara responder a sus inquietudes, vio los ojos castaños de la muchacha mirándolo con incredulidad y tornándose llorosos, la vio morderse el labio y luego bajar la vista.
- Mi… ¿hermana?... ¿Kikyo? – Musitó y luego lo miró aterrada- pero… ¿porqué?... ¡Dígame!... ¿qué ha pasado?- Sus manos sujetaron con fuerza la solapa de su impecable traje, él intentó reconfortarla, parecía que de un momento a otro perdería el control, posó sus manos sobre las suyas, Kagome lo miró a los ojos.
- Es por lo que dicen que es él… - Susurró Miroku - … que es un monstruo… su hermana dijo que era un peligro para todos el que Inuyasha estuviera viviendo así… sin más… dijo que la había lastimado…
Kagome lo soltó y recostó la espalda nuevamente en la pared, casi derrotada.
- ¡Dios!... pero… ¿porqué lo hizo? – Su mente le recordó el incidente de la otra vez, cuando le había dicho que ella ya era su esposa, y el modo en que había reaccionado. Kikyo lo odiaba… ¿tanto así? Intentó tranquilizarse y luego miró al joven, notó la preocupación en su rostro y entonces ella volvió a arrugar el ceño, apenas podía respirar, estaba muy asustada, por Inuyasha.
- Usted… ¿Cómo lo supo? Quiero decir… antes que ellos vengan…
Miroku bajó la vista y se movió intranquilo, no habló en unos segundos, finalmente alzó la vista y la enfrentó.
- Lamento decirle señorita… que lo he sabido antes porque…- Miró a Kagome y ella vio como su garganta se agitaba inquieta-… unas personas que estimo mucho han participado de esto… han servido de testigo… también… para su hermana…
- ¿Quién?- Preguntó ella casi en un gemido, aunque no sabía si deseaba saberlo o no, ahora sólo deseaba actuar, hacer algo para impedirlo.
- Usted los conoce… Houjo… y… también Sango… - Dijo él con pesar y Kagome creyó morir ¿su amiga?... ¿su amiga de toda la vida?... ¿porqué?.-… no se enfade con ellos… - Acotó rápidamente el otro-… las palabras de su hermana fueron muy convincentes… ella dijo que Inuyasha estaba maldito y que era un monstruo, que estaba loco y era peligroso… mis amigos le creyeron… ya sabe… debido al incidente de anoche… - La miró con súplica-… no los juzgue mal, por favor… - Murmuró con pesar-… no actúe con prejuicio… de la forma que ellos lo hicieron con Inuyasha…
Kagome se había llevado la mano a la boca sin poder hablar, sus ojos inquietos se dirigieron al segundo piso de la mansión… oh… Inuyasha, debía volver a él… esto era peligroso… tenía que hacer algo… tenía que actuar de inmediato.
- Gra… gracias por avisarme… ya sé lo que hay que hacer… no le diré nada a Inuyasha… - Respondió rápidamente, pero no parecía hablarle a él, sino a sí misma-… no… no debe saberlo porque seguro el muy obstinado se quedará a hacerles frente… debo sacarlo de aquí…. Oh! Ya sé… un viaje… le diré que nos vayamos a otro lugar… sí…. sí… hasta que el peligro pase…
Continuará…
PD: La canción es de Jessica Simpson, se llama "I wanna love you forever" ("Quiero amarte por siempre"), pido permiso a la perdida Anyara porque ella la puso hace tiempo en un fic pero no puedo evitarlo, me encanta esta canción y tenía que ponerla aquí u.u gomen, estes donde estes... en todo caso esta es MI traducción. Jeje.
Bueno, muchas gracias por todos sus reviews, me siento contenta, así que aquí les dejo un nuevo cap., espero lo disfruten tanto como yo lo escribo. Gracias por leer.
Lady.
PD: Las que leyeron el cap. anterior con errores les aviso que ya lo corregí, la culpa no es mia, es de ffiction u.u' espero que ahora no pase nada. (¿me creerán que tuve que pasar el cap. al formato block de notas? u.u')
