Cursiva: Pensamientos
¿Y después?
Capítulo 8: Kizuna
-¿Qué son novios?
-¡Cállate! – el pelirrojo le hizo un gesto, lo que llamó más a atención que la pregunta de su amigo – Sí… desde ayer
-¿Después del entrenamiento?
-En la noche de ese día… en la tarde conversamos sobre… bueno, ya sabes… de eso que me hablabas tú
-Ayako y yo ya sospechábamos lo que iba a pasar
-¿Ayako?
-Ella es muy observadora… intercambiamos opiniones y… bueno, quise hablar contigo… y ella conversó con Rukawa ayer antes de que se fueran
-¿En serio?
-Sí… yo no sabía que Ayako iba a hablar con él, me sorprendió… y yo creo que lo que ella le dijo fue importante para lo que pasó ayer
-¿Tú crees?
-Sí… porque tú lo hubieras ocultado… pero él ya no aguantaba más…
-Claro… eran demasiadas cosas…
Por otro lado, un muchacho alto moreno ojiazul y de la tez más blanca que podía existir, caminaba imponente por uno de los pasillos de la preparatoria Shohoku. Acaparaba la mira de muchas chicas que, sin hablar una vez con él, estaban profundamente enamoradas, pero eso a él nunca le importó y nunca le iba a importar. Unos metros más allá una chica se para y lo mira directamente. Rukawa avanza un poco más y se topa con Ayako que, aunque ni a los hombros le llegara, lo miraba con imponencia.
-¿Qué quieres? – dijo Rukawa con la mirada más fea que pudo darle
-No me asustas, tus ojos brillan mucho como para hacerlo
-Te pregunté qué es lo que quieres
-¿Por qué tus ojos brillan tanto hoy?
-Eso no te importa
-Por supuesto que sí
Ayako lo miró con una sonrisa. Rukawa la miró hacia abajo. Cerró los ojos y cuando paso al lado de Ayako se detuvo.
-Somos novios, si eso era lo que querías preguntar
El moreno siguió su marcha. Ayako celebraba como si se hubiese ganado la lotería. No sabía que atrás suyo estaba cierto pelirrojo que también se dirigía a su salón. Y que había visto al moreno y a la muchacha conversar.
-¿Pasa algo, Ayako-chan?
-¡Jajaja! Es que… ¡Hanamichi Sakuragi!
El pelirrojo la miró con sus asesinos ojos cafés. Ayako reía nerviosa.
-No… nada… yo me iba a mi salón…
-¿Y qué haces en el pasillo de los del segundo grado?
-Yo… ¡yo ya me voy!
Ayako sale corriendo apresurada y nerviosa. Hanamichi sólo reía, mientras entraba a su salón.
Llegó la hora más esperada: el entrenamiento. De público aparecieron la gundan de Hanamichi y Haruko. Ayako estaba muy ansiosa, no sabía qué cosas podían ocurrir. Comenzaron el típico entrenamiento. En realidad Ayako no notó ningún cambio, ni siquiera miradas cómplices. Luego llegó el partido. La chica sacó una lata de bebida de su bolso y comenzó a beber mientras veía a los demás jugar. Sakuragi tenía el balón. Comenzó a ver a quién le pasaba el balón, pues estaba muy marcado, y encontró al moreno.
-¡Rukawa! – grita y pasa el balón, el cual Rukawa encestó
Luego todos miraron hacia Ayako. Por alguna razón, Ayako había escupido lejos la bebida que tomaba. Todos estaban incrédulos. Luego, Ayako comenzó a reír.
-¿Qué pasa, Ayako? – pregunta Ryota
-¡Jajaja¡Nada, olvídalo!
-Pero es que hasta escupiste bebida… ¿Qué pudo ser tan gracioso?
-Qué idiota – miró Rukawa con cara de pocos amigos, todos lo miraron incrédulo
-¿Entiendes lo que pasó? – pregunta Hanamichi realmente confundido
-Sí, y no importa – lo mira feo
-¿Ah¿Por qué me miras así?
-Nada, olvídalo… sigamos jugando
Siguieron jugando. Yohei se acercó a Ayako, divertido.
-No tienes que ser tan obvia
-Es que cómo le llama por el apellido si son novios – se reía
-Pero están recién empezando… además¿no sería raro que se llamaran por el nombre de un día para otro?
-Sí, tienes razón… pero no puedo evitar reírme
Acabó el entrenamiento y a Hanamichi y a Rukawa les tocó limpiar el gimnasio, como hace tanto tiempo no les tocaba. Sakuragi limpiaba con un sonrojo notorio en la cara. Pensar que estaban solos en el gimnasio… y que el único beso que se habían dado había sido el de ayer… y que apenas habían compartido, le ponía nervioso. Pero tenía que controlarse y limitarse al sonrojo, sabía que en cualquier momento podía entrar alguien. El único ruido que los acompañaba era el ruido de las gotas al caer en el techo del gimnasio.
Terminaron de limpiar todo y salieron. Shohoku se hacían tan fría cuando llovía y no había gente…
-Llueve muy fuerte, tenemos que apurarnos – dijo Hanamichi
-Ríndete, nos vamos a mojar igual
-¿Andas en bicicleta?
-Siempre la traigo…
-Es que como en la mañana nos fuimos separados…
-Cierto…
-Pues vamos en bicicleta
Rukawa lo miró desconfiado. Refunfuñó y sacó su bicicleta. Rápidamente se subieron y comenzaron a andar lo más rápido que podían por las calles de Kanagawa. De todos modos, para Rukawa llevar el peso de Sakuragi era bastante. En un momento, Rukawa se dio cuenta que se había metido un pasaje antes y tuvo que hacer una curva para devolverse, pero por el peso no pudo y se resbalaron varios metros por el suelo, chocando contra una pared, pues era un pasaje sin salida.
-¿Estás bien? – pregunta Hanamichi asustado, tirado aún en el suelo, medio enredado entre la bicicleta y Rukawa
-Sí… ¿y tú? – pregunta en la misma posición
-Igual… - Hanamichi comenzó a reír
-¿De qué te ríes?
-¿No te parece chistoso?
Rió con más fuerzas, mientras miraba al moreno. De repente, Rukawa comenzó a reír… poco a poco… y cada vez más fuerte. Reía, gritaba de risa, como nunca había hecho, Hanamichi lo miraba feliz. Qué importaba que la lluvia los mojara, que estuvieran todos sucios y arruinados, estaban felices.
-Deberías reír más a menudo… - Rukawa se detuvo y miró al pelirrojo, que lo miraba algo sonrojado. Luego, el moreno se sonrojó
-Mejor vamos…
Se pusieron de pie con bastante dificultad, pues tenían algunos raspones. Se fueron caminando, pues la bicicleta estaba algo maltrecha y en realidad les daba igual, pues más mojados no podían estar.
-Cojeas – le dice Rukawa a Hanamichi
-Y tú caminas raro
-Me raspé la espada
-Y yo una pierna – Sakuragi rió
Rato después llegaron a la casa y se pusieron bajo techo. Estilaban. Entraron rápidamente a sus piezas para no mojar todo. Mientras Rukawa se cambiaba, Sakuragi tocó la puerta de su pieza.
-¿Puedo?
-Sí, me estoy revisando la espalda… - Sakuragi entró
-La tienes muy raspada…
-¿Y tu pierna?
-Ah, no fue nada, ya me la curé… ¿necesitas ayuda?
Rukawa le pasó unos algodones y alcohol. Luego de que Sakuragi lo curara – con dificultad, pues apenas al tocarle Rukawa gritaba -, el pelirrojo bajó y se acurrucó en el sillón. Al rato sale Rukawa ya arreglado.
-¿Quieres beber algo?
-Ehm… una leche chocolatada
-Ok
Al rato Rukawa llega con dos tazas con leche y le lanzó una manta a Hanamichi.
-Arigato… - el pelirrojo tomó la manta y se acurrucó en un extremo del sillón
-El mojarnos allá afuera nos dio frío… y no estoy para tus delirios de nuevo
-Ni yo para tus desmayos – rió
Rukawa prendió la tele y puso un partido de basketball que estaban dando. Pero a los cinco minutos apagó la tele. Hanamichi abrió los ojos y lo miró.
-¿Tienes sueño?
-Sí…
-Yo igual…
Rukawa le hizo un gesto a Hanamichi y el pelirrojo se acercó. Rukawa lo rodeó con un brazo. Se acomodaron y durmieron.
ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
Corrió hacia la canasta. Quedaba un segundo de partido, si no encestaba, perdía. El balón salió de sus manos y sonó el pito final. El balón entró e hizo una linda bandeja.
-¡Excelente, Rukawa!
-¡Felicitaciones!
-¡Buen tiro!
-¡Sigue así, Rukawa!
Todos se acercaron a felicitarlo. Gracias a él, habían ganado el partido.
-¡Teme kitsune!
Rukawa se voltea a ver de dónde venía la voz. Todo se desvanece, hasta la cancha. Todo era gris. Los únicos que estaban eran él y… Hanamichi.
-Eres un idiota, ese tiro tenía que hacerlo yo…
-Yo…
-¡Estúpido zorro! Siempre queriendo acaparar la atención…
-Quedaba un segundo…
-¡No me importa! Sigues siendo un idiota, un engreído… me das asco
-No digas eso… - lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, mientras caía de rodillas al suelo
-¡Eso¡Así te quiero ver, Rukawa! Derrotado, como la basura que eres… ¡no eres nada¿Quién puede apreciarte así?
-¡Tú! – dijo Rukawa lleno de rabia - ¡Tú lo hiciste!
-¡Jajaja¡Fíjate que no me acuerdo, zorrito¡Lo único que siento por ti es odio!
-No me hables así… yo te amo
-¡No me interesa! – se acerca a Rukawa y le da una patada en la cara, lanzándolo lejos - ¡Y no me digas esas cosas, asqueroso!
-¡Pégame¡Mátame a golpes si así te desquitas¡Anda, hazlo! – Hanamichi se acercó y comenzó a pegarle – Total… yo sabía que las cosas iban a terminar así – decía lleno de dolor, entre lágrimas -, que ibas a volver a odiarme como siempre, que me ibas a decir todas esas cosas… pero yo quise que fuera así, es toda mi culpa… ¡ero no me importa¡Te sigo queriendo¡Te amo!
-¡Despierta!
ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
Se despertó exaltado. Sentía su cara mojada. Miró hacia todas partes, para luego chocar con unos ojos cafés que lo miraban preocupado.
-¿Qué…?
-Estabas soñando…
-Diablos… - se pasó una mano por los ojos
-¿Qué pasó?
-Nada… no te preocupes…
Rukawa escondió su cara en el cuello de Hanamichi en un acto sorpresa para el pelirrojo. Hanamichi le devolvió el abrazo. El pelirrojo le acariciaba el pelo.
-Tranquilo, fue sólo un sueño
-Hanamichi… - el moreno miró al aludido, y notó un leve sonrojo – qué ¿quieres que todavía te diga Sakuragi? – Hanamichi puso cara de atar cabos y abrió sus ojos
-¿Por eso Ayako se rió?
-Sí
-Lo siento… - dijo avergonzado
-Está bien, sería raro que me llamaras por el nombre de un día para otro… Hanamichi, quería decirte algo… - el moreno se separó del pelirrojo y éste lo miró atento – que… pase lo que pase yo te voy a…
-¿Con que eso soñaste? – Rukawa asintió y bajó la mirada
Hanamichi se acercó y lo besó dulcemente. Rukawa lo miró asombrado.
-Tu sabes que el día que yo olvide todo lo que he sentido por ti… no va a ser porque yo quiera… es lo que menos quiero…
Hanamichi abrazó tiernamente a Rukawa. El moreno se quedó dormido cobijado entre los brazos de su amante, mientras el pelirrojo derramaba unas solitarias y silenciosas lágrimas. No puede ser que hasta en tus sueños sufras por mi culpa…
Luego de unos días llegó el tan ansiado entrenamiento. Rukawa y Sakuragi iban felices, esta vez iban los dos en la bicicleta pues iban algo atrasados. El día estaba extrañamente despejado, a pesar de ser invierno. Llegaron al gimnasio, donde estaban todos, incluso estaban las admiradoras de Rukawa y Haruko. No sabían cómo cambiaría la situación gracias a ella.
-¡Hola Sakuragi-kun!
-¡Hola, Haruko! – el moreno miró algo molesto
-Hola, Rukawa… - dijo con voz de enamorada, a lo que el moreno sólo bufó y Sakuragi miró algo molesto, pues recordó que las peleas que tenía con Rukawa eran por culpa del enamoramiento de Haruko
-Nee Rukawa… - se acerca divertido Mitsui y lo codea – Haruko es una linda chica ¿cuándo le vas a hacer caso?
-Nunca – todos se quedaron de piedra
-Y… ¿y por qué?
-Porque estoy comprometido
Todos quedaron paralizados. ¿Rukawa comprometido? No lo podían creer. El hombre más frío del mundo, al que tantas chicas guapas lo seguían y nunca miró y, al contrario, despreció.
-Y… - Mitsui seguía de piedra, pero quería romper el ambiente – muchas chicas lindas te seguían, tu novia debe ser muy hermosa para que la hayas elegido
-No es novia… - su mirada seguía fría y no parecía estar nervioso
-¿Ah? Entonces fue sólo una cita…
-Es novio
Haruko fue la primera en reaccionar, llorando desconsoladamente. Luego comenzó a gritar el fan club de Rukawa cosas como "no, qué desperdicio de hombre", "no lo puedo creer" o "igual te amamos, Rukawa". Hanamichi trató de huir, pero Rukawa lo miró fríamente y lo tomó del cuello de la camiseta y lo puso a su lado.
-Y es Hanamichi Sakuragi
Nadie dijo nada. Ni las fanáticas de Rukawa. Sólo Ayako que se tapó la boca y reía silenciosamente. Estaban asustados, nerviosos, no sabían qué decir.
-Es… Rukawa, para ser tu primera broma… fue muy buena…
-No, no es una broma… ¿verdad? – y mira a Hanamichi
Hanamichi reía nerviosamente. No sabía qué decir, no estaba preparado para decirlo, mucho menos de sorpresa. En eso, Ryota mira a Ayako.
-¡Tú! – todos miran a Ryota, que apuntaba a Ayako - ¡Tú te ríes mucho¡Lo sabías!
Ayako no aguantó más la carcajada y explotó en risa. Nuevamente, las miradas se dirigieron a Hanamichi. El pelirrojo suspiró y cerró los ojos.
-Sí… es cierto
En el gimnasio todo era escándalo. Todos gritaban y comentaban, pero nunca nadie les dijo nada. En eso Ayako toma cartas en el asunto.
-¡Oigan¡Parecen centro de madres¡Aquí se viene a entrenar y ya suman 5 minutos de retraso¿Quieren pagarlos?
Todos gritaron "no" al unísono y comenzaron a trotar. Cuando terminaron, Ayako los llamó y se pusieron en hilera frente a ella. En eso, por la puerta Sakuragi ve a alguien entrar.
-¡Gori! - Todos lo miraron extraño
-Sa… Sakuragi – dijo Akagi, entrando - ¿Ya recuperó la memoria?
-No, fue sólo una de sus salidas del pasado – dijo Ayako
-¿Cómo están todos? – pregunta Akagi, a los que todos responden que están bien con una enorme sonrisa en la cara - ¿Alguna novedad?
Todos guardaron silencio. Las miradas iban y venían. Hanamichi apretaba los puños y los ojos.
-¿Pasa algo? – pregunta Akagi a Ayako
-¡Permiso! – el pelirrojo sale corriendo del lugar
-Hanamichi… - dice Rukawa
-¿Qué? – mira asombrado Akagi - ¿Has llamado a Sakuragi por su nombre?
-Sí. Es mi novio – dijo con la mayor frialdad posible
Akagi puso su mejor cara de asombro. Trataba de decir algo, pero sólo articulaba. No lo podía creer.
-¡Imposible¡No puedes ser novio de Sakuragi!
-No. Somos novios
Akagi no salía de su asombro. Ayako se reía divertida.
-¡Y tú de qué te ríes! – dice Akagi lo más molesto que pudo
-Es que me da risa la cara que ponen todos ustedes – rió a más no poder
-¡Pero es que qué cara quieres que pongamos!
-Ninguna – se puso más seria -. Simplemente son una pareja y ya
Todos guardaron silencio y miraban a Rukawa, quien no parecía doblegarse ante a situación. Ayako le dice algo a Akagi y este asiente.
-¡Vamos! Ahora les dirijo el entrenamiento yo… ¡A practicar bandejas!
Los más antiguos estaban entretenidos con Akagi y los nuevos estaban emocionados. Mientras tanto, Ayako salió del gimnasio, y sentado en el suelo y con las manos en la cabeza, encontró a un tenso Hanamichi Sakuragi. Ayako se arrodilló frente a él y el pelirrojo sintió su presencia.
-¿Demasiada presión?
-Hai… yo no sé cómo se lo puede tomar tan naturalmente… ¿Acaso no le importa lo que digan los demás?
-Que nunca te importe, Hanamichi Sakuragi. Nunca te ha importado, muchos menos ahora – Hanamichi la miró y sonrió sinceramente -… ya, vamos a entrenar, Akagi-senpai los va a entrenar hoy
El pelirrojo se levantó animado y comenzó a entrenar, ante la atenta mirada de todos. Pero luego apareció Ayako con abanico en mano, a lo que todos entendieron y siguieron entrenando.
Terminó el entrenamiento. De vuelta se venían caminando.
-¿Te molestó?
-¿Qué cosa?
-¿Lo que hice en el gimnasio? – pregunta Rukawa, mirando al frente
-No, sólo que… me pilló de sorpresa – se detuvo, pero Rukawa siguió caminando
-Algún día tenían que saberlo ¿no?
-Sí, pero… no sé, ahora que lo saben, me siento extraño… - siguió caminando, siempre más atrás que Rukawa
-¿Cómo te sientes?
Hanamichi miró el despejado cielo con alguna que otra nube blanca. Habían algunos pájaros y una brisa fresca. Vio a Rukawa que lo miraba, y cuando ambas miradas chocaron, Rukawa se dio la vuelta y siguió caminando. Hanamichi, en un impulso, corrió y abrazó a Rukawa por la espalda, colgándosele como un mono y haciendo que el moreno avanzara algunos metros hasta recobrar el equilibrio.
-Hanami…
Fue interrumpido por un beso del pelirrojo, que poco a poco de dulce pasaba a ser pasional.
-Estoy feliz – le dijo el pelirrojo -, te amo
Rukawa botó la bicicleta, se bajó al pelirrojo de la espalda y lo abrazó, luego de darle un beso en la mejilla. Al terminar el abrazo, Rukawa tomó la bicicleta y siguió caminando.
-Kaede… - Rukawa se dio vuelta y miró a Hanamichi: en todo el poco tiempo que llevaban jamás le había llamado por el nombre, lo que provocó el sonrojo en ambos chicos – no me quiero ir a la casa…
-¿Vamos a jugar por ahí? – el pelirrojo asintió feliz
Llegaron a una cancha, en la que jugaron todo el día. Obviamente, el ganador fue Rukawa. Cuando comenzaba a atardecer, ambos estaban tirados en medio de la cancha, mirando las nubes algo anaranjadas pasar.
-Deberíamos irnos, está atardeciendo ya… - dice Rukawa
-Yo… ¿Me acompañarías a un lugar antes?
-Claro… - dice Rukawa extrañado, poniéndose de pie y tomando la bicicleta
-Yo manejo…
Hanamichi y Rukawa se suben a la bicicleta. Rukawa no sabía a dónde lo estaba llevando, pero era un lugar alejado de la ciudad y residencial, con casas con grandes patios. Lee por el camino letreros que decían que se vendían flores a unos metros y más allá ve varios locales de venta de flores y una gran entrada con una reja muy fina. Dejan la bicicleta afuera y Rukawa entra seguido de Hanamichi. Rukawa ve a Hanamichi algo confundido, como que se daba vueltas equivocadas, pero al final Hanamichi se detiene y mira al suelo.
-¿Tu padre? – pregunta el moreno, a lo que el pelirrojo asiente
-El día que salí con mi madre ¿recuerdas, entre todas las cosas que hicimos me trajo para acá. Me contó sobre su muerte… dijo que yo había llegado a la casa cuando iba en secundaria aún y que él estaba tirado en el piso, pero yo venía de pelear y los tipos fueron a buscar refuerzos y cuando fui a pedir ayuda me atacaron y… - miró a Rukawa, y quiso cambiar de tema – mi madre me dijo que mi padre era una persona muy trabajólica, y que por eso enfermó
-¿Por qué me trajiste? – preguntó en un tono amable
-Quería que… lo conocieras…
Rukawa miró la inscripción: Sakuragi Fuyu, año de nacimiento y muerte y el epitafio que decía "Con la fuerza de tu nombre entregaste paz y energía a nuestras vidas". Rukawa leyó una y otra vez ante la atenta mirada de Hanamichi. En eso, Rukawa siente un escalofrío por la espalda.
-¿Pasa algo?
-¿No sentiste una brisa fresca?
Hanamichi negó con la cabeza y miró preocupado, pues veía que el pelo de Rukawa se mecía con un viento que en ninguna otra parte había. Rukawa miró a su alrededor. Los árboles no se movían, tampoco los remolinos que había en varios sepulcros. Pero él seguía sintiendo esa brisa que cada vez se iba haciendo más helada.
-Tú no estás bien… - dice el pelirrojo, poniendo una mano en el rostro del zorro – estás helado… y tienes los labios morados…
-No, yo… no estoy bien
-¿Quieres que nos vayamos?
-No, no – negó rápidamente -… sólo deja sentarme
Rukawa se sentó y luego hizo lo mismo Sakuragi. El moreno cerró sus ojos zorrunos. Poco a poco, la brisa comenzó a hacerse más cálida. Comenzaba a tomar forma, a recorrer su cuerpo. Mientras mantenía los ojos cerrados vio una figura. No le dijo nada a Hanamichi. Tenía el pelo café, al igual que sus ojos, de porte mediano-alto, tez morena y facciones como de hombre desgastado. Reflejaba, a la vez, una tranquilidad inmensa y energía.
-Así que tú eres Kaede Rukawa… - el hombre comienza a acercarse al aludido – el que ha producido la mayor cantidad de sentimientos en mi hijo… odio, repulsión, admiración, superación, amistad, amor, dolor… - Rukawa sólo lo miraba - ¿De cuál de los dos estás enamorado¿Del fiero, bruto, infantil y poco delicado Hanamichi¿O del actual, más dócil, tranquilo, pausado y calculador? – la mirada de Rukawa se hacía cada vez más zorruna – Sus vidas jamás se habrían cruzado de ese modo si no hubiese perdido la memoria… tú hubieras seguido con la visión de que estar solo era lo mejor y nunca te habrías dado cuenta de lo contrario… Hanamichi seguiría odiándote y estaría con Haruko…
-Al grano
-Nunca había logrado comunicarme con alguien… ¿por qué contigo?
-Porque su hijo me trajo hasta acá… y a estas cosas estoy acostumbrado… herencia familiar – miró fríamente
-Ah, pues no lo sabía – dijo sorprendido
-La última vez lo usé cuando yo tenía diez años y fue hablando con un desconocido
-Te dejó tan traumado que nunca más quisiste hablar con nadie
-Puede ser… pero nunca había sentido un viento tan helado y tan marcado
-Disculpa, pensé que no me estabas tomando atención… en fin, lo que yo quería sacar con todo esto… era presentarme y darte las gracias por lo que has hecho por mi hijo y… que recuerdes que el Hanamichi de ahora y el del pasado y el futuro no serán el mismo, y que en esa situación seas capaz de ser tan frío cono lo eras antes… - Rukawa volvió a sentir una brisa fría alrededor, pero no tanto como la anterior – pero también recuerda que si ahora Hanamichi dice cosas de su pasado inconscientemente, en el futuro puede hacer lo mismo con la época que está viviendo ahora…
Rukawa abrió sus ojos serenamente y miró hacia el frente.
-Al fin abres los ojos… ¿Estás mejor? Sigues helado… - dijo, tocándolo
-Tu padre es un hombre muy especial… - Hanamichi lo mira extrañamente – vamos, ya atardece…
Hanamichi y Rukawa se fueron. Esta vez también condujo el pelirrojo, pues iba preocupado por el frío zorro. Cuando llegaron, Hanamichi le preparó algo caliente de beber a Rukawa y se lo llevó a la pieza.
-No te preocupes tanto, estoy bien – dijo dulcemente el zorro
-Es que me asusté…
-¿Sabes? El día de hoy fue muy especial…
-¿Sí?
-Sí… no quisiera que acabara
Hanamichi se sentó al lado de Rukawa, abrazándolo. Y así, esperaron que cayera la noche para caer rendidos juntos al mundo de los sueños.
N/A: Sí, me saliólargo, pero espero que les haya gustado… bueno, lo de que Rukawa conversara con el padre de Hanamichi… se me ocurrió de un momento a otro XD le da como el toque mágico a la historia XD y respondiendo reviews "anónimos"…
Océano: Es que me gusta hacerlos sufrir!es lo mejor jejeje XD gracias por tus reviews
Padme: Ya po, hazme un review como Pilcho XD Y no, no hay lemon :) vale por leer
Serenity Moon001: Jajaja de que sufren, sufren... me gusta que sufran jajaja ¡Gracias por leer!
¡Nos vemos!
Kizuna: Relaciones, lazos
Fuyu: Invierno
