Cursiva: Pensamientos

¿Y después?

Capítulo 12: Realidad

Habían pasado un par de meses desde todo lo sucedido. Hanamichi había mantenido su promesa de no volver al equipo. Todos habían tenido la leve esperanza de que volviera, ya que ahora irían al campeonato nacional. Pero no, no había vuelto. Y parece que el profesor Anzai no lo había notado, pues como no va muy seguido puede pensar que sólo es coincidencia, pero ahora había ido todos los días por la proximidad del campeonato – y la muy alta posibilidad de ganarlo – y notó la ausencia del no poco llamativo pelirrojo.

-¡Jojojo! – dijo el profesor con su típica risa, mientras todos lo escuchaban – Fue una buena práctica

-¡Arigato! – dijeron todos animados, haciendo una respetuosa reverencia

-Ayako-san…

-¿Sí, profesor?

-¿Dónde está Sakuragi-kun? Hace días que no lo veo… ¿está enfermo?

Todos se miraron confundidos. ¿El profesor aún no lo sabía?

-Sakuragi… - las miradas se dirigieron, inevitablemente, a Rukawa – Sakuragi se fue, Anzai-sensei… disculpe por no haberle dicho antes… fue irresponsabilidad mía, ya lleva unos 2 meses de que se fue del equipo

-No te disculpes tanto, Ayako-san… qué lástima que se haya ido, era un excelente jugador

-Siempre esperamos que volviera – dijo Ryota -, pero nunca lo hizo…

-¿Y por qué se fue?

-Porque… porque…

Nadie se atrevía a decir nada, pero de todos modos las miradas hacia Rukawa y la mirada cabizbaja del mismo zorro, hicieron entender al profesor el motivo.

-Entiendo… pero no se preocupen, yo haré que vuelva antes del campeonato nacional – dijo un poco más serio de lo normal, asombrando a todos con sus palabras – Rukawa-kun¿me puedes dar la dirección de Sakuragi-kun?

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Acababa de llegar de la escuela. En el camino, vio a unos niños jugando basketball y recordó su balón de basketball. Luego de dejar el equipo, se compró un balón para jugar en su casa, pero no pudo, los recuerdos eran más fuertes y aunque Rukawa no estuviese ahí sentía su presencia en ese balón, en el aro, en el basketball. No, no podría nunca más jugar basketball. Todo le incomodaba, el pensar en que en esa casa compartió con él mucho tiempo, en que por los mismos pasillos de su escuela transitaba él, con que en cualquier momento su mirada chocaría con los zorrunos ojos que tanto temía y no sabría su reacción. Seguramente sería derrumbarse, sentir asco, repulsión. Dejar el equipo no le sirvió de nada: seguía pensando en él como lo hizo desde que recobró la memoria. Del único modo en que sacaba todas sus dudas, preocupaciones y sentimientos de su vida era durmiendo, así que en cuanto podía hacerlo no lo pensaba dos veces y dormía.

Estaba entrando en el mundo de Morfeo cuando siente el timbre. Extrañado, y algo preocupado, abre la puerta y se cae del asombro.

-Pro… ¡Profesor Anzai! – el aludido sólo rió como de costumbre

-¿Estás muy ocupado, Sakuragi-kun? – preguntó tranquilamente, con una sonrisa

-Ehm… no, no hago nada

-¿Puedo conversar contigo, entonces?

-Por supuesto, gordito…

Invitó a pasar al profesor, mientras le ofrecía un té, lo que el profesor aceptó. Hanamichi llegó con el té del profesor y con otra taza con leche chocolatada para él. El mayor notó al ex jugador algo nervioso y decidió ir al grano. O casi.

-Hoy, hace un rato, supe que habías dejado el equipo

-Hai – dijo algo triste -, ya van unos dos meses de aquello

-¿Por qué?

Hanamichi se asombró ante la pregunta y no pensó en ocultar su asombro. Calló durante buen rato.

-No creo que sea porque hayas perdido la pasión por el juego, hace un rato te pregunté y te pusiste muy triste

-No, no es por eso… es por otra razón…

-¿Por otra persona? – Hanamichi miró sorprendido - ¿Rukawa-kun?

-Gordito, acaso tú sabes que…

-Yo sé muchas cosas, Sakuragi-kun… entre esas está tu relación que hubo con Rukawa y lo que pasó ahora. Nadie me ha dicho nada, pero no hace falta para notarlo

-Profesor…

-Quizás puedo hasta saber más cosas que tú…

-Es raro hablar tan seriamente y cosas así contigo, gordito, pero ya que a eso viniste… - bebieron ambos de sus tazas un largo y profundo sorbo – no soporto su presencia

-¿Por qué no?

-Me produce… asco, repulsión… pero cuando lo veo es peor, siento una opresión en el pecho… un escalofrío que me recorre entero… sobre todo cuando me mira… y me produce confusión, ganas de recordar las cosas que pasaron… trato de recordar, pero sólo consigo echarlo todo en el baño… es una maldita sensación…

-Pero no sabes definir nada

-No, no lo sé…

-¿Alguna vez te has enamorado realmente, Sakuragi-kun?

Fuera del asombro que el pelirrojo sentía al hablar así con su sensei – y ver una cara de él que nunca había visto -, se asombró más con la pregunta. Pensó en todas las chicas de las cuales se creyó enamorado, pero a todas las desechó hasta llegar a Haruko. En este último tiempo, la había olvidado por completo, en su cabeza no cabían más cosas, menos tiempo para una mujer.

-… no, sensei

-Pero te han gustado muchas chiquillas bonitas¿cierto? – dijo riendo, para alivianar el ambiente

-Claro que sí, gordito, ni te imaginas qué lindas – le golpeaba la papada

-¿Y qué sentías al verlas?

Hanamichi paró en seco y se extrañó con la pregunta. Pero luego comenzó a pensar. Al rato, abrió los ojos como platos.

-¡Qué tratas de decirme, gordito¡Anda al grano!

-Que lo que siempre has sentido es que estás enamorado de Rukawa, sólo que no has querido reconocerlo por distintos factores

-¡QUÉ! Gordito, sé que estás viejo y todo, pero no pensé que ya perdieras la cordura – rió nervioso

-Te va a parecer raro que te hable de estas cosas. Antes de perder la memoria sólo te gustaban las mujeres, pero cuando la perdiste te enamoraste de Rukawa. Al recuperar tu memoria, el saberte enamorado de un hombre siendo que recordabas que no te gustaban, te choca y te produce esas sensaciones. Pero en el fondo, siempre has estado enamorado de él

-¡Miente¡No puede afirmar algo así¿Con qué pruebas?

-Tú mismo te las has demostrado. Esa presión en el pecho que sientes, ese escalofrío… con lo que te he dicho¿no te queda claro lo que son¿Al igual que esa repulsión?

-¡No es cierto¡No es cierto!

Se tomó la cabeza con ambas manos y apretaba los ojos. No podía creer las palabras del profesor. O no quería.

-Creo que mejor me voy y te dejo pensar a ti. Ahora todo es cosa tuya. Y antes de irme… - deja la taza en la mesita de centro – el equipo te espera con las puertas abiertas, para cuando decidas volver. Adiós, Sakuragi-kun – sonrió amablemente y se fue, sin esperar que el pelirrojo se ofreciese a acompañarlo

Hanamichi no podría dejar de pensar en las palabras del profesor hasta asimilarlas o negarlas, y el pelirrojo lo sabía bien. Así que se dedicaría a sólo reflexionarlas, se demorase cuanto se demorase.

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Ya había terminado el entrenamiento, todos se habían ido, pero lo que el profesor Anzai dijo lo dejó más pensativo. El atardecer se veía obstaculizado por las nubes que se teñían de naranjo, y el suelo mojado de la azotea y el olor a húmedo le daban un ambiente bastante nostálgico al lugar. Siguió mirando la puesta de sol, cuando sintió que la puerta se abría.

-¿Aún aquí? Van a cerrar el colegio

-Ayako… - dijo, reconociendo la voz de mujer

-¡Uy, está heladísimo acá!

-Si te me acercas más, vas a sentir más helado

-Nee no hables así

-Yo… yo ya me resigné a perderlo… ya no puedo hacer nada… he vuelto a ser el mismo frívolo de antes… en realidad lo correcto es decir que me di cuenta que desde que recuperó la memoria que todo está perdido… el Hanamichi de siempre es muy bruto y no se deja engatusar por nada ni nadie, a menos que él quiera… y no quiere, ni tampoco puedo hacer que quiera, me detesta… he aceptado las consecuencias de mis actos, de nuestros actos… sólo me queda congelar mis sentimientos y no derretirlos nunca

-No puedes hablar así… si no quieres sentir más eso, sólo olvídalo, fúndelo tanto que no se pueda volver a unir y quede en el olvido

-No sabes lo que me ha costado llegar a decir todas estas cosas, ya no puedo lograr más

-Cuando creas que ya no puedes andar, sólo da un paso más, ahí está tu objetivo

Rukawa siguió mirando el melancólico panorama, mientras silbaba. Ayako logró reconocer la melodía, y miró tristemente al moreno.

Puso una mano en el hombro del zorro, quien no se inmutó y siguió con sus silbidos. La chicha sonrió con tristeza y se fue, mientras, de los ojos del jugador, brotaban lentas lágrimas.

No me creo ninguna palabra de lo que dije. Casi ninguna. Estoy resignado, es cierto, pero no puedo congelar mi corazón, el sentimiento es demasiado fuerte. Ya te he dejado ir, eso es lo único que te puedo dar, con eso espero que… estés mejor…

-Sayonara itoshii hito (Hasta la vista, cariño)

De su billetera saca una pequeña foto de Hanamichi. Era una que siempre traía y que jamás había sacado de ella. Con dolor la tomó y dejó que le viento se la llevara.

-Mada wasurerarenai anata no koto (Nunca podré olvidarte)

Ayako iba caminando saliendo del colegio y, del cielo, ve que cae un papel. Lo toma y ve que era una foto de Hanamichi. Mira hacia la azotea y ve a Rukawa tras la reja de protección, apoyando las manos en ésta. Recién ahí, Ayako comprendió que las palabras de Rukawa eran ciertas.

Qué difícil fue para Rukawa dejar de lado el orgullo, esa maldita barrera que se había impuesto para no crear vínculos con nadie, barrera que había mantenido toda su vida y que sólo un hombre pudo romper. Qué difícil era ahora olvidar todo esos esfuerzos para tenerlo a su lado y dejarlo partir. Tantas cosas que hizo... para nada. Sabía que no tenía nada que ganar más que tristeza, soledad y sufrimiento. Lo supo desde un principio, pero pensarlo dolía menos que vivirlo.

-Sayonara no hitokoto de owatte shimau nante... kanashii yo (Todo tiene un final y decir "hasta la vista" es demasiado triste…)

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Watashi no kokoro ni sukima ga aita / Hay un vacío en mi corazón
Nemurenu yoru tameiki bakari / Pasé la noche desvelado sólo suspirando
Kidzukanu uchi ni asa ni natte'ta / Y antes de que lo supiera, la mañana había llegado

Hanamichi seguía mirando el techo, como buscando una respuesta en él. Había pasado de largo la noche. Y no había llegado a nada. Sus ojos estaban cansados y le pesaban, pero cuando trataba de cerrarlos sus pensamientos se refrescaban y no podía conciliar el sueño. No podía ir a clases en ese estado, así que decidió ir a hacerse una taza de café y ver televisión. Mientras veía televisión, se le ocurrió que lo mejor era ir al colegio y buscar una respuesta en sus propios ojos. Y aprovecharía de hablar con Yohei, esa sería la excusa de su aparición en Shohoku.

Lentas pasaron las horas para el pelirrojo. Horas en que su mente seguía pensando lo mismo. ¡De qué manera había influido el profesor Anzai en sus ideas! Creía tener todo claro, sólo estaba confundido respecto a no recordar, pero ahora… ahora no sabía nada, todo le parecía muy confuso.

Salió a la calle algo abrigado – un beattle negro -, pero se encontró con que el sol radiante que había algo de calor ofrecía. Su estómago le pedía comida y sus ojos le pedían dormir, sin embargo él hacía caso omiso y caminaba con decisión a Shohoku. Miró su reloj, ya era hora de que los estudiantes comenzaran a salir de clases. Cuando llegó, se encontró un tumulto bastante grande. Sus esperanzas se iban perdiendo.

Pero cual película donde todo parece falsamente planeado, justo en un sector donde no había mucha gente venía Rukawa caminando en contra suya.

El moreno miró a los ojos al pelirrojo, aparentando no importarle, mirándolo con la mirada más zorruna que podía dar. Pero por dentro se moría, su alma se le quebraba en mil pedazos.

Ambos siguieron caminando como si no les importara pasar uno al lado del otro. Se miraban fijamente. Cuando Rukawa pasó junto al pelirrojo, a Hanamichi se le llenaron los ojos de lágrimas, luego de sentir su mirada y el aroma que dejó al pasar. Segundos después el pelirrojo reacciona y ve que Yohei se le acerca.

-¿Hanamichi¿Por qué faltaste?

-Yohei…

-Estás muy cansado…

-Es que quiero hablar contigo… ¿me puedes acompañar a mi…?

El pelirrojo fue vencido por el cansancio y el hambre y se desmayó frente a su amigo, llamando la atención de todos los que por ahí andaban… y la de Rukawa también.

-¡Hanamichi! – le daba palmadas en la cara - ¡Reacciona hombre!

Yohei vio a Rukawa que se acercaba y lo miró. Rukawa entendió su mirada: si se acercaba, sólo empeoraría las cosas.

Hanamichi abrió los ojos suavemente y su mirada chocó con la mirada del zorro, preocupada.

-Ru…

Yohei abrió los ojos sorprendido. Por suerte fue un susurro que nadie escuchó. ¿Acaso Hanamichi…?

-Ven, te voy a llevar a tu casa. ¿Puedes ponerte de pie?

El pelirrojo obedeció. Yohei subió al pelirrojo en su espalda y se lo llevó rápidamente para no seguir llamando la atención… y para poder hablar con Hanamichi.

Cuando llegaron, Yohei recostó a Hanamichi en su cama. Iba a despertarlo, pero se arrepintió. Tenía unas ojeras enormes, al parecer no había dormido nada.

Cuando se hacía de noche Hanamichi se despertó y encontró a Yohei cocinando.

-¡Hanamichi¿Dormiste bien?

-Sí… ¿Qué pasó? – dijo, bostezando

-Te desmayaste…

-Kuso…

-De todos modos si no te levantabas te iba a levantar yo. Te estoy preparando algo de comida, te ves hambriento

-Arigato…

Se hizo un silencio algo incómodo para Hanamichi, pero Yohei ni se inmutaba cocinando.

-Hanamichi… dijiste que tenías algo que decirme

-Ehm… sí…

-Cuando te desmayaste y abriste los ojos unos segundos…

-¿Abrí los ojos? No recuerdo…

-Me llamaste Rukawa

-¿Nani?

-¿Tiene algo que ver con él lo que tenías que decirme? – Hanamichi asintió

Yohei terminó de cocinar, y mientras ambos cenaban, Hanamichi le contaba sobre la visita del profesor y sobre las ideas que ahora se cruzaban por su mente, a lo que su amigo le dijo que no sabía qué decirle y que las respuestas sólo estaban en él. Luego de eso, Yohei abandonó la casa y le hizo jurar a Hanamichi que descansaría y que iría a clases al día siguiente.

Ya estaba bien oscuro cuando Yohei caminaba hacia su casa. Sólo las luces de los postes y de la luna aclaraban su andar.

-Creo que el profesor tiene razón… y tú lo sabes, Hanamichi

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Al día siguiente Hanamichi asistió a clases, como le prometió a Yohei. Mucha gente le preguntaba cómo estaba, pues se habían enterado de su desmayo del día de ayer. Entre esas personas, había muchas del equipo. Extrañaba mucho el basketball.

Las clases pasaron muy lentas. Ya no hacía frío. Hanamichi sabía que era hora del entrenamiento.

-¿Nos vamos juntos? – se acerca a preguntarle Mito

-Iie… tengo algo que hacer antes

-¿Algo que hacer?

-Después te cuento…

-Estás algo nervioso…

-Es algo… importante

-Ok. Nos vemos mañana

Su amigo se fue. En el colegio casi no había gente, pero Hanamichi seguía nervioso, dando vueltas por las instalaciones. Miraba el reloj impaciente. Esperaba la hora de término del entrenamiento, pero no aguantó más y cuando sólo le quedaba esperar la mitad del tiempo, partió corriendo al gimnasio con la mirada seria y el ceño fruncido. Todos sus miedos habían desparecido.

Abrió la puerta bruscamente, llamando la atención de todos. Ayako se acercó amablemente a saludarlo, pero Hanamichi pasó de ella y se acercó peligrosamente a Rukawa, que rogaba internamente que alguien estuviese atrás de él y a ese alguien Hanamichi le hablase. Pero su suerte no fue esa.

-¡Maldito zorro!

Hanamichi tomó de la camiseta al moreno, el que puso sus manos en las muñecas de Hanamichi como muestra de defensa. Hanamichi miraba enojado, Rukawa tembloroso. Todos miraban, sin embargo Hanamichi tardó en hablar. Tomó aire y Rukawa puso atención, sabía que hablaría.

-¡No puedo evitar sentir esto por ti!

N/A¡Ah¡Al fin lo que tanto querían ver! Pero no todo es alegría así que lo dejé en suspenso jajaja. La canción que puse ahí… en realidad un fragmento de la canción, es Sayonara, el ending de Saikano. Nunca puedo evitar ponerle canciones a mis fics, este ya es un record XD. Bueno respondiendo a los reviews "anónimos"…

Shadir¿Cuál era tu maligno pensamiento? xD ¡Gracias por leer!

Paty: Ya entendió parece XD al fin XD Gracias por tus reviews

Serenity Moon001: Ya leí tu fic, te dejé review, ojalá lo hayas visto. ¡Muchas gracias por tu opinión!

Disculpen la tardanza, mucho colegio... ya saben, último año, últimos meses... ¡se viene el último cap!

¡Saludos!