Mayo – junio 1813

En las siguientes semanas, el Sr. Stevens comenzó a cortejar a Georgiana. Al principio Darcy titubeo si dar su consentimiento ya que en su opinión su hermana era aún muy joven, pero como no tenía objeciones sobre el carácter del caballero a regañadientes accedió.

La perspectiva de quedarse solo en Pemberley después que su hermana se casara – que estaba seguro que iba a suceder a mas tardar en un año – fue un gran incentivo para que se decidiera a cortejar a Lady Maria.

Por ello, decidió ir con Georgiana por dos semanas a Ramsgate ya que la estancia de los padres de Lady Maria quedaba a escasas 10 millas, además a Georgiana le encantaba caminar por la playa y solo estaba a un día de Londres. De esa forma, el Sr. Stevens si deseaba podía ir algunos días a ver a Georgiana.

Julio 1813

A la mañana siguiente que llegó a Ramsgate salió en su carruaje a visitar a Lady Maria. Hacia dos semanas que no la veía, y si bien no la extrañó ni pensó en ella en esos días, sabía que Lady Matlock tenía razón; si no se decidía rápido a cortejarla, seguramente otro caballero iba a ganarle de mano.

Estaba absorto en sus pensamientos cuando vio a unas decenas de pasos el perfil de una mujer caminando con una pesada canasta. Su cuerpo se estremeció involuntariamente, la mujer era muy similar a la Srta. Bennet… No pudo verla con tanto detalle para afirmar que era ella, pero el resto del camino a casa de Lady Maria no pudo evitar pensar en Elizabeth. Hacia solo unos pocos meses que había dejado de pensar en ella, cada tanto aún visitaba sus sueños, pero pensaba que con un poco más de tiempo iba a quedar completamente en el pasado…

Llegó a casa de Lady Maria y fue recibido con todos los honores e insinuaciones pertinentes. Era claro que Lady Maria y toda su familia estaban esperando que de una vez por todas declarara sus intenciones. De hecho, Lady Maria lo invitó a pasear por los jardines de la hacienda y le dio a entender que estaba esperando su propuesta, o al menos eso pensaba…

"… ha sido tan monótona mi vida estos últimos días. Extraño las conversaciones estimulantes." Le apretó suavemente el brazo, "Estoy muy contenta que vino a visitarme, y que va a quedarse varios días en Ramsgate. ¿Cómo está la Srta. Darcy?"

"Georgiana está muy bien. Se quiso quedar en la casa con su dama de compañía porque todavía está fatigada del viaje."

"Es cierto, los viajes son tan cansadores. Pero las mujeres somos más delicadas y nos cansamos más fácilmente que los caballeros…, por eso necesitamos que nos protejan."

Darcy no le contestó y por unos segundos dejó de escuchar lo que estaba hablando; sin querer su mente se puso a pensar en otra señorita que tenía mucha energía y sabía defenderse muy bien sola… ¡Tenía que olvidarse de ella!

"… ¿Qué le parece Sr. Darcy?" al ver que no contestaba, Lady Maria le apretó suavemente el brazo.

"Perdón, me distraje unos segundos. ¿Qué me estaba diciendo?"

"Le decía que a mi familia y a mi nos encantaría que usted y la Srta. Darcy vinieran a cenar. Por supuesto se pueden quedar a dormir aquí para que no tengan que volver de noche. De hecho, me encantaría que se quedaran más días. Disfruto tanto de la compañía de la Srta. Darcy y de la suya también."

Darcy respiró hondo, y por unos instantes titubeo, pero finalmente se decidió. Se sentó con ella en un banco que estaba a pocos pasos y posteriormente le dijo, "Me alegro que usted disfrute de mi compañía y de la de mi hermana." Hizo una pausa, "Hoy vine con la intención de hablar con usted ya que si está de acuerdo deseo cortejarla."

Lady Maria sonrió coquetamente, le apretó el brazo suavemente y le respondió, "Será un placer que me corteje Sr. Darcy. Si soy honesta con usted, estoy muy feliz que se haya fijado en mí. Si desea cuando estamos a solas podemos dejar las formalidades y puede llamarme simplemente Maria…"

Enseguida de obtener el consentimiento de Lady Maria, Darcy habló con su padre, el cual no tuvo ningún tipo de objeción en que cortejara a su hija. A insistencia de Lady Maria y de su madre, se quedó a almorzar con ellos, y a media tarde regreso a su casa. Antes de irse, lo invitaron junto con Georgiana a que fueran a cenar dos días después y que se quedaran a pasar la noche en la hacienda.

En el camino de regreso cuando paso por el mismo lugar que había visto horas antes a esa mujer que la había recordado tanto a la Srta. Elizabeth Bennet sus ojos inconscientemente miraron a los alrededores buscándola, pero no vio a nadie…