Abril – julio 1814
La vida en Pemberley para Darcy era muy similar a como era antes de casarse, se levantaba al alba, salía a andar a caballo una hora casi todas las mañanas, solía desayunar solo ya que su esposa se levantaba al menos dos horas más tarde, se reunía dos o tres veces por semana con su administrador para discutir posibles mejoras y arreglos que había que hacer en Pemberley y pasaba varias horas al día en su despacho trabajando. A veces almorzaba con su esposa, pero la mayoría de veces pedía que le llevaran una bandeja con comida a su escritorio y almorzaba solo.
Veía a su esposa a la hora de la cena y por lo general hablaban de trivialidades y muchas veces simplemente comían en silencio. A medida que pasaban las semanas era cada vez más claro que no tenían prácticamente nada en común. Lady Maria adoraba ir de compras, las fiestas, y sobretodo los entrenamientos y la vida social de Londres. No le gustaba la vida en el campo, y se aburría terriblemente en Pemberley. No había jóvenes de su misma edad y posición social similar a varias millas de distancia. En la hacienda más cercana a Pemberley – que distaba unas 7 millas - vivía un matrimonio unos quince años mayor que ellos que tenían dos hijos, uno de ellos tenía catorce y el otro doce. En Lambton había muy pocas tiendas, y además eran muy deficientes comparadas con las de Londres.
Se solía despertar después que Darcy, y raramente lo veía en toda la mañana. Tocaba el piano una o dos horas por día, no tanto por el placer que le causaba sino porque estaba aburrida. Le escribía muy seguido a su madre y a sus 'amigas', y esperaba ansiosa las respuestas a sus cartas. Con la Sra. Reynolds se reunía una vez por semana a discutir los menús, y algunos otros detalles de Pemberley. Las pocas visitas que recibían en Pemberley eran el vicario, el Sr. Castels, y su esposa que venían a cenar una vez al mes. La Sra. Castels era una mujer muy amable, pero tenía treinta años más que ella y sus dos hijos estaban casados.
Quizás otro tipo de mujer, con una crianza distinta podría haberse adaptado mejor o incluso participar en las obras de caridad que la invitaba la Sra. Castles. Pero su madre le había inculcado desde que era muy pequeña que ella era una Lady, y por ello no debía tener ningún tipo de relación con los pobres ni con la gente trabajadora, ya que esa gente tenía enfermedades que podían contagiarla. Su madre nunca visitó a los inquilinos ya que decía que las casas eran sucias y que para eso se le pagaba al administrador.
Tampoco disfrutaba de la compañía de su esposo, prácticamente no le hablaba y lo que decía generalmente no le interesaba. La intimidad con él tampoco era satisfactoria, no sentía dolor como las primeras veces, pero tampoco sentía placer. Rara vez Darcy la besaba mientras tenían intimidad, aunque era consciente que no podía culparlo ya que ella tampoco lo besaba a él…
Agosto 1814
En la segunda semana de agosto, Richard Fitzwilliam tuvo que ir a una misión en Escocia y como quedaba de camino, decidió pasar por Pemberley a visitar a su primo. En los tres días que estuvo de visita comprobó claramente que el matrimonio de su primo era igual o peor que el de sus padres. En la última noche de su estadía, mientras tomaba un brandy con su primo hablaron sobre su matrimonio…
"… He notado en estos días que, para estar recién casado, no pareces muy feliz en tu matrimonio y debo decir que tu esposa tampoco parece muy contenta."
"¿Conoces algún matrimonio que este feliz?" preguntó Darcy con sarcasmo.
"Honestamente conozco muy pocos," Richard sonrió, "Quizás uno de los pocos que conozco es el matrimonio de Esteban Hauton."
"¡No puedes estar hablando en serio, Richard! Hauton se casó con la hija de un comerciante, que además ni siquiera tenía una gran dote…"
Richard lo interrumpió, "Y son muy felices. Te das cuenta al verlos juntos; la forma en que se miran y se comunican sin necesidad de hablarse." Hizo una pausa, "Por lo que me ha contado, cuando tuvo el accidente con el carruaje y estuvo al borde de la muerte, su esposa estuvo todo el tiempo al lado de él, y según afirma, en gran parte por los esfuerzos que ella hizo curando sus heridas y dándole de comer es que él logró sobrevivir." Sonrió con ironía, "Estoy seguro que a la mayoría de mujeres de la alta sociedad que conozco, incluida mi madre, si tienen un buen contrato matrimonial les importa bien poco si su esposo muere, y lo mismo se puede afirmar a la inversa… De hecho, conozco más de un caballero que estaría bien contento así puede estar más tiempo con su amante."
Darcy no le contestó, pero reconocía que, si bien su primo estaba exagerando en lo que decía, algo de razón tenía…
