Desde hacía poco más de una semana Margareth estaba trabajando más horas con la modista ya que la otra ayudante acababa de tener un hijo. Llevaba a su hija todas las mañanas temprano a la institución benéfica y la iba a buscar a última hora de la tarde. Afortunadamente, con el tratamiento con vapor de agua y plantas medicinales que le hizo el doctor, los problemas respiratorios de su hija se habían mitigado considerablemente.

Después del encuentro con el ama de llaves del Sr. Darcy, decidió no volver a buscarlo. Era una pena, ya que además de gustarle el caballero, pensó que podía llegar a un arreglo de largo plazo que sin duda la iba a beneficiar.

Por eso, grande fue su sorpresa al encontrarse cara a cara con el Sr. Darcy al lado de su hija. En ningún momento paso por la cabeza de ella que el encuentro era totalmente casual, sino que pensó que el Sr. Darcy la estaba buscando. Con su sonrisa más coqueta se le acercó, suavemente le tocó el brazo y con voz sugestiva le dijo, "Buenas tardes Sr. Darcy, que grata sorpresa encontrarlo aquí… Veo que ya conoció a mi hija."

Mientras Margareth hablaba, la niña que estaba anteriormente en la falda de Elizabeth la abrazó.

"No sabía que ella era su hija, de hecho, no sabía que usted venía a esta institución."

Margareth lo miró y le dijo suavemente, "Sr. Darcy no tiene por qué disimular conmigo…"

Quién sabe como habría seguido el diálogo entre ellos dos, si en ese instante no hubiese llegado Elizabeth con la Sra. Farrow.

"Buenas tardes Sra. Smith." Elizabeth sonrió, "Hoy tengo el agrado de contarle que Kitty no tuvo tos en toda la tarde, y además comió se portó muy bien y comió todo el plato de comida que le sirvieron, incluso las zanahorias."

"Me alegro mucho de escuchar eso." miró al Sr. Darcy de reojo, "Muchas gracias por todo, Sra. Barton, Sra. Farrow. Mañana nuevamente tengo mucho trabajo, y voy a traer a Kitty temprano y la vengo a buscar a la misma hora de hoy."

Ya sea porque Elizabeth no estaba prestando demasiada atención al Sr. Darcy, no se dio cuenta que estaba muy pálido y la Sra. Smith le estaba tocando el brazo cuando ella y la Sra. Farrow entraron a la habitación. La Sra. Farrow se quedó cuidando a los niños mientras Lizzy acompañó al Sr. Darcy a hacer una recorrida del lugar. En la habitación contigua, se encontraron con Richard y la Srta. Holmes que ya se estaban yendo.

Después de una recorrida de unos diez minutos, Darcy quedó muy impresionado por lo bien organizado que estaba el lugar. Lamentablemente como aún estaba muy perturbado por el encuentro con Margareth, no estaba prestando toda la atención que debía a lo que decía Elizabeth… ¡No podía creer su mala suerte!

"… si ve en esa biblioteca, solo tenemos cuatro libros de cuentos infantiles, que además son muy viejos. Tenemos muy pocos lápices de colores para que los niños pinten, y además escasea la tinta y las hojas para las lecciones de escritura." Elizabeth al ver que el Sr. Darcy estaba ensimismado en sus pensamientos y no decía palabra, no dijo más nada.

Cuando se dio cuenta que Elizabeth no estaba hablando y sin saber bien que había dicho, comentó, "Estoy muy impresionado con lo bien organizada que está la institución. ¿ha hecho una lista de las cosas que faltan?"

"No hay una lista ya que estas cosas que le dijo es deseable tenerlas, pero no es imprescindible." Elizabeth sonrió, "Podemos leer el mismo cuento de hadas dos veces por semanas, pero sería deseable tener más libros para que los niños no se aburran de escuchar siempre el mismo cuento. Sería deseable que todos los niños tuvieran lápices de colores, y no que haya solo cinco lápices y que no puedan dibujar al mismo tiempo. Respecto a la tinta y papel, muchas veces traemos de nuestras casas para poder dar las lecciones, pero sería deseable que haya en la institución. También sería deseable tener un piano para poder enseñarles a las niñas más grandes a tocar, pero no es imprescindible."

"Entiendo lo que dice, y me da la impresión que con muy poco dinero se pueden subsanar varias de estas cosas que son deseables, pero no imprescindibles." Darcy sonrió, "La verdad Sra. Barton, me gustaría mucho ayudar más." Hizo una pausa, "Quizás podríamos reunirnos otro día donde a usted le parezca mejor para armar una lista de las cosas que se podrían comprar con orden de prioridad. ¿Le parece bien esta sugerencia?"

Elizabeth lo miró extrañada, ya que cinco años atrás jamás se imaginó que al Sr. Darcy le pudiera interesar ayudar en este tipo de instituciones; pero según el General Fitzwilliam, su tía Gardiner e incluso la Srta. Holmes, el caballero contribuía con varias obras de caridad, y no perdía nada con reunirse con él… "Me parece buena idea, si desea podemos reunirnos aquí el día que usted pueda después del mediodía."

Darcy sonrió, "Excelente, ¿Le parece bien que nos reunamos mañana, o el lunes?"

"Preferiría el lunes."

Conversaron unos minutos más, y Darcy pese a las protestas de Elizabeth, la acompañó caminando a su casa.