"Taisa!" bramó Havoc mientras entraba tempestuosamente en la oficina de su superior. Roy Mustang, alquimista de fuego, levantó la mirada, sin excesivo interés, para encontrar al teniente Jean H. hecho un mar de lágrimas.

"Teniente?" dijo a su vez, calmado.

"Taisa! Ha vuelto a salir con una de mis novias! ¿Por qué siempre hace eso? ¿¡Por qué?"

El General de Brigada suspiró, se levantó, y se acercó a Havoc.

"Por que eres mío" dijo simplemente, y lo besó.

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Al día siguiente, Mustang estaba de un excepcional buen humor.

Jean Havoc, mientras tanto, fue felicitado por su nueva novia. Después de todo, los pequeños moretones en su cuello no podían significar otra cosa… ¿o sí?