El pequeño cuerpo (A QUIÉN LE DICES PEQUEÑO!) del alquimista de Acero fue bruscamente estampado contra la pared fría. Gimió cuando, en contraste, un cuerpo caliente se apretó contra el suyo.

"Bastardo!" siseó "¿Qué tal si nos atrapan?"

"Esos modales, Acero…" murmuró Roy Mustang mientras hundía la cara entre el cuello del joven alquimista.

"Roy…" fue interrumpido por sus labios exigentes sobre los suyos, y no pudo negarse.

&/&

Claramente consciente de los gemidos de la oficina contigua, Riza Hawkeye suspiró.

Por esta vez, lo dejaría pasar. Sólo por ésta vez.