Roy tomó de la mano a una sonrojada Riza Hawkeye, y esbozó esa sonrisa por la que habían caído tantas mujeres.

"Tus ojos son como las estrellas…"

Roy vio por el rabillo del ojo a un coche detenerse a su lado…

"Tu cabello es como el oro…"

…Y una despampanante mujer bajarse del auto…

"Tu sonrisa… Eh…"

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Al día siguiente, Havoc se atrevió a preguntarle a su Taisa sobre su fin de semana, a pesar de la marca púrpura en su mejilla.

Su cigarro fue reducido a nada en un segundo. El segundo teniente decidió que sería mejor no preguntar de nuevo.