Brisa de mar
Capitulo 1
A través de su ventana, Shoto puede ver el mar. Siendo el único omega de la familia, se le han permitido ciertos privilegios que al resto de sus hermanos no, fue así como pudo elegir la habitación con la vista más hermosa. Una ventana que va del piso al techo y un balcón desde donde puede oler el mar mientras la brisa recorre sus mejillas.
Otro privilegio, es recibir la porción más grande del postre. Porque es un omega y la misión de los alfas no es solo protegerlos, sino también, mimarlos incluso si se trata de su propia familia. Así como esos, podría seguir enumerando con los dedos todos los pequeños caprichos que su familia está dispuesta a cumplir a voluntad del omega menor de la casa.
Sin embargo, nada llega gratis y Shoto sabe que todo lo bueno que llega, es solo a cambio de un comportamiento adecuado. Quizás, el mismo que ha visto en su madre por años.
Sumisa.
Obediente.
Leal.
Shoto, quizás con menos ímpetu, logra cumplir con aquellas normas. Piensa, que más que acatarlas, es simple resignación a la vida que le ha tocado. Podría luchar contra la corriente y solo lograría despellejarse contra las piedras, es preferible dejarse llevar.
Total, las aguas nunca le han sido embravecidas en ese camino.
Su vida como omega, vista a grandes rasgos, ha sido bastante tranquila. Se le permitió asistir a la escuela hasta los catorce años, que fue cuando su segundo genero se definido y entonces, se le emparejó con el menor de los Iida. El compromiso tampoco ha sido apresurado, se les ha permitido conocerse y que ambos tomasen una decisión, aunque Katsuki solía decir, que aquello solo había sido decisión de su alfa, que, si él se hubiera negado, de nada hubiera servido su palabra.
Shoto prefiere pensar en que su palabra ha tenido algún valor.
En lo que sí un omega no tiene injerencia, es en el momento de la marca y es aquí que su alfa ha tomado la decisión de formalizarlo una vez terminara sus estudios en Australia y regresara a Japón.
Durante cuatro años, su romance ha sido llevado en cartas que llegan una vez al mes.
Nada romántico, solía decir Touya, que, tras rechazar a cinco omegas de excelentes familias, termino huyendo con la hija del sastre de la ciudad, diez años menor que él. Todo un escándalo para su familia, aunque los rumores lo embellecían con tintes románticos, lo cual no era del todo equivocado, si se piensa en el trasfondo que la relación de ellos debió tener para tomar esa decisión.
Distinta a la de Natsuo, su segundo hermano, el primero en casarse.
Otro escándalo más para la familia.
Los rumores en la ciudad decían que solo lo había hecho para irse de casa pronto, pues la omega no solo era mayor, sino una viuda adinerada de Nagoya. Algunas veces, Shoto quería contradecir las habladurías, sin embargo, no tenía armas para hacerlo, era pequeño cuando sucedió y desde el momento en que partió, Natsuo no volvió más. Solía enviar cartas y en más de una ocasión les había invitado a pasar una temporada con él.
Algo imposible.
Desde mucho antes de su compromiso, la relación con su padre se había roto. Al nunca nombrarlo en sus cartas, hacía de sus invitaciones una ofensa hacia el patriarca.
De ultima, quedaba Fuyumi, en quien veía una mezcla de sus dos hermanos. La alfa, era una mujer bastante amable y tranquila, como recordaba a Natsuo. Pero a su vez, guardaba un poco del romanticismo de Touya, pues, al igual que él, esperaba que llegara ese omega capaz de moverle el mundo entero con su aroma. Aquel, con quien no se comprometiera solo por mandato de su padre, sino por amor.
Aunque los rumores siempre rondaban a su familia y Fuyumi no era la excepción. Ya había perdido la cuenta de cuantas historias se habían inventado.
Y quizás, fuera su compromiso, lo único que le libraba a él. Aquello que podría limpiar a su familia de tantas habladurías. Sus cartas mensuales eran la prueba innegable de ese contrato que se había sellado tiempo atrás y en poco se cumpliría.
Sin embargo, era solo eso, un contrato. Cartas que se enviaban por el compromiso que se había impuesto en hacerlo. Cartas que contaban como una bitácora la vida monótona de cada uno. Cartas vacías, nada románticas.
Pero, ¿Qué era el romance?
Tiempo atrás, Shoto hubiera definido el romance como el mero hecho de pasar su vida al lado de otro ser humano. Como veía en la relación de sus padres. Como creía era la de Natsuo y, como suponía, sería la suya con Tenya.
Entonces, un día su alfa le había pedido en una carta, una foto suya. Shoto se había embarcado en la misión de encontrar una entre los tantos álbumes almacenados en el ático. Ahí, se había topado con una caja que no contenía lo que buscaba, pero que aún recordaba lo que almacenaba. Luego de que Touya se fuera, su padre ordeno vaciar su habitación y muchas de sus pertenencias quedaron guardadas ahí, cubiertas de polvo, telarañas y años.
En un arranque de añoranza, Shoto había hurgado en la vida que su hermano dejó el día que huyo. Tal vez, buscaba una pista más sustancial de su partida.
Entre libros, fotografías y accesorios, encontró la razón que tanto anhelaba. Una carta de despedida que parecía no haber sido leída nunca.
Una carta, que expresaba la frustración de vivir en esa casa, lo ahogado que se sentía con las normas de conducta, un repudio inmenso hacia su padre. Había muchas cosas que nadie decía, pero todos pensaban. En medio de tantas verdades silenciosas, la desesperanza se entremezclaba con el amor cuando empezaba a relatar sus sentimientos por la omega. Quién creería que el culpable de todo, fuera un traje que el padre de ella habría confeccionado para una de las tantas citas de compromiso que se le imponían a él. Esa vez, la joven habría estado apoyando a su padre en el tallaje y los ojos de Touya nunca más se alejaron de ella.
Habían sido meses cortejándola. Viajes hechos juntos bajo mentiras bien tramadas.
"¿Cómo podría simplemente olvidarme de alguien que me hace sentir vivo?
¿Cómo abandonarla, si en su vientre lleva el fruto de lo que siento?"
Shoto había estrujado la carta contra su pecho, sintiendo el peso de las palabras de su hermano. Padecía a esa omega, que ingenua, había entregado todo a un alfa que bien solo pudo usarla. Pero a su vez, la admiraba, por tener la valentía de arriesgar, porque sin ello jamás hubiera saboreado la victoria.
La carta de Tenya, la respondió sin enviar ninguna foto y ahora que recogía la respuesta, un mes después, esperaba hubiera olvidado aquello. La abre saliendo de la oficina postal. No hace falta prestar mucha atención, el alfa es una persona muy disciplinada, ceñido a ciertas reglas y su escritura no es la excepción. La carta, de varias hojas, siempre inicia con lo que parece un itinerario de sus días en Sidney. Le sigue un reporte del clima, a veces agrega algo interesante que sucediera, o algo agradable que comió. Finaliza con unas preguntas: ¿Cómo esta?, ¿Qué tal va todo en casa?...
"Nada romántico"
Shoto suspira, guarda la carta en el cintillo de su yukata y busca entre las personas que a esa hora caminan por el malecón, a su hermana. Es en el ínterin que sus ojos son atraídos por la fuerza que acarrea alguien que te observa.
Entonces, le ve por primera vez, caminando por el muelle mientras en su mano cuelga un cordel lleno de peces. Un alfa grande en comparación del japones promedio. Cabello corto, ojos rasgados, espalda ancha y una sonrisa que crece cuando se percata que también le mira.
Shoto deshace el hechizo con un parpadeo y vuelve los ojos hacia las personas del malecón. Continúa sintiendo la mirada sobre él y decide salir de ahí, caminar en dirección a casa con la esperanza de encontrar a Fuyumi en el trayecto.
–E-¡Espera! –el pescador le toma de la mano. Los ojos le brillan vivaces y la sonrisa es mucho más grande de la que le dejo segundos atrás– Mi nombre es Yoarashi Inasa y, si me lo permites, será un placer cortejarte.
El alfa hace una reverencia exagerada.
El corazón de Shoto late emocionado por primera vez.
Continuará...
Nota de la autora:
No conforme con una historia nueva, ahora van dos xD
Mi primer InaTodo, reivindicándome por Confinamiento. La historia en si es corta, según lo tengo pensado, 13 capítulos aproximadamente. Quizás menos y todos cortos, quizás...
Hasta aquí llego hoy y espero salir pronto del bloqueo monumental que me está dando Consecuencias
