Brisa de mar


Capitulo 6


El celo dura tres días, sin embargo, Shoto permanece dos más en casa. Es normal que luego de que el calor se disipe, las feromonas continúen fuertes en el cuerpo del omega, un perfume atrayente, que le otorgaría el título de vulgar de percibirle alguien en la calle. Es lo que en la escuela se les enseña desde pequeños.

Suspira aburrido.

Aun le parece algo increíble que el celo se adelantara por unas caricias de Inasa. Piensa que las feromonas del alfa han tenido que ver, pues nunca en su vida las había percibido tan intensas.

Termina de tallar su cuerpo con la esponja, vierte la vasija con agua sobre él, quitando el jabón y los remanentes de feromonas de su piel. Un día antes, ha sido su último día de encierro y ya come ansias por salir de casa. Entiende que ver a Inasa será muy incómodo, no solo por lo que hicieron, sino también, por el golpe y el celo como tal.

Los omegas, suelen ser retirardos de la escuela a los catorce años, cuando su género se define totalmente. Así las familias evitan accidentes, pero más allá de eso, se crea un tabú sobre lo que el celo es, ya que hasta ese momento, solo se les explica todo a grandes rasgos. Un subido de calor desmesurado el cual deben pasar únicamente con el alfa que les despose, ahí viene incluido el tema de la marca y, posteriormente, el nudo.

Lo definen como doloroso, por ello un omega debería emparejarse desde su primer celo, de esa manera, poder aliviarlo junto a su alfa.

Del subidos de libido nadie habla. Ni que decir del placer que puede obtener uno si sabe llevarlo correctamente. Se limitan a enfocarse en algo vergonzoso, que únicamente sirve para la creación de una nueva vida y, por ende, se vuelve un Tabo del que nadie habla, incluso entre omegas.

Al salir del baño, viste un camisón sencillo. El cabello húmedo desperdiga gotas sobre la tela. Lo seca rápido, sólo lo necesario para que no gotee, y se asoma al balcón con el pequeño espejo de mano.

Se apoya en el muro bajo.

Duda.

El hecho de que el celo se le adelantara frente a Inasa a dejado en evidencia lo que su omega exige en ese calor. Una parte suya, teme que la imagen que tiene de él haya cambiado luego de ello. Que incluso, llegase a verle como un omega vulgar.

Sacude el rostro, disipando aquellos pensamientos.

Si hubiera querido tratarlo así, lo hubiera hecho desde el momento en que lo llevó al burdel.

Quizás un alfa de sociedad lo trataría así, pero no Inasa.

Finalmente se decide y agita el espejo contra el sol, se mantiene constante hasta que la señal retorna.

Sonríe aliviado.

...

–Llegaste antes, ¿esperaste mucho? –pregunta Inasa, aproximándose entre los árboles.

Shoto le mira, ha llegado un poco antes de lo ansioso que estaba por verlo y ahora que lo tiene en frente, lo primero en captar, es el hematoma verdoso en el pómulo del alfa. De inmediato lo reconoce como el golpe que le dio el ultimo día que se vieron. Lleva los dedos hacia el pómulo de Inasa, en reflejo, él hace una pequeña mueca de dolor.

–Pegas fuerte –ríe una vez que el hincón ha pasado.

–Lo siento.

–No te preocupes. –destapa una esquina de la canasta que siempre lleva, muestra la caja que Shoto dejó olvidado– Te fuiste de pronto, no pensé que pudiera correr tan rápido.

El omega se avergüenza, baja la mirada.

–Lo siento –nuevamente se disculpa, pues no sabe que tan incomoda haya sido la situación para él– Es solo que... llegó... eso.

Inasa comprende con pocas palabras.

–Perdón, debí notarlo y no acercarme tanto. Quizás me lo gané –señala el hematoma y ríe nuevamente.

Shoto sonríe leve, incomodo, queriendo pasar aquella conversación rápido.

–Hueles muy fuerte a diferencia de otros días. –se acerca.

Como alfa, sabe del celo de los omegas y el aroma cautivador que desprenden luego del mismo. No sólo la intensidad aumenta, sino que las feromonas de alfa reaccionan a su ciclo. Incluso ahora, que han pasado días, el instinto le pide más de ellas. Cualquier alfa se sentiría atraído y es una de las razones por la que muchos lo ocultan, como Shoto lo hiciera tiempo atrás, aplicándose perfume.

–¿Te molesta?

–¿Molestar? –bufa, huele directo de su cuello– me encanta tu aroma. –lame la piel, saboreando cada nota de sus feromonas.

Shoto se sobresalta, los vellos erizados. Han sido solo dos días desde su celo y siente su cuerpo aun sensible a ciertos acercamientos. Interpone una mano entre ambos, alejando al alfa, él lo comprende y toma distancia.

El camino hacia el lago, lo hacen uno al lado del otro, sin tomarse de las manos.

...

Observa los pececitos nadar entre sus tobillos. Shoto sonríe embelesado por ese pequeño aspecto, ahora que, por primera vez, ha sumergido los pies en el lago. Inasa observa esa chispa de felicidad a su lado, sosteniendo el yukata del omega sobre sus rodillas. Recuerda haber visto esa sonrisa tan bonita el día que le llevó al burdel, era sublime que nuevamente le mostrara esa parte suya con algo tan sencillo como unos pequeños peces nadando.

–Podemos ir más adentro, si quieres. –ofrece cautivado.

–No –retrocede fuera del agua– quiero ir a la sombra –seca el sudor de sus padilla con el dorso de la mano. El calor es bastante agobiante luego de unos minutos bajo el sol.

Ambos retornan a donde Inasa ha extendido la sábana blanca y colocado la canasta, bajo un árbol frondoso. Le entrega a Shoto uno de los onigiris que ha llevado y posa sobre el suelo, un termo con té verde. La canasta queda solo con un objeto en su interior, Inasa observa al omega de soslayo, se encuentra concentrado comiendo el onigiri. Vuelve los ojos al interior de la canasta, a la caja que le pertenece al omega.

Aunque casi no han tocado el tema, Inasa sobreentiende cosas. Por ejemplo, que el prometido de Shoto, no vive en esa ciudad, por lo que de algún modo deben comunicarse y justo esta esa caja, que viene de un lugar tan remoto como Australia.

Resopla.

–Ten –por más que no quiera entregársela, debe hacerlo

Shoto se sorprende un instante, lo coge con una mano y deja a su lado, sin dar mayor importancia.

–¿No vas a abrirla?

–Luego.

En silencio, continúa comiendo el onigiri con calma. Inasa observa el suyo entre sus manos, incapaz de mantener la misma serenidad del omega.

–Es de él, ¿cierto? –pregunta finalmente, esperando equivocarse. Sin embargo, Shoto no responde y él únicamente lo hace, cuando su respuesta es afirmativa. –¿Aun no has tomado una decisión?

La respuesta es más silencio y esta vez, duda que sea por una afirmación. El omega come con la vista en el lago.

Inasa cree que quizás, se esté adelantando demasiado. Shoto no es como otros omegas, lo supo desde el momento en que tuvo que, prácticamente, rogar por una mirada. Es lógico que con lo poco que llevan juntos, aun no tuviera respuesta a esa pregunta. Sin embargo, tenía a su favor que el prometido seguía lejos y, con suerte, en unos meses más, su respuesta tuviera una respuesta afirmativa.

–Voy a secarte los pies –cambia la conversación, jalando los pies de Shoto sobre su regazo. Toma una esquina de la sabana sobre la que están sentados y empieza a secarlos.

Es bastante tosco en hacerlo, Shoto suelta una risa, arqueando la planta del pie cuando su mano pasa por ahí dicha zona. Es la primera vez que le escucha reír, lo más hermoso del día. Vuelve a repetir el toque, Shoto suelta otra risita y retrae sus piernas. Inasa le sonríe malévolo, abalanzándose sobre él, logra tumbarlo sobre la sabana y antes que diga nada, mueve mas manos sobre su abdomen

La risa se convierte en una carcajada.

–Basta...Basta... –suelta entre risas y lágrimas.

Se remueve debajo del alfa, queriendo empujarlo sin mucho éxito, tampoco es que use el total de su fuerza. Es un jugueteo divertido entre ambos, que con el pasar de los minutos, pierde intensidad y las cosquillas se torna en un abrazo afectuoso, con Inasa recostados sobre su cuerpo, el rostro contra su pecho.

La risa se extingue tan paulatinamente como se da el abrazo. Shoto, sin perder la sonrisa, le recibe entre sus brazos, acariciando su espalda y cabello.

Ambos se quedan ahí, relajados, solo sintiendo la presencia del otro en medio del bosque.

...

–Shoto –le ve aliviada su madre– tu hermana ya iba a ir a buscarte.

–Perdí la noción del tiempo mientras conversaba con Izuku, perdón –hace una reverencia hacia su madre y hermana.

–¿Ese es el paquete de Iida?

–Sí –responde con deje dudoso– Luego de mi... calor, lo dejé olvidado con él.

No hay más preguntas y sube a su habitación rápido, donde ya a puertas cerradas, puede respirar aliviado.

Pensar que Fuyumi iba a buscarlo en casa de Izuku.

Suelta un temblor escarapelado.

Luego de quedarse abrazado con Inasa, el sueño les había ganado y solo fue despertado por el chillido de unas aves cuando el cielo ya mostraba tintes violetas. Habían tenido que correr de regreso con Inasa, antes de que el sol se ocultara por completo y la oscuridad del bosque les envolviera.

Coloca la caja de Tenya sobre su escritorio. Corta la cinta que le sella, en su interior encuentra un jamón envuelto en papel para su madre, un vino para su padre, hay una bonita peineta para Fuyumi y para él, un compendio pequeño de telas muy finas en color blanco.

También está su carta. Inicia como siempre, su día a día en Sidney, los dramas que tiene por ser el presidente de clase, un par de sucesos interesantes cuando viajo a Melbourne por estudios, y una sorpresa, que no podría ser menos que eso.

"A fines del verano, estaré tomando unas vacaciones en Tokio. Quiero aprovechar este tiempo en llevarte a casa, con mi familia. Deseo que, junto a mi madre, puedan resolver todos los detalles de la boda.

En diciembre que termine mis estudios aquí, volveré para sellar nuestro compromiso."

Comprende, que ese compendio de telas, son un muestrario para su traje de bodas.

Presiona la carta hasta arrugarla.

A penas y quedan dos meses a que el verano termine. Entonces, Tenya iría por él y no hay nada que pudiera hacer. El día que se selló el compromiso, fue el día que el debió ir con la familia Iida. Aunque en ese entonces se acordó esperar a que crecieran, ahora, a puertas de la boda, no había nada que le detuviera.

La peor parte, es que el fin del verano coincidía con su celo. Por lo que Tenya tendría la opción de marcarlo en ese mismo instante y no duda que lo hiciera.

Era un alfa, después de todo.

Y él le pertenece.

...


Nota de la autora:

Cada vez más cerca al drama xD

Capitulo corto, porque si no iba a combinar muchas situaciones y quiero que entremos lento a la relación.

Gracias por los reviews!


Respuesta reviews sin log:

Iz: Que bonito saber que te gusta! Se que no hay mucho de esta pareja y espero contribuir un poco con esta historia. Besitos.