Capítulo IX:

Ares, el dios de la guerra.

¿Un nuevo pretendiente?

Me sentí algo atraída por el nuevo invitado, de verdad esa masculinidad que emanaba de él me era muy atrayente, no es que Apolo careciera de ello, es que Ares transmitía su hombría, era algo innato. Así como Apolo brillaba por sí sólo, Ares también lo hacía ¡Y qué lo hacía!

Mientras mi madre y Ares conversaban sobre Zeus, yo me dirigí nuevamente a la cocina con mi mente despejada, creía que al fin volvía a la normalidad. Me sentía bien, ya había pasado tiempo suficiente, y ahora que estaba en mi plan de enamorarme a toda costa de Apolo. En la cocina tarareaba una cancioncita sin son ni ton pero no importaba, estaba contenta o al menos me convencía de ello.

"¡Vaya! ¿Te ha dado así fuerte?" Lucrecia una de las ninfas que estaba en la corte de mi madre me encontró divagando por la cocina.

"¿Por qué lo dices? ¿Acaso no puedo estar de buen humor?" Risueña y ansiosa iba empacando poco a poco la cesta.

"Si buscas el vino dulce, se encuentra en la tercera gaveta de la fila de en medio, no le digas a tu madre ¿vale?"

"¿Por qué me ayudas?" Pregunte, creía que no le agradaba era de las pocas ninfas que siempre me lo hacía difícil.

"Bueno… digamos que creo… que mereces la felicidad con alguien como Apolo. ¡Ah! Y no te dejes engañar por Ares, es uno de los amantes de Afrodita, no te recomiendo meterte con sus amantes." Me sentí complacida, parecía que los planetas se habían alineado, era mi día de suerte, todo iba perfecto.

"Muchas gracias, trataré de evitar a Ares. Gracias por los buenos consejos" Le sonreí, mientras tomaba el vino y lo arreglaba en la canasta.

"¡Estoy lista!" Me dirigía a la entrada para esperar a Apolo, como siempre y tan puntual ahí estaba, transmitiendo su luz. Lo salude efusivamente desde la entrada. No se apresuro por bajar pero su mirada estaba fija en mi, en ningún momento vi que se aparto. Esa clase de adoración es la que quiero. ¡Lo quiero a él! Y mientras este claro en mi mente, mi corazón acatará.

"Querido Apolo ¡Tengo todo listo!" Él me abrazo y me beso la mejilla. Y yo le respondí el gesto.

Mi madre que nos observaba desde la terracita junto con Ares, parecían divertidos de nuestra relación. Lo tome de la mano y lo guie hasta donde había dejado la cesta.

"No te mostraré lo que hay dentro porque es una sorpresa ¿vale?" Apolo me siguió la corriente y no reclamo.

"Espérame un segundo, Kore, iré a saludar a tu madre y a Ares." Atravesó hasta la llegar a la terracita donde mi madre disfrutaba de la vista y de un buen té.

"Deméter, Ares. Es un placer verlos." Se estrecho la mano con Ares y besó la mano de mi madre.

"Tan cortes como siempre, es por eso que te puedo confiar a mi hija." Mi madre parecía estar más agradada con que Apolo fuese mi pretendiente, ella estaba enterada de los pocos avances de la relación lo cual ella asumía como cortesía por parte de Apolo y no como un rechazo de mi parte.

"Su hija se merece todo el respeto que le pueda brindar, Deméter." Mi madre sonrió como pocas veces.

Al entrar los tres me miran, yo simplemente me detuve cerca de un pilar. Ares se disculpo debido a que debía partir luego.

Cuando se fue a despedir de mi me susurra en el oído "cuando te aburras de Apolo, yo te puedo consolar." Y me beso la mejilla, más bien me besó muy cerca de la comisura de los labios. Esto hizo que me inquietara, cuando se fue yo me voltee para verlo partir.

Apolo que observaba esto bastante molesto, se acerco rápidamente a mí y me tomo por el brazo para llevarme pronto donde habíamos dejado la canasta.

"No me agradó la forma en que te miraba" Se sincero conmigo, me dijo directamente que estaba celoso y que no quería que otros hombres me miraran, que yo le pertenecía a él. Dijo todo lo que yo quería oír, y sin embargo no me sentí ni lejanamente satisfecha.

"No digas eso, tú eres mi pretendiente, no él. Además es contigo con quien tengo una cita, ¿te parece si mejor vamos a nuestra cita en vez de discutir sobre algo tan trivial?" Él me sonrió y tomo la cesta con alimentos y nos encaminamos.

Al llegar a la sombra de un olivo veo que está lleno de narcisos. ¡Perfecto! Ahí estaba su recuerdo arruinando mi cita, y no lo iba a permitir. En un acto, de esos en que uno actúa primero y después piensa, de esos en que uno generalmente se arrepiente, agarre a Apolo y lo besé. Sentí sus húmedos labios sobre los míos, mi cuerpo lo rechazaba pero insistí en aquella muestra de cariño, él me tomo por la cintura y en un intento de profundizar el beso lo aparte.

"Lo siento" Me disculpo, más conmigo que con él. Mi pobre cuerpo realmente se sintió asfixiado.

"No tienes por qué, esperaba que esto sucediera." Parecía algo impactado e incluso pude notar cierto rubor en su cara, parecía estar contento.

"Traje vino ¿quieres un poco?" Trate de cambiar rápidamente el tema, saque un par de copas y le serví un poco de vino dulce.

"Venias bien preparada." Asiento, y mientras voy acomodando las cosas bajo la sombra del olivo, siento que me toma el brazo e intenta besarme de nuevo, yo lo esquivo y le ofrezco unos bocadillos, él asiente y abre su boca. Suspiro algo resignada y mientras me repito ¡es tu pretendiente, es la elección segura! Le doy comida.

"¿Sabes? Me es fácil estar contigo, creo que es lo mejor que me pudo pasar." Él me mira sin comprender bien mis palabras, pero parece agradecerme, pasa su mano por su cabello dorado y sus ojos color miel siguen atentos a cualquier movimiento que haga.

"Me gustas." Me confesó. Yo me sonroje, él enredo sus brazos a mí alrededor y cuando nos íbamos a besar de nuevo sentí que sobre mi cabeza caían unas aceitunas.

"Qué raro… estas no caen a menos que uno sacuda el árbol…" Y cuando miro por detrás veo que estaba Sophi espiándonos. La escucho reír, y yo con un gesto la intento convencer de que se vaya a otro lado.

"¿Ocurre algo?"

"Nada, Apolo, un molesto pajarito que no se quiere ir. Le diré a mi madre que deje de traer cosas tan molestas como esta de la Tierra." Apolo miraba sin comprender, mientras se llevaba otro bocado a la boca.

"¿Me das un segundo?"

"Claro, vuelve pronto" Le devuelvo la sonrisa. Mientras me alejo enardecida y agarro a Sophi del brazo y la alejo lo suficiente para que nuestras voces no sean oídas.

"Me puedes explicar ¿Qué estás haciendo?" Sophi gira sus ojos, se lleva las manos a la cadera y me golpea la nariz. ¡Suficiente quería una explicación!

"Pues, quizás lo engañes a él. Pero yo no me creo esta pantomima de niña enamorada. Si bien hace un tiempo atrás lo estuviste, ahora ya no hay rastros de ello. Parecía que ibas a vomitar si él te besaba" La mire aterrada, me sentía culpable, me habían descubierto.

"Sin embargo eso es algo que yo decidí hacer. Respeta mis decisiones"

"Simplemente te estaba salvando, pero si no quieres ser salvada me iré." Así que se dio media vuelta y se fue, la quise detener pero mi nueva regla de ¡Vida fácil es una vida feliz! Brillaba en mi mente.

Volví con Apolo y me auto consolé y me di ánimos para poder intentar besarnos sin que me viese con ganas de vomitar. Porque al parecer se me notaba hasta por los poros.

"Creo que ha sido una excelente cita." Y mientras posaba su mano tras mi cuello y me atraía a él.

"Sí, creo lo mismo." Y mientras nos acercábamos más y más yo cerré mis ojos y sentí como sus labios se posaban sobre los míos. No sentí nada, ni un cosquilleo, nada. Al menos no sentí ganas de salir corriendo, quizás era la falta de costumbre, quizás si lo hacíamos más seguido me acostumbraría.

"No quiero que termine nuestra cita, creo que ha sido…"

Lo interrumpí antes "Pero tenemos que volver, yo debo volver, ya va a oscurecer." Mi corazón se apretaba a esta hora. Por lo que debía estar en mi pieza antes de que cometiera alguna estupidez.

Ambos recogimos las cosas y volvimos al santuario que tengo por casa, se despidió de mi con un beso en la mejilla y mientras me agradecía por la maravillosa tarde que compartimos se dirigió a su carruaje con tres hermosos pegasos de color blanco invierno.

Cuando entro en mi habitación veo que hay algo distinto. Encima de mi cama me encuentro con una nota y una pequeña caja, lanzo a ambas fuera de mi cama y me recuesto, pero luego lo pienso mejor y me levanto para asegurarme de que no sea un regalo de mi madre o de Apolo, sería una descortesía no hacerlo.

Así que me acerco lentamente y levanto la caja. Y cuando la abro veo…

N.A:

¡Hola a todos! ¿Qué les parece este nuevo capítulo? Quizás algunos se preguntan por qué aparecen estos dioses que quizás no tengan ni la más mínima relación con la historia fundamental, pero si la hay. Ya les había comentado que quería apegarme lo suficiente a la historia real.

Por cierto, les agradezco un millón de veces por los comentarios a: Darkalma, Lily Yavetil, Rukia1, kimy, princesa tsunade, Yupi Yahoo Feliz Happy, Chibi Hades, angel de acuario, Yad-Sol, SAINT LOVE MOON, LuCiFeR's AnGeL-ScArLeT Mcr77, Sairen Tensa y Juliet-whitlock.

Capítulo X: Nuevas invitaciones.