Capítulo XXXI
Interludio
Siempre es bueno tomarse un respiro.
Al volver a casa mi madre decidió quedarse unos días más, ella sutilmente antes de dejarme ir, me abraza y me dice que me lo había advertido pero que no me culpaba después de todo.
"Hades… Mi pequeña y dulce Kore, he de admitir que él es un dios que tiene un encanto muy peculiar. Lamento que no escucharas los sabios consejos de tu madre, pero creo que al menos aprendiste tu lección. No te castigaré, creo que has tenido suficiente con esto." Me decía mientras Artemisa me esperaba en el carruaje. Por cierto todos habían guardado el secreto, solo Acacia sabía lo que realmente había ocurrido y ella jamás dijo palabra alguna de aquello.
"Koré, te ves terrible ¿no dormiste bien?" Decía entre bromas Artemisa quien seguía jugueteando con su vestido, de no estar tan avergonzada hubiese jurado que estaba tentando a la sedosa tela a romperse para dejarla como una pequeña faldita plisada, que tanto le recordaba el campo de batalla, más no pude sonreírle, solo quería llegar a mi cuarto.
"Kore, ha pasado una mala noche Artemisa, deberíamos dejarla descansar." El viaje que un principio había sido maravilloso y exorbitante ahora era frio y opaco, volvía a mi cárcel marmolada. Con el corazón roto. Debería haberlo pensado mejor, fue un error desde el principio. Pero fue el mejor error que he cometido, sabía que debía sentirme triste y apenada, sin embargo solamente me sentía avergonzada porque muy dentro de mí sabía que él volvería a mí, lo había prometido, y me quiero aferrar a ello, sin embargo debía actuar ya que no quería arruinarlo dos veces.
Al llegar camine lentamente sin mirar a nadie, llegue a mi cuarto y cerré la puerta. Me lance a la cama donde pase los siguientes dos días pensando sobre lo maravilloso que había sido, no quería recordar nuestra despedida, quería seguir atesorando su último beso, me lo repetía y repetía una y otra vez en mi cabeza, sí, esta vez me sonreía solo a mí. No comía ni hablaba con nadie. Acacia de vez en cuando intentaba sacarme una que otra frase, pero nada extraordinario. Yo seguía en mi etapa de no querer ni olvidar su olor.
A la semana siguiente ya había retomado mis actividades como de costumbre, aunque estaba convencida de que iría a ver a los narcisos que era lo único que aun me mantendría su memoria viva, pero al llegar encuentro que no queda nada, los narcisos estaban marchitándose, al ver esto mi corazón se contrajo, pero me negué a rendirme. Agarre algunos y los puse en un macetero y los lleve a mi habitación. Los regaba sagradamente, algunos volvieron a florecer pero la mayoría había muerto. Por suerte, los que sobrevivieron florecieron tan magnificentes que con el solo verles me recordaba a él.
Claro, que tuve días malos, donde simplemente quería sentir lástima de mi misma, pero la verdad es que me rehusaba a creer que al igual que los narcisos mis recuerdos serian rápidamente borrados u aplacados por los nuevos recuerdos.
"Koré ¿puedo entrar?" Artemisa estaba afuera de mi habitación.
"Si, adelante. Esta abierto." Le respondí, ella entro tímidamente.
"Koré ¿qué ocurre? No eres la misma, estas como apagada. Antes eras como una velita pequeña y vivaz, pero ahora… esa llama esta por apagarse… y me preocupas." Confesó finalmente mientras se acercaba a mí, la miré pero sin comprender bien sus palabras.
"No entenderías, siento que he perdido una parte importante de mi y aun no sé como la recuperaré."
"Es probable que nunca lo hagas." Me dijo, mientras apoyaba sus manos en mis mejillas. "Pero tienes lo que te quedó de ello, un recuerdo maravilloso, una lección aprendida."
"¿Maravilloso? Puede que tengas razón." Digo en medio de suspiros ahogados, maravilloso le quedaba corto, aunque era un término que se le acercaba, le sonreí un poco dubitativa, ella simplemente asintió mientras jugueteaba con unos hilos trenzados que imitaban alguna soga o cuerda.
"Claro que la tengo, pues así sabes que estás viva, lo único que no tiene solución es la muerte, y para nuestra suerte somos inmortales, trata de no darle muchas vueltas al asunto no querras que se transforme en un recuerdo desabrido. ¿Me quieres decir de que se trata?" Negué con la cabeza, no me forzó solo me sonrió con tristeza al ver que no le quería confiar algo así de serio.
"Sea lo que sea lamento que te haya ocurrido siendo tan joven, pero ya verás que se te pasa. Lo que si te recomendaría no seguir tan… ¿cómo decirlo? Tienes la misma mirada que esas mortales que esperan algo con ansias y no se dan ni cuenta cuando se les han pasado los años y luego no recuerdan que era lo que esperaban." Dijo al final cuando se iba. Sus palabras dejaron un eco en mi conciencia ¿y qué pasaría si pasa toda una eternidad y no ocurre nada? ¿Mi voluntad no se verá mermada?
Al día siguiente me levante tal como me había propuesto, Artemisa había tocado un punto delicado, me empecé a cuestionar un poco, a lo que llegue a la resolución con que era mejor seguir como antes, ya que si la despistada de Artemisa se había dado cuenta de mi cambio de humor. Incluso Apolo tras al ver las constantes negativas de mi parte comenzó a venir menos.
"¡Kore!" Me saludo mi madre bastante animada al verme levantada, a horas tan tempranas, las ninfas aun no se levantaban para comenzar a hacer los quehaceres seguí el camino empedrado hasta donde se encontraba mi madre escondida bajo la sombra de un olivo al cuál le estaba recortando algunas ramas.
"Madre, pensé que ese era el trabajo de las ninfas." Ella se sorprendió pero no dejo de sonreír.
"¿Sabes? No por el hecho de que sea el trabajo de las ninfas significa que no pueda mimar a este maravilloso ejemplar. ¿A qué se debe que te hayas levantando tan temprano?" Pregunto mientras seguía observando a aquel olivo.
"Pues…" La verdad no tenía ninguna razón para levantarme, simplemente quise hacerlo…
"¿No crees que estos árboles tienen un encanto? Desde hace un tiempo hasta ahora no lo había notado, pero creo que han tomado cierta fuerza…" Suspiro pesadamente. " No… Han de ser ideas mías. ¿Qué decías, cariño?"
"Madre… ¿está bien si voy con Artemisa al lago? Necesito algo de aire fresco." Ella me miraba como si no comprendiera de mi urgencia de ir al lago a horas tan tempranas, quizás era porque ella y Artemisa eran las únicas madrugadoras.
"Claro, ve con ella." Al caminar entre los pasillos me encuentro con Sophi quien me da un abrazo.
"Señorita Kore, que gusto verla. ¿Está lista? Artemisa la está esperando." Yo solamente asentí. Seguí a Sophi hasta las caballerizas donde se encontraba la diosa de la caza.
"¡Koré, ven! ¡Mira, nos han enviado este maravilloso corcel, tenia tu nombre!" Lo miré de soslayo, no parecía tener mayor importancia el caballo.
"Ya… ¿y qué quieres que haga?" La miro sin mucho ánimo.
"Pues ¿qué más? ¡Montarlo! Iremos a caballo hasta el lago."
"… Está bien. ¿Sabes cuál es su nombre o debería nombrarlo de alguna manera?" Pregunte distraída, la verdad es que no le veía mucha gracia ir a caballo no era algo que me gustase mucho y este en particular parecía ser del tipo indolente, su lustroso pelaje oscuro con unas pequeñas manchas blancas en la parte antero posterior del tronco. No era negro por completo lo cual hacia que me diera algo de rabia, me hubiese haber tenido un corcel de color negro como los de él, a pesar de que me auto recriminé por no querer otro caballo.
"Hm… pues… ¡Ah, sí! Ya lo recuerdo, tenía un nombre corto. Creo que era Lis, Cis o Quis" Artemisa siguió con una larga lista que terminase en "is."
"Señorita Artemisa, es Dis- ¡Dis! Termine de una buena vez de intentar adivinar." Dijo la ninfa exaltada debido a la ineptitud constante de Artemisa, la verdad es que ya pocas le tenían paciencia.
Al oír ese nombre me voltee, la miré interrogante, mientras ella solo asentía constantemente mientras tarareaba una tonta canción. Yo sonreí al ver que no se había olvidado de mí. Me acuse a mi misma por haber permitido que la duda entrase en mí.
"¿Y bien? Vas a subirte al caballo ¿o no?" Preguntaba cariñosamente la joven diosa.
"Claro. Me parece que es un buen día para cabalgar un rato." Le dije mientras sonreía.
"¡Menudo cambio de actitud, de haberlo sabido antes, habría conversado contigo el primer día!" Dijo entre risas halagándose a sí misma por sus consejos. La verdad es que estaba tan equivocada, pero tan maravilloso regalo también hacia que mi día mejorara.
"¿Qué opinas Dis?" El caballo parpadeo perezosamente mientras daba un pequeño relincho. Acaricie su lomo aterciopelado.
"¿Qué te ha parecido tu corcel, Koré?"
"Es maravilloso, me ha venido de maravilla. ¿No crees lo mismo Dis? Seré buena contigo, pero debes ser bueno conmigo también, pronto volveremos a él." Le decía al caballo, mientras ponía mis pies en uno de los estribos para luego darme un impulso para luego subirme a la montura, agarre ambas riendas y mientras presionaba con los talones debajo de las costillas del animal, este comenzó a caminar para que luego su paso se fuera acelerando en un ágil trote.
"Koré, espérame." Gritaba Artemisa quien trataba seguirme al galope mientras yo corría con Dis.
Notas de la autora:
¡Nya! He tenido unas maravillosas vacaciones, vengo con un cuaderno escrito con varios capítulos o escenas que me gustaría agregar, me han venido bien las vacaciones. Lamento no haber subido un capitulo antes pero necesitaba desintoxicarme de internet. Solo mantenía mi pecado culposo de Deviantart (loonymoonylupin). Eso y mucha música de relajación, leí un montón, intente nuevos géneros pero he de admitir que aun me quedo con los que son melosamente melososo (sí, sí, con reiteración y todo… para que comprendan lo empalagosos que son).
Así que he vuelto, y comenzaron las clases creo que este semestre será bueno, lo presiento.
¡Os quiero mucho! Y mil gracias por leerme, sinceramente no sé qué haré sin ustedes. Aunque claro… ustedes saben que los querré muchisisisisisisimo más si me dejan mensajes ¿no? Aunque un trocito de mi corazón siempre estará con todos los que leen esto C:
Próximo capitulo: "Agridulce"
