Capítulo XXXVI
En busca del Averno
Esperando poder encontrar algo más que solo la entrada al inframundo.
"¿Estamos listas?" le pregunte a Artemisa que traía su cabello trenzado y un casco hecho de cueros bastante rustico, me pregunte como era posible que mi madre la dejara quedarse con tales cosas.
Era muy temprano, habíamos madrugado. Pero he de admitir que estaba ansiosa por llegar a aquel lugar, estábamos claras de que nos tomaría el llegar allí un par de horas a galope sobre nuestros caballos, pero hubiese sido mucho más lento de haber ido a pie.
"Claro que sí, vamos. ¡Acacia, monta al caballo de una buena vez!" Le decía la diosa de la caza a la ninfa que estaba a punto de llorar, no sabía cómo subirse a pesar de que Artemisa le dijera que pusiera su pie en el estribo y subiera de un solo impulso y que cuando ya estuviese arriba que con su otra pierna la pasara rápidamente sobre la silla y se pusiera el otro estribo.
"Nopuedoporfavornomeobligues…"gimoteaba mientras Artemisa le da un impulso y la monta sobre el caballo.
"¿Ves? Te dije que no era tan difícil." Dicho esto agarra las riendas y se las entrega a la pobre Acacia que no sabía que hacia montada sobre ese caballo bayo. "Sujeta bien las riendas y por más que corcovee no le des rienda, o sino sabrá que eres suave y no te hará caso. Pégale suave en las costillas flotantes para indicarle que quieres que ande." Seguía dando las instrucciones pero Acacia no parecía comprender.
"¿Costillas qué? ¿Dónde se encuentra eso?" Preguntaba con lágrimas en los ojos.
"Vale, vale. Te indico. Pégale aquí." Decía mientras le indicaba la parte donde debía golpear, la verdad es que se le habría hecho mucho más fácil si solo le hubiese entregado una fusta pero eso es mucho más doloroso.
"Solo intenta seguirnos Acacia." Ella asiente a lo que le digo. Mientras yo montaba a Dis quien estaba ansioso por dar un paseo, hacia mucho que no salía a pasear con él. Sus orejas se mantenían elevadas mostrando su buen genio y con ganas de demostrar lo rápido y ágil que era. A veces Artemisa envidiaba a mi maravilloso caballo que poseía ese aire tan… similar a él.
"¿A dónde nos dirigimos?" Pregunto la joven diosa de cabellos platinados, quien iba al trote en su caballo blanco que movía su cola frenéticamente debido a los mosquitos, estábamos pasando cerca de un lago por lo que era de esperarse la cantidad de insectos.
"¡A los límites!" Le respondo mientras espoleo con fuerza a Dis que comprende que debe correr, Artemisa y Acacia me siguen, esta última iba espantada hace unos segundos no sabía ni como subirse y ya la llevábamos al galope sin esperar que aprendiera a acostumbrarse al pobre caballo.
Dis comienza a aminorar su velocidad, llevábamos unos veinte minutos al galope, he de admitir que la sensación de correr a caballo es increíble el sentir como sus fuertes patas golpean con fuerza el terreno son de las pocas cosas que vale la pena sentir. Acaricie la crin de mi caballo negro con toques blancos y mientras me bajaba de un salto y tomaba las riendas para guiarlo hasta un pequeño arrollo para que descansara y bebiera algo de agua, me fije que la vegetación comenzaba a escasear, teníamos que estar cerca, lo podía sentir.
Los caballos estaban algo cansado, Acacia estaba agradecida de que la bajaran del caballo. Caminaba chistoso, pero no le dijimos nada, eran los efectos de no estar acostumbrada.
"Acacia, siéntate un rato." Le ordenó Artemisa que se acercaba a ella para asegurarse de que no se haya lastimado por el roce en sus piernas.
"No te preocupes, gracias a Kore, me puse doble pantalón, espero que Deméter no se entere de que hemos usado atuendos de hombres." Confesaba aterrada.
"¡Qué bueno! Koré, veo que has aprendido bastante de mi." Decía halagada, la verdad es que en eso tenía razón, había aprendido lo suficiente de ella para saber que montar a caballo te dejaba caminando con las piernas un poco separadas y que si no tenias un refuerzo en la parte interna de las piernas el escozor era terrible. Desgraciadamente yo lo aprendí a la mala un día que se me antojo andar a pelo sobre Dis, aunque no cambiaría nada de aquel día de reflexiones si fue bastante doloroso llegar a casa a curarme.
"Artemisa, Acacia iré a explorar los alrededores, iré en Dis." Decía mientras le jalaba las riendas para que subiera la cabeza y la sacara del agua su hocico. Sus ojos perezosos me miraron y mientras salía de entre las rocas su cola oscilante me golpea mientras ahuyenta a una mosca. Me subo y le doy una vuelta para cerciorarme de que las riendas no estén ni muy tirantes ni muy sueltas. "Ya vuelvo."
"Claro, diviértete. Haré una fogata esta algo frio por acá." Dijo mientras se llevaba las manos a las piernas y se arrodillaba para recoger algunas ramas secas.
Seguí varios caminos, y la vegetación escaseaba, el suelo ya no era rico en nutrientes, por lo que pude ver ese lugar tan árido ya no era un buen sostenedor de la vida, sólo quedaban los algunos troncos ya sin vida aun sujetados por las raíces al suelo, aunque había uno que otro animalito resignado a darle tregua a la adversidad. Era una imagen un tanto triste, aunque eso no impidió que siguiera en mi búsqueda, trate de adentrarme en lo que alguna vez solía ser un bosque basto, y mientras más me acercaba ocurría algo curioso, los árboles volvían a la vida, apresure a mi joven corcel.
Sí, lo sé jamás se me quitara lo curiosa, al llegar me encontré con un cojín de flores, ¡incluso habían narcisos esperándome! junto a unos árboles en su esplendor, las hojas estaban verdes y algunos de ellos incluso habían florecido, que saludaban con parsimonia al viento. Era todo un espectáculo no esperaba encontrarme con algo así, después de venir de un camino donde lo único que resaltaban eran las rocas, me baje rauda a recoger algunas flores. Parecia ser un pequeño oasis entre tal lugar tan seco.
Curiosamente también había unas ninfas revoloteando por allí, podía escuchar sus risas. No le tomé mayor importancia yo iba a por las flores, desgraciadamente fue la peor decisión que pude tomar. No tomé las precauciones pertinentes…
En lo que termino de arrancar algunas flores, me giro y veo lo peor que podría haberse presentado, un enorme jabalí, según lo que Artemisa me había comentado son extremadamente territoriales y atacaran al más mínimo movimiento que vean, temí por Dis y por mí, sostuve mi aliento por un largo periodo, sin embargo esto hizo que cuando abriera la boca para agarrar una bocanada de aire este me vio, y se puse en posición. Lo único que se me vino a la mente fue gritar, grite tan fuerte como pude, corrí tras Dis y trate de montarme sobre él pero tropecé, sí, lo sé. A buenas horas me tropiezo… Hay cosas que nunca cambian. Me incorpore y salí corriendo, Dis huyo, al menos él estaría a salvo.
"¡Que alguien me ayude! Acacia, Artemisa ¡Auxilio!" Fueron mis rezos, los repetía constantemente, mientras sentía como el barro y la tierra se colaban por debajo de mi Chitón, mala idea fue la de quitarme el atuendo para montar. Sin darme cuenta me encuentro de frente con el lago Averno, maldije para mis adentros, esto iba a retrasarme puesto que el barro hacia que mis sandalias se pusieran más pesadas, interrumpiendo así mi huida.
Intente ocultarme bajo un enorme árbol, pero aquel jabalí no se rendía, obligándome a salir de mi escondite, solo esperaba que Artemisa escuchara mis gritos y viniera en mi rescate.
"Oh… por todos los dioses del Olimpo…" Susurre, sentía la garganta adolorida por los gritos. Cerré los ojos, no quería saber que haría el jabalí, sin embargo escuchaba como corría tras mío, trate de trepar una roca pero el jabalí era enorme, no me serviría de gran protección.
Escuche a Artemisa llamarme, Acacia y las ninfas de los al rededores también se habían alertado con mis gritos de auxilio. Pero como debía correr jamás estaban lo suficientemente cerca y mi garganta escocía no sabía si podría seguir pidiendo ayuda por más tiempo, o si me escucharían. Estaba cansada, mis pies apenas podían seguir corriendo, y estaban tan malogrados debido a que me había tropezado en más de una ocasión, sentía que todo mi cuerpo dolía pero el temor de enfrentarme a tan enorme jabalí no era una opción para mí, quizás si fuera Artemisa tendría alguna oportunidad. Ni yo misma sabía dónde me encontraba exactamente, había perdido mi rumbo en un intento desesperado por alejarme de tal animal.
Juré que no volvería a ser tan irresponsable, que esto me ocurría solo a mí, esas eran algunas de las reprimendas que me auto daba mientras corría sin cesar. Pensé en que quizás las Moiras podrían apiadarse de mí y cambiar mi destino. Me aferre a ese único pensamiento más como una esperanza muy, pero muy lejana, ya que sabía que eso no ocurriría.
Mientras corría llegue a las faldas de algún cráter o volcán. La pared que crecía me impedía el paso, me encontraba atrapada.
Cerré los ojos con fuerza.
"¿No crees que ya has armado suficiente lio con tus gritos?" Pregunto una voz que podría haber reconocido a kilómetros de distancia. Hades.
Nota de la autora:
La verdad debo explicar un poco la idea del jabalí, me inspiré en este ser mitológico, llamado jabalí de Calidonia o Calidón donde creaba el caos y la destrucción de dicha zona. Nótese que es un jabalí más grande de lo normal. Sí, lo sé soy una traga libros C:
He de admitir que me siento un poco desilusionada, esperaba que llegáramos a la meta de reviews~ así que como no se cumplió… pues no hay doble capitulo : C, así que chicas y chicos a esperar!
Agradecimientos a quienes me han dejado revies 3: Darkalma, Lily Yavetil, Rukia1, kimy, princesa tsunade, Yupi Yahoo Feliz Happy (Lallen y Nina) , Chibi Hades, angel de acuario, Yad-Sol, SAINT LOVE MOON, LuCiFeR's AnGeL-ScArLeT Mcr77, Sairen Tensa, Juliet-whitlock, blerak-princess, Ktaina109, Dlkg, Silentforce666, Niernath, Ktaina109, nadia, yad-sol,Jibriru, Otanimanga, Aki no hikari, La critica de Vickie, yesimar, Gregoriana, Mouxe ,K.I.M.T.E.C.K A.I y lila.
Si me ha faltado nombrar a alguien me avisan ; _ ; no es mi intención dejar a nadie fuera. Y por supuesto agradezco también a todos los que me leen 3. Un besito y nos leemos en el próximo capítulo.
