Capítulo XL:
¿Noche nupcial?
¡Por Zeus! No puedo seguir en ascuas.
Al llegar en la entrada se encontraba Thánatos mirándome con reproche, pero no dijo nada, la verdad es que no había mucho que decir. No es como si él estuviese en la posición para reprenderme, aunque sus ojos me miraban iracundos y de cierta manera podría decir que se sentía algo defraudado por mí actuar. Solo esperaba que Hades no estuviese al tanto, no quería que el tuviese la misma mirada que el dios de la muerte.
"Umm… Disculpa ¿Podrías hacerte a un lado para poder pasar?" dije en un hilo de voz, él estaba tapando la entrada a propósito, probablemente quería hablar conmigo pero debía ser yo quien le diera pie para que eso ocurriera, lo supe por su postura despreocupada pero daba golpes con la punta del pie en el suelo, haciendo ese molesto ruido demostrando su impaciencia, realmente no sé si eso era lo más conveniente pero de igual manera no podía pasar. Parado allí como si nada lo perturbara, era casi cómico ver como su postura no iba con sus ojos que me perseguían.
"Claro, pero antes me gustaría tener algunas palabras contigo." Dijo serio pero sin quitar sus ojos llenos de reproche. Tal y como había previsto, esta parecía no ser una bienvenida. Suspire resignada invitándolo a seguir, mientras más rápido mejor, pensé.
"¿Cómo es que una pequeña diosa como tú, se logra meter en tantos líos en un solo día? Ahora comienzo a comprender el por qué permaneciste oculta para todos los dioses por tanto tiempo, creas el caos por donde pasas." Dijo algo rencoroso, casi podía ver la ponzoña que recorría en cada una de sus palabras.
"No creo que deba daros explicaciones." Fue lo único que se me ocurrió decir, no era muy inteligente, pero tampoco me iba a disculpar, ni que fuese culpa mía el haber sido prisionera en mi propio hogar.
"No, no, claro que no. Bueno, te preguntaras para que he venido hasta acá." Yo asentí tontamente y casi de manera frenética, es que quería que terminara pronto. "Pues bien, digamos que he tenido una pequeña charla con Mint, ¿la recuerdas no? Y pues me ha contado todo lo ocurrido hace unos años. Mis disculpas por entrometerme, pero debía hacerlo. Creo que por el bien de Hades y del todo el inframundo, lo más sano es que te vayas." Concluyó, la verdad es que en algún momento me lo cuestione, pero ¿qué sería de mí después de eso? Volver a aparentar que no ocurrió nada. No, no lo toleraría.
"Ah, o sea que me has venido a esperar a la entrada al palacio con la intención de que me pegue la media vuelta y me vaya donde mi madre." Fue más una afirmación, él seguía sin mostrar señales de impresión alguna.
"Básicamente sí, ya he arreglado un escolta que te acompañara de regreso. Llegarías sana y salva y sin ningún percance a tu hogar. Es lo menos que puedo hacer, no puedo permitirme que Hades vaya en tu búsqueda preocupado. No, claro que no." Su plan tenía todo previsto, solo faltaba mi aprobación y todo iría tal y como él se lo había imagino. ¿Lindo no? Pues para mí no lo es, me entro toda la rabia y me acerque a él.
"Claro, esta todo perfecto." Le dije siguiéndole el juego, al ver que no me había rehusado de plenas a primeras pude ver como una pequeña mueca se transformaba en una sonrisa. Me hirvió la rabia, y basto un solo segundo para que mi mano llegara y golpeara su mejilla. "Lo único que os falto, fue pensar que traigo barullo queriéndolo o no. Ahora si me disculpas, Hades me ha de estar esperando." Y claro, me pegue la media vuelta pero en dirección al palacio, no se la iba a hacer fácil.
Pero lo que más me molestaba era que Hipnos no anduviese por allí intentando defenderme, sabía que le agradaba más a Hipnos que a Thánatos, sin embargo el primero solía intentar llevar la balanza a mi favor. Ya saben, las ninfas del inframundo no me tienen mucho cariño.
"Oh, por Zeus…. ¿Por qué siempre me meto en líos sin buscarlos?" Pregunte al aire, sabía que no vendría una respuesta, pero era una forma de ventilar mi frustración.
"Lamento oír eso." Dijo una voz profunda que me llamaba a lo lejos. Busque de donde provenía la voz, y como si se trataran de sirenas llamando a los marinos corrí en busca de él. Me estaba esperando sentado en su trono, se veía tan magnífico como solo él podría ser.
"Salí." Le dije, sé que no fui muy elocuente, pero era mejor que lo supiera de mí y no por Thánatos.
"Eso he oído, ¿Qué te ha parecido?" Pregunto algo aburrido, no supe si era porque era algo que él ya sabía o simplemente por el cansancio su voz parecía monótona.
"Pues… me ha llamado la atención la entrada. Por cierto, Cancerberos es un encanto ¿podre visitarlo nuevamente? ¿o Quedare castigada de por vida?" pregunte un tanto alarmada, puesto que me había descubierto, rogué por no meter en líos a Cancerberos.
"¿Castigada? No, Kore. Ven, sabes que jamás haría eso, si te he mantenido en el castillo ha sido por tus vendajes. ¡Por el Olimpo! No tengo intenciones de mantenerte encerrada." Dijo por fin volviendo a la vida, se levanto de su trono y camino hasta mí donde me alargo su mano. Por supuesto que la tome, sus fríos dedos se pasearon por mi cuello con mucha familiaridad. Lo había extrañado durante todo el día.
"Lo sé, es solo que… me siento... no sé… distinta."
"Oh, deberías ir a descansar." Saco como conclusión.
"No, no es eso. Hades, por favor. ¿Tienes idea de lo que ha pasado hoy? Incluso me he auto proclamado reina. ¿Crees que sea algo incorrecto?" pregunte avergonzada, no hubo respuesta de su parte solo una sonrisa condescendiente. Por lo que continúe hablando "Después de todo… siento que para serlo debería ser alguien a quien tu realmente estimes, quizás Athenea tenía razón, quizás yo no pertenezco aquí."
"Entonces dime, ¿qué haces aquí?" No parecía estar molesto, simplemente curioso.
"Me encantaría decirlo… pero es que… temo por mí, temo por salir lastimada." Dije bajando la mirada, Hades agarro mi mentón elevando nuevamente mi mirada.
"Desearía poder saberlo." Dijo con un tono de voz que jamás había oído de él, era una súplica. Y claro, hasta el aire se me detuvo cuando me lo pidió de esa manera.
"¿Puedo ser sincera? ¿Prometerás hacerte cargo si te lo digo?" pregunte sabiendo que las cosas iban a mi favor, sabía que él me había extrañado de la misma forma que yo lo hacía, me estaba sujetando por la cintura con fuerza, como si no me quisiera dejar ir.
"Por supuesto, prometo lo que quieras." Dijo curioso, se distancio un poco esperando a que me preparara para soltarlo de una buena vez. Asentí antes de mirarlo por última vez, suspiré.
"He venido con la intención de que cumplas tu palabra y me hagas tu reina." Lo dije de una sola vez. El color carmesí subió por mis mejillas, no quise abrir los ojos pero un golpe en seco proveniente de la entrada produjo que lo hiciera, de igual forma los abrí lentamente, Thánatos acababa de entrar a la habitación donde nos encontrábamos. Por supuesto él estaba tan atónito como su rey.
"Kore, ¿estás segura? El inframundo es un lugar lúgubre, lo has visto por ti misma. Almas vienen, muchas han sufrido, ¿estás realmente segura de que quieres ser la reina de este lugar tan… frio?" No comprendía la insistencia.
"Hades." Chillé, esperando que no me cuestionara. Él agarro mi brazo y me abrazo con fuerza.
"Pensé que viendo el inframundo quizás…" Balbuceo, quizás no fue tanto así, pero me dio la impresión de que quería que me diera por vencida y me marchara a mi casa.
"¿Es eso no?" Pregunté, por fin encajando todo. "Querías que conociera el inframundo para que luego tomara una decisión. Pues bien, lo he hecho."
Thánatos, me miro con cierto reproche pero no dijo nada. Hades me pidió que por favor fuese a mi habitación y que lo esperara allí. Supuse que iban a tener una conversación sobre lo ocurrido.
Al entrar a mi habitación, no podía ordenar mis ideas, ¿Qué iba a pasar? Había oído varias cosas por parte de las ninfas pero… ¿Y si estaba equivocada?
Los segundos se me hacían horas, no aguantaba la espera, daba vueltas por toda la habitación de puros nervios. Comenzaron a rondarme ideas en sucesión, una tras otra, pero nada cobraba sentido. Creía que estaba divagando pero en verdad simplemente intentaba distraerme, aunque la ansiedad ya de por sí hacia bien su trabajo y me era casi imposible obviarlo.
Finalmente mis ojos junto con toda mi atención deciden fijarse en unas botellitas que contenían esencias, mis pies corrieron. Sé que suena algo tonto, pero me dedique a oler cada una de las botellitas con detenimiento, esperando que así el tiempo pasara más rápido, cosa que no ocurrió. Pero fue lo suficiente para amainar mi ansiedad, fui directo a la cama y me lance a ella con furia, de no haber sido tan ostentosa hubiese jurado que la moví con mi torpe movimiento en contra de esta.
"Debería llamar a Leuce, la espera no me sienta bien" Susurre, sé que es algo tonto hablar al aire así sin más, pero últimamente pasaba con frecuencia, quizás mi mente estaba tan atareada en busca de liberarse de energía que inconscientemente hablo sola.
Me volví hacia la entrada de la habitación, y abrí la enorme puerta con algo de dificultad ya me iba a acostumbrar. El sonido atrajo rápidamente a un par de ninfas que vinieron a mi presencia.
"Señorita Kore, ¿en qué podemos serle útil?" Preguntaron, sus cabellos eran de un tono dorado y que se entretejían formando una madeja de cabello, ambas eran pequeñas ninfas, no habrán llegado a su madurez pensé.
"¿Sabrán por casualidad…?" comencé haciendo que se rieran por el tono de voz y mis gestos. Mientras ellas chillaban "¿Qué, señorita? ¿Qué?" yo seguí alargando las palabras para mi mayor entretención, ambas me miraban atentas con la risa en los labios. "Me preguntaba, si las jóvenes y futuras… ¡Ah! Y muy hermosas, por cierto, ninfas ¿sabrán a qué hora termina exactamente la reunión de Hades con Thánatos?" preguntaba mientras me daba una vuelta haciéndome la incomprendida y algo desorientada. A las ninfas les encantaban los cumplidos, y estas no parecían ser la excepción disfrutando con cada elogio ellas me miraban con júbilo.
Ellas me seguían con la mirada, sus voces estaban algo ocupadas con las carcajadas de mí actuar. Me recordó a mi hogar, extrañaba relacionarme con las ninfas e ir a jugar con ellas ¿sería necesario que perdiera una cosa para obtener otra?.
"Señorita Kore, Hades se encuentra en su habitación. Ellos terminaron de hablar hace unos instantes." Respondió una mientras la otra se secaba las lágrimas de tanta risa.
"Muchas gracias, iré para allá."
"Ah… Me temo que no será posible Hades ha sido muy estricto, no quiere que nadie vaya a su habitación dio órdenes estrictas al salir del gran salón." Me informo la otra ninfa.
"En este palacio no hay órdenes estrictas para mí." Les dije un tanto molesta, y me dirigí hacia su habitación antes de que pudiesen deberme o decirme cualquier otra cosa, probablemente no lo harían porque, a pesar de todo, las ninfas son un tanto confiadas y es muy probable que crean que no haría lo que estaba por hacer. No me siguieron, yo seguí caminando hasta que finalmente me encontraba a mitad de pasillo, frente a su habitación. A paso firme llegue hasta la puerta donde se erguía una enorme puerta con cancerberos tallado junto a varios otros dioses o semi dioses, eso no me amedrento, agarre el picaporte con decisión y lo empuje sin más.
"Pensé que llegarías antes." Me dijo en cuanto entre.
"Podrías habérmelo hecho saber." Respondí.
"¡Ah! Pero mi hermosa y joven reina." Dijo, mientras los colores subían a mi rostro con fuerza.
"¡Hades, por favor! No juegues conmigo…" suplique, él se acerco y me encerró tras la pared, podía sentir mi respiración acelerada, mi pecho se elevaba y bajaba con mayor frecuencia. ¡Por todos los dioses! Necesitaba ayuda, sentía que mi corazón no lo resistiría.
"Jamás he jugado contigo, Kore." Sus manos tomaron las mías, aun seguía atrapada entre la pared y él. Aunque seguía siendo difícil el poder respirar.
"Aun tenemos una conversación pendiente, no volveré a caer en tus brazos a menos de saber una respuesta." Dije mientras me alejaba de él, pero él jamás soltó mi mano. Lo miré de reojo y sus ojos azul grisáceos brillaban como nunca.
"Como olvidarlo, pensé que ya habíamos resuelto eso." Dijo sin más.
"No sé de lo que hablas." Insistí, si estaba haciéndome la difícil, solo un poco. No quería presionar demasiado.
"Kore, Quédate conmigo en el inframundo, te necesito aquí. Lo que quiero decir es… ¿Serias mi reina?" pregunto mientras yo aun me quedaba con la boca abierta. "De verdad, seria todo un honor para mí que aceptaras, Kore. No, Perséfone"
"Hades… creí haber sido bastante clara." Dije con los ojos algo vidriosos, no sabía que decir, me había tomado totalmente desprevenida, es como si todas las palabras se conglomeraran en mi garganta.
El simplemente me sonrió, fue tan casual que jamás me lo hubiese imaginado, ahí estaba él frente a mi totalmente vulnerable, incluso sus cabellos parecían desordenados ya que caían sobre su frente tapando gran parte de su rostro, jamás lo había visto así. Ya no era el dios del inframundo, simplemente era Hades, mi Hades.
"Sabes mi respuesta." Le dije mientras le regalaba una sonrisa.
"Me gustaría oírla."
"Me encantaría ser tu reina, seria todo un honor." Y esas fueron mis últimas palabras antes de que me besara con desesperación. No falto mucho para que los besos se transformaran en caricias y las caricias nos llevaban a otro nivel totalmente desconocido para mí hasta ese momento. Sus dedos recorrían mi espalda mientras que los míos sujetaban su cuello, Hades causaba sensaciones inexploradas para mí. Cuando agarro mi pierna y la subió haciendo que la tela que la cubría cayese dejando al desnudo mi muslo fue cuando sentí que las ropas pasaban a ser un estorbo. Al ver los ojos de Hades supe que él pensaba lo mismo.
Sus manos fueron hasta mis hombros desabrocho uno de los tirantes que sostenían el chitón. Yo por otro lado sentía que estorbaban pero la vergüenza hacía que automáticamente sujetara parte de mis ropas impidiendo que el chitón cayera y dejando parte de mí al descubierto. El dios que reina el inframundo beso mis hombros, siguió por las escapulas hasta llegar a mi cuello, donde se detuvo y cuidadosamente dejo unas marcas— las cuales no notaria hasta la mañana siguiente— siguió así hasta llegar al segundo tirante el cual no se molesto tanto en quitarlo de la forma cuidadosa, solo jalo de él invitándome a que me diera vuelta.
"Kore…" Susurro en mis oídos causando un escalofrío, me voltee y lo besé. Pero aun dudaba, el simplemente sonrió y se quito la parte de arriba de su túnica. ¡Por Zeus! Se veía tan… maravillosamente sexy, músculos esculpidos a mano y estaban ahí frente a mí. Si los humanos vieran que sus esculturas no le hacen justicia… ¡No tienen idea de lo equivocados que están!
"Hades…" respondí tímidamente mientras él me alargaba el brazo, corrí a envolverme con su cuerpo, dejando así mis ropas atrás. La desnudez no fue un problema, comprendí que era necesario, para ambos. Como verán, en ese momento las ropas sobraban, solo estábamos ambos sellando nuestro destino. Amantes, eso fuimos durante toda la noche, por primera vez nuestros títulos como dioses pasaron a un segundo lugar, bajo las sabanas éramos nosotros mismo. Incluso la misma diosa del amor se hubiese sentido celosa, fue un sinfín de sensaciones y demostraciones.
Le entregué mi casta, me entregué a Hades y fui su mujer, sellando así mi futuro como su reina, no había nada más que pudiese interponerse entre nosotros, o al menos eso creía.
Al caer totalmente rendidos sobre la cama, ahora nuestra cama. Se lo dije.
"Hades… Te amo."
Notas de la autora:
¡Feliz día de los enamorados! Aquí les entrego un capitulo que todos/todas habían estado esperando… creo. Espero que haya sido de su agrado, sinceramente no se me da el describir la situación en sí, por lo que mil disculpas intente hacerlo lo mejor posible.
¡Besos a todos y a todas! Espero que dejen reviews *3* ya saben cuanto los amo.
