Capítulo XLI
Cuarto día: Visitas.
Cuando la confusión te nubla… no hay nada que hacer.
"Kore, se hace tarde. Debes levantarte." Susurro Hades cerca de mi oído. Me di media vuelta creyendo que seguía soñando y de ser así no me quería despertar.
Sentí su voz grave nuevamente, que me llamaba entre mis sueños, abrí los ojos. Él simplemente estaba abrazando bajo las sabanas, solo intuí a cubrirme la cara sonrojada. Recordando así que la noche anterior no había sido un sueño sino que había ocurrido de verdad. Pero aun así, lo que haya pasado la noche anterior no significaba que mi pudor se hubiese esfumado. Él simplemente se rio y se sentó.
"¿Qué hora es?" pregunte con la voz adormilada. Mientras intentaba arreglarme el cabello lo mejor que pude. Puesto que sentía su mirada sobre mí, tenía un semblante curioso ¿Será que me veo muy mal cuando despierto? ¡Por Zeus! Necesito un espejo… ¡Seguro que he babeado todo! Ya me lo decía Acacia, que debía ser más femenina…
"Oh, es temprano." Comento mientras, yo estaba entrando en pánico. Gracias a todos los dioses del Olimpo, sentí que se acercaban las ninfas. Fue como música para mis oídos escucharlas entrar. Me llamó la atención que traían nuestro desayuno, al parecer Hades llevaba despierto de hacia un buen rato. Lo suficiente para haber ido a pedir nuestro desayuno. Lo cual me altero mucho más, sabiendo que pudo haberme observado mientras babeaba… o peor aun ¡Roncar! De todos modos es algo que viene de familia. Según una de las ninfas de la corte de mi madre, comento que la había escuchado roncar a mi madre a media tarde, cuando tomaba su siesta. Aunque ahora pensándolo bien… Quizás lo he heredado… de tal palo tal la astilla ¿no?
"Buenos días, Señor Hades y la joven… ¿va a desayunar?" pregunto una de las ninfas que estaban arreglando los platos y servicios. Yo seguía intentando ver mis opciones para salir de esta.
"Ahh… nuestra joven reina va a desayunar, pero les pediré que nos dejen a solas." Al oír sus palabras suspire de alivio, supongo que para verme así… y aun quererme como su reina era algo que definitivamente hacia mi mañana la mañana más perfecta de todas las diosas que pisan el Olimpo entero. Solo atine a sonreírle de vuelta, me senté en la cama y cubrí mis pechos, fue lo primero que hice, después de todo el ajetreo de la noche anterior no se me paso por la mente el ponerme algo después…
"Gracias." Le dije mientras recibía entre mis manos un racimo de uvas. Ambos sonreímos. Me pregunte si todas nuestras mañanas iban a ser así.
"Kore, si deseas puedes quedarte en cama todo el día, no es necesario que te levantes…" Comenzó, yo simplemente negué con la cabeza.
"No, quiero ir contigo, ahora puedo ¿no? ¡Ah! Pero casi se me olvida… quedé de ver a unas almas." Casi lo olvidado completamente que había quedado de ir a ver a las almas, realmente lo había olvidado por completo tenía que preguntar como había ocurrido todo este enredo de las almas que cada día se conglomeraban más y más en la entrada sin un entierro digno, ni pase para el inframundo, quizás ahora que era reina podría ayudar un poco más.
"Siempre has podido, lo único que te lo impedía eran tus heridas. ¿Y qué es eso de que quedaste de ver unas almas?" Pregunto curioso, yo lo miré y luego mire al cielo. Intentando parecer inocente.
"Digamos… que me di una vuelta por el inframundo a escondidas. ¡Era mi deber como futura reina!" Dije sin pensarlo, nuevamente los colores se me habían subido a la cara, Hades reía complacido.
"Por supuesto." Dijo afirmando lo que yo había dicho, después de esa conversación ya habíamos terminado de desayunar. Hades se fue primero, yo tenía que vestirme aun, por supuesto se ofreció a ayudarme a vestirme pero supuse que eso nos retrasaría más. "Solo una última cosa" dijo antes de irse. "Ve con cuidado, seas reina o no me preocupa que andes divagando con la almas, muchas no son tan buenas e inocentes como crees."
"Pensé que quienes habían cometido crímenes se iban a un recinto mas… ¿alejado?" Pregunte, debido a que no sabía todo respecto al inframundo, en el Olimpo no se habla mucho del tema, es casi como si estuviese prohibido.
"Claro, claro." Respondió mientras se llevaba las manos a su frente. "Digamos que ha ocurrido un incidente que ha desajustado el inframundo…." Iba a continuar pero la voz de Thánatos irrumpió en la habitación llamándolo con urgencia.
"Vale, trataré de no armar un caos."Dije lo suficientemente alto para el dios de la muerte escuchara. Cuando me dejaron completamente me aliste, supuse que no debía vestirme de forma lujosa si iba a mezclarme como un espíritu de ambulante.
Al salir me encontré con Leuce. Quien venía a cambiar las sabanas de mi nueva habitación.
"Ah, Señorita Kore ¿ha dormido bien?" Pregunto con recelo, supuse que aun no se había enterado. Pero quizás era un poco precipitado decirlo… Aunque Hades se lo había dicho a las ninfas esta mañana… Hmm… ¿será que estas ninfas no son tan cotillas como las de mi madre? ¿Será posible eso…?
"Hn, sí. He dormido bien, gracias." Respondí mientras divagaba con mis pensamientos.
"Claro, cualquiera que duerma con nuestro señor Hades…" Sí, ya me parecía que estas ninfas son iguales a las de mi madre, no se les escapa ninguna ¡Que ingenua el haber creído que ellas eran diferente!
"Claro, cualquiera." Dije siguiéndole el juego, ¿Por qué siempre era tan difícil esta ninfa? "Solo que creo que nadie a parte de mi puede llevar este nuevo título." Solté como si hablara de la lluvia y el sol.
"¡Por las Moiras! Has tentado al destino al hacer caer en tus redes al Hades1 completo." Chilló entre enojo y espanto, quise responderle pero la verdad es que se me vino a la mente que en ahora era la nueva reina del inframundo.
"¿Tentar al destino dices? ¡Por todos los dioses del Olimpo! ¡Leuce, por favor!" Chillé de vuelta, la verdad es que no me esperaba una respuesta así de su parte.
"La verdad es que ya sabía quién eras y con qué intenciones venias, pero no quise escuchar a Mint." Suspiro. "Pero debí haberlo hecho, ella tenía razón, si hubieses sido Afrodita un revolcón con Hades y hubiese sido suficiente, pero no. La señorita querías más- ¡quería ser reina! ¡Y ahora has traído toda la desgracia hasta lo más profundo del Hades!" Volvió a chillar con rabia, las demás ninfas se comenzaron a acercar debido a que nuestras voces se alzaron, más que la mía, la de ella. Me sentí observada, la verdad es que sentía que todas me miraban con cierto rencor. Es verdad que yo era una extraña para ellas… pero aun así no les daba el derecho de mirarme así…
"¡Lo dices como si fuera mi culpa! No tienes derecho… No tienen derecho a verme de esa forma, no soy yo la que controla el destino. Así que si pretenden hacer justicia llamando a las Moiras háganlo, pero todas ustedes saben a la perfección que nadie controla los hilos del destino de los dioses del Olimpo." Les dije con la intención de dejar en claro que no es como si lo hubiese planeado.
Una ninfa que no veía hacía mucho tiempo se acerco entre la multitud que se había formado. ¡Chismosas! Fue lo pensé al darme cuenta de que éramos muchas más de las que me había imaginado.
"Reina, ¿no?" Pregunto mientras me rodeaba con sus palabras venenosas. "Hasta que finalmente conseguiste no solo un lindo titulo sino al mismísimo Hades, he de admitir que lo has hecho bien. Viniendo como un corderito herido a la cueva de un lobo. Cualquier hombre hubiese caído con aquel truco... pues bien ¡Felicidades joven Kore! Haz hecho caer no solo a Hades sino que a los mortales a tus pies." Dijo con suficiencia dejándome como si hubiese sido la mala todo este tiempo. Las demás ninfas comenzaban a susurrar a mis espaldas.
Tenía que dejar las cosas claras de una buena vez o esto no va a solucionarse jamás. Tomando una postura que haría que mi madre se sintiera orgullosa me volví hacia ella diciéndole "Me alegra recibir tal reconocimiento, pero les diré por primera y última vez, y espero que no hagan que se los repita. De ahora en adelante se me conoce como Perséfone, la nueva reina del inframundo y esposa de Hades. Así que tómenle el peso, les guste o no es una decisión tomada por el mismo Hades, cualquier molestia o duda por favor háganselo saber. Solo les advierto que no quiero tener que volver a lidiar con esto." Al parecer tanto a Mint, Leuce y las otras ninfas les habia quedado claro todo. Le sonreí con suficiencia a las dos primeras, después de todo la justicia siempre llega. Ella junto con Leuce eran las únicas que parecían estar molestas conmigo, las demás se me acercaban y me felicitaban. Incluso algunos espectros se me acercaron para darme las enhorabuenas pertinentes.
Logrando salir finalmente del castillo, casi llegando a la entrada veo a lo lejos a Cancerberos quien me miraba y movía su cola mientras se giraba rápidamente y refunfuñaba en otra dirección para luego volverse en mi dirección, era una situación algo cómica de ver. Me acerque a una enorme roca que dejaba ver la entrada y a todas las nuevas almas acumuladas allí mismo, el hacinamiento era algo que parecía no acabar nunca, y parecía ir en incremento. Me aleje de la orilla y me dispuse a seguir el camino que me guiaría hasta las almas.
"Frezia" Salude, mientras ella me miraba y con un grito me abrazo como si no me hubiese visto en años.
"Kore, Kore. Que gusto verte. ¿Qué te ha demorado tanto? Pensábamos que llegaría antes. Anda ven, estamos sacando las granadas que están listas." ¿Granadas? Tal parece que hay recolectoras, sonreí al ver que estaban tan organizados.
"¡Oh, tenía unos asuntos que arreglar!." Dije sin entrar en detalles. Después de todo no estaba mintiendo del todo.
"¿Has visto la entrada? Han llegado más y más… parece que nunca va a acabar." Comento con un dejo de tristeza.
"Pero ¿qué ha pasado?" Pregunte.
"Pues… dicen que Deméter se ha vuelto loca, que ha descuidado todo y que nadie sabe donde se ha metido, que incluso el mismísimo Zeus la busca desesperado, ¡Si nos ha mandado diluvios mientras en otros pueblos son sequias, ni una sola gota de lluvia! Es terrible, las cosechas están muriendo al igual que nuestra gente." Mis oídos no daban crédito a lo que escuchaban.
"¡Por Zeus!... Es por culpa mía." Lo dije sin pensar. Frezia me miraba confundida, quizás pensó que yo era una especie de sacerdotisa que se culpaba.
"No es culpa tuya, Kore. Nadie sabía que esto ocurriría…" Yo llevaba la mirada baja, no podía ser que mi madre hubiese causado estragos solo por mi… ella siempre era correcta. Frezia por otro lado, parecía no prestarme atención, y solo atinaba a darme manotazos para sacarme de mis pensamientos.
Ella me dejo tranquila, se excuso que debía ir a trabajar. Yo debía estar actuando muy extraño para que me dejara ir así sin más.
"Señorita Kore, debería ir a su casa, no tiene buena pinta. Será mejor que vaya y descanse, intente dormir un poco. Lamento haberle dado malas noticias." Insistía con cierta condescendencia, me miraba apenada, y algo preocupada. Después de todo, estaba realmente muy preocupada.
"No… No te inquietes no es tu culpa." Dije intentando esbozar una sonrisa para que se tranquilizara, sus facciones realmente se semejaban a Rosa. Por un momento me sentí melancólica al recordar que seguramente todos estaban preocupados por mí. ¿Habré sido irresponsable? Ciertamente lo fui, pero… De no haberme arriesgado no hubiese estado jamás con Hades.
Me agarre la cabeza con fuerza y sentí pánico… los pobres mortales sufrían por mi culpa. Debía hacer algo….
"Tampoco es la suya, ¿eh?. No piense mucho solo le dará dolor de cabeza. ¿Nos puede dar dolor de cabeza? ¿no?" Pregunto un tanto contrariada, y yo la mire con cierta duda, la verdad no sabía si las almas podrían sentir dolor de cabeza… me refiero a que eso es un dolor físico… ¿no?
"No lo sé Frezia, pero tienes razón será mejor que vuelva."
"Sí, ¿nos vemos mañana?"
"Claro. Mañana nos vemos."
En mi camino al palacio, comencé a divagar y sin darme cuenta entre en la espesura de la niebla, no podía ver hacia donde me dirigía perdí toda noción de tiempo y espacio, con la niebla tan alta a penas y veía donde pisaba. Suspiré resignada y me senté donde pude con la esperanza de que la niebla bajara. Pero no lo hizo.
Comencé a dormitar hasta que un pequeño ruido como de un hilar.
"Hermanas mías. Ya viene… ya llega nuestra joven reina.
Bienvenida, bienvenida
Te esperábamos querida" Canturreaba una de las moiras.
Me refregué los ojos intentando alejar el sueño de mí. Y seguí a sus canticos. Eran las únicas que podrían ayudarme a salir de aquí y llegar antes de que Hades se preocupes por mí. Así que acelere el paso e iba esquivando todo lo que podría hacerme tropezar sin mucho éxito, pero al menos llegue más pronto de lo que esperaba.
"Lachesis, Clotho y Atropus… ¡Qué gusto…!" pero mis palabras fueron apabulladas por sus miradas. "¿Qué gusto verlas?." Las tres me rodeaban con sus aires míticos, las tres parecían disfrutar el confundir a quienes las invocaban.
"Ah, pero que bien te sienta,
Claro que le viene el trono a la reina,
¿Pero durará?
Hermanas, hermanas, no jueguen
la reina no comprende
Pobre criatura en medio de una guerra,
¡Pero sus padres se lo han buscado!
Rivalidades, traiciones, todo vale en esto.
Ni que lo digas.
Pobre, pobre. Mi dulce criatura." Decían mientras me envolvían entre sus brazos.
"Perdida estas ¿cierto querida?" Preguntaron mientras yo solo asentía.
"Querida, querida.
Con una corona y sin conocer su reino
Es casi irónico, ¿no?
¿Qué me dicen hermanas?"
Lachesis me aparto y me llevo hasta una especie de roca donde me pude sentar.
"Mi joven reina,
Con la luna y el sol a tus pies
Llegaste aquí,
¿En qué os podemos servir?"
"Necesito guía, los mortales… ellos están muriendo… y todo es mi culpa." Chille. No lloré, no podía, sería una vergüenza si alguien viera a la reina del inframundo llorando como una cría.
"Ah, pero la reina no necesita un guía
No, no, la reina necesita a su reino.
Debe desearlo, debe ser parte del inframundo
Y así volverá."
"¿Volver? ¿Volver a donde?" Pregunté con desesperación.
"¿Dónde más?...
Oh, hermanas, me he cansado.
Abridle el paso al palacio.
Quitad a la niebla y la confusión de su lado." Canturreo Lachesis, quien me tomaba por las manos y me guiaba donde la niebla se hacía menos espesa.
"Gracias." Agradecí, pero cuando me voltea ya no estaba solo escuche.
"Nuestros respetos, Perséfone."
Notas de la Autora:
Lamento no haberme aparecido, pero es la verdad me ha costado mucho desapegarme a esto. Aunque creo que tengo una idea para llenar el vacío que me deja el terminar con esta historia *sniff* *sniff* ¡Pero no diré nada!
Espero subir el próximo capítulo antes del este domingo C:
¡Lamento la demora! Espero subir los últimos 4 capítulos en lo que queda de Abril.
Así que…. Muchos besos a todos los que aún me leen (a pesar de mi desorganizada agenda) nos leemos pronto C:
Próximo Capítulo:
Capítulo XLII
Quinto día: Mensajes.
1Hades: se hace en referencia al inframundo.
