Cuando el corazón habla el resto calla.
Me senté en el pasto entre enormes cipreses, necesitaba un momento para meditar qué haría. Hacía apenas unos momentos me bajó la moral y la desesperanza inundó mis pensamientos, súbitamente empecé a correr, huir, me alejé lo más que pude y me escondí como una niña pequeña entre medio de lo que me reconfortaba. Me sentía como una niña pequeña entre medio de la naturaleza y… por un momento olvidé por completo dónde estaba y cómo había llegado hasta esta situación, respiraba de forma agitada, me movía inquieta y mis latidos se aceleraban, intentaba callar mis pensamientos, pero no podía.
Libertad…
Mi cabeza solo daba vueltas a lo mismo, me volvía a preguntar una y otra vez si la conseguiría, si alguna vez lograría ser la dueña de mis decisiones y que estas fueran respetadas. Me enrosque en mi pequeño cuerpo y busque reconfortarme. No podía dar pie atrás, ya no era lo mismo. Mis pensamientos vagaban entre lamentos, entre todos los errores que cometí, me culpaba constantemente; por mis deseos egoístas perdí a mis amigas, mis pobres ninfas convertidas en arpías, y yo no estuve para ellas cuando me necesitaron.
¿Por qué?
Deseaba poder entender qué hacer, a estas alturas me sentía atrapada en un ciclo constante errores donde todos salían lastimados y yo reprendida como niña pequeña. ¿es que nunca entenderán que tengo voz? A veces creo que no me oyen cuando hablo, porque jamás se han detenido a escucharme.
¿Qué debo hacer?
Quiero poder tener la respuesta, necesito poder librarme de esto ¿es que acaso es tan terrible que me haya enamorado de Hades? ¿Acaso él no es un dios?
No entiendo, por más que intento comprender las motivaciones de mi madre no logro predecir el por qué me encierra y me trata como si fuera parte central de su decoración de su templo. Deseo hacerla entender que también soy una diosa.
Y es que admito que los dioses pecamos de nuestro egoísmo, pero ¡por Gea! Yo también puedo cometer errores, no intento ser perfecta… solo quiero… solo necesito por una vez ser oída.
Las hojas del ciprés aullaban con el viento, sentía que me respondían y que me daban ánimos.
Quería creer en las palabras de Hécate y en Hestia, sabía que contaba con el apoyo de algunos dioses y que Hades haría lo imposible por nosotros…
La imagen de mi madre se paso por mi mente y sentí un frio recorriéndome. Tengo miedo, le temo, y no quiero enfrentarme con ella ¿le dolerá si grito que no quiero estar cerca de ella? No, no es eso lo que quiero….
¿Lograré por fin llegar a ella?
Estaba con tantas interrogantes, y nada de lo que había pensado me ayudaba.
¿Qué puedo hacer para hacerla entrar en razón?
Miré al cielo y una cálida brisa meció mis cabellos, intente arreglarlos sin mucho éxito, a lo lejos veo como Helios comienza a recorrer el caelus, ese era mi recordatorio de que debía volver a la habitación antes de que me descubrieran, si amanecía y no estaba en los jardines seguro que creaba un caos digno de una guerra, después de todo Hades debía de estar por llegar. No podía darme el permiso de crear más conflicto, debía actuar cauta.
Me levante lentamente, las hierbas quedaron levemente aplastadas, me había quedado en un mismo sitio por mucho tiempo. Me disculpé con la vegetación, no quería ocasionar más problemas. Agarre mi chitón por el borde y acelere el paso en dirección del jardín principal.
No sé cuánto habré tardado escondiéndome de todos, si hubiese mirado una clepsidra estimaría que unos varios χοῦς1, espero no llegar tarde, apenas y amanece las ninfas comienzan a trabajar de forma incesante y sin parar, serian las primeras en alertar a todos.
Llegue rápidamente, podía adivinar como me veía, con todo el cabello alborotado, con las sandalias enlodadas, mi chitón con manchas ya que me había recostado sobre el césped, realmente si me veían pensarían que me había puesto a luchar ahí mismo con algún animal salvaje. Intente torpemente arreglar mis ropas, quitar las arrugas del chitón, estirarlo un poco. Todo esto mientras caminaba con prisa, pero cautelosa no quería despertar a nadie. Entre medio de las columnas me iba escondiendo, intentando entrar a la habitación que se me había brindado, estaba a solo un par de metros. Me acorde de Artemisa, y creo que si no fuera una situación tan difícil ella hubiese estado orgullosa.
En mi habitación me quite mis arruinadas ninfides, eran unas sandalias hermosas con detalles y de color blanco… —Ejem— corrijo, eran de color blanco, ahora es de un color café.
¡Por Gea y todos los titanes las ninfas me van a odiar!
Bueno, de igual forma casi todas las ninfas en algún punto me odian, ya debería estar acostumbrada.
Me quité la ropa y me cambié a un himatión, y me dispuse a recostarme. Por lo visto me había sobrado algo de tiempo y nadie se había dado cuenta de mi salida.
"Buenos días, joven Perséfone" Me habló una voz desconocida. "Espero no haberla despertado, sin embargo, su presencia es solicitada por la diosa Hera." Sus palabras hicieron que me preguntaba que querría Hera conmigo. Hasta ese momento siempre habíamos estado compartiendo habitación en presencia de mi madre ¿será que ella también iba a estar presente? Que pregunta más estúpida era obvio que estaría, realmente voy fatal con mis pensamientos.
"En seguida me alisto, puedo preguntar ¿por qué se me está llamando?" intente indagas mientras salía de la cama y me volvía a quitar la ropa para volver a ponerme otra. Quizás y solo quizás debería haberme solo cambiado de ropas y no haberme tomado tan a pecho el fingir que jamás había salido. Pero bueno, intentaré no ser tan dura conmigo, no puedo caer en menos preciarme cuando ya tengo todo en mi contra, no me puedo dar el lujo de agregarme a mi misma en mi lista de enemigos.
"Lo lamento, no tengo más información. Por favor apresúrese, que la esta esperando." Dijo con premura, la veía juguetear con sus dedos, la ninfa estaba nerviosa. Intentaba ajustarme el chitón lo más rápido que pudiese, porque notaba lo nerviosa que estaba, ella miraba para todos lados, no dejaba de mordisquearse el labio.
"Estoy lista, indícame a donde debo ir." Informe, mientras jalaba de mis ropas intentando darle algo de forma, estaba segura de que estaba medianamente presentable, pero con tanto apuro era lo que podía hacer. La ninfa me guio entre los enormes pasillos de la morada de Zeus, estaba llena de habitaciones a cada costado de los pasillos, ciertamente si me hubiese dicho a donde ir me habría perdido.
El eco de nuestros zapatos se intensificaba a medida que nos íbamos acercando a la nave central. La joven ninfa se detiene un segundo y me indica que camine entre unas columnas que parecían solo ser de adorno, más no lo eran, llevaban a una habitación que estaba escondida a simple vista.
"¿Qué ha hecho que se demoren tanto? ¿acaso creen que tengo todo el día para esperar?" Vocifero molesta la diosa del matrimonio.
"Perdóneme por la tardanza, no culpe a la…" me volteo hacia la ninfa, pero ella se había ido "Lamento la tardanza." Rectifique no era momento de asumir culpabilidad de otros. "Pero… ¿a que se debe este honor para ser convocada con tanta premura?" pregunte intentando fingir inocencia, con estos dioses me debía ir con cuidado, me llevaban años de ventaja y debía ser prudente.
Hera resoplo molesta. "No es necesario que seas tan formal, y tampoco voy a jugar contigo, solo quiero hablar. Pero necesito honestidad de tu parte, sólo así podremos llegar a algún acuerdo ¿me has entendido?"
¿Escuche bien? ¿dijo acuerdo? Intente mantener un semblante calmado, sin embargo, ya aprendí que usualmente los dioses no andan ofreciendo su favor sin esperar nada a cambio, quien sabe quizás este favor me cueste caro. Pero tampoco estaba en situación para andar rechazando la ayuda, menos si me cae justo en mis faldas sin si quiera solicitarlo.
"Por supuesto, intentaré ser lo más honesta que pueda."
"De acuerdo, ahora necesito que me expliques todo, desde el principio, necesito entender cómo sucedió esto con Hades. Es mi hermano y jamás te ha mencionado…" Su voz sonaba dolida, como si realmente la situación le afectara más de lo que me había imaginado, y es que entiendo que Hades sea su hermano, pero nunca estuve enterada de que tan cercanos eran. "Lo siento, eso no significa que no seas importante para él, es sólo que…" Se detuvo un momento, se tambaleo hasta llegar a un klismos donde se sentó "Escucha, esto es difícil para mí, no quiero ir en contra de tu madre, pero soy la diosa del matrimonio, y… debo protegerlos. Esto no significa nada, ya que es Zeus quien tiene la ultima palabra. Pero, siento que tu matrimonio es real. ¿es así?"
Mi mente quedó en blanco por un segundo, Hera me estaba intentando ayudar ¿entendí bien eso? Traté de salir de mis pensamientos ya que tengo que estar atenta a cada palabra, no podía arruinar esta oportunidad. Necesitaba del apoyo de Hera.
"Sí, es verdad, Hades y yo nos conocimos hace muchos años atrás" hice una pausa, hacía mucho que no pensaba en ello. Quería expresarle lo preciado que habían sido esos días, aunque había estado confundida, y si soy honesta aun lo estoy. No estoy confundida sobre lo que siento, sino que me confunde la situación en la que estoy, pero no era momento de caer en la tragedia, solo quería trasmitir ese lindo sentimiento que perduro por tantos años "Fue en una oportunidad donde mi madre se ofreció para alojar una fiesta…" Continué relatándole cada uno de los detalles, de cómo fue nuestro primer encuentro, cómo me rescató y de lo agradecida que estaba de todo lo que había vivido.
"Y fue así como llegue al inframundo, Hades jamás me secuestro, sólo fue que intentando enterrar por tanto tiempo mis sentimientos y por fin tenerlo frente a mí… yo… yo tenía que arriesgarlo todo no podía perderlo ¿o fue estúpido de mi parte? ¿querer por fin estar con quien amas? Por todos los dioses, Hera, por favor, ayúdame yo necesito volver al lado de Hades, no me imagino una eternidad sin él." Le rogué.
"¿Entonces lo amas?"
"Desde el día que lo conocí supe debíamos de estar juntos, es ese tipo de atracción que no pude sentir con nadie más, sólo con él, y no diré que no lo intenté… Fuero muchas veces ¡Muchísimas veces las que intenté olvidarlo! … Y es que se han interpuesto tantas veces, que me hace preguntarme ¿Por qué? ¿Por qué tiene que ser tan difícil?" Solté con rabia, estaba molesta ¿por qué todo tenía que ser tan complicado?
Era se ríe estruendosamente "Niña tonta, ¿acaso no lo sabes? Vives en un mundo de dioses donde lo único que reina es el caos, por supuesto que todos han tenido que enfrentarse a desafíos." Volvió a reír. "Por todos los titanes, nosotros tuvimos que luchar contra un padre que nos consumió uno a uno, y tú crees que esto es un desafío." Volvió a reír de forma descontrolada, se cubrió la cara. Hubo un silencio hasta que ella se recompuso, carraspeo para luego continuar "Ahora lo importante es que tú estés segura de que es lo que quieres, y si estas dispuesta a sacrificar todo por irte al inframundo, los dioses de allá no suelen visitar a menudo el olimpo. Piensa bien que es lo que quieres." Me advirtió, me detuve un momento a contemplarla, y es que Hera es una diosa realmente digna de admirar, tiene una figura delgada pero sus facciones no dan mucho para realmente saber que piensa. Me repetí varias veces que debía aprender de ella a no dar tanta información.
"Quiero estar con Hades en el inframundo, el inframundo me necesita." Me detuve un momento para meditarlo "No, en realidad yo lo necesito, pero… también soy una diosa de la fertilidad, y aunque me gustaría desentenderme de mis responsabilidades entiendo que debo cumplir con ese rol…" Me arrepentí de decir eso último, pero si tenia que ser honesta debía admitir mis compromisos. Después de todo mi madre me enseño todo para ser una diosa de la fertilidad.
"Ya veo… no puedo asegurarte nada joven reina del inframundo, sólo te puedo dar un consejo, no cedas. Y no pierdas la compostura frente a los dioses, cualquier gesto o movimiento en falso y se entenderá como una debilidad, no lo hagas o se aprovecharan de ti. Yo, por mi parte doy mi bendición a tu matrimonio con Hades, y Zeus lo sabrá. Es todo lo que puedo hacer por ti, espero que mi apoyo te dé una oportunidad." Informó con su semblante sin darme más información, no entendía por qué me brindaba su ayuda o que otros motivos hacían que ella se arriesgase por mí. Aunque no estaba en posición para rechazar ninguna ayuda, simplemente me preguntaba que deuda me generaría.
"Muchísimas gracias, no pensé que me fueras a apoyar, ya que mi madre…"
"Deméter es terca, pero tendrá que acatar lo que Zeus diga."
"No sé cómo expresarte mi agradecimiento."
"No lo hagas, después de todo esto no lo estoy haciendo por ti, es por mi querido hermano Hades, él merece tener a alguien a su lado, y me causa gran alivio saber que estás dispuesta a ir a ese horrible lugar por él." Esas ultimas palabras las dijo con cierto asco. Me pregunto si ella realmente ha ido al inframundo, si bien es cierto la entrada es poco acogedora, luego en el centro y los campos de Elíseo todo es bello, no cómo en el olimpo, sino que acorde a los colores del inframundo, pero tiene su propio encanto.
"De igual forma, ya sea por él, me estás ayudando y lo agradezco. Pensé mi madre tendría tu apoyo."
"Tu madre es muy convincente y puede nublar a Zeus, ve con cuidado, mi apoyo puede no servirte de nada, no pienses en ningún momento que has ganado. ¿de acuerdo? Sé cauta, cuando hables con Zeus, usa tu ingenio y no caigas en niñerías. Ahora vete." Ordenó mientras se levantaba, yo solo asentí, Hera insistió e hizo un gesto para que me retirara, agarre mi vaporosa falda y acelere el paso, salí lo más rápido que pude de allí.
Ciertamente eso me hizo pensar bien muchas cosas, quizás Hera tiene razón, debería enfocarme en el problema actual, no obtengo nada si me pongo a recriminar eventos del pasado.
Volví a mi habitación donde me esperaba Artemisa junto con Atenea.
"Koré ¿dónde estabas? Le preguntamos a las ninfas y no nos dieron información, simplemente nos dijeron que te esperáramos acá." Preguntó curiosa la diosa de la caza.
"Lamento por todo lo que estás pasando, Perséfone, pero te lo advertí, sin embargo, vengo con ánimos de darte mi apoyo, tanto Artemisa como yo hemos discutido mucho de tu situación…" Quise interrumpirla, recriminarle el por qué me dejaban fuera y discutían mis asuntos cuando yo no había sido parte de esa discusión si al fin y al cabo de estaba hablando de mí. Pero Hera tenía razón, no debía perder el tiempo en pequeñeces.
Respiré profundo intentando calmar, muchas veces caía en discusiones por tener la cabeza en caliente, pero debía meditar mis acciones y responder en frio, realmente no podía darme el lujo de ponerme a discutir menos cuando tengo las horas contadas "Agradezco que ambas vengan a brindarme su apoyo, no saben lo importante que es para mí." Manifesté con aires conciliadores, me acerqué a Artemisa y le di un abrazo, creo que la tomé por sorpresa porque se demoro un par de segundos en responderme el gesto. Me aleje de ella y me gire parar mirar a Atenea, ciertamente aun tenia ciertos recelos contra ella, pero de igual forma quise abrazarla, fue mi mentora cuando era pequeña y sigo sintiendo un gran respeto por ella.
"Te ves diferente, aunque para mi siempre serás la pequeña Kore." Confeso cuando me sostenía entre sus brazos, sentí como acariciaba mi cabello. Me alejé lentamente y volví a agradecerle.
"¡Pero yo necesito que me expliques todo Koré, es que no entiendo porque ha pasado todo esto! ¿estás segura de que quieres ir al inframundo? No es justo…" soltó en un berrinche.
"Artemisa, por favor, guarda la compostura, debemos respetar sus deseos, después de todo de forma voluntaria accedió a ser la reina del inframundo."
"Me encantaría poder contarte todo Artemisa, y espero poder hacerlo en algún otro momento con más calma, por ahora solo me conformo con tu apoyo y la promesa de responder a todas tus dudas en otro momento ¿Qué te parece?"
"Koré ¿estás bien? ¿desde cuándo respondes como una persona adulta?"
Atenea solo atino a compadecerse de mí.
* χοῦς1: Unidad de medida líquida, corresponde a unos 3 minutos.
