Disclaimer: Shaman King y sus personajes le pertenecen a Hiroyuki Takei.


Don't worry, baby

Por Selesme Cari

Capítulo 1

"El Baúl Sin Fondo de las Decepciones"

Son exactamente las diez de la noche y seguimos aquí transmitiendo su programa favorito: "La hora de los enamorados" Y ahora la siguiente canción es para todos aquellos que sufren por algún amor.

Y me quedé soñando, con la ilusión a cuestas

Con la esperanza guardada

En el bolsillo roto de un pantalón

En el baúl sin fondo de mis decepciones

Miraba a través de la ventana, sin prestarle mucha atención al ir y venir de los transeúntes que lograban verse desde donde se encontraba.

Hacía algo de fresco, en la tarde había estado lloviendo así que ahora la noche estaba algo fría.

Toda la tarde se la había pasado en su departamento, solo. Salió temprano del trabajo y en vez de ir a almorzar con sus compañeros, prefirió regresar inmediatamente a su casa. Tenía tantas ganas de verlo. Ambos habían estado muy ocupados por lo cual no habían pasado mucho tiempo juntos, pero este día no importaba lo ocupado que estuvieran… debían verse, tenían que estar juntos. Era su aniversario, seis años de ser ¿novios?, el término no importaba. Lo importante es que ya llevaban seis años de amarse, de pertenecerse uno al otro, seis años de enfrentarse a todos por defender su amor. "Seis maravillosos años…" pensó algo embelesado. Eso debía celebrarse: "Seis años aguantándonos" sonrió al recordar los distintos que son en su forma de pensar y de actuar.

Por eso se había esforzado en llegar temprano del trabajo. Los otros cinco años anteriores no habían podido celebrarlo como era debido. Su propio trabajo se lo impedía: salía tarde de las reuniones o tenía que realizar un viaje de última hora; Aunque, su pareja jamás le reclamaba, sólo le sonreía con dulzura y compresión diciéndole: "Ya habrá tiempo". Era muy afortunado, tenía a su lado a un chico maravilloso que lo amaba y aceptaba sin condiciones. Pero, se sentía culpable… él no sentía que le estaba siendo reciproco. Quería demostrarle su amor, corresponder a todo lo que le había dado. Fue por eso que este año, sin importar cuanto trabajo tuviese, decidió dejar todo a un lado y regresar temprano a casa, para celebrar juntos.

Sin embargo, por primera vez… le falló: Él no llegó.

Al no encontrarlo en casa, decidió hablarle a su oficina: "Discúlpame, tengo una junta y tardará un par de horas. Te llamo luego." Sólo eso le había dicho. ¿Así era como lo había hecho sentir estos cinco años en los que por su causa no habían pasado juntos sus aniversarios? "Los papeles se han invertido" pensó con algo de tristeza.

Toda la tarde lo estuvo esperando y ahora, seguía esperando. No puede tardarse más, ¿verdad? Ya debía de estar por llegar. No le reprocharía, no lo haría sentir culpable. Después de todo, estos cinco años él era quien lo había dejado plantado, no podía reprocharle por una sola vez que se lo hiciera.

¿Y si había sucedido algo? Tal vez debía hablarle a su celular…

Alertagado en el tiempo

Obsesionado con verte

Se enrojecieron mis ojos

Se marchitaba mi mente.

Ya estaba por marcar el número, cuando su propio celular comenzó a sonar: Un mensaje.

"Ayer fue el cumpleaños de Minako, no pudimos celebrárselo porque tuvimos mucho trabajo. Nos fuimos a cenar todos juntos para festejarla. Llegaré muy tarde, así que no me esperes despierto. Descansa, dulces sueños y… TQM."

Terminó de leer el mensaje… Parpadeó un par de veces, no pudo evitar temblar. Un escalofrío le recorrió por la espalda. Sintió tanta rabia, incredibilidad, frustración, amargura, dolor, tristeza… se levantó violentamente y arrojó todo lo que estaba sobre la pequeña mesita, clavó la mirada en el teléfono; ¡Le diría todas su verdades! ¿Cómo pudo plantarlo por irse con unos amigos del trabajo? Caminó hacía el teléfono, pero tropezó con un cenicero. ¡¿Qué rayos hace esto en el piso?! ¡Ah, de veras! Él mismo lo había arrojado en un ataque de rabia. Desde el piso, tomó su celular, respiró profundo y marcó. Nada, sonó un rato… pero no le contestó. Volvió a intentarlo, seguía sin contestar. Mentalmente contó hasta diez… un intentó más: ¡Nada! Lo había apagado.

Será… que aún no se llenaba la luna

Será… que el tiempo fue menguando nuestras ganas

Será… será… será la luna

Será… será… será…serán las ganas

Será…

Aporreó el puño contra el piso, lágrimas amenazaban con brotar de sus ojos. Sonrió con ironía, se levantó. Dio unos cuantos pasos por el departamento… miró hacía la puerta. Tomó su gabardina, su cartera, las llaves del coche y las del departamento. Al tomar las llaves del departamento, accidentalmente tiró un portarretratos y por reflejo lo atrapó antes de que chocara con el piso. Una sonrisa melancólica se formó en su rostro, era una foto de ellos dos. Aunque se vio a sí mismo serio, reconoció aquel brillo especial que emite cuando están juntos. La persona junto a él, sonreía abiertamente, mientras lo abrazaba de forma posesiva y protectora.

Tal vez sólo estaba exagerando… "No, no exageras" se reprendió mentalmente. Últimamente ha actuado muy extraño, como si lo evitara, ausente… "Tal vez ya no quiere nada conmigo y no se atreve a decirme" Negó con la cabeza, no… eso no podía ser. "Ha estado muy ocupado con el trabajo y los preparativos para la boda de su hermana" pensó un motivo que justificara el extraño comportamiento del chico con el que vivía. "Sólo es eso… el estrés, eso es lo que lo está alejando de mí. No es por falta de amor…claro que no" Sacó la foto del portarretratos y la guardó en un bolsillo de su gabardina.

Y se me fue una historia

Mi breve cuerpo se hunde

Y en los niveles más bajos de tus latidos

Me encuentro yo entre lo inverosímil y los imposibles

Apagó la radio sin esperar a que la canción terminará. Caminó hacía la puerta y antes de cruzarla, apagó la luz y lanzó un suspiró al aire. Cruzó la puerta y cerró por fuera.


Estuvo conduciendo durante dos horas. Miró su reloj y las manecillas indicaban que ya era media noche. Se detuvo en un semáforo, sacó el celular. Estaba a punto de volver a marcarle, pero su orgullo no lo dejó… además, quizás todavía tenía apagado el celular.

El claxon del coche detrás del suyo lo hizo percatarse de que la luz del semáforo ya había cambiado.

Conducía sin prestar atención a nada. Su mente vagaba de un lugar a otro, tratando a toda costa de alejar malos pensamientos… De repente, se detuvo frente a un pequeño bar. Sonrió con nostalgia al reconocer el lugar. Se recordó a sí mismo —pero un poco más joven— entrar a aquel bar acompañado de un chico de piel morena y larga cabellera castaña. Sonrió aún más al recordar a aquel chico de cabello castaño: Su mejor amigo, o quizás el único.

Odiaba admitirlo, pero lo extrañaba mucho y ahora le hacía mucha falta. Pero, ni que lo admitiera y lo buscará serviría de algo: Su amigo había abandonado Japón, se había ido para olvidar a cierto inglés que le rompió el corazón.

Estacionó el auto, sin titubear bajó de él y activó la alarma. Entró al bar: Todo estaba tal y como lo recordaba… dentro de aquel edificio estaban grabados gratos y divertidos momentos, "Si que fueron muchas noches de parranda y borrachera…" sonrió con satisfacción.

Casi no había gente, un grupito de muchachos sentados en una de las mesas de en medio, dos señores barrigones sentados en una mesa en la esquina, una pareja sentados en una de las mesas de hasta el fondo. Buscó con la mirada alguna mesa vacía, encontró una… pero, pronto cambió de parecer y prefirió sentarse en uno de los bancos de la barra.

Una vez ya sentado en la barra, pidió un whisky. A su lado derecho había un hombre con el rostro hundido en la barra, sólo la calva se le veía. A su lado izquierdo estaba otro hombre, uno regordete y bigotón que comía grotescamente unos cacahuates. Suspiró retractándose de la impresión anterior, este lugar ya no era el mismo que conoció hace algunos años… estaba en decadencia. ¡Se había convertido en un nido de borrachos!

De repente, el hombre calvo se levantó bruscamente y corrió hacía el baño a punto de vomitar. Sí, era un nido de borrachos… "Nota mental: No regresar jamás, por más nostálgico que esté" pensó mientras le daban la bebida que había pedido.

Dio un sorbo, al menos la bebida aún no había sido adulterada. El banco de la derecha volvió a ser ocupado…

—Este lugar ya no es lo que era antes, se ha convertido en un nido de borrachos —escuchó que le comentaban a su derecha.

Se hizo el desentendido dando otro sorbo a su bebida. Y alcanzó a ver el visaje de que a su derecha hacían lo mismo.

—Pero, al menos aún no han optado por adulterar la bebida.

Otra vez ignoró a quien le hablaba.

—Hay cosas que nunca cambian, ni con el pasar de los años —sintió que la persona a su derecha se giraba con intención de quedar frente a él.

A pesar de su insistencia, volvió a ignorarlo. Dio un sorbo más a su bebida, sacó su billetera y asentó un billete en la barra.

—Tú eres una de esas cosas que nunca cambian. Sigues igual de cortés que siempre —le dijeron con sarcasmo.

Guardó su billetera. Y se puso de pie.

— ¿No vas ni siquiera a mirarme? —escuchó que le reclamaban ahora a sus espaldas.

No, no iba ni a mirarlo. Caminó hacía la puerta…

—Eres un grosero… tal y como te recuerdo, Reny.

Abrió enormemente los ojos: "Reny…". Se giró hacía la persona que estaba a espaldas suya. Quedó frente a él y no pudo evitar poner cara de sorpresa…

—Hola —lo vio sonreírle con diversión.

—Ha-Hao… —murmuró incrédulo.

¡Claro que era él! Esa piel morena, esos oscuros ojos, ese cabello color castaño tan largo… ¡eran inconfundibles! Era Hao… Hao Asakura, su mejor amigo.

—Cinco puntos menos por no reconocerme de inmediato —le soltó con desdén el chico Asakura.

—Pero… ¿Qué haces aquí?

—Lo mismo que tú, vine a tomar unos tragos. Te vi entrar y decidí acercarme… ¡Sabía que no me ibas a reconocer! Aposté conmigo mismo a que no lo harías.

— ¡No! Me refiero a que… ¿Cuándo regresaste a Japón?

—Esta tarde.

— ¿Por qué?

— ¡Ah! ¿No te da gusto verme? —se hizo el ofendido.

— ¡No es eso!!Claro que me da gusto! Es sólo que…

— ¿Tú admitiendo que te da gusto verme? Algo grave te ha pasado, Ren… ¿Pues de que me he perdido estos dos años?

Ren sonrió con sincera alegría… Sí, definitivamente… era Hao y al parecer tampoco había cambiado en nada.

—Te invito un trago, vamos a alguna mesa y platicamos. Supongo que hay mucho que contar… —el de cabellera castaña le respondió a su sonrisa, con otra similar.

Se sentaron en una de las mesas del fondo. La pareja de la mesa continúa a la de ellos, les lanzó una mirada asesina.

—Si quieren privacidad vayan a un motel… este no es un burdel, por más fachada que la tenga —les lanzó Hao en respuesta a aquella mirada asesina.

—No cambias… —murmuró Ren con una leve sonrisa.

—Tú tampoco. Fuiste muy grosero conmigo, ni me habías mirado.

— ¿Cómo iba a imaginar que eras tú? Se supone que no estabas en Japón.

—Y no lo estaba, te he dicho que regresé esta tarde.

— ¿Y es un viaje de "contrabando"?

— ¿De contrabando?

—Sí. ¿O por qué no me avisaste que venías?

Hao no respondió, se llevó una mano a la barbilla.

—En ese caso… sí, es una visita de contrabando —le sonrió el Asakura.

— ¿Yoh sabe que estás aquí?

—Por supuesto. Fui a visitarlo. Quería hospedarme en su casa, pero ya sabes que nunca me he llevado bien con mi cuñadita.

—Entonces, ¿dónde te estás quedando?

—En mi departamento, obviamente.

— ¿No lo vendiste atentes de irte?

—Claro que no. Lo puse en renta... ¡Pero, hasta mala suerte tengo en eso, nadie lo alquiló!

—Con lo ambicioso que eres, seguramente pusiste muy alto el alquiler.

—Hay cosas más importantes que el dinero, Reny.

El cantinero le hizo una seña para que fueran a buscar sus bebidas.

— ¿Ni un miserable mesero hay aquí? —se quejó Ren.

—Yo voy —se puso de pie.

Ren miró a Hao dirigirse hacía la barra. Lucía bastante mejor que la última vez que lo vio. El irse le había servido, ahora parecía más tranquilo.

—Tampoco me escribiste —le dijo Hao al volver con las bebidas.

—No sabía a que dirección hacerlo, y además…

—No te gustan esas cosas —le a completó Hao.

—A ti tampoco.

—Es cierto —sonrió ampliamente.

—Hao, ¿y qué has hecho durante estos dos años?

—Un poco de esto, un poco de aquello… nada fuera de lo normal.

—No sé que sea ahora para ti "lo normal".

—Olvídalo. Dime, ¿Cómo van las cosas con Horo Horo?

Instintivamente, Ren apretó el vaso. Hao le había dado un golpe bajo sin saberlo.

— ¿Ocurre algo? —Hao lo miró confundido.

—No. Este… las cosas van bien, lo normal… ya sabes.

—Entiendo.

Ren bebió apresuradamente de su bebida, Hao lo miraba analizadoramente.

— ¿Y cómo está Yoh? —le preguntó para cambiar el tema.

—Muy bien, está contento con eso de que voy a ser tío. Ya sabes, Anna barrigona y él más enamorado que nunca —le dijo con simpleza.

—¿No deberías estar emocionado, tiíto?— le preguntó en tono burlón.

—Un Asakura más, ¿qué de emocionante hay en ello?

—Tal vez porque… ¿Es el hijo de tu hermanito adorado?—le volvió a hablar con tono burlón.

—Es cierto, es hijo de mi hermano, mi sobrino… el día de su nacimiento, pensaré en emocionarme.

—Ah, entonces estás preocupado por el parto.

—Claro que no. Anna es fuerte y saludable, el niño nacerá muy bien.

—Y tú serás su tío consentido.

—Soy su único tío consanguíneo.

— ¡Ah! Entonces por eso volviste, para competir con Manta por el cariño del hijo de Yoh. ¡Después de todo, él es el mejor amigo de tu querido hermanito! —Ren lanzó una risita burlona.

Hao se puso muy rojo.

— ¡Eso no es cierto!

— ¿Me vas a negar que extrañaste mucho a tu hermano?

—Eh… como a un dolor de muelas.

— ¡Que tierno, Haoito!

— ¿Podemos dejar de hablar de mi bobo hermano y su esposa panzona?

—Si Anna estuviera aquí te daría una paliza por decirle así.

—Pero no está, así que le digo como quiera.

—Claro, porque en su cara no lo harías.

—Sí lo haría. De hecho, lo hice —Hao le enseñó un chichón que tenía en la cabeza.

Ren rió muy divertido. Hao no cambiaba, ni tampoco Anna.

—La verdad es que sí extrañé Japón… y a mi hermano, a mi odiosa cuñada, a mi familia y demás conocidos.

— ¿Nostálgico? Y eso que a mí era al que le pasó algo grave como para actuar extraño —le dijo burlón.

—No te lo critiqué, sólo que me sorprendió —Hao se encogió de hombros.

—Ah… como digas —Ren dio un trago a su bebida.

—Escucha, lo diré una sola vez: Te extrañé mucho, me hiciste mucha falta.

Ren escupió la bebida que había en su boca… ¡Empapando a Hao!

—Cerdo —fue lo único que pudo decir éste.

Ren se sonrojó de vergüenza. Hao se puso de pie y caminó hacía el baño. Ren sonrió suavemente… Tal vez Hao sí había cambiado un poco.

Después de unos minutos el Asakura regresó. Ren lo miró en silencio darle un sorbo a su bebida. Dudó un poco, pero… necesitaba hablarle de algo a su amigo.

— ¿Hao, ya sabes que Lyzerg…?

— ¿Se va a casar con Pilika? Sí, lo sé. Yoh me lo dijo —el moreno dio otro sorbo a su bebida.

— ¿Lo viste?

—No. No regresé por él, así que no tengo porque buscarlo.

Ren lo miró fijamente. Algo no concordaba… aparentemente Hao estaba muy tranquilo, pero su mirada indicaba otra cosa: El Asakura estaba desecho por dentro.

—Es un idiota —dijo Ren asentando su vaso.

—La hará infeliz… no le ama —dijo con simpleza el castaño.

— ¿Y a ti sí?

—Como nunca podrá amar a nadie más —le respondió con mucha seguridad.

—Como dije antes: Es un completo idiota.

— ¿Y Horo Horo qué dice al respecto? Su hermana está a punto de casarse con un hombre que no la ama… ¿él acepta eso?

—La quiere demasiado como para no apoyarla… aunque, está consciente de que Lyzerg no siente nada por ella. Me consta que ha intentado hablar con Pilika, pero ella está muy enamorada de Lyzerg y no escucha razones.

—Y Lyzerg es demasiado cobarde como para hablarle con la verdad —la mirada de Hao reflejó demasiada amargura.

— ¿Por qué no lo buscas?

—Ya te dije que no regresé por él. No tengo porque buscarlo.

— ¿Estás seguro?

—Es demasiado cobarde… no puedo estar junto a alguien que tiene mucho miedo de estar enamorado.

—Lyzerg creció en una familia costumbrista, llena de tradiciones tontas… sabes que su familia jamás vio con buenos ojos que ustedes tuvieran una relación.

—Y luego sus padres se murieron y la situación empeoró. Me sé esa historia de memoria, no tienes porque repetírmela.

—Es responsabilidad de él hacerse cargo de la fortuna de su familia. No podía darse el lujo de vivir en el escándalo.

— ¿Y tú no despreciaste a lo que te correspondía como heredero de tu padre? ¿No lo hiciste por Horo Horo? —el tono de voz de Hao comenzó a elevarse.

—Son cosas distintas…

— ¡¿Por qué?! —gritó.

—Mis padres no están muertos.

— ¡¿Y si el día de mañana se murieran, dejarías a Horo Horo para evitar un escándalo y tomar tu lugar como heredero?! —El Asakura estaba muy alterado.

—Hao…

— ¡Dime! ¡¿Lo harías?! —se levantó bruscamente de su silla.

—No, no lo haría.

— ¿Entonces, por qué…? —la voz de Hao comenzaba a quebrarse.

—Hao… —Ren se también se puso de pie.

— ¿Por qué Lyzerg lo hizo? ¿Por qué le importó tanto el que dirán? ¿Por qué le importa tanto las apariencias? ¿Por qué no me quiso lo suficiente? —sollozaba dolorosamente.

Ren lo abrazó. Hao se apartó de él.

—No, no hagas eso. Me prometí que el inglés no volvería a afectar en mí. ¡No voy a permitir que siga perturbando mi vida! —gritó a todo pulmón.

La poca gente en el bar, los miraba.

—Me alegra. Ese tipo ya no te merece, tal vez nunca te mereció.

Hao sonrió, se limpió una solitaria lágrima que amenazaba con brotar.

— ¿Y si vamos a divertirnos un rato? —sugirió Hao.

— ¿A dónde?

—No lo sé. Extraño mucho nuestras noches de parranda.

—Una noche de parranda no solucionará nada.

—Quiero divertirme… vayamos a un antro y liguemos chicas sólo por diversión.

— ¿Cómo en los viejos tiempos?

— ¡Sí! No te preocupes, no estarías siendo infiel.

— ¿Por qué no mejor damos una vuelta en el auto?

— ¿Cómo cuando lo acababas de comprar?

—Sí, ¿recuerdas?

—Recuerdo que no me dejaste subir, hasta que Horo Horo lo "estrenara". Querías que él fuera el primero en pasear contigo dentro del auto —le dijo con algo de reclamo.

—Esta vez tampoco lo "estrenarás", pero será un paseo grato, lo prometo.

— ¿Ahora haces promesas? Insisto en que algo te ha pasado, demasiada amabilidad para ser tú.

—No empieces.

—Era una broma, Reny.

— ¡Y no me digas Reny!


Las cuatro de la mañana. ¡No se dio cuenta de cuando pasaron las horas! Estaba cansado, había conducido por horas… lo bueno es que mañana era su día de descanso, así que podía reponerse de la desvelada. Lo malo, es que seguramente Horo Horo lo estaría esperando y probablemente muy enfadado —claro, también preocupado— ¿Qué explicación podía darle? ¿Qué Hao regresó a Japón y se fueron a pasear por la ciudad en auto? Bueno, aunque esa era la verdad… Horo siempre había estado algo celoso de Hao, si le decía que estuvo con él toda la noche, hasta que amaneció… ¡ugh! No viviría para contárselo a alguien más.

Dejó a Hao en su departamento, éste lo "felicito" porque era increíble que aun recordara la dirección. "Creí que tendría que recordártela" le había dicho con asombro. Se despidió de Hao y conduzco hasta su propio departamento.

Al llegar a la puerta tragó saliva… debía prepararse mentalmente para enfrentarse a Horo Horo. No quería pleitos con él, sólo quería que las cosas volvieran a la normalidad…

Abrió la puerta, el departamento seguía en oscuridad. Buscó el interruptor y prendió la luz. Parpadeó un par de veces, todo seguía tal y como lo había dejado: "Al menos hubiera limpiado un poco". Todo el desastre que hizo cuando estalló en rabia al leer el mensaje, seguía ahí.

Se dirigió a la habitación, con lentitud abrió la puerta.

— ¿Horo? ¿Estás despierto? —preguntó murmurando.

Nadie contestó, la habitación estaba completamente vacía y sin señales de haber sido ocupado durante la noche entera.

Salió de la habitación… sacó el celular, estaba por marcarle cuando escuchó el sonido de las llaves. Vio la puerta abrirse silenciosamente… vio a Horo Horo entrar casi de puntitas.

Ninguno de los dos estaba haciendo ruido… Así que Horo ni se daba por enterado de que Ren lo acababa de ver llegar.

Al querer ir a la habitación, Horo quedó frente a frente con el chico chino.

— ¡Ren!

—Buenos días —le saludó él con el ceño fruncido.

—Es que… la cena se prolongó y entonces...

— ¿Hueles a alcohol?

— ¿Yo? ¡No! Ya sabes que no sé beber y que a los primeros tragos se me sube.

—Aún así, estuviste tomando —eso no fue pregunta, fue una acusación.

— ¡No! Bueno, un poquito… ¿Me esperaste despierto toda la noche?

Ren no respondió se dio la media vuelta y al hacerlo se le cayeron las llaves del coche.

— ¿Eh? —Horo se agachó a recogerla.

Y fue en ese momento que se percató de que Ren llevaba puesto su gabardina, sus zapatos y demás ropa de salir…

— ¿Estuviste fuera? —le preguntó el de cabello color azul celeste.

—Eh… sólo un rato.

— ¿De qué hora a qué hora?

— ¿Por qué apagaste el celular?—en vez de responderle, le lanzó otra pregunta.

—Me imaginé que estabas molesto… no quería pelear, podría arruinarse la velada de Minako.

— ¡Ah! Lo olvidé, su cumpleaños. Esta vez no me invitaste.

—Bueno, sé que te llevas bien con ella… y hemos ido juntos a sus anteriores cumpleaños, pero esta vez fue diferente.

— ¿Por qué?

—Pues… porque, eran compañeros del trabajo. A ellos no los conoces, es distinto.

—Distinto… comprendo.

— ¿Estás molesto?

—No lo estoy.

—Mentira, sí lo estás.

—No lo estoy.

—Que sí.

— ¡Que no lo estoy! —gritó.

—Hueles a alcohol… prometiste que lo ibas a dejar.

—Fueron un par de copas.

—Me prometiste que no lo harías.

—Tú también bebiste.

—Es distinto.

—Por supuesto, yo sé beber y tú no.

— ¿Y eso qué significa?

—Que a ti fácilmente se te sube.

— ¿Y tú no te emborrachas fácilmente?

—Por supuesto que no.

—No quiero discutir. Quiero dormir un poco, tengo que ir al trabajo dentro de unas horas.

—Es mi día libre… ¿Vendrás a almorzar?

—No, no puedo.

— ¿Por qué?

—Almorzaré con Minako.

— ¿Y por qué? ¿Otro cumpleaños no celebrado?

—No, simplemente quedamos en almorzar juntos.

— ¿Y no le dijiste que hoy es mi día libre?

—Lo sabe.

— ¿Y bien?

—Pues… ¿qué hay con eso?

— ¿No almorzaríamos juntos?

—Lo siento, almorzaré con ella.

— ¡Eso ya me lo dijiste! ¡Me refiero a que porque quedaste en almorzar con ella sabiendo que hoy es mi día libre!

—No creí que te molestara.

—Hace semanas que no comemos juntos.

—He estado ocupado… Pilika se casa, tengo que ayudarla en lo que pueda.

—Ayúdala impidiendo que se case. Aléjala de Lyzerg.

—Sabes que lo he intentado, ella no quiere. Está enamorada y yo debo respetar su decisión.

—Ambos serán infelices.

—Quien sabe… tal vez con el tiempo Lyzerg se enamore.

—No lo hará. ¡Él ama a Hao!

—Sí, pero lo dejó. Y ahora se casará con mi hermana, créeme, ni aunque Hao regrese…

— ¿Ni aunque Hao regrese, qué?

—Nada va a impedir esa boda.

— ¿Y si yo lo intentara?

—No lo harías.

— ¿Por qué?

—Por que se trata de Pilika.

— ¿Y eso qué?

—Es mi hermana, nunca harías algo que me lastimara.

Ante esa respuesta, Ren se quedó callado.

—Dormiré un rato —le dio un beso en la mejilla.

Horo Horo entró a la habitación. Ren suspiró… ni siquiera había notado el desastre que había hecho en la salita. El chino comenzó a recoger lo que había tirado.

Tampoco le había mencionado nada sobre su aniversario… al parecer, lo había olvidado.

"¿Cómo van las cosas con Horo Horo?" La pregunta de Hao apareció de pronto en su mente.

—Mal, cada vez están peor —respondió al vacío.

Continuará…


N/A: Este fanfic es un ¡HAOXREN/RENXHAO! Así que si alguien que lea esta historia no gusta del HaoxRen, pues es libre de abandonar el fanfic… Ahora que si te gusta la pareja, ¡bienvenido y sigue leyendo!

"El Baúl sin fondo de las decepciones" El Capítulo se titula así porque, además de que esa frase se menciona en la canción que aparece en el comienzo del fanfic… Pues se refiere a las decepciones que se lleva Ren con Horo y Hao con Lyzerg. De hecho, iba a ser el título de todo el fanfic… Pero, como el asunto se trata de que Ren y Hao se den ánimos entre ellos, para después terminar enamorándose uno del otro… ¡Pues quedaba mejor de título el que lleva ahora! ¿No?

La canción del comienzo de la historia es "Será" de Ricardo Montaner, por lo tanto todos los derechos reservados son para él, porque no sólo la canta sino también la escribió. Yo de la canción sólo puede decir que… ¡Es preciosa!