DISCLAIMER: Nada de esto me pertenece. Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia a Jgaff. Yo solo me adjudico la traducción.

Link del grupo en facebook: www facebook groups / itzel . lightwood . traducciones

Link de la historia original: www fanfiction net /s/ 13647650 /1/ The-Cullens-Book-One

Capítulo beteado por Yanina Barboza, beta de Élite Fanfiction (www facebook com/ groups/ elite .fanfiction)


Capítulo 7

Edward frotó sus ojos para quitarse el sueño mientras Bella se apresuraba a tomar el teléfono. Su mirada bailó alrededor de la habitación mientras volvía al presente. El sueño había sido tan real que sentía como si estuviera reviviendo ese momento y lugar. De nuevo, Edward fue sacado del hotel y arrojado al asiento trasero de la patrulla, pidiéndoles que lo dejaran ir. Estaba sentado en un avión saliendo de Chicago, tratando desesperadamente de borrar a la ciudad y a Bella de su mente y corazón.

Pero no estaba en un avión. Estaba sentado en este pequeño estudio en el que Bella vivía. Estaba intentando encontrar a su hijo perdido. El hijo que en teoría le había sido robado antes de siquiera saber que Micah existía. Estaba sentado aquí con la mujer que había tratado de olvidar a lo largo de los años, pero nunca teniendo éxito. Cada mujer con la que salía, o demonios, con la que dormía, la comparaba con esta criatura que no tenía comparación.

Incluso ahora, su dulce esencia lo golpeaba desde el otro lado de la habitación, haciendo que resistirse fuera casi imposible. Cuando el teléfono sonó de nuevo, fue traído de vuelta al aquí y ahora. Impaciente, señaló para que contestara. Lo que fuera para alejar su mente de su estúpido sueño. Lo que fuera para limpiar el pasado.

El ceño de Bella se frunció mientras las manos de Edward la apuraban a contestar. ¿Por qué cada movimiento que hacía tenía que ser tan rígido? Un minuto, él era casi decente con ella, y al otro, de nuevo era un idiota. Impaciente por saber de su hijo, cruzó la habitación y se sentó en la cama junto a él.

Su pulgar pasó por el botón de aceptar, su voz temblando mientras hablaba.

—Hola.

—¿Tienes el dinero?

Bella podría haber gruñido ante la respuesta. Ella había esperado que cuando contestara el maldito teléfono fuera capaz de reconocer a la persona y estuviera un paso más cerca de encontrar a su hijo. El veneno salió de su lengua mientras contestaba.

—Sí, tengo el dinero. ¿En dónde está Micah?

—Micah está bien. No te preocupes demasiado.

—¿Cuándo puedo verlo? ¿Cómo sé que él está bien? —Todo lo que quería hacer era escuchar la voz de Micah. Con eso en mente, respondió—: No llevaré el dinero hasta que sepa que Micah está bien.

—No estás en posición para hacer demandas.

Bella quería arrojar el maldito teléfono a la pared. Solo mirarlo destruirse en pequeñas piezas le daría una gran satisfacción.

—Mira, tendrás tu dinero. ¿Por qué no me dices cómo está mi hijo? ¿Cuándo lo tendré de vuelta?

—El lugar es el campo de béisbol. Deja el dinero bajo la banca a medianoche.

El teléfono murió cuando la persona dejó de hablar. Sonaba como si tuviera la boca llena de comida, o un calcetín presionado contra los labios. Agitada sobremanera, tomó el teléfono y lo arrojó por la habitación. Mientras el duro plástico se estrellaba en la pared, solo un poco de satisfacción fue lograda.

—Idiotas.

Sabía que sonaba como una persona loca. Aun así, pateó el suelo mientras el enojo la invadía. No le importaba cómo lucía o sonaba. Estar sin Micah estaba enloqueciéndola. Girándose hacia Edward, Bella se puso de pie y se alejó unos cuantos pasos antes de girarse de nuevo hacia él.

—No puedo soportarlo, Edward. El no saber está enloqueciéndome. Si no tengo respuestas ahora, voy a destruir este pueblo hasta encontrar a mi hijo.

La furia invadiéndola era evidente. Sonaba como si estuviera a punto de salir corriendo hacia las calles. Demonios, él se enteró de Micah ayer y su propia furia estaba creciendo en su pecho. Saber que una parte de él estaba allá afuera, y que no había nada que él pudiera hacer era impensable. Solo podía imaginarse por lo que Bella estaba pasando. Ella en realidad tenía una relación con Micah, un lazo irrompible, uno que él solo podía imaginarse. Esperaba que una vez que esto terminara él pudiera comenzar a construir la misma relación con el pequeño.

El músculo cerca de su sien punzó mientras palmeaba su bolsillo trasero por su teléfono. En algún momento de la noche, debió haberse salido de su bolsillo, porque estaba vacío. Poniéndose de pie, buscó en la cama, encontrando el teléfono enredado bajo las cobijas de Micah. Su pulgar pasó por la pantalla mientras ingresaba su código. Edward pasó por sus contactos, encontró el número de Sam y lo llevó a su oreja. Cuando Sam contestó, Edward le dijo:

—Dime que tienes noticias.

—Hola, jefe… Espere un minuto. Tenemos el número celular de Bella en una app, y la computadora está trabajando para localizar la información de la llamada.

Una cosa acerca de tener más dinero que una persona común, era ser capaz de contratar a personas eficientes, personas que no tenías que perseguir para que hicieran su trabajo. Simplemente lo hacían.

—Gracias.

El silencio del otro lado hizo que Edward mirara su teléfono para asegurarse de que aún estuvieran en la línea. Con el teléfono aún entre su oreja y su hombro, fue hacia el baño y cerró la puerta. Desabrochándose los pantalones, alzó el asiento, gimiendo mientras aliviaba su vejiga.

—El número pertenece a James Witherdale. Su dirección es desconocida. Pondré el nombre en la base de datos y veré qué sale. Lo llamaré de vuelta cuando tenga una dirección.

Edward terminó la llamada antes de girarse hacia el lavabo, dejó el teléfono a un lado y lavó sus manos. Viendo el cepillo de dientes en el vaso, lo tomó, su pulgar pasando por las cerdas húmedas. Esperando que a Bella no le importara, depositó un poco de dentífrico en él y comenzó a cepillarse los dientes. Edward acunó sus manos y echó agua, enjuagándose los últimos rastros de dentífrico de su boca. Después de secar sus labios, tomó el teléfono y abrió la puerta, su mirada de inmediato enfocándose en Bella.

—¿No conoces a un James Witherdale, de pura casualidad, o sí? —Juzgando por como sus ojos se ensancharon y sus dedos se enredaron en su cabello mientras sostenía su cabeza, suponía que sí.

—Tiene que ser una jodida broma. J.P. es la pareja de mi padre. ¿Por qué J.P. secuestraría a Micah? —Incluso mientras hacía la pregunta, había un par de respuestas que se le vinieron a la mente. Una era que él estaba interesado en el dinero. La segunda posibilidad hacía que su estómago se revolviera—. ¿Por qué mi padre se llevaría a Micah?

Las fosas nasales de Edward se ensancharon mientras estudiaba a Bella.

—Me temo que esa es una pregunta que solo él puede responder. Lo que necesitamos saber es en dónde está Micah. ¿Conoces algunos lugares a los que tu padre o quizá J.P. podrían llevarse a Micah?

—Si mi papá tiene algo que ver con esto, Edward... nunca seré capaz de perdonarlo. —Solo el pensamiento hizo que sus brazos se envolvieran en su estómago mientras la urgencia de vomitar la invadía. En cuestión de segundos, iba a vomitar por todo el piso. Con ese pensamiento en mente, corrió hacia el baño y se puso de rodillas frente al inodoro. A través de ojos llorosos, le lanzó a Edward una sonrisa agradecida cuando llegó a su lado, alejando el cabello de su rostro mientras vomitaba en el inodoro—. Él no podría hacerme esto. ¿Por qué siquiera pensaría en…?

—Bells, aún no sabemos nada.

Bella cambió su peso hacia la cadera, su brazo pasando por su boca, sollozó mientras el impulso de llorar la consumía.

—¿Puedes hacerme un favor?

—¿Hmmm? —Edward retrocedió, intentando crear espacio entre ellos, pero el baño apenas y era lo suficientemente grande para girarse—. ¿Qué necesitas, Bells?

—¿Podrías… podrías llamar a la estación de policía y preguntar por Afton Throng? ¿Puedes ver si hay un reporte acerca de un niño perdido hecho hace dos semanas por Charlie? —Cuando Micah fue secuestrado, Bella confió en su padre para hacerse cargo de todos los reportes. Había estado demasiado consumida en su duelo como para pensar con claridad, mucho menos manejar todas las cosas legales—. Solo averigua si él… si él…

—Lo tengo, Bells. —Edward dudó mientras buscaba el número. Él también quería saber qué le había sucedido a Micah, de verdad que sí. Pero la idea de causar una ruptura permanente entre padre e hija no le sentaba bien—. ¿Estás segura de que quieres saberlo?

—No —susurró, las lágrimas cayendo por sus mejillas—. No quiero saber si mi padre es una sabandija traicionera, pero tengo que hacerlo.

—De acuerdo. —Con un asentimiento, pasó por una lista de números hasta que encontró el del departamento de policía de Deadwood—. ¿Puedo hablar con Afton Throng, por favor?

—Habla Afton Throng. ¿Puedo preguntar quién llama?

—Edward Cullen. Bella Swan me pidió verificar si su padre había presentado un reporte de un secuestro hace unas dos semanas.

—¿Quién está secuestrado?

Bueno, esto era interesante. Si Charlie hubiera presentado el reporte, Afton no estaría preguntando quién estaba secuestrado, ¿o sí?

—Micah Swan, o Cullen.

—Es Cullen, Edward. —La mano de Bella se posó en su brazo mientras le informaba el apellido de su hijo.

—Micah Cullen —repitió Edward al teléfono. Su voz se quebró mientras hablaba, el nombre Micah Cullen retorciendo su corazón. La desesperación lo llenó de inmediato. Quería conocer a su hijo. Quería conocer a la pequeña persona que había creado.

—¿Micah? ¿Micah está secuestrado? —Hubo una larga pausa del otro lado de la línea antes de que Afton hablara de nuevo. Finalmente, el hombre se aclaró la garganta mientras continuaba—. Eso es extraño. Acaba de estar aquí con su abuelo.

—¿Cuándo fue eso exactamente? —Edward ya estaba saliendo del baño y tomando las llaves antes de que Bella pudiera ponerse de pie.

—Hace tan solo una hora. Vinieron a recoger la placa de Micah que Charlie le mandó a hacer hace un mes. Apenas llegó.

—Muchas gracias, Afton. —Edward terminó la llamada. Lentamente, se giró hacia Bella, quien apenas se le unía en el estudio.

Bella no era una genio pero ver la expresión en el rostro de Edward era todo lo que necesitaba.

—Charlie lo hizo, ¿no es así?

—De acuerdo a Afton, estuvieron en la estación de policía recogiendo la placa que tu padre le mandó a hacer. Hace una hora. —Edward fue hacia la puerta y giró el cerrojo. Marcando el número de Sam, señaló para que Bella lo siguiera.

—Hola, Sam. Encuéntrame en la casa de Bella. Hemos localizado a Micah. —Edward escuchó a Bella cerrar la puerta detrás de él mientras se apresuraba por las escaleras—. Hablaré con Bella, y buscaremos en todos los lugares en los que ella pueda pensar.

—Edward, ¿qué fue lo que Afton dijo exactamente? —Bella hizo una mueca mientras la puerta principal se azotaba detrás de ella. No había sido su intención cerrarla con tanta fuerza, pero en su prisa por alcanzar a Edward, la maldita cosa se había resbalado de sus dedos—. ¿Por qué él haría esto, Edward?

Edward terminó la llamada con Sam y se giró hacia Bella.

—Aparentemente, tu padre acaba de estar con Micah en la estación hace una hora.

De repente, todo el mundo de Bella se inclinó y giró. A través de su visión borrosa, se estiró por la pared de ladrillo. La tierra giró fuera de su eje y se tambaleó en sus débiles rodillas. Todo pareció desaparecer ante sus ojos, y cayó de rodillas con fuerza, el concreto raspándole la piel. Como si fuera de un lugar lejano, escuchó a alguien gritar su nombre, pero no podía enfocarlo.

Edward se tambaleó al lado de Bella, cayendo junto a ella, sus dedos yendo hacia su frente. Su piel estaba pegajosa y su mirada desenfocada, sus pupilas pequeñas en la luz de la mañana.

—Bella… Bella, ¿me escuchas?

Bella no quería escucharlo. No quería estar viviendo este particular momento de su vida. Saber que su padre era el secuestrador estaba más allá de su comprensión. Él había sido su roca cuando todo se había vuelto una mierda en su vida años atrás. Él había sido su persona segura.

Incluso ahora, en su estado catatónico, ella podía verlo sentado junto a ella en esa habitación de hospital mientras daba a luz a Micah. Podía verlo cargando al perrito de Micah cuando lo llevó a casa. Charlie había tomado los pequeños dedos de Micah la primera vez que lo llevaron a pedir dulces en Halloween. Era en su sala en donde Micah había celebrado cada Navidad desde su nacimiento.

¿Cómo Charlie podía traicionarla de esta forma? ¿Qué ganaba él con robarse a su hijo? ¿Realmente pensaba que era tan mala madre? ¿Lo estaba haciendo por el dinero?

Cuando su vista se enfocó de nuevo, estaba sentada frente al Impala rentado de Edward, su brazo alrededor de su cintura mientras la alzaba. De repente, con el brazo de su amor de preparatoria a su alrededor, se sintió más sola en el mundo de lo que alguna vez lo había hecho. Incapaz de evitarlo, giró su rostro hacia su pecho, necesitando tomar un poco de su fuerza. Respirando su esencia, se rindió ante los sollozos que amenazaban con salir.

Sus dedos se curvaron en su playera, rehusándose a dejarlo ir mientras lloraba hasta que sintió su alma salir de su cuerpo. Su padre había sido su roca, su mejor amigo, cuando ella no tenía a nadie. Se sentía jodidamente rota. Como si su jodido corazón estuviera siendo aplastado y nada pudiera arreglar las partes.

Había momentos en la vida de Edward en donde se sentía completamente inútil. Sostener a Bella ahora con su débil forma temblando contra él, definitivamente era uno de esos momentos. Presionando sus labios contra su frente, alejó el cabello de su rostro.

—Shhh. Todo estará bien. Bella, tendremos a Micah aquí en unas horas. Solo trata de ser fuerte un poco más. Por favor, Bella…

—No puedo… no puedo. Ya no tengo más fuerzas —lloró—. Además de Micah, Charlie era todo lo que tenía. ¿Por qué él haría esto?

Si alguien enterrara un cuchillo en su estómago y sacara sus intestinos, no podría sentirse peor. Sentándose, Edward llevó a Bella a su regazo y la sostuvo hasta que sus lágrimas terminaron. Algunas veces no había palabras para hacer que las cosas estuvieran mejor. En este momento en particular, no había nada que pudiera decir para que Bella se sintiera mejor. Lentamente, su mano pasó por su espalda, tratando de calmar los temblores que la invadían.

Bella lloró hasta que no hubo más lágrimas. Finalmente, se separó de Edward y limpió sus ojos. Podía sentir sus párpados hinchados y ásperos mientras la última lágrima caía. Poniéndose de pie, sintiendo la calidez en su pecho convertirse en hielo, se dirigió al auto.

—Vamos por nuestro hijo. Quiero ir a Nueva York, Edward. Si tu oferta sigue en pie. Quiero empezar una nueva vida para Micah…

—Por supuesto, la oferta sigue en pie, Bella. —Había un cambio en ella, Edward notó. En cuestión de minutos, la cálida y amorosa mujer que llegó a su puerta parecía carente de emociones—. Creo que quizá tú también estás lista para comenzar una nueva vida, Bells.


¿Alguién más está en shock? :O

¡Mil gracias a las chicas que dejaron sus reviews!, gracias a:

Rini chiba, kaja0507, LadyRedScarlet, Paola Lightwood, claribel cabrera 585, alejandra1987, paupau1, Cristy katty, Chus, Jade HSos, soledadcullen, somas, Franciscab25, Redana Crisp, Torrespera172, Liz Vidal, Car Cullen Stewart Pattinson, bealnum, Isis Janet, Tata XOXO, Adyel, bbluelilas, Emily Chase, saraipineda44, Adriu, Noriitha, Maryluna, Lady Grigori, ZellidethSaga76 y el Guest :)

Espero se animen a dejar un pequeño review con su opinión y nos leemos pronto ;)