DISCLAIMER: Nada de esto me pertenece. Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia a Jgaff. Yo solo me adjudico la traducción.

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Capítulo beteado por Yanina Barboza, beta de Élite Fanfiction (www facebook com/ groups/ elite .fanfiction)


Capítulo 10

Bella se separó de Edward y Micah mientras se acercaban al avión. Alpha estaba cerca de Micah mientras él hablaba con Emmett durante todo el recorrido. Una vez que entraron al avión, llamó la atención de Edward, sintiendo la necesidad de recostarse.

Había pasado tanto en el último par de semanas y, honestamente, necesitaba un momento para recuperarse.

—Oye, ¿hay algún lugar en el que pueda recostarme un rato? Estoy agotada, Edward, solo necesito unos minutos.

—Sí, ve por el pasillo. Mi habitación es en esa puerta. No te preocupes, cuidaremos de Micah —le dijo Edward llevándola a la habitación, abrió la puerta y encendió la luz, revelando una enorme cama—. Descansa tanto como quieras. Estaremos en Nueva York en unas horas.

—Gracias —murmuró, quitándose los zapatos mientras Edward cerraba la puerta y la dejaba con su bendita paz. Acostándose, se acercó a la almohada y, con la esencia de Edward en su nariz, cayó rendida en un profundo sueño.

Bella se acurrucó contra Edward. Esta era la noche. Se convertiría en una mujer esta noche. Se entregaría a la persona más romántica que hubiera conocido. Cuando comenzó el año escolar, nunca se imaginó encontrar al hombre con el que quería despertar cada mañana, pero ahora, mientras respiraba su esencia masculina, no podía imaginarse un día sin él. La comisura de sus labios se alzó mientras él dejaba un beso en su cabeza.

Apenas podía esperar que el taxi llegara al motel. Había pasado la última semana fantaseando acerca de este particular momento en su vida. Exponer su alma, su cuerpo a Edward Cullen. Sería la más mágica transformación de joven adulta a una mujer por completo. Hablaron sin parar acerca de graduarse y viajar juntos por Europa, pasando su vida juntos. Trabajarían en lo que fuera, juntando solo lo suficiente para viajar al siguiente lugar. Oh… qué futuro habían imaginado. Él sería un músico famoso y ella pintaría… pintaría hasta que sus dedos se cayeran.

Acomodando su cabeza en su hombro, ella alzó el rostro para mirar al hombre más apuesto que hubiera conocido. Cuando él la miró a los ojos, ella sonrió incapaz de ocultar su felicidad, sus dedos encontrando el borde de su playera. Sus labios fueron a la punta de su nariz antes de agacharse para encontrarse con los de ella mientras las uñas de Bella pasaban por su abdomen. Cuando su lengua se metió entre sus labios, ella jadeó, sus dedos yendo más dentro del algodón. Explorando su suave piel, el calor se acumuló en su cuerpo mientras él besaba su mandíbula, encontrando la curvatura de su oreja, lamió y chupó causando que un escalofrío recorriera sus brazos.

El taxista se aclaró la garganta mientras se estacionaba frente al motel. Mirando por el espejo retrovisor, dudaba demasiado que la pareja hubiera notado su llegada.

—Llegamos, llegamos.

Bella se quejó cuando Edward dejó de besarla. Estirándose en su bolsillo trasero, él sacó su billetera y le tendió al hombre veinte dólares antes de abrir la puerta, de la mano salieron del taxi.

Bella chilló mientras la fría llovizna golpeaba sus hombros desnudos. Tratando de proteger su vestido, se apresuró por la acera, buscando refugio en la marquesina.

—¿Cómo vamos a rentar una habitación, Edward? Ninguno de los dos tiene dieciocho aún.

—Emmett prometió que se encargaría de eso. Dijo que preguntáramos por un tipo llamado Constance. Ya pagó y todo eso. Solo tenemos que pedir la llave. —Sus dedos se curvaron alrededor de los de ella, y la llevó con él mientras iban a la recepción. Abriendo la puerta, su mano se fue a la espalda baja de Bella para llevarla dentro—. Solo espera aquí un segundo. Me aseguraré de que esté aquí.

Como Emmett prometió, Constance le dio una llave, y juntos localizaron la habitación reservada para ellos. Con un escalofrío, Bella se apresuró a entrar mientras Edward abría la puerta, después de rápidamente mirar alrededor se dirigió al baño por una toalla. Secándose la lluvia del rostro y los brazos, arrojó la toalla dentro mientras se giraba para encontrar a Edward de pie en medio de la habitación, luciendo un poco perdido para ser honestos.

—Bella, no tenemos que hacer nada. Podemos jugar cartas, ver televisión o solo hablar.

Mientras que encontraba su oferta tan dulce como el resto de él, lentamente se puso frente a él, sus manos una vez más buscando su cálida piel. Habían pasado el último año conociéndose. Ya no quería hablar más, al menos en este momento en particular.

—Edward, quiero estar contigo. Nunca he querido nada más en mi vida.

Acunó sus mejillas mientras él se agachaba para besarla, sus dedos deslizándose en su cabello, aferrando sus labios a los suyos. Un escalofrío la recorrió mientras sentía cómo las puntas de sus dedos pasaban por sus brazos hasta que llegaron a los tirantes de su vestido. Mientras la seda se deslizaba por sus hombros, un jadeo abandonó sus labios, la boca de Edward besando de su mandíbula a su garganta.

Cuando el frío material cayó a sus pies, él fácilmente la alzó en sus brazos y la llevó a la cama. Hambrienta, le devolvió el beso mientras él la acostaba en la cama y se acomodaba junto a ella.

Pasaron la noche explorando al otro, besando, ahogándose en el otro. Bella miró el reloj en el buró, notando la hora mientras su cabeza descansaba en su pecho desnudo. Eran casi las cuatro de la mañana. Su madre estaría furiosa.

Parecía que apenas había cerrado los ojos cuando sus pestañas se alzaron. Por la falta de sueño, sentía como si alguien hubiera arrojado una cubeta de arena en sus ojos. Frotando sus párpados, su mano se deslizó por la sábana en un intento de localizar a Edward. Él no estaba ahí.

La confusión alejó la somnolencia de su cerebro. Bella se sentó, su mano sosteniendo la sábana contra su pecho mientras buscaba a la fuente de su confusión. Mirando al especio junto a ella, notó el hueco que su cabeza había hecho en la almohada junto a ella y aun así, la habitación lucía oscura y vacía.

—¿Edward?

Mirando hacia el baño confirmó que él no estaba dentro. La puerta estaba abierta por completo y la luz no estaba encendida. Un rápido vistazo a la habitación le dijo que de verdad estaba sola. Ninguna de las pertenencias de Edward estaba ahí. Su billetera no estaba más en el buró. Sus zapatos no estaban junto a la cama en donde él se los había quitado. Su ropa no estaba regada por el piso. Su mano quitó el cabello de su rostro mientras se sentaba en silencio por un largo momento. Finalmente, tomó su teléfono de su lado de la cama y envió un rápido mensaje. "Oye, cariño, ¿en dónde estás?".

Una horrible sensación se instaló en su estómago. Ignorando la náusea, se liberó de las cobijas mientras tomaba su ropa. De repente deseó haber traído un cambio de ropa, sintiéndose estúpida poniéndose su vestido de graduación, moviéndose mientras el vestido se deslizaba por sus piernas. Curiosa, cuando no hubo respuesta a su mensaje, fue hacia la puerta y la abrió.

El sol brillando causó que entrecerrara los ojos ante el brillo, pero no encontró señales de Edward. Yendo hacia donde dejó su teléfono en la cama, marcó su número y lo llevó a su oreja.

Es el buzón de Edward Cullen, por favor deja un mensaje después del tono.

—¿Edward? ¿A dónde fuiste?

Presionando el botón de finalizar, miró a su pantalla. Era una fotografía de ellos sentados en Millenium Park en Chicago. Ella estaba sentada en el círculo de sus brazos cuando Tom había tomado la foto. Después, ella hizo que el mejor amigo de Edward le enviara la fotografía, la cual rápidamente volvió su fondo de pantalla.

De repente tuvo esta extraña sensación. Esta sensación de que él no iba a volver. Había este retortijón en su ser que le decía que él se había ido. Todo lo que habían compartido había terminado. Lo que era completamente ridículo, tan solo unas horas atrás habían estado en los brazos del otro. ¿Cómo todo podía haber terminado?

Nerviosa, marcó su número de nuevo y llevó el teléfono a su oreja.

Es el buzón de…

—¿Qué mierda? —Terminando la llamada, se sentó en la silla, mordiendo su pulgar mientras miraba el reloj—. ¿Dónde demonios pudo haber ido a las siete de la mañana?

Ansiosa, miró pasar los minutos. Con cada segundo, se volvía más obvio que él no volvería. Un dolor comenzó a formarse en su pecho. Se sentía como si unos dedos helados estuvieran apretando su corazón. Una lágrima se deslizó por el rabillo de su ojo, deslizándose por su mejilla para caer por su mandíbula antes de que ella se diera cuenta de que estaba llorando. Conteniéndose las ganas de llorar en una almohada, miró de nuevo el reloj notando que ya había pasado una hora.

Después de otros dos intentos fallidos para contactar a Edward, finalmente reconoció que su espera era inútil. Él no iba a volver. Él no iba a volver. Él no iba a volver.

Sus ojos llenos de lágrimas fueron hacia la cama en donde habían estado. Una pequeña mancha de sangre estaba por la sábana, indicando la pérdida de su inocencia. Se sentía estúpida. Se sentía usada y humillada. ¿Este había sido su plan todo el tiempo?

¿Él la había enamorado hasta que ella bajara la guardia y le diera su virginidad? ¿Era acaso un tipo de juego? Bueno, si eso es lo que era, aparentemente, ella había perdido. Demasiado. Había perdido su inocencia. Había perdido el mágico último año. Todo se había ido en cuestión de minutos.

Ahora, lloró sin parar. Cruzando la habitación, enterró su rostro en la almohada en donde su cabeza había estado, llorando hasta que todo el sentimiento la abandonó. Cuando la última lágrima cayó por su mejilla, sollozó mientras tomaba su teléfono y llamaba a su madre.


Una semana después

Bella estaba en su cama mirando al techo. Pasaba por todas las fases. Un minuto, miraba por la ventana, insensible a todo, y al siguiente, lloraba hasta que sus ojos se sentían como lijas. Sentía como si estuviera en duelo. Suponía que sí lo estaba de alguna forma. No solo había perdido a su novio, sino también a alguien que se había convertido en su mejor amigo. Así que, de un jalón, había perdido a dos de las personas más importantes en el mundo para ella. Su novio y su mejor amigo, qué desafortunado que resultaran ser la misma persona.

Sosteniendo su teléfono frente a su rostro, pasó por todas las fotografías que se habían tomado juntos. En esa, estaban sentados en el tren mientras iban al centro con sus amigos. En la otra, estaban en el zoológico enfrente de los elefantes, uno de sus animales favoritos. La siguiente, estaban en la piscina de Edward. Su hermana Alice la había tomado cuando los encontró besándose. En la otra estaban en el juego de fútbol de su hermano.

Su mano pasó por sus ojos mientras las lágrimas comenzaban de nuevo. Su estómago se revolvía con las ganas de vomitar. El dolor pasó por su pecho mientras su cuerpo luchaba con las emociones. Una parte de ella quería sonreír con las fotos que veía, pero al mismo tiempo, el dolor y la pérdida le decían que todo había terminado.

Cuando sus lágrimas pararon, cayó en un sueño sin descanso, el teléfono deslizándose de sus dedos hacia la cobija. No estaba segura de cuánto había dormido cuando un ruido causó que sus ojos se abrieran. Confundida miró alrededor de la habitación para localizar la fuente del sonido. No descubriendo nada fuera de lo ordinario, se giró hacia un lado, su mirada yendo de nuevo al teléfono junto a ella. Sabiendo que no tenía caso, marcó el número de Edward y llevó el teléfono a su oreja.

El número que está intentando localizar ha sido desconectado o está fuera de servicio. Por favor cuelgue e intente de nuevo.

Mientras una ola de rabia la invadía, arrojó el teléfono por la habitación, una pequeña satisfacción la invadió cuando chocó contra la pared. Mirando al ofensivo plástico, se sentó con su mano yendo hacia su estómago mientras rugía con vida. Por primera vez en una semana, ella realmente estaba hambrienta. Saliendo de la cama, abrió la puerta de su habitación justo para escuchar cómo se azotaba la puerta de abajo. Bella lentamente bajó por las escaleras, su ceño fruncido mientras bajaba los escalones hacia la sala de estar.

—¿Quién estaba ahí?

—Nadie importante —dijo su madre encogiéndose de hombros—. Sus golpes casi despiertan a Phil. Maldición, gente desconsiderada.

—Mamá, es casi la una. Quizá él debería levantarse de todas formas —dijo Bella mientras se giraba hacia la cocina.

—Como si tú tuvieras derecho a hablar. Al menos mi novio no me abandonó a la mañana siguiente —espetó su madre.

—Lindo. Jodidamente perfecto. —Bella no estaba segura de por qué pensó que su madre tendría empatía por ella, pero aun así las palabras tuvieron el efecto deseado—. Esa fue buena.

Ya sin apetito, se giró de nuevo hacia las escaleras.

—Bella, lo siento. No debí…

Bella azotó la puerta de su habitación. La satisfacción la invadió cuando las paredes vibraron por el golpe. Arrojándose a la cama, se quedó ahí por el resto de la noche.


Tres meses después

Bella estaba sentada en el suelo junto al escusado. Su mano se fue hacia su estómago. Considerando que su estómago había estado plano unos meses atrás, negar su condición ya no era posible, decidió, acariciando lo abultado de su abdomen. No necesitaba tomar una prueba para saber que estaba embarazada. Aunque debió haber estado asustada o molesta con su situación, y las circunstancias de su embarazo, una pequeña sonrisa curvó sus labios.

En seis meses, tendría a una parte de Edward Cullen en sus brazos. No había un día que pasara en el que no lo extrañara sin control. Debería odiarlo, y quizá, una pequeña parte de ella lo hacía, pero en este particular momento, ella lo extrañaba demasiado.

Poniéndose de pie, se tambaleó para salir del baño, sus brazos yendo hacia su abdomen. Ahora comenzaba el verdadero desafío. No tenía opción más que decirle a su mamá que estaba embarazada. Su madre haría un gran coraje…

Mordiéndose el labio, abrió su puerta y salió hacia el pasillo.

—Oye, mamá, ¿puedes venir por un minuto?

Lo último que Bella quería era decirle a su mamá frente a Phil. El tipo la miraba de una forma terrible, así que ella lo evitaba a toda costa.

—¿No puedes bajar, Bella? Estoy preparándole el almuerzo a Phil.

Bella rodó los ojos mientras lo hacía. Por supuesto, Phil iba primero, ¿por qué no lo haría? Sacudiendo la cabeza, Bella fue hacia las escaleras, evitando la sala de estar en donde lo vio sentado en su silla, girándose hacia la cocina. Recargando la cadera contra la encimera, Bella miró sus pies mientras pensaba cómo decirle a su madre.

—¿Qué quieres, Bella? Estoy ocupada.

¿Ocupada? Estaba untando mayonesa en una jodida rebanada de pan.

—Ummm. Ah…

—Solo dilo —gruñó su madre, estirándose por el jamón. Abrió el paquete y sacó unas lonchas. Con la irritación aparente en sus ojos, la miró—. ¿Qué necesitas?

—Estoy embarazada. —El labio inferior de Bella tembló mientras el miedo se acumulaba en su pecho—. Yo… nosotros…

—¿Cómo carajos es eso posible? ¿No usaron protección? —Con el sándwich olvidado, su madre se giró para mirarla—. ¿Qué tan estúpida puedes ser?

—Nosotros… Nosotros… —Bella recordaba a Edward poniéndose un condón. Lo recordaba porque él se había apoyado en su cabello, tironeando de él mientras lo deslizaba por su longitud—. Edward usó un condón, mamá. Yo… yo no sé cómo sucedió esto.

—Esto es jodidamente fantástico, Bella. Maravillosas noticias. Seré abuela y aún ni siquiera tengo treinta y cinco años. No quiero ser abuela, Bella. —Bufando, se giró de nuevo a su tarea—. Llamaré a tu padre. Él no ha hecho mucho, quizá pueda pagar el aborto.

—¿Un aborto? —Ni una sola vez desde que había sufrido las náuseas matutinas había considerado un aborto—. No voy a matar a mi bebé…

—Ni siquiera es un bebé aún. Es solo un coágulo de sangre. —Se encogió de hombros, restándole importancia—. No será doloroso.

¿Cómo podía sugerir algo así? Aunque Bella apoyaba por completo los derechos de las mujeres para decidir, ella estaba decidiendo quedarse con su coágulo de sangre, muchas gracias.

—No me haré un aborto. Conseguiré un empleo y averiguaré cómo resolverlo.

—Aquí no lo harás…


Ya sabemos la versión de Edward y ahora ya conocimos una parte de cómo Bella vivió las cosas :(

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Paola Lightwood, Redana Crisp, Chus, claribel cabrera, soledadcullen, paupau1, somas (todavía un tiempo :P), alejandra1987, Skye Bennet Ward, Isis Janet, kaja0507, bealnum, Rini chiba, Torrespera172, Lilia, Car Cullen Stewart Pattinson, Jade HSos, Liz Vidal, Adyel, Maribel 1925, Vianey Cullen, Tata XOXO, EmilyChase, jupy, Franciscab25, Adriu, tulgarita, bbluelilas, Lady Grigori, mony17, Noriitha, Geminis1206 y saraipineda44 :)

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