DISCLAIMER: Nada de esto me pertenece. Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia a Jgaff. Yo solo me adjudico la traducción.

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Capítulo beteado por Yanina Barboza, beta de Élite Fanfiction (www facebook com/ groups/ elite .fanfiction)


Capítulo 12

No podía moverse. Bella se quedó ahí, frente a frente con Edward Cullen, su respiración pasando por sus labios, dejándola inmóvil. Un cosquilleó invadió su piel, yendo hacia su torso, un dolor revoloteando en su estómago con cada bocanada de aire. El anhelo la atravesó con fuerza, cayendo encima de ella, nublando sus pensamientos y robando su voluntad para escapar de esta cercanía.

No estaba segura de cuándo él había llegado a la cama, pero en algún punto, su calidez había terminado presionada contra ella. Su brazo estaba recargado contra el costado de Edward, sus dedos descansando muy cerca de su pecho. Tenía este loco deseo de abrir su mano y deslizar su palma por sus pectorales, las puntas de sus dedos picando por hacerlo mientras se negaba ante la intensidad del deseo. Incluso mientras Bella rechazaba el deseo pasando por sus piernas, no podía evitar seguir mirándolo.

Mientras se quedaba ahí mirando sus labios, él se movió, su brazo yendo a deslizarse alrededor de su cintura. Ahora se encontró atrapada contra su cuerpo. Cuando su pierna terminó acomodada entre las suyas, se mordió el labio, reprimiendo un gemido.

Había pasado demasiado tiempo sin las caricias de un hombre. Ocho años era un largo tiempo sin satisfacer los anhelos del propio cuerpo, y aun así no podía imaginarse en una relación sin sentido. Desde Edward, nadie provocaba nada en ella. Había tenido demasiadas invitaciones para salir en citas, pero en su lugar, enfocaba su atención en Micah. Hasta que alguien pudiera igualar los sentimientos que Edward Cullen le provocaba, ella era feliz viviendo su vida por su hijo.

Pero ahora… ahora, mientras los dedos de Edward se movían, acariciando su costado mientras su brazo se acomodaba sobre su cintura, ella recordó exactamente lo sola que había estado. Las pulsaciones de su cuerpo se aceleraron con cada toque.

La picante esencia de su colonia era hipnótica, Bella rodó los ojos mientras luchaba contra el impulso de enterrar su nariz contra su masculinidad. Mientras luchaba contra sus nublados sentidos, su cabeza se ajustó en la almohada, acercando más sus labios.

Si ella tomaba una respiración lo suficientemente profunda en este momento en particular, sería capaz de presionar sus labios con los suyos… sentir su cálida boca en la suya… probar su aliento en su lengua…

Santa mierda, tenía que salir de esta posición, pensó, mientras el muslo de él se presionaba más profundo en el hueco que sus muslos habían creado, su rodilla solamente a centímetros de donde ella lo necesitaba. Mientras batallaba con sus demonios internos, su mano se movió en su cintura, encontrando piel cálida en donde su playera se había arrugado y alzado.

Un fuego se encendió, pasando por sus extremidades, amenazando con explotar. Cuando el pulgar de Edward rozó contra la suave piel de su estómago, bajo su ombligo, un escalofrío la recorrió. Sus dedos estaban causando un revuelo mientras descansaban en su piel. Una ola de necesidad fluyó por su cuerpo, el dolor estaba intensificándose casi desesperadamente.

Quería rogarle que continuara. A pesar de su larga y sórdida historia, ella quería rendirse ante la necesidad quemando en sus venas. Todo lo que podía hacer era quedarse quieta, la urgencia de acercarse más, de arquear la espalda, de buscar la presión de su pierna contra su centro era casi irresistible. Su corazón se hundió en su pecho cuando su palma pasó por su estómago, lentamente subiendo por su playera. Su pulgar rozó la parte inferior de su pecho, mordiéndose el labio, ella gimoteó mientras quería que continuara.

Perdida de todo lo demás excepto del hombre junto a ella, la mano de Bella se alzó mientras consideraba estirarse por él. Justo cuando sus dedos rozaron su brazo, la cama se hundió mientras alguien se movía sin parar, causando que Bella retirara su mano. Mientras su mano regresaba a su lado, ella escuchó una voz.

—Mami…

Al escuchar la pequeña voz de Micah en la habitación oscura, ella se sentó, alejando de golpe la mano de Edward. Después de varios intentos, se las arregló para desenredar sus piernas del peso del muslo de Edward, haciendo una mueca cuando él despertó con un gemido. Su mano pasando por su rostro para quitarse el sueño mientras murmuraba:

—¿Qué sucede?

—Mami, ¿dónde estás?

—Estoy aquí, bebé —susurró ella, apresurándose al otro lado de la cama, palpando el edredón hasta que encontró el cálido cuerpo de su hijo bajo las cobijas. Quitando el cabello de su frente, susurró—: ¿Dormiste bien?

—Uh-huh —asintió él contra sus dedos. Como si de repente recordara la presencia de Edward, se alejó de ella para buscarlo—. ¿Papá?

—Hola, enano —saludó Edward, sentándose, sus manos yendo a cubrir su regazo. Momentos antes de que fuera despertado, había estado teniendo el sueño más tentador y, recordándolo, su mirada fue por encima de la cabeza de Micah, hacia Bella. Incluso aunque la habitación estaba cubierta en las sombras, podía sentir la conexión de sus ojos mientras él intentaba esconder el efecto que tenía sobre él.

En su sueño, su mano había estado a centímetros de ella… el bulto que tenía en los pantalones le ofrecía un poco de entendimiento. Sus dedos picaron de forma involuntaria y su boca se hizo agua ante el pensamiento… su mirada fue hacia su torso, siguiendo el movimiento de su pecho.

—¿Papá? ¿Ya llegamos? —Micah quiso saber, casi saltando en medio del pecho de Edward, quitándole el aliento—. ¿Por qué no hay ventanas aquí?

—Micah —llamó Bella en tono firme—. Tranquilo o lastimarás a alguien saltando encima de ellos de esa forma.

—Está bien —jadeó Edward, intentando reemplazar el aire en sus pulmones. Su brazo se envolvió alrededor del abdomen de Micah mientras llevaba a su hijo hacia un lado—. No hay ventanas para mantenerlo oscuro, y no estoy seguro si ya llegamos.

—¿En dónde está Alpha? Olvidé decirle que viniera a la cama. ¿El tío Emmett sigue aquí? —La mano de Micah descansaba contra el brazo de Edward, tirando del vello que cubría su piel—. ¿Podemos comer pancakes? Tengo hambre. Abu siempre hace caritas felices con el tocino.

Edward no podía seguir el ritmo de las preguntas saliendo de la boca de Micah a tal velocidad. Riendo, tocó su pierna.

—¿Por qué no vas a ver en dónde están Alpha y el tío Emmett?

Ese fue todo el empujón que Micah necesitaba. Soltando a Edward, saltó de la cama y corrió hacia la puerta. Rio mientras Micah dejaba la habitación, la luz filtrándose por la puerta; su atención se fue hacia la mujer sentada al borde de la cama.

—¿Siempre está tan lleno de energía?

—No has visto ni la mitad —explicó ella, alejando sus ojos de él. Si lo miraba, se encontraría perdiéndose en la miel de sus ojos. Lo último que necesitaba era desarrollar un enamoramiento por el padre de su hijo. Después de todo, él solo dormía, no es como si hubiera sido su intención tocarla—. Debería ir para asegurarme que se comporte.

Edward la miró cruzar la habitación a través de una mirada nublada. Cuando llegó a la puerta, él habló.

—Bella, hiciste un gran trabajo con él. Él es fantástico.

—Gracias —asintió, sin mirarlo—. Él es maravilloso.

Edward miró a Bella salir de su habitación. Estaba seguro de que unos momentos atrás, habían estado durmiendo juntos. Mirando al colchón, él estaba justo en el centro, y su hijo había estado a su izquierda, lo que significaba… Bella había dormido a su derecha. No estaba seguro de cómo había sucedido eso, considerando que cuando se había quedado dormido, Micah había estado entre ellos.

Sin embargo, si recordaba correctamente, su hijo había dado vueltas y vueltas. En un intento por evitar que Micah despertara a Bella, había pasado al niño a su otro lado, dejando el cuerpo de ella justo contra el de él.

Cuando ella lo despertó de golpe para ir con Micah, su brazo había estado alrededor de su cintura, y su muslo… su muslo había estado peligrosamente cerca de ella… Guau, pensó, sintiendo una vibración como respuesta en la parte baja de su cuerpo.

Con un gruñido, deseó que su erección desapareciera. Lo último que necesitaba hacer en este momento era pensar en su ex, la madre de su hijo. Alejando todos los pensamientos de Bella de su mente, se quitó las cobijas y salió de la cama.


En algún momento de la noche aterrizaron, pero el piloto, no queriendo perturbar a los pasajeros, los dejó dormir. Cuando la cabina de mando se abrió y las escaleras se bajaron al pavimento, Bella se sorprendió por completo de lo que los esperaba. Aproximadamente a quince metros de distancia había una barrera, y del otro lado una pequeña multitud se había formado. Justo ahora, había gritos con comentarios inaudibles, mientras que un grupo de prensa comenzaba a tomar fotos.

—¿Qué están haciendo, mamá? ¿Por qué están tomando fotos? —Incluso mientras Micah cuestionaba lo que sucedía a su alrededor, alzó su mano, saludando a la multitud frente a él. Su otra mano estaba alrededor del collar de Alpha mientras se apresuraban a la camioneta que los esperaba—. ¿Quieren ver a mi papá?

Tomando a Micah del brazo, lo llevó hacia ella mientras luchaba por esconder su rostro de las cámaras apuntadas en su dirección. No estaba preparada para ver su rostro alrededor de todo el mundo, especialmente considerando que lucía terriblemente pálida y con ojeras bajo sus ojos.

—Sí, están aquí por tu papá. Vamos, Micah, sube a la camioneta.

Mientras intentaba escudar a su hijo de todo, la multitud luchó con la seguridad, la barrera amenazando con caer por la presión del peso. Sabía que sus vidas iban a cambiar, pero nada la pudo haber preparado para la multitud gritando alrededor del lugar o las preguntas que venían de la prensa.

—¿Es tu hijo? ¿Desde hace cuánto sabes que tienes un hijo? Edward Cullen, ¿podemos hacerte unas preguntas? ¿Esa es la madre de tu hijo? ¿Cuál es su nombre? ¿Ese es Emmett Cullen? ¿No se está perdiendo el entrenamiento? ¿No es cierto que tu hijo vivía en Deadwood, Dakota del Sur y apenas te enteraste de él?

Edward guio a Bella y Micah hacia la seguridad del vehículo. Abriendo la puerta, sus dedos descansaron contra el costado de Bella mientras ella entraba a la camioneta, alzando a Micah hacia el vehículo, esperando mientras él se acomodaba. Afortunadamente, Emmett se apresuró hacia el otro lado, y entraron al mismo tiempo, cerrando las puertas detrás de ellos, escondiéndolos del mundo exterior.

Bella se movió en el asiento junto a Edward.

—¿Cómo saben todas esas cosas?

—Quién sabe… alguien pudo haber filtrado la información, o demonios, contrataron investigadores privados. Son maestros en descubrir los secretos de todos —ofreció Emmett, mirando sobre su hombro para asegurarse de que su sobrino estuviera bien. Enfocándose en Edward, él continuó—: Realmente deberías llamar a mamá y papá. Si se enteran que tienen un nieto a través de la prensa, van a estar muy molestos.

Edward hizo una mueca ante las palabras de Emmett. Debió haberlos llamado anoche, ¿pero quién pudo haber pensado que la prensa esperaría su llegada? ¿Cómo demonios sabían siquiera que había dejado la ciudad? Perplejo con la inesperada multitud, se movió en su asiento, su brazo yendo hacia el respaldo. Sus dedos pasaron por el cabello de Micah.

—¿Estás bien, enano?

—Sí, es genial. Donny estará tan celoso. ¿Me tomarán más fotos? ¿Pueden tomarnos fotos juntos, papá? —Micah se estiró para ver por la ventana mientras salían del lugar, sus brazos alzándose, saludando a la multitud mientras pasaban—. ¿Estaré en televisión?

—Parece que tenemos una estrella nata. —Edward rio, mirando a Bella. Viendo la preocupación en su rostro, esperó hasta que sus ojos se encontraron con los suyos—. Todo estará bien… demonios, las cosas se calmarán en qué… un año... quizá dos…

—Todo no estará bien —comenzó Bella, mordiéndose el labio—. En alrededor de veinte segundos toda mi vida estará expuesta en cada revista del país. Si descubrieron todo eso en un par de días, sabrán todo, Edward. Seré la bruja que…

Edward sabía de los miedos que Bella estaba experimentando, y tenía razón. En cuestión de días, el mundo sabría todos sus secretos. Sin importar el tipo de cuento que tuviera que decirles, él nunca la haría lucir mal ante el mundo. A pesar de su pasado, Bella aún era la madre de su hijo. Iría al fin del mundo con tal de protegerla a ella y a Micah.

—Bella, nunca los dejaría poner nuestro pasado en papel.

—Hermanito, no puedes controlar lo que imprimen —señaló Emmett, girándose para estudiar a Edward. Se encogió cuando Edward lo miró mal—. ¿Qué? Es cierto. El año pasado me emparejaron con la mitad de Los Ángeles. Rose casi termina conmigo por eso.

—Gracias, Emmett —gimió Edward, rodando los ojos—. Sabes, ayudarías si te callas.

—¿Quién es Rose? —Micah quiso saber, acercándose al borde de su asiento para hablar con su tío.

—Es tu tía —explicó Emmett, sacando un paquete de goma de mascar de su bolsillo. Cuando se metió uno a la boca, le ofreció el paquete a Micah.

—¿Mi tía? ¿Por qué no está aquí? —murmuró Micah, tomando la goma de mascar sabor menta—. ¿Es bonita?

—Es terriblemente caliente —le dijo Emmett con una sonrisa—. Está en Brasil haciendo una sesión para un diseñador, pero se muere por conocerte.

—¿Le dijiste a Rose? —Edward no podía creerlo. Si Emmett le había dicho a Rose, entonces toda su familia ya lo sabía. Rose era mejor amiga de Alice y, por supuesto, Alice vivía con sus padres. Era todo el efecto dominó—. ¿Qué demonios, hombre?

Bella se quedó en silencio, escuchando con atención la conversación que sucedía a su alrededor. Como si la multitud no la hubiera puesto lo suficientemente nerviosa, ahora tenía que preocuparse por toda la familia de Edward pensando que ella era despreciable. Un par de horas atrás, finalmente comenzaba a sentirse mejor acerca de todo lo que había pasado, y ahora, su estómago se sentía pesado con toda esta nueva información.

Edward notó la reacción de Bella ante el revoloteo frente ella. Si no tenía cuidado, ella crearía un agujero en su labio inferior. Sin darse cuenta, miró la piel que ella estaba mordiendo, y un nuevo pensamiento se formó en su mente. Conscientemente, su lengua humedeció sus de repente secos labios.

En los viejos tiempos, amaba chupar la piel que ahora ella estaba en riesgo de arrancarse a mordidas. Estirándose por encima de su hijo, su pulgar sostuvo su barbilla, y con un poco de presión, su labio fue liberado de su boca. La mirada de ella fue hacia los ojos de Edward mientras él hablaba.

—No te lo arranques, Bells. Arreglaremos esto.


¡Mil gracias a las chicas que dejaron su review! Gracias a:

Alma Delia, Paola Lightwood, claribel cabrera, paupau1, Jade HSos, Car Cullen Stewart Pattinson, jupy, Geminis1206, Isis Janet, Rini Chiba, bealnum, Fallen Dark Angel 07, Tata XOXO, Cassandra Cantu, Adriu, Marce Ortiz, Maris Portena, somas, belen2011yani, Noriitha, Adyel, alejandra1987, tulgarita, Emily Chase, Maribel 1925, Franciscab25, Liz Vidal, Lady Grigori y LadyRedScarlet :)

En los reviews me preguntaban si había otra descripción física de Micah o una imagen de referencia para él, en el grupo de Facebook les compartiré el banner original de la historia para que se den una idea de la apariencia de Micah ;)

No olviden dejar su review y nos leemos pronto :)