DISCLAIMER: Nada de esto me pertenece. Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia a Jgaff. Yo solo me adjudico la traducción.
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Capítulo beteado por Yanina Barboza, beta de Élite Fanfiction (www facebook com/ groups/ elite .fanfiction)
Capítulo 17
Bella apenas podía creer lo que escuchaba. Su boca se abrió mientras miraba al chef. ¿Acababa de despedir a su maître d´ solo porque se atrevió a hablarle de esa forma? Aunque no había defendido su honor de forma directa, eso era lo más cercano que hubiera tenido a alguien defendiéndola, aunque sea de forma indirecta.
Jared, por otro lado, obviamente no apreció el gesto.
—Chef, no puede hablar en serio. El servicio inicia en unas horas y hay demasiados preparativos que aún son necesarios.
La mirada de Joe se endureció con autoridad, aparentemente no estando acostumbrado a que sus decisiones se cuestionaran.
—¿Acaso has escuchado que bromeé? Uno de los otros empleados te reemplazará. Ahora toma tus cosas y vete.
Sin otro comentario, la atención de Joe regresó a su currículum y luego la miró.
—Señorita Swan, aunque aprecio su interés en trabajar aquí en Del Posto, no posee las habilidades necesarias para cubrir esta posición en particular. Hay una diferencia entre un restaurante de comida gourmet y trabajar en una cafetería.
—Chef, si me diera una oportunidad, trabajo duro y estoy dispuesta a aprender. Puedo hacer de todo, lavar platos, preparar todo —discutió Bella, una pasión con la que no estaba familiarizada llenó su voz. ¿Trabajar en un restaurante era su trabajo soñado? No, pero tenía esta determinación para triunfar, y si este hombre tan solo le diera una oportunidad… nunca lo decepcionaría—. Puedo limpiar o acomodar las mesas. Lo que sea.
—Señorita Swan, apoyo por completo el ofrecer oportunidades de empleo, pero también tengo un negocio que mantener. Necesitaría a alguien con mucha más experiencia —le dijo con honestidad y una mirada de empatía—. La mayoría de mi staff ha estado trabajando en esta industria durante toda su vida. Son los mejores en lo que hacen. Es más, algunos de los meseros aquí son chefs en entrenamiento.
Así que, básicamente, lo que estaba diciendo era que no tenía un puesto para el que ella estuviera calificada. Incluso aunque ese fuera el caso, Bella cuadró los hombros y alzó la cabeza para mirarlo.
—Creo que está dejando pasar una oportunidad aquí, pero respeto su decisión, chef.
Extendió su mano con esas palabras finales, notando el ligero temblor en sus dedos. Cuando la mano de él soltó la suya, se giró hacia sus guardaespaldas mientras se encogía de hombros.
—Bueno, lo intenté.
—Está bien, señorita Swan, quizá la próxima vez —ofreció Robert para darle ánimos.
Estaban a punto de salir por la puerta cuando Joe habló de nuevo, lo suficientemente alto como para que ella escuchara.
—La dejaré entrenar aquí por una semana con mi nueva maître d´. Si ella piensa que tiene futuro aquí en Del Posto, entonces hablaremos acerca de un puesto regular al final de ese periodo.
Bella de repente entendió como los participantes de los programas se sentían cuando les daban una segunda oportunidad. La alegría la invadió de la cabeza a los pies. Desde el nacimiento de Micah, su vida había ido cuesta abajo, y sin importar lo duro que luchara, apenas podía mantener su cabeza fuera del agua. Esto, esto era lo que haría que su vida diera un giro. No podía contener su emoción y sonrió de oreja a oreja.
—Muchas gracias, chef. Le prometo que no se arrepentirá.
—Más te vale que no —dijo sin humor. Sin embargo, había un brillo en su mirada que no estaba ahí antes—. Recuerde, señorita Swan, esto es estrictamente un periodo de prueba. Necesita estar aquí para el servicio a las cinco de la tarde. Necesitará modificar su guardarropa, necesitará una blusa blanca, pantalón negro y zapatos negros de servicio. Me aseguraré de que tenga un saco.
—Como diga, chef —accedió ella, luchando contra el impulso de abrazarlo—. Volveré a las cinco en punto.
La emoción la invadió mientras seguía a los guardaespaldas hacia la salida. Mientras que este emocionante giro en los eventos emocionaba a Bella, la preocupación la invadió mientras miraba el reloj en su muñeca. Solamente tenía tres horas para conseguir lo necesario para comenzar su turno, y no tenía ningún tipo de niñera para Micah.
Mierda… ¿había cometido un grave error?
Necesitaba arreglar su cabello, comprar ropa y llamar a Edward. Marcando su número, dejó salir un suspiro de frustración cuando se fue directo al buzón.
—Hola, Edward… no estaba esperando conseguir un empleo tan pronto, pero me acaban de ofrecer un periodo de prueba en Del Posto que difícilmente puedo rechazar. ¿Te podrías quedar con Micah esta noche hasta que consiga una niñera? Llámame antes de las cinco, por favor.
Bella estaba hecha un manojo de nervios. No estaba segura de dónde había salido el coraje para conseguir un empleo, bueno, un periodo de prueba, con sus palabras, pero recibía esta nueva ola de confianza con los brazos abiertos. Trabajar para un hombre como Joe era una oportunidad única y no iba a dejarla pasar.
—Marcus, necesitamos ir a la tienda Goodwill más cercana porque necesito estar de vuelta en Del Posto a las cinco.
—¿Goodwill, señorita? —Su mirada dudosa encontró a la suya a través del espejo retrovisor—. Tiene numerosas opciones. Saks, Gap, Macy´s, Bloomingdales. ¿Por qué querría…?
—Prefiero comprar en algo que se adapte a mi presupuesto, Marcus —comenzó Bella, mordisqueando su uña mientras esperaba a que sus nervios se calmaran—. Ir a una de esas otras tiendas entra en el presupuesto de Edward, no el mío.
—Si así lo prefiere… —Marcus salió al tráfico mientras Anthony buscaba un Goodwill en el GPS.
Anthony se giró para mirar a la mujer en el asiento trasero.
—Luce como si estuviera a punto de colapsar, señorita Swan.
—Oh, mis nervios están enloquecidos. No tengo idea de dónde salió el coraje para contestarle de esa forma a un hombre como Joe. Nunca hubiera pensado que él me daría una oportunidad, y estoy aterrada de arruinarla de alguna forma. —Después de tanto caos en su vida, era difícil de imaginar que la suerte estaría a su favor. Estos inesperados cambios en los eventos le dijeron que estaba por buen camino. Si las cosas salían bien, y era capaz de impresionar a un reconocido chef, muchas puertas se abrirían y ella estaría más cerca de ser capaz de cuidar de ella y de Micah sin la ayuda de nadie.
Tenía que admitirlo, tener a Edward y a su familia a su lado, felices de ayudar con Micah, era abrumador, pero esencial para mantener su independencia. Por supuesto, sin Edward, ella ni siquiera tendría esta oportunidad. La probabilidad de alguien como Joe yendo a Dakota del Sur era inexistente.
—Estará bien, señorita Swan. La forma en la que se defendió fue increíble. Además, estoy seguro que Joe no comenzó en la cima, tampoco. Como dije antes, todos tenemos que empezar por algún lado.
Veinte minutos después, Bella estaba revisando los anaqueles en Goodwill. Estaba en su tercer montón de ropa cuando finalmente sacó unos buenos pantalones. Dejando el suave material en su brazo, fue hacia las blusas. Estaba revisándolas cuando escuchó un fuerte jadeo frente a ella. Distraída por el sonido, Bella miró en esa dirección para encontrar a una mujer mirándola.
—¿No eres tú la mujer que está en la portada de People? ¿La que mantuvo al hijo de Edward Cullen escondido de él por qué, siete, ocho años?
¿Qué demonios se suponía que dijera? Nunca había tenido a extraños cuestionándola acerca de sus decisiones de vida. Tragando el nudo que de repente se formó en su garganta, miró hacia los lados en busca de su seguridad. No estaba exactamente segura de cómo resultaría este encuentro, pero no podía ignorar la desaprobación en la mirada de la otra mujer. Qué fácil era para las personas saltar a conclusiones equivocadas sin conocer la historia completa.
—Um, bueno, hay mucho más que eso.
—No puedo imaginar qué puede ser tan importante para mantener alejado a un niño de su padre. Egoísmo, puro egoísmo. Y luego hacer que tu padre finja secuestrar al niño… tsk-tsk-tsk.
Bella nunca había tenido tantas ganas de golpear a una persona en su vida. Se sintió agradecida cuando sintió la presión del agarre de Anthony en su brazo mientras la alejaba de la mujer. Cuando su boca se abrió para responder a sus desagradables palabras, Anthony rápidamente llenó el silencio.
—Señorita Swan, si terminó de comprar, debemos irnos.
No podía creer el impacto de escuchar a alguien tener una opinión tan pobre de ella. Las lágrimas se acumularon en sus ojos mientras procesaba las insensibles palabras. La alegría que había sentido hacía unos momentos se esfumó mientras seguía a Anthony. ¿Quién demonios estaba esparciendo todas esas historias acerca de su vida?
Edward escuchó el mensaje de voz que Bella había dejado en su buzón. Mirando la hora, observó a Micah, que estaba dormido en el sofá del estudio. Faltaban diez minutos para las cinco y no había probabilidad de contactarla en este preciso momento. Mierda.
Había querido llevar a Micah de vuelta al hotel pero no le había dado tiempo. Aún tenía que grabar dos canciones más antes de terminar. Micah lo había puesto a prueba la mañana y casi toda la tarde. No se pudo haber imaginado lo cansador que era cuidar a un niño todo el día mientras intentaba responder sus preguntas y hacer su trabajo.
—Está cansado —dijo Alice, sentándose en el brazo del sofá mientras dejaba que sus dedos pasaran por su frente—. Deberías llevarlo de vuelta al hotel para que pueda descansar bien.
—No puedo. Bella consiguió un maldito trabajo —dijo Edward, sacudiendo la cabeza con una sonrisa en sus labios. De todas las personas en esta ciudad, Bella Swan llega a Del Posto, de entre todos los lugares, y se las arregla para conseguir un trabajo. Increíble. Incluso aunque quería estar molesto y sentirse frustrado con la madre de su hijo, lo estaba encontrando difícil—. Ella-ella… Dios.
Los dedos de Edward pasaron por su cabello mientras miraba a Micah. ¿Qué demonios se suponía que hiciera ahora? Aún tenía un par de horas aquí en el estudio, y sería injusto para su hijo tenerlo aquí por más tiempo.
—¿En dónde encontró un trabajo tan pronto? —Alice quiso saber, su ceño frunciéndose mientras pensaba las posibilidades—. Sé que el café cerca del Hilton está contratando… pero normalmente ellos…
—En Del Posto, del jodido Joe Bastianich. Hay una lista de espera para comer ahí. ¿Cómo demonios se las arregló para conseguir un trabajo? —Sin duda esta era una historia que él quería escuchar—. No lo sé, pero comienza a las cinco. Eso significa que nadie estará ahí para cuidar a Micah. Quizá debería terminar aquí y volver mañana temprano.
—Siempre podrías llamar a mamá —sugirió Alice—. Sabes que a ella le encantaría tener la oportunidad de consentir sin límites a su único nieto.
—Cierto. —Edward asintió mientras consideraba la posibilidad—. ¿No crees que es demasiado pronto para sacar la carta de la abuela?
—Edward, ella te desollaría vivo si se entera que tuviste a Micah aquí todo el día y toda la noche. —Alice tomó un sorbo de su botella de agua y la dejó a un lado—. No, no es muy pronto para sacar la carta de la abuela. Ha querido esta oportunidad desde hace unos años. Además, estoy seguro que a papá le encantará conocerlo.
Antes de que Alice pudiera terminar de hablar, Edward ya estaba marcando el número. Por supuesto, tan pronto como su mamá contestó, miles de preguntas salieron de la boca de la mujer.
—¿Cómo está mi nieto? ¿Qué está haciendo? Pedí payasos y un poni para la fiesta del sábado. ¿Crees que exageré? Tu papá está muy emocionado por conocerlo. ¿Cuándo crees que pueda ir a ver al pequeño? Oh por Dios, Emmett está tan enamorado de él, incluso está hablando de tener uno. Por supuesto, tiene que discutirlo con Rosalie. Aunque no creo que ella esté lista para ser madre, aún. ¿Cómo está Bella? Espero que pueda venir a la fiesta. Prometo que será algo sencillo.
—Mamá, creo que lo sencillo se fue por la ventana con un jodido pon… —comenzó Edward antes de ser interrumpido.
—¿Crees que podamos ir esta noche? Quiero que Carlisle conozca a Micah. Ya le pedimos una cama para que pueda quedarse a dormir pronto. ¿Crees que Bella esté de acuerdo en que se quede por unos días? ¿En qué escuela estás pensando meterlo? Tu papá sugirió…
Esme continuó y continuó. Edward alejó el teléfono de su oreja, esperando a que se quedara sin aliento.
—Mamá… mamá… —Que Dios lo ayude porque ella solo siguió hablando.
—Estaba pensando en decoraciones de dinosaurios para su habitación, ¿o crees que deba ser de perros? Él parece amar a los perros. Sí, creo que mejor será de perros. Debería mandarle a hacer una pintura de él y su perro. Alpha, ¿verdad? Oh, se vería maravilloso por encima de su cama. Deberías ver la cama…
—Santa mierda, la mujer nunca se detiene —dijo Edward con una risa de incredulidad—. Mamá… mamá… mujer, te preguntas por qué tus hijos nunca llaman. Mamá…
—Hay tanto que tenemos que hacer. Me encantaría llevarlo a Disney…
—Mamá… toma un profundo respiro y retenlo por un segundo. —Edward rio, aunque tenía un toque de frustración. Finalmente, hubo silencio del otro lado de la línea—. Bien, iba a preguntarte si podías venir por Micah…
—Bueno, ¿por qué no dijiste eso? Por supuesto que iré por él. ¿En dónde está? ¿Están en el Hilton?
—Lo traje al estudio conmigo esta mañana. Iba a llevarlo a casa, pero Bella se las arregló para conseguir un empleo de último minuto, así que…
—Es el mismo estudio en el que siempre grabas, ¿verdad? Estaré ahí en veinte minutos. ¿Se quedará a dormir? ¿Lo quieres de vuelta a una hora en específico?
—Creo que estaré aquí hasta las ocho más o menos —dijo Edward, pinchando el puente de su nariz mientras procesaba todas las preguntas que le había hecho en menos de treinta segundos. ¿Cómo una persona podía tener tanto que decir sin una respuesta? Su madre era una maravilla de la naturaleza—. Tráelo de vuelta a las nueve. No estoy seguro de a qué hora sale Bella, pero deberíamos discutirlo con ella antes de que pase la noche ahí.
—Tienes razón. ¿Has empezado a buscar un apartamento? Deberías conseguirte un lugar aquí, junto a la casa.
—Mamá… mamá… ¿estás hablando mientras conduces? —Edward sacudió la cabeza. Nunca se detenía.
—Te tengo en mi Bluetooth a través del altavoz, Edward.
—Sí, bueno, deberías conducir de forma segura. Te veo cuando llegues. —No le dio oportunidad de responder mientras colgaba el teléfono. Mirando mal a Alice, le dijo—: Gracias por hacerme pasar por eso. ¿Sabes? Esa loca mujer contrató malditos payasos y ponis para el sábado. Estaba hablando acerca de arreglar una habitación, especialmente para él. Perros o jodidos dinosaurios.
—Edward, comienzas a sonar justo como ella. —Alice se rio mientras le señalaba que fuera hacia la cabina de grabación. Cuando comenzó a entrar sin su guitarra, ella alzó el instrumento hacia él—. Te lo dije, ella está completamente enloquecida con el tema de los nietos. Si alguna vez me pongo así, golpéame.
—Sí se da cuenta de que no es su bebé, ¿verdad? Es mío. —Edward dejó que sus ojos cayeran en su hijo. Habían grabado una canción juntos en la mañana. Micah quería dársela a Bella para Navidad. El pensamiento causó que una calidez se extendiera por él. Su hijo ciertamente tenía un buen par de pulmones y, después de escuchar su voz, sabía que no podía ignorar ese talento.
—¿A quién demonios estás engañando? Ese es su bebé ahora. —Alice rio mientras se giraba hacia la consola—. Ahora, entra ahí. Ya gastamos dos mil grandes hoy para asegurar esta cabina.
Veinte minutos después, en punto, Esme apareció saludándolo a través de la cabina. Quitándose los audífonos, salió por la puerta a prueba de sonido.
—Justo a tiempo.
Ella ni siquiera se molestó en abrazarlo, yendo directo hacia Micah, quien estaba acostado en el sofá. Sus dedos pasaron por su cabello.
—Hola, cariño, ¿quieres venir con la abuela un rato?
Como si Micah hubiera estado esperando oír su voz, su cabeza se alzó, su mirada parpadeando rápidamente mientras miraba a Esme.
—¿Vamos a ir a tu casa? ¿Puedo conocer al abuelo hoy? ¿Está en el hospital?
—Debe ser de familia —dijo Alice con una risa mientras las preguntas de Micah se amontonaban juntas—. Vamos, enano. Ponte los zapatos para que puedas pasar tiempo con la abuela.
Cuando Alice lo ayudó a ponerse los zapatos, Esme la alejó con la mano.
—Ve a trabajar. Yo me encargo.
—Recuerda llevarlo alrededor de las ocho —dijo Edward. Yendo hacia el sofá, besó la frente de Micah—. Sé bueno con tu abuela.
—Lo seré, papá —dijo Micah, saltando del sofá—. ¿Podemos ir por helado? Quiero helado con chispitas y chispas de chocolate.
—Puedes tener todo lo que quieras —prometió Esme, moviendo sus dedos mientras sonreía de oreja a oreja cuando la mano de Micah se alzó hacia la suya—. Los veremos después.
Miró mientras los dos se fueron, ambos hablando animadamente.
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