DISCLAIMER: Nada de esto me pertenece. Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia a Jgaff. Yo solo me adjudico la traducción.

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Capítulo beteado por Yanina Barboza, beta de Élite Fanfiction (www facebook com/ groups/ elite .fanfiction)


Capítulo 21

—Mamá —llamó Micah a Bella desde arriba del caballo. Los dedos de Micah estaban enredados en la crin del caballo mientras se aferraba con fuerza al borrén delantero de la silla mientras Carlisle guiaba al animal alrededor del lujoso jardín de la mansión de los Cullen—. ¿Puedes montar el caballo conmigo?

—Micah, me encantaría, pero tengo que trabajar en unas horas y no puedo llegar oliendo como caballo —explicó Bella con una mueca mientras miraba alrededor del jardín. Su hijo nunca sería el mismo de nuevo. Los payasos hacían malabares a unos metros de distancia, y había un brincolín con alrededor de otros diez niños que ella nunca había visto antes. Una colección de diferentes atracciones de feria estaban en fila por el lugar y tres "ponis", que en realidad eran caballos, estaban siendo paseados por el jardín. Si Esme consideraba esto una fiesta pequeña, Bella odiaba pensar en cómo luciría una fiesta de verdad.

El niño que se emocionaba con las pequeñas cosas de la vida estaba desapareciendo frente a sus ojos. Ella quería que Micah tuviera lo mejor de todo, y aun así una parte considerable de ella estaba aprensiva de los privilegios que tendría. Tenía miedo de que nunca más pudiera apreciar las cosas sencillas que la vida tenía para ofrecer y odiaba pensar en perder a su amable y dulce pequeño.

Aun así, no podía ignorar la satisfacción que brillaba en las mejillas de Micah. A lo largo de su tiempo en Dakota del Sur, ella había querido más que un apartamento pequeño y ropa de segunda mano para él. No debería dejar que estas emociones amenazaran con robar la alegría de Micah. El darse cuenta de que su hijo nunca sabría las dificultades que ella había tenido la hicieron girarse y mirar alrededor del jardín. Por el bien de Micah, Bella apreciaría esta nueva esperanza que había encontrado en el corazón de Nueva York, incluso aunque fuera difícil absorber tantos cambios en tan poquito tiempo.

Bella se encontró con la mirada de Edward al otro lado del jardín. Las cosas estaban cambiando entre ellos, también. Incluso aunque nada hubiera sido dicho, esta ola de emoción la invadía cada vez que ella lo miraba. Desde esa primera noche cuando llegó a casa de Del Posto, y él dulcemente había masajeado el dolor en sus pies, ella había tenido esta deliciosa sensación en su interior y, en este momento, estaba en llamas.

Luego, por supuesto, estaba la forma en la que se tomaron de las manos en la entrevista. Mientras que Edward obviamente lo había hecho para consolarla, Bella no podía evitar que su corazón se acelerara cuando se atrevía a recordar el incidente. Incluso aunque su relación hubiera cambiado, eso era algo con lo que Bella no estaba lista para lidiar. No quería las complicaciones de construir una relación con su amor de juventud. En estos momentos, tenía sus propias montañas que escalar y, hasta que lo hiciera, Edward simplemente no era una opción.

Cuando una corriente de aire sopló, Bella acomodó un mechón de su cabello detrás de su oreja y dejó de mirarlo. Había estado tan enfocada en sus pensamientos que no se dio cuenta de la presencia de Alice hasta que casi chocó con ella.

—Oh, hola, no te vi.

—Solo quería ver cómo estás con todo esto —contestó Alice, ajustando el brazalete en su muñeca. Naturalmente, ella era una persona calmada y tranquila, pero después de su terrible comportamiento del otro día, el nerviosismo la invadió al acercarse a Bella—. Nada de esto puede ser fácil para ti… algunas veces, cuando las cosas cambian de forma tan radical, saltamos hacia las peores conclusiones. Me equivoqué al hacer eso, y estaba esperando invitarte a cenar para mostrarte lo mucho que lo siento. Considerando nuestros tiempos tan complicados, no creo que encontremos un momento para eso, así que pensé que quizá podríamos construir una amistad cuando tengamos la oportunidad.

—Alice, ya he olvidado todo —dijo Bella encogiéndose de hombros—. Solo estoy feliz de que Micah finalmente tenga la familia que debió haber tenido desde el inicio.

—Será completamente diferente a su vieja familia, eso es seguro. Micah es todo sobre lo que mi mamá habla. —Alice se giró para seguir a Bella a la casa—. Y, felicitaciones por conseguir el empleo. Nos sorprendiste a todos con eso.

—Yo me sorprendí con eso —admitió Bella con una risa. Deslizando la puerta, entró a la cocina, desesperada por escapar de las festividades. Aunque no le importaba una buena fiesta, algunas veces necesitaba algo de tranquilidad para rejuvenecer—. Probablemente uno de los mayores logros de mi vida.

Alice se deslizó en el banco junto a ella en la encimera de la cocina. Tomando una zanahoria de la charola de vegetales, la enterró en el aderezo antes de llevarla a sus labios. Masticó el vegetal mientras estudiaba a la mujer junto a ella.

—Y, ¿qué pasa ahora?

—¿A qué te refieres? —Bella quiso saber, estirándose por un tomate cherry.

—Quiero decir, ¿dónde vas a vivir? No estoy segura si Edward ya te lo dijo, pero tenemos una gira en puerta e inicia a finales de la siguiente semana. Si ustedes quieren encontrar otro lugar, tiene que ser pronto; de otro modo, será una decisión que descansará solo en tus hombros. Honestamente, creo que ya has tenido que tomar suficientes decisiones tú sola durante tu vida.

Obviamente, sabía que eventualmente Edward se iría de gira. Sin embargo, no había esperado que fuera tan pronto. No solamente tenía que conseguir un lugar donde vivir, sino que también alguien que cuidara de Micah. Santa mierda, mucho que hacer y muy poco tiempo para lograr algo.

—Maldición, no había pensado más allá de conseguir empleo.

Alice miró a Bella parpadear con rapidez mientras procesaba esta nueva información. Dándole una mirada de apoyo, su mirada fue hacia la puerta cuando Edward entró.

—Oigan, es un día feliz. ¿Por qué las caras largas?

—Estaba contándole a Bella acerca de la próxima gira, lo que, por cierto, tú debiste haber hecho. Hermano, eres terrible con tus responsabilidades.

—Qué afortunado soy de tenerte para que resaltes mis fallas —se burló Edward, deslizándose en el banco frente a la encimera. El shock era aparente en los ojos de Bella—. Lo siento, iba a decírtelo esta noche después de todo el alboroto.

—De verdad me hubiera gustado que me lo dijeras tan pronto como lo supiste, Edward. Ahora, tengo menos de una semana para encontrar quién cuide de Micah y más de la mitad de ese tiempo ya lo tengo ocupado en el trabajo. —Bella sacudió la cabeza. ¿Qué demonios iba a hacer?—. Luego también tengo que encontrar una escuela y un hogar para nosotros.

Aquí estaba todo de nuevo, tener que tomar todas estas decisiones enormes sin ayuda. La irritación la invadió mientras estudiaba a Edward, sus dedos tamborileando en la encimera, el sonido de sus uñas llenando el silencio en la habitación.

—¿Tienes algunas sugerencias acerca de dónde comenzar?

—No estoy seguro; supuse que teníamos mucho tiempo para decidir. Aún tengo una semana antes de que me vaya. —El rostro de Edward se quedó en blanco mientras pensaba en su pregunta. Cuando rodó los ojos, el enojo y la frustración lo llenó—. ¿Qué? Hago lo mejor que puedo con todo esto. Es demasiado para procesar en tan poco tiempo. No voy a ser perfecto de inmediato, Bella.

—No te estoy pidiendo que seas perfecto, Edward. Te estoy pidiendo un poco de consideración. —Poniéndose de pie, alejó el banco con un poco más de fuerza de la necesaria—. Más vale que comience a buscar ahora porque, contrario a lo que puedas pensar, esta mierda lleva tiempo. Tengo que encontrar una guardería abierta hasta casi las dos o tres de la mañana… luego encontrar un lugar donde vivir en cinco días.

—Bella, no quería…

La disculpa de Alice siguió a Bella hacia la sala mientras caminaba por la alfombra. ¿Dónde demonios se suponía que comenzara? Sí, estaba ganando bien, pero hasta que su puesto en el restaurante fuera permanente, toda su vida estaba en el limbo. Incluso si se las arreglaba para entrar en la nómina de Joe a largo plazo, todo esto llevaba demasiado tiempo para arreglarse.

Cerró los ojos contra el mundo. Cada vez que pensaba que su vida estaba dando una vuelta, terminaba de vuelta a donde había empezado. Esto era jodidamente cansador, nunca saber o nunca tener un descanso entre un problema y otro. Algunas veces ella solo quería jodidamente desaparecer y nunca tener que pensar en nada otra vez.

—¿Cómo se supone que arreglemos esta mierda si te vas así? —demandó Edward.

La alfombra amortiguó su presencia, y Bella no se dio cuenta de que él estaba tan cerca hasta que sus dedos se envolvieron alrededor de su codo y la giraron para que lo mirara. Alejando su brazo de su agarre, ella lo miró mal.

—No me toques de esa forma. No tienes ni idea de lo que es que todo esté sobre tus hombros.

¿Qué demonios estaba pasando? Durante los últimos días, ellos parecían haber estado en la misma página. Ahora, aquí estaba Bella tan enojada con él como siempre.

—Bella, lo juro por Jesús, estoy manejando esto de la mejor forma que puedo… me disculpo por no decirte tan pronto como me enteré, pero lo prometo, no dejaré que lidies con esto tú sola.

—¿Y cómo exactamente me ayudarás estando al otro lado del mundo? —Cuando su boca se abrió, buscando una respuesta, sus labios se convirtieron en una mueca—. Eso es lo que pensé.

—Oigan, oigan —susurró Esme ferozmente mientras entraba a la casa—. ¿Qué pasa con estas voces elevadas?

—Mamá, no intervengas en esto por un minuto —comenzó Edward. Lo último que quería era que su madre interviniera a mitad de una discusión entre él y Bella—. Solo estábamos discutiendo un par de problemas que surgieron de forma inesperada.

—No sé cómo fueron inesperados —lanzó Bella de vuelta—. ¿Desde hace cuánto sabes que te vas? ¿Desde hace cuánto lo sabes antes de que pensaras que deberías decírmelo?

Edward se rascó la nuca, el impulso de arrancarse el cabello lo golpeó como una ola.

—He sabido que la gira vendría desde hace un par de meses. Toda esta situación de Micah me desbalanceó y olvidé todo acerca de las próximas fechas.

—¿Toda esta situación de Micah? —Bella se enfureció ante su elección de palabras—. Esto es por lo que mantuve a nuestro hijo para mí. Toda la situación de Micah. Suenas como si prefirieras no tener una carga…

—Joder, eso no es lo que dije. —Oh, ahora estaba molesto—. No pongas palabras en mi boca, Bella.

La mirada de Esme paseó entre la pareja frente a ella. Dado que Edward la había sacado de la conversación, se giró hacia Bella.

—Bella, ¿qué comenzó…?

—Oye, tú fuiste quien las dijiste, Edward, no yo. Lamento que seamos una situación tan caótica para ti. Nos pudiste haber dejado en Dakota del Sur pero no, tú… TÚ insististe en que viniéramos a Nueva York… dijiste que querías estar presente. Soy tan estúpida. Nunca puedo contar con nadie que no sea yo.

Cuando Bella se giró abruptamente para dejar la sala de estar, Edward fue tras ella. Una confundida Esme los siguió de cerca, esperando darle a la pareja un momento para resolver sus problemas pero queriendo entenderlos.

Tan pronto como se alejaron, Edward acorraló a Bella en la sala de estar.

—¿Hablas en serio? Finalmente, finalmente me dices que tengo un hijo, y ahora estás diciendo que debí haberlo dejado atrás. Sé jodidamente seria ahora.

—Vine aquí creyendo que de verdad querías ayudar. Para hacer eso, necesitas jodidamente ayudar, no bombardearme con una lista de problemas justo antes de que salgas por la puerta. Las inscripciones en la escuela pueden tomar unos días, encontrar quien lo cuide quizá una semana, y eso es solo si me quedo satisfecha con la primera entrevista. Luego, encima de todo eso, tengo que encontrar un lugar para vivir y mover todo. ¿Acaso eso no parece demasiado para que una persona lo haga por sí sola… en una ciudad que no conoce?

Edward estaba tan furioso que su mano cayó con fuerza encima del piano. La satisfacción lo invadió cuando ella se estremeció en respuesta.

—Dime una sola jodida vez en la que me he rehusado a ayudar desde que todo esto comenzó. Una sola, Bella. Una. Te he dado acceso total al dinero que te rehúsas a tomar. Me he asegurado de que ambos tengan alimentos. ¿En dónde te he fallado?

—Justo cuando pienso que las cosas pueden funcionar, todo me explota en el rostro —dijo Bella sin contestar su pregunta. Buscando un escape rápido, se dio cuenta de que se había movido hasta la esquina. La única salida era empujando a Edward y, justo ahora, no confiaba en ella misma para tocarlo. Con las fosas nasales ensanchadas del coraje, le gruñó—: ¿Podrías retroceder un poco? Necesito pensar por unos minutos antes de comenzar a arreglar esto.

—No —contestó él tercamente, acercándose más a ella—. Dime, ¿en dónde te he fallado?

—Edward, te dijo que te alejaras —dijo Esme, entrando en la habitación. No quería involucrarse en sus problemas, pero tampoco se quedaría callada para dejar que Edward la acosara. Si la mujer decía que necesitaba espacio, entonces ella necesitaba espacio.

—Mamá, no te metas en esto —le dijo Edward por encima de su hombro.

Cuando los dedos de su madre se envolvieron alrededor de su bíceps y tiró, él no se resistió, alejándose un poco.

—No me quedaré al margen. Todos estos gritos no son buenos para nadie, especialmente Micah, quien afortunadamente está distraído y no se da cuenta de que sus padres están peleando.

Tan pronto como tuvo el espacio suficiente, Bella tomó la oportunidad para alejarse de Edward. Todo era demasiado como para procesarlo. No tenía las ganas de ir a trabajar con esta carga y, de forma realista, no creía que esto fuera algo que mágicamente desaparecería.

Mierda.

Bella estaba frente al lavabo de la cocina, mirando a Micah montar su "poni" cuando el sonido de unos pasos se escuchó detrás de ella. Su postura decayó, y tuvo que apoyarse en el lavabo para mantenerse recta.

—Edward, ya no tengo más que decir justo ahora.

—Bella —llamó Esme suavemente mientras se ponía al lado de Bella—. Discúlpame, pero escuché demasiado acerca de la discusión entre mi hijo y tú. Quiero ayudar.

—Esme, aprecio…

—No, déjame terminar. Carlisle y yo tenemos esta enorme casa. Vivimos aquí solos. Me gustaría demasiado si tú y Micah se quedaran aquí.

—No podría… —comenzó Bella a rechazar la oferta.

La mano de Esme se posó en su espalda baja, frotando gentilmente, de forma reconfortante.

—Escucha. Necesitas ayuda, y yo tengo mucho tiempo. Déjame ayudar. Ambos pueden quedarse aquí hasta que Edward haya terminado su gira y puedo cuidar a Micah mientras estás trabajando. Podemos encontrarle una escuela juntas. No hay razón por la que necesites hacer algo de esto tú sola.

Lo que Esme ofrecía era malditamente tentador. La mujer estaba básicamente resolviendo todos sus problemas de un jalón. ¿Qué tan fácil sería simplemente aceptar?

Honestamente, ¿por qué demonios se estaba resistiendo? Había aprendido desde muy pequeña que nada venía de forma fácil, absolutamente nada. No sabía cómo sería contar con alguien más. Además de Charlie, nunca había tenido ese lujo en particular, pero qué idea tan maravillosa era.

—Ya decoramos una habitación para Micah, y tú puedes escoger cualquier otra de arriba. Sugiero que tomes la segunda habitación principal porque ese baño tiene jacuzzi, y esas cosas son un regalo de Dios para los pies y músculos cansados. Puedo arreglarla en un día, quizá dos si tienes alguna preferencia o pedido en especial.

Esme le lanzó una breve mirada a Edward cuando entró a la cocina mientras le describía la habitación a Bella. Alzó una mano y alejó el cabello de Bella de su rostro.

»Podemos hacer todo juntas. Tu habitación será tuya y nadie aquí entrará en ella. Incluso podemos encontrarte un auto…

—Ni siquiera tengo licencia de conducir. —La risa de Bella murió mientras su rostro se ponía rojo con la confesión—. Nunca tuve el dinero para un auto.

—No te preocupes —le dijo Esme—. Carlisle y yo te enseñaremos a conducir y él puede encontrarte un auto decente. Podemos hacerlo juntos. ¿Nos dejarías ayudar?

—No dejaré que mi hijo viva separado de mí —explicó Edward, acercándose.

—Como le dije a Bella, hay suficiente espacio para que vivas aquí, también —le lanzó Esme a Edward—. Al menos deja que tu hijo y su madre tengan un sistema de apoyo mientras tú estás lejos. ¿Puedes hacer eso? ¿Sin ser tan terco?

—No accederé a nada hasta que Bella nos diga qué es lo que quiere. —Los brazos de Edward se cruzaron por encima de su pecho y se quedó en silencio, esperando oír su decisión.

—¿Qué dices, Bella?

Bella escuchó una dulzura en el tono de Esme que la hizo desear que su propia madre hubiera sido la mitad de la mujer junto a ella. Bella sintió los dedos de Esme en su espalda, y su cabeza cayó con un asentimiento.

—Si estás absolutamente segura de que no será un problema… entonces, de acuerdo. Nos encantaría mudarnos aquí.


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