DISCLAIMER: Nada de esto me pertenece. Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia a Jgaff. Yo solo me adjudico la traducción.

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Capítulo beteado por Yanina Barboza, beta de Élite Fanfiction (www facebook com/ groups/ elite .fanfiction)


Capítulo 23

Durante el primer mes después de que Edward se fue, Bella no escuchó nada de él. Esme le informaba, él llamaba casi a diario para hablar con Micah, y eso la reconfortaba. A pesar de lo que había pasado entre ellos la noche antes de que se fuera, no había afectado su relación con su hijo, y eso era lo más importante. Sus problemas deberían quedarse entre ellos y no incluir a Micah.

Si se permitía de verdad pensar en eso, lo extrañaba más allá de la razón y maldecía a ese maldito programa por robarles el momento.

Sin embargo, pocas veces pensaba en eso, eligiendo enfocarse en el trabajo y en ser la mejor madre que pudiera. Micah estaba feliz en su nueva escuela e incluso se había unido a un par de actividades extraescolares. Ahora, estaba aprendiendo español y, los jueves por la noche, el abuelo Carlisle lo llevaba a visitar el hospital, en donde las enfermeras de todas las edades estaban fascinadas.

Queriendo expandir sus horizontes, ella se inscribió en un colegio universitario local para estudios generales. Una vez que completara esos cursos, pensaría acerca de inscribirse en un instituto culinario. ¿Quién hubiera pensado que tanto dinero era invertido en comida? Buena comida que no podía ser comprada en cualquier parte.

Justo ahora, tenía la plancha en su mano mientras alisaba las arrugas en el mantel. Estaba ansiosa por terminar la noche, considerando que tenía las dos próximas noches libres. Mañana ella e Irene iban a ir de compras y al cine. Irene lo llamó un día de apapachos, y en este momento en particular, Bella los necesitaba. El constante dolor en sus pies la hacía extrañar esos masajes nocturnos por parte de Edward.

Mientras él pasaba por su mente por la centésima vez, dejó salir un profundo respiro y se giró hacia la próxima mesa. Casi media hora después, había completado todas las mesas en la sala. Con su tarea terminada, comenzó a prepáralas para la cena. Poniendo el último tenedor en su correcta ubicación, Bella se giró hacia el lugar para inspeccionar su trabajo. El lugar lucía inmaculado, determinó mientras caminaba hacia la cocina.

—Irene, el comedor está listo. ¿Debería abrir las puertas?

—Solo déjame echar un vistazo —dijo, doblando varias servilletas antes de hacerlas hacia un lado—. ¿A qué hora nos vemos mañana? Necesito un retoque de estos mechones.

—Bueno, a cualquier hora después de las nueve, tengo que dejar a Micah en la escuela, pero además de eso, estoy libre. Tengo una clase en línea alrededor de las cinco, pero solo dura una hora. Si aún quieres ver una película, quizá pueda salir a las ocho —explicó Bella, acomodando un mechón detrás de su oreja. Mirándose en el espejo del bar mientras pasaban, continuó—: Debería hacer algo diferente con esta melena. ¿Alguna sugerencia?

—Creo que es bonito así. —Irene se movió alrededor del comedor, alisando esto y lo otro—. Por supuesto, podrías darle algo de profundidad con un poco de color. Quizá unas luces por aquí y allá, cortar unos centímetros para mantener su brillo.

—Me encantaría comprar ropa nueva. —De momento, Bella tenía una reserva de dinero en casa, y estaba quemando un agujero en su bolsillo. Dado que ya no tenía que cuidar ella sola de Micah, y Esme solo aceptaba un par de dólares a la semana como renta, tenía mucho dinero para hacer básicamente lo que ella quisiera—. Quizá puedas ayudarme a elegir un par de atuendos para ir al cine.

Irene miró por última vez alrededor del comedor antes de girarse para enfocarse en Bella.

—Chica, me encanta comprar, así que solo dime como qué estás buscando y definitivamente podemos buscar algo. Adelante, puedes abrir las puertas.

Bella se giró, pretendiendo ir hacia la puerta principal, cuando las siguientes palabras de Irene la detuvieron en seco.

—Y, hemos sido amigas por un mes, mujer. ¿Alguna vez vas a contarme acerca de ese delicioso hombre?

Asombrada por la repentina curiosidad en la voz de Irene, se giró para mirarla.

—¿De qué estás hablando?

—Edward Cullen —comenzó Irene, sus cejas alzándose mientras continuaba—. Intenté ser amable acerca de las columnas de chismes, pero me ha estado matando cada minuto. Creo que estás en todas las primeras planas de cada periódico de la ciudad, y no has dicho nada al respecto.

—Porque esperaba que esta mierda se muriera si solamente la ignoraba. —Bella alisó los costados de su saco y picó una pelusa de la tela. Mientras la miraba flotar, preguntó—: ¿Qué quieres saber?

—¿Es cierto? ¿Edward es el padre de Micah? Ustedes fueron novios en la preparatoria, ¿cierto? ¿Hay algo entre ustedes ahora?

—Sí, Edward es el padre de Micah. Sí, fue mi novio en la preparatoria, y no, no hay nada entre nosotros. Pensé… quizá antes de que él se fuera de gira. —Bella suspiró en irritación mientras todo el incidente volvía a ella—. Pero esas revistas que mencionaste, y esos jodidos programas de chismes… mataron lo que sea que pudo haber sucedido.

—¿Quieres que algo suceda entre tú y el señor Cullen?

La pregunta de Irene estaba tan llena de sugestiones que Bella tenía que ser una completa idiota para no entender su significado. ¿Quería que algo pasara entre ella y Edward? Una parte de ella lo quería, la parte que se estremecía cada vez que él estaba cerca. Pero otra parte, la parte racional de ella veía poca posibilidad en eso. Había mucha historia entre ellos, y mucho de eso estaba manchado de una forma u otra.

—Honestamente no lo sé. Tengo mucho en mi mente ahora. Tengo un hijo en el que pensar y lo que sería mejor para él. Edward y yo somos personas muy diferentes de las que alguna vez fuimos.

—Bueno, creo que necesitas saltar sobre él. Demonios, si yo pudiera, lo haría. —Irene rio, girándose hacia la cocina—. Eres una mejor mujer que yo, porque maldición, chica… guau.

Bella rio entre dientes mientras abría la puerta. Estaba a punto de darse la vuelta cuando su teléfono vibró en su bolsillo. Normalmente, ignoraría la notificación, pero quería asegurarse de que el mensaje no tuviera que ver con Micah de una forma u otra. Cuando lo abrió, su ceño se frunció mientras estudiaba la pantalla.

Edward. ¿Qué quería? No habían hablado de forma directa en dos meses enteros. Intrigada, miró alrededor antes de abrir el mensaje. «Ten un buen día en el trabajo».

Ese sencillo mensaje causó algo en ella, algo que no esperaba. La calidez se extendió de su abdomen a todo su cuerpo. Pensó en responderle, pero cuando nada llegó a su mente, guardó el teléfono en su bolsillo. A pesar de eso, su mero comentario causó que en su boca se formara una pequeña sonrisa mientras pensaba una y otra vez en la frase.

"Ten un buen día en el trabajo", susurró en sus pensamientos hasta que llegó su descanso de esa noche. Sentándose en su lugar habitual, sacó su teléfono y miró el mensaje. No había enviado otra cosa, y momentáneamente se preguntó si él había querido enviárselo a otra persona. Finalmente, después de una larga pausa, miró la hora y se dio cuenta de que lo más seguro era que Edward estuviera en el escenario. Inhalando profundamente para calmar sus nervios, alzó el teléfono y rápidamente envió su propio mensaje. «¿Cómo estuvo el show?».

Bella estaba entrando al auto esa noche alrededor de las tres cuando una notificación sonó en su teléfono, alertándola de un nuevo mensaje. Sabiendo que solamente podía ser una persona en particular a estas horas, luchó contra el placer que el sonido causó en ella. Por qué debería sentirse tan feliz de repente estaba más allá de su comprensión, pero no podía evitar la alegría que la recorría.

Brevemente, miró hacia Anthony, asegurándose de que sus asuntos fueran completamente privados. Sí, a pesar de la furia y la frustración de Edward la noche en la que se fue, su amenaza había sido mentira. Se sorprendió esa tarde cuando se fue al trabajo y encontró a Anthony aún en su puesto. No es que particularmente le importara quién la cuidara pero tener una relación decente con las personas responsables por tu bienestar era crucial. Así que, en un sentido, estaba agradecida de que Edward en realidad no hubiera despedido a Anthony. Ya sea que fuera intencional o de forma inconsciente, había mantenido cierta distancia entre ella y el guardaespaldas. Anthony lo debió haber entendido también porque nunca mencionó el espacio que ella mantenía entre ellos.

«Pudo haber sido mejor. Pero no quisiera revivir el show. ¿Cómo va el trabajo?». Bella rápidamente leyó, sus dedos volando sobre el teclado mientras respondía.


«Me encanta aquí. Gano muy bien e incluso me inscribí a unas cuantas clases». Edward leyó el mensaje mientras se dejaba caer en la silla del hotel. Pasando sus dedos por su cabello aún húmedo por la ducha, sonrió.

—Claro que lo hizo.

«¿En qué tipo de clases te inscribiste?», Edward quiso saber, tomando un sorbo del agua con hielos a su lado. Hoy, sus cuerdas vocales se sentían raras y el dolor en su garganta aumentaba cada vez que tragaba. Después de tomarse un Tylenol, se sentó y relajó un poco, leyendo la respuesta de Bella mientras llegaba.

«Solo estudios generales por ahora. Una vez que tenga la mayor parte de esos créditos, me inscribiré en algunas clases de cocina, pero creo que aprenderé más aquí de lo que podría hacerlo en cualquier clase. Solo es lindo tener un pedazo de papel diciendo que sabes lo que haces».

«Honestamente…», comenzó a escribir y luego pausó mientras determinaba la mejor manera de decirlo. Lo último que quería era decir algo mal por milésima vez. Su relación con Bella estaba plagada de complicaciones, y cada vez que intentaban hablar, todo se iba a la mierda. Así que, incluso mientras extrañaba hablar con ella, supuso que lo mejor era darle un poco de espacio para acostumbrarse a su nueva realidad, determinar qué quería en la vida sin añadir presiones extra con sus opiniones. Encontrando la mejor forma de explicarlo, continuó: «Podrás poner tu experiencia en Del Posto en tu currículum, y un título en realidad no importará mucho comparado con eso. Pero si quieres ese título, tú puedes hacerlo».

El teléfono se quedó en silencio por un largo minuto y la piel de Edward picaba de los nervios. No se había sentido así de ansioso desde que era ese chico en clase de Literatura Inglesa, juntando el valor para hablar con la chica que le gustaba. Ahora, había una guerra de emociones con las que no estaba familiarizado, luchando por ganar. En algún lugar entre el miedo y la emoción es donde estaba la línea, pero ningún lado cedía a su favor. Hasta que el timbre de su teléfono llevó su atención hacia el mensaje entrante.

«Bueno, no lo he decidido aún. Era solo una idea. ¿En dónde estás esta noche?».

«San Diego. Tuve un show esta noche y mañana en la tarde haré un meet & greet». Las convivencias eran algunos de sus momentos favoritos. Edward de verdad disfrutaba interactuar con los fans y tomarse fotos, firmar autógrafos y reunirse con una variedad de personas diferentes. «¿Ya llegaste a casa?».

«Estoy a una calle. ¿Hablaste con Micah esta noche?».

«Micah habló conmigo, ja, ja, ja. El chico es como su abuela y apenas te deja decir una palabra entre sus millones de preguntas. Tienes los siguientes días libres. ¿Harás algo especial?».

Cuando Bella mencionó a Micah, Edward sintió una punzada de soledad en su interior. Extrañaba esos enormes ojos marrones mirándolo. Había algo en el brillo de la mirada de Micah que sugería que Edward era un increíble ser humano; la atención de su hijo inspiraba esta calidez que no podía describir. Tenía la impresión de que se estaba enamorando de ese chico. Y luego estaba Bella…

«Pasaré el día con Irene. Probablemente me haga algo en el cabello, quizá compre un poco de ropa. Quiere ir al cine mañana en la noche… estoy emocionada por salir y explorar un poco la ciudad».

Al principio, cuando Bella mencionó salir con Irene, él se sintió orgulloso de ella por salir de su zona de confort y hacer algo para ella. Luego estaba la duda de ¿quién más estaría ahí? ¿Bella había encontrado a alguien en quien estaba interesada mientras él no estaba? ¿Cómo se sentiría él si ella saliera con alguien más?

Mientras los celos comenzaban a invadirlo, su mandíbula se tensó, y tomó el teléfono. La última vez que esta sensación lo había nublado, había hecho un jodido escándalo por eso. Anthony pasó por su mente y vio las imágenes en la pantalla nuevamente. Sin importar cómo hiciera sus preguntas chismosas, sonaban horribles incluso para él. En lugar de seguir sus instintos originales, hizo lo opuesto, diciendo: «Diviértete, Bella. Lo mereces. Iré a la cama… hablamos después».

La tarde siguiente pasó muy lento para Edward. Mirando la hora en su teléfono, repasó la conversación con Bella la noche anterior, por centésima vez, al parecer. Le había dicho que iba a salir con Irene. Bella había dicho que se haría algo en el cabello y el interés picó en su pecho. Antes de poder detenerse, escribió un rápido mensaje.

«¿Qué tal la salida con Irene? ¿Compraste algo?».

«Sip. Fui y me arreglé el cabello, y fuimos a Saks por un rato. Compré unos jeans nuevos y unas botas… un par de blusas».

«Mándame una foto», Edward estaba más que emocionado por ver qué se había hecho en el cabello, pero la pregunta era, ¿ella le mostraría en una foto? Esperó por lo que pareció ser una eternidad antes de que una notificación sonara en su teléfono. Su dedo se movió sin que su cerebro le dijera, su pulgar pasando por el botón.

Su temperatura corporal subió mientras su foto se mostraba en la pantalla. Había un brillo en su mirada que no había estado ahí antes. Eso fue lo primero que notó, y luego estaba la forma en la que estaba sonriendo hacia la cámara. Sentía como si alguien lo hubiera pateado en el jodido estómago. Sus labios estaban alzados en una brillante sonrisa, hablando acerca de la felicidad que ella estaba sintiendo en ese momento. De repente, deseó que le hubiera enviado una fotografía de cuerpo completo, pero se conformó con el suave rubor que cubría sus pálidas mejillas en ese preciso momento. Finalmente, finalmente, dejó que su mirada fuera hacia su nuevo cabello.

Parecía estar más oscuro, pero podría ser la luz que la rodeaba también. De momento, parecía que estaba de pie en las sombras, quizá en la cornisa de algún edificio. Algo del largo había sido cortado, y si no se equivocaba… espera… ¿qué demonios era eso?

Había algo brillante y reluciente en su nariz, reflejando algo de la luz a su alrededor. Por un largo momento, Edward estudió la foto antes de darse cuenta. ¿Acaso Bella Swan se había perforado la maldita nariz? De ser así, ¿por qué de repente tenía el intenso deseo de lamer el piercing? «Bella, ¿te perforaste la nariz?».

«¡Sííííííí! ¿Te gusta?».

Edward estaba bastante seguro de que la respuesta llegó directo de sus pantalones. Pantalones que se estaban poniendo más y más apretados en la región de su entrepierna. Sentarse en la silla para su próximo meet and greet era incómodo como el infierno. Por supuesto, su creciente interés en Bella Swan, esta nueva criatura que estaba renaciendo en la ciudad de Nueva York, estaba cautivando todo en su interior. Nunca se imaginó enamorarse de una mujer tan obstinada, pero con cada respuesta que salía de esa deliciosa boca… Santa mierda.

«¿Quieres que me guste?», no estaba seguro del porqué, pero esta necesidad de jugar con ella un poco lo invadió y se rehusó a dejarlo ir. Lo atribuía a que era un pilar en su relación… bueno, casi una amistad, podría decirse.

Rio cuando su aguda respuesta llegó.

«Quizá… solo un poco. Aunque, no es completamente necesario porque a mí me encanta».

«Ja, ja, ja. Eso es todo lo que importa en realidad, pero para contestar tu pregunta, sí… es algo sexy». Bien, su habilidad para jugar con ella se mezcló con la jodida verdad… era un hombre… y mierda, algunas veces, solo necesitaba decir la verdad.

Su sonrisa cayó un poco cuando no llegó ninguna respuesta. Rehusándose a leer mucho la situación, guardó su teléfono en su bolsillo. Estaba con su amiga teniendo un buen día… quizá se había distraído por eso. Incluso aunque sabía que esa era la razón, no podía evitar las dudas que plagaron su cabeza.

¿Y si fue demasiado lejos? ¿Y si veía algo entre ellos que no existía? ¿Y si Bella Swan lo llevaba al borde de la locura?

Afortunadamente, el dueño de la tienda eligió ese momento para abrir las puertas, y los fans que habían hecho una fila de calles llegaron a su mesa. Por el siguiente par de horas, conversó con ellos, se tomó fotos y firmó autógrafos hasta que sus jodidos dedos se entumecieron.

Fue alrededor de las ocho de la noche cuando su teléfono vibró. Sin embargo, cuando miró el teléfono con las ganas de ver el nombre de Bella, el número de su madre apareció en la pantalla en su lugar.

Una sonrisa creó un hoyuelo en sus mejillas… Ese debía ser Micah.


¡Feliz año nuevo! *lanza confeti*

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