DISCLAIMER: Nada de esto me pertenece. Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia a Jgaff. Yo solo me adjudico la traducción.

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Capítulo beteado por Yanina Barboza, beta de Élite Fanfiction (www facebook com/ groups/ elite .fanfiction)


Capítulo 28

—Viniste. —Bella observó a través de una borrosa dosis de Naproxeno mientras Edward aparecía en la entrada de la puerta. Nunca se había sentido tan bien en su vida, ya que no tenía sensación alguna en el cuerpo. Bella vagamente recordaba a Esme llegar para recoger a Micah cuando llegó al hospital y les pidió que llamaran a Charlie. Sus pestañas se movieron mientras luchaba contra los efectos de la medicina, queriendo mirar esos ojos que habían robado su corazón años atrás. Incluso en su estado drogado, comprendió su estado tan desarreglado—. Luces terrible.

—Por supuesto que vine —murmuró Edward, quitando el cabello de su rostro con una risa, la emoción acumulándose en su garganta mientras la miraba. Una gasa cubría un sitio cerca de su sien, y él trazó la cinta, estremeciéndose solo de pensar por lo que ella había pasado. Sin importar las emociones que sintiera, se las arregló para sonreír brevemente ante sus palabras—. Gracias por la honestidad… siempre puedo contar con que digas exactamente lo que está en tu mente.

—Las cosas como son… mi especialidad. —Sin vergüenza gracias a la morfina que corría por sus venas, la mano de Bella se aferró a su playera y lo acercó más a la cama. Una risita ebria pasó por su garganta mientras él perdía el equilibrio—. Estás muy lejos… siempre has estado muy lejos.

Edward recargó la cadera contra su cama mientras se inclinaba encima de ella, sus dedos trazando la línea de su mandíbula, haciendo una mueca cuando vio un moretón por su barbilla. Mirando sus confundidos ojos chocolate, su corazón creció en su pecho, y sus latidos se aceleraron. Él pudo haberla perdido… podría haber estado en su funeral, y ese pensamiento era estremecedor. Tragó con fuerza mientras una lágrima caía por su mejilla.

—Ya no más, Bells… ya no más. Te prometo eso.

—Hmmm —murmuró, sus ojos luchando contra el sueño que quería atraparla. Quitándose de encima el llamado de la oscuridad, volvió a enfocarse en Edward—. Pruébalo… me dejaste… Estaba tan devastada, enferma de eso… te extrañé taaaaaanto.

Su cabeza cayó contra la de ella, los dedos de Edward acariciando su cabello, asegurándose de no tocar los vendajes en su cabeza.

—Lo siento tanto, Bella. Si pudiera hacer todo de nuevo… lo haría... nunca me hubiera ido. He sido un jodido idiota.

—Por favor, no te vayas —susurró mientras se deslizaba hacia la inconsciencia, pero sus dedos nunca soltaron su playera. Con un suspiro, ella susurró—: Te extrañé…

Una lágrima salió de su ojo y aterrizó en la piel de su mejilla. Con su pulgar, Edward limpió la humedad, negando con la cabeza.

—No iré a ninguna parte… mierda, también te he extrañado, Bells.

Edward miró el vendaje de su cabeza. Gentilmente, pasó un dedo por la gasa. Sus ojos se alzaron cuando escuchó movimiento en la puerta. Alice estaba en la entrada con el doctor a su lado. Sabía que era una pregunta ridícula… obviamente, ella no estaba al borde de la muerte o algo parecido, pero aun así sintió la necesidad de preguntar.

—¿Estará bien, doc?

El hombre le dio un breve asentimiento mientras entraba a la habitación.

—Sufrió una contusión menor. Su cabeza debió haber golpeado el pavimento cuando la empujaron. Hay un corte y un raspón bajo el vendaje. Unas cuantas costillas fueron fracturadas y definitivamente hay dolor al respirar. De su lado izquierdo hay un gran moretón y un poco de hinchazón de donde se golpeó con la acera. Su tobillo está roto… Fue un muy feo incidente, pero en unas cuantas semanas, ella estará como nueva.

—Gracias, doc —susurró Edward en voz baja mientras miraba a su hermana—. Deberías ir a casa… no iré a ningún lado mientras ella esté aquí.

—De acuerdo. —Alice entró en la habitación y besó la sien de Edward—. Vendré mañana para sentarme con ella mientras vas a casa para ducharte y cambiarte. ¿Quieres que te traiga algo cuando vuelva?

—No, estoy bien por hoy. Si necesito algo, te llamaré.

Mientras Edward estaba renuente de soltar a Bella, cambió su peso en la cama hasta que se recostó a su lado. Por las siguientes horas, Edward la abrazó mientras observaba sus facciones al dormir. Era tan hermosa que casi dolía mirarla, y él sintió un tirón en lo más profundo de su alma. En sueños, ella se giró hacia él, su mano cayendo en su abdomen, pero no parecía estar lo suficientemente cerca para estar cómoda. Pronto ella estaba al centro de su pecho, sus dedos encontrando el borde de su playera, y buscó el calor de su piel.

Los músculos en su estómago se contrajeron cuando las puntas de sus dedos pasaron por su abdomen. Incluso aunque su toque encendió una reacción en su cuerpo, Edward metió sus hormonas en un agujero negro y cerró los ojos, feliz de solo abrazarla. En segundos él cayó en un cansado sueño con Bella en sus brazos.

No estaba seguro de cuánto tiempo había estado dormido, pero lentamente estaba despertando con Bella tirando de su playera. Gimiendo mientras se estiraba, susurró:

—¿Cómo te sientes?

—De maravilla. —Soltó unas risitas, sus ojos aún pesados con una mezcla de sueño y morfina—. Quítate la playera… quiero tocarte.

Mientras hablaba, Bella tiró de su playera, intentando deslizarla por su abdomen. Edward rio, su mano cayendo encima de la de ella para detenerla. Aunque no había nada que le gustaría más que estar desnudo con la mujer a su lado, preferiría que ella estuviera plenamente consciente cuando el momento llegara. Edward la acercó, su nariz rozando su oreja mientras decía:

—Cariño, no podemos hacer eso ahora.

—¿Por qué? —gruñó Bella, alejando su mano de su toque, encontrando sus pectorales; acarició la tela por encima de su pecho—. ¿Recuerdas la noche antes de que te fueras? Solo quiero sentir tu piel… quizá probarla… ¿no puedo? ¿No quieres?

—Oh, lo quiero, lo quiero demasiado —gimió Edward mientras ella dejaba besos por su mandíbula. De inmediato, su pulso se aceleró, y tragó con fuerza para matar el impulso de mandar todo al carajo. Una fiebre comenzó en su estómago y se esparció como el fuego por sus piernas. Cuando su lengua pasó por su cuello, se estremeció mientras intentaba alejarse. Su brazo ahora estaba enterrado bajo su playera, y las puntas de sus dedos estaban jugando con su pezón. Tensando la mandíbula, murmuró:

—Cariño… no podemos… aún, estás bajo los efectos de las medicinas…

—¿Y? —murmuró, mordisqueando su piel, su mano yendo de su abdomen hacia la cinturilla de su pantalón—. No puedes mentir y decir que no quieres, Edward. Puedo sentirlo… estás tan duro.

Como para probar su punto, pasó su muslo por su entrepierna, sus dedos pasando por su ombligo, lamiendo su cuello, gimió.

—Sabes tan bien… y mi cuerpo está en llamas, Edward. Ayúdame a apagar este infierno.

Edward estaba teniendo problemas para mantenerse cuerdo. Bella siempre había tenido este poco ortodoxo efecto en él y, aparentemente, el poder que ella había tenido no había disminuido con el tiempo. Se le estaba olvidando recordar por qué no podía deslizarse entre sus piernas y extinguir el fuego que había mencionado.

Su respiración se aceleró mientras ella seguía probando su piel. Edward dejó salir un gemido de placer, sus ojos rodando mientras sus dedos iban bajo su pantalón. Impulsivamente, sus caderas se alzaron para encontrarse con su mano, sus uñas rozando la endurecida punta causando que se estremeciera. Estaba tentado a dejar que se saliera con la suya, pero si seguía adelante, se olvidaría de todo. Con toda la fuerza de voluntad que poseía, su mano se envolvió alrededor de su muñeca mientras la alejaba de sus pantalones.

—Cariño, lo prometo, cuando todo esto termine… tú-tú podrás tocarme todo lo que quieras, pero justo ahora, no p-podemos. Mierda.

—Hmmm —gimió entre mordiscos en su piel. Finalmente, se alejó cuando él se rehusó a soltar su mano. Con una mueca y moviendo las pestañas, su mirada se volvió más suave—. Edward, solo un beso… por favor… ha pasado mucho tiempo; solo quiero probarte.

¿Cómo mierda podía negarle su petición? Edward sabía que estaba en la cuerda floja, pero se sentía incapaz de negarse. Lamiendo sus labios con anticipación, asintió un poco.

—Solo uno y después vuelves a dormir y descansar… porque cuando estés mejor, mujer… lo que te espera…

Bella lo interrumpió mientras sus dedos se enredaban en su cabello y acercaban su cabeza. Su aliento estaba haciendo cosquillas en sus labios y cualquier pensamiento coherente se fue, y honestamente, Edward estaba feliz de que todo el sentido común se fuera. Mientras su boca rozaba la suya, se rindió ante la malvada tentación de probar sus labios.

Bella lo acercó con un solo beso, dejando que sus labios bailaran con los de él, sus dedos queriéndolo más cerca. Bella gimió en una ola de pura lujuria, y sus labios se abrieron en un jadeo mientras su lengua pasaba por ellos, su propia lengua encontrándose con la suya. La niebla cubriendo cualquier pensamiento racional se hizo más densa mientras él exploraba su suave carne. De inmediato, las pulsaciones en la parte baja de su cuerpo resonaron por sus venas e hicieron eco en sus oídos. Prácticamente podía escuchar el deseo en ella. Cuando él se quiso alejar, ella lo acercó más, rehusándose a soltar el agarre en su cabello.

Edward se aferró con fuerza a los últimos rastros de cordura que aún poseía. Romper el hechizo que ella le puso era más difícil con cada beso. Cuando él se alejó, ella chupó su labio inferior, mordiéndolo.

—Aww… maldición… mierda…

—Tenemos que… awww… detente, Bella —susurró mientras su labio era liberado. Incluso cuando Edward debió haber roto su beso, él volvió por más, devorando sus labios. Su lengua fue más profundo, bailando con la suya, lleno de su sabor y esencia. Intoxicado, un bajo gruñido resonó en su pecho y sus dedos se apretaron alrededor de su muslo. Estaba a punto de moverla cuando recordó por qué estaban en esta cama tan pequeña. La liberó con toda la fuerza de voluntad que tenía y dejó un último beso en sus labios hinchados.

Su polla estaba pulsando, amenazando con librearse de sus pantalones cuando él se levantó de la cama. Con las rodillas débiles, la miró y exhaló con fuerza.

—No podemos hacer esto justo ahora, cariño. No quiero lastimarte más de lo que ya estás.

—No eres divertido —se quejó, tomando su mano e intentando llevarlo de vuelta a la cama.

La ceja de Edward se alzó y su risa llenó la habitación.

—Cuando salgas de aquí, habrá mucha diversión y estarás pidiendo un descanso.

Apenas había terminado de hablar cuando sus ojos se cerraron y su respiración se calmó en su sueño. Acercando la silla, se sentó y simplemente la miró. Tomando su mano, entrelazó sus dedos, su pulgar pasando por sus nudillos.

—Eres tan hermosa.


Edward salió de la habitación de Bella a la mañana siguiente para encontrarse con Anthony recargado contra la pared. Sin dudar, se acercó al guardaespaldas y, con la cabeza, le señaló que lo siguiera.

—¿Te molestaría explicarme a detalle qué pasó ayer y cómo terminamos en un hospital?

El rostro de Anthony palideció mientras estudiaba a Edward Cullen. No había nada peor que sentirse como un completo fracaso. Lo había pensado toda la noche, reviviendo una y otra vez la escena, intentando descifrar cómo esto había pasado.

—No lo sé, hombre. Nunca vi llegar al tipo… es la cosa más jodidamente extraña que haya experimentado. Literalmente, un minuto él no estaba ahí y al siguiente, estaba estrellándose contra Bella. Ni siquiera dejó de caminar mientras la arrojaba hacia la calle y seguía por la acera. El pequeño bastardo corrió por dos calles antes de que finalmente lo atrapara.

—¿Y está en custodia? —Edward no podía imaginarse los eventos que Anthony relataba.

—Sí, lo detuve y llamé a la policía de inmediato —explicó Anthony, entrando al elevador junto a Edward—. El bastardo llamó a un abogado tan pronto como llegó a la estación de policía. Su abogado dijo que solo hablará si hay un acuerdo.

Lo último que Edward podía imaginarse era perdonar a ese idiota. Necesitaba estar en la cárcel. Demonios, quizá si el tipo salía libre, él lo estaría esperando afuera. Sus dedos se curvaron ante el pensamiento. No necesitaba eso, pero joder, lo quería, más que su próximo aliento. Las cámaras amarían verlo golpear al tipo en el suelo. Incluso aunque disfrutaba la idea de golpear al tipo, no era una decisión sabia, así que se forzó a tragar la furia quemando en su garganta. Enfocó su atención en Anthony.

¿Qué carajos estaba pasando? Edward no podía entender cómo había sucedido esto. Obviamente, había sido intencional, y con Bella teniendo guardaespaldas. Y luego, el tipo no estaba hablando… y solo lo haría si Edward retiraba los cargos. Mirando hacia Anthony mientras salían del elevador, se preguntó:

—¿Por qué un extraño empujaría a Bella al tránsito? ¿Y si hubiera sido mi hijo? Pudo haber muerto.

El pensamiento de Micah siendo arrojado al tránsito causó que una ola de emoción lo invadiera. Nuevamente, la ira lo abrumó, su pecho quemando con furia incluso mientras el miedo estaba en su interior.

Anthony se quedó junto a Edward mientras pensaba, informándole acerca de lo que sabía. Cuando el tipo había aparecido de la nada y empujado a Bella, a él le resultó vagamente familiar, y aunque le había tomado un rato reconocer al tipo, finalmente lo había hecho. Y aunque no podía guardarse esa información, estaba preocupado acerca de alterar el famoso temperamento de Edward.

—Ummm, señor Cullen, hay algunas cosas que puedo decirle.

Cuando el guardaespaldas pareció dudoso de continuar, Edward lo miró mal.

—Escúpelo, Anthony. ¿Qué es lo que sabes?

—Cuando lo atrapé, pensé que lucía familiar, así que comencé a buscar en viejas fotos de la prensa. No estoy cien por ciento seguro, pero… —Anthony dejó de hablar y se removió, nervioso—. Podría jurar que es uno de los tipos que Tamara tiene en su equipo. Solo encontré una imagen, y la mayor parte de él está cortado.

La mandíbula de Edward se tensó mientras Tamara pasaba por su mente. Hasta donde él sabía, ella nunca había sido celosa y aun así… ¿su relación casual había sido la responsable de casi matar a Bella? Una furia que nunca había sentido creció dentro de él, amenazando con hacer erupción. Sus fosas nasales se ensancharon mientras estudiaba al guardaespaldas de Bella.

—¿Le dijiste esto a la policía? Yo… mierda… nunca pensé que ella sería capaz de esto. ¿Qué esperaba ganar?

Edward pensó en su propia pregunta. Rascando su barbilla, pensó en todas las fotos que la prensa tenía. Solo pequeños pedazos de la verdad y sin siquiera estar cerca de toda la historia. Pensó en cuando Bella llegó al hotel meses atrás. La única información que esos medios tenían era lo que Bella le había dicho cuando llegó ese día, y Tamara había escuchado todo.

Mierda…

Sacudiendo la cabeza ante su propia estupidez, maldijo y fue a pararse junto a la ventana.

—He sido un idiota… debió haber sido ella, diciéndole todo a los medios, pero… me pudo haber mandado a seguir por meses. Mierda. Si es esa, quiero presentar cargos, todos los cargos que se puedan poner en ella. Haz que la investiguen.

—Estoy en eso. —Anthony asintió. Alejándose de Edward, se apresuró hacia el lobby pasando por los elevadores. Estaba a punto de apretar el botón hacia el estacionamiento cuando las puertas se abrieron. Anthony se enorgullecía de nunca involucrarse emocionalmente con su trabajo, pero cuando Micah salió de ese elevador y vio a su padre, la emoción lo invadió.

—¡Papá!

Edward se giró para ver a Micah correr hacia él. Seguido de Charlie Swan y sus padres. Sus rodillas se debilitaron mientras el brillo en los ojos de Micah conectaba con los suyos. Edward ni siquiera trató de luchar contra eso; simplemente se dejó caer de rodillas, sus brazos extendiéndose mientras abrazaba a su hijo.

Disfrutó la sensación del cuerpo de Micah contra el suyo. Abrazándolo tan fuerte como pudo, se movió de adelante hacia atrás, besando su rostro.

—¿Cómo estás, amigo? No estás herido, ¿verdad?

Micah abrazó a su papá con toda su fuerza mientras sacudía la cabeza.

—No… Te extrañé mucho. Por favor, no te vayas por tanto tiempo, papá.

En este momento exacto, con los brazos de Micah a su alrededor, no había ningún otro lugar en el que quisiera estar. Edward enterró su nariz en el cabello de Micah e inhaló su esencia.

—Te quiero tanto… no me iré a ningún lado en mucho tiempo. De hecho, creo que es momento de unas vacaciones.


No sé ustedes pero el reencuentro de Edward y Micah casi me hace llorar :´)

¡Mil gracias a las chicas que dejaron su review!, gracias a:

Smedina, Cinti77, jupy, Redana Crisp, Jade HSos, somas, nydiac10, Paola Lightwood, Car Cullen Stewart Pattinson, Fallen Dark Angel 07, Geminis1206, Vianey Cullen, ClaryF L, alejandra1987, Adriu, arrobale, Rini Chiba, saraipineda44, Isis Janet, bealnum, LadyRedScarlet, Lupita Pattinson Cullen, paupau1, Tata XOXO, Marie Sellory, Emily Chase, Cassandra Cantu, jenni317, Adyel, tulgarita, Noriitha, Franciscab25, Lady Grigori, Liz Vidal, tocayaloquis y el Guest :)

No estamos a dos capítulos del final, pero sí nos estamos acercando, nos quedan siete capítulos de esta historia, así que oficialmente estamos en la recta final de "Micah" :(

Estoy muy emocionada por leer sus reviews y todas sus teorías, así que no olviden dejar la suya y nos leemos muy pronto ;)