DISCLAIMER: Nada de esto me pertenece. Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia a Jgaff. Yo solo me adjudico la traducción.
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Capítulo beteado por Yanina Barboza, beta de Élite Fanfiction (www facebook com/ groups/ elite .fanfiction)
Capítulo 34
Bella chilló de felicidad mientras bajaban del avión privado. Seis meses atrás, ella nunca habría imaginado dejar Dakota del Sur, y ahora estaba en suelo inglés. Apretó los dedos de Micah mientras la emoción la invadía.
—¡Oh por Dios! Creo que el corazón se me saldrá del pecho y ni siquiera hemos dejado el aeropuerto.
Edward metió un dedo en el bolsillo trasero de Bella para evitar que se moviera. La mujer parecía que estaba a punto de morir de la emoción. Su entusiasmo era contagioso y mientras entraba al auto, su emoción por complacerla motivó sus acciones. Palmeando el hombro del conductor, Edward le pidió que hiciera un tour por Londres.
—Mira, Micah, el Palacio de Buckingham. Es tan bonito —dijo Bella, acomodándose en su asiento mientras se estacionaban. No pudo contener su alegría mientras salía del auto y miraba con asombro la vista frente a ella. Alzando su teléfono, Bella tomó varias fotografías del edificio y los jardines del otro lado de la reja. Mientras algo de esa admiración se calmaba, se giró hacia Edward, Micah y Charlie.
—Vengan, fotografía familiar.
Pretendía tomar una fotografía de sus personas favoritas, pero Edward no lo iba a permitir.
—No podemos tener una fotografía familiar si parte de la familia no está en ella. Ven para acá, mujer.
Mordiendo su labio mientras se encontraba con su mirada, caminó hacia él, riendo cundo él le pidió a un transeúnte que les tomara una fotografía. Por supuesto, tan pronto como la mujer se dio cuenta de con quién estaba hablando, no perdió la oportunidad. Después de tomar la fotografía que Edward le pidió, ella alzó su teléfono mientras activaba la cámara.
—¿Te molesta?
De buen humor, Edward asintió.
—Seguro. —Cuando Bella comenzó a alejarse para la fotografía, el dedo de Edward se metió en su bolsillo trasero, dejándola junto a él—. ¿A dónde crees que vas? Micah… ven acá.
La mirada de Micah pasó de su papá a la mujer. Finalmente, se puso frente a su mamá, el orgullo llenando su pecho mientras la mujer tomaba una fotografía. Gustándole esta sensación de admiración, posó cuando ella tomó otra foto. Cuando guardó su teléfono, otras personas se unieron y con cada fotografía que tomaban, Micah alzaba su barbilla en diferentes ángulos, haciendo muecas mientras sonreía para otras.
—Creo que tenemos a un futuro modelo en nuestras manos. —Edward rio, finalmente haciendo que su equipo de seguridad interrumpiera las fotografías—. De vuelta con mi familia… lo siento, amigos.
Durante las siguientes dos horas exploraron el palacio, Bella asegurándose de tomar miles de fotografías e incluso deteniéndose para que los fanáticos hablaran con Edward en numerosas ocasiones. Aunque no lo culpaba por su fama, comenzó a sentir un poco de molestia cuando eran distraídos una y otra vez en su paseo.
Quizá tenía jet lag o tal vez era toda la emoción del viaje, pero Bella se sentía exhausta para cuando regresaron al auto. Bella se recargó en Edward, descansando su cabeza contra su hombro. Su aroma era tan irresistible que no pudo ignorarlo, acariciando su playera mientras sus ojos se cerraban. Sintiéndose en paz con el mundo, se regocijó en la calidez que su abrazo ofrecía. Mientras sus ojos se abrían para conectarse con los suyos, una corriente pasó entre ellos, y una electricidad recorrió su piel, causándole escalofríos.
Realmente quería besarlo en ese momento, pero la presencia de Micah evitó que cumpliera su deseo. Edward no parecía tener el mismo problema, pero su cabeza se inclinó en un ángulo que bloqueara la siempre curiosa mirada de Micah. Bella ahogó un gemido cuando sus labios jugaron lentamente sobre los suyos, atrayéndola más y más profundo en la nube de pasión que los consumía. Cuando su lengua pasó por su labio inferior, ella abrió su boca, envolviendo su lengua con la suya. Mientras un hormigueo recorría su piel, tragó un gemido cuando sus dedos se deslizaron en su cabello, besando sus labios mientras le necesidad crecía entre ellos.
La mirada de Charlie pasó de Micah a la pareja sentada frente a él. Con firmeza, se aclaró la garganta para recordarles en dónde estaban. Las mejillas de Bella se encendieron mientras Edward se alejaba, sus ojos hambrientos nunca dudando, pero ella estaba muy consciente de su audiencia. Sus pestañas se movieron mientras dejaba de mirarlo, enfocándose en su padre.
Se sorprendió cuando Charlie les ofreció una oportunidad de tener privacidad.
—¿Por qué no encontramos nuestro hotel, comemos algo y descansamos un poco? Podemos salir… más tarde. Quizá.
—Suena como la mejor idea que haya escuchado —coincidió Edward, su mano aferrándose a la cadera de Bella, sus dedos enterrándose en su piel. Estudiando a su hijo, habló—. ¿Qué dices? ¿Almorzamos y tomamos una siesta? Saldremos y exploraremos más después de que hayamos descansado.
Bella pretendió no darse cuenta de cómo las cejas de Charlie se alzaron cuando Edward mencionó el descansar.
—Podría dormir ahora. Creo que la diferencia de horarios me dejará muerta en este viaje.
—Bella, es mediodía aquí, lo que significa que solamente son alrededor de las siete en casa —dijo Charlie con una risa. No era idiota; había notado la tensión entre la pareja frente a él y decidió ayudarlos. Por supuesto, no estaba esperando las consecuencias. El tipo de química que estos dos compartían dejaba a Charlie rodando los ojos—. Creo que será un viaje interesante. Ustedes debieron habernos dejado a Micah y a mí en Estados Unidos.
—Bueno, ¿por qué crees que te trajimos, papá?
—Pero no quería quedarme en Estados Unidos —dijo Micah, mirando entre los adultos—. Quiero quedarme con mis padres. Siempre.
—Vaya… gracias, enano —dijo Charlie rodando los ojos, antes de mirar a Micah—. Estoy seguro que el chico y yo encontraremos algo en qué ocupar nuestro tiempo.
Bella enterró sus mejillas ardiendo en el hombro de Edward. Nunca se habría imaginado hacer referencias al sexo con su padre, pero más tarde lo besaría en la mejilla por ofrecerles el escape que necesitaban.
La anticipación se sentía en el aire mientras Edward y Bella seguían al botones a la suite presidencial del hotel Hilton en Hyde Park. Nerviosa, mordió sus labios mientras el hombre dejaba las maletas en un sofá y salía de la habitación después de que Edward le diera una propina. En el segundo en el que la puerta se cerró, Edward se giró hacia Bella con un propósito en la mirada.
Justo cuando él se estiró por ella, ella se alejó con una sonrisa coqueta. Sin perder el tiempo, tomó su bolso que estaba en una silla cercana.
—Necesito un minuto para refrescarme.
—Bella —discutió Edward mientras ella caminaba hacia el baño. Llegó a la puerta cuando se cerró en su cara, su frente recargada contra la madera con un golpe—. Princesa, he estado esperando meses por tocarte. Ven aquí y besa a papi.
Miró mal al obstáculo en su camino mientas ella reía.
»Estoy a punto de arrancar esta puerta y llevarte a la cama… darte esas nalgadas que te prometí.
La sangre de Bella cantó con necesidad mientras escuchaba el deseo en su voz. Sintiendo como si estuviera a punto de explotar, abrió la bolsa y sacó su maquillaje. Afortunadamente, en una de sus salidas de compras con Irene, había pensado en el regreso a casa de Edward. Sacando el camisón de seda, se giró hacia el espejo.
—Papi, has esperado por meses; un par de minutos más no te matarán.
—¿Quieres apostar? —dijo él, girándose de todos modos, mirando por la habitación—. Llámame papi ahí de nuevo y esa puerta se va.
Bella rápidamente se desvistió y se limpió del viaje. Sintiéndose fresca, rápidamente pasó una maquinita de afeitar por sus axilas, removiendo el crecimiento del día. Ligeramente complacida con su apariencia, Bella deslizó la seda por su cuerpo. ¿Debería ponerse la tanga negra a juego o dejarla en la bolsa? Se tambaleó, casi cayéndose dos veces mientras deslizaba la prenda por sus piernas, riendo ante su propia estupidez cuando la voz de Edward se escuchó por la puerta.
—¿Todo bien, princesa?
Tragando su vergüenza, murmuró:
—Estoy bien… saldré en un minuto.
Casi se apuñaló en el ojo con el delineador que estaba intentando aplicarse, queriendo lucir perfecta pero sintiéndose terriblemente nerviosa. Mientras más se preparaba, más ansiosa se sentía, quedándose temblorosa y sin aliento.
Sus manos temblaban tanto que soltó el delineador y rodó por el suelo. Maldiciendo, siguió el camino hasta que se detuvo cerca de la puerta. Justo cuando se agachó para recogerlo, Edward apareció en la puerta. De inmediato, un sonido bestial salió de su garganta mientras su mirada pasaba por su cuerpo.
—Mierda.
El aire se atoró en su garganta mientras lentamente se enderezaba y toda la energía que Edward había reprimiendo durante estos meses cobraba vida. Miró a Edward con intensidad, sus labios abriéndose mientras iba frente a ella, el calor en sus ojos causando que se estremeciera. Quizá luciera ridícula, pero no había tenido sexo desde la preparatoria.
Esa primera vez, aunque había sido dulce y llena de pasión, había habido un poco de dolor. Honestamente, no tenía idea de qué esperar. Por supuesto, juzgando por el hambre irradiando de Edward, esto no sería nada como la preparatoria. El hombre frente a ella ahora sabía lo que quería y cómo conseguirlo. Pero ella aún era la boba que había sido años atrás, sin una pista real de cómo complacerlo.
A pesar de sus inseguridades, alzó la barbilla con valor. Sin importar lo inadecuada que se sintiera, no iba a dejar que él lo viera. Escondiendo su ansiedad inicial, Bella rogó por una guía mientras su mano iba hacia su cuello. Con un ligero empujón de sus dedos, la boca de Edward se quedó a centímetros de la suya, y ahora, mientras la anticipación la recorría, se mordió el labio.
El dedo de Edward pasó por su piel, la comisura de su boca alzándose en una sonrisa. Podía ver cómo reaccionaba ella ante su toque, ver la manera en la que se movía involuntariamente hacia él, su barbilla alzándose, y aún así, una fracción de espacio los separaba.
Este beso sería el más importante que alguna vez compartieran. Este beso era como ningún otro que hubieran compartido hasta este punto. Este beso los guiaba hacia el futuro. El significado de este beso no estaba perdido para Bella o Edward, ambos querían este momento… que esta anticipación durara para siempre. Así que por un momento en el tiempo, esperaron, disfrutaron, anhelaron y memorizaron la innegable conexión que habían compartido desde ese primer encuentro en clase. El tiempo se detuvo, sus respiraciones se mezclaron, sus corazones latieron, sus pechos se alzaron en un rápido movimiento.
—Eres jodidamente hermosa, princesa —susurró Edward, acomodando un mechón detrás de su oreja, dejó que su dedo pasara por su mandíbula, maravillándose con la suavidad de su piel—. Podría mirarte por siempre…
Inesperadamente, Bella sintió una lágrima deslizarse por su mejilla. Él estaba tan cerca, podía sentir sus labios sobre los de ella mientras hablaba.
—Por favor, Edward, he estado esperando mucho tiempo para esto. Solo bésame…
Edward absorbió cada centímetro de las delicadas facciones de Bella, trazando la curva de su nariz, siguiendo la línea de sus labios. Memorizó cada aroma, sonido y dulzura de Bella. Cuando no pensó que su corazón pudiera soportarlo más, sus labios rozaron los de ella, bailando y jugando hasta que ella se abrió para él.
Bella gimió cuando sus brazos se cerraron alrededor de su cintura y la atrajeron hacia él. Sus pezones se endurecieron cuando rozaron el suave vello que cubría los pectorales de Edward. Cada vez que su lengua iba más profundo, la intensidad crecía, animándola a disfrutar el momento. Emocionada, sus brazos fueron hacia su cuello, sus dedos enterrándose en su cabello, tomándolo y soltándolo. Impaciente, movió su playera, queriendo sentir la cálida piel debajo.
Edward jadeó cuando rompió el beso y se quitó la playera. Estirándose por ella, sus labios siguieron un camino hacia el pulso latiendo en su cuello. Su gruñido llenó el baño, haciendo eco en el pequeño espacio mientras lamía y chupaba la piel de ahí. Las uñas de Bella se enterraron en sus músculos, y Edward encontró el borde de su camisón.
—Tan hermosa como te ves en esto, cariño… mierda. Necesito sentirte contra mí.
—Entonces quítalo —murmuró, sus dedos yendo de sus pectorales a sus abdominales—. Eres tan sexy, Edward. Yo… yo solo… nunca tendré suficiente de ti.
Todas las excusas salieron volando por la ventana. En un fluido movimiento, Edward le quitó la lencería, dejando a Bella básicamente descubierta con excepción de la ropa interior. Sus fosas nasales se ensancharon y sus labios se curvaron, mostrando los dientes mientras su hambre quebraba su control. Ella se alejó de él, haciendo contacto con la pared, pero Edward no se detuvo ahí, presionando su dureza contra ella. Sin dudarlo, sus dedos fueron a su ropa interior mientras su boca chocaba con la de ella.
Las piernas de Bella se abrieron, haciendo espacio para su mano, gimiendo mientras él besaba su cuello y dos largos dedos entraban en ella. Rasguñando sus músculos, chilló cuando su boca se cerró alrededor de su pecho, sus ojos rodando mientras sus dedos acariciaban un lugar en su interior.
—Oh… te sientes tan bien.
—Es difícil ir más lento, princesa —gimió Edward, yendo hacia el botón de su pantalón. Lo abrió y bajó el cierre—. Te necesito tanto en mi polla, cariño. Lo prometo… prometo que la próxima vez.
La pasión y desesperación que emanaban de los poros de Edward era afrodisiaca. Con una sonrisa, lo ayudó a quitarse los pantalones. Respiraciones entrecortadas caían en el hombro de Bella cuando su frente descansó en la suya.
—Condones… ¿quieres que…?
—Edward, deja de hablar y solo… —fue todo lo que pudo decir antes de que él la azara en sus brazos y recargara su peso entre él y la pared. Sus brazos de inmediato fueron a su cuello y sus piernas en automático se envolvieron alrededor de su cintura, gimiendo cuando sus manos fueron de sus muslos a su trasero. Necesitada, se inclinó y lo besó, probando su sabor masculino, disfrutando la sal de su piel. Chupando el lóbulo de su oreja, le dijo con convicción—: Quiero que me folles, Edward. Ni siquiera quiero recordar mi propio nombre. Solo quiero sentir…
Edward siseó cuando sus dientes se enterraron en su cuello, la vena en su cuello saltó, sus dedos yendo hacia su centro. Sin problemas, rompió su ropa interior, dejando que las tiras de tela cayeran al suelo. Una necesidad insaciable lo invadió mientras su dedo se deslizaba en su centro, sus dientes mordisqueando la dura punta de su pecho.
La cabeza de Bella cayó contra la pared, los escalofríos recorriéndola mientras el pulgar de Edward rozaba su clítoris. Sin aliento, se encontró con su mirada, asombrada por el fuego que emanaba de sus ojos dorados.
—Lo juro, tocas mi cuerpo tan bien como esa guitarra. Una persona no debería tener tantos talentos… y ser tan jodidamente sexy.
Hambriento, su boca cayó sobre la suya, lamiendo y chupando, su lengua probando.
—Princesa, apenas voy comenzando. —Gruñendo, su mano cayó contra su pelvis. Su polla pulsó, la punta cayendo en los pliegues húmedos, a un par de centímetros de distancia de donde la necesitaba. Anhelando sentir su húmedo canal, embistió gentilmente sus caderas, dejando que se llenara de su humedad mientras probaba su piel—. Maldición, princesa, te sientes jodidamente bien. —Se movió entre palabras—. Deseo tanto follarte, pero mierda… no quiero que esta sensación termine.
El rasposo sonido de su respiración llenó el espacio entre ellos mientras sus dedos pasaban por su cabello; sacudiendo la cabeza, negando, susurró:
—No creo que estas sensaciones terminen alguna vez. Siempre han estado ahí… incluso cuando estaba enfadada contigo.
Edward sonrió ante esto, de inmediato añadiendo un segundo dedo a su apretado centro.
—Estás jodidamente apretada. No quiero lastimarte, mierda. Princesa, aprietas mis dedos, tu coño escurriendo con necesidad… mierda.
Gimió junto a su oído, sus caderas moviéndose, queriendo más. La emoción de sus palabras añadió más al placer que él creaba. Bella movió su lengua contra el lóbulo de su oreja, murmurando:
—Háblame sucio, papi.
—Oh, joder… —Edward tragó mientras sensación tras sensación lo inundaba. Estaba lleno de esta energía y no tenía deseos de controlarla. Casi salivó, sus labios a un respiro de los de ella—. ¿Quieres que te diga lo bueno que es este coño? ¿Cómo he querido follarte por meses, sentir estos cálidos músculos apretar mi polla y dejarme vacío? ¿Quieres oír cómo amo meter mi lengua dentro de él?
Mientras hablaba, la velocidad de sus dedos se incrementó. Las uñas de Bella se enterraron más en él, sus caderas rotando, queriéndolo más profundo.
—Por favor, Edward. Te necesito tanto.
—¿Esto? —Quiso saber, moviendo sus dedos para rozar su centro con su polla. Separando más sus piernas, él sostuvo su peso mientras empujaba en ella, deteniéndose cuando se cerró alrededor de la punta de su polla. Gruñendo, acarició su cuello, rozando la piel con sus dientes—. ¿Quieres esta polla en ese coño estrecho?
—Sí —dijo Bella, moviendo las caderas, intentando tomar más de él. Su longitud la llenaba centímetro tras increíble centímetro, dejándola siseando de placer. Nunca había experimentado este tipo de satisfacción mezclada con la desesperación. Sus muslos se apretaron alrededor de su cintura, y sus brazos se aferraron a su cuello; usándolo, movió sus caderas y se deslizó más—. Oh mierda… más profundo… te quiero más profundo, por favor.
Edward estaba al borde de la locura. No tenía deseos de lastimarla, y siendo un hombre grande, intentó dejarla que se ajustara a su tamaño. Pero Bella no quería eso, y con cada movimiento de sus caderas, su control se escapaba cada vez más. Acariciando su trasero, dejó salir un largo suspiro.
—¿Quieres todo de mí, princesa?
—Ohhh, sí —susurró mientras él se movía más profundo, causando que gimiera—. Más… quiero más.
—Golosa. —Edward rio con un gemido—. Sujétate bien, princesa. Quieres ser follada… bien por mí…
—Cállate, Edward, y…
De repente, un torbellino se desató alrededor de Bella, sus manos sujetando su trasero mientras entraba por completo en ella. Ni siquiera pausó, de inmediato saliendo para volver a entrar. Con cada movimiento de sus caderas, se movía más rápido, dejando a Bella como un desastre contra la pared. Sus dedos se aferraron más fuerte mientras dictaba el movimiento de sus caderas para que fuera a la par de su ritmo. Bella momentáneamente se rindió ante las demandas de Edward, completamente cautivada por el poder que él irradiaba. Pero cuando sus labios se encontraron con los suyos, una nueva vida... una nueva convicción nació. Tanto como quería que él la hiciera suya… bueno, ella quería hacer lo mismo con él.
Soportando su peso contra él, lo montó con empoderamiento, sonriendo cuando sus gemidos hicieron eco en las paredes. Apenas fue consciente de que Edward la cargó hacia la habitación, solo volviendo a la realidad cuando su espalda se recargó contra las sábanas. Estaba a punto de enganchar un brazo bajo su pierna y tomar el control, pero Bella tenía otras ideas.
Empujando su pecho, sonrió cuando él se alejó, cayendo de espaldas. Descontenta por el vacío, rápidamente se subió a su regazo. Su espalda se arqueó cuando él la llenó, sus manos deslizándose por sus pechos, retorciendo las puntas antes de posarse en su cintura. Mientras su pulgar jugaba sobre su clítoris, ella se movió en su polla, moviendo sus caderas de forma experimental. Bella se alzó cuando Edward gruñó, mostrando los dientes antes de volver a bajar, gimiendo con el nuevo ángulo. Sus uñas se enterraron en sus pectorales mientras se movía encima de él.
Edward no podía dejar de tocarla y, en su posición actual, ella estaba demasiado lejos. Su mano acunó su mejilla, animándola a besarlo. Cuando ella se inclinó sobre él, él tomó sus caderas, embistiendo más rápido.
—Tan jodidamente hermosa… nunca tendré suficiente… tan caliente y estrecha. —Tocando cada centímetro que podía alcanzar, Edward rotó sus caderas, encontrándose con las suyas, embistiendo y acariciando, dejando a los dos jadeando. Mientras su polla crecía, su pecho retumbaba—. Te vendrás para mí, princesa. Puedo sentirte pulsando contra mi polla… quiero sentir que te vengas para mí, Bella.
Bella cedió el control mientras él la recargaba en la cama. Las primeras olas de placer comenzaron a formarse mientras él embestía más rápido y profundo. Jadeando por aire, mordió su hombro y su pierna libre se envolvió en su cadera, llevándolo más profundo. De rente, la punta de su polla tocó ese lugar especial dentro de ella.
—Ohhh, j-justo ahí. Más… tan cerca. Fóllame, Edward.
Respiraciones pesadas y piel chocando contra piel llenaron la habitación mientras Edward trabajaba para crear la magia que se los llevaría a los dos. Besó su cuello, chupando con fuerza el pulso mientras sus músculos dolían, buscando su liberación. Mientras sus bolas se tensaban, su ritmo se volvía más errático, embistiendo en ella con fuerza.
—Vente princesa, vente o… ahhh.
Justo cuando Edward explotaba dentro de ella sintió sus paredes internas apretarse a su alrededor y embistió con más fuerza.
—Sí… justo así… mierda, sí… nunca… mierda.
Bella siguió los puntos brillantes que flotaban por su mirada mientras se retorcía debajo de él. Jadeando, se elevó por el cielo, su sangre cantando mientras flotaba en una nube de felicidad. Todo su ser se elevó con su liberación y enterró su rostro en la calidez del cuello de Edward mientras se acurrucaba contra él.
—De verdad creo que te amo, Edward Cullen.
—Eso es bueno —se río él; volviendo a la tierra, besó su mejilla—. No te dejaré ir, Bella Swan. Quizá ni siquiera seamos capaces de salir de esta cama.
Yo sé que muchas esperaban este momento :P
Solo nos falta el epílogo de esta historia para poder marcarla como completa :c
¡Mil gracias a las chicas que dejaron su review!, gracias a:
OnlyRobPatti, Paola Lightwood, nydiac10, alejandra1987, Car Cullen Stewart Pattinson, Cinti77, Marie Sellory, Isis Janet, NaNYs SANZ, Jade Hsos, Tata XOXO, Fallen Dark Angel 07, Cassandra Cantu, Rini Chiba, claribel cabrera, somas, jupy, bealnum, bbluelilas, Noriitha, tulgarita, Maribel 1925, ALBANIDIA, Liz Vidal, Maryluna, EmilyChase, Adriu y Lady Grigori :)
No olviden dejar el suyo y nos leemos muy pronto ;)
