Mahouka Koukou no Rettousei no me pertenece

El Tigre Errante de Tailandia

Por un sendero cubierto de pétalos de cerezo, los nuevos estudiantes de la Primera Escuela caminaban hasta la ceremonia de inscripción. Sin embargo, había un chico moreno, del curso 2, sin un bordado de flor en su pecho; que no compartía el entusiasmo de sus compañeros.

Mientras miro a la majestuosa escuela que tenía en frente, en su mente hizo una dedicatoria a su hermano mayor. "Púdrete en el infierno, Somchai".

El chico, Arthit Saetang Junior, de 16 años, a su joven edad fue un campeón de las sanguinarias y brutales peleas clandestinas de Muay Thai.

Su cara no estaba mutilada, pero tampoco era el ideal de rasgos bellos y delicados. Desde niño, su padre lo acostumbro a asimilar golpes, su piel era gruesa, de rostro áspero, con una nariz torcida y tenía una cicatriz profunda que cruzaba su ceja izquierda. Con una piel morena. Medio 1,75. Pero su complexión era relativamente más gruesa que un chico normal. Su cabello era tan negro como sus ojos y llegaba hasta la mitad de su frente.

Es medio hermano de Somchai Bunnag, uno de los 13 apóstoles, por parte de madre.

Por sus genes, tenía cierto talento mágico. Sin embargo, solo sentí desprecio y desinterés por cualquier magia. Al contrario: desde recién nacido se le inculco un deseo, uno obsesivo y enfermizo, mejorar su Muay Thai hasta la muerte.

Mientras que Somchai Bunnag nació para ser un arma disuasiva, un apóstol; Arthit Saetang nació para matar, y ganar en el proceso; las únicas ambiciones de su padre era moldearlo a su semejanza, y vivir peleas a través de su hijo, incluso después de la muerte.

Es por eso que naciste. ¿Lo tomas o lo dejas?

Tenía una casta curiosa. Su abuelo materno fue la mayor figura de la magia moderna en su país, durante su generación. Su abuelo paterno trabajo en una granja de cobras toda su vida y perdió cinco dedos de las manos por mordeduras.

En parte también debía su existencia a la historia de amor entre un campesino, polvoriento y obsesionado con las peleas, con la princesa de la magia de Tailandia, y futura reina. Después de que su padre matara al primer esposo de su madre, tirándolo por una ventana del palacio, cuando no tenía su CAD para lanzar algún hechizo que lo salvara; con su madre en el poder indiscutible, su familia vivió en relativa felicidad hasta que ella murió. Su condición genética le trajo problemas médicos toda su vida hasta su muerte.

Entonces, no tenían nada que hacer en el palacio, padre e hijo regresaron a los campos de arroz, a la vez que el hermano fue obligado a hacer su propio camino.

Años después, el padre cayó muerto en una pelea. El karma del asesino fue morir a codos, rodillas y tibias de Arthit meses más tarde.

A él no le interesaba la venganza, le toco el adversario de forma aleatoria; su padre tampoco se hubiera molestado en pedírselo, el único deseo de padre e hijo era hacerse más fuerte.

Podría mudarse con su abuelo paterno, pero prefirió vivir solo por un par de años hasta que su hermano se enteró de la noticia, entonces, lo sacaron arrastrado de las arenas clandestinas para mudarse con él a Tokio mientras, trabaja en un proyecto de investigación mágica .

Alégrate. La familia debe estar junta.

Cuando llego el nuevo año escolar, su hermano lo inscribió en la Primera Escuela, sin preguntar.

Arthit dejo de dedicar insultos y juramentos de odio a su hermano para darse cuenta que sonaba un timbre, anunciando que llego la hora de la ceremonia. Camino hasta el auditorio y vio que las puertas estaban cerradas. No se molestó en verificar si aún se podía entrar antes de tomar rumbo hacia la salida. Después de verificar que las puertas de las entradas si estaban cerradas hasta que terminara la ceremonia. Busco un lugar para sentarse y esperar.

Llego a una banca donde se encontraría con algo raro en esta parte del mundo: un chico negro, de cabeza afeitada, que comía una manzana al estilo brocheta, clavada en el sable de un hueso que salía de su brazo.

Arthit no se impresiono, había oído cosas más raras de los magos. "¿Puedo sentarme?"

"Adelante.", Respondió. "No soy el dueño de la banca".

El chico negro siguió mascando mientras los dos estaban en el silencio. Poco después el chico corto un pedazo de manzana para ofrecérsela-

"Gracias". Tomo el pedazo y con su otro mano ofreció un saludo. "Soy Arthit Saetang".

"Manfred Samujla".

"Puedo llamarte 'Manny'"

"No, jamás".

"Pues te llamare 'Manny'"

Manfred suspiro antes que su cuerpo estirado se levantara. "Creo que no nos volveremos a ver".

"¿En qué clase estas?"

"No te lo diré".

"Estoy en la 1-E".

La cara de Manfred se quedó congelada en el tiempo.

Manfred Samujla, un joven originario de Liberia que llego a Tokio por su abuela inmigrante que pago su viaje de ida. En su infancia fue un niño huérfano, en las calles de un país destruido. Un día fue secuestrado, por un experimento genético para desarrollar regeneración acelerada y garras que salieran desde las manos. Además, destaca sobre otros alumnos por medir poco más de dos metros y ser delgado como un esqueleto.


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Conforme los días escolares pasaban, podría decirse que Arthit y "Manny" se volvieron "mejores amigos". Siempre hablaban en la escuela y se veían en clases; hubiera sido difícil que no, debido que la escuela asignaba asientos por orden de apellido, los dos se sentaban juntos, a lado de un tal Tatsua Shiba.

El día que comenzó la semana de reclutamiento de los clubes, Arthit estaba paseando por uno de los tantos gimnasios de la escuela, cuando vio la demostración del club de kickboxing, su mirada se quedó clavada.

Parecía un regalo de dios. Podía seguir peleando como en los viejos tiempos.

"Hola, ¿quieres unirte?" Dijo, un chico musculoso y que media poco menos de un metro 1,90.

"¡Si! ¡Si! ¡Ahora mismo!" Arthit se quitó la gabardina. "¡Comencemos ahora mismo! ¿Cuál de todos es el mejor?"

"Ese soy yo: el campeón del torneo nacional de Kickboxing, en la división de los peleadores de peso pesado, y el capitán del club". Dijo el chico. "Ahora estoy reclutando. Pero me gusta tu entusiasmo, Pequeñín. Ponte los guantes y tendremos un pequeño sparing."

El conocimiento del Japones de Arthit fue desafiado. Había tantas palabras que no conocía, ni su equivalente en ningún idioma: ¿guantes ?, ¿sparing? ¿Entusiasmo? Y la oración ¿división de los peleadores de peso pesado?

De cualquier forma, Arthit dejo que le amarraran a sus manos esas cosas acolchadas que llamaban guantes. Como el capitán pensó que solo sería un juego, solo se puso los guantes ni siquiera le pidió a su compañero que se pusiera el resto del equipo protector.

Los dos se pararon uno enfrente del otro. Antes que el capitán pudiera decir "empieza", recibió un codazo descendente que abrió una herida desde la parte alta de la frente hasta el final de la barbilla. La punta del codo corto como una navaja de metal.

"¡Aaaa!" La sangre salió a charros, como en las películas de terror.

Antes de que el capitán pudiera decir "detente", Arthit, a esta corta distancia, alzo su pierna la suficiente para tirar una patada a la cabeza elevada.

Después de ser conectado limpiamente, el capitán se derrumbó, como una tabla. Casi todo el gimnasio inhalo a la vez. Una multitud vino para rodear al capitán.

Desamarro uno de los guantes con la boca y lo tiro al piso. "Es demasiado fácil. Ustedes no me sirven."

Se quito el otro guante y tiro al piso. Recogió su gabardina y se la puso mientras se alejaba caminando a través de la multitud.

No es como que se haya vuelto leyenda, pero desde ese entonces los chicos la vieron diferente. Ningún Bloom se hubiera atrevido usar la palabra "Weed" cerca del. Por su lado, Arthit estaba frustrado. Sin embargo, como diría un religioso, cuando Dios sierra una puerta, abre una ventana. Su ventana fue ser uno de los espectadores cuando el Mensajero le daba la golpiza de su vida a Yuichi Watanabe y sus amigos. Hubiera saltado a pedir a una pelea, pero espero a que los cuatro terminaran la suya.

Desafortunadamente, los miembros del comité disciplinario se lo llevaron detenido. Pero podría buscarlo mañana, ¿verdad? Paso varios días buscándolo. En uno de ellos, incluso hubo una invasión, hecha por más principiantes que se derrumban como tiras de papel.


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En una tarde, pocos días después del ataque de Blanche, llegaba la hora del lunch, el timbre sonó por toda la escuela. Mientras Verona fue con sus hermanas al techo para comer, y que Aleera se besara con su mascota, Erika, con tranquilidad. Por otro lado, La mayoría de los estudiantes no tardarán en ir a la cafetería y hacer una fila para tomar almuerzos de un mostrador.

Esperando su turno, estaba la vicepresidenta del Comité de Moral Pública, Kanon Chiyoda, una chica de cabello pelirrojo corto. Este almuerzo lo tenía libre de responsabilidades con el comité, así que lo podía pasar con su prometido. Kei Isori, un chico pálido y delgado, que iba formado detrás de ella.

La pareja parecía feliz hablando hasta que llegó el turno de Kanon, entonces, un chico moreno se metió en la fila. Ella iba protestar, pero Kei la agarro del hombro.

"Es el Boogeyman". Dijo, con una expresión de muerte.

Gabriel, el Boogeyman, o simplemente, el Mensajero, se veía como el típico chico malo, con una cicatriz en forma de sonrisa en la frente. Media media cabeza más que Arthit; pero era de complexión más delgada.

"Cuatro raciones de carne y una de arroz". Dijo, como la cosa más normal del mundo.

Igual que los chicos de la fila, el encargado no se atrevió mirarlo directamente mientras lo servía.

Después, el Mensajero camino, con su charola, hasta una mesa que estaba llena.

"Largo." Dijo, antes que los chicos salieran prácticamente salieran corriendo.

Se sentó mesa vacía. Solo unas cuentas peleas escolares, estudiantes hospitalizados, dientes tirados, huesos rotos y ligamentos desgarrado hicieron que el Mensajero tuviera una reputación de bala perdida, que rosaba lo sobrenatural. La mayoría de los estudiantes prefieren evitarlo.

Se llevo un trozo de carne a la boca.

"Oye, Moreno. ¿En dónde estabas?" Dijo Enrique, con su hermano y Godo detrás. "Casi parece que nos querías evitar".

Los tres se sentaron.

"Si ... parece."

"No bromes así. Que no ves que tu novio te estaba esperando". Roberto Señalo a su hermano. "Se va poner celoso si lo sigues plantando".

"Te hiciste todo un harem desde que llegaste a Japón, Gaby". Dijo Godo.

...

En otro lado de la cafetería, un par de estudiantes caminaban. Ambos tenían las mangas arremangadas y las corbatas desalineadas.

"Manny, ¿ese no es Boogeyman?" Arthit señalo a unas mesas con la mirada

"Yo lo conocía como 'Fucking Bastard'". Respondió Manfred. "¿Por qué lo preguntas?"

"Oí que es un bastardo duro". Arthit empezó a caminar. "Vamos a presentarnos".

...

Al Mensajero le llamo la atención dos chicos desconocidos que venían hacia él.

"Buenos días. Mi nombre es Arthit Saetang. Y quiero pedirte que…"

"Me halagas, pero no quiero ser tu novio". Se levanto. "Pero si querías pedir una pelea conmigo, solo pelea. No es como si pudiera decir que no e irme caminando".

Las estudiantes alrededor murmuraban por lo que acababan de oír, pero ninguno tuvo las agallas para llamar al Comité de Moral Pública.

"Eres un chico muy perceptivo. O será que mi apariencia me delata". El pulgar de Arthit acaricio la cicatriz profunda de su ceja. "Entonces, vamos afuera. No quiero chocar contra el almuerzo de nadie".

...

Aleera y Erika estaban muy cómodas mientras se besaban calurosamente. Marishka termino su comida a las prisas para unirse a su hermana ya la mascota. Mientras tanto, Verona terminaba de comer, con modales muy cuidados, antes de voltear hacia abajo.

" ¿Qué está haciendo ahora?" Pensó mientras veía 6 chicos salir al patio. Arthit y el Mensajero se pararon uno frente al otro. Godo, Manfred, Enrique y Roberto quedaron en el lado.

Manfred saco su sable de hueso desdés su brazo. "Y, ¿Qué están esperando? Inicien". Dijo, antes de sentarse, sacar una manzana de su gabardina, clavarla en el hueso y empezar a comerla al estilo brocheta.

"Frio". Dijo Enrique.

"Igual que Wolverine". Dijo Roberto.

"Que asombroso es Manny, ¿no?" Arthit tiro su gabardina un lado y puso su guardia de Muay Thai: las manos a altura de su frente, con las palmas hacia adelante, y su pie empezó a rebotar en el piso.

El Mensajero puso su propia guardia: se paro de perfil, en una pose relajada, con las manos a la altura de las caderas.

"¡Gabriel Alejandro Moreno del Montenegro vs. Arthit Saetang por el título del hijo de perra más malo, celebrado en el patio trasero de la Primera Escuela! ¿Están listos?" Godo hizo una pregunta que nadie respondió. "Comiencen, Caballeros."

"Ap, no nos hemos saludado". Arthit bajo la guardia y camino. Cuando estaba lo suficientemente cerca, lanzo una patada circular. El Mensajero se curio con su brazo y se hizo pequeño, pero igual la sangre salió de su ceja. "En Muay Thai nos saludamos con las tibias". Dijo, con una sonrisa.

El Mensajero responde con una patada recta, que es bloqueada Y agarrada. Arthit pateas su otra pierna, derribándolo. La bestia iba a dejar en claro lo que era. Mientras se levantaba, recibió una patada en el muslo externo, la tibia endurecida chocando contra la carne blanda, casi lo hace caer. El Mensajero se pone de pie. Sin dar más tregua, Arthit se acerca con un golpe, luego un codazo mientras envolvía la cabeza de su adversario en un clinch.

Con las malas intenciones que tanto lo caracterizaban, el Mensajero clavo su pie, como si fuera una estaca, desasiendo el clinch. La pierna de Arthit, como un bate de hierro, golpe la carne blanda, de nuevo.

Esta vez, el Mensajero fue quien agarro la pierna y le vuelve a dar una patada recta que prácticamente lo saco volando; pero eso no es todo, él lo sigue, despotricando en una lluvia de golpes.

Arthit cerro su guardia. Después de absorber varios golpes, gira para clavar un codazo giratorio en la nariz, causando una hemorragia. Mientras que el Colombiano retrocedió, la ofensiva Tailandesa continuo con una patada la cabeza, que retumbo en el patio, seguida de un codazo, que el Mensajero esquivo agachándose.

La danza comenzó. Desplazándose con pasos de boxeador mientras movía su cuello y tronco, el Mensajero esquivo dos golpes, después dos codazos a cada lado. Su contrincante retrocedió después de tirar una patada a la cabeza que paso de largo cuando se inclinó de nuevo. Era como una goma que se estiraba cuando intentaban golpearla.

Arthit recibió un golpe en el ojo, causando que se hinchara; y otro en la nariz, causando que sangrara. Retrocedió, a la ves que su adversario se movió a un lado, entonces tiro un rodillazo que también fue esquivado antes de ser regresado hacia atrás con otro par de golpes en la barbilla.

Su visión se estaba volviendo borrosa. En Tailandia no vio nadie que esquivará los golpes y los regresará de esa forma.

La pelea atrajo una pequeña multitud que cada vez se hacía más grande. Entre ellos, no había duda de quiénes eran los chicos más ruidosos.

"¡Es como una corrida de toros!" Dijo Roberto.

"¡Ya lo tienes, Gabriel!" Dijo Enrique.

Arthit se detuvo. "¡Espera! ¿No crees que es muy cobarde esquivar golpes y después tirar deseando tener suerte?"

"¿Quieres hacerla a la antigua?" Pregunto el Mensajero. "De cualquier forma, ya se estaba volviendo demasiado fácil. Te tragas los golpes, como caramelos."

Los dos se acercaron caminando para lanzar sus golpes a la vez. Arthit golpeo, con un codazo. Y el Mensajero tiro una patada al hígado. Arthit, mientras se iba hacia atrás, mueve el pie de atrás hacia adelante para tirar una patada de interruptor contra el muslo. La carne de la pierna estaba empezando a aplastarse ya no respondedor. El Mensajero conecto dos golpes a la cara.

Arthit dio una patada recta, seguida de una patada lateral, pero no termino ahí, agarro la cabeza del Boogeyman y le dio una lluvia de codazos. Los codos, duros como piedras, golpeo pómulos y mandíbula.

El Mensajero puso su antebrazo en el cuello de Arthit y golpeo con el puño derecho, dando su propia lluvia. Ahora, parece que los dos tenían un total desprecio por la defensa. El Mensajero intento alzar su pierna, pero no le respondía. La carne dolía y aún más cuando intentaba moverla.

Con una sonrisa, Arthit le dio un golpe al muslo con su rodilla. La pierna fallo por unos segundos. El Mensajero dio un empujón antes de dar un codazo giratorio. Arthit dio una patada que lo alejaría y se sentiría familiar para los espectadores.

Los dos se quedaron mirando, con la respiración agitada.

El pómulo y el ojo derecho del Mensajero comenzó a ponerse rojos, tenía un corte profundo en su ceja y la sangre de su nariz manchaba su boca y goteaba hasta su cuello.

La nariz de Arthit estaba igual y su ojo estaba morado. Sin embargo, le sonrió a su adversario y saco su lengua para lamer la sangre que salía de su nariz.

El Tailandés corrió al ataque con una rodilla voladora. El Mensajero subió la guardia y empujo la rodilla con los brazos hacia un lado, aprovechando esto para contraatacar. Arthit recibió un par de golpes en la quijada. Pero no lo detendría. A esta distancia era más fácil estirar las piernas que acercar los codos. Pateo el muslo. Sin embargo, el Mensajero lo volvió a golpear como si quisiera arrancarle la cabeza.

Desde aquí, las dos seguirán una rutina: el Mensajero recibiría patadas al muslo mientras tiraba golpes, después Arthit se acercaría para tirar codos mientras lo intentaban alejar a golpes y, al final, cuando se separaban la rutina volvía a comenzar.

El Mensajero ataco, tirando dos golpes. Arthit los recibió con su guardia arriba, y la frente hacia adelante, Después tiro codazos. Pero, esta vez, el Mensajero también los recibió con el frente y siguió a hacia adelante. Arthit fue golpeado por codos. Sin embargo, también fue hacia adelante para responder ataque por ataque en una lucha de fuerza y voluntad.

La cicatriz del Mensajero, en forma de cara sonriente, se volvió a abrir.

Arthit tiro un rodillazo que fue atrapado. El Mensajero agarro la pierna y dio un golpe al hígado, derribando a su adversario. Como resorte, Arthit se levantó lo más rápido que pudo. Sin embargo, el Mensajero agarro su cuello y comenzó a darle codazos descendentes. Esta pelea de perros se fue a la mierda, en el buen sentido de la palabra. El tailandés agarro la cabeza de su adversario con las dos manos, haciendo un clinch. El agarre era tenso y lo más fuerte que podía.

Las cabezas se acercaron tanto que chocaron y los dos se presentaban.

Ambos pueden ver claramente a los ojos.

Las ópticas de negras de Arthit estaban abiertas de par en par. Puso su pierna derecha atrás y dio un rodillazo a la boca del abdomen. "No me ganaras en mi juego".

El Mensajero tiro codazos, con la tenacidad de un perro rabioso, haciendo que la nariz sangrara más.

Arthit dio un rodillazo a la pierna jodida antes de girar con su adversario y aprovecho la oportunidad para barrer su pie. El Mensajero dio un paso para caer de rodillas y, para colmo de mascul. llegar un rodillazo en la cara. Sin embargo, engancho la rodilla por detrás y se impulsó hacia adelante, parecía un torro envistiendo.

La multitud estaba correando y dando ánimos.

"¡Vamos, Arthit!" Grito Manfred. "¡Fuiste tu quien quería esto!"

"¡Más fuerte, Gaby!" Grito Godo. "¡Que sienta el poder del Boogeyman!"

"¿Y ahora porque están peleando?" Dijo Verona, quien acababa de llegar.

"Por nada. Creo que solo estaban aburridos". Godo respondió. "El lado positivo: ir está a escuela es mejor que comprar boletos para la UFC."

"! Cuidado¡" Se oyó cuando el par de peleadores se estrellaron contra la pared que estaba detrás de Godo y Verona.

El Mensajero da un golpe en la cara. Pero Arthit tira un codazo. Y es contratacado por un cabezazo.

Los dos querían ganar y no permitirían que su adversario se llevara la victoria. Dos perros rabiosos en la misma jaula.

Arthit puso presión en el clinch y giro para presionar a su adversario contra la pared, pero, antes que pudiera tirar un rodillazo, el Mensajero subió su brazo alrededor de la cabeza.

" Si esto no lo acaba, estoy acabado". El Mensajero se defendía a los golpes. Sin embargo, su especialidad era el jiu-jitsu brasileño, donde era cinta negra con el maestro más legendario literalmente, su mismísima majestad, Tubalcain Alhambra.

Arthit sintió la presión de la Anaconda Colombiana sobre su cuello. Pensó que se le iban a salir los ojos.

Entre la multitud de estudiantes que espectaban la pelea, salieron dos miembros del Comité de Moral Pública: Toni Krüeger, un niño bonito de Alemania, y, Mari Watanabe, la presidenta del Comité.

"Deténganse ahora". Dijo Mari.

Arthit dejo de luchar y, por su lado, el Mensajero se quedó parado, con una sonrisa en su boca. Antes que le preguntaran porque, soltó a el Tailandés, quien cayó al suelo como una tabla. Después se sentó en el piso.

"Maldición. Mato Arthit". Dijo Manfred.

Mari se apresuró atender al chico.

"Solo lo desmaye". Dijo el Mensajero. "Aun respira, eso creo".

"Ya conoces el protocolo". Toni le esposo los brazos sobre la espalda. "Vamos a la enfermería".

"Espera un segundo, Niño Blanco". El Mensajero miro su pierna

"¿Q-Que paso?" Arthit regreso en sí mismo.

"Te mande a dormir". Dijo el Mensajero.

"Tienes que darme la revancha, Amigo". Arthit seguía tirado en el piso.

El Mensajero se rio entre dientes. "Y el título del hijo de perra más malo es para…"