El sol de la mañana volvía a emerger desde el bosque aledaño al pueblo, a esas horas recién las pequeñas tiendas comenzaban su jornada, así como también la actividad en Hotaru lentamente empezaba a despertar.
Dentro de mi hogar, el pequeño Riolu continuaba durmiendo ahora en mi cama, al mismo tiempo que la tibia temperatura del interior junto con unas mantas sobre este y un colchón que su espalda nunca había tocado solo causaban el grato descanso que había sido desconocido hasta entonces.
Con mi abrigo puesto, mis pasos fueron los primeros en escucharse luego de que comenzara finalmente a salir de mi hogar con cuidado y silencio, al mismo tiempo que me llevaba las manos al cuello de mi chaqueta con tal de cubrir mi rostro un poco más ante el frío de aquella mañana, señal del invierno que se acercaba.
Mientras me alejaba, solo podía mantenerme fijo en mis pensamientos, más aún sobre todo en lo ocurrido la noche anterior.
El riesgo que conllevaba el ser partícipe, el peligro en que me colocaba no solo yo, sino también a todos mis seres queridos. Debía mantenerlo en secreto, nadie en Hotaru debía saber, cualquier mínimo detalle que saliera del pueblo implicaría el riesgo pertinente, y aquello solo podía continuar haciendo que me cuestionara sobre las decisiones que había tomado.
Debía ir con Hina a advertirle, sin embargo, tan pronto daba mis primeros pasos dentro del pueblo, mi paranoia no tardaría en emerger luego de que intentara mirar a cualquiera que pasara por mi lado.
Las suposiciones iban y venían, ¿Alguien nos habría visto cuando nos bajaron Hina y Yuta del camión?, ¿Le habrían dicho a alguien sin querer sobre el Riolu? ¿Aquel hombre que los traficaba ya descubrió que el Riolu seguía con vida?, mi miedo se acrecentaba, sin embargo, no tardé mucho en toparme con la primera cara conocida.
—¡Hola Ryo! —Una alegre voz emerge, sacándome de mis pensamientos, para luego ver a un hombre saliendo de la pequeña librería del pueblo, recién abriendo sus puertas cuando pasé por su lado, sin notarlo.
—Ho-Hola señor Iku —Mi sorpresa era obvia, más la amabilidad clásica del dueño hacia mi persona se mantenía —Disculpe, ¿Le molesta si conservo el libro por unos días más? —Fue mi única reacción al sospechar las razones del porqué Iku me había saludado.
—No te preocupes, chico, solo quería preguntarte cómo la estás pasando, cuando la noticia de que alguien de Hotaru se estaba llevando bien con un Riolu se escuchó, te volviste toda una celebridad —
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Y así fue como la poca paz mental que existía en mi cabeza colapsó por completo.
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—Ya de por sí es raro que los pokémon sigan relacionándose con un humano, pero… ¿Un Riolu?, incluso en mejores tiempos era raro que uno de esos quisiera estar con alguien, pero honestamente no me sorprende que tú fueras uno a los que confiaría—Iku continuaba hablando entre alegres e inocentes risas, más mis ojos abiertos y cara pálida apenas mostraban la poca atención que le prestaba ante la cascada de caos y consecuencias que abrumaba mi cabeza en aquel momento tras lo que escuché.
—Disculpa, me tengo que ir —Fue lo único que dije tras cortarle en seco la conversación a aquel hombre, antes de extrañarlo una vez que comencé a alejarme y empezar ahora a correr donde Hina.
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—¡¿Por qué lo hiciste?! —Mi exaltado rostro junto con el choque de mis manos en la vitrina delante de Hina fue lo siguiente en ocurrir tras finalmente llegar a su tienda, a esas horas apenas había abierto y no había clientes. La extrañada y un poco asustada reacción de la mujer fue lo único que emergió tras ello.
—¿Y a ti que te sucede? —La mujer conservaba el temple que yo carecía en aquel momento.
—¡¿Tú o Yuta le dijeron a alguien que tengo a un Riolu en la casa?! —Seguía alterado, más la mujer únicamente pudo mostrar una extrañeza y preocupación, mezclada con la propia molestia de escucharme hablándole así.
—¿Siquiera te estás escuchando? —La mujer entrecruzaba sus brazos —El único que está revelando todo ahora eres tú — Tan pronto dijo eso, Hina únicamente apuntó con su dedo hacia la entrada de la tienda, para luego hacerme notar como una clienta que apenas había llegado nos miraba con sorpresa y un poco de incomodidad ante el ambiente que fácilmente se percibía, fruncí mi ceño con fastidio y preocupación, más solamente Hina lanzó un suspiro luego de que me volviera a girar hacia esta.
—La primera persona que llegó también me preguntó por él —Reveló la mujer, a la par que mantenía su serio rostro —Pero ten por seguro que ni yo ni Yuta se lo dijimos a nadie, no somos tan tontos como para saber que eso te podría traer problemas con las personas que te encontraste en la capital —Mientras la mujer hablaba, yo únicamente podía apoyar ahora mis codos en la vitrina a la par que me llevaba las manos a la cabeza, intentando pensar la situación.
—Esto no es bueno —Susurraba, mientras que Hina se guardaba sus palabras conforme atendía a la aún incómoda clienta.
—Alguien más debió descubrirlo y se lo dijo a los demás, estaba pensando en los ladrones que nos topamos cuando te encontramos —La mujer mencionaba a la par que yo pensaba cosas similares, más el origen ya no importaba una vez que la noticia se sabía.
—Hina, esto es serio, no quiero imaginar que pasará cuando ese esclavista se entere de que el Riolu vive —Dije, mientras volvía a incorporarme.
—Puedes dejarlo irse cuando se recupere, es un pokémon, mejor que esté con los suyos —Dijo la mujer, más tan pronto dijo eso me giré de manera leve hacia ella, dejando un corto momento de silencio.
—N-No serviría de nada, si ellos llegaran y vieran que no está, sería peor para nosotros, aún si no lo tuviera dudo que nos dejarían en paz si nos encuentran —Reconocí un poco nervioso ante la real causa del por qué no podía dejar irse al Riolu, a lo que Hina únicamente sonríe a la par que fruncía el ceño de manera leve tras escucharme de esa manera.
—Ay no… ¿Realmente le dejaste quedarse contigo? —Reconoció con una incrédula risa, a la par que mi molestia ante su propia perspicacia fue mi única respuesta, mientras que la mujer solo podía negar un par de veces con su cabeza, solo para después extrañarse levemente cuando comienzo a irme —¿Qué vas a hacer? —Preguntó
—Necesito pensarlo con más calma, intentaré regresar a la noche con una respuesta, pero solo pido que estés lista —Dije aún con un tono entre molesto y preocupado.
—¿Lista para qué? —Preguntó sin más, aún extrañada.
—Para hacer lo que haga falta —Fueron mis últimas palabras antes de irme del lugar, mientras que ahora mi más molesta mirada era el único reflejo de los pensamientos que en aquel momento me dominaron.
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Mi imaginación me seguía causando malas pasadas, pensando que Hina o Yuta fueran sorprendidos durante la noche, o un simple día de trabajo, amenazados… el simple hecho de imaginarme a alguien apuntándoles con un arma era suficiente para acelerarme el corazón y hacer hervir la sangre; sin embargo, sabía que debía calmarme, en una situación como esa no podía darme el lujo de tomar decisiones precipitadas; si bien sabía que me había comprometido con aquel Riolu, tampoco era mentira lo que le había dicho a Hina, independiente si me separaba de él o no, dudé que si esas personas llegaban a enterarse de nosotros nos dejarían tranquilos de saber que ya no teníamos al pokémon.
De primeras a cuentas mi mayor preocupación era confirmar que abandonar el pueblo podría ser la única solución, la policía y el ausente alcalde ya habían dejado en claro que brillarían por su ausencia y ni Hina, Yuta o yo estábamos en condiciones de defendernos ante algo como eso con nuestro estilo de vida actual.
Mis pensamientos y estrategias estuvieron distrayéndome de regreso a mi hogar, más tan pronto estuve lo suficientemente cerca de esta, los sonidos de golpes y cosas cayéndose, tal como si una pelea estuviera ocurriendo dentro de sus paredes disparan mis sentidos a tope.
—"¿Qué diablos ocurre? ¡¿Tan rápido se curó?!" —Ni la puerta o única ventana daban señal de haber sido rotas o abiertas, el miedo al pensar al inicio de que alguien había entrado se apagó casi al primer segundo, más mi apresurado correr no tardó en ser lo siguiente en ocurrir.
—¡¿Riolu?! —Pregunté tan pronto abrí finalmente la puerta, solamente para tomar mi vara a un lado al aún creer que alguien más estaba en la casa, a lo que solo mi extrañado a la par que abrumado y desanimado rostro fue lo siguiente en presentarse luego de que viera el estado en el que estaba mi pequeña casa.
El colchón dado vuelta, las sábanas dispersas, las sillas y mesas caídas, por suerte el enano no había tocado los pocos platos y vasos que tenía, sin embargo el caos de mis cosas que con tanto cuidado guardaba y conservaba solo podían verse siendo maltratadas por el ruidoso y alocado pokémon que corría de un lado a otro.
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Más solo se detuvo cuando el sonido de mi vara golpeándolo en su frente fuera lo siguiente en ocurrir.
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El chirrido del pokémon fue el claro resultado, no lo golpearía con todas mis fuerzas, pero tampoco sería gentil.
—"¡¿Qué diablos te ocurre?!" —Dijo por telepatía y encabronado rostro el pequeño pokémon conforme se sobaba el chichón en su cabeza.
—¡¿Y tienes el descaro de preguntarme eso a mí?! —Mis encabronadas facciones se asemejaban a las del pokémon, mientras que este únicamente me extraña y exalta luego de que, en vez de seguir sobándose la cabeza, sus manos no tardaran en irse hacia sus orejas, al mismo tiempo que un nuevo dolor pareció reemplazar al de mi golpe.
—"¡No puedo soportarlo!" —El pequeño pokémon daba inicios de volver a enloquecer y correr, sin embargo, mi mano sujetándolo de la piel de su nuca y levantándolo desde ahí fue suficiente para mantenerlo controlado.
—"¡Suéltame!"—Mientras que el pequeño seguía retorciéndose y pataleando sin zafarse de mi sujetar, este seguía sin sacar sus manos de sus orejas.
No sabía cómo reaccionar del todo, únicamente podía seguir lamentándome por el estado de mi casa, sin embargo, mientras seguía intentando controlar al alterado pokémon, no pasó mucho antes de que yo mismo me congelara de momento una vez que, de manera muy leve, un pequeño y agudo pitido emergiera a mi costado.
Fue muy leve, casi inaudible, sin embargo, el hecho de que el Riolu reaccionara con dolor justo en el mismo momento, fue suficiente como para hacer que yo también lo sintiera.
Tan pronto miré hacia la pared, lentamente comencé a alzar al Riolu hacia varias partes de la casa, intentando confirmar mis sospechas, tan pronto su reacción de molestia se hizo más notoria hacia donde yo creía que era el origen desde un principio, únicamente terminé por abrirle la puerta al pokémon y extrañarlo cuando lo dejo fuera de la casa.
—Quédate aquí, dame un segundo —Sin el ambiente cerrado de la casa, aquel sonido era más "soportable" para el pequeño pokémon tan pronto salió, más su curiosidad no tardó en hacer que el mismo se asomara levemente y con cautela ante lo que yo empezaba a investigar.
Mientras acercaba mi oreja a la pared, con la máxima concentración posible, no tardaría en empezar a sentir un tenue0 zumbido, causando únicamente mi molestia.
—Debes estar jodiéndome… —Pensé molesto en voz alta, solo para aumentar la extrañeza del propio Riolu, una vez que comencé nuevamente a salir de mi casa, con vara en mano, hasta empezar a caminar hacia el otro lado del mismo muro que escuchaba.
El Riolu no dudó en seguirme, al mismo tiempo que su dolor aumentaba, aún en rangos soportables al estar afuera de la casa; sin embargo, sus expresiones incómodas no se dejaban esconder.
Conforme tocaba la pared, entre las tablas que recubrían la primera capa, no tardé mucho en fruncir el ceño ante el tenue relieve que, sabía, no concordaba con el resto, haciendo que el pequeño pokémon se exaltara levemente una vez que terminara por enterrar la vara con una clara energía de ira y enojo en la pared; a lo que, tras aplicar un poco de palanca, un pedazo de madera mal clavado finalmente terminara por arrancarse del muro…
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Y mostrara un pequeño y diminuto dispositivo redondo y metálico oculto entre los interiores de mi hogar.
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Y la punta de mi vara destruyéndolo fuera lo que finalmente le pusiera fin.
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El sentar relajado del Riolu, agradecido de finalmente dejar de escuchar aquel incesante chirrido fue la muestra de que solo ese dispositivo se encontraba en la casa, o al menos el único activo; mientras tanto, yo únicamente volvía a tomar aquel aparato, mirándolo fijamente mientras yo fruncía el ceño en silencio, al pensar claramente quien había sido el que se había atrevido a hacer lo que yo me imaginaba.
—"¿Eh?" —La ignorancia en el pequeño Riolu tras escucharlo no tardó en despertar junto con su curiosidad, a lo que el mismo únicamente vuelve a girarse hacia mí, mientras que yo me mantenía completamente envuelto en mis pensamientos.
—"¿Quién es Taichi?" —Preguntó con inocencia el pequeño pokémon.
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Antes de que el mismo se abrumara en el instante en el que mi arma se posó en su garganta, a una velocidad que ni siquiera le había dado tiempo a reaccionar.
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El Riolu no dijo nada, con solo sentir mi aura ya era suficiente, el miedo que emergió de él era diferente a cuando era esclavizado, lo que sentía de mí no era un odio irracional o discriminador, no era algo que tuviera en contra de él; sin embargo, era sincero, algo bastante diferente a lo que estaba acostumbrado.
Quería preguntar, pero mi presencia y abrupto acto le habían enmudecido los pensamientos.
—No vuelvas… a meterte en mi cabeza —Mi orden fue simple, en antaño no me había preocupado el tema, más conforme me daba cuenta de que vivir con él sería una realidad, aún había cosas que me negaba a compartir con nadie, a tal punto que ni siquiera me importaba lo que podría ocurrir conmigo o mi familia si me deshacía del pokémon con tal de respetar lo último; y al recordar que el Riolu era capaz de ello, no me contuve en lo más mínimo para recordárselo.
Pasaron unos cuantos segundos de silencio, mi pulso se mantenía constante y sin titubear, la sensación de muerte y rabia que emanaban mis ojos y mi aura de por sí continuaba abrumando al pequeño pokémon.
—"E-Está bien" —Fue lo primero que se escuchó tras pasar casi un minuto en completo silencio.
—Prométemelo —Aquella palabra, incluso imbuida en la ira y molestia que emitía en aquel momento, llamó y exaltó por completo la atención del Riolu.
—"L-Lo prometo" —Como si un trago amargo y extraño se tratase, el pequeño pokémon únicamente terminó por seguir congelado incluso luego de que comenzara a alejar lentamente mi vara de su cuello, pasando otra vez un par de segundos en silencio antes de que volviera a moverme, retirándome del lugar.
—La puerta está abierta, si vuelves a escuchar algo raro sal de la casa y espérame, volveré antes de que anochezca —Fueron mis únicas palabras antes de que volviera a dejar solo al pokémon y caminar de regreso a Hotaru.
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Mi caminar se mantenía serio pero constante; mientras recorría las calles, no faltó la persona que me quiso saludar y preguntar por el Riolu, más mi actitud molesta y callada, ignorando por completo cualquiera que intentara llamar mi atención, los callaba y extrañaba.
Hasta finalmente llegar a la municipalidad del pueblo.
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Dentro de una mala iluminada habitación, los muebles bien cuidados y las características de una acomodada oficina se mostraba, mientras que al final de este un hombre parecía estar escribiendo unos documentos, con su rostro oculto entre las sombras.
—¡Espere, no puede entrar ahí! —Una voz femenina se escucha desde el otro lado, al mismo tiempo que unos constantes pasos acercándose parecían no alterar el escribir de aquel hombre.
Mi irrupción en la oficina fue lo siguiente en presentarse, al mismo tiempo que la secretaria que intentó detenerme no tardó en llamar a seguridad.
—Eres un maldito malnacido —No tardé en empezar a insultar al que se encontraba del otro lado del escritorio, sin embargo, tan pronto uno de los guardias llegaba para detenerme, no dudé en romper su equilibrio con mi vara luego de que sujetara mi brazo, empujando sus pies y arrojándolo hacia el suelo, para luego clavarle levemente mi arma hacia su cuello.
Antes de que otro guardia me apuntara a la cabeza con un Teaser eléctrico.
Pasaron un par de segundos de silencio, aquel hombre continuaba escribiendo, más yo junto con los otros guardias permanecíamos estáticos, al mismo tiempo que miraba al que era el alcalde de Hotaru.
—Aunque sería divertido ver lo que pasa, déjenlo, ya estaba esperando su visita —Aquel hombre finalmente hablaba mientras dejaba su lápiz a un lado, únicamente para hacer que el hombre que me amenazaba alejara su arma, al igual que yo la mía, apartándolo desinteresadamente de mí lado, antes de que estos únicamente se pararan más alejados a mis espaldas.
—Entonces… ¿En qué te puedo ayudar Señor Kurogane? —Preguntó con tono cordial el hombre, a lo que yo únicamente le lanzo lo que quedaba del pequeño micrófono que había destruido, cayendo arriba de su escritorio.
—Solo a un enfermo como tú se le ocurriría poner estas cosas en mi casa, Taichi —Dije con obvio enfado, a la par que Taichi únicamente empezaba a entrecruzar sus dedos.
—Alguien con tan preciada… "mercancía"… no podía dejarla sin un poco de vigilancia, aunque me doy cuenta de que esa cosa las detecta, supongo que tendré que conformarme con eso —Empezaba a hablar Taichi con una pequeña carcajada, mientras que mi rostro se tornaba en uno mucho más serio.
—Así que tú fuiste quien les dijo a todos sobre el Riolu —Acertaba mis sospechas, más Taichi únicamente se levantó al instante de su silla, empezando a darme la espalda a la par que buscaba un libro en uno de sus tantos estantes.
—Sospechar algo así tan rápido… se nota que eres hijo de tu madre —Mencionarla solo hizo tensar más mis facciones —Pero lo impertinente lo sacaste también de tu padre —Tan pronto dijo esas palabras, mi cuerpo parecía querer moverse por sí solo con tal de darle su merecido, más sabía que estaba en desventaja con el par de hombres a mis espaldas, a lo que solo pude apretar con más fuerza mi vara en respuesta, lo cual fue percibido por el propio alcalde, alcanzando únicamente en sonreír.
—Pero ¿Qué conseguiría yo con eso? —Volvió a preguntar —Solo haría que te preocuparas y consiguieras irte con esos ancianos, ¿Para qué me molestaría en deshacerme de alguien tan carismático como tú? — Dijo nuevamente con tono sarcástico y sonriente, antes de que aquello me hiciera dar cuenta de lo que había conseguido en realidad hacer.
—Tú querías que viniera… —Susurré, mientras empezaba a darme cuenta en lo que me había metido.
—Dudo que hubieras aceptado a venir si te lo hubiera ordenado; y digamos que sacar por la fuerza a alguien tan conocido y querido en el pueblo no me daría muy buena imagen que digamos… hacerte venir por voluntad era algo mucho más apropiado; tu padre era igual de predecible —Reconoció Taichi —Ni siquiera pensando en su actuar mientras arriesga todo lo que ama —habló ahora con un tono levemente más molesto, haciendo que yo frunciera el ceño aún más molesto e impotente ante lo que me decía —Realmente me sorprende que en esa cabeza tuya pensaras que conseguirías algo con venir aquí, ¿Acaso pensabas amenazarme? —Lanzaba una tenue risa, mientras que yo me mantenía en silencio, pasando unos cuantos segundos antes de que Taichi encontrara el libro que buscaba, a la par que empezaba a hojearlo —No te preocupes por los de la capital… ya les dije que tienes al Riolu con vida —Empezaba a hablar con un tono desinteresado, mientras leía y seguía hojeando, al mismo tiempo que mi enfadado rostro no tardaría en tornarse en uno más pálido ante lo que el hombre me revelaba.
—¿Cuál es tu problema conmigo? —la fuerza con la que sostenía mi arma decrecía, toda la poca esperanza que tenía de proteger a mi familia desaparecía, pensando incluso que aquellos que me atacaron en el camino a la capital estaban de camino.
—¿Problema? —Taichi exclamó con extrañeza —No tengo ninguno, no quiero que esos capitalinos se acerquen a mi pueblo, no te preocupes, no vendrán a por ti o el pokémon… por ahora —No supe que pensar en aquel momento, ni siquiera saber qué estaba ocurriendo, más mi rostro ignorante y temeroso fue suficiente como para sacar una burlona sonrisa en Taichi.
—Esto es lo que me interesa ahora —Dijo el hombre, antes de dejar el libro que había buscado sobre el escritorio, a lo que me invita a verlo, solo para notar, una vez que me acerqué, la forma de lo que parecía ser un extraño pokémon, sus colores eran parecidos a los del Riolu, sin embargo, cuando el nombre "Lucario" se presentó, supe a lo que se refería, más incluso así me sorprendí de la forma que tenía, ya que cuando supe de este en el otro libro, no había imagen.
—¿Qué significa esto? —Preguntaba, mintiendo que desconocía a lo que se refería, sin embargo, Taichi no tardó en volver a hablar.
—Vamos Ryo… concordemos en no mentirnos el uno al otro —Dijo con una pequeña sonrisa, Taichi —Los Lucario son seres que se han mantenido muy lejos de la humanidad por décadas, no tienes idea del precio que ofrecen por uno de estos hoy en día y lo mucho que han intentado capturarlos; son muy pocos los que quedan —Volvía a decir el hombre, mientras que yo mantenía mi ceño fruncido.
—Quieres que lo haga evolucionar… —Solo alcancé a susurrar lo obvio, mientras que Taichi se mantenía sereno.
—En todo este tiempo lo que más han querido lograr es eso, además de encontrar una hembra y tener más… —Seguía hablando el alcalde.
—Me pregunto por qué no lo consiguieron —Dije ahora con tono sarcástico ante los claros malos tratos en los que vivía el pokémon, completamente contrarios a los que se necesitaba para que evolucionara.
—Aunque independiente de no encontrar una hembra a tiempo, cuando se enteraron de que el Riolu no te había abandonado… el resto fue fácil; ¿Un Lucario que no es salvaje y está amaestrado?, no tienes idea del dinero que vale —Reconoció Taichi, al mismo tiempo que hacía enfadar mi rostro nuevamente ante ese detalle, sin embargo, no tardaría en volver a apartarse de mí, comenzando a buscar otros libros ahora por interés propio.
—Si lo haces, prometo que tu querida familia no sufrirá ninguna visita nocturna imprevista, y podrás pasear tranquilamente a tu mascota por el pueblo sin problema, mejor si se acostumbra a los humanos, no tienes que andar intentando ocultar cosas con esa anciana —Dijo el alcalde, haciendo fruncir mi ceño levemente un poco más tras darme cuenta de ese detalle.
—¿Acaso crees que esos son los únicos contrabandistas que se enterarán? —Pregunté ante lo obvio, mientras que Taichi se mantuvo en silencio por unos segundos antes de responder.
—Tengo mis métodos para proteger lo que quiero… y por desgracia tú vuelves a tener algo, estarás protegido, soy bueno silenciando las bocas que no quiera que hablen de más —Volvió a decir, Taichi.
Pasaron nuevamente varios segundos en silencio, en mi cabeza un sinfín de juicios y arrepentimientos se formaban, más no pasó mucho antes de que volviera a erguirme y mirar a los ojos al alcalde.
—Voy a destruir todos los micrófonos que tengas en mi casa o en la de Yuta o Hina, ahora tengo un detector así que tampoco te tomes la molestia de gastar en más; y quiero que esos contrabandistas me den a la Buneary que tenían, solo así aceptaré hacer evolucionar al Riolu y entregarlo a cambio —Declaré con prepotencia a la par que con seguridad.
—Y ¿Por qué crees que estás en la posición de poner condiciones al trato? —Dijo con leve duda y seguridad de igual manera, Taichi.
—No creo que tengas a otra persona en fila a quien el Riolu acepte estar por voluntad propia; supongo que no vale de nada si no logra evolucionar, alguien como tú no se tomaría tantos problemas de no ser el caso —Empecé a hablar nuevamente —Si no aceptas, preferiría matarlo antes que sacrificarlo hacia esos enfermos sin recibir nada a cambio, ya veré yo donde me llevo a mi familia conmigo —Mi mirada carecía de emociones, la seriedad y frialdad dejaba cualquier sospecha de mentira a un lado, mientras que Taichi se mantenía en silencio por unos cuantos segundos, antes de esbozar una pequeña sonrisa por última vez.
—Realmente estás quebrado… ¿No es así? —Dijo el hombre al seguir viendo mi ahora inexpresivo rostro —Nunca pensé en que te convertirías en alguien tan descarado; me caes un poco mejor ahora, Ryo —Reconoció, antes de empezar a abrir el nuevo libro que encontraba.
—La Buneary también tienen un alto precio, no tanto como el de los Riolu y ni siquiera es la sombra de un Lucario; pero por ahora temo que no podré aceptar tu simpático trato —Volvía a decir, mas antes de que comenzara a enfadarme, volvió a hablar —¿Acaso crees que realmente me tragaré el que estás de acuerdo en entregar al Riolu? —Su molestia volvía a emerger, más mi rostro permanecía inexpresivo, intentando no aparentar mis reales intenciones —No pienso entregarte otro pokémon y dejar que tomes a esos ancianos y te vayas —Comentaba el hombre, antes de volver a recobrar la calma nuevamente —Pero supongo que tienes un punto, eres el único que tiene la oportunidad de conseguir hacerlo evolucionar —Replicó con una pequeña carcajada —Ten por seguro que la Buneary estará viva… al menos por unos seis meses; durante el invierno la encierran junto con otras hembras y machos seleccionados para intentar conseguir nuevas crías —Mi inexpresivo rostro cambiaba por uno más preocupado, haciendo que Taichi se percatara de lo mismo y adoptara una actitud mucho más confiada —Los contrabandistas ya me dijeron de la relación que el Riolu parecía tener con la Buneary y el resto también… no creas que no me di cuenta del por qué la querías —Recalcó el hombre, a la par que mi impotencia y la seriedad que quería demostrar se desmoronaba completamente.
—Usualmente el Riolu la protegía durante estos periodos… su valor era mucho como para considerar sacrificarlos; supongo que tenían la tonta esperanza de que evolucionaran con el cariño que se tenían, con el tiempo… y por eso no los separaban—Volvía a decir entre risas —Aunque… quizás ahora logren hacer algo más… "productivo", con la pokémon —Reconoció con una sonrisa.
—¡Eres un…! —Volvía a alzar mi arma…
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Antes de que la punta de ahora una pistola de uno de los guardias se posara en mi nuca, y me detuviera por completo.
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—Nunca he tenido una real necesidad por mantenerte vivo, Ryo… solo disfrutaba hacerte pagar por todo lo que eres y causaste; pero ahora me estás dando más problemas de los que puedo soportar, no me interesa mucho si la gente de Hotaru se preocupa por tu "desaparición" —Reconoció con calma el hombre, antes de que yo, aún enfadado y ahora más temeroso ante el riesgo que corría, bajara mi vara —Sin embargo, como dije, ahora vuelves a tener algo que me interesa, así que considérate afortunado, porque pienso respetar el trato y ofrecerte a la Buneary, solo cuando logres entregar al Riolu evolucionado —Dijo sin más, Taichi —Por haberme dado tanto dinero, considéralo como un agradecimiento —Reía levemente —Y si tanto te preocupa lo que ocurra con ella en estos seis meses, bueno… significa que tienes bastante en lo que apresurarte —Reconoció, aún entre risas.
Tan pronto dijo eso, dio a sus hombres la señal respectiva para que me sacaran del lugar, a lo que empiezo a darle la espalda, solamente para detenerme nuevamente por unos segundos luego de que este me volviera a hablar por última vez.
—Y por cierto, Ryo… —Taichi empezó, a lo que yo me giro levemente, viéndolo leer, como si dejara de importarle lo que tenía delante de sí —No creas que escapando del pueblo conseguirás algo… si crees que los micrófonos son la única herramienta que tengo para saber lo que haces y donde te encuentras, estás muy equivocado —Volvió a decir, antes de que los guardias finalmente me sacaran de la habitación.
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No sé cuanto tiempo pasó tras aquello… el camino de regreso a mi hogar me pareció eterno, a la par que mantenía mi mano sobre mi frente constantemente ante la ya jaqueca que aquel día me proporcionaba; maldiciéndome constantemente ante las cosas que había provocado y las pocas puertas que me quedaban abiertas.
No había manera… el choque de realidades sobre mi determinación por ayudar al Riolu chocaban con el deseo de proteger a mi familia, no podía arriesgarme con Taichi, no con el poder que tenía sobre mí, aunque quisiera negarlo; incluso el hecho de que el Riolu se enterara tras leer mis pensamientos me atemorizaba al pensar en su reacción.
No podía… debía aparentar una actitud diferente; por Hina, por Yuta, por Sora… si el Riolu me abandonaba, si no lograba hacerlo evolucionar, Taichi ya no le interesaría más; ese fue el mensaje que me dio cuando permitió que uno de sus hombres me amenazara con su arma.
Tan pronto llegaba a la casa, la oscuridad de la noche aumentaba, al mismo tiempo que finalmente una tenue luz emergiendo de la misma me terminó por llamar la atención.
La puerta estaba entreabierta, sin embargo, mi rostro el cual había sufrido todas las emociones que aquel día me había presentado, solo pudo adoptar extrañadas y dudosas expresiones ante lo que tuve delante de mí en el instante en el que entré a la casa.
No era un orden en lo absoluto, al menos el colchón de la cama estaba bien puesto, sin embargo, las sábanas seguían amontonadas sin orden sobre este, las sillas estaban de pie pero mal colocadas; las maderas de la chimenea estaban mal amontonadas en su lugar correspondiente al lado de la pequeña estufa, y mi ropa de igual manera amontonada en el armario.
El pequeño Riolu no tardó en girarse hacia mí tan pronto sintió mi presencia.
—"Escucha…" —La desanimada y un tanto avergonzada voz del pokémon no tardó en sentirse en mi mente —"No lo tomes como una costumbre… pero sé que no fue correcto haber desordenado todo aquí" —Afirmaba un poco cabizbajo —"Pero así como te comprometiste conmigo… t-también quiero hacerlo yo" —Declaró el Riolu con actitud ahora más seria y determinada, reconociendo su intento de haber ordenado la casa.
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No lo pude soportar, intentaba tener mi mente lo más fría e inexpresiva posible, pero aquel simple acto ya había sido suficiente como para que todas las memorias de Taichi volvieran a abordarme.
—"Aunque quizás lo hice demasiado bien, no pienses que volveré a hacer estas cosas a un humano" —El Riolu se giraba a la par que me daba la espalda y miraba con orgullo su trabajo, mientras que mi rostro solo se mantenía inédito ante lo claro…
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El Riolu realmente no estaba leyendo mis pensamientos.
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Había cumplido su promesa, para aquel momento, lo que pensaba, lo que sabía tendría que ocurrir, no inmutaban ni exaltaban lo más mínimo al pokémon; y tenía por sabido que algo así era imposible de ocultar aún si él lo quisiera; aquel Riolu que finalmente había entablado una relación tal como para hacer valer su palabra con un humano, aquel que había intentado ordenar su hogar y llevarse por primera vez bien con uno como él.
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Iba a ser utilizado, engañado y entregado por este.
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Tras pensar lo último, el pequeño pokémon no tardó en congelarse levemente, mi corazón pareció detenerse al pensar lo peor, debido a que la coincidencia al haber pensado que tendría que entregarlo con su reacción había sido demasiado obvia.
El Riolu no tardaría en girarse hacia mí, al mismo tiempo que sus ojos finalmente chocarían con los míos.
—"¿Estás bien?" —Preguntó con inocencia, volviendo a golpearme la conciencia el contraste de su realidad.
—Solo estoy cansado… —Reconocí en un pequeño susurro, al mismo tiempo que entraba a la casa y cerraba la puerta con tranquilidad, antes de empezar a caminar hacia mi cama.
—Como veo que estás más recuperado, mañana comenzaremos a ver cómo será tu entrenamiento, así que procura descansar también —Afirmé, antes de tomar una de las almohadas de las dos que tenía, y dejarla en el suelo a un lado de la cama, junto con una de mis mantas, para el pokémon, el cual había notado ese detalle.
El Riolu pareció exaltarse y querer decir algo, más ni siquiera me percaté de lo mismo antes de que este se negara a hablar, para luego únicamente caer en mi cama e intentar cubrirme de alguna manera con las desordenadas sábanas.
Solo hubo silencio tras ello, el Riolu únicamente dio un par de pasos hacia la almohada que le había dejado, palmeándola e intentando acomodarse junto con la pequeña manta. No era tan cómodo como el colchón, más seguía siendo algo que de todas maneras nunca había tenido en sus años de esclavitud. Conforme se giraba de manera leve hacia mí mientras le daba la espalda, no tardaría en volver a apartar la mirada y centrarse en su cómodo estar, cálido bajo el tacto de una suave manta y almohada, protegido contra el viento y frío bajo alguien que le había proporcionado aquello por primera vez de manera incondicional.
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Pensando que quizás… aquel humano no era tan malo después de todo.
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Y aquí termina el capítulo del siglo amigos xD, esta vez sí que están las cosas interesantes para Ryo, antiguamente la incorporación de Taichi nunca había sido considerada, siento que ahora servirá bastante para agregarle un buen primer antagonista a la historia y no saltar con los que tendría después Ryo y el pequeño Riolu ;v. Espero que les haya gustado :3
Comet Galaxy Me alegra que te haya gustado xD, y sí, el Riolu nunca tendrá buena orientación, siempre se basa del aura en sí, pero cuando no puede contar con ello sí que es malo :v jaja
Ryo Miyagi a la orden xd
¡Muchas gracias por comentar! :D
Lord fire 123 La verdad es que yo también pensé en el meme del olimpo cuando escribí la escena xD, le atinaste jaja
Diría que animal, porque infantil solo se considera a humanos xd supongo :o
Yo le doy 2 días uwu jaja
Y siii estoy intentando realmente darle un cuerpo aún mayor a Ryo y Takeru, el solo hecho de incorporar a Taichi, el hacer a Ryo dudar, más "humano" por así decirse, pero también bastante hábil en el combate me gusta mucho w, y eso no es todo, porque también planeo agregar más cuerpo de personaje cuando se muestren los "siguientes personajes" ;v jaja
¡Muchas gracias por comentar! :3
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Eso sería chicos, ahora a comenzar un interesante nuevo arco en Eterna voluntad 2 yay Xd, nos estaremos viendo allá.
Y… sin más que decir, ¡Nos vemos en el siguiente capítulo! :P
