Hola!

A ver, antes que nada, no os equivoquéis conmigo, he recibido algunos mensajes que me dicen que Dumbledore, Hermione y Ron no pueden ser tan malos…

Y estoy de acuerdo, en especial con Dumbledore, los que habeis leido el sexto libro sabeis a lo que me refiero; pero siempre hemos visto a un trío de amigos inseparable y la vida real no es así, a medida que se crece, los amigos se distancian y toman diferentes caminos; teneis que tener en cuenta que Harry ha estado dos años en Ahsvaldry y que se ha dado cuenta de que no necesita a Dumbledore para que lo protejan, allí le han enseñado a hacerlo él mismo; además, se ha dado cuenta de que sus amigos le mintieron y teniendo en cuenta que Harry siempre les ha dado su confianza, el que ellos la hayan roto de ese modo es simplemente inconcebible.

Quizá al final del fic, el trío vuelva a ser un trío o Dumbledore sepa ganarse de nuevo la confianza de Harry, aún no lo tengo decidido, pero de momento no va a ser así.

Bueno, sólo quería aclararos este punto; nunca he dicho que Hermione, Ron y Dumbledore sean malos, pero me apetecía hacer un fic diferente, simplemente eso :D

Ahora sí, un besito a todos y gracias por leer esta rallada :D

Espero que os guste el capítulo, nos vemos al final!

CAPITULO 12: Lechuza de ojos verdes.

"Erebor se acercó hasta Derin que parecía distante mirando como Harry practicaba con el arco y las flechas. Sólo alguien que conociera al capitán de los Lobos Grises podría darse cuenta de que lo observaba con cierta satisfacción. El dios sonrió y palmeándole el hombro se quedó a su lado, observando al chico que parecía tener dificultad para acertar el centro que se movía a gran velocidad empujada por ráfagas que Eirin lanzaba a la diana.

-Lleva dos horas sin parar –dijo Derin serio sin dejar de mirar a Harry.

-¿Qué le has dicho para que esté así? –preguntó Erebor.

El dios se encogió de hombros.

-Que nunca podría tener lo necesario para ser shygard –comentó con aire casual –Erebor frunció el ceño-. ¿Qué? Ha funcionado ¿no? Necesita entrenar más y eso es lo que está haciendo.

-No me gusta la idea de que entrene de esa forma, Derin –le regañó Erebor-. Harry tiene un gran poder y puede ser un shygard si se lo propone en serio, no es necesario pinchar en su orgullo para que él lo haga.

-No le he mentido Erebor –comentó Derin mirándolo por primera vez-. Quizá sea muy poderoso y definitivamente debe de serlo porque es el descendiente de Lahntra y en él se recogen más de cien generaciones de magia y poder, pero no está preparado en estos momentos para ser shygard.

-¿Por qué no?

Derin volvió a mirar a Harry.

-Un shygard debe ser orgulloso, debe tener en cuenta que en una batalla puedes morir o que tu compañero puede morir; un shygard tiene que tener la capacidad de pensar con la mente fría y sin dejar llevarse por la impulsividad; la rabia, la ira, el dolor y el rencor no sirven de nada para enfrentarte en una batalla excepto para morir en ella. Míralo –lo señaló moviendo el mentón ligeramente-, ahora mismo, sólo es un niño asustado, enfadado con el mundo, cansado y hastiado de todo que no es capaz de mirarse al espejo…

Erebor sonrió cuando vio la flecha de Harry cruzar el aire y clavarse en el centro de la diana.

-¿Crees que lo conseguirá?

Derin se encogió de hombros en una muda respuesta y el dios moreno sonrió. Aquella era la forma en que Derin acostumbraba a dar su aprobación"

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

Remus sonrió divertido al entrar aquella tarde en la sala común y encontrar a Harry revisando su libro de pociones de cuarto con el entrecejo fruncido, mordiéndose el labio inferior, un pergamino a su lado y moviendo la pluma amarilla y rojiza en el aire mientras leía las letras del libro.

-Después de todas las veces que maldecías la clase de Pociones y ahora te encuentro repasando tus libros.-Harry sonrió mientras el licántropo se acercaba a él y se sentaba de forma informal sobre el reposa brazos de la butaca-. ¿Buscas algo en particular?

-La poción que crea una barrera mental –dijo el chico frunciendo el ceño-. Estaba seguro de que estaba en este libro… -pasó la hoja de nuevo.

-¿Para qué quieres esa poción? Creí que ya sabías bastante de…

-No es para mí –contestó el chico-. Es para ti y para Neville –Remus lo miró.

-Explícame eso.

-Hasta que no domines del todo la Oclumancia no puedo dejar que hables solo con Dumbledore –le explicó-. Si tomas esta poción antes de hablar con él, podrás hacerlo sin temor a que lea tus recuerdos o lo que estás pensando en esos momentos.

-Entiendo… -contestó algo decepcionado por no haber aprendido todavía nada con sus encuentros con Giliath.

-No te preocupes Remus, no te estoy echando nada en cara –le contestó el chico con la habilidad de adelantarse a sus propios pensamientos a veces-. Sé que lo estás intentando y sé lo difícil que es levantar una barrera en tu mente… en especial para ti.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Quiero decir –el chico dejó la pluma sobre el pergamino y miró al licántropo-, que hay cosas que no puedes olvidar, y eso hace que recuerdes otras cosas… Por eso se te complica tanto la oclumancia.

-La noche en que me mordieron…

-Sí, eso mismo –corroboró el chico-. No fue tu culpa, pero es un recuerdo que tienes demasiado apegado a ti porque cada mes, te ves obligado a recordarlo –le sonrió-. Eso hace que no puedas olvidarlo, y te lleva a recordar otras cosas…

-El modo en que tu padre y Sirius se hicieron animagos por mí, el momento en que Lily y Cathy se enteraron…

Harry se encogió de hombros.

-Por ejemplo –se limitó a contestarle-. Son demasiados recuerdos Remus para querer que se marchen de la noche a la mañana.

-Por eso la poción.

-Exacto. Confío en que podrás hacerlo tú solo en poco tiempo –le contestó ganándose una sonrisa del hombre lobo-, pero hasta que puedas hacerlo, tendremos que solucionar tu pequeño problema ¿de acuerdo?

-¿Y Neville?-el chico se encogió de hombros.

-Tengo la sensación de que Hermione y Ron van a atosigarlo a preguntas. Haré una variante de la poción para que se vea incapaz de decir nada de lo que hablamos.

-¿Se lo dirás? –le preguntó el hombre.

-Por supuesto. Le ofreceré la oportunidad de tomar la poción o no hacerlo. No voy a engañar a nadie, Remus. Y hablando de Ron y Hermione, ten cuidado ¿de acuerdo?

-¿Qué quieres decir Harry?

-Quiero decir que intentarán acercarse a mí por medio de ti, de Neville, de Giliath y Erebor.

Ante la mención del nombre de la diosa, Remus se mostró un poco más protector y el chico lo notó, además, el aura de Remus había adquirido de repente un extraño color rosado.

-No juegues con ella Remus –le advirtió el chico-. Lo ha pasado muy mal y lo último que deseo es tener que enfrenarme a ti por que le has hecho daño –añadió.

-Jamás lo haría Harry, por eso aún no he dicho nada, quiero aclararme… a veces el pasado me parece demasiado reciente… -Harry asintió- ¿Derin? -preguntó el hombre mirándolo y cambiando de tema.

-¿De verdad crees que alguno de los dos se atreverá a acercarse a Derin para preguntarle por mí? –preguntó Harry con una sonrisa burlona en el rostro que hizo a Remus sonreír.

-De acuerdo –se rindió. Esbozó una sonrisa-. ¿No se supone que el adulto soy yo y que yo debería decirte que tengas cuidado?

-Y lo harás cuando tengas que hacerlo –le contestó Harry-. Pero nunca puedes aconsejar sobre algo si hay alguien que sabe más que tú –añadió divertido pasando una página del libro-. Aquí está.

-¿Irás a clase de defensa?

-¿Bromeas? No me la perdería por nada del mundo –sonrió satisfecho mientras apuntaba los ingredientes en el pergamino.

-¿Qué os va a explicar Erebor hoy?

-Criaturas malignas –dijo divertido Harry-. Espera a que Hermione se entere de que los vampiros son considerados criaturas de la noche y no malignas y que en cambio, los elfos domésticos sí fueron considerados una vez como criaturas malvadas.

Remus sonrió.

-Te estás divirtiendo con todo esto ¿cierto?

Harry se encogió de hombros.

-Sí, no voy a negártelo. Por primera vez en mi vida me estoy divirtiendo y no creo que eso sea algo malo ¿no?

-Lo es cuando lo haces a costa de las personas que te rodean.

-Pero ellos ya no me rodean Remus –contestó Harry tajante-. Una vez lo hicieron, pero ya no. Ellos tomaron su decisión y ahora, yo he tomado la mía. ¿Crees que me he equivocado?

Remus lo miró unos segundos y le pareció estar mirando a James. Era cierto que Harry tenía los ojos de su madre, incluso diría que la boca y la forma de la cara era ligeramente más parecida a la de Lily que a la de James, pero eran sus expresiones, esa forma de sonreír de medio lado, ese brillo en los ojos, travieso y divertido, la mirada cómplice, la sonrisa sarcástica y a la vez tímida que James solía utilizar para conquistar a las chicas, salirse siempre con la suya o aparentar no haber roto un plato en su vida, lo que hacían que Harry se pareciera más a James que a Lily.

-No Harry. No creo que te hayas equivocado… -le sonrió-… Puedo entender el daño que te hicieron… Después de todo, les entregaste tu confianza… y ellos no la supieron cuidar y respetar como debían haberlo hecho…

-¿En qué momento dejamos de hablar de mí para hablar de Pettigrew? –preguntó el muchacho algo seco.

Tocar el tema del traidor de sus padres siempre le ponía de mal humor y pese a que había intentado no hacerlo, no podía evitar sentir como la sangre hervía cada vez que el animago era mencionado.

-Siempre que hablamos de traición su nombre me viene a la cabeza Harry –le confesó el hombre lobo-. Después de todo, una vez fue mi amigo…

Harry esbozó una media sonrisa.

-No somos tan diferentes ¿verdad? –Remus le revolvió el cabello a modo de respuesta silenciosa.

-¿Para cuándo podrás tener la poción? –le preguntó cambiando sutilmente de tema.

-Tres días –contestó él-. ¿Qué harás ahora?

-Había pensado en ir a visitar a tu caballo alado, ¿crees que haya algún problema?

Harry le sonrió.

-Ninguno, ya te conoce, no te hará daño. Pero procura que nadie más lo vea, ¿de acuerdo? Feamor no es muy amigo de las visitas.

-Tranquilo, no creo que nadie quiera adentrarse en el bosque ni siquiera siendo de día.

-Y no intentes montarlo –le advirtió-. Sólo me deja hacerlo a mí.

-De acuerdo. ¿Irás hoy a cenar? –el chico asintió-. Entonces nos vemos después Harry.

-Dile a Feamor que iré mañana a verlo.

Remus iba a preguntarle si estaba seguro de que el caballo le entendería, pero una mirada por parte de Harry le hizo comprender que era una pregunta absurda y que sí que lo haría.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

Se sentaron en la mesa junto a Derin, Harry consciente de que las miradas del Gran Comedor estaban clavadas en él pero sin querer darle importancia. Se sirvieron cada uno una porción de pollo asado con abundante puré de patatas y Erebor le ofreció a Harry y Derin un poco de vino antes de servirse él mismo.

-¿Qué tal la clase? –preguntó Derin mirando a Harry.

-Bien. –sonrió-. Como las que he tenido hasta ahora. Los que no se acercan a mí porque me tienen miedo, se dedican a criticarme por mi cambio a mis espaldas –se encogió de hombros.

-¿Y estás bien? –le preguntó directo como siempre.

-Me acostumbraré –le informó el chico haciendo un gesto con la mano para darle a entender que no tenía importancia.

En realidad, ya se había acostumbrado al trato nuevo de sus compañeros, tanto de los leones como de las otras casas restantes. Ni siquiera le había sorprendido el comentario de Dean durante la última clase de DCLAO que había tenido con Erebor.

(flashback)

-Muy bien chicos –dijo Erebor entrando en la clase-. Quiero ver qué sois capaces de hacer ¿de acuerdo? Poneros por parejas por favor, vamos a lanzarnos una serie de hechizos y maleficios para ver en el nivel en el que está cada uno.

-¿Le entregamos ahora los trabajos, profesor? –preguntó Hermione después de levantar la mano y esperar a que Eerbor le diera permiso.

-Pueden entregármelo a final de la clase, señorita Granger –informó-.Ahora poneros en parejas. Harry, conmigo.

-¿Es que tiene miedo de que le hagamos algo a Potter, profesor?- preguntó con toda inocencia Dean Thomas sentado junto a Seamus.

A ninguno le sorprendió que fuera un león el que hiciera una pregunta como aquella, después de todo, desde que Harry no compartía dormitorio con ellos y su actitud se había vuelto fría y distante hasta el punto de anunciar que no participaría en los torneos de quiddich, más de uno lo había visto como un aliado del enemigo, entendiendo como enemigo a las serpientes, sobre todo desde el momento en que había ayudado a Pansy Parkinson con aquel lilepton.

Había corrido además el rumor cierto de lo ocurrido en clase de Transformaciones, el desplante que Harry le había hecho a Ron y la forma en que había ayudado a Katrina en lugar de ayudar a Hermione. Y todos habían deducido anticipadamente sin siquiera conocer los hechos del verano, que Harry Potter se creía demasiado especial para estar con las dos personas que siempre lo habían apoyado y ayudado.

Neville no había dicho nada más que una breve frase: "No sé que ha ocurrido. Pero Harry, sigue siendo Harry".

-No, señor Thomas. Tengo miedo de que él pueda hacerles algo a ustedes –contestó sin perder la sonrisa y la compostura. Harry sonrió a medias.

Con un movimiento de varita falsa, Erebor movió los pupitres hacia las paredes dejando el centro del aula vacío y libre.

(fin flashback)

-Supongo que yo actuaría del mismo modo que ellos si estuviera en su lugar –dijo el chico antes de beber de su copa un poco de vino.

-Tú nunca actuarías como ellos Ainur –dijo Derin seguro de sus palabras-. Antes preferirías morir que traicionar a los tuyos, por mucho que hubiesen cambiado.

Harry iba a contestarle algo cuando vio entrar a Remus y Giliath en el Gran Comedor. El hombre lobo se veía bastante cansado mientras que Giliath permanecía fresca, como siempre. Era evidente que habían estado practicando oclumancia y era más que evidente quién era el alumno y quién había sido la profesora.

Frunció el ceño cuando al pasar junto a la mesa de Gryffindor, Hermione y Ron se levantaron para interceptar a la pareja.

-¿Qué ocurre? –Derin dirigió su mirada hacia donde estaba mirando Harry y lo entendió-. ¿Quieres que vaya?

-No, no es necesario. Sabía que iban a intentar hablar con él y le preví sobre ello -Aún así, Harry no apartó su mirada del trío mientras se alejaban hacia la puerta. Giliath se dirigió hasta ellos y los tres se pusieron de pie para ofrecerle asiento. Harry no se volvió a sentar junto a ellos.

-¿Dónde vas?

-Mista va a dar un paseo –anunció el chico mirando la puerta-. Espero que no le hayas cansado mucho Giliath. Ron y Hermione pueden llegar a ser bastante agotadores cuando se lo proponen.

-Remus no es tan débil como insistes en creer Ainur –le aseguró la diosa-. Deberías de verlo como un adulto y no como lo único que te queda.

-Giliath –le miró-. Remus es lo único que me queda de mi pasado.-La diosa no dijo nada-. Nos veremos luego.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

"El corazón puro de Lahntra dejará a sus descendientes en linaje, su pureza y su bondad ilimitada, capaz de perdonar los peores crímenes que jamás hayan existido, incluido el que su hermana llevó a cabo con ella misma.

Y la fuerza de Lahntra guiará y protegerá a sus descendientes hasta el momento en que el destino quiera que Elea se alce de nuevo clamando venganza hacia su descendencia, pues únicamente la diosa del Mal desea gobernar el mundo y no permitirá que el linaje de su hermana entorpezca su camino hacia la gloria eterna.

Y llegará el momento en que uno de los descendientes de Lahntra, reunirá todo el poder en una sola persona y será capaz de librar una batalla a muerte contra su enemigo para librar a todos los mundos existentes del poder y el mando que Elea quiera instaurar bajo un manto de terror y oscuridad.

Y el descendiente de Lahntra tendrá que afrontar los peligros solo, pues sólo él puede hacerlo y nadie puede ayudarlo pues es su destino, aquello por lo que ha nacido, aquello por lo que existirá.

Y cuando la décima luna abandone los cielos de Ahsvaldry, en su último milenio de vida como soberana de los cielos de la noche, la lágrima de Lahntra recuperará todo su poder y su esplendor sobre el pecho de su depositario, y la daga oscura recuperará la luz que una vez tuvo para guiar al Elegido hasta su camino, y el colgante que una vez Elea poseyó, brillará en la oscuridad y clamará para satisfacer las peticiones de la sangre vertida en su honor, y Elea se alzará y el Elegido deberá enfrentarla"

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

Hermione hubiese esperado que Remus los hubiese conducido hasta sus habitaciones en el quinto pasillo, de ese modo, podría haber recordado la contraseña y hubieran podido entrar en cualquier momento para ver a Harry.

Pero el hombre parecía haberle leído los pensamientos, pues al llegar a las escaleras, subió a la segunda planta y giró en el pasillo tercero, abriendo la puerta del aula en desuso que una vez perteneció a la clase de Transformaciones y que los merodeadores solían utilizarla para llevar a cabo sus reuniones secretas.

Los invitó con un gesto a entrar e ingresó en la estancia detrás de ellos. Una lechuza gris estaba apoyada en la ventana. Ninguno de los tres presentes le dio mayor importancia.

-¿Y bien? ¿Qué queríais? –preguntó calmadamente Remus.

-Necesitamos saber todo lo posible de James, Lily y Sirius –dijo Hermione sin andarse por las ramas.

Ron a su lado asintió fervorosamente.

-¿Para qué? No creo que os hayan puesto ningún trabajo que implique saber esa información, ¿verdad? –preguntó divertido sentándose sobre la mesa de uno de los pupitres.

-Sólo queremos saber todo lo posible sobre el mundo de Harry, Remus –le dijo Ron ganándose una mirada de Hermione.

Ron asintió en silencio. Por unos momentos había olvidado que ella era la que iba a hacer las preguntas, él solo estaba como apoyo moral.

-¿Para qué? –volvió a preguntar el licántropo.

-Estamos muy arrepentidos y queremos volver a ganarnos su confianza, Remus –le explicó Hermione tranquilamente-. Así que queremos saber… cómo eran sus padres y Sirius cuando Harry era un bebé. He leído que los bebés tiene recuerdos y si nosotros –se señaló a si misma y a Ron que la miraba con la frente arrugada como si estuviera pensando qué era lo que su amiga pretendía-, podemos recrear alguna situación que le recuerde a sus padres… quizá él empiece a confiar de nuevo en nosotros.

La lechuza en la ventana emitió un ligero gorjeo que a Remus se le antojó casi divertido y provocó que la mirara. Ojos verdes. Sólo había una persona con unos ojos tan verdes y brillantes como los que aquella lechuza tenía. Sonrió de forma imperceptible para los dos alumnos que tenía delante.

Levantándose de donde estaba medio sentado, Remus se dirigió a la ventana con paso tranquilo y la abrió, estirando su mano para que la lechuza se posara en él, cosa que hizo de inmediato. Remus sonrió y le acarició la cabeza con el dorso de la mano.

-Eres un poco curioso ¿cierto?

La lechuza ululó.

-Lo que me estáis sugiriendo… -empezó a decir el hombre-… es que vais a recrear una situación que Harry haya vivido de pequeño para que él, al recordar a James y Lily se de cuenta de lo que vosotros le importáis, ¿cierto? – Hermione asintió.

La lechuza dio un respingo en su brazo y el hombre lo notó por lo que la acarició de nuevo.

-¿Nos vas a ayudar? –preguntó Ron.

-No.

La respuesta del profesor había sido tan tajante y escueta que ninguno de los dos alumnos pudo pensar en algo para rebatirla. Habían dado por sentado que Remus los ayudaría. Sólo se trataba de un recuerdo, hacerle recordar a Harry algo que hubiera vivido con sus padres para que él confiara de nuevo en ellos.

Lo cierto era que la idea había sido del director Dumbledore que cuando había escuchado la idea de ellos de buscar algo en referente a Lily, James y Sirius, se había ofrecido inmediatamente a explicarles el hechizo para regresar a los recuerdos del pasado; idea que a ellos dos les había parecido perfecto. Se trataba de que Harry recordaría y sentiría la confianza hacia ellos que una vez hubo sentido hacia sus padres y Sirius siendo bebé.

-¿Por qué no? El director Dumbled…

Pero Ron no terminó su frase porque Hermione le advirtió con la mirada que era mejor que se callara en aquel mismo instante. Remus sintió como la lechuza se ponía nerviosa y empezaba a aletear. Ante la mirada de los chicos, el ex profesor de DCLAO abrió de nuevo la ventana y dejó que el ave se marchara, siguiendo el vuelo del animal hasta que lo vio adentrarse en el Bosque Oscuro. Suspiró. Al menos sabía que con Feamor estaría bien.

-Así que ha sido idea de Albus ¿no? –dijo el profesor mirándolos a ambos. Miró directamente a Hermione-. Y supongo que una bruja tan inteligente como tú no te has dado cuenta de que lo que ibais a hacer era robar los recuerdos de Harry… uno de los pocos que le quedan de sus padres ¿verdad?

Hermione se sonrojó pero no dijo nada al respecto.

-¿Y a ti qué fue lo que te dijo esta vez Ron? –le preguntó con voz cansada-. ¿Qué fue? ¿Qué era lo mejor para Harry, que estaba en peligro o simplemente te hizo pensar que había sido tu fantástica idea y que con ella podríais recuperar de nuevo la confianza de Harry?

El pelirrojo bajó la cabeza.

-Pensadlo un momento; ibais a entrar en los recuerdos de Harry despojarlo de uno de los pocos recuerdos en los que era feliz junto a sus padres y Sirius… ibais a hacerle creer que sus sentimientos de tranquilidad, confianza y bondad dirigido a sus padres, a esos padres que nunca pudo conocer, estaban dirigidos a vosotros… Ibais a quitarle una parte de él…

-Tú mismo lo has dicho, Harry no recuerd…

-No quieras terminar esa frase Ron por favor, si alguna vez de verdad has sido amigo de Harry, no te atrevas a terminar esa frase delante de mí. Te vi nacer Ron, el primero de tus hermanos que te tomó en brazos fue Charlie y bromeó diciendo que sería tu hermano favorito porque había sido el primero en cogerte… -vio como el chico agachaba la cabeza-. Resulta irónico que sea precisamente Charlie el hermano con quien tienes una mejor relación, ¿no te parece?

-Pero no sig…

-¿Lo recuerdas? –volvió a preguntar Remus mirando a Ron e interrumpiendo a la chica. Ron lo miró-. ¿Recuerdas el momento en que él te cogió? –Ron negó-. No, claro que no, eras un bebé… Pero sí sientes ese lazo de conexión que te une a él ¿verdad? Con él es diferente que con el resto de tus hermanos, ¿cierto? –Ron asintió en silencio-. Y a pesar de que nunca te preguntaste el por qué, yo te acabo de dar la respuesta…

-Nosotros sólo queríamos recuperar a Harry –intentó defenderse Hermione.

-Lamento ser yo quien os diga esto, chicos, pero no podéis recuperar a Harry porque ya no es el mismo y los dos lo sabéis; lo perdisteis con el primer informe que le pasasteis a Albus sobre él, cuando le engañasteis de la forma en que lo habéis hecho… Y aunque esa hubiese sido una buena causa –le añadió a su pequeño discurso-, no era el mejor modo de hacerlo y ambos lo sabéis. Quizá deberíais empezar a hacer lo que queréis hacer y no lo que Albus os recomienda… -el lobo dentro de él empezó a ganar terreno dentro de su propio cuerpo; habían estado a punto de querer lastimar a su lobezno y eso era algo que no podía permitir; decidió salir de delante de ellos dos antes de que el lobo ganase a su buen juicio-. Disculpadme, tengo que hacer algunas cosas.

Y sin decir nada más, dejándolos a ambos allí, en aquella aula, el hombre salió. Ellos dos estaban actuando por inercia de Albus, era él quien los estaba manipulando, pero ellos ya tenían derecho a tomar sus propias decisiones y eso era lo que habían hecho; había decidido aceptar la palabra del director ignorando los sentimientos de quien había sido su amigo, casi un hermano para ellos.

En aquellos momentos sólo le preocupaba Harry. Por su forma de actuar, estaba seguro de que él también conocía el significado de lo que querían hacer. Y por su reacción, sabía que no estaría muy contento; no podía culparle por ello.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

Giliath se paseaba por toda la sala común haciendo resonar el poco tacón que sus zapatos tenían. Daba una vuelta, se detenía frente a la chimenea, giraba y volvía a caminar hasta el otro extremo de la sala, se detenía y volvía a girar sobre sus talones.

Erebor permanecía sentado cerca del fuego apagado, una pierna cruzada elegantemente sobre la otra y un libro en la mano, pero si uno se fijaba bien se podía ver que sus ojos no se movían por lo que no estaba leyendo; se dedicaba únicamente a sostener el libro frente a él seguramente en un intento de tranquilizar a Giliath, o en un intento de contener sus ganas de ir a intercambiar unas palabras con el director del colegio.

Habían prometido no hacer nada contra Albus hasta que Harry no llegase y ellos fueran testigos de su estado anímico, pese a que los dos estaban conectados con Harry y en aquellos momentos la decepción y la ira hervían dentro de él.

Derin estaba sentado en el sofá con una de sus espadas sobre el regazo mientras pasaba un paño de hilo blanco para limpiarla y darle brillo. Parecía el más calmado de los tres, aunque si se observaba el modo que tenía de mirar la espada y el brillo que sus ojos adquirían cuando lo hacía, más de uno hubiese imaginado que el dios estaba pensando en más de una forma de hacer que aquel que hubiese pretendido herir a Ainur, se arrepintiese de ello.

Remus competía con Giliath dando paseo por la sala, sólo que lo hacía de forma diferente. Se sentaba, se levantaba, paseaba y volvía a sentarse después de mirar hacia la entrada de la sala común esperando que Harry entrara en cualquier momento.

Lo cierto es que aquella situación le recordaba a cuando James y Sirius se escapaban de sus ojos para ir a gastarles alguna broma a los chicos de Slytherin y era él quien se quedaba en la sala de Gryffindor esperando por ellos y pidiendo en silencio que Filch no les hubiese pillado.

Giliath detuvo su paseo.

-¡¿Cómo demonios se ha atrevido a hacer algo así!

Erebor elevó su mirada hacia la diosa. Derin no hizo nada, pero sus manos dejaron de limpiar la espada, prestando atención a las palabras de la mujer. Remus la miró.

-No hubieran podido hacerlo –intentó tranquilizarla Erebor-. Sabes perfectamente que Ainur se hubiese dado cuenta tan pronto hubiesen intentado…

-¡Pero ese no es el punto! –exclamó indignada Giliath-. ¡Querían robarle un recuerdo Erebor! ¡Tú mejor que nadie sabes lo que Ainur ha pasado en su vida! ¡Pretendía tomar un recuerdo y transformarlo para su propio beneficio! ¡Ese idiota manipulador y esas dos pequeñas sabandijas que parecen sus peones y sus marionetas pretendían hacerle a Ainur más daño del que nadie hubiese podido hacerle nunca!

-No lo hubiese superado –dijo Derin con voz fría y gutural-. Si Ainur se hubiese dado cuenta de ello, no lo hubiera superado y probablemente hubiese decidido desaparecer de aquí.

-¡Y hubiese sido lo mejor que podría haber hecho! –exclamó Giliath sorprendiendo a Remus-. ¡¿Qué es lo que este mundo le ha ofrecido! -intentó tranquilizarse respirando profundamente-. Dolor, miedo, desconfianza, traición… Nada más… ¿Por qué insiste entonces en quedarse aquí?

Remus observaba en silencio la reacción de Giliath. No había visto a la mujer tan furiosa nunca durante el corto espacio de tiempo que habían compartido juntos. Desde el principio había notado la protección cálida y femenina que ella le brindaba a Harry pero jamás hubiese podido imaginar que podría llegar a ponerse tan furiosa por proteger a Harry de alguien que quisiera hacerle daño.

Se dio cuenta de que los tres adultos que estaban con él en la sala habían adoptado una actitud distante y calculadora; la misma actitud que había visto cientos de veces en Sirius antes de tener que marcharse a alguna misión; era la actitud digna de un combatiente, de un luchador, de un superviviente. Estaban dispuestos a saltar en cualquier momento para proteger a Harry sin importarles las consecuencias a ninguno de ellos.

-Giliath, si Ainur aparece por esa puerta y me dice que quiere regresar a Ahsvaldry y terminar con su vida aquí, lo respetaré y seré el primero en crear un portal para volver allí –le dijo Erebor aparentemente tranquilo-. Y juro por la diosa Lahntra que Albus Dumbledore, así como todos los que le han hecho daño a Ainur, tendrán su justo merecido –Giliath lo miró mientras Erebor se levantaba dejando el libro a un lado y se ponía delante de ella sujetándola por los hombros-. Pero no vamos a intervenir en su decisión, ¿de acuerdo? –Derin alzó su vista esta vez dirigida a Erebor y lanzó un gruñido a modo de respuesta, como si la pregunta también hubiese sido dirigida a él. Remus estaba seguro que así Había sido-. Si quiere irse, nos iremos, si quiere quedarse, lo haremos. Él tiene un destino que cumplir aquí antes de que a décima luna abandone Ahsvaldry y es su decisión cumplir su destino o evitarlo.

La mujer asintió en silencio. Derin giró su cabeza hacia la puerta y como movido por un resorte, Erebor y Giliath hicieron lo mismo en el momento en que la puerta se abría y un Harry furioso, con el ceño contraído, los ojos verdes destilando ira y los puños fuertemente cerrados alrededor de sus caderas ingresaba en la habitación sin prestar atención a las miradas de preocupación y reprobación que los tres dioses dirigían a sus ropas, manchadas de sangre y cortadas en algunos sitios como el vientre, los hombros y los brazos que habían sido descubiertos.

Derin fue el primero que se levantó y después de inspeccionarlo atentamente como siempre hacía, le sonrió a medias.

-Espero que Feamor esté bien –le dijo.

-Feamor está perfectamente –contestó Harry avanzando en silencio mientras se quitaba la camisa hecha jirones y la tiraba al fuego después de encenderlo con un movimiento de su mano-. ¿Estás bien Remus?

-Debería ser yo quien te preguntara eso –el adolescente sonrió-. ¿Dónde has estado?

-Necesitaba liberar energía –contestó el chico estirando los músculos de su espalda frente al fuego-. Feamor es el único que puede aguantar mis ataques y lanzarme algunos cuando estoy de esta forma.

-¿Has peleado con tu pegaso? –preguntó Remus preocupado.

-No era mi intención –Giliath se acercó hasta él y colocó sus manos en los hombros sin moverlas, relajándolo lo suficiente para que el chico lo apreciara-. Gracias, Giliath. -La mujer, como toda respuesta, le besó en la frente mientras hacía un vano intento de colocarle el cabello-. Fui a verlo y él también estaba inquiero y algo rebelde –admitió sin mirar a ninguno de los presentes-… Comprendía perfectamente el fuego que guardaba dentro y la energía que estaba deseando liberar, así que peleamos –anunció con tranquilidad.

-¿Estás bien? –preguntó Erebor-. Tu energía aún está alterada.

-Se me pasará –suspiró el chico levantándose del sofá.

-¿Has decidido algo?

-No voy a marcharme Giliath –la diosa lo miró-. Te conozco demasiado bien para saber lo que estás pensando sin tener que meterme en tu cabeza –le sonrió-. Sabes que tengo que hacerlo, por mucho daño que me hagan o que me vayan a hacer –añadió-. Se lo debo a toda la gente que ha muerto a manos de Voldemort. Si alguno de vosotros quiere regresar a Ahsvaldry no se lo impediré… -añadió.

-¿De qué estás hablando? –preguntó de repente Erebor-. No vamos a dejarte solo.

-Sólo queríamos saber qué pensabas hacer –dijo Giliath.

-Para eso bastaba con que os hubierais metido en…

-¡No vamos a meternos en tu mente! –gritaron al mismo tiempo Erebor y Giliath causando una risita leve en Harry y una sonrisa en Derin que parecía estar de acuerdo con la pregunta de Erebor y Giliath pese a que no había dicho nada.

-Gracias –fue todo lo que dijo el muchacho. Miró a Remus-. Y a ti también. Pudiste haberles dicho que sí.

Remus sonrió.

-¿Desde cuando puedes transformarte en lechuza? –fue la única pregunta que Remus le hizo.

Harry sonrió divertido.

-Hacía mucho que Mista no salía de paseo –se encogió de hombros de forma inocente.

-¿Mista?

-Significa gris. ¿cómo supiste que…

-Tus ojos –le sonrió-. Conocería tus ojos en cualquier parte Harry…. Son iguales que los de Lily, el mismo color, el mismo brillo, la misma intensidad.

El chico sonrió y se acercó a él para darle un pequeño abrazo.

-Es el mejor cumplido que podías hacerme esta noche… -le susurró.

Se separó de él y besó a Giliath en la mejilla, quien le devolvió el gesto besándole en la frente antes de que Erebor pusiera una mano en su hombro de forma tranquilizadora. Derin se limitó a mirarle y asentirle.

-Voy a dar una vuelta –dijo el chico levantándose.

-Es muy tarde Harry –le dijo Remus sinceramente preocupado por el muchacho.

-Lo sé… sólo quiero… -suspiró-. Necesito respirar un poco de aire, ¿de acuerdo?

-Pero si acabas de… -Giliath le puso una mano en el brazo a Remus para que dejase de hablar y le negó suavemente con la cabeza.

-Remus, estaré bien –le contestó el chico-. Prometo no volver a pelear con Feamor… sólo necesito pensar el modo de afrontar mañana a Dumbledore sin querer matarlo ¿de acuerdo?

Derin esbozó una sonrisa.

-¿Quieres compañía? –le preguntó Erebor.

-No, necesito estar solo…-dijo el chico-. Giliath –la diosa le miró-, voy a ir a verlos, mañana. Necesito verlos.

Giliath asintió despacio. Comprendía perfectamente lo que el chico necesitaba puesto que ella misma estaba sintiendo lo que el chico sentía en aquellos momentos.

-¿A quién quiere ir a ver?

Erebor se giró hacia Remus.

-Es demasiado pronto para que lo sepas, Remus –le dijo con tono formal pero suave que no admitía réplicas.

Si alguno pensó que el hombre lobo insistiría en el asunto, se equivocó porque Remus asintió ligeramente dando a entender que comprendía perfectamente el silencio que los tres adultos parecían mantener sobre ciertos aspectos.

-Será mejor que vayamos a dormir –interrumpió Giliath con voz suave y tranquila-, creo que a todos nos conviene.

Nadie puso reparos.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

Llevaba un buen rato despierta pero aún no se había levantado de la cama. Había estado pendiente de la conversación que las chicas con las que compartía dormitorio habían tenido. Le parecía increíble que Sam, Susan, Jen y Emily fuesen tan hipócritas y crueles como podían llegar a serlo las chicas de Slytherin.

Era cierto que nunca había congeniado con ellas; eran totalmente diferentes y opuestas, pero jamás había supuesto que llegasen a criticarla del modo en que lo habían hecho aquella mañana; parecía que no había nada en ella que pudiera gustarles; ni su físico, ni su personalidad; había escuchado como decían que ella se hacía la interesante únicamente por ser la mejor de su promoción y la habían acribillado por haber fallado la última poción que habían realizado durante la última clase.

En ningún momento ninguna de ellas se había acordado de que la tarea de Sam de Transformaciones de segundo hubiese sido un desastre si ella no le hubiese indicado el modo correcto de mover la varita; Jen no mencionó que fue ella quien la ayudó a volar cuando en primero le daba miedo tocar una escosa, Emily fue incapaz de defenderla cuando el curso anterior ella misma había lanzado un hechizo petrificante a un grupo de chicas de Slytherin cuando intentaban hechizar su escoba durante un partido de quiddich y Susan parecía haber olvidado por completo que cuando Jeremy de Hufflelpuff la había dejado durante el año anterior, ella había sido la única que la había apoyado y había escuchado sus llantos y lágrimas hasta bien entrada la noche, mientras las demás dormían.

Parecía que ninguna de ellas recordaba nada de eso. Y hubiese estado acostumbrada a ello, después de todo, comentarios despectivos hacia su aspecto físico por pesar más de lo que las chicas de su edad pesaban, los había estado escuchando desde que tenía nueve años, incluso menos. Su madre, solía decirle que no se preocupara, que eso simplemente lo decían porque tendían a burlarse de la gente más débil para poder sentirse ellos más fuertes. Sí, hubiese estado acostumbrada a los insultos y las malas palabras como lo estaba ya de las que salían de boca de las serpientes; pero ellas jamás se lo habían dicho directamente. Jamás las había escuchado criticarla del modo en que lo habían hecho aquella mañana.

Eso era lo que realmente le había dolido. Se lo podía esperar de los desconocidos y sus enemigos, de todos aquellos que siempre habían estado burlándose de ella, pero jamás se lo podría haber esperado de aquellas que nunca habían dicho nada en su contra.

Se levantó de la cama y se dirigió al baño, se miró al espejo levantando levemente la camisa de dormir blanca por encima de la tripa y poniéndose de perfil analizó cada centímetro de vientre y estómago. Su mano libre palpó su piel y pellizcó ligeramente la carne atrapando la grasa de su cuerpo. Dolor. Rabia. Lágrimas pasadas, sentimientos de decepción hacia ella misma y hacia los demás, hacia aquellos que la juzgaban sin molestarse antes en conocerla.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

Para cuando Erebor despertó aquella mañana, Harry ya llevaba dos horas entrenando en la Sala de los Menesteres con Derin. El muchacho parecía cansado y agitado, casi al borde de su límite de fuerzas, pero su estado no era nada comparado con el de Derin; el dios estaba jadeando, tenía varios golpes en el abdomen y marcas rojas en los brazos debido a la fuerza con que Harry le había golpeado allí.

Un último ataque, una combinación de golpes y magia dirigidos a la parte superior del cuerpo, envió a Derin al otro lado de la sala y justo cuando parecía que iba a estrellarse contra el muro de piedra sólida, una pared acolchada detuvo su golpe.

El dios, cayó al suelo jadeando y visiblemente sorprendido por el ataque que Harry había echo. Derin lo miró. Desde que la noche anterior Harry se había ido a dormir después de anunciar que había tenido una ligera pelea con Feamor, sabía que el chico no iba a dormir mucho. No se había equivocado cuando se había despertado y lo había esperado en la pequeña sala común; quince minutos después había salido Harry con la intención de ir a buscar de nuevo a Feamor pero se había encontrado de cara con el joven dios.

No había hecho falta palabras ni promesas, una mirada. Era increíble cómo podían llegar a comunicarse a través de una simple mirada.

"Sin reglas, sin normas, utiliza todo el poder que quieras". Esas habían sido sus palabras nada más entrar en la Sala de los Menesteres. Una hora después, con el cuerpo dolorido, no se arrepentía de sus palabras.

Harry necesitaba liberar la tensión y la energía antes de que decidiera ir a hablar con Dumbledore, porque estaba seguro de que Harry no dejaría pasar aquella ocasión para ir a hablar con ese anciano director al que él, encantado, le hubiese enseñado su espada bien de cerca; quizá demasiado.

-¡Derin! ¿Estás bien?-Asintió, aún aturdido y se puso en pie para ver como Harry se dirigía a él y le ofrecía la mano para estabilizarlo-. Perdona, no debí dar ese último golpe…

-¿Estás mejor? –le preguntó Derin simplemente.

Harry asintió.

-Si haber entrenado conmigo hasta el punto de gastar tu energía para que no acabe consumiéndote te ha servido de algo, mis golpes no son nada –le dijo el dios-. Giliath puede curarme en un momento –añadió. Harry no contestó. Colocó su mano izquierda alrededor de la lágrima de Lahntra y extendió su mano derecha hacia el cuerpo de Derin.

El dios, sabiendo lo que iba a hacer, relajó los músculos y puso su confianza en el muchacho adolescente que tenía delante. Notó como el aura dorada de Harry lo rodeaba por completo y como en las zonas doloridas de su cuerpo debido al entrenamiento particular que ambos habían tenido, un suave calor se centraba.

-Gracias… -murmuró Derin cuando Harry retiró su poder de él observando con satisfacción que los golpes y morados habían desaparecido, así como alguna que otra herida que la espada de Ainur le había provocado.

-Fue mi culpa, yo lo corrijo –le contestó Harry sin sonreír.

El reloj anunció las siete de la mañana.

-¿Bajarás a desayunar? –preguntó Derin mientras Harry curaba sus propios golpes y heridas, muchas menos de las que Derin había sufrido.

-Tengo que hablar con alguien antes –anunció el chico-. Por cierto, necesito que me hagas un favor. ¿Podrías buscar a Verónica Ollivers de Gryffindor? Necesito hablar con ella antes del desayuno, en el vestíbulo –le pidió.

-¿Es ella "el león" de la carta de aviso? –preguntó el dios.

-Sí, y quiero darle las gracias… Lo hubiera terminado descubriendo pero ella me ha ahorrado mucho trabajo –lo miró evaluándolo-. ¿Estás bien? Tu aura está un poco…

-Estoy bien, sólo cansado –admitió Derin. Harry enarcó las dos cejas y se cruzó de brazos; no era propio que el dios admitiera que estaba cansado, al menos, no públicamente pese a que en privado con él más de una vez había maldicho a cualquiera que le hubiera hecho una herida grave durante un combate-. ¿Qué?

Harry sonrió.

-Nada. Remus te preguntará por mí, dile que estoy bien –sonrió mientras se colocaba la túnica que se había quitado al inicio del entrenamiento-, que el hijo de Cornamenta es más fuerte de lo que nadie imagina.

Derin no pudo evitar sonreír.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

Había oído hablar de ellas pero jamás había visto una; había leído sobre ellas en diferentes libros de artes oscuras y de criaturas extrañas y extinguidas, dentro de las cuales encabezan la lista nombrándolas como criaturas mágicas no oscuras pero mortales.

El calabozo estaba silencioso y oscuro, las paredes de fría piedra le daban un aire más lúgubre y terrorífico pese a ser de día; los barrotes y las rejas que cubrían la parte delantera del calabozo estaban hechos de hierro negro forjado a base de magia y hechizos oscuros, rodeados de maldiciones para todo aquel que los tocase sin serle permitido.

Agazapado en uno de los rincones, propio de las bestias que buscan cobijo y protección en un lugar no conocido para ellos, el fornido cuerpo de color violáceo parecía dormitar sobre sus patas traseras gruesas, patas de león. Dos alas verdes salían de la parte superior de su cuerpo, envolviéndose a sí misma, justo encima de los hombros desnudos del torso, dos brazos ágiles y musculosos y dos garras de águila salían del mismo lugar en que los humanos tienen sus axilas. Tres cabezas se podían distinguir sobresaliendo del robusto cuello, una para pensar, una para hablar, una para atacar. Y bordeándose a sí misma en el suelo, una enorme cola plateada única en su inicio y que se bifurcaba en tres al final, permanecía quieta, a la espera de que el cuerpo despertara.

Avery se acercó a los barrotes, intrigado por aquel ser mitológico y extraño que jamás nadie había visto y que ahora tenía frente a sus ojos.

Se sintió atraído a estirar su mano, casi como si por un impulso se tratara, como si alguien le hubiera lanzado un imperius que lo obligaba a acercarse a aquella quimera que tenía delante de él, encerrada, encadenada y a su total merced.

Dos centímetros y tocaría los barrotes. Una mano lo aferró del brazo y lo apartó con cierta brusquedad de los barrotes en el mismo momento en que la quimera abrió sus seis ojos y lo miraron, abriendo la boca de la cabeza de la izquierda en una clara señal de ataque.

Avery se giró para toparse con la mirada gris de Lucius Malfoy.

-¿Qué diablos crees que estás haciendo? –siseó Malfoy muy cerca de su cara sin soltar el agarre.

-Yo sólo…

-Es una quimera idiota, y aunque me cuesta trabajo creer que tu estúpido cerebro pueda llegar a asimilar algo de lo que alguna vez haya escuchado o leído, esperaba que recordaras que son hipnóticas y que por eso debes lanzarte un hechizo de protección antes de estar a menos de diez metros de ellas –le espetó con voz venenosa.

-Lo olvidé –dijo ligeramente Avery.

-No me extraña… empiezo a ver de quien ha sacado su cerebro ese hijo tuyo que comparte casa en Hogwarts con Draco… -añadió con desprecio-. Nuestro Señor quiere verla, asegúrate de que esté hechizada para que no pueda hacer nada –le advirtió-. No admitirá errores.

-De acuerdo –contestó Avery.

Los ojos rojos de la quimera brillaron en la oscuridad de la celda. Lucius sonrió son superioridad. Él era libre y si aquella quimera deseaba serlo, debería aceptar el trato que su Señor le iba a plantear.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

Bueno, se acabó el capítulo, que tal?

Ya sabeis, como siempre, acepto comentarios, criticas y sugerencias en forma de reviews, ¿de acuerdo?

Aps, una cosa, he iniciado un nuevo fic de los merodeadores llamado "Pide un deseo"; si os apetece leerlo ya sabéis, solo tengo un capitulo pero por algo se empieza no?

Bueno, y después de esta autopublicidad, recordad que los personajes del fic no son míos, salvo los dioses y mis personajes inventados, el resto son de J.K. Rowling.

En fin, nos vemos el próximo capitulo ok?

Un besito para todos!

Nos leemos pronto!

En el próximo capítulo…

-Bueno, míralo por el lado bueno, si a tu padre le da un ataque no tendrás que preocuparte por seguir sus pasos con el Lord.

-No va a poder atravesar mis barreras, director y no voy a dejar que atraviese la de aquellos que me rodean, ¿está claro? Vuelva a intentar hacer algo así y deseará no haber conocido a Harry Potter.

-¿Verónica Ollivers? ¡Tú!

-Me gusta pensar que no soy como "todo el mundo"

"Abre los ojos, Ainur, tu petición ha sido cumplida"

-Hola mamá… Necesitaba verte…

-La libertad a cambio de la alianza de los de tu raza. Únete a mí y los dioses pagarán por haberos condenado a vivir en las sombras y la oscuridad.

-¿En la enfermería? ¿Qué ha ocurrido?

-Ollivers fue alcanzada por un hechizo aturdidor

-¡Atacaste a uno de tus compañeros!

-¡Ese hechizo iba dirigido a Neville!

-¡Habéis iniciado una pelea porque me he ofrecido a ayudar a Slytherin! A partir de este momento, el pasado en común que Weasley, tú y yo tuvimos una vez, es sólo eso, pasado…