Hola a todo el mundo! Que tal la semana? Buena, mala, regular? Bueno, espero que os guste este capítulo y que os ayude a distraeros un rato… Vamos a pasar lista de los que me han dejado mensajes y reviews y que agradezco de todo corazón, allá vamos. Gracias a:

Laia Bourne Black, Kathy, SerenitaKou, Adoro a Harry, nagaina-black, katia, pedro, HeiDi-Lu, flor89, The angel of the dreams SleepyGirlDark1, Terry Moon, JuLiA-GrInT, Chii Tomoyo

Espero que sea de vuestro agado, un besito y nos vemos abajo!

CAPITULO 43. Preparando la guerra. Es la hora

"Reprimió la carcajada cuando vio como intentaba golpear el tronco de árbol que Derin había alzado delante de ella. Había conseguido formar una pequeña esfera rosada, pero ésta se desintegraba en cuanto se alejaba de ella un par de metros. Harry no pudo reprimir la carcajada la quinta vez que le ocurrió eso mismo porque en esa ocasión la esfera pareció tener vida propia y se volvió contra Verónica. Por suerte, pese a que ella tenía reflejos y se había agachado a tiempo, Giliath había desintegrado la esfera de la chica con un simple movimiento mecánico de su mano.

-No deberías reírte de ella –apuntó Derin apareciendo a su lado.

Harry se encogió de hombros.

-Tú te reías de mí –le contestó el chico simplemente.

Derin alzó una ceja.

-Pero tú no eras mi pareja, Ainur –le contestó Derin sin sonreír, dándole a entender a Harry que estaba hablando completamente en serio-, y yo estaba plenamente seguro que estarías a salvo aún cuando yo estuviera en peligro.

-¿Qué quieres decir?

En lugar de contestar, Derin tomó su daga y la sacó del cinto, haciendo que formar un arco preciso en el cielo y acabara cerca de la garganta de Harry. Antes de que el chico pudiera preguntarle nada, a su lado se materializó la figura de Verónica empuñando la Espada Blanca.

-Quiero decir esto –dijo Derin soltando a Harry y apartando la espada de su cuello-. Sé que siempre estarás a mi lado en las batallas, pero también sé que si estoy a cien kilómetros de ti, incluso si estás en el mundo mortal y yo en Okkorton, no vas a aparecerte en milésimas de segundo –envainó la espada-, cosa que ella sí puede hacer y aún no aprende a controlar –añadió con algo de reprobación mirando a la chica.

Verónica frunció el ceño.

-¿Queréis dejar de hacer eso? –preguntó enfadada-. Tengo mucho que entrenar, mucho que hacer y mucho que aprender –dijo bastante alterada. Y no era para menos, en las dos semanas que llevaba en Ahsvaldry siguiendo un entrenamiento a base de control y magia bajo las instrucciones de Giliath, había aparecido junto a Harry más de cincuenta veces, sesenta y tres para ser más exactos-; cosas que no voy a poder hacer si seguís jugando a "vamos a ver si Verónica aparece".

-Cálmate Melian –le pidió Harry-. Derin sólo intentaba demostrarme algo, enseñarme algo –añadió al ver la ceja de Derin alzada.

-Pues la próxima vez que quiera enseñarte algo –dijo la chica mirándolo de forma irónica-, que te haga un dibujo –añadió mientras se daba la vuelta para volver donde estaba Giliath mientras maldecía en voz baja el que no pudiera aparecerse con elementos.

-¿Ves en los líos en los que me metes? –preguntó Harry enfadado con el dios.

Derin se encogió de hombros.

-Esto es tu culpa Ainur –Harry se cruzó de brazos.

-Explícame eso.

Derin se encogió de hombros.

-Si no te hubieras reído de ella, nada de esto hubiera pasado.

Harry abrió la boca un par de veces para decir algo pero pareció cambiar de opinión ya que se limitó a mirar al dios con cierto rencor falso en la mirada.

-¿Sabes que tienes una curiosa forma de hacerme entender que no le haga daño? –preguntó a su vez el chico-. Vamos, tenemos que seguir entrenando –añadió antes de que el dios contestara.

Pero Derin le siguió, sin ninguna intención de protestar, contestar o replicar lo que el chico acababa de decir, y es que tenía razón. Del mismo modo en que Giliath protegía a Harry, él se había propuesto sin saberlo, proteger a Verónica, incluso de las risas de Ainur; aunque claro, eso era algo que nunca iba a admitir"

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Mientras hablaba con Ron y Snape no podía evitar dirigir miradas a Verónica que parecía mantener una conversación civilizada con Draco Malfoy; aquello le causaba cierta risa que procuraba esconder, si alguien le hubiera dicho alguna vez que un Malfoy estaría en una habitación con Gryffindors manteniendo una conversación con alguien a quien ha insultado durante años y peor aún, con alguien a quien odiaba y con quien se había batido en duelo más de cien veces, lo hubiera tachado de loco inmediatamente.

Pero alguien más estaba mirando a su novia, y es que pese a que Remus estaba enfrascado con Giliath en una conversación mientras estaban cogidos de las manos sin parecer estar dispuestos a soltarse, al menos por parte del hombre lobo, el adulto también miraba a Verónica como si quisiera asegurarse de que estaba bien, perfectamente y que no le había pasado nada.

Por supuesto que no le había pasado nada. Y eso era exactamente lo que le había contestado a Remus cuando el hombre lobo lo había apartado de la comitiva al salir del Comedor y le había echo aquella pregunta con los ojos entrecerrados, haciendo que Harry comprendiera lo que quería decir la frase "proteger a los suyos como si fueran su manada de cachorros".

Al menos, nada malo. Su cuerpo había crecido un par de centímetros y quizá había perdido un par de kilos, pero seguía teniendo la misma figura rolliza de siempre; su sonrisa no desaparecía de su rostro y su actitud tímida había cambiado para ser irresistiblemente inocente y tímida. Nada más. No le había pasado nada. Aunque cuando Remus escuchó las palabras "irresistiblemente inocente" pronunciadas como las había dicho Harry, tuvo un ligero tick nervioso en el párpado que hizo que el adolescente riera suavemente.

-Aún no entiendo cómo estás tan seguro Harry –dijo en aquel momento el pelirrojo mientras le mostraba los planos donde había organizado el plan de ataque-. Lo he basado todo en el Valle de Godric, si resulta que la batalla no sucede allí…

-Será allí –dijo Harry olvidando a Verónica unos segundos al verla sonreír y asentir a algo que había dicho Draco-. Todo terminará donde empezó; es demasiado orgulloso y apostaría mi escoba a que nos estará esperando con un batallón de naryns y mortífagos detrás de él, dispuestos a morir por una mirada de desprecio.

Derin que había estado hablando con Erebor puso una mano sobre su hombro al notar que el chico podía alterarse. Harry le miró.

-Tú también tienes un batallón detrás de ti, dispuestos a morir por protegerte, no estarás solo Ainur –le prometió. Harry asintió.

-La verdad es que tu estrategia es buena, muy buena Weasl….Ron –terminó diciendo y observando complacido como los ojos del pelirrojo brillaban al ser llamado de nuevo por su nombre-. Siempre dije que eras el mejor estratega de Hogwarts –añadió mirando a Snape que se limitó a gruñir por lo bajo haciendo reír a los dos Gyrffindors-. ¡Remus! –lo llamó. Elaludido lo miró-. ¿Qué tal los licántropos? –preguntó.

-Tengo a cinco clanes conmigo, dos más dudan y los vampiros nos han dado su apoyo si actuamos de noche.

Harry torció el gesto.

-Atacaremos por la tarde, de ese modo cuando oscurezca podrán ayudarnos –decidió Derin por Harry al escuchar el comentario de Remus y saber por qué Harry había puesto aquella cara. El adolescente asintió.

Verónica y Draco se levantaron.

-¿Dónde vais?-preguntó Erebor con una ceja alzada en dirección a Malfoy quién rodó los ojos por la desconfianza que los profesores seguían mostrándole aunque no les culpaba por ello.

-Tenemos que hacer un par de cosas –se limitó a contestar ella acercándose a Harry y besándolo en los labios con rapidez y dulzura-. Enseguida volvemos.

-No me gusta que…

-Llevo mi daga Harry –dijo ella por toda explicación antes de dirigirse hacia la puerta, puerta que le abrió Draco Malfoy con una reverencia bastante caballerosa.

Ron enarcó una ceja.

-¿Me lo ha parecido a mí, o el hurón estaba siendo amable con Ollivers?

Snape le miró y gruñó por lo bajo.

-¿Qué ha dicho?

-Que mi ahijado tiene más clase que cien Gryffindors juntos, señor Weasley y la caballerosidad es algo que va unido a la clase –añadió con cierto sarcasmo.

-¿Pretende decir que…

-Basta –dijo Harry-. Los dos –añadió al ver que Ron iba a protestar y que Snape estaba más que dispuesto a contraatacar-. Lo último que necesito ahora es que peleemos entre nosotros.

-¿Ainur?

El chico se giró hacia la diosa y asintió.

-Está protegida, además, creo haber notado la magia de Derin rodeándola –añadió mirando al dios guerrero. Giliath sonrió pero no dijo nada; si Derin estaba protegiendo a Verónica, estaba segura de que la chica estaría bien.

-De acuerdo –Harry hizo un movimiento de manos y los muebles de la estancia desaparecieron dejando sólo una mesa redonda y sillas para todos los presentes además de dos más para Malfoy y Verónica-. Tenemos mucho que hablar, por favor… -indicó con las manos las sillas para que todos tomasen asientos.

Contrario a lo que había creído, Snape se sentó a su lado, y cuando sus ojos se encontraron con los del profesor se dio cuenta del brillo en los ojos negros. Severus Snape estaba dispuesto a ayudarle de verdad, sin odio, sin rencores, sin temores, sin ironía… Y entonces entendió las palabras que su madre le había dicho en una de sus primeras conversaciones: "A veces las personas que tenemos cerca son las que nos hacen daño… y las que creemos tener lejos son las que nos protegen"

-¿Ron? –el pelirrojo le miró-. ¿Quieres explicarlo?

Asintió ruborizado mientras repartía papiros y pergaminos con el plan de ataque detallado a todos y cada uno, consciente de que todos los ojos le miraban y orgulloso de que Harry, aunque aún no hubiese dicho que le perdonaba abiertamente por todas las idioteces y estupideces que había dicho y cometido, contase con él para algo como aquello.

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Nunca en la vida había pensado que podría llegar a sentirse como se sentía en aquellos momentos. Los ojos de Harry y los de Ron, parecían haber brillado desafiantes, con luz propia, orgullosos de tomar las decisiones que estaban tomando, confiados en que era lo que tenían que hacer, seguros de sí mismos. Después de que ellos hubieran salido de la reunión, ésta se prolongó por dos horas más, dos horas en las que el tema principal había sido el mismo de siempre desde hacía dos años: Harry Potter.

Lejos había quedado el Harry de once años que había montado por primera vez en escoba sólo para ayudar a Neville y que había asombrado a todos con su habilidad en los aires; lejos había quedado el Harry sobre la cabeza del troll sólo para ayudarla y salvarla; llos paseos a media noche, las excursiones a la biblioteca y las cocinas, las incursiones al bosque prohibido, las peleas, las risas, las lágrimas y los halagos… todo había quedado atrás, y aunque no hacía tanto tiempo, a ella le parecían siglos entre lo que había ocurrido y lo que estaba ocurriendo.

Nunca se paró a pensar en el daño que podía hacerle a Harry; las palabras de Dumbledore "será por su bien" resonaban en su cabeza; pero no había sido aquello lo que la había incitado a traicionar en cierto modo a su mejor amigo, había sido todo y nada en concreto… Ella era la bruja más inteligente de Hogwarts y sin embargo, siempre era Harry quién resolvía los problemas, no importaba que ella los hubiera salvado del lazo del diablo ni que hubiera evitado que aquella bludger loca se estrellase contra su cabeza ni que hubiera estado con él cuando utilizaron el giratiempo en aquel curso en que conocieron y salvaron juntos a Sirius… Nada de aquello importaba… Harry, siempre era Harry, siempre sería Harry…

Cuando lo conoció, apenas le dio importancia, después de todo, ella era nacida de muggles y no conocía el nombre de Harry Potter y la historia que se ocultaba detrás de él; con el tiempo había aprendido a ver a Harry y no a ver su apellido… pero después, no sabía bien en qué momento había ocurrido, que había sentido que Harry siempre sería el protagonista y creía que era injusto. Y pese a que se había sentido culpable sabiendo el pasado y la vida que Harry llevaba, no había sido suficiente para que se diera cuenta de que Harry nunca buscaba la atención de las cosas ni de las personas.

Harry la salvó del troll, Harry peleó con Malfoy, Harry habló parsel, Harry era perseguido por Voldemort, Harry recibió una capa invisible, Harry heredó el mapa del merodeador, Harry participó en el torneo de los Tres Magos, Harry liberó a Sirius, Harry y los dementores, Harry volaba estupendamente, Harry y sus peleas con Snape, Harry y sus castigos con Umbridge, Harry y sus visitas a la enfermería, al despacho de McGonagall y al despacho del director… Harry… Harry… Harry… Siempre Harry. Siempre él… ¿Y Ron, ¿Y ella? Siempre habían estado a su lado y ni una sola vez les prestaron atención, siempre era a Harry a quién se debía proteger, siempre era Harry al que debían de ayudar…

Lo admitía. La gloria. La había deseado. La deseaba. Deseaba reconocimiento, admiración y halagos; deseaba que la miraban con respeto por sus conocimientos, que la vieran como algo más que la amiga de Harry Potter… Y Dumbledore lo sabía, siempre lo había sabido; había sabido leer dentro de ella y de Ron y había sido capaz de sacar a flote esos celos infantiles reprimidos que se habían convertido en envidia en la adolescencia… Y había llegado lejos, muy lejos, demasiado quizá para retroceder. Harry se lo había dejado claro con aquellas visiones crueles en el puente; y aunque no lo había dicho con palabras, éstas estaban más que claras: "aléjate de mi vida".

Y le había hecho daño, pero sabía que se las había merecido. La frialdad de sus palabras, la indiferencia en su voz, el frío de sus ojos… todo se lo había merecido y ni siquiera sabía si había tenido sentido sacrificar lo que había perdido para conseguir algo que ni siquiera sabía si lo tenía.

-Todo saldrá bien, señorita Granger.

Hermione asintió, notando el calor de la mano de Dumbledore sobre su hombro. Pero de repente, el calor que el hombre le había estado dando durante dos años parecía hielo, frío y gélido… distante… indiferente…De repente, todo lo que había ocurrido parecía no tener sentido y su corazón se debatía en silencio con su mente racional sin saber qué decisión tomar.

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"Sirius vio a su amigo sentado en el porche trasero de la casa. Frente a él, una jofaina con agua a la que James no quitaba el ojo de encima. Con una media sonrisa y sabiendo de antemano lo que seguramente podría estar viendo su amigo en aquellos momentos. Suspiró y respiró hondo antes de poner su mejor sonrisa para avanzar hasta él trotando ligeramente como siempre hacía.

-¿Qué estamos haciendo? –preguntó dándole un golpe en la espalda que hizo que las gafas se cayesen un poco.

Lejos de enfadarse y acostumbrado a aquel comportamiento de su amigo, James suspiró, negó con la cabeza y le indicó que se sentara.

-¿No estabas con Cathy? –preguntó subiéndose las gafas.

-Sí, pero dijo que quería ir a casa de sus padres –hizo un gesto con los ojos-, creo que ni con toda la eternidad van a aceptarme –añadió sentándose junto a su amigo que había sonreído ante aquel comentario-. ¿Qué estás viendo?

La sonrisa de James desapareció y una tristeza apareció en su rostro mientras ladeaba la cabeza y le indicaba así a Sirius que mirara él.

El animago obedeció y sonrió al darse cuenta de que había tenido razón una vez más. En la imagen del agua, el rostro de Harry mientras tomaba decisiones con rapidez y seguridad, se veía claramente reflejado.

En aquel momento, Derin y él estaban hablando sobre algunas de las espadas y a juzgar por el rostro de la chica que estaba junto a ellos, parecía que hablaban sobre una espada para ella.

-Odio tener que ver todo esto y no poder hacer nada para ayudarlo… -dijo James cerrando los ojos unos segundos.

Sirius pasó su mano por el agua borrando la imagen.

-Entonces no lo veas –le dijo.

James miró el agua, su reflejo era todo lo que veía allí en aquellos momentos.

-Nunca he podido ayudarlo Sirius… he tenido que ver durante años como se enfrentaba a peligros y siempre me he prometido hacer todo lo posible para ayudarle… pero nunca he podido hacer nada… -sonrió a medias-… es más poderoso de lo que jamás creí que pudiera llegar a ser… Creo que incluso estando vivo con él no podría ayudarle.

Sirius comprendió. No estaba deprimido por no estar con Harry en aquellos momentos, se sentía culpable por no haber estado con él. Terriblemente culpable.

-En primero me salvaste de aquel centauro, ¿verdad? –preguntó el animago. James le miró confuso.

-Sí, te dije que era peligroso meterse en una manada de centauros disfrazado de acomántula –contestó el de gafas sin poder evitar una sonrisa al recordar aquel día.

-Mmmm ¿y no fuiste tú quien quiso que nos convirtiéramos en animagos para poder estar con nuestro Lunático?

-Sabes que sí, Sirius –contestó James.

-Ya… oh, sí, y recuerda la cantidad de veces que protegiste a Peter delante de los Slytherins, antes de saber que era una rata traidora –añadió con cierto tono agrio que pocas veces se le escuchaba utilizar.

-Sé que quieres llegar a algún lado pero no logro descifrar donde, Canuto.

-Espera, se paciente –le aconsejó Sirius-. Oh, y debes recordar la de veces que ayudaste a Lily y la protegiste… ¿sabes? Una vez me dijo que estaba segura que serías capaz de protegerla de todo y de todos salvo de ti mismo –añadió con una media sonrisa que hizo sonreír a James.

-Sirius…

-Y me salvaste cuando Cathy murió, recuérdalo. Si no hubiera sido por tu ayuda incondicional y por el apoyo que me prestaste y porque me elegiste para ser el padrino de Harry…

-Te dije hace mucho que no me dieras las gracias por eso Canuto, y ahora, ¿vas a decirme de una buena vez lo que estás queriendo decirme?

Sirius sonrió.

-Estoy intentando decirte que hubieras sido un padre estupendo, James. Estoy intentando decir que Harry hubiera estado orgulloso de que, de haber seguido vivo, estuvieras a su lado aunque sólo fuera para decirle lo que no debía hacer, para regañarle en la adolescencia o para negarle los caprichos que pudiera haber tenido; estoy diciendo que durante el año que pasé con Harry, jamás oí a nadie hablar con tanto orgullo de su padre como Harry lo hizo…-sonrió-… y eso que sólo te tuvo durante un año.

-¿Qué…

-Deja de sentirte culpable por no haber estado con él y siéntete orgulloso de haber estado un año, porque está claro que le influiste lo suficiente durante ese año para ser la persona que es, para ser el hombre en el que se ha convertido y en el adulto en que se convertirá.

James sonrió a medias y con un gesto de su mano hizo que el agua volviera a reflejar a Harry, esta vez, abrazando suavemente a Verónica por la cintura mientras ella reía suavemente y le daba ligeros golpes en el pecho con un dedo.

James Potter sonrió al ver a su hijo sonreír. Quizá no había vivido con Harry todo lo que le hubiera gustado, quizá no había podido enseñarle a montar en escoba, a hacer sencillos encantamientos o a tramar travesuras… Pero lo que sí era cierto era que se parecían, que los ojos de Harry eran los de Lily y que el amor que se veía en ellos cuando miraba a aquella chica era el mismo que se había visto en los suyos cuando miraba a Lily.

-Hubiese sido un buen padre, ¿verdad? –preguntó James.

Sirius sonrió y le palmeó el hombro.

-Lo fuiste James.

-Quizá Harry pueda llegar a ser el padre que no pude ser porque el tiempo me lo prohibió.

-Lo será Cornamenta y nosotros podremos seguir viéndolo desde aquí.

James Potter sonrió".

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Ron estaba revisando aún los pergaminos extendidos sobre la mesa pese a que los reunidos ya se habían dispersado. Verónica y Draco aún no habían vuelto de donde fuese que habían ido y pese a que Harry aparentaba estar tranquilo, Derin y Erebor sabían perfectamente que hasta que la chica no volviese a estar allí, delante de él, el adolescente no se quedaría satisfecho, por lo que habían salido del cuarto. Remus había ido a entregarle el plan de ataque a Dumbledore, siendo designado después de que ninguno de los presentes quisiera ser voluntario de ir al despacho del director de Hogwarts; Giliath y Snape habían acudido a las mazmorras, el profesor para revisar su surtido de pociones y ver cuales podían ser útiles; ella para ver qué otras pociones podrían serle de utilidad. Harry se sentó en la silla junto al pelirrojo y sonrió cansado cuando el pecoso lo miró y le sonrió de forma cómplice.

-¿Cómo estás? –preguntó Ron.

-Cansado, angustiado, nervioso, seguro, preocupado, extasiado y expectante –contestó Harry-, y no precisamente en ese orden –añadió arrancando una sonrisa de Ron. Miró los planos-. Sé que te lo he dicho antes, pero has hecho un buen trabajo.

Ron se encogió de hombros.

-Era lo mínimo que podía hacer –contestó con sencillez-. Quiero decir, después de todo lo que tú hiciste por mí y de cómo actúe… bueno… era lo mínimo…

-Pero no tenías que haberlo hecho.

-Pero quise hacerlo –replicó Ron. Suspiró-. Mira Harry, nunca he sido bueno con las palabras, tú lo sabes –el moreno rodó los ojos, dándole la razón al pelirrojo-, pero yo… -respiró-, no quería… -lo volvió a intentar mientras movía sus manos frenéticamente-… tienes que entender que no…. –Harry le miraba debatiéndose entre leer la mente de Ron para hacerle más fácil la tarea o no decirle nada y dejarle seguir haciendo el ridículo como lo estaba haciendo. Ron se desesperó y se levantó de la silla-. ¡Maldita sea! Es muy difícil decirlo…

Harry se levantó para decirle algo pero en lugar de eso, cambió de opinión cuando Ron tomó sus cosas de la mesa y salió precipitadamente hacia la puerta, deteniéndose a su lado sólo pare decirle una última cosa.

-Si regresamos vivos de esto, ¿volveremos a ser amigos?- Harry no contestó, Ron interpretó su silencio a su manera, como siempre lo había hecho, como estaba acostumbrado a hacerlo-. Entiendo… no te culpo, tranquilo…

Lo vio avanzar hacia la puerta, detenerse, estirar el brazo y tomar el picaporte; todo en gestos lentos, demasiados lentos para alguien que estuviera en su mismo plano y entonces Harry tuvo la sensación que siempre tenía cuando sabía que tenía que impedir algo; era como si alguien le estuviera diciendo que tenía que impedirlo; y antes de pensar con claridad, su voz habló sola.

-¡Ron! –lo llamó. El pelirrojo se giró y él sonrió-. Procura regresar vivo.

El pelirrojo asintió antes de salir de la habitación. Era una promesa.

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-¿Ese es el plan de Harry? –preguntó Dumbledore-. Supongo que Ronald habrá tenido que ver en esa estrategia, ¿no?

-Así es –contestó Remus sonriendo al ver que el hombre lo miraba con insistencia-. No lo intentes Albus, he tenido una buena maestra en Oclumancia.

Los ojos del director brillaron con diversión al verse descubierto pero no dijo nada al respecto.

-Francamente debe de ser muy buena si ha conseguido que logres cerrar tu mente pese a tu pasado –concluyó el director después de volver a intentar atrapar la mente del hombre y toparse con elevados muros infranqueables.

-Gracias, se lo diré, estoy seguro de que se sentirá muy orgullosa –dijo-. Bien, prepara a la orden, iniciaremos el ataque esta tarde antes de que anochezca. Si me disculpas, tengo cosas que hacer…

-Lo estás apoyando para que muera, Remus –le dijo el director haciendo que sus palabras detuviesen al hombre lobo-. El hijo de James y Lily, y lo estás enviando a morir…

-Lo estoy apoyando para que haga lo que desee hacer y lo que tenga que hacer –replicó Remus-, lo estoy apoyando para que cumpla con un destino que tú mismo le confesaste Albus, para que sea fiel a sus sentimientos, emociones y creencia; lo estoy apoyando para que sea capaz de tomar sus decisiones en lugar de manipularlo para que haga lo que yo deseo –se giró para encararle y por unos segundos Albus se asustó; sus ojos dorados contenían un peligroso brillo de advertencia, como si el lobo de su interior intentar rebelarse contra él-. Y lo apoyaré siempre aunque para eso tenga que recoger su cuerpo si muere.

-¿Qué dirían Lily y James si…

-¡No hables de ellos, Dumbledore! –le gritó Remus-. ¡Cathy, Sirius, James, Lily… no tienes derecho a hablar de ellos después de todo lo que hiciste!

-Te abrí las puertas de Hogwarts, Remus… ¿así me lo agradeces?

Y entonces Remus rió con suavidad mientras negaba con la cabeza.

-¿Agradecértelo? Te lo agradecí en su momento Albus, y te sigo agradeciendo lo que hiciste por mí en un pasado pero ¿sabes qué? Ya no soy ese niño asustado que creía que todos huirían de él por ser un licántropo… Y fueron James, Lily y Sirius y Cathy e incluso Peter los que me hicieron ver que podía tener una vida normal pese a ser un hombre lobo… No voy a dejar que gires y tergiverses las palabras según tu conveniencia Albus, ya no.

-¿Qué te ha pasado, Remus?

Remus le miró y sonrió de forma sarcástica.

-¿A mí? –preguntó-. No te confundas, Albus, deberías repetir esa pregunta mientras te miras en un espejo. Y ahora si me disculpas, tengo una guerra que preparar para ganar.

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-¿Crees que es una buena idea?

-Sí Longbotton ha hecho su parte del trabajo sí –dijo Draco dejando bien claro por su tono que no estaba de acuerdo con que Neville hubiera sido el encargado de dar la voz de aviso entre los alumnos de cursos superiores.

-Supongo que eso es lo que tendría que decir yo ahora de los Slytherins si no fuera porque estoy con uno ahora mismo, ¿no?

-Déjame adivinar, no te gustan los Slytherins, ¿cierto? –preguntó él mientras se detenía frente a un cuadro con una serpiente y lo apartaba a un lado dejando descubierta una puerta que abrió y por la que entró mientras ella le seguía.

-En realidad no me gustan los que me han estado criticando durante años Malfoy –contestó con cierta acidez que no pasó desapercibida para el chico.

Malfoy se detuvo y la miró.

-Entonces, ¿por qué confías en mí?

Verónica se encogió de hombros.

-¿Crees que si tuvieras la oportunidad de hacerme algo, lo lograrías? –le preguntó burlonamente. Draco la miró enarcando una ceja y ella resopló alejándose tres metros-. Intenta lanzarme un hechizo… no sé… lánzame un expelliarmus –sugirió.

-¿Estás loca? –preguntó él

-Estoy con uno de mis mayores enemigos y también enemigo de mi novio, por cierto, en un lugar que no conozco, solos y casi a oscuras a excepción de estas pequeñas antorchas –señaló las paredes como si fuera obvio la escasa luz del lugar-, así que sí, supongo que estoy loca, ahora hazlo o lo haré yo misma –amenazó ella llevándose la mano a la altura del corazón-, y te aseguro que no soy demasiado buena particularmente con ese hechizo.

Draco suspiró mientras se pasaba una mano por el pelo en un gesto de desesperación.

-Si Potter se entera de esto me matará… -dijo el rubio viendo la decisión en los ojos de ella mientras alzaba su varita-. A la de tres… -ella asintió-… Uno… -sólo pensaba en la espada de Harry junto a su cuello-… dos…-aunque las dagas del profesor Derin también brillaban cerca, junto con los ojos de la profesora de historia y las manos de Erebor que parecían querer ahorcar a alguien-… y tres… expelliarmus.

El rayo salió directamente hacia el pecho de ella, la tocó, Draco abrió los ojos y se preparó para salir corriendo a buscarla tres metros más atrás por lo menos, donde iría a parar la chica, el rayo rebotó contra el cuerpo de la chica y antes de saber qué ocurría, el rubio tuvo el tiempo justo para tirarse al suelo y dejar que la maldición pasara por donde segundos antes había estado su cuello.

-¿Lo ves? Sé que Harry no me habría dejado venir contigo si no me hubiera protegido él mismo… -dijo la chica quitándole importancia a lo que acababa de pasar.

-Potter me va a matar –aseguró Draco.

-Yo no pienso decírselo, así que si no se lo dices tú… -se encogió de hombros dejando el final de la oración en el aire.

-Estás loca, ¿lo sabías?

-Creía que ya habíamos aclarado ese punto –giró sobre sí misma después de seguir a Draco a través del estrecho túnel-. Y ahora, ¿dónde vamos?

El rubio sonrió mientras le cedía el paso como podía para que viera una puerta que abrió suavemente cuando su varita rozó la madera.

-Bienvenida a la sala secreta de Slytherin –le dijo el chico.

Los ojos de Verónica se abrieron por la sorpresa, también los de Draco. Aquello era mucho más de lo que ninguno de los dos hubiera pensado nunca.

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Voldemort dejó que sus mortífagos se fuesen a prepararse, había enviado a los naryns a unas habitaciones y les había dejado salir a matar muggles y animales por igual para alimentarse de su sangre y de su carne. Sólo uno de sus vasallos seguía allí de pie, mirándolo, con expresión indescifrable en su rostro. Lucius Malfoy. El único que no había hablado durante la reunión, el único que no había dicho nada en contra de la información que él mismo había logrado transmitirles gracias a su conexión con Potter; la Orden del Fénix sabían que tenía una de sus guaridas en el Valle de Godric y esa misma tarde, en unas horas, atacarían y ellos estarían allí para devolverles el golpe.

-¿Mi lord? –Voldemort no le prestó atención-. ¿Habéis pensado que quizá se trate de una trampa?

Los ojos de Voldemort brillaron peligrosamente con un tono rojizo que asustó a Malfoy del mismo modo en que lo había hecho aquella noche en el cementerio cuando su cuerpo resurgió de nuevo.

-¿Me tomas por estúpido? –bramó Voldemort- ¡Por supuesto que es una trampa! No he podido entrar en su mente ni una sola vez y precisamente ahora me deja entrar y no sólo eso, sino que además me permite ver retazos de ese lugar… allí empezó todo… -añadió con tono melancólico, como si recordar fuera algo que le costara mucho trabajo hacer.

-¿E iremos de lleno a su trampa, mi señor? –preguntó Malfoy.

Voldemort ni siquiera le miró. Se acercó a la ventana y miró a través de ella, el sol empezaba a desgastarse, las primeras nubes negras se veían en el horizonte; sería una noche larga y fría, y al final de la noche, con el principio del amanecer, sólo uno de los dos viviría para ser alabado, el otro moriría para ser humillado.

-Si eso es lo que quiere, es lo que tendrá –dijo siseando mientras Malfoy lo miraba.

Lucius asintió y, aunque no había nada que indicara que Voldemort lo estaba mirando, el rubio hizo una reverencia formal para despedirse de su Amo. Había mucho que preparar y mucha gente que matar, aunque cuando salió de la habitación, sólo un nombre cruzaba por su mente: Draco.

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"-No desconfíes del amor Harry… El amor es la arma más poderosa de Lahntra, si desconfías de él… será tu perdición.

-Lo sé mamá… -suspiró-. ¿Crees que estoy listo o que estoy siendo un idiota? –preguntó finalmente.

Vio como Lily sonreía con dulzura mientras lo miraba y la forma suave en que se acercó hasta él para colocar sus manos en las mejillas del chico que se había acostumbrado a sentirse cerca de su madre con el paso de los días, aunque fuera de aquella forma inmaterial.

-No importa lo que yo crea, Harry... lo que de verdad importa es lo que tú crees, lo que tú sientes… -le dijo la mujer-. Podría haber visto el final de la batalla y aún así no te diría el resultado… Porque todo el mundo puede cambiar su destino…

-Tú no pudiste –le reprochó el chico entonces.

Lily negó con suavidad.

-Mi futuro era morir junto a mi esposo y mi hijo –Harry la miró-… pero lo cambié en el momento en que te protegí con el colgante de Lahntra, cariño –le contestó-. Tú te salvaste, tú sobreviviste, ¿no lo ves?

Harry no contestó.

-¿Has vista el final de la batalla? –preguntó con una media sonrisa aún sabiendo que su madre no iba a contestarle-. Iré a ver a papá… ¿quieres que le diga… -ella negó y el chico entendió que aún le dolía tener que depender de él para hablar con su padre.

-Tus antecesoras te estarán cuidando Harry… -no lo olvides, cielo.

-¿Y tú?

Lily asintió.

-Siempre –le contestó."

Suspiró abriendo los ojos. Hablar con su madre siempre le hacía bien; era como hablar con Giliath, rodeada de un aura limpia y noble, tranquilizadora, dulce… Después de comprobar que el ataque que había sufrido Verónica sólo había sido un incidente y que la chica se encontraba bien en algún lugar del castillo, había decidido hablar con sus padres; había pensado preguntarles alguna estrategia, si lo estaba haciendo bien o mal, si se estaba volviendo loco o si podían indicarle algo y darle algún consejo o alguna ayuda… pero no había hecho nada de aquello… Sólo se había despedido de ellos, no con palabras, por supuesto, pero era lo que había hecho, después de todo, era consciente de que si moría no podría hablar con ellos del modo en que lo había estado haciendo hasta el momento. Sonrió al recordar que durante la conversación con su padre, Sirius le había dado un consejo, el único en realidad que había recibido de los adultos.

(flashback)

-No le des la espalda nunca Harry –le advirtió su padrino-. Nunca, ¿me has oído?

-No tenía ninguna intención de dársela –le contestó el chico. Sirius lo miró fijamente y Harry rodó los ojos-. Sí, Sirius, te he oído.

Como si aquello fuera suficiente confirmación, el animago asintió de forma solemne retirando sus manos de los hombros de su ahijado.

-No lo hagas –le pidió James. Harry le miró-. Si ves que vas a perder el combate, no sigas luchando Harry… nada me dolería más que verte aquí arriba…

-No voy a romper mi promesa, papá –le aseguró el chico.

-A eso me refiero. Si vas a buscar a Voldemort sólo para mantener tu promesa hecha y asegurarnos a tu madre y a mí estar juntos en la eternidad, no lo hagas –volvió a pedirle.

Harry le miró. Hablaba en serio. Ocultos tras sus gafas, sus ojos marrones hablaban con seriedad y determinación, estaba hablando en serio y pocas veces le había visto hablar de aquel modo. El adolescente sonrió a medias, la misma sonrisa que James había utilizado en su adolescencia hasta la saciedad para infundir valor a los que le miraban y darles a entender que todo estaría bien.

-No voy a romper mi promesa, papá –repitió el chico-. Y no lo voy a hacer sólo por eso –añadió al ver que el hombre abría la boca-. ¿No lo ves? Es por todo… tengo que terminar con Voldemort, tengo que terminar con Elea, tengo que terminar con la guerra entre el mundo mágico y el muggle… amigos, conocidos, desconocidos, magos y muggles, dioses… ha muerto demasiada gente papá, y voy a hacer todo lo que esté en mi mano para evitar que siga muriendo gente; pero para eso –James le miró atentamente-, necesito saber que confías en mí, necesito saber que crees en mí y que crees que puedo lograrlo.

James le miró unos segundos.

-¿Tanto significa lo que yo crea, Harry? –preguntó James-. Has vivido tomando tus propias decisiones cuando te han dejado hacerlo y siguiendo tus propias reglas, normas y directrices, ¿de verdad necesitas que lo diga?

-El que lo digas significa todo, papá –vio como el adulto abría los ojos asombrado y sonrió con cierta timidez-. Que no me hayas podido criar no significa que no te haya pedido consejo nunca… y ahora que puedo hacerlo, no quiero desaprovechar la oportunidad.

James sonrió y colocó sus manos en los hombros de su hijo para luego atraerlo hacia sí mismo y envolverlo en un abrazo; un abrazo de un padre a un hijo, uno de los pocos abrazos que había podido darle; y aprovechando aquella unión que significaba tanto para los dos, le susurró al oído no lo que Harry quería escuchar, sino lo que creía de verdad.

-Confío en ti, Harry… sé que puedes hacerlo…

No dijeron nada más, se separaron, ambos rogando porque las ganas de llorar en aquel momento no fuesen más fuertes que la voluntad de no querer derrumbarse delante del otro; una sonrisa forzada, un gesto de despedida y la figura de Harry empezó a desvanecerse de aquel lugar dejando solos a James y Sirius de nuevo.

-Estará bien… -contestó Sirius sabiendo lo que estaba pensando James en aquellos momentos-… Tiene que estarlo…

James asintió y para sorpresa de Sirius, sonreía cuando se giró para mirarle y contestarle a aquello.

-Sé que estará bien; un Potter nunca rompe su promesa… por mucha influencia Black que tenga –añadió con un deje de broma".

(fin flashback)

Harry suspiró mientras se levantaba. Era hora de empezar a prepararlo todo.

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Voldemort sonrió. El valle estaba desierto. No tenía ni idea de cómo lo habían sabido, pero en aquel lugar mágico, no había nadie. A lo lejos, en el número ciento cinco del Valle, una casa se alzaba erguida hacia el firmamento, desafiante, desafiándolo. La misma casa que él había destruido hacía dieciséis años y que parecía volver a estar intacta. Sonrió a medias mirando a su alrededor y señaló la colina que protegía el valle. Aquel sería el lugar.

-Es un buen día para morir… -siseó jugando con su varita mientras veía como los naryns y los mortífagos avanzaban hacia el lugar que él había ordenado-… y un mejor día para matar.

Y es que dentro de él, el poder de Elea empezaba a despertarse y las ansías de venganza, de sangre y de muerte rondaba por sus venas, instándolo a terminar con el descendiente de Lahntra, no sólo con Harry Potter. Y es que dentro de él, desde algún lugar lejano, el espíritu de Elea empezaba a tomar forma y a darle su poder a su descendiente.

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Harry se aseguró de que el uniforme de Verónica estaba en su sitio y de paso aprovechó para lanzar algunos hechizos y convocar uno de los escudos protectores más fuertes para evitar que a su novia le ocurriese algo; por supuesto que la chica podría haber protestado, pero después de haber discutido con él durante una hora sobre si iba a ir o no a la batalla, aquello era lo máximo que había logrado con él.

"Cabezota" –pensó ella frunciendo el ceño. Harry la miró preocupado y ella sonrió-, "pero un cabezota encantador"

-¿Está bien? –le preguntó el chico.

Verónica asintió mientras hacía algunos gestos para comprobar que todo estaba donde tenía que estar.

Pese a que los adultos no dijeron nada, estaba claro que encontraban aquella escena por lo menos divertida; Remus y Giliath junto con Snape revisaban las pociones que se habían traído, y de los tres, sentados en uno de los sofás con las pociones sobre los regazos y frente a ellos en la mesita baja de café, el único que parecía no prestarles atención era Severus Snape, aunque Harry y Malfoy podrían haber jurado que lo habían visto girar sus ojos hacia la pareja en más de una ocasión aunque se había abstenido de hacer ningún tipo de comentario.

Erebor, sentado en medio de Ronald y Draco sonreía divertido mientras dejaba que un hechizo de fuego limpiara las espadas que iba a llevar durante la batalla; Derin, apoyado contra la repisa de la chimenea apagada, mantenía los brazos cruzados pero sus ojos estaban fijos en la adolescente a quién le había tomado mucho cariño.

-En todo caso, si necesitamos más, siempre puedo prepararlas… no hace falta mucho, sólo ser un experto en…

Aquella nota de Snape hizo que Harry desviase su atención de la chica hacia el profesor.

-No, tú debes quedarte aquí –le dijo el chico ignorando que había tuteado al profesor en lugar de tratarlo de "usted" como siempre había hecho y como se suponía que debía hacerlo.

Draco y Snape le miraron entrecerrando los ojos y con su mirada más fría que en otros tiempos quizá le hubiesen asustado, pero no era aquel el momento.

-¿Por qué? –preguntó Remus antes de que Snape dijera algo más brusco.

-El colgante de Elea –apuntó Harry hacia el cuerno que colgaba del cuello de Snape-. Voldemort ha conseguido parte del poder de Elea a través de la sangre de Malfoy –el aludido gruñó por lo bajo-, y en ningún momento estoy diciendo que haya sido culpa tuya, pero si la sangre que ahora comparten Voldemort y Malfoy reaccionan ante la presencia del colgante, es posible que sea la misma diosa Elea quien rompa el sello y acuda a la invocación de Voldemort.

-¿Y no sería eso algo positivo? –preguntó Ron interviniendo en la conversación por primera vez.

-¿Eres idiota? –preguntó de vuelta Malfoy.

-No, espera, Weasley tiene algo de razón… -intervino Erebor antes de que el pelirrojo defendiese su argumento, ganándose una mirada airada por parte de Derin y una de explicación por parte de Harry-. Es decir, si Elea acude a la llamada de Voldemort, tendrá un cuerpo mortal.

-Más poderoso de lo que ahora es –intercedió Verónica abrazando de forma inconsciente a Harry y sintiéndose segura cuando él la rodeó con su brazo.

-Pero mortal –recalcó Erebor-. Y todo lo que es mortal…

-… puede morir –finalizó Giliath la oración del dios-. Si Elea está dentro de Voldemort cuando Harry acabe con él, es posible que también termine con Elea.

-Suponiendo que pueda hacerlo –dijo Remus preocupado-. Sigo creyendo que os apoyáis demasiado en un niño de dieciséis años –negó con la cabeza y siguió negando aun cuando Giliath colocó una mano alrededor de la suya.

-No es cuestión de si puedo o no, sino de que debo hacerlo –contestó Harry. Suspiró y miró a Ron-. ¿Cómo se te ha ocurrido?

Ron se encogió de hombros.

-Me he acordado de la casa de los gritos en tercero y de Scabbers –Harry lo miró enarcando una ceja, el resto de la gente que no tenía ni idea de a lo que se estaba refiriendo el pelirrojo lo miraron esperando una explicación-. Sirius quiso matar a Scabbers, si lo hacía, también mataría a Pettigrew –los músculos de Lupin se tensaron ante la simple mención del nombre del traidor de los Potter-, así que supuse que si matas a Voldemort, destruyes todo lo que tenga dentro, incluyendo a otra persona o esencia o lo que sea…-añadió dubitativo.

-Empiezo a entender por qué Minerva siempre presumía de que eras el único que había conseguido pasar su ajedrez –apuntó el profesor de pociones en voz baja pero lo suficientemente audible para que fuera escuchado por los presentes-. Parece que sí iré después de todo, Potter –dijo el profesor.

Harry suspiró pero asintió a modo de respuesta.

-Ron te ocupas de la parte estratégica –Ron sonrió y Derin abrió la boca pero Harry fue más rápido-, sólo de la Orden. Derin, el escuadrón de lobos es tuyo –el dios asintió satisfecho-. Remus, necesitaremos de nuevo la ayuda de licántropos, ¿crees que podrías…

-Ya está hecho Harry, estarán ocultos, pero listos para cuando dé la señal, igual que los vampiros, creía que ya te lo había dicho –contestó el hombre.

Harry se encogió de hombros.

-Quizá, no lo recuerdo… tengo demasiadas cosas en la cabeza… -añadió mientras se masajeaba la zona de las sienes. Notó la presencia de Verónica a su lado y abrió los ojos que había cerrado fuertemente para intentar calmar el dolor que tenía su cabeza.

-¿Estás bien? –preguntó suavemente la chica.

-Tengo que estarlo –contestó él. Ella le miró reprobatoriamente y rodó sus ojos-. Lo estoy, Melian, no te preocupes… -sin importarle los presentes, la besó suavemente en los labios inclinándose sobre ella, beso que fue correspondido con gusto. El suave carraspeo de Derin hizo que se separasen-. Erebor, Giliath, os quiero a mi lado en todo momento hasta encontrar a Voldemort, ¿de acuerdo?

Un suave golpe en la puerta hizo que Harry detuviera su conversación. Verónica y Draco se miraron al unísono y asintieron, gesto que pasó imperceptible para todos menos para los ojos sagaces de Derin que se preguntaba qué estaban planeando los dos adolescentes.

-Yo abro –dijo Giliath arrugando el ceño caminando hacia la puerta-. Harry, deberías venir un momento.

Harry resopló.

-¿No puedes encargarte tú? Quiero terminar de asegurarme que nada puede hacer daño a…

-¡Sé cuidarme sola! –protestó Verónica entonces.

-Pero a mí me gusta cuidarte –le contestó el chico con una sonrisa.

-Harry… -volvió a llamar Giliath aunque no parecía enfadada, sino más bien extrañada de un modo alegre. Harry resopló y caminó hacia ella.

-¿Qué ocurr…

No pudo continuar su pregunta. Frente a la puerta abierta, una veintena de chicos vestidos con los uniformes de las cuatro casas estaban allí; algunos sonrientes, otros nerviosos, otros preocupados… pero estaban allí. Y frente a ellos, de forma desafiante, la sonrisa de Blaise Zabinni que parecía ser de algún modo, el líder de la comitiva tan extraña que se había formado frente a su dormitorio.

-¿Qué ocurre? –preguntó.

Nadie contestó; el chico reconoció a Neville, Ginny, Diggori y Parkinson entre los presentes, aunque otros rostros como Thomson o Larsen también estaban presentes. Caras conocidas que había visto al o largo de seis años, con los que había discutido, volado y participado en clase… otros desconocidos que parecían maduros y mayores, sin duda, los de séptimo curso a quienes apenas conocía más que por el nombre y el uniforme que llevaban.

-¿Zabinni? –preguntó de nuevo mirando al chico en cuestión que no había soltado la mano de su novia en ningún momento.

-¿Qué necesitas qué hagamos, Potter? –preguntó Zabinni como toda respuesta.

No. No podía ser lo que estaba imaginando, no podía estar pasando aquello. No podía ser cierto; no podían hablar en serio. Suspiró y miró a Giliath que se limitó a encogerse de hombros dándole a entender que ella no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo.

El chico se giró hacia dentro de la habitación, aún manteniendo la puerta abierta.

-¿Alguien puede explicarme que es esto? –preguntó.

Draco miró al chico pero no dijo nada; Verónica sonrió levemente… empezaba a pensar que hubiera sido una buena idea.

-Hablamos con la gente –dijo la chica.

-¿Hablamos? –preguntó Harry mirando a Malfoy y sabiendo de antemano por donde iba la cosa. El echo de que el rubio asintiera y se encogiera ante su mirada verde centelleante hizo que Harry supiera que había sido de eso de lo que habían estado hablando los dos-… Ya veo…

-Personalmente –intervino Neville atrayendo la atención de los presentes y de Harry que se giró de nuevo hacia ellos-, prefiero morir peleando que esperar en Hogwarts a que vengan a matarme –se encogió de hombros con sencillez-. Así que digas lo que digas pienso ir.

Harry resopló y pasó su vista por la veintena de chicos y chicas que habían frente a la puerta; en un rápido movimiento, casi de forma inconsciente, extendió su magia y rodeó la mente de todos y cada uno de los presentes captando diferentes pensamientos como "Es lo que debo hacer" o "soy nacido de muggle, es mi guerra" y también "es Potter, no podemos perder ¿no?". Pero por más que buscó, no halló en ninguno de ellos ni la más mínima duda, ni el menor asomo de vacilación ni titubeo.

-Erebor, Derin, Ron –llamó. Los tres le miraron, pero sólo el pelirrojo se acercó-. Dadles armas, uniformes adecuados para la batalla, todos con protección –añadió sabiendo que los dioses comprenderían a qué se refería con aquello-, y luego asegúrate de que entienden el plan de ataque –le pidió a Ron.

La batalla iba a comenzar.

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Era como si un fantasma hubiera pasado por allí y les hubiera dicho a los habitantes del Valle que se marcharan. Cuando Harry apareció en la plaza que gobernaba el Valle de Godric rodeado de su elemento y envuelto en la calidez del abrazo de Verónica que había insistido en no separarse de él hasta que fuera completamente necesario, cosa que a él no le había molestado demasiado por lo que no le había rebatido aquella decisión demasiado, había percibido inmediatamente que el silencio y la soledad reinaban en aquel punto, como si el espectro de la muerte hubiera puesto sobre aviso a todos para alertarlos de lo que iba a pasar en breves minutos, para avisarles de que había ido con su guadaña para buscar sus almas, las almas de todos aquellos que se quedasen y muriesen en la cruel batalla que iba a poner en una balanza la luz y la oscuridad.

-Está todo…. –empezó a decir la chica.

-Vacío… -terminó él sintiendo como sus palabras se movían en el vacío del sonido-. Lo sé, pelearemos sobre la colina –dijo mirando la pequeña colina que se alzaba majestuosa detrás del valle-. Allí fue donde se vio por última vez a Godric Gryffindor –añadió como si aquello tuviera algún sentido para ella-. La magia aún está presente allí…

-¿Y por qué has querido venir aquí antes?

Harry sonrió a medias y miró a su alrededor. Las casitas encaladas de blanco y rodeadas por vallas que guardaban pequeños jardines llenos de colorido; las ventanas siempre abiertas estaban cerradas y las cortinas y persianas echadas; las puertas parecían estar trabadas con hechizos mágicos y la luz y alegría que siempre parecía tener el Valle, había desaparecido.

-Porque si ocurre algo… quería que este fuera el último lugar que mis ojos vieran –contestó el chico sin perder la sonrisa-. Mis padres creyeron que aquí estaban seguros… quisieron criarme aquí y formar una familia… y nunca pudieron hacerlo…

Y Verónica no contestó porque no podía hacerlo, porque no quería hacerlo. Un frío se apoderó de ambos y al mismo tiempo miraron hacia la colina donde un pequeño ejército vestido de rojo y blanco se preparaban para la guerra.

-Vamos… es la hora… -dijo el chico tendiéndole una mano a ella.

Verónica asintió y la tomó sin pensarlo dos veces mientras le miraba porque si algo ocurría allí arriba, si alguno de los dos moría, si alguno de los dos no veía llegar el siguiente sol y la siguiente luna… la imagen de la persona que más quería sería lo último que sus ojos vieran.

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Bueno, pues esto ha sido todo por esta semana. Espero que haya sido de vuestro agrado y espero también ver vuestros reviews por aquí, de acuerdo?

Os dejo con el adelanto del próximo capítulo, deseando que os quedeis intrigados para que volvais a leerme :p

Un besito para todos!

En el próximo capítulo…

"-Quédate con Derin…

-Te quiero…

-Harry, es el momento

-Confío en ti

Y lo sintió. Y supo que Potter presentaría batalla."

"Y le conocía, le conocía casi o incluso más de lo que él se conocía a sí mismo… no estaba en la naturaleza de Harry matar a nadie… ni siquiera a Voldemort aunque su propia vida estuviera en peligro."

"La única mujer del trío Siempre había sido con ellos…"

"Y en Ahsvaldry, Stell miró al cielo y únicamente hizo un ruego.

-Protégele, Lahntra…"

"Había tenido esa conversación con Giliath, antes de salir de Howgarts y la conclusión había sido que aquel era el destino de Harry, no el de James.

-Pero al final tendrá que enfrentarse con él solo

-no estará solo, Remus…

-Sigue sin ser justo

-Nadie dijo que fuera a serlo

-Lily… James… Canuto… todo estará bien"

"Daba gracias porque ni James ni Lily estuvieran vivos porque de ser así, ellos mismos se encargarían de hacerle pagar todo lo que le había hecho a Harry, de eso estaba seguro"

"Erebor se había hecho la firme promesa silenciosa de cuidarle; protegerían a Ainur hasta la muerte si era necesario"

"-Es difícil saber que vas a enfrentarte contra aquellos que defendiste una vez…

-Y también están nuestros padres

-Dejó de serlo hace mucho Blaise, tú deberías saberlo mejor que nadie.

-Lo estaré si estás a mi lado

-No es un juego, Pans

-Sé que no es un juego Draco, pero si voy a morir… me alegro de que sea en este lado del campo"

"Y allí estaba. De pie. Solo. Resguardado por sus guardianes y dispuesto a enfrentarse con el Señor Tenebroso y sin un ápice de miedo. Quizá no era tan arrogante como Black ni tan egocéntrico como James Potter… pero sin duda alguna, tenía el valor que sus padres habían tenido y todo un batallón detrás de él protegiéndole"

"-Ten cuidado, ¿de acuerdo?

-¿Cuidarás de ella?

-Lo haré"

"-¿Ainur?

-¿Harry?

-Ha llegado

-Y con ello… ha sellado su muerte…"