¡Bienvenidas y bienvenidos a mi nuevo proyecto!

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Disclaimer: Ni Harry Potter ni Naruto me pertenecen, de lo contrario el Dramione y el NejiTen serían oficiales.

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Disfruten la lectura.


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Capítulo 1. Reflejo

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Cambió la hoja del libro que estaba leyendo y justo en ese momento escuchó a sus compañeros de Slytherin hablar sobre ir a hacerle una broma a los primíparos de Gryffindor, por su parte solo continuó con su atención en el libro que leía a pesar de tratarse de estudiantes de último año junto con varios de sus compañeros del mismo año, entre esos aquellos con los que más se la pasaba en las clases y compartía habitación. Sin embargo ni siquiera quiso levantar la mirada de su lectura, pocas cosas se le antojaban menos que tener que desacomodarse por algo tan absurdo como ir a meterse con recién llegados que apenas y se estaban familiarizando con la escuela.

Sasuke insistió una vez más en que se uniera a ellos y los acompañara, siendo Hidan quien le dio un golpe a su libro para que por fin los viera, por lo que ahora expresó verbalmente su negativa a lo que estaban tramando, encontraba mil veces más interesante seguir leyendo su libro porque tenía examen la siguiente semana. Afortunadamente no insistieron, sus dos compañeros de habitación solo hicieron un sonido de frustración antes de irse con el grupo. La sala común de su casa quedó vacía lo cual agradeció en su mente, el silencio siempre era agradable además de la soledad.

Había avanzado un par de capítulos en su lectura cuando un nuevo ruido apareció, ahora fueron muchas risas las que hicieron presencia. No eran sus compañeros de año y los de último los que regresaban luego de la broma, eran los novatos de su propia casa lo que habían terminado sus clases del día y en una excesiva muestra de energía les parecía una fantástica idea llegar a gritar y correr por toda la sala común. Eran escandalosos, arrojando en medio de sus juegos físicos algunos objetos al suelo sin tomarse la molestia en recogerlos o disculparse si rompían alguna decoración, de seguro todos estaban convencidos que no tenían porqué pensar en alguna insignificancia como esa porque de seguro algún sirviente lo levantaría o culparían a estos si les decían algo por las cosas rotas.

Quería soltar una maldición, pero en lugar de eso tan solo chasqueó la lengua. Eran unos mocosos impertinentes por lo cual decirles que bajaran el volumen era simplemente perder el tiempo y que lo vieran mal. No le molestaban que lo vieran mal, pero sí el saber que aumentarían el volumen, era inútil desgastarse, por eso tan solo puso el separador dentro del libro marcando la página en la que iba y tras cerrarlo se puso de pie, lo más sensato era dar una vuelta por el castillo y buscar un nuevo lugar para tener paz.

Su primer pensamiento fue irse para el Gran Comedor, el problema es que aunque no fuera hora de comer siempre había estudiantes pululando por el lugar y de silencioso no tenía nada. También debía tener en cuenta que no le había prestado atención a sus compañeros de casa para saber en qué lugar exacto del castillo se iba a llevar a cabo la broma de la que tanto habían hablado y no tenía ningún interés es estar presente cuando la llevaran a cabo. Si su tío se llegaba a enterar que él había hecho que los Slytherin perdieran puntos en el momento que las vacaciones llegaran y estuviera de regreso en la mansión se iba a ganar una reprimenda, claro que el hombre se alegraría inicialmente porque los estúpidos de Gryffindor recibieran su merecido, pero lo regañaría a él por lo de los puntos. Era algo que prefería evitar.

Su segundo pensamiento de un posible lugar fue la biblioteca, sin duda allí encontraría silencio, el problema en ese caso era que la bibliotecaria no lo tenía entre sus afectos. Sin duda la culpa se repartía entre la casa a la que pertenecía y sus compañeros, Hidan particularmente no solía mostrar ningún respeto por la regla que exigía silencio y más de una vez había gritado como un demente, consiguiendo que le vetaran la entrada. Por más que él fuera solo la mujer lo miraría mal y trataría que se fuera rápido, eso sin contar el hecho que solía llamar la atención que un Slytherin estuviera tanto tiempo en el lugar, eso significaba que era una opción descartada.

Necesitaba entonces pensar en una tercera opción, un lugar que fuera silencioso, en el que pudiera estar en paz y de esa forma poder leer, estando solamente consigo mismo por lo que restaba de tarde. ¿A quién trataba de engañar? Desde que había salido de la sala común de su casa sabía el lugar exacto al que quería dirigirse, solo que no le gustaba admitirlo y por eso siempre se engañaba a sí mismo al decirse que iba a buscar otras opciones.

Inhaló profundo y exhaló pesadamente antes de dar media vuelta para dirigirse hacia las escaleras, rumbo al séptimo piso. La sala de menesteres, esa sala del castillo que se presentaba a aquellos que la necesitaran y que se había presentado ante él cuando estaba en tercer año, casualmente en un estado de ánimo similar al que tenía en ese momento, buscando un lugar en el cual poder estar en silencio y meditar en paz. Desde ese entonces se había convertido en su refugio personal, en el lugar al que podía asistir cuando necesitaba meditar, estar en silencio y básicamente recargarse a sí mismo para poder continuar con su vida.

Lentamente la puerta empezó a aparecer frente a él, tan pronto estuvo completa él avanzó para empujarla suavemente y adentrarse en la estancia, cerrando tras de sí. Al igual que siempre que iba, el lugar estaba vacío, excepto por un objeto que se ubicaba en todo el centro. Se quitó la túnica, doblándola perfectamente pues el verano se acercaba y la temperatura estaba subiendo, incluso más allí al estar completamente encerrado. Desapuntó los botones de los puños de su camisa para doblar las mangas, liberando sus antebrazos. Dejó en el suelo la túnica junto al libro, sentándose en el suelo con las piernas cruzadas, justo frente al objeto en el centro. Era un enorme espejo, pero antes de ver su reflejo en este cerró los ojos, respirando profundamente y exhalando despacio para relajarse un poco.

Pasados unos minutos abrió los ojos, clavando su mirada en lo que se estaba reflejando. Al principio se veía a sí mismo, sentado en completa soledad en medio de todo, a medida que los segundos fueron pasando poco a poco la imagen en este empezó a cambiar, dejando de ser solamente él quien aparecía.

En la imagen la estancia se había transformado, se encontraba en la mansión junto a su padre durante las vacaciones de navidad, estaban junto a un enorme árbol decorado y bajo este había varios regalos apilados.

A medida que las imágenes iban avanzando él escasamente podía respirar, tratando de contener las emociones que le despertaba lo que estaba viendo, ese suceso irreal cargado de felicidad. Cuando todo a su alrededor se volvió oscuro supo que era la hora de regresar a su habitación. Buscó su varita, haciendo un lumos que encendió la punta de esta para poder iluminar el lugar. Volvió a ponerse de pie antes de caminar a la salida. Hizo el hechizo para apagar la luz de su varita en el momento que salió al pasillo y fueron las farolas del pasillo las que refulgieron. No tenía hambre, por lo que decidió saltarse la cena e irse directamente a la cama.

Al estar en la habitación se metió a la cama y cerró las cortinas que la rodeaban, haciendo un hechizo para que nadie lo molestara, no estaba de humor para escuchar los comentarios despectivos de Hidan sobre la broma que habían hecho cuando llegara a dormir ni mucho menos darse por enterado si Sasuke metía alguna compañera a la cama. Rodó los ojos, al menos el pelinegro tenía la decencia de hechizar también las cortinas y de paso insonorizarlas.

En esa nueva soledad se dedicó a ver a la nada mientras dejaba que su cabeza se fuera a las imágenes que le había mostrado el espejo esa tarde. Extrañaba a su padre, eso no era un misterio y de ahí el motivo por el cual a pesar que el hombre había fallecido cuando él tenía apenas ocho años, le fuera mostrado en las visiones que el espejo de Oesed le daba.

Había leído sobre el espejo al llegar al castillo y encontraba ridículo que un objeto así existiera, ni siquiera le veía una utilidad. En tercer año cuando descubrió que estaba en la sala de menesteres se lo había traído y se acercó creyendo que no podía mostrarle nada, que era una tonta leyenda como muchas otras que existían acerca de la escuela. "Esto no es tu cara, sino de tu corazón el deseo" decía el lema sobre el espejo al reflejarlo, convencido todavía que era una idiotez había visto su imagen.

No le sorprendía ver a su padre en todas las visiones que tenía, ver la que pudo ser su vida si hubiera sido el hombre quien lo hubiera educado, quien lo recibiera cada vez que regresaba a la mansión por sus vacaciones. Lo que sí lo sorprendía un poco es que en las imágenes de sí mismo había un cambio, y no se trataba de verse feliz, se trataba del color de su corbata y el escudo de su túnica, que no coincidían con los que usaba en su día a día.

Su tío era un Slytherin, y uno muy orgulloso de serlo por lo que todo el tiempo mientras era educado en casa antes de ser enviado al castillo lo había escuchado repetirle incesantemente que su deber por encima de todo era continuar con el legado familiar, mantener la excelencia propia de su apellido y quedar en la casa que le correspondía. A fin de cuentas ellos eran Hyūga y su apellido era conocido en todo el mundo mágico por ser prácticamente un sinónimo de perfección, ellos eran los mejores.

Alguna vez durante una de sus clases en casa su institutriz le había explicado la historia del castillo, la biografía de cada uno de los fundadores de las casas y la diferencia entre estas. Su tío estaba cerca, al escuchar de qué iba la lección se había acercado, esperando que la mujer terminara de hablar para hacer sus comentarios. Por encima de todo jamás debería ser un mediocre como los Hufflepuff, el mundo mágico se había encargado de enaltecer absurdamente a los inútiles de Gryffindor, no tenía nada particularmente contra los Ravenclaw aunque algunos parecieran ratones de biblioteca, pero lo más importante es que Slytherin era la casa de los Hyūga. Los Hyūga habían sido amigos personales de Salazar Slytherin y desde que la escuela se fundó toda la familia había sido de esa casa, por lo tanto más le valía a él quedar elegido en donde le correspondía, o sufriría las consecuencias.

Por ese mismo motivo el primer día al llegar al castillo y ser dirigidos al gran comedor para esperar que el sombrero seleccionador los clasificara, se dedicó a enfocar todos sus pensamientos en que tenía que hacerle honor a su apellido y quedar en la casa que estaba destinada para él y su apellido. No le importaba prestar atención a la casa que eran enviados los demás, solo sí mismo, escuchaba de lejos los aplausos desde las mesas cada vez que se nombraba a donde iría el nuevo estudiante. Cuando su turno llegó avanzó a pasos seguros sin detener lo que pasaba por su cabeza.

- Mmmmm — escuchó que el sombrero seleccionador pronunciaba con un tono meditativo — ¿estás seguro qué es lo que quieres? — como no había prestado atención antes, no estaba seguro si en algún otro caso el sombrero había hablado directamente con el estudiante, y menos en el tono de murmullo que ahora tenía, de modo que nadie más escuchara lo que pronunciaba

- Es a donde pertenezco — contestó en un susurro para que nadie más que el sombrero lo escuchara

- No, es a donde te han hecho creer que perteneces — el sombrero se quedó callado y él temió lo peor mientras esperaba, de nuevo deseando con toda su fuerza que la respuesta fuera la correcta — si es lo que quieres — dijo de mala gana en su tono característico subiendo la voz — ¡Slytherin!

Él exhaló aliviado y se dirigió a la mesa en la que todos los estudiantes con corbatas de color verde aplaudían, algunos incluso le dieron palmadas en la espalda claramente orgullosos porque él había llegado a donde pertenecía. Comentándole en tono altivo que acababa de unirse a la casa más importante, según ellos, de todas.

Ese era el cambio en los colores que se reflejaba en las visiones que le daba el espejo, el sombrero ese día había dudado entre Ravenclaw, que era más adecuada para su personalidad y estilo de vida, y Slytherin que era la esperada por su tío. Siempre se veía en ese mundo ideal con la corbata azul, porque ese era el verdadero deseo de su corazón, la casa en la que estaría a gusto y podría realmente ser él mismo. Las imágenes siempre le mostraban que su padre se habría sentido orgulloso de tener un hijo que valorara más el conocimiento que la astucia.

Pero su padre estaba muerto y él era un Slytherin.

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Ahora sí, hoy por mi cumpleaños decidí empezar 2 proyectos nuevos. El otro es "Good girl" (y será un SakuTen, por si de casualidad les interesa).

Entonces, respecto a esta historia ¿Se acuerdan que en el día 22 del NejiTen month dije que iba a sacar esa historia por aparte? Bueno, aquí está.

Este será el longfic (no pregunten todavía que tan "long") en el que extenderé ese fourshot en el mundo Harry Potter. Si bien ya hay los 4 capítulos que hice en agosto, no los dejaré tal cual, voy a hacer algunas modificaciones para extender mejor algunas ideas y otra subtrama planeada con los villanos. Los primeros capítulos se parecerán pero no serán exactamente iguales, si leyeron esa historia saben más o menos para dónde va y que el final quedó abierto, así que es el momento de hacer un cierre.

Si de casualidad no recordaban que Hidan fuera mencionado es porque decidí cambiar el "malo". Igual más adelante veremos un poquito el porqué y la pequeña historia que tendrá, debo decir que parte del motivo es porque ya tengo muchas historias de Neji vs Sasuke y además me moría por usar a Hidan en alguna parte.

Espero que les guste.

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Recuerden que sus comentarios, sugerencias y demás son bien recibidos en un review. Como siempre les recuerdo que tengo twitter (idamariakusajis) e instagram (idamariakusajishi) por si les interesa darse una pasada.

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Att: Sally K