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Disclaimer: Ni Harry Potter ni Naruto me pertenecen, de lo contrario el Dramione y el NejiTen serían oficiales.
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Disfruten la lectura.
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Capítulo 4. Aparición II
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Había visto el letrero colgado en la sala común de Gryffindor que anunciaba la inscripción a las clases de Aparición justo antes de las vacaciones de navidad, así que lo primero que hizo fue preguntarle a sus compañeros qué era eso. Muchos estaban acostumbrados a su curiosidad y hasta encontraban divertido que no supiera cosas que para los que habían vivido siempre en el mundo mágico eran normales. Se sintió un poco decepcionada al saber que era una forma de transportarse y no algo para volverse un fantasma temporalmente, por aquello de "aparecer".
En el tren de regreso a la estación estuvo pensando en el tema, si bien en alguna clase le habían mencionado las formas de transportarse la verdad es que hasta el momento nunca había visto un traslador ni mucho menos lo había usado, lo de las chimeneas le sonaba raro, y tenía sus reservas con lo de volar en escoba. No negaría que le encantaba sentir el viento en su cara en especial al ir a alta velocidad, pero en el momento que veía abajo y se daba cuenta que de llegar a perder el equilibrio se acercaría a su inminente muerte hacía que ya no le gustara tanto. Esa era de las razones para no haber considerado unirse al equipo de Quidditch, aunque fuera amante de los deportes en general.
Salió de la estación mágica para sumergirse en la parte muggle del lugar y empezar a buscar a sus padres que preferían esperarla en esa zona, sonriendo al verlos. Su padre tomó su equipaje y comentó que estaba más liviana que en otras ocasiones, a lo que ella contuvo su risa para no explicarle que estaba probando la capacidad de un hechizo que habían aprendido, no estaba completamente segura si eso contaría como hacer magia fuera de la escuela, pero había querido intentarlo con eso no volvería a sufrir teniendo que hacer caber sus pertenencias en la maleta.
- Jidanda llegó esta mañana — comentó su madre en cuanto estuvieron dentro del auto — empezó a ulular cuando se dio cuenta que íbamos a salir y se quedaría sola
- Es una consentida, siempre es lo mismo en vacaciones cuando le digo que les lleve la carta y se quede en casa esperándome
- Deberías tener un celular, con eso nos puedes escribir más fácil
- La tecnología muggle no funciona en el colegio, papá — no quiso usar su tono de obviedad ni rodar los ojos, lo segundo su padre lo vería en el espejo retrovisor.
Pero es que era una conversación de todas las vacaciones sin importar que desde compró a Jidanda como su acompañante mágica lo hizo pensando en que podrían comunicarse por esta. Ese día les habían dicho lo de la tecnología, además que ella en su tercer año se había inscrito en la materia de Estudios Muggles, por lo que les había vuelto a explicar a sus progenitores lo referente al porqué un celular no funcionaba, pero una carta vociferadora sí. Se rio suavemente, la verdad es que era mejor que su padre no supiera lo que era una carta vociferadora.
- Pues me sigue pareciendo una tontería, es la forma más rápida de comunicarse con cualquier persona en el mundo y no existe ningún hechizo o clase de tu colegio que me haga cambiar de opinión — ella volvió a reír, su padre era un hombre testarudo y aunque se había hecho a la idea desde el principio que tenía una hija bruja, había temas que simplemente parecía no querer entender.
El tráfico estaba caótico y ella desde el asiento trasero estaba pensando en lo de las clases de aparición, eso implicaría no preocuparse jamás por temas como el tráfico, el clima o la hora, y lo mejor es que tendría una forma muy rápida de desplazarse. El problema era el precio, sus padres le daban el dinero suficiente para que pudiera comprar lo que necesitara durante su estancia en el colegio, pero eso no significaba que pudiera gastarlo todo en dulces en la primera semana, debía ser organizada para que le durara hasta las siguientes vacaciones en que fuera a casa y le dieran más. Y aunque el valor de las clases no era excesivo, sí estaba por encima de lo que podría pagar sin comentarles, o por lo menos sin quedarse hasta las vacaciones de pascua sin poder comprar algún antojo.
- Papá... — dijo sin saber exactamente cómo explicar lo que quería — en el colegio van a dictar una materia adicional...
- ¿A estas alturas del año escolar? — fue su madre quien preguntó
- Sí, es una materia extracurricular y... — se mordió el labio por un momento antes de seguir hablando — y vale 12 galeones
- ¿Qué? ¿Ahora van a cobrar las asignaturas? — no es que sus padres no pudiera pagar su educación, es que desde el principio les habían explicado que el colegio era gratuito
- No, no es eso — aclaró — es que la va a dictar alguien de Ministerio y por eso no está incluida, pero me parecería interesante tomarla
- ¿No estás viendo suficientes materias ya? — había un ligero tono preocupado en su madre — y algo habías mencionado sobre tener bajas notas en... ¿pociones?
- Me pondré al día en pociones — prometió tratando que su voz sonara segura — y no afectará mis otras materias, las clases solamente son los sábados por 3 meses o algo así
- ¿Sobre qué aprenderás?
- Se llama aparición, estuve averiguando y es una forma en que los magos se transportan, si paso el examen el Ministerio me dará una licencia para aparecerme
- No quisiste hacer el curso para sacar la licencia de conducción ¿y sí lo quieres hacer para esto? — fue un reclamo de su padre
- En el mundo mágico no se necesita una licencia de conducción — contestó entre dientes y pudo ver a su padre frunciendo el ceño
- Pero aquí sí, tener tu licencia de conducción no es un lujo, es una necesidad de todas las personas en estos días. Todos los adolescentes hacen lo posible por obtener la suya tan pronto cumplen los 16 — ella hizo un puchero, no le gustaban mucho los autos ni la idea de estar atrapada en el tráfico siendo ella quien estaba tras el volante — cumplirás 17 en marzo
- Lo sé — y por esa razón podía inscribirse al curso de aparición — pero no es lo mismo... en este momento no me hace falta saber conducir un auto, eso puedo aprenderlo después... cuando ya me haya graduado
- Tampoco te hace falta aparecerte en ninguna parte porque eres nuestra hija y nosotros te llevamos a donde necesites, o puedes tomar un autobús — ella infló más los cachetes — hagamos un trato — cedió su padre luego de unos segundos sin que ella quitara el puchero — te daré el dinero, con una condición
- ¿Cuál? — preguntó con cautela sin celebrar su victoria aún
- En las vacaciones antes del próximo año escolar tomarás el curso de conducir y sacarás también esa licencia
- Papá...
- Tendrás 2 licencias o ninguna, elige — fue su ultimatum
- Está bien — aceptó — ¿Me prestarás el auto cuando tenga mi licencia? — quiso provocarlo
- Ya lo veremos, tal vez podrías ser tú la que conduzca cuando vayamos a pasar las vacaciones de Navidad a la casa de tu abuela
- Hecho.
Con una sonrisa se reacomodó en la silla de la parte trasera, sus padres eran muggles y por lo tanto tenía un poco de sentido que esperaran que ella siguiera varias de esas tradiciones. Aprender a conducir era un pequeño precio a pagar justamente por poder aprender una habilidad que le sonaba completamente interesante sin importar lo que sus compañeros le habían advertido sobre ser peligrosa debido a las desparticiones. Incluso podía pensar en retar a su padre a una carrera sobre quién llegaría primero a la casa de la abuela.
La verdad es que le encantaba ir a la casa de su abuela en Navidad, aunque de hecho tenían que dejar de referirse al lugar de esa forma, su abuela había muerto 2 años atrás y por lo tanto el lugar ahora pertenecía a su madre aunque su progenitora no quisiera hacer los trámites para pasarla a su nombre. Era en un pueblo pequeño muy alejado de la ciudad y de todo en general, por lo cual era genial ir allá a desconectarse de todo mientras veían la nieve caer por la ventana.
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Había almorzado emocionada, comiendo una porción adicional de tarta de calabaza para tratar de entretenerse un poco y de paso hacer tiempo mientras el Gran Comedor se desocupaba para que su nueva clase empezara. Después de hacer la inscripción y el correspondiente pago le habían dado una citación con la hora y el lugar en el que tendrían lugar las clases de aparición.
Durante 12 sábados en las tardes después del almuerzo estarían algunas horas en el Gran Comedor recibiendo las lecciones, al finalizar tendrían un examen y solo aquellos que lo aprobaran sin dejar ninguna parte de su cuerpo detrás lo aprobarían, teniendo que ir luego al Ministerio para que les entregaran la respectiva la licencia. Sufrir una despartición y perder aunque fuera una uña sería considerado un fracaso y deberían tomar el examen nuevamente al siguiente año, o cuando quisieran después de graduarse, el punto era que reprobarían.
Poco a poco el lugar empezó a desocuparse, en general los sábados no eran tantos los estudiantes que decidían pasar la tarde en el castillo, siempre era más entretenido ir al pueblo cercano a dar una vuelta, y comprar dulces de paso, o al menos a ella le gustaba ese plan. Sus amigas solían preferir comprar joyas o zapatos, el punto es que no eran muchos de por sí los que eligieran quedarse en el castillo una tarde de sábado. De su propia casa había algunos estudiantes, lamentablemente sus amigas habían decidido no tomar la clase así que ella estaba sentada junto a los compañeros que sí lo habían hecho.
Era alrededor de una docena de estudiantes de cada casa, excepto de Slytherin, cuya mesa apenas tenía la mitad de personas. No tenía nada en particular contra esa casa, eran los integrantes de esa casa los que parecían tener algo contra ella, y aunque no lo diría en voz alta, le alegraba un poco ver que el peliplateado que siempre le siseaba en los pasillos no estuviera presente. Tampoco estaba el pelinegro que a veces se unía a los siseos y otras tan solo se limitaba a verla de mala manera, el que sí estaba presente era el tercer integrante de ese trío de víboras. No recordaba su nombre, solamente que era un sabelotodo que andaba con ellos y cuyo color de ojos era excesivamente claro casi blanco.
Lo que sí recordaba del hombre era su apellido, debido a que conocía a Hinata, una Hufflepuff que a pesar de ir un año atrás de ella era de su grupo de amigas. Pero la joven nunca mencionaba nada de su familia, ni de su padre, ni de su primo. Tampoco los veía pasar tiempo juntos o nada parecido, por eso solamente sabía que el integrante del trío de víboras era un Hyūga. Lo de saber que era un sabelotodo era porque él siempre participaba en clase y los profesores constantemente estaban elogiando sus resultados en los exámenes de las clases que compartían, incluso dándole puntos a Slytherin.
Tomó un nuevo bocado de su tarta, no es que ella envidiara los resultados académicos de nadie, ni se consideraba a sí misma una mala estudiante. ¡Que nadie mencionara sus resultados de pociones! No había olvidado su promesa a sus padres sobre ponerse al día en esa materia, era solo que esa clase le parecía... sin vida. Tener que seguir al pie de la letra las instrucciones de un libro sin ningún tipo de espacio a ser creativo o personalizar la poción le parecía aburrido. Había sido un milagro que el año anterior durante los TIMO el evaluador de esa materia le hubiera dado la única poción que medianamente sabía hacer y preciso que el hombre se hubiera distraído por una carta voladora que fue enviada al salón equivocado, así que mientras reportaba un posible intento de copia entre alumnos no notó que ella había tenido que empezar de nuevo porque se había equivocado en un ingrediente.
Su calificación había sido un "Aceptable", lo cual la había sorprendido y por eso había podido seguir viendo la materia así fuera en el nivel normal y no con las pociones avanzadas. El profesor de esa materia decía que no iba a dar una clase adicional, así que en el salón estaban divididos en los de nivel básico y avanzado, con la diferencia que les asignaban diferentes pociones para realizar de acuerdo a su resultado. Una ventaja es que aun tenía la posibilidad si quería de presentarse al año siguiente a los EXTASIS de esa clase y nivelar su promedio.
Todavía no había decidido nada, porque sus amigas le decían que para el examen del último año mejor podría enfocarse en transformaciones y defensa contra las artes oscuras, cuyas notas habían sido un "Extraordinario" en ambas y por eso veía el nivel avanzado de estas. Pero antes de poder seguir rumiando en sus planes a futuro en el tiempo que le quedaba en el colegio, un hombre mayor entró al Gran Comedor, haciéndoles una seña para que se sentaran todos al frente.
Todos escucharon la explicación, que por supuesto empezó con el recordatorio del riesgo que conllevaba transportarse de esa forma si no se cumplían los principios fundamentales de la aparición. Y por supuesto, si existía una licencia para aparecerse significaba que hacerlo sin contar con esta era ilegal. Siendo todos los que estaban presentes en ese momento menores de edad, aunque tuvieran la licencia el usar la magia para aparecerse durante sus vacaciones también estaba prohibido, tal y como hacer magia fuera del colegio.
Mientras el profesor enviado por el Ministerio hablaba, por su mente pasaba que nunca se había preocupado por leer mucho respecto al castillo ni a la historia del colegio, por lo tanto no tenía ni idea que todo el lugar estaba cubierto por un hechizo antiaparición que sería levantado únicamente del Gran Comedor por la duración de la clase para que ellos pudieran practicar. Sonrió para sus adentros mientras escuchaba lo referente a las tres "D" que regían esa habilidad: Destino, Decisión y Deliberación. Para ella sonaba fascinante, cualquier cosa que requiriera su voluntad más que memorizar algo al pie de la letra era completamente perfecto para ella.
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Cerró sus ojos para concentrarse en el lugar al que quería ir, podía sentir la mirada atenta del profesor y de varios de sus compañeros en ella, por lo que solo reguló su respiración para restarle importancia y continuar pensando en el lugar al que se dirigía. Sin dejar de lado jamás el no perder alguna parte de su cuerpo en el camino, algo que ya le había pasado a un Ravenclaw, afortunadamente la enfermera y el profesor actuaron a tiempo para volver a dejar al alumno en una pieza, literalmente. Pero sus gritos de dolor revelaban que no había sido una experiencia placentera y no quería que le pasara a ella. Contó lentamente de 10 hacia atrás y pronto sintió como si se metiera entre un tubo muy estrecho antes de volver a sentirse como sí misma.
Abrió los ojos y vio a su alrededor, soltando un grito emocionada. Hasta el momento había intentado un par de veces aparecerse dentro del mismo Gran Comedor, lo que no le había representado ningún reto. La realidad era que el profesor había halagado que parecía ser una habilidad nata en ella, siendo la alumna más avanzada de la clase, incluso por encima del Slytherin sabelotodo que parecía estar teniendo problemas con esa materia y en uno de sus intentos había perdido unos centímetros de su largo cabello.
Por eso había decidido retarse a sí misma e ir mucho más lejos que antes, no solo al aparecerse en un lugar fuera del colegio sino del mundo mágico. Dio un par de pasos solo para comprobar que estaba en la sala de su casa en el mundo muggle, e iba a tomar un objeto de la mesa a modo de evidencia de lo lejos que había llegado sin sufrir ningún daño cuando un grito furioso la hizo quedarse inmóvil.
- ¿Quién está ahí? — era su padre, quien había corrido escaleras abajo y había entrado a la sala sosteniendo un bate de beisbol, por lo que ella levantó las manos de una vez
- ¡Soy yo, papá!
- ¿Tenten? – ella asintió - ¿Qué estás haciendo aquí? ¿No deberías estar en el colegio?
- Sí – señaló el bate para que lo bajara, su padre seguía viéndola con desconfianza – estoy en mi clase de aparición y quería ver si lograba llegar hasta aquí, me iré en un segundo
- ¿Clase de aparición?
- La que te dije en vacaciones, es un medio de transporte muy rápido – comentó con una sonrisa – sin atascos en el tráfico – lo provocó
- ¿Y no te dicen nada por haber venido hasta aquí? – ella se mordió el labio disimuladamente y negó con la cabeza, esperaba que no
- Por eso ya me voy, pero quiero llevar algo que pruebe que vine hasta aquí
- Tu madre hizo pastel de chocolate – dibujó una sonrisa, corriendo a prisa a la cocina para pasar una porción enorme a un plato, comiendo un poco de paso
- Ahora sí, saluda a mamá de mi parte, les escribiré pronto
- Tenten — estaba a punto de cerrar los ojos para volver a concentrarse cuando su padre le habló, así que solo lo vio esperando que siguiera hablando — por favor avísanos la próxima vez que te vayas a aparecer en la mitad de la sala, pensé que se trataba de un ladrón
- Sí, papá — contestó de una vez, cerrando los ojos
- ¡Ah, hija!
- Dime
- Igual sacarás tu licencia de conducir en el verano — cerró los ojos una vez más para que no se notara que los había rodado, desapareciendo de regreso a su clase.
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¿Les conté que ya hice la escaleta de la historia? Sí, ya tengo un aproximado (aproximado, porque siempre me equivoco) de la cantidad de capítulos que tendrá esta historia y lo que incluirá cada uno, ahora solo falta que mi inspiración coopere para poder volver a actualizar al menos 1 vez a la semana.
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Recuerden que sus comentarios, sugerencias y demás son bien recibidos en un review. Como siempre les recuerdo que tengo twitter (idamariakusajis) e instagram (idamariakusajishi) por si les interesa darse una pasada.
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Att: Sally K
