Prólogo.

El comienzo de esta historia toma lugar en las afueras de U.A la academia de héroes más prestigiosa de todo Japón de donde habían salido muchos de los héroes más fuertes y reconocidos mundialmente. Nuestra atención podía ser acaparada por un par de féminas estudiantes que acababan de concluir con su día escolar y que se disponían a marcharse a sus hogares.

-¿Qué harás el fin de semana?, Tengo entradas para un pequeño concierto en un café en el centro de la ciudad - Dijo una de ellas tratando de buscar algo de conversación, no sabía porque últimamente su amiga solía estar algo distraída.

-…- No obtuvo respuesta…

-Oye- Le volvió a Llamar—¡Yao-momo!- Grito con cierta molestia.

-¿A-Ah? D-disculpa no era mi intención ignorarte Kyoka-

-¿Te encuentras bien?, Haz estado algo distraída últimamente-"

-Y-yo estoy bien- Mintió-solo tuve una pequeña discusión con mis padres hace unos días y eh estado pensando en ello.

-¿Una discusión?-Interrogó

-Si, es un poco complicado-

-Vamos no hay nada que no me puedas contar, somos mejores amigas, ¿no?-

-B-bueno, sabes que desde que nos conocemos mis padres preferían que yo me enfocará en otra cosa, que fuera más como ellos que me enfocará en las empresas familiares, no les agrado ni un poco cuando les dije mi decisión de volverme una heroína- Respondió con sinceridad- Recientemente mi padre me condicionó si continuaba con el curso de héroes-

-Creo que no estoy entendiendo-

-Mi padre me dijo que debía encontrar un buen partido para casarme -

-¡¿CASARTE?!-

El grito de su amiga resonó en la entrada de la academia haciendo que varios alumnos volvieran sus miradas intrigados

-¡Kyoka! – le regaño por gritar su platica-Por eso no te lo había dicho antes, ¡sabía que reaccionarias así!

-L-lo lamento, es que eso es algo muy… muy… -

-Estúpido-Completo su amiga

-Yo iba a decir apresurado, pero tienes razón también es estúpido, ¿¡Como es que tu propio padre sería capaz de condicionarte de esa manera!? –

-Según sus palabras aseguraría un futuro exitoso-Comentó

-¿Y que piensas hacer?-interrogó

Se quedó unos segundos en silencio pensando en alguna respuesta

-Yo… no lo sé, "ni siquiera me interesan los chico"– Hablo con derrota – Me tiene doblegada, no se que debería hacer kyoka, si sigo el camino que me hace feliz, ¡tendré que casarme a la fuerza con alguien que no quiero!... Pero si abandono nunca cumpliré mi sueño… - sentenció con tristeza mientras poco a poco se quebraba.

La chica de los jacks se acercó a ella y puso una mano en su hombro mientras veía como su amiga tenía la mirada hacia abajo y notaba que estaba comenzando a soltar silenciosas lágrimas.

-Vamos Yao-momo no te desanimes—trato de consolarla— Recuerda que ¡Un Héroe siempre sale de aprietos! ¡Además tu eres creati, la heroína que todo lo puede hacer!-

La Yaoyorozu solo sonrió, su amiga tenía razón, ya encontraría una manera de zafarse de este problema, de lo contrario no podría llamarse a sí misma heroína

-Gracias- Musito por lo bajo– Vamos te dejaremos en tu casa—le dijo limpiando sus lágrimas mientras señalaba el auto que la llevaría a su morada

-No tienes porque llevarme todos los días ¿Sabes?, aún puedo caminar—Dijo divertida

-Es lo menos que puedo hacer, si tengo la oportunidad de ayudar lo haré— sonrío

"Tienes un gran corazón, Yao-momo" Pensó fugazmente.

Subieron al auto que las llevaría a su respectivo destino ambas evitaron hablar sobre el tema anterior una para intentar olvidar eso aunque fuese durante un rato, hablaron de cosas diversas en el camino reían y bromeaban un poco sobre cosas que habían pasado durante ese día hasta que se detuvieron en el hogar de la chica pelimorada, se despidieron y al instante el auto se dirigió hacia una de las partes más lujosas de la ciudad para dejar en la comodidad de su casa a la joven Yaoyorozu. Los minutos pasaron y arribaron a la lujosa mansión adentrándose y deteniéndose en la entrada.

-Gracias- Le dijo amablemente la chica a su conductor, este solo asintió viéndola por el retrovisor y dándole una pequeña sonrisa.

Entró a su mansión y suspiro, ¿Quién diría que a sus 16 años tendría un problema tan grave como el de un matrimonio?. Subió las numerosas escaleras hasta llegar a su estudio que estaba lleno de libros, la mayoría ya los había leído, eran sobre información de distintos objetos que le podían servir para utilizar su don, desde sus componentes hasta el como se utilizaban, unos eran sobre armamento, otros sobre estrategias de combate entre otros tantos, no era la mejor de la clase por ser una cara bonita, ella había estudiado arduamente desde que tenía uso de razón.

Avanzó hasta llegar a un pequeño escritorio y abrió un cajón para sacar una caja de metal con números de combinación, trazo un par de números y la abrió, observó con detenimiento lo que en ella había, lo único que le ayudaba a olvidar sus problemas momentáneamente, eran dos libros bastante viejos, las portadas se veían muy desgastadas y en mal estado y sus nombres eran apenas visibles, tomó uno entre sus manos y leyó en voz alta

-La Historia de un Shinobi Absolutamente Audaz- Suspiro con encanto estaba por terminar de leer el libro por Décima vez y ya estaba por llegar a la peor parte de todas odiaba llegar a esa parte: el final, y no precisamente por que el final fuera malo, estuviera mal escrito o cualquier otra cosa que uno podría esperar de un final, no era otra cosa más que la ausencia de este. Así es el libro no tenía un final, no había final debido a las paginas faltante, muy probablemente se debía a la edad del libro pero aún así no podía dejar de maldecir cada que llegaba a esa parte del libro.

Suspiro con frustración cerrandolo.

El personaje principal la había dejado sin palabras desde la primera vez que lo leyó se sentía atrapada a ese viejo libro, podía sentir la fiereza del personaje principal, su inquebrantable y férrea voluntad más fuerte que cualquier metal conocido y su actitud de no rendirse bajo ninguna circunstancia de seguir adelante sin importar que, sin importar si debía remar contra viento y marea sin importarle si daba su vida por otros. El era un verdadero héroe.

Esos viejos libros los había encontrado cuando era muy pequeña aún, tenía alrededor de 7 años cuando se encontraba en la biblioteca familiar buscando algún libro interesante, esa donde estaban libros, biografías y autobiografías de sus antepasados junto con miles de otros libros inservibles que a nadie le interesaría leer ni en un millón de años cuando entre tanto buscar se encontró con dos pequeños libros, bastante maltratados, estaban bastante escondidos en uno de los estantes que ella creyó su familia jamás se acercaría y en realidad nadie pisaba nunca la biblioteca familiar, cuando leyó ambos títulos no pudo evitar que le llamase la atención y no sabía a qué se debía.

A la tierna edad de siete supo que estaba enamorada de él protagonista del libro su nombre era Naruto a secas, desde que había leído el libro pasaba días enteros fantaseando diferentes cosas, como que cuando creciera ella buscaría a al tal Naruto y le propondría que se casaran y que vivieran en un castillo entre otras tantas cosas. Debido a eso perdió el interés en los muchachos reales y sus expectativas de un hombre se basaban en lo que había leído de Naruto, un hombre fuerte, decidido, sin conocer la palabra rendirse entre otras tantas cualidades que tenía, por eso ningún chico había logrado llenarle el ojo.

Al crecer, gradualmente se dio cuenta de que todo lo que pensaba cuando era pequeña era una completa tontería, el libro se veía muy viejo y si el tal Naruto seguía vivo ahora era un viejo a punto de dar su último Suspiro antes de morir, además dicho libro tenía elementos demasiado fantásticos para ser real, hablaba de técnicas a base de la energía vital del cuerpo, como chakras elementales entre otras cosas, no sabía de qué autor provenían ambos libros, donde debía venir el nombre del autor sólo venía "Jirai" lo demás era ilegible y aunque busco por todos lados ese nombre nunca encontró nada.

De todos modos sea quien haya sido ese "Jirai" era un gran escritor, con una gran imaginación sobretodo.

El otro libro le avergonzaba verlo, pues no era más que una novela erotica, al parecer era una variante de la otra novela, algo así como su "Versión para adultos" Narraba las diferentes "Aventuras" de Naruto con diferentes mujeres, demás estaba decir lo explícito que resultaba ser, el nombre de esta estaba algo gastado y solo se podía leer "Icha Icha", aun podía recordar que cuando lo leyó por primera vez era una niña y cuando llegó a una parte donde empezaban a mencionar lenguaje algo explícito se asustó y lo guardo, no lo toco hasta después de unos años cuando le llegó la adolescencia, le avergonzaba demasiado pensar que también había fantaseando con ese libro sucio cuando le había dado curiosidad por explorar su sexualidad.

—Ojalá que fueses real, Naruto —Dijo suspirando—¿Qué tan patética debo ser para que me guste un personaje ficticio? -Se dijo sintiéndose tonta—"Debería dejar de leer esto, tal vez así pueda centrarme más en los chicos reales y que papá me deje en paz" Pensó por último antes de abandonar el estudio.