Este fanfiction es del tipo Yaoi, lo que significa que se describen escenas de amor, romance, sexo y violación entre hombres. Si el tema no es de tu agrado, te pido cordialmente que te retires. Estás avisado, no acepto reclamos.


Hasta el fin del mundo

by Emiko Mihara

Capitulo dos "UN DÍA DE LLUVIA"

Kenshin estaba lavando los platos de la comida en el foso del patio, mientras Kaoru y Yahiko descansaban en el portal del dojo.

Yahiko suspiro.

- ¿Cansado? – pregunto Kaoru acercándose a él, midiendo la distancia con la vista para asegurarse que Kenshin no escuchaba.

- ¿Nani? Iie. Estoy bien. – contesto Yahiko sin quitar la mirada del piso.

- ¿Porque suspiraste? -

- Por nada. – volvió a mentir el joven pupilo sin alejar la vista del piso.

- ¿Tan interesante está el piso que no me queres mirar a los ojos! – le reclamo Kaoru cansada de sus evasivas.

Yahiko levanto levemente la mirada y Kaoru vio con claridad el por que no deseaba verla. Sus ojos estaban algo hinchados y colorados, como si hubiera estado llorando.

- ¿Desde hace cuanto tiempo que soy tu Sensei? – pregunto Kaoru.

- Tres años. – contesto Yahiko.

- ¿Confiás en mi? – volvió a interrogarlo Kaoru.

- Hai, por supuesto.

- Yo sé por que estás así.

Yahiko levanto la mirada sorprendido y Kaoru le sonrió.

- Iie. No estoy así por lo de Tsubam---

- Iie... Lo sé. Estás así por Sano-kun¿ne? – contesto Kaoru observando dentro de los ojos café de su discípulo. Cómo no recibió más respuesta que el silencio se contesto a sí misma – Me lo imagine... ... Te gusta¿ne?

Yahiko se sonrojo ante la pregunta de Kaoru. Ella estaba siendo demasiado directa y para él no había sido nada fácil aceptar sus sentimientos por Sanosuke... Sus sentimientos por otro hombre.

- Bueno... Aa. – bajo la mirada al sentir sus mejillas arder aún más.

- No hagas eso Yahiko-chan. – Kaoru levanto el rostro de Yahiko por el mentón – No tenes que avergonzarte por estar enamorado...

Kaoru le sonrió a su discípulo para inspirarle confianza.

- Ahora... Desde hace cuanto que...

- Desde un poco antes del jinchuu de Enishi Yukishiro... Yo estaba...

- Entrenando para el ougi¿ne?

- Aa... Al principio me plantee a como meta superarlo, demo... Después de todo... Él y yo quedamos muy heridos... Fue ahí que...

- ¿Te diste cuenta de que lo querías...?

- Al principio trate de olvidarlo... Demo, nos hicimos tan unidos mientras nos recuperábamos en la clínica de Megumi-san que... Ese sentimiento fue creciendo.

- ¿Y por que, si te gusta Sano-kun, te la declaraste a Tsubame-chan?

- Boku iie wa baka-yarou... Sabía lo que Tsubame-chan sentía por él, y me aproveche... Temía que comenzara a sospechar...

Kaoru se quedo viendo a su alumno durante unos momentos. Nunca se le ocurrió pensar que Yahiko estuviera pasando por semejante situación.

- No puedo creer que lo hayas tenido tanto tiempo guardado... Yo apenas y soporte un poco más de un año... Ahora creo que debería de haberlo hecho antes... – Kaoru miro a Kenshin y este instintivamente se volteo a verla a los ojos. Sonrió. Ella le devolvió la sonrisa con un bajo suspiro...

- Después de todo lo que pasó... Aprendí mucho... Iie. Todo sobre Sanosuke... él jamás sentiría eso... Ni por mi... Ni por nadie más...

- Lo de "nadie más" lo decís por---

- Hai. Por Megumi-san...

Yahiko volvió a bajar el rostro, pero levanto la mirada solo para ver que Kaoru se puso de pie y fue hasta la cocina. A los pocos minutos, la joven embarazada regreso con una pequeña caja de almuerzo, envuelta en una tela color rojo.

- Toma. – Kaoru le entrego el paquete al joven samurai – conociendo al tori-atama, debe de estar en su departamento muerto de hambre... – le sonrió abiertamente a su discípulo.

- Kaoru-san...

- No prestes atención a lo que tu mente te dice... – Kaoru se arrodillo en frente de Yahiko, tomo su mano y la puso sobre su pecho – Escucha lo que tu corazón grita... No importa el camino que elijas... Yo voy a estar ahí, con vos.

- ... ... ... Aa. Arigato. – sonrió Yahiko haciendo una pequeña reverencia con la cabeza.

- Bueno... Vas, ne? – dijo Kaoru señalando el cielo, que había cambiado rápidamente del azul claro al gris oscuro. Tormenta.

Yahiko se puso de pie de un salto y si no hubiera sido por el grito de Kaoru, se abría olvidado el almuerzo.

- Una cosa más Yahiko-chan... – avisó Kaoru cuando el joven samurai regreso por su paquete.

- Nani? – tomó la caja de almuerzo.

- Sano-kun se fue muy enojado con vos hoy al mediodía... Le gritaste, ne?

- Ah! Bueno... es que...

- Tranquilo... El que se haya ofendido es buena señal... Significa que no te ignora y a juzgar por sus deseos de saber que te pasaba... Yo diría que le importas... Más que cualquiera.

Estás palabras lograron el cometido que Kaoru les había convenido... Hacer sonreír a su joven discípulo.

Yahiko salió corriendo lo más rápido que sus piernas lo dejaban... Pero no era suficiente! Faltándole solo unas pocas cuadras para llegar a su "destino", lo atrapó la tormenta.

«Kuso! Estoy mojándome! Maldita lluvia... Demo... Casi llego...»

Giro en la esquina y corrió por una calle estrecha de pequeños departamentos de madera. Llegó al final de la calle y se plantó en frente de la ultima puerta. Levantó el brazo para golpear... Pero la puerta se abrió aún antes de tocarla.

- Qué... Qué haces vos acá...? – preguntó Sanosuke en el umbral de la puerta, viendo a Yahiko.

«Lo suponía... No me quiere acá...» pensó Yahiko, desentendiendo la pregunta de Sanosuke.

- Kaoru-san te manda esto. – dijo bajando la mirada y levantando el paquete para que Sanosuke lo agarrara. – Es lo que sobro del almuerzo.

- Arigato. – Sanosuke tomo la caja de almuerzo envuelta con la tela roja.

- Bueno... Sayounara. – Yahiko se dio la vuelta, listo para salir corriendo, pero algo se lo impidió.

- Matte. Vos así no te vas! – exclamo Sanosuke asiendo que Yahiko girara su cabeza para verlo a los ojos. Lo había agarrado por el cuello del gi. – Si Jou-chan se entera que te deje ir debajo de semejante tormenta me va a golpear tanto como para mandarme a la clínica de kitsune-san durante un mes...- y sin agregar más ni escuchar las excusas de Yahiko, lo arrastro adentro del departamento.

El departamento de Sanosuke era muy impersonal... Además del futón roído y viejo en el suelo, solo había una pequeña mesa de té y un estante con unas pocas cosas... En la pared estaba el retrato del capitán Sagara que Katsu había hecho para Sanosuke antes de dejar de dibujar para convertirse en periodista...

Mientras Yahiko estudiaba el lugar (nunca había estado ahí), Sanosuke dejo el paquete rojo en la mesa.

- Sacate la ropa. – rompió repentinamente el silencio, haciendo que las mejillas de Yahiko se colorearan de carmín.

- Na—nani...? – consiguió articular Yahiko.

Sanosuke sonrió al darse cuenta por que lado había entendido sus palabras el joven samurai...

«Que gracioso... Que abra pensado...?»

- Que te saques la ropa... Si te quedas con eso mojado te vas a enfermar. – se justifico Sanosuke.

Yahiko asintió al mismo tiempo que se reprochaba mentalmente por darle esa clase de significación a cada palabra de Sanosuke.

« Yahiko no baka! Sano-kun solo esta jugando...» pensó mientras se quitaba el gi empapado.

Mientras el joven samurai se desvestía, Sanosuke se sentó frente a la mesa de té y desenvolviendo la caja de almuerzo primero, comenzó a comer...

« Mmhhh... esto esta riquísimo... Me encanta la comida de Kenshin!» pensó Sano mientras engullía un poco de pescado y luego comía un onigiri...

Detrás de él y completamente desvestido estaba Yahiko... Arrodillado, con los brazos sobre sus piernas, obviamente sin dejar que NADA se viera.

Estaba levemente sonrojado, solo por la situación.

« Kuso! Por que no me da nada para ponerme...? » comenzó a decir para si el samurai. « Es que acaso pretende que me quede así...? » siguió.

Yahiko estaba tan concentrado en sus pensamientos, que apenas y noto que Sanosuke se había girado y lo estaba mirando fijamente. Ya había dejado de comer y tenia su clásica espina de pescado en la boca.

« Esta... colorado? Kuso! No tendrá temperatura? »

Sanosuke se levanto rápidamente, atemorizado por la visión de Kaoru golpeándolo hasta desfallecer por haber enfermado a su único pupilo. Frías gotas de sudor caían por su rostro de solo pensarlo... Seria mejor asegurarse.

Se arrodillo enfrente de Yahiko. El moreno chico de trece años miraba hacia el piso y parecía tan concentrado que ni siquiera advirtió su presencia.

« Se sentirá mal? O estará pensando en... la nena del Akabeko...» pensó Sanosuke en tono amargo.

Levanto con delicadeza el rostro de Yahiko, recibiendo un leve temblor como respuesta.

«Co—Como llego tan cerca? Po—Por que?» fue lo único que la agitada mente de Yahiko consiguió elaborar.

Sanosuke miro a los ojos a Yahiko, esos hermosos ojos marrones--- Hermosos?

Lo soltó abruptamente.

- Te—Tenes fiebre – dijo con dificultad, desviando la mirada. Sanosuke no sabia como sentir la temperatura en otros. Él sabia muy bien que SU rostro se tornaba rojizo y caliente cuando tenia fiebre y así estaba el rostro de Yahiko. Prefirió no sacar mas conclusiones por el momento.

- Sa—Sano-kun... – se oyó la temblorosa voz de Yahiko – tengo frió... – se atrevió a decir.

Recién ahí Sanosuke se avivo de que su joven amigo no traía nada puesto. Se quito la chaqueta y volviéndose a acercar (se había alejado después de lo de los ojos) se la coloco sobre los hombros. La tela era áspera en comparación con la de su acostumbrado gi naranja, por lo que Yahiko tembló un poco al contacto. Sanosuke confundió esto con una seña de que seguía teniendo frió y olvidándose de todo, rodeo a Yahiko con uno de sus brazos y lo acerco a él.

« No tengo nada con lo que abrigarlo... Será mejor que lo mantenga caliente por lo menos con mi cuerpo...» pensó.

Yahiko no pudo reaccionar al repentino acercamiento de Sanosuke. Solo se quedo quieto en los brazos del luchador... Esto seguramente seria lo mas cerca que podría estar de él jamás. No lo echaría a perder.

« Él es tan... cálido.» medito cerrando los ojos y dejando descansar su cabeza en el pecho de su protector en ese momento. « Escucho su... corazón...»

Sanosuke cubrió lo mejor que pudo y todo lo que pudo del cuerpo de Yahiko con su chaqueta, pero no era lo suficientemente grande.

Unos minutos después, el pequeño de trece años se había quedado dormido. Instintivamente rodeo la cintura de Sanosuke con uno de sus brazos y se acerco más, buscando su calor.

Sanosuke se sonrojo levemente ante el atrevimiento del siempre tímido samurai.

« Tsk... Dormido me gusta más...» pensó sonriendo levemente.

Intento separarse pero era inútil. Mientras mas trataba de ser delicado y safarse, Yahiko lo abrazaba mas fuerte. Realmente estaría dormido?

« Porque no me suelta! » grito histérico en su mente el luchador.

Desistiendo de cualquier intento de soltarse del agarre de Yahiko, Sanosuke se acomodo lo mejor que pudo, para que el chico siguiera durmiendo.

« Parece un bebé.» concluyo mirando el rostro aun sonrojado del dormido. No pudo evitar en ese momento la tentación de acariciarlo. Su piel era muy suave. Casi tanto como la de las mujeres con las que ocasionalmente Sanosuke se relacionaba en las noches solitarias. Pero había algo más... Algo que quería, pero no se daba cuenta de que...

Seguía acariciando levemente el rostro de Yahiko cuando el pequeño samurai murmuro algo que no escapo a los agudos oídos del luchador...

« Dijo... mi nombre?»

Sanosuke no lo creía... O estaba alucinando por la fiebre... O estaba despierto... O realmente estaba soñando con él.

Yahiko lo abrazo más fuerte.

« La tercera.» concluyo mientras sus labios se torcían en los lados formando una sonrisa...

Se inclino levemente, rodeando parte del cuerpo de Yahiko con uno de sus brazos, para recostarlo a su lado sobre el futón. Lo tapo torpemente, buscando que ambos quedaran debajo de el.

Yahiko lo soltó y se dio la vuelta dándole la espalda. Seguía dormido.

« Bueno... Creo que aquí termina todo--- Nani?»

Yahiko temblaba débilmente, pero debido a la cercanía Sano lo sintió.

El luchador toco la frente del más joven solo para comprobar que ya no tenia temperatura... O nunca la había tenido? Eso no importaba ahora.

« Si no tiene temperatura... Por que tiembla?» se pregunto a si mismo, Sanosuke.

Durante unos momentos no hizo más que observar a Yahiko. Se movía de a ratos y debes en cuando omitía uno que otro suspiro ahogado.

Sanosuke se acerco, hasta que su pecho quedo pegado a la espalda de Yahiko. Comenzó a acariciar el contorno de su brazo muy lentamente y se rió despacio al comprobar el efecto de sus caricias.

« Sigue dormido... Que hago? Lo despierto?»

Decidido completamente, Sanosuke comenzó a besar lentamente el hombro de Yahiko. Aun dormido sentía cada caricia del luchador, por lo que pequeños gemidos escapaban de su garganta de a momentos.

Los besos de Sanosuke comenzaron a tornarse húmedos y atrevidos conforme bajaban por el brazo, el pecho y el abdomen del mas joven.

Una vez ahí, sobre su entrepierna no pudo evitar una sonora carcajada contenida a medias para no despertar a Yahiko. Estaba completamente excitado, aun dormido.

« Esto me da una idea...» pensó diabólicamente Sanosuke bajando su rostro a la altura del miembro erecto del samurai y comenzando a lamerlo. Sin proponérselo, estaba excitándolo todavía mas y despertándolo placenteramente...

« Esto... No es como otros sueños... Es mas... real?» medito Yahiko sin abrir los ojos, pero dejando que su cuerpo se despertara por completo...

Si, sentía a Sanosuke, o por lo menos el quería que fuera Sanosuke.

« Él me... Ahh...Él... Es él.»

- Sano... – gimió Yahiko, levantando levemente sus caderas.

Sanosuke continuo, tomándolas entre sus manos, para aumentar el ritmo de sus lamidas, volviendo loco a Yahiko.

« Kami... Él me va a...»

- Ah! Ah. Ahhhh... – y con un gemido largo y ahogado Yahiko eyaculo.

Estaba cansado, completamente exhausto y no entendía por que... Por que lo había hecho.

« Él se aprovecho de que estaba dormido... Solo hizo eso.» pensó Yahiko avergonzado.

Se sentó con cuidado en el futón y no se atrevió a mirar a Sanosuke a los ojos. Desvió su mirada a la puerta.

- Yahiko-chan, te gusto? – dijo Sanosuke acercándose al pequeño sin darse cuenta de lo hiriente de sus palabras.

« Solo soy un juguete para él... Un juguete.» concluyo el samurai.

Yahiko se puso de pie sin contestar, evadiendo en todo momento el rostro de Sanosuke.

- Yahiko-chan...?

Camino hasta la puerta, solo cubierto por la chaqueta de "aku" de Sanosuke. La abrió.

- No le digas a Kaoru-san... Kudasai.

Y salió corriendo bajo la lluvia.

Capitulo dos

UN DÍA DE LLUVIA

- OWARI -


"Rurouni Kenshin" © Watsuki Nobuhiro, 1996

"Hasta el fin del mundo" © Emiko Mihara, 2006