El tiempo pasa realmente rápido cuando se esta encerrado en un lujoso cuarto sin ventanas ni puerta, totalmente desconectado del mundo exterior, no sabe si es de día o de noche, no sabe en que año esta, ni siquiera sabe cuánto tiempo a pasado desde que falló en su misión de salvar a la superficie.
Se aferró fuertemente a las mantas carmesí, aun se repetía en su mente los acontecimientos de ese dia, el ruido de las espadas chocando, la voz de Fi diciendo como bajaban sus probabilidades de éxito y la maldita risa de Ghirahim.
Sus ojos ardían al contener las lágrimas, pero no debía de llorar, sabía que cuando el volviera se deleitaría al ver la evidencia que el se había desmoronado otra vez.
Tenía que ser fuete, tenía que mantenerse en pie para cuando pudiera encontrar la forma de escapar y volver al mundo exterior para terminar su misión.
Aunque si de verdad hubiera fallado entonces tal vez no quedaba ningún ligar al cual regresar.
El sonido parecido a cristales chocando lo llenó de un gran temor que fue agravado por los pasos que le siguieron.
-E regresado mi querido niño del cielo ¿Me extrañaste durante mi ausencia?.
No hubo respuesta, sabía que fingir estar dormido no iba a funcionar, pero tampoco quería hablar con el hombre que arruinó su vida.
-Se que hoy me e tardado más de lo habitual pero tienes que entender que tener el privilegio de ser la espada de Demise viene con muchas responsabilidades.
Seguía sin haber respuesta y eso empezaba a molestar al demonio.
-Link, se que suelo ser bastante permisivo contigo, pero cuando hablo quiero que me respondas.
La autoridad en su voz lo hizo temblar, la parte de el que seguía creyendose un caballero le gritaba que se estuviera firme, que no se doblegará ante alguien como el, pero su miedo era mucho mas grande, sabía de lo que era capaz y eso lo aterraba, así que le dió lo que quería.
-Lo siento, Lord Ghirahim.
-Eso esta mucho mejor, incluso usaste mi título completo aunque no te lo pidiera, eres tan complaciente.
Podía se sentir como acariciaba su cabeza como si de su mascota se tratase, aunque muy seguramente era así como el lo veía.
-Ahora que ya estás portandote mejor que tal si te sientas y me muestras tu lindo rostro.
Link realmente no quería salir de debajo de las mantas ni mucho menos moverse pero sabía que tampoco tenía opción.
Con dificultad se movió de su lugar en la cama, algo como esto no sería tan difícil si ese infeliz no le hubiera roto la maldita cadera para asegurarse de que no volviese a caminar en su vida.
Cuando finalmente pudo sentarse quedó frente a frente con su captor, el demonio tenía esa sonrisa de satisfacción en su rostro al verlo así, vulnerable y a su completa merced, tal como el lo quería desde un principio.
-Eso esta mucho mejor, ahora puedo tener una mejor vista de tu cara, te ves tan lindo que de solo verte quiero probar cada parte de ti.
Ghirahim se lamió los labios con hambre mientras lo veía con esos ojos negros en los que ardia la llama del deseo y la perversión.
-Dime mi niño del cielo ¿Me dejarías tener una probada de ti?
Era una maldita trampa, sabía que sin importar que dijera Ghirahim lo tomaría de cualquier forma, pero el quería escucharlo dándole lo que pedía, ver como el héroe elegido por la diosa se dejaba manejar por su enemigo, era un enfermo sádico y Link quería odiarlo... Pero estaba muy cansado para eso.
El cedió a su petición y expuso su cuello, lleno de marcas pasadas que el espíritu de la espada había dejado sobre el para marcarlo como suyo.
La sonrisa de Ghirahim se extendió más dejando ver sus colmillo blancos y más afilados que cualquier arma que haya visto antes.
-Eres tan lindo cuando eres obediente.
Ghirahim lamió su cuello obligando a Link a contener un gemido, no debía dejar que su cuerpo reaccionará, esto no debía ser placentero, debía ser humillante y despreciable.
Las lamidas fueron seguidas por chupetones que dejaban más marcar en su piel, Link ya no pudo contenerse y dejó que los gemidos y quejidos salieran de su boca por este placer enfermizo. Eso pareció incentivar a Ghirahim con su movimiento y antes de que se diera cuenta sus colmillos perforaron su piel.
El dolor que le provocó lo hizo retorcerse intentando liberarse de los brazos de Ghirahim, forcejeo con sus pocas fuerzas pero fue inútil, no podía hacer nada.
No podía con esto, Link dejó de luchar y cedió, como un ciervo moribundo al darse cuenta que no puede hacer nada contra el lobo que lo tiene entre sus fauces.
El antiguo héroe se rompió, finalmente se permitió llorar, lloraba por estar atrapado en esta habitación, lloraba por no poder hacer nada para cambiarlo, lloraba por haberle fallado a Zelda, a la diosa a todos, lloraba porque prefería quedarse atrapado con Ghirahim para siempre antes que lidiar con su fracaso.
El demonio lamió la sangre que brotaba de su herida, pero levantó la vista al escuchar el llanto de su pequeño pajarito enjaulado.
-Oh Link no tienes que llorar, me tienes a mi contigo y mientras te tenga en esta habitación no dejaré que nada te pase, aquí donde ni siquiera la diosa podrá alcanzarte para hacer su trabajo sucio.
Con sus guantes blancos secó las lágrimas de Link y le dio un beso en sus rojas mejillas, luego uno en la frente y finalmente uno en los labios.
El elegido de la diosa no puso resistencia, aunque escapara no podría ir muy lejos con su cadera rota y muy seguramente ni siquiera quedaba un hogar al cual regresar, mientras que en este cuarto tenía todas la comodidades que Ghirahim le daba.
Y el estaba bien con eso, estaba bien con vivir en esta jaula dorada para siempre, sirviendo a los caprichos de Ghirahim y siendo premiado por eso, prefería esta vida que la que le esperaba el el exterior.
Con sus pocas fuerzas levanto sus brazos y se aferró fuertemente a la capa de Ghirahim, temiendo que si lo soltaba desapareciera otra vez en una lluvia de diamante.
-Y Ghirahim no podía estar más satisfecho por eso.
