Este fanfiction es del tipo Yaoi, lo que significa que se describen escenas de amor, romance, sexo y violación entre hombres. Si el tema no es de tu agrado, te pido cordialmente que te retires. Estás avisado, no acepto reclamos.
Hasta el fin del mundo
by Emiko Mihara
Capitulo cinco "JUGUETE"
« Donde... Donde estoy...? » dijo abriendo lentamente los ojos.
Un lugar oscuro... Frío... Solitario...
Todo dentro de él daba vueltas y no había dudas de que su estado había empeorado... Ya no sentía frío... Ahora era un calor abrasador lo que le molestaba y le impedía moverse... Eso y que estaba atado, claro.
« Mis manos...? » pensó tratando de separarlas para comprobar la gruesa soga que las unía... Hizo vanos intentos de zafar sus ataduras, solo consiguiendo lacerar sus muñecas hasta hacerlas sangrar.
« Si tan solo pudiera ver... » dijo percatándose de que no era la habitación lo que estaba en penumbras, si no él mismo a causa de un pequeño trozo de tela que cubría sus ojos marrones...
« KUSO! ... »
- DONDE MIERDA ESTOY! – se transformo su pensamiento en grito, haciendo que las pocas fuerzas que había recuperado, se agotaran en ese instante. Se mareo mucho más que antes, pero a duras penas logro conservar la conciencia. Guardó silencio. Escuchando con cuidado. Alguien tenía que haberlo escuchado... ne?
« Parece que estoy solo... » se resigno, dejando que su cabeza volviera a descansar sobre el suelo de piedra. Oyó un pequeño goteo en medio de la silenciosa nada... Y solo logro percibir un aroma para el conocido antes de regresar a los brazos de la inconciencia.
»»»«««
- Yahiko... Ya... – comenzaba a despertar – YAHIKO! – gritó completamente despierto.
Miro a su alrededor... Seguía en la celda.
« MIERDA! » pensó tratando de sobreponerse. Hizo un claro amague para ponerse de pie, pero una puntada de profundo dolor en la base de su columna hizo flaquear sus fuerzas, haciéndolo caer de bruces contra el suelo.
- Ahh...! Demonios...! – golpeó el suelo con el puño cerrado y limpió con el reverso de su mano las pocas lagrimas que consiguieron escapar de sus ojos a causa del dolor.
Con cuidado de no moverse de más, recorrió su pierna hasta su entrada y con pulso tembloroso la escudriño para comprobar que el sangrado había parado. Consiguió estirarse un poco, hasta alcanzar sus pantalones y con mucho cuidado se los puso sobre la piel maltratada. La tela le raspaba y agravaba las heridas que estaban en carne viva... No había una sola parte del cuerpo que no le doliera... Aunque lo más herido era su orgullo, por supuesto. Saitou había conseguido que Sanosuke hiciera lo que justamente siempre había jurado nunca hacer...: suplicar. El más joven había implorado para que parara... Había llorado... y lo peor era que no había logrado nada con ello...
Había sido humillado por el lobo de Mibu... Y por unos segundos... Que se volvieron eternos... ... Le tuvo miedo... Sintió muchísimo miedo al ver los ojos ambarinos brillar dorados de lujuria... Deseo... Por él... Durante cuanto tiempo el ex Shinsengumi se había sentido así hacia él...? No lo sabía. Pero tenia la horrible certeza de que ahora que lo había poseído... Ahora que lo había probado... No lo dejaría en paz.
- Va a volver... – murmuró temblando imperceptiblemente – Demo... – cerro su puño con fuerza – Voy a estar preparado. – sentenció seguro.
Apretó los dientes con fuerza, lastimándose las encías, pero con ese esfuerzo logro ponerse de pie.
- Tsk... – todo su cuerpo tembló irremediablemente y se recargó en la pared detrás de él para no volver a caerse. Su mirada se posó en la puerta y sin quitarla empezó a caminar. A la mitad del trayecto ya estaba exhausto. Era mucha la fuerza que tenía que hacer para sostenerse, sin caer en el dolor de poner su peso sobre sus piernas completamente. – Tengo que... – dijo separándose poco a poco de la pared mientras sus facciones se deformaban en una mueca de dolor.
« Tengo que aguantar... Para saber si ya encontraron a Yahiko. » y pensando eso dio el primer paso. Y el segundo. Y un tercero. Unos pasos más y ya no sentía dolor.
Salió de la celda y camino por el estrecho y oscuro pasillo guiándose con la pared y los ruidos que creyó reconocer como la calle principal (en donde estaba la jefatura de policía). De todo lo que camino, sin duda la parte más difícil fue la escalera. Tuvo que arrodillarse y subirla en cuatro patas.
- Parezco un perro. – mascullo y sin quererlo en su mente se dibujo el único rostro que no quería volver a ver en toda su vida. Volvió a temblar, deteniéndose a mitad del ascenso. – Maldición. – miro su mano en el aire. Seguía temblando, pero no quiso admitirlo. Al llegar al final de la escalera, pudo ver por la puerta entre abierta que los policías salían corriendo de la estación, mientras una voz fría gritaba ordenes.
- Quiero que lo encuentren. Entendieron? – gritaba Saitou a los que tenía cerca.
- Hai, Fujita-san! – contestaron todos.
Después de unos minutos, todos, incluso el lobo se habian ido.
« Parece que si van a buscarlo... » pensó Sanosuke mientras salía de su escondite, dispuesto a salir de ahí lo más rápido posible.
Una vez en la calle principal, dudo sobre a donde ir. No podía aparecer por el dojo sin haber encontrado a Yahiko. Si iba a la clinica de Megumi, esta le preguntaría que le había pasado y si le mentía diciéndole que se había peleado, de todas formas ella descubriría la mentira al curarlo. Donde ir entonces?
- Mejor vuelvo a casa... Tal vez Katsu-san y los chicos me estén esperando con noticias... – se dijo en un murmullo para si, mientras tomaba la calle que bajaba y se alejaba del centro.
- A UN LADO! CORRANSE! ES UNA EMERGENCIA! – venían gritando Ginji y Shuu, mientras subían por la calle de tierra, esquivando a la gente que se les interponía. Llegaron a una esquina y al doblar no vieron hacia adelante cuando...
/ CRASH / BOMB / AHHH/
- Qué mierda...? – comenzó a decir Shuu, sentado en el suelo masajeándose la cabeza.
- Quién carajo... – empezó a maldecir Ginji, cuando por fin vio con quien se habian chocado – Sano-san!
Desde el suelo y en un muy aparente dolor, lo miraban un par de ojos marrones.
- GIN—JI—- pronunció Sanosuke levantándose lentamente del suelo, mientras sus ojos centelleaban de ira. Le había dolido... y mucho. – PEDAZO DE BOLUDO! QUÉ HACES ACÁ? – exclamó gritando mientras levantaba al chico por el cuello del gi, separando sus pies del piso. – NO SE SUPONE DEBERIAS ESTAR EN EL RÍO? – le gritó zamarreándolo bastante.
- YAMETE SANO-SAN... KUDASAI YAMETE! – gritó el chico tratando de safarse ayudado de Shuu. No se dieron cuenta de que la tarea había sido más fácil porque Sanosuke estaba como ido. Las palabras de Ginji lo habian hecho recordar... otra vez.
- Sano-san... Doushita? – pregunto un Shuu algo asustado por la extraña actitud del luchador. Estaba parado quieto, mirando a la nada.
- Que le pasa? – preguntó el morocho al rubio.
- No lo sé. – respondió sincero. Miró por unos momentos a Sanosuke y resolvió que hacer. Levantó lo que llevaba en la mano hasta el rostro de Sanosuke y consiguió que el brillo regresara a las gemas marrones.
- Nani...? – miro con detenimiento lo que había frente a él. Su chaqueta de "aku".
- La encontramos en un callejón hace un rato... – comenzó Shuu.
- Estábamos corriendo para tu departamento cuando nos chocamos... – termino Ginji.
- Demo... No... No encontraron a Yahiko? – preguntó en un dejo de esperanza. Los chicos se miraron y luego movieron la cabeza en negativa.
- Solo esto... – le entrego la chaqueta a Sanosuke – Gomen Sano-san. – se disculpo Shuu en tono triste. Ginji solo hizo una reverencia.
Después de un suspiro, el luchador se coloco la chaqueta y se disponía a salir corriendo cuando una nueva puntada de dolor le hizo temblar completamente y caer arrodillado en la tierra.
- Sano-san! – gritaron los chicos tomándolo de ambos lados al luchador para que no cayera al suelo.
« Kuso... Por que todavía me duele tanto...» pensó al tiempo que su vista se nublaba.
- Sano-san... Sano-san! – trató de despertarlo Ginji, sin resultado. – Qué le paso? Por que se desmayo?
- Mmhh... Tal vez tuvo una de sus peleas... – concluyó Shuu. Después de todo era Sanosuke del que hablaban... El era y seguiría siendo Sanza.
Lo levantaron lo más que pudieron y lo llevaron hasta el departamento de Katsu. No parecía tener heridas demasiado graves, solo debía de estar cansado.
»»»«««
- DESPIERTA!
/ PAMP /
- AHH! – exclamo Yahiko al sentir la patada en sus costillas.
« Qué...? Quién...? » no conseguía ordenar sus pensamientos. Se sentía mareado y muy débil a causa de la fiebre y la falta de comida. Ya eran tres días desde el ultimo bocado que había probado en el dojo, aunque el joven samurai no supiera cuanto tiempo había pasado exactamente.
- ESTUPIDO DESGRASIADO! – volvió a decir la voz antes de continuar golpeándolo.
El moreno apretaba los dientes y se quedaba callado. Después de varias golpizas había entendido que lo menos aconsejable era gritar o intentar defenderse. Seguía atado y con los ojos vendados, por lo que cualquier movimiento que intentara era respondido con una lluvia de patadas que ni siquiera podía ver.
- Yamero... – dijo una fría voz pero los golpes siguieron – Te dije que pararas!
Yahiko dejo de sentir el dolor de los golpes. Esa voz siempre conseguía parar a su agresor cuando parecía estarse sobrepasando. Aunque Yahiko prefería los golpes a lo que seguía...
- Dejame solo... – siseo la gélida voz.
El samurai escucho pasos alejándose, el ruido de una puerta y luego una llave. Instintivamente tembló al sentir como una mano cubierta por un guante rozaba primero su brazo... Luego su pecho... Su estomago... Siempre era así. Al comienzo siempre lo acariciaba, como comprobando sus "condiciones". Verificando que no estaba roto. Como si fuera un juguete. Si.. Así era como lo trataba... Como a un juguete.
Sintió que lo alzaba en brazos y que lo sentaba sobre sus rodillas, su espalda contra el pecho del extraño, pero no hubo ninguna clase de resistencia por parte del moreno. Sintió los primeros roces de sus labios en su cuello y su espalda, pero no dijo nada. Luego, la caricia ahí, en su entrepierna, comenzando a calentarlo.
- Ah... – gimió sin poder contenerse. Sabía de sobra que contestarle de esa forma era como darle permiso, pero no se detuvo. Mientras el extraño seguía masturbándolo lentamente, podía sentir la lengua en su hombro, lamiendo su piel y la erección por debajo de la tela del pantalón.
La respiración del samurai se hacía cada vez más rápida a medida que se acercaba al éxtasis. Y siempre era igual. Justo cuando se sentía morir, las caricias cesaban. Todo quedaba en silencio. Solo se oía la agitada respiración de Yahiko en la inmensa habitación, como si estuviera solo.
- Queres que siga...? – siseó la voz fría en el oído de Yahiko.
Como no era la primera vez, el moreno sabía que daba lo mismo si contestaba o no. Si decía que si o que no. De todas formas iba a continuar, así que ahorro su saliva y se quedo callado.
El extraño lo empujo despacio, incitándolo a ponerse de pie. Lo volvió a empujar, pero viendo que el chico no caminaba, lo alzo en brazos y lo deposito sobre una cama. Sentándose a su lado, lo tomo de las muñecas y las desató. Sabía de sobra que no era peligroso. El moreno estaba demasiado débil y maltratado como para intentar algo.
« Me desato... » pensó Yahiko sintiendo como sus brazos caían pesadamente a los lados de su cuerpo desnudo. Era la primera vez que tenía las manos libres. Por unos instantes pensó en quitarse la venda de los ojos, pero se distrajo enseguida porque el extraño comenzó a hacer algo que parecía disfrutar: lamer y acariciar el cuerpo del moreno. Mientras su boca repartía húmedos besos en el cuello, sus manos recorrían las caderas delgadas y los abdominales bien desarrollados del "pequeño".
Una sensación increíblemente familiar comenzó a apoderarse del cuerpo de Yahiko.
Las manos del extraño comenzaron a masajear el miembro del moreno otra vez, consiguiendo pequeños gemidos ahogados por una de las manos del chico. Sus besos bajaron cada vez más y su lengua delineo todo el pecho y abdomen, hasta llegar a destino. Yahiko tembló al sentir las caricias de una lengua sobre su hombría. Era como sentir de nuevo la boca de Sanosuke, aunque no de la misma forma. Un grito de cordura logro hacer que el moreno tratara de detenerlas. A tientas busco la cabeza del extraño e intento separarlo de su cuerpo, pero tomándolo de las muñecas, este logro parar los inútiles intentos de Yahiko.
- Kudasai... Yamete kudasai... – dijo débilmente, casi susurrando. Sabía que se estaba arriesgando a que lo golpeara pero, no quería que lo siguiera tocando así.
Las lamidas no cesaron hasta que el cuerpo de Yahiko reacciono como debía, viniéndose, pero sin conseguir ni un solo gemido de parte del moreno.
Tomándolo por debajo del brazo, el extraño alzó de nuevo a Yahiko hasta tenerlo frente a él. Lo acomodo sobre sus piernas y muy lentamente comenzó a bajarlo, penetrándolo al mismo tiempo.
- ... Nh... Ku... – los sonidos carentes de razón salían como murmullos por entre los labios del moreno. Sus manos, guiadas por instinto, se aferraron a los hombros de su agresor. No era la primera vez que lo penetraba, pero no por eso dejaba de ser doloroso.
Muy lentamente lo hizo caer hacia atrás, de nuevo sobre la cama. Era mucho más fácil en esa posición y Yahiko lo agradeció en silencio cuando sintió que el dolor aminoraba, aún cuando las embestidas continuaban.
Comenzaron nuevamente los besos y las caricias. Yahiko se distrajo demasiado con ellas, porque antes de siquiera tener conciencia estaba gimiendo por más. Volvió a ser masturbado, pero esta vez pudo sentir la piel rozándolo.
« Se sacó los guantes... Y también... » logró pensar mientras sus manos recorrían a ciegas la espalda desnuda de quien lo penetraba.
Definitivamente esta vez era diferente a las anteriores... Jamás lo había soltado... Jamás se había quitado ropa... Jamás...
« Me está besando...! » ... Jamás lo había besado...
Finalizado el contacto, sintió esa desagradable sensación de suciedad que tenía cuando el otro terminaba dentro de él. Muy lentamente sintió que el peso sobre él desaparecía y sintió calor humano a su lado, abrazándolo por la cintura.
- ... Queres verme...? – pregunto la voz siseando en su oído y recibiendo un asentimiento en respuesta. Muy despacio la venda se soltó dejando los párpados cerrados de Yahiko al descubierto. - ... Abrí los ojos...
- ... ... VOS! – grito al ver los ojos del que descansaba a su lado.
Capitulo cinco
JUGUETE
- OWARI -
"Rurouni Kenshin" © Watsuki Nobuhiro, 1996
"Hasta el fin del mundo" © Emiko Mihara, 2006
